Está en la página 1de 16

TEMA 2: TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

Hemos señalado en la unidad anterior que nos de los aspectos que trata la filosofía es discernir aquello que
atañe a la naturaleza del conocimiento humano y a sus límites. Esta es un área del conocimiento en el que
algo ha avanzado la ciencia (la psicología) pero en el que muchos de sus desarrollos pertenecen todavía al
campo de la filosofía, por su planteamiento general y radical.

La teoría del conocimiento o gnoseología es la disciplina filosófica que intenta definir qué es el
conocimiento, explicar su proceso de constitución y establecer sus límites y posibilidades.

Aquí trataremos de responder a cuatro de las cuestiones fundamentales:

Qué es conocimiento, sus elementos y los sistemas de representación sensible y conceptual.


Las teorías filosóficas más importantes sobre el origen del conocimiento.
Las posiciones sobre el alcance y los límites del conocimiento.
Finalmente, el tema sobre la veracidad de nuestro conocimiento.

1. DEFINICIÓN DE CONOCIMIENTO.

En la interpretación actual se entiende por conocimiento a la actividad esencial de todo individuo que
consiste en captar y procesar la información acerca de lo que le rodea. El conocimiento, en el caso del
hombre, es una actividad adaptativa relativa al entorno social y cultural.
El acto de conocer es un proceso complejo en el que intervienen aspectos biológicos, cerebrales,
lingüísticos, culturales, sociales e históricos.

2.. ELEMENTOS QUE INTERVIENEN EN EL PROCESO DE CONOCIMIENTO.

El objeto: Es a aquella parte de la realidad que es susceptible de ser captada por nuestras estructuras
cognitivas.
El sujeto. Es quién conoce y su intención es apropiarse mental o intelectualmente de un objeto que antes no
conocía. Posee unas estructuras cognitivas que limitan y configuran sus posibilidades de conocer el objeto
(Los umbrales sensoriales, la estructura de nuestra memoria, imaginación, pensamiento, lenguaje y sus
limitaciones)
Está condicionado además por factores de carácter sociológico, histórico, cultural, práctico, etc.
El conocimiento. Es el resultado del proceso de apropiación intelectual por parte del sujeto del objeto. l acto
de conocer se articula a partir de la interacción entre estos dos elementos.

3. LAS FORMAS Y NIVELES DE REPRESENTACIÓN MENTAL DE LA REALIDAD: DE LA


PERCEPCIÓN AL PENSAMIENTO.

Describimos aquí los distintos procesos cognitivos que permiten al ser humano representar y comprender la
realidad.
Existen dos niveles fundamentales de conocimiento: el sensible y el inteligible. El conocimiento sensible es
un sistema de representación que incluye procesos como la percepción, imaginación y memoria y el
inteligible es un sistema que nos permite comprender los datos de los sentidos aplicando los conceptos que
hacen posible el conocimiento humano simbólico.

3.1. LA PERCEPCIÓN.

La unidad básica de la que parte el conocimiento sensible se llama percepción. Esto significa que lo primario
en la captación de la realidad comienza con la percepción.
Está constituida por dos procesos:
1. La recogida de información (Datos de los sentidos): SENSACIÓN
2. La interpretación y estructuración de ésta: PERCEPCIÓN
1
Al resultado lo denominamos: el PERCEPTO que es resultado de la percepción.

3.1.1. LAS CARACTERÍSTICAS DIFERENCIALES DE LA SENSACIÓN Y LA PERCEPCIÓN.

A través de la activación de los sentidos recibimos información acerca del mundo que nos rodea. El proceso
sensorial es relativamente simple y automático, es decir, los receptores sensoriales se activan en función de
la presencia de estímulos sensoriales.

Los sentidos o receptores son terminaciones nerviosas especializadas en recoger la información (traduciendo
a sensaciones) determinados estímulos que son simples energías físicas (ondas sonoras, electromagnéticas,
térmicas o químicas).

El resultado final son las sensaciones, la captación de ciertas cualidades sensibles de la realidad.
Los sentidos se dividen a grandes rasgos en:
Exteroceptores. Se hallan situados esencialmente en la superficie del organismo, por lo que su función
consiste en captar la estimulación del medio ambiente. Responden, por tanto, a estímulos originados fuera
del cuerpo. Son exteroceptores los cinco sentidos clásicos: vista, audición, olfato, gusto y tacto.

Interoceptores. Se encuentran dentro del organismo; están localizados en los aparatos respiratorio,
digestivo, urogenital y, en general, dentro de las vísceras. Reciben la estimulación interna, tal como el calor
o el frío de los órganos corporales. Su respuesta consiste esencialmente en alteraciones viscerales. Gracias a
ellos obtenemos sensaciones de hambre, sed, bienestar, etc.

Propioceptores. Están situados en los músculos, tendones, articulaciones, etc. Básicamente controlan las
respuestas musculares. Nos permiten andar, dominar el equilibrio del cuerpo, etc. Nos informan de los
movimientos de esfuerzo del cuerpo (sentido cinestésico); de la posición de los miembros (sentido de
equilibrio); de estado de nuestro bienestar o malestar del cuerpo (sentido cenestésico).

Nociceptores. Se encuentran repartidos por todo el organismo. Reaccionan primordialmente ante estímulos
nocivos, transmitiendo al cerebro sensaciones de dolor.

La percepción, por su parte, consiste en una organización de datos sensoriales, que nos permite tener
conciencia de los objetos atribuyéndoles consistencia y cualidad.
Teniendo en cuenta que cada uno de los sentidos es totalmente distinto y aislado de los demás y no hay
ninguna comunicación entre ellos, se precisa del sentido superior de la percepción para poder articular y
unificar la pluralidad de estas cualidades sensibles captadas por los diversos órganos. Sin esta función
reguladora y articuladora de la percepción, la realidad externa se mostraría como una mezcla abigarrada de
cualidades sensibles, o como un mosaico inconexo de fenómenos físicos.

El proceso perceptivo es mucho más activo y complejo que el sensitivo desde el punto de vista psicológico;
la persona, busca y estructura sus percepciones implicando a la vez procesos cognitivos emocionales,
interpretativos y evaluativos que se asocian a esas percepciones. Así, podríamos decir que, mientras en el
primer caso la persona "capta" pasivamente sensaciones, en el segundo la persona "percibe" activamente su
entorno.

3.1.2. LOS TEÓRICOS DE LA FORMA O GESTALT.

Los sicólogos de la Gestalt tuvieron una gran importancia por sus contribuciones al estudio de la percepción,
definiendo una serie de principios de organización perceptiva que permiten captar de forma integral estas
totalidades o gestalts. La percepción es la unidad básica del conocimiento sensible y consiste en someter a

2
una unidad los datos aislados provenientes de los sentidos. No percibimos datos aislados sino unidos en
estructuras. ¿Cuáles son estas estructuras o leyes perceptivas?

La ley de la figura-fondo:
Sostiene que el proceso perceptivo remite a un mecanismo básico según el cual tendemos a destacar siempre
una figura sobre un fondo que la envuelve. Esta estructura es innata y la más elemental en la organización de
los datos sensoriales.
La figura tiene forma pronunciada, contornos precisos, parece adelantarse hacia el sujeto… El fondo
presenta los caracteres contrarios, su forma es desdibujada, es más indiferenciada, aparece detrás, sus
colores son más mates.

La ley de la buena forma o pregnacia


Llamada también ley del agrupamiento remite a un principio de organización de los elementos que
componen una experiencia perceptiva y que los gestaltistas llamaron pregnancia (Priignanz). Este mecanis-
mo consiste en articular el todo perceptivo de manera que sus partes se integren de la forma más simétrica y
sencilla. Uno de los principios básicos de la Gestalt es que la forma percibida es una propiedad emergente
que no es intrínseca de los componentes de un objeto. En la percepción hay más de lo que está al alcance de
los sentidos.

La ley de la buena forma se rige por una serie de principios básicos:

Proximidad: explica la tendencia a integrar en una misma imagen o configuración los objetos o estímulos
más próximos como formando parte de ella. En la primera figura vemos tres agrupaciones y no seis líneas

Semejanza: Nuestra mente en ausencia de una ley de organización perceptiva más eficaz agrupa los
elementos similares en una entidad. En el ejemplo, es más fácil ver la imagen formada por seis líneas
verticales que por otras tantas horizontales.

Continuidad: Tendemos a percibir como unidos los estímulos que guardan una cierta continuidad o que
mantienen un patrón. Es decir, percibimos los elementos continuos aunque estén interrumpidos entre sí.
3
Cierre: permite ignorar determinados "vacíos" para completar una figura. Decir que esto es un triángulo
supone obviar la discontinuidad, los espacios, en vez de decir que son 3 ángulos.

Otra ley es la de la constancia perceptiva: tendencia a percibir los objetos estables e invariables pese a los
cambios sensoriales que se experimentan. Mientras se producen cambios importantes en el plano de la
estimulación, no se produce alteración paralela en la apreciación de las cosas.

CONCLUSIÓN: La percepción es lo que nos permite dotar de sentido a las sensaciones. Lo que
percibimos no es simplemente un conjunto de cualidades sino objetos que tienen significado para nosotros.
Percibir consiste en captar algo tan sencillo como una manzana, una casa… y no simples cualidades
inconexas.

3.2. MODOS DE REPRESENTACIÓN: LA IMAGINACIÓN Y LA MEMORIA.

Nuestro modo de representación, aunque surge con la percepción, no se reduce solo a ella porque poseemos
otras facultades sensibles que amplían nuestras posibilidades de representación. Estos otros procesos
representativos son la imaginación y la memoria. La huella que dejan las imágenes nos permiten tener una
representación sensible de los objetos sin tener que percibirlos directamente. La imaginación va a fijar y
reproducir y combinar estas imágenes en ausencia de los objetos que las produjeron (sin hacer referencia al
tiempo) y la memoria va a tener la capacidad de almacenaje, presencia, utilización y evocación de esas
imágenes.

3.2.1. LA IMAGINACIÓN.

La imaginación podemos definirla como la capacidad de conservar y reproducir las impresiones sensoriales
y perceptivas en ausencia de sus objetos.

Con la imaginación la vida psíquica adquiere mayor amplitud en ausencia de los objetos de la sensación y
percepción. Fundamentalmente consiste en formar representaciones de objetos, situaciones o afectos, etc. en
ausencia de estos.

4
La “fijación” y “conservación” de las imágenes en la mente, es la primera condición requerida para poder
“reproducir” las impresiones sensibles recibidas a través de la percepción.
La actividad imaginativa se caracteriza por la capacidad de crear mundos fantásticos íntimos y propios
donde el sujeto es generalmente el protagonista y donde no existe ni límites ni restricciones de ninguna clase
para el impulso de su libertad.
Los orígenes del estudio de la imaginación datan desde las reflexiones filosóficas. Es solo hasta finales del
siglo XX y principios del presente siglo que la imaginación se toma como desafío para la investigación
psicológica y neurocientífica, y los métodos conjuntos de neuroimagen y conductuales permiten vislumbrar
hipótesis de cómo el cerebro imagina.

3.2.2. DISTINCIÓN ENTRE IMAGEN Y PERCEPCIÓN:

La imaginación tiene semejanza con el proceso de percibir. No obstante, la primera no se limita a la


segunda. Es decir, la imaginación toma elementos antes percibidos y experimentados, y los transforma en
nuevos estímulos y realidades
La imagen es la reproducción de contenido de una percepción en ausencia del objeto que la provocó. Se
distinguen normalmente la imagen y percepción por:
La intensidad: La imagen es más débil que la percepción.
Abundancia de detalles: La percepción directa es más completa.
Las percepciones nos dan los objetos como independientes de nosotros. Las imágenes están más a nuestra
disposición.

Además del grado de fidelidad, control consciente, y carga afectiva que las imágenes poseen, también tienen
el poder de generar nuevas sensaciones: recordar un chiste hace sonreír, tararear una melodía hace seguir el
ritmo con los pies...

3.2.3. LA MEMORIA

La memoria es la capacidad de reproducir y traer al presente de la conciencia los hechos o acontecimientos


pasados en cuanto pasados.
La referencia al pasado es esencial en la memoria y es lo que la distingue de la imaginación. La memoria es
de extrema importancia ya que es la que permite el aprendizaje humano, está en estrecha relación con el
pensamiento, la motivación y la afectividad y de ella depende algo esencial que es la vivencia de nuestra
identidad personal. Pensemos por un momento cómo la enfermedad del alzheimer destruye de manera
irreversible nuestra identidad.
La memoria es el resultado de las conexiones sinápticas repetitivas entre las neuronas, lo que crea redes
neuronales . El acto propio de la memoria es el recuerdo.
Hay diferentes formas de recuerdo: el reconocimiento, la reproducción de algo aprendido, o el
reaprendizaje (ahorro que se produce al tener que aprender algo aprendido con anterioridad).

3.2.4. EL PENSAMIENTO Y EL CONCEPTO


Hemos señalado que la percepción nos permite tener una representación mental de los objetos del exterior,
pero solo la inteligencia nos permite saber lo que son estas representaciones (un gato, una manzana, un
hombre). Esta operación de reconocer y comprender nuestras representaciones lo hacemos mediante los
conceptos.

3.2.5. EL CONCEPTO COMO REPRESENTACIÓN UNIVERSAL.


En la percepción se captan siempre realidades singulares, objetos individuales. Percibimos esta manzana que
tengo entre las manos con sus colores y forma que la distinguen. Estamos hablando, igualmente, con nuestra
amiga Isabel con sus rasgos y características tan personales que la hacen inconfundible. Pero conocemos lo
que son estas realidades cuando somos capaces de clasificarlas, es decir de aplicarles una estructura
intelectual llamada concepto.

5
Los conceptos son construcciones o imágenes mentales, por medio de las cuales comprendemos las
experiencias que emergen de la interacción con nuestro entorno.

Estas construcciones surgen por medio de la integración en clases o categorías que agrupan nuestros
conocimientos y experiencias nuevas con los conocimientos y experiencias almacenados en la memoria.
Comprender exige pues clasificar.

Lo que se conoce como cosa individual se designa con un nombre propio, no mediante conceptos. El
concepto surge de la necesidad de generalizar, o clasificar los individuos y las propiedades de los casos
concretos conocidos en la experiencia agrupando las cosas o los aspectos y cualidades comunes por sus
semejanzas y diferencias. Este mecanismo de identificación y de clasificación de objetos y
acontecimientos nos permite conferir estabilidad a un entorno desestructurado, diverso y cambiante.
Es una herramienta poderosísima y simplificadora de nuestra actividad de conocimiento.

El concepto como representación abstracta.

Gordo / delgado

Los conceptos son construcciones universales aplicables a objetos que tienen características similares.
Representan una pluralidad de cosas o individuos mediante rasgos comunes a todos ellos. Así, el concepto
hombre o mujer separa y retiene los rasgos comunes a todos los individuos de la especie. En él no se
incluyen los rasgos característicos de Isabel y Antonio, su color de ojos, su altura…

En los conceptos cabe distinguir una doble dimensión:


La comprensión (la connotación) que es el conjunto de rasgos o notas características que definen al objeto
que hacemos referencia. ej: las cualidades constitutivas del mamífero son: reproducirse por cría viva,
alimentarse, en la primera edad de leche y tener sangre roja y caliente.
La extensión (denotación) que es el conjunto de individuos a los cuales es aplicable el concepto. No todos
los conceptos poseen la misma extensión. El concepto, animal, es más extenso que el concepto hombre y
menos extenso que el concepto de viviente.

P1 Todos los seres humanos son animales.


P2 Todos los animales son seres vivos.
C Todos los seres humanos son seres vivos

Hay una ley lógica que relaciona estos aspectos y que dice que “cuanto mayor es la extensión menor es la
comprensión de un concepto”. La comprensión y extensión de los conceptos están en razón inversa la una
respecto de la otra. Es decir, a mayor comprensión menor extensión y viceversa.

¿CÓMO SE FORMAN LOS CONCEPTOS?

Hay diferentes explicaciones acerca de la formación de los conceptos por el entendimiento humano.
Tradicionalmente la abstracción es una teoría del conocimiento que se remonta a Aristóteles y que después
retoma S. Tomás.

La abstracción es la operación mental consistente en separar los rasgos comunes a una pluralidad de
individuos prescindiendo de los rasgos que no son comunes.

6
Este proceso requiere la estrecha cooperación entre los sentidos y la inteligencia. ¿Resumamos cuáles son
principales pasos de este proceso?

1. En primer lugar, las percepciones sensibles nos ponen en contacto con las realidades particulares:
este perro, esta casa, este hombre…
2. En un segundo momento, con los datos de las percepciones sensibles la imaginación y memoria
elabora una imagen o "phantasma" de los mismos. Tanto la imaginación como la memoria son
todavía facultades sensibles cuya función es la de crear una imagen o huella mnésica de lo que
percibimos.
3. En tercer lugar, sobre las imágenes sensibles o "phantasmas", que son concretas y particulares, actúa
el entendimiento abstrayendo, es decir, despojando, separando, quitando lo que estas imágenes tienen
de particular y quedándose solo con una representación universal de las mismas, es decir, con el
concepto. “Abstraer” significa, eliminar los detalles particulares separando y reteniendo solo los
rasgos comunes o universales de los objetos. Cuando tenemos el concepto de algo lo que hemos
hecho ha sido clasificarlo y comprenderlo.

La inteligencia humana, en este proceso, se ve obligada a prescindir de unas determinadas propiedades de


los objetos para considerar sólo aquellas que son esenciales. Por ejemplo, para poder formar el concepto de
triángulo, debemos separar aquellas propiedades que diferencian a los triángulos entre sí (sus áreas, las
longitudes de sus lados, el ser equilátero, isósceles o escaleno, etc.) de aquellas otras que lo definen, es decir,
de aquel conjunto de propiedades que simultáneamente convengan a todos los triángulos y sólo a ellos (en
este caso, el ser un polígono y el tener tres lados).

Resumen: El concepto se caracteriza por ser una representación mental o intelectual, por ser el resultado de
la Abstracción, por ser distinto a la imagen (la cual es captada por medio de los sentidos), por
proporcionarnos la esencia del objeto y por ser una estructura mental (o forma mental) universal, inespacial,
intemporal e independiente del sujeto.

3.2.6.. LAS OTRAS OPERACIONES DE LA MENTE: PROPOSICIONES Y LOS RAZONAMIENTOS.

Existen otras dos facultades del entendimiento que son los juicios (proposiciones) y los razonamientos.

El juicio es el acto mental que consiste en unir dos o más conceptos con el fin de afirmar o negar algo. El
producto de realizar juicios se denomina proposiciones que tienen la propiedad de ser verdaderas o falsas
en la medida que afirman o niegan algo.

Los enunciados <<la tierra se encuentra en el centro del universo>>, <<el oxígeno es un metal>> son
proposiciones. Las expresiones: <<no está permitido fumar>>, ¿vendrás mañana?, no son proposiciones.

Los razonamientos consisten en extraer proposiciones nuevas a partir de otras proposiciones ya conocidas,
en las que actúan unas como premisas y otras como conclusión. La ciencia que se encarga del estudio de
los razonamientos formalmente válidos es la lógica.

4. TEORÍAS FILOSÓFICAS SOBRE EL CONOCIMIENTO


A partir de la filosofía moderna (Descartes 1596-1650 el problema de reflexión filosófica más importante
será el de justificar el conocimiento humano y establecer sus límites. Las cuestiones que se van a plantear
las vamos a resumir en estas tres:
1. ¿Cuál es el origen del conocimiento?
2. ¿Qué facultades intervienen? La razón, los sentidos, ambos… ¿Cómo se valoran?
3. ¿Siguiendo qué método? Se trata de saber cuáles son los pasos a seguir para obtener un conocimiento
válido.

7
Las distintas teorías filosóficas que se han desarrollado se pueden clasificar en tres corrientes fundamentales:
el racionalismo, el empirismo y el criticismo.
4.1. EL RACIONALISMO

Los filósofos racionalistas, con los que se inicia la filosofía moderna, dominarán el panorama intelectual
europeo de los siglos XVII y XVIII, junto con el empirismo. Van a tener una enorme confianza en los
poderes de la razón para fundamentar el conocimiento. Para ellos el conocimiento tiene su origen en la
razón, sólo ella es capaz de extraer la verdad de la realidad.
Esto les va a llevará a infravalorar el conocimiento sensible ya que la información que nos proporcionan los
sentidos es muchas veces confusa.

“Es cosa para mí manifiesta que los cuerpos no son propiamente conocidos por los sentidos ni por la
facultad de la imaginación, sino por el entendimiento solo y que no son conocidos porque los vemos y los
tocamos, sino porque los entendemos o comprendemos por el pensamiento”. R. Descartes, Meditaciones
metafísicas, Tercera meditación

Solo la razón, por tanto, puede descubrir la verdad y esto de manera natural ya que posee una serie de ideas
innatas que coinciden con la realidad.
Estos filósofos parten del presupuesto común de la existencia de ideas innatas en la mente humana (puestas
por Dios en mí y formando parte constitutiva de la mente)
De tal forma que poseeríamos una serie de ideas o principios evidentes a la mente que se corresponderían
automáticamente con la realidad. Estas ideas innatas serían tan evidentes, claras y distintas, que no
podríamos dudar de ellas. Su verdad está garantizada.
Ahora bien, lo más característico de los sistemas racionalistas fue la adopción del modelo de las
matemáticas para la construcción del saber. Los racionalistas fueron influenciados por el modelo de
razonamiento matemático, un modelo de claridad, certeza y deducción ordenada. Querían construir un
sistema deductivo capaz de aumentar nuestra información sobre el mundo: Partiendo de las ideas innatas, y
mediante el razonamiento, podrían derivar todo cuanto se puede saber acerca de la realidad.
Pero esto supone algo importantísimo y es que existe una concordancia absoluta entre nuestro pensamiento y
la realidad.

Esta suposición le parece una arrogancia al filósofo español Ortega y Gassset:

“¡Qué petulancia mañanera hay en esas magníficas palabras de Descartes! Ya lo han oído ustedes: … Este
hombre nos asegura que en el Universo no hay arcanos, no hay secretos irremediables ante los cuales la
humanidad tenga que detenerse aterrorizada e inerme: El mundo que nos rodea va a hacerse transparente a
la mente humana hasta sus últimos entresijos… El mundo de la realidad y el mundo del pensamiento son –
según esto- dos mundos que se corresponden… Puede, pues, el hombre con su razón hundirse tranquilo en
fondos abisales del Universo seguro de extraer al problema más remoto y al más hermético enigma la
esencia de la verdad. J. Ortega y Gasset, Historia como sistema, Obra completa, vol.6, pag.15.

4.1.1. La duda metódica cartesiana y la búsqueda de una verdad absoluta.

Hay un texto de referencia de R. Descartes, la duda metódica, en el que expone una estrategia para llegar a
una verdad absolutamente segura que supere el punto de vista de los escépticos que no creen que esto sea
posible. El texto trabaja con los siguientes supuestos:

a) En primer lugar, podemos suponer que los sentidos algunas veces nos engañan y que por lo tanto no
son del todo fiables. “¿Quién no se ha equivocado al apreciar “una torre, que de lejos me había parecido
redonda, y de cerca aparecía cuadrada”?
Pero, aunque los sentidos nos puedan engañar alguna vez, no parece razonable que dudemos de nuestras
percepciones actuales. ¿Quién puede poner en cuestión de que ahora estoy en mi habitación leyendo los
apuntes de filosofía?

8
b) Descartes añadirá un segundo supuesto que consiste en la dificultad que tiene el hombre para distinguir
la vigilia del sueño.
Este supuesto hace que no podamos estar seguros ni siquiera de nuestras percepciones actuales porque
podríamos haberlas soñado. Los humanos en ocasiones soñamos con gran viveza situaciones que al
despertar descubrimos que no tienen existencia real.
En esta situación parece que lo único que queda a salvo son las verdades matemáticas porque soñemos o
estemos despiertos estas proposiciones son siempre verdaderas.
c) Pero Descartes aduce un tercer motivo de duda, la existencia de un genio maligno, o un Dios que nos
engaña siempre que pensamos estas verdades. La duda se convierte entonces en hiperbólica, o exagerada.
¿Cómo encontrar en esta situación algo de lo que podamos estar seguros? Algún conocimiento que nos sirva
de punto de partida para ir construyendo el saber.

“Cierto que hay no sé qué engañador todopoderoso y astutísimo, que emplea toda su industria en burlarme.
Pero entonces no cabe duda de que, si me engaña, es que soy; y, engáñeme cuanto quiera, nunca podrá hacer
que yo no sea nada, mientras yo esté pensando que soy algo. De manera que tras pensarlo bien y examinarlo
todo cuidadosamente, resulta que es preciso concluir y dar como cosa cierta que esta proposición: yo soy, yo
existo, es necesariamente verdadera, cuantas veces la pronuncio o las concibo en mi espíritu”. R. Descartes,
Meditaciones metafísicas. 2ª. p. 23

La duda metódica nos ha ayudado a encontrar una verdad, la primera del sistema cartesiano: “Pienso luego
existo”, capaz de fundar la objetividad de nuestro conocimiento y resistir al argumento más corrosivo de los
escépticos.

Nota: Los autores racionalistas más importantes de la historia son:


Filosofía moderna: R. Descartes (1596-1650) B. Espinoza (1632-1677) G.W. Leibniz (1646-1716)
Filosofía contemporánea: G.W.F. Hegel (1770-1831)

4.2 EL EMPIRISMO.
El empirismo puede considerarse como una reacción a las tesis de los filósofos racionalistas sobre el
conocimiento. En cuanto al origen de nuestras ideas los empiristas negaron la posible existencia de ideas
innatas a la mente que todos tendríamos al nacer. Si tal fuese el caso, argumenta Locke, entonces también
las conocerían los niños y los retrasados mentales. Pero no sucede así, ellos desconocen por ejemplo el
principio de no-contradicción.
Para los empiristas el conocimiento tiene su origen en la experiencia sensible, sólo es válido cuando
proviene de los sentidos. El papel de la razón es muy importante, pero es imprescindible que se ciña a lo
percibido para no caer en especulaciones e ilusiones. Así pues, todo lo que la mente tiene se origina en la
experiencia. Locke indica, que, al nacer, la mente es como un papel en blanco que se va llenando con los
datos de la experiencia

Las ideas tienen su origen en la experiencia y estas pueden ser: ideas simples o ideas complejas. Las
primeras serían como los átomos del conocimiento y las segundas como las moléculas compuestas de
átomos. Las ideas complejas surgen de la asociación y combinación de las ideas simples. Estas leyes de
asociación son:

La ley de la semejanza: imágenes parecidas tienden a asociarse. Semejanza en la forma, color, estructura,
valor…
La ley del contraste: imágenes contrarias tienden a asociarse (blanco-negro, alto-bajo…)
Ley de la contigüidad espacio-temporal: Objetos percibidos en un mismo lugar o que guarden relación
temporal tienden a reproducirse juntos. Aquí entraría la relación causa-efecto tan importante en el
conocimiento.

El método que propugnaron para el conocimiento de la realidad fue el método inductivo ya que este parte de
la observación y de la experiencia para establecer las leyes explicativas de la naturaleza. No encuentran
adecuado lo que hacían los racionalistas que derivaban todo el saber de principios evidentes y procedían

9
después deductivamente. La validez y la superioridad del conocimiento basado en la experiencia, según
estos autores, se sustentan en que podemos examinar o confirmar nuestras afirmaciones contrastándolas con
la información que nos proporcionan nuestros sentidos.
Ahora, respecto a la validez del conocimiento así alcanzado, D. Hume que es el más escéptico de todos,
afirma que nunca es estrictamente universal ni necesario, sino que queda reducido a una simple creencia
basada en el hábito o la costumbre. Este escepticismo pesimista de Hume considera que hay que limitarlo al
conocimiento porque en los aspectos cuotidianos de la vida hay que dejarse guiar por el sentido común y
moral
“Yo como, juego una partida de chaquete, charlo y soy feliz con mis amigos; y cuando retorno a estas
especulaciones después de tres o cuatro horas de esparcimiento, me parecen tan frías, forzadas y ridículas
que no me siento con ganas de profundizar más en ellas” D. Hume, Ensayo sobre el entendimiento humano.
Libro I, parte 4ª. sección 7ª. p. 269

Nota: Los autores con un enfoque empirista más importantes de la historia son:
Filosofía antigua: Aristóteles (384-322 a.C.)
Filosofía moderna: J. Locke (1632-1704), G. Berkeley (1685-1753) D. Hume (1711-1776)
Filosofía contemporánea: el positivismo de A. Compte (1798-1857) y los filósofos neopositivistas en el Siglo
XX.

4.3 EL CRITICISMO.

Teoría del conocimiento desarrollada por el filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804) que representa un
intento de superación de las dos corrientes anteriores.
Kant muestra la unilateralidad tanto del enfoque racionalista como empirista acerca del conocimiento
científico. Su teoría recoge elementos de una y otra doctrina, pero rectificándolos profundamente y haciendo
una síntesis original.
 El racionalismo tiene razón en insistir en los aspectos a priori del conocimiento; pero, está en un
error al defender que existan ideas innatas que nos informen sobre la realidad. No poseemos tales
ideas, el saber no se puede construir dogmáticamente (sólo desde la razón o mente humana). Esto es
simplemente una ilusión que hay que desterrar. El saber se origina en la experiencia.
 El empirismo, por otro lado, tiene razón en mostrar la importancia de la experiencia, pero cae en el
error de reducir el conocimiento a la experiencia. No se da cuenta que los datos de la experiencia
son estructurados o conformados por nuestra mente.

Su afirmación básica es que nuestro conocimiento para ser válido tiene que partir de la experiencia, pero hay
algo más que los meros datos de los sentidos.

¿Qué es ese algo más tan importante?


Son las estructuras cognitivas a priori de nuestra mente mediante las cuales organizamos y damos sentido
a los datos que provienen de la experiencia.

Conocimiento es  Datos de la experiencia


una síntesis
(Unificación y  Estructuras a priori del
ordenación) de sujeto
los

El conocimiento será, por tanto, el resultado de la síntesis (ordenación) de los datos obtenidos por medio de
los sentidos realizada por las facultades cognitivas que son la sensibilidad, el entendimiento y la razón.
Cada nivel irá integrando esos datos para procesarlos, comprenderlos y razonarlos.

10
5. ¿CUÁLES SON LOS LÍMITES DEL CONOCIMIENTO HUMANO?
Esta es la segunda cuestión fundamental a la hora de establecer qué podemos conocer y encontraremos tres
posturas básicas:
5.1 EL DOGMATISMO.

Vamos a distinguir entre el dogmatismo gnoseológico que afirma la capacidad del intelecto humano a
alcanzar la verdad y dogmatismo como actitud de intolerancia.

a) El dogmatismo gnoseológico (conocimiento) afirma que la capacidad intelectual es suficiente para


conocer la realidad tal como es por lo que se pueden establecer verdades universales y absolutas,
totalmente ciertas e indudables. El dogmático tiene la pretensión de que la verdad es independiente de las
personas o grupos que la piensan, o en una forma más lógicamente menos restrictiva, la pretensión de que
existen algunos hechos objetivos en los que existe acuerdo universal.
Plantea, por lo tanto, una visión muy optimista sobre las capacidades humanas del conocimiento científico.
Uno de los filósofos que podemos considerar como dogmáticos del conocimiento humano sería Descartes y
los racionalistas ya que confiaban plenamente en que la razón humana, a través de un método correcto,
podía acceder a la Verdad.
Esta postura que tiene una confianza total en las posibilidades de la razón humana se considera una
postura ingenua que ha sido criticada por numerosos filósofos. Por ejemplo Kant afirma que es dogmática
la posición de los filósofos que no han hecho una crítica de las limitaciones de las facultades humanas.

b) Ahora bien hay una manera general de entender el dogmatismo más bien como una actitud de quien
tiende a imponer una doctrina o unos valores sin pruebas suficientes y sin admitir discusión. La razón
dogmática, se convierte entonces en la pretensión de llegar a un conocimiento de la realidad y a unos
sistemas de valores absolutos y necesarios, con la consiguiente intolerancia ante las opiniones o códigos de
valor diferentes y la perturbación de la convivencia que de ello se deriva.
La cuestión es que el dogmatismo anida en las más diversas actividades humanas: religión, política o
economía son sólo la punta de lanza de una actitud atávica, quizás arraigada en nuestro propio cerebro
que piensa las cosas en blanco y negro, sin ver los colores grisáceos.
Como actitud personal, el dogmático tiende a decir en todo la palabra definitiva, y a no tolerar
contradicción alguna. Es una actitud de quien se cree en posesión de la verdad y trata de imponerla a los
demás. Como es lógico, el dogmático de pura cepa es, por eso mismo, intolerante. Y es, en consecuencia,
una persona con la que se hace muy difícil convivir.
En su origen (del latín dogma, y este del griego δόγμα) el término podía significar una norma o decreto
emitido por una autoridad, o una opinión característica de una escuela filosófica. Con el crecimiento de la
autoridad de la Iglesia Católica, la palabra adquirió el que ahora es su significado más usual, dogma
teológico o dogma de fe, del que derivan -por analogía- el resto de los usos habituales. La enseñanza de un
dogma o de doctrinas, principios o creencias de carácter dogmático se conoce como adoctrinamiento.
Las actitudes dogmáticas son especialmente peligrosas en el campo de la política, de la religión y de la
educación porque conducen al fanatismo, al adoctrinamiento y a la intolerancia. Estos rasgos es interesante
estudiarlos también desde el punto de vista psicológico y no solo social.
Pero no saquemos conclusiones precipitadas al pensar que todos los dogmáticos filosóficos contienen estos
efectos colaterales que hemos enumerado porque en realidad una gran mayoría de filósofos han mantenido
una postura dogmática moderada sobre la posibilidad de un conocimiento de la realidad y de la verdad. Así
nos encontramos con Aristóteles, S. Tomás, Descartes, Leibniz, Locke, Hegel, Marx…

11
5.2 EL RELATIVISMO.

El relativismo afirma que no existen verdades objetivas y absolutas.


Que las verdades sean relativas significa que un juicio es verdadero dependiendo de las condiciones o
circunstancias en las que ha sido formulado: dependiendo del ser humano que lo formula, la sociedad en que
vive, el momento histórico, etc.
Cada afirmación es dependiente (relativa) a un contexto o estructura que la condiciona. No se niega que
exista la verdad, lo que se niega es que esta sea absoluta, ahistórica y eterna.
Es conveniente distinguir diferentes formas de relativismo: el cognitivo, el moral, cultural…
El relativismo comenzó en filosofía con los Sofistas que eran los filósofos ilustrados del siglo V, llamado
siglo de oro de Atenas, que poseían la habilidad oratoria y eran capaces de enseñarla. Los sofistas, en este
sentido, eran profesores de retórica, y la enseñaban a los jóvenes de las buenas familias. El dominio de la
retórica, que es el arte del convencimiento, era muy importante si querías salir ganador en las Asambleas o
Juicios públicos de una democracia directa como la Ateniense.
Los Sofistas mantuvieron posiciones relativistas tanto en el conocimiento como en la moral.

Protágoras (480-410 AC) (el más importante de ellos) formuló la siguiente sentencia: "El hombre es la
medida de todas las cosas". No hay criterio absoluto para determinar lo verdadero de lo falso. El criterio
único es el hombre individual. El conocimiento depende de la sensación y esta difiere de unas personas a
otras. El mismo viento puede parecer frío a uno y tibio a otro. Lo mismo ocurre en el terreno moral: si yo
creo en Dioses los dioses existirán si no creo en ellos entonces no existirán.
Igualmente defendieron el relativismo moral, de las costumbres y leyes. En este periodo los helenos tuvieron
múltiples contactos con otros pueblos a través del comercio, la colonización o las guerras. La manera de
vivir de los diferentes pueblos y “polis” se recibía con mucha curiosidad. Había costumbres y leyes morales
y políticas muy diferentes entre ellas. No había ni unanimidad sobre lo que es bueno, justo y loable entre las
diferentes ciudades y culturas. De ahí llegaron a la conclusión de que las costumbres y las leyes morales y
políticas eran relativas o convencionales. Que las leyes y las costumbres sean convencionales significa que
dependen de la cultura de cada pueblo. Así los Sofistas disolvieron la creencia en un origen divino de las
leyes.

El relativismo puede ser subjetivo (en cuanto que sostiene que la verdad puede ser distinta para cada
individuo) o social como es el sentido que recoge la filosofía de la ciencia actual en la medida que el
conocimiento es hijo de una época, de determinados paradigmas que serán reemplazados por otros a venir;
en donde no existe, por tanto, ni un conocimiento ni una verdad ni una ciencia definitiva.

5.3 EL ESCEPTICISMO.

“El escepticismo tiene por función ser peligroso. Es un desafío a las instituciones establecidas. Si
enseñamos a todo el mundo, incluyendo por ejemplo a los estudiantes de educación secundaria, unos
hábitos de pensamiento escéptico, probablemente no limitarán su escepticismo a los ovnis, los anuncios de
aspirinas y los profetas. Quizá empezarán a hacer preguntas importantes sobre las instituciones
económicas, sociales, políticas o religiosas. Quizá desafiarán las opiniones de los que están en el poder.
¿Dónde estaremos entonces?”. Carl Sagan. El mundo y sus demonios. Sobre el escepticismo.

El escepticismo es conceptualmente cercano al relativismo, aunque éste llega más lejos: no sólo es
imposible establecer verdades absolutas, sino que no se puede llegar a conocer certeramente ninguna verdad.
El término griego skepsis significa “examinar cuidadosamente”.

Defendida por los filósofos escépticos de la antigüedad de quienes se decía que "no afirmaban nada, solo
opinaban". El escepticismo como doctrina filosófica tiene dos aspectos: Uno teórico y otro práctico.
Desde el punto de vista teórico, el escepticismo es una doctrina del conocimiento según la cual no hay
ningún saber firme, ni puede encontrarse nunca ninguna opinión absolutamente segura.
Pirrón de Elis, fundador de este movimiento, declaraba que no se puede conocer lo que las cosas son sino
solo su apariencia ya que nuestros conocimientos proceden de la sensación y de la imaginación (fantasía).

12
Solo nos es accesible la apariencia de las cosas y no es posible inferir de los datos de la apariencia lo que las
cosas sean realmente. La realidad es ella misma impenetrable.
Las doctrinas de los filósofos sobre la realidad son tan diferentes y a veces tan opuestas, pensaban los
escépticos, que es mejor abstenerse de añadir una nueva lo que crearía todavía mayor confusión. La
alternativa en esta postura es la suspensión del juicio, no adoptar ninguna posición sobre cómo son las
cosas. Es conveniente disolver los problemas que no tienen solución.

Los escépticos no es que no les gustase hablar sobre sus propias opiniones lo que no consideraban correcto
era “pontificar” sobre las cosas. Por ejemplo, yo puedo opinar que correr todas las mañanas media hora
antes de ir al trabajo me sienta bien, pero, no puedo saltar a la afirmación de que el correr es bueno. Por esto
lo mejor que podemos decir, en muchas situaciones, es: “Esto me parece así” y no “esto es así.
Respecto de la moral y las costumbres se produce algo similar, todos pontifican sobre lo que está bien o mal:
para unos es el placer, para otros la serenidad que da extirpar las pasiones… No podemos conocer lo que es
el bien, no hagamos juicios de valor, aceptemos las circunstancias.
El reconocimiento de nuestros límites produce una transformación en la visión del mundo y en su relación
con él, que podría definirse como indiferencia (tomar distancia sobre lo que sucede), lo que nos permitirá
alcanzar la serenidad y ser así felices. Su meta final es la ataraxia (la tranquilidad de espíritu). El ansia de
saber hay que dejarla aparte en la medida que crea inquietud y desasosiego.
Los escépticos han sido, por lo general, buenos defensores de la tolerancia que viene avalada precisamente
no por una destrucción de la verdad, sino por la conciencia de los límites de todo conocimiento.

Pirrón de Elis (360-270 a. C.) fue el iniciador de esta corriente. La última fase del escepticismo antiguo es
representada por Sexto Empírico, médico que perteneció a la escuela empírica del siglo II d.C. Cuando
alcanzó su mayor desarrollo fue en el Renacimiento y en la filosofía moderna y surgió en el clima de las
discusiones entre la Reforma y Contrarreforma y de la naciente revolución científica. Entre estos modernos
están Michel de Montaigne (1.533-1592) y Pierre Charron (1541-1603). Pero el escepticismo más
interesante fue el de D. Hume (1711-1776) que fundó las bases del empirismo más influyente.

6. LA VERDAD

¿Qué es la verdad? ¿Cuándo podemos decir de algo que es verdadero o no? ¿Cuál es el medio para
alcanzar la verdad? Si preguntamos a alguien sobre estas cuestiones probablemente responderá con una
sonrisa o un gesto de hombros. Nadie se mueve con seguridad en el fangoso pantano del tema de la verdad.
A lo largo de la filosofía se han dado diferentes respuestas a esta cuestión.
Nosotros vamos a plantear el problema de la siguiente manera:
Hay pensamientos (o teorías) de los que estamos totalmente convencidos de su veracidad a los que
llamaremos <<creencias>>. Estas creencias alguna vez han resultado ser erróneas como, por ejemplo, cuando
se pensó que la tierra era plana. Y es que como vimos en el primer tema la ciencia avanza porque no se pueden
establecer principios válidos para siempre. Pero esto no impide que necesitemos justificar nuestras creencias,
que aportemos justificaciones o razones en las que nos fundamos para considerarlas verdaderas.
Estas razones las recogen las diferentes teorías epistemológicas alternativas sobre la verdad que
analizaremos posteriormente.
Ahora como introducción hagamos una distinción ya clásica en filosofía sobre los dos tipos fundamentales
de verdad, sin entrar todavía a considerar las diferentes teorías sobre la misma.

6.1. TIPOS FUNDAMENTALES DE VERDAD

a. Las verdades necesarias y definitivas.

Existen una clase de proposiciones que se llaman analíticas en las que su verdad o falsedad no se puede
poner en duda.

Estas proposiciones pertenecen al mundo de las matemáticas y de la lógica cuyas afirmaciones están
basadas en verdades lógicas como el principio de identidad o de no contradicción por lo que su verdad es
necesaria y definitiva. Así cuando decimos <<llueve o no llueve>>, <<un triángulo tiene tres lados>> <<el todo
13
es mayor que la parte>> nos encontramos con verdades absolutas en las que no hay excepción posible. Vemos pues
que este tipo de ciencias se sirven de enunciados que son tautologías o teoremas derivados de axiomas.
La cuestión que nos interesa es que este tipo de verdades o de proposiciones necesarias son vacías porque no
nos aportan ningún conocimiento sobre el mundo. Las matemáticas o la lógica son ciencias exactas pero no
describen cómo funciona el mundo.

b. Las verdades contingentes o provisionales

En contraste con las anteriores existen las proposiciones sintéticas que nos aportan información sobre cómo
es la realidad pero que son susceptibles de revisión, y cuya verdad no es por tanto necesaria sino
contingente.

Las ciencias naturales y sociales utilizan proposiciones sintéticas: <<la tierra gira alrededor del Sol>>, <<el
agua hierve a cien grados centígrados>>, <<el hombre es un ser social>> son verdades que están fundadas
en creencias o teorías que es necesario justificar. Estas proposiciones no son simples tautologías, sino que
aportan información sobre la realidad, pero sus verdades son siempre contingentes, es decir, susceptibles de
revisión y cambio.
G. W. Leibniz (1646-1716) fue el primero en establecer esta distinción clásica entre verdades de razón
(analíticas) y verdades de hecho (sintéticas).
Una vez realizada esta distinción fundamental veamos cuál es la visión que nos dan algunas teorías sobre la
verdad.

6.2 TEORÍAS SOBRE LA VERDAD.

Presentemos, ahora las diferentes razones que se han expuesto para pensar que algo es verdad. Podemos
concluir que hay muchos tipos de verdad por el contexto en el que esta se produce.

La teoría de la verdad como correspondencia.

Esta teoría sostiene la concepción básica de la verdad que no es eliminada en las otras teorías. Su
formulación básica se remonta a la filosófica griega y medieval

La filosofía griega y medieval definían la verdad como la << adaequatio intellectus et rei>>, es decir, como
la correspondencia o conformidad entre el pensamiento y la realidad.

Lo que viene a decir, esta teoría, es que la verdad no está ni en la mente, ni tampoco en la realidad sino en el
juicio que hacemos sobre ella. Así una proposición, una declaración son verdaderos si se corresponden con
la realidad
Ejemplo: La expresión o sentencia "Está lloviendo aquí ahora", es verdadera si en realidad está lloviendo
aquí y ahora; si no está lloviendo aquí y ahora, es falsa.
Hay verdad cuando hay ajuste entre ambos, y éste es el concepto que espontáneamente formamos de la
verdad: la concordancia entre lo que se dice de algo y lo que ese algo es. Lo cual se interpreta como que
estamos en la verdad cuando existe correspondencia o adecuación entre lo conocido por el sujeto y el objeto.
Aquí encontramos implícito el concepto latino de veritas para la verdad. El latín utiliza el término veritas
que se refiere concretamente a la "exactitud y el rigor en el decir". Verum es "lo exacto y completo". Este
matiz lo recoge la palabra castellana "veracidad", que se opone a "mentira" o "engaño". <<Verdadero es el
discurso que dice las cosas como son; falso el que las dice como no son>>, sentenció Platón. Aristóteles, por
su parte, planteó que <<Negar lo que es y afirmar lo que no es, es lo falso; en tanto que afirmar lo que es y
negar lo que no es, es lo verdadero>>.
Esta teoría de la correspondencia la ha sostenido la Filosofía analítica actual con ciertos matices.

La teoría pragmática de la verdad.

<<Cuando los pragmatistas hablan de verdad se refieren exclusivamente a algo acerca de las ideas, es
decir, a su practicabilidad o posibilidad de funcionamiento, en tanto que cuando los antipragmatistas
14
hablan de verdad quieren decir frecuentemente algo acerca de los objetos>>. James, W. The Meaning of
Truth. 1909. Prefacio
<<Lo verdadero, dicho brevemente, es sólo lo ventajoso en nuestro modo de pensar, de igual forma que lo
justo es sólo lo ventajoso en el modo de conducirnos>> (W. James: El significado de la verdad, prefacio)

La palabra pragmatismo proviene del vocablo griego pragma que significa "situación concreta". El
pragmatismo es un movimiento filosófico surgido a finales del siglo XIX en Estados Unidos y luego
difundido en Europa, de manera particular en Inglaterra. Sus fundadores fueron Charles Sanders Peirce y su
amigo William James. Para los pragmatistas la valoración del conocimiento hay que hacerla a través de sus
consecuencias. <<Verdadero>> para W. James es aquello que tiene consecuencias prácticas satisfactorias
para las exigencias vitales más importantes del individuo. Es decir, para la realización personal y el
autodesarrollo. De ahí que calificase a su filosofía con el término de <<meliorista>>. Desde ese momento
habrá que reconocer como válidos solo aquellos principios filosóficos que conduzcan a cambios positivos en
el hombre y en la sociedad.
Para los pragmatistas el conocimiento no consiste en un acto de aprehensión de la realidad en el que las
ideas se limiten a ser un reflejo de la misma sino más bien el conocimiento consiste en un acto adaptativo a
la realidad que produzca efectos y mejoras que faciliten la inserción del individuo al medio. Las ideas
verdaderas cumplen esta función adaptativa fundamental: son herramientas útiles para el individuo que lo
guían en sus elecciones para dirigirse a la realidad de forma satisfactoria y no perjudicial.

Un enunciado es verdadero si es apto para resolver problemas o para satisfacer necesidades.


Las ideas pragmatistas tuvieron aplicación relevante en ámbito ético, religioso y político. También fueron
aplicadas a la psicología y a la renovación de la pedagogía, y en una escuela adaptada no solo a la
adquisición de conocimientos sino basada en las necesidades del desarrollo personal de los alumnos. John
Dewey, fue la figura más representativa de la pedagogía progresista. Fue un hombre de acción, que aspiraba
a la unificación de pensamiento y acción, de teoría y práctica. Defendió la reforma de la escuela que
cambiase los valores tradicionales de sumisión a la autoridad por los nuevos valores de adaptación a una
sociedad libre y democrática.

La teoría de la coherencia
Es una teoría de la verdad que sostiene que una proposición es verdadera si es coherente con el resto de
las proposiciones del sistema del que forma parte.

Se trata, por tanto, de un criterio contextual, nada es verdadero o falso aisladamente sino, que cado uno de
nuestros conocimientos está esencialmente referido y conectado con el resto del sistema del saber en que se
integra. La teoría “la verdad como coherencia dentro de un contexto” se remonta a Hegel y la incorpora
después la teoría marxista. Hegel, no pone como criterio de verdad la adecuación a la realidad, sino la
coherencia o conexión entre el conjunto de proposiciones dentro de un sistema. La verdad, más que en las
proposiciones aisladas, está en el sistema.
Se trata por tanto de un criterio contextual, en virtud del cual nada es verdadero o falso aisladamente, sino
que cada uno de nuestros conocimientos está esencialmente referido y conectado con el resto del sistema del
saber en que se integra. Sólo así cobra sentido y valor de verdad, pues, como dice Hegel, “lo verdadero es el
todo”.
Está verdad es también dinámica y se descubre a través del contexto en el que se desarrolla la acción del
hombre. En esto en lo que insiste en marxismo ya que para esta doctrina el individuo solo se entiende en el
contexto social en el que se desenvuelve su actividad. La primacía del todo (la sociedad) sobre el individuo.
La teoría de la coherencia aplicada al conocimiento científico considera que una proposición es verdadera
dependiendo de su posible o imposible incorporación al conjunto de proposiciones que tenemos ya por
verdaderas: cualquier nuevo conocimiento, ya sea en ciencia o en la vida cotidiana, ha de efectuarse desde el
sistema de conocimientos que ya poseíamos, y lo consideraremos verdadero si podemos integrarlo en él.

15
La verdad como interpretación y perspectiva.
“No existen hechos, solo interpretaciones”- Friedrich Nietzsche.
Nietzsche niega que existan verdades universales, es más la verdad no existe sino que es algo imaginario
solo existen interpretaciones de la realidad.
<<Contra el positivismo, que se detiene en los fenómenos: “sólo hay hechos” - yo diría: no, precisamente
no hay hechos, sólo hay interpretaciones>>. . (Friedrich Nietzsche, Fragmentos Póstumos).
"La verdad no es un valor teórico, sino tan sólo una expresión para designar la utilidad, para designar
aquella función del juicio que conserva la vida y sirve a la voluntad de poderío" o "La falsedad de un juicio
no es una objeción contra este juicio. La cuestión es hasta qué punto estimula la vida, conserva la vida,
conserva la especie, incluso quizá educa la especie".

La verdad es una invención del hombre. El mundo es apariencia. No hay hechos, como afirma Nietzsche,
solo hay interpretaciones de los mismos. Si cogemos un periódico veremos que hay cientos de
interpretaciones sobre un mismo suceso, más aún el mismo periodista pueda crear acontecimientos nuevos.
¿Entonces donde hay que buscar la verdad? Según Nietzsche la verdad hay que buscarla en la voluntad de
poder, en la colisión y enfrentamiento que se producirá entre las diferentes interpretaciones, donde unas
ganarán provisionalmente a las otras. Unas se harán hegemónicas sobre las otras dependiendo del poder que
ejerzan sobre las demás.
Esta visión enlaza con la noción del perspectivismo de Ortega y Gasset. Para este autor la verdad es
perspectiva. El perspectivismo viene a decir que la vida se vive desde unas circunstancias concretas y que
son estas circunstancias las que crean perspectivas distintas en cada individuo. No existe un saber único
sobre la realidad, sino que este es diverso y depende de las circunstancias en las que cada persona desarrolla
su vida.
Una frase célebre que condensa esta teoría es la que afirma: “Yo soy yo y mi circunstancia, y sino la salvo a ella no
me salvo yo”. (Meditaciones del Quijote I: 322).
Pero las circunstancias o las perspectivas en las que se desenvuelve nuestra vida al ser distintas generan a su
vez verdades o perspectivas diferentes. La realidad y la verdad solo se nos ofrecen en forma de perspectiva.

Ahora bien, aunque no exista una verdad única esto no debería conducirnos al escepticismo. Ortega, muy al
contrario, piensa que el perspectivismo no conduce al escepticismo. El que la verdad no sea la misma para
todos, el hecho de haya tantas verdades como perspectivas diferentes no implica que estas no sean
complementarias entre sí, que no puedan confluir en una visión de conjunto. El perspectivismo insiste en la
tesis de la complementariedad de las diversas perspectivas. Estas al no ser necesariamente excluyentes entre
sí, permite integrarlas en una visión de conjunto.

16

También podría gustarte