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CÓMO COMENZAR LA CONSEJERÍA PREMATRIMONIAL

Nuestros hogares evangélicos sufren de una marcada anemia espiritual. Esta


situación nos obliga a reflexionar sobre la importancia de la preparación de la
pareja a todo nivel para que el nuevo hogar sea exitoso a los ojos de Dios y de los
hombres.

El tiempo que el pastor o consejero invierta con el futuro matrimonio será


altamente beneficioso para toda la familia. Además, a través de esa «siembra» el
pastor obtendrá frutos para el bien de su congregación, ya que al «pastorear» a la
pareja estará fortaleciendo y nutriendo a su iglesia.

SESIONES

El consejero debe tener preparado material escrito para poder compartir con la
pareja. Recordemos que sólo un 18% de lo que escuchamos permanece fijo en
nuestra mente para ser procesado, contra un 80% de lo que escribimos o leemos.
Es importante que cada miembro de la pareja tenga su propia copia para poder
anotar cualquier pensamiento que a ella o a él le parezca interesante.

Primero debemos establecer lazos afectivos. Con toda seguridad los conocemos,
sabemos quiénes son y probablemente somos amigos. Pero el hecho de que
hayan venido a nosotros para obtener orientación antes de dar un paso tan
importante, ha establecido cierto grado de autoridad, intimidad y afecto.

Seguidamente debemos platicar acerca del propósito de las sesiones. ¿Para qué
estamos aquí? Se pueden mencionar los propósitos siguientes:
1. Establecer relación entre la pareja y el pastor o consejero.
2. Llevar a la pareja a un entendimiento claro de las responsabilidades que
adquieren a todo nivel.
3. Corregir mitos o expectativas equivocadas.
4. Ayudar a la pareja a conocerse y entenderse. Descubrir las áreas fuertes y
débiles de cada uno.
5. Ayudar a cada individuo a expresar sus expectativas y temores acerca del
matrimonio.
6. Darles oportunidad para su crecimiento espiritual. Toda consejería
prematrimonial debe incluir un estudio a fondo del papel que Dios juega en
el matrimonio y la formación de una nueva familia cristiana.
7. Ayudar a los novios a contestar con toda firmeza y claridad la pregunta: ¿es
la voluntad de Dios que nos casemos?
8. Empezar a hacer arreglos para la ceremonia nupcial.
9. Identificar la nueva relación que tendrán con sus padres y suegros.
ACERCAMIENTO

1. Conocerse como individuos. El consejero pedirá que cada uno escriba


por separado lo que conoce de su pareja:

a. Sus gustos, valores, deseos, sueños y ambiciones.


b. Lo que le irrita, enoja y confunde.
c. ¿Qué significa para el hombre la palabra «sumisión»? ¿Qué significa para
la mujer?
d. ¿Qué significa: «El hombre es cabeza de la mujer»? Si se refiere a ser el
líder espiritual del hogar, ¿qué implica esto para cada uno?
e. ¿Qué tan bien conoce a su pareja? ¿Es inseguro? ¿Sincero? ¿Amargado?
¿Rencoroso? ¿Alegre? ¿Celoso? etcétera.

2. Conocerse en el área espiritual. El consejero pedirá que cada uno escriba


por separado cuánto sabe del área espiritual de su pareja:

a. ¿Es genuinamente convertido? ¿Tiene dudas de su conversión a Cristo?


b. ¿Qué lugar cree que Dios ocupa en la vida diaria e íntima de su pareja?
c. ¿Cuánto lee su Biblia? ¿La estudia? ¿Cree que la Palabra de Dios es
inerrante?
d. ¿Considera aburrido asistir a la iglesia?
e. ¿Han orado juntos como pareja?

3. Clarificar ideas sobre las expectativas matrimoniales. El consejero


pedirá a cada uno que trabaje estos temas en su hoja personal.

Enumere del 1 al 8 lo que es más importante para usted en su matrimonio:

a. Seguridad (incluye casa propia, seguro médico, de vida, etc.).


b. Compañerismo.
c. Sexo.
d. Romance y ternura.
e. Ánimo, estímulo.
f. Identificación espiritual.
g. Interés intelectual.
h. Actividades en conjunto.

4. Establecer las razones para el matrimonio. El consejero pedirá a cada


uno que escriba cinco razones por las que se quiere casar con ella o con él.
DISCUSIÓN

Mi consejo es que no se distraiga con los detalles. Todo el contenido debe


discutirse a lo sumo en 75-80 minutos.

El consejero cuidará de controlar el tiempo. Si siente que debe invertir más tiempo
en un punto, sugerimos que estimule a la pareja a discutir esa área juntos,
escribiendo sus reacciones, razones y argumentos, y tratando de llegar a una
conclusión de cómo resolverán el problema.

Es bueno recordar que la finalidad de la consejería no es resolver todos los


problemas de la pareja. Ellos deben tomar sus propias decisiones basados en los
principios bíblicos que el consejero les dé. Al estimular a la pareja a trabajar en
sus diferencias, estamos ayudándolos a que aprendan a confrontarlas
honestamente y que lleguen a una unión más profunda.

El consejero debe guiar la sesión para que cada uno se enfoque en conocer mejor
a su pareja. En otras palabras: la persona debe saber con quién se está casando.
Por ejemplo: el saber que su esposa es muy insegura ayudará al esposo a tratar
de comprender mejor sus reacciones. Los celos se generan en la inseguridad y
son destructivos para la relación matrimonial. Es imprescindible confrontar esta
área.
Ambos deben estar concientes de que existen herramientas sencillas que pueden
emplearse para contrarrestar este mal.

Además, no olvidemos que una parte muy importante en la relación matrimonial es


el sentido del humor. La pareja que aprende a reírse ganará mucho terreno en
resolver los problemas conyugales que se presenten.

La discusión sobre el machismo es de mucha importancia. Cuando un hombre


experimenta el nuevo nacimiento, también puede ser liberado del machismo. Una
explicación correcta de Efesios 5:21:
«Someteos unos a otros…» es muy valiosa al discutir este aspecto con la pareja.
Es bueno estimular al varón a reflexionar sobre las conductas machistas que él
aprendió en su propio hogar, no para juzgar a sus padres, sino para aprender y
hacer la promesa que no sucederá en el nuevo hogar que está formando.

Durante el tiempo en que he escrito este artículo he estado involucrada en una


consejería prematrimonial dinámica y muy bendecida. Se trata de una pareja que
dentro de poco tiempo unirá sus vidas. Ambos son muy jóvenes: 21 y 23 años,
respectivamente, pero muy maduros tanto emocional como espiritualmente. Él
principió la discusión del tema de los roles diciéndome: «Hermana Beatriz, mi
hogar es matriarcal. Mi padre no contesta ni dice nada, y mi madre ordena, grita y
manda. Yo quisiera sacudir a mi padre y pedirle que tome su lugar de líder. Quiero
que mi novia lo sepa para que eso no se repita en nuestra relación. Yo me inclino
a quedarme callado cuando tenemos un conflicto, y ella habla y habla. Pero no
deseo que mi futuro hogar termine como el hogar de mis padres».
Ésta es una discusión sana y muy valiosa. Tomé tiempo para asegurarme de que
la novia comprendía lo que su novio quería decir. Le advertí: «Aunque te lleve
media hora y te muerdas los labios, no presiones ni regañes. Quedándote callada
estarás permitiendo que él se exprese, que hable, que exponga sus ideas. Él es
líder de tu hogar. Dale espacio para aprender».

Es provechoso enfatizar este concepto: ninguno de los dos ha estado casado, por
lo tanto tienen que aprender sus roles respectivos. Cada uno debe permitirle al
otro el espacio necesario para aprender su rol.

Yo creo firmemente que la esposa debe enseñar al esposo cómo ella desea ser
tratada. Estamos hablando de cristianos, y no creo que ningún varón tenga el
deseo de casarse con una linda señorita para hacerla desgraciada. Sin embargo,
los hombres tienden a ser descuidados en su trato, no porque sean malos, sino
porque es su costumbre y son pecadores. Creen que la esposa es uno de sus
amigos y a veces la empujan, le hablan con brusquedad o la tratan igual que a sus
compañeros. Yo siempre le aconsejo a la novia hacer acopio de toda su
coquetería y encanto (que fue lo que atrajo a su novio a enamorarse de ella), y
con amor y ternura decirle a su esposo: «Amor, ésta es la primera y la última vez
que me tratas así. Juraste ante Dios cuidarme, protegerme y amarme. Cuando me
tratas así, siento que me maltratas». Y les puedo asegurar, sin temor a
equivocarme, que un alto porcentaje de esposos cristianos se van a sentir mal y
pedirán perdón. Además, aprenderán. La mujer es el regalo preciado que Dios le
concede al hombre. Es una perla preciosa que el hombre debe cuidar y valorar.
Muchas veces no lo hacen, porque las mujeres nos descuidamos en decirles cómo
deseamos que nos traten.

Al discutir el área espiritual es esencial aclarar el papel de líder espiritual del


varón. Biblia en mano, el consejero debe mencionar pasajes específicos donde
Dios hace responsable al varón del funcionamiento del hogar: 1 Pedro 3:7;
Colosenses 3:19; Efesios 5:23, 25, 28, 33; 1 Corintios 11:3 y otros. Estos pasajes
tienen que ser explicados a la pareja, y el consejero debe asegurarse de que los
novios entienden lo que dice la Escritura. Éste es un argumento bíblico. Es el
orden de Dios para el hogar, no algo que inventó el consejero.

En varias ocasiones he tenido la hermosa oportunidad de enseñar a la pareja


cómo orar juntos. Esto siempre me emociona. Tomados de la mano, los guío en
una oración sencilla pero específica. Este no es el tiempo para orar por
necesidades personales, sino por las cosas profundas que involucran la formación
de un nuevo hogar cristiano. Es la oportunidad de pedirle al Señor su enseñanza
para hacer del varón un verdadero líder espiritual, que los dos aprendan a
perdonarse, que la expresión física de su amor sea íntimamente satisfactoria, que
Dios les permita mantenerse puros sexualmente hasta que llegue la noche de
bodas, que los años que vienen sean una oportunidad de servir a Dios con el
ejemplo de un hogar feliz en Cristo. Al terminar, puedo ver lágrimas en sus ojos.
Han establecido contacto con Aquel que es el más interesado en que sean felices.
Les dejo de tarea el orar así cada vez que estén juntos.

A continuación, el consejero escucha cómo cada uno lee en voz alta las
expectativas que tiene del matrimonio. Es interesante notar que en la mayoría de
los casos las diferencias son mínimas.
También es importante señalar la identificación espiritual, y hacerles ver la
importancia de que los dos sean convertidos a Cristo y estén de acuerdo en asistir
a una misma iglesia. El compañerismo y las actividades en conjunto son para que
la pareja se una al gozar de entretenimiento sano y santo. Eso solidificará su
matrimonio. La seguridad muchas veces la escoge la mujer como punto más
importante. El varón debe clara y firmemente asegurar a su esposa que se ha
casado con ella para toda la vida, y que está dispuesto a protegerla y darle lo que
pueda materialmente para que ella se sienta segura. Aquí es bueno hacer notar
que en nuestra cultura latinoamericana se ignora mucho la contratación de un
seguro de vida. Uno de los mejores regalos que un esposo puede dar a su esposa
es adquirir un seguro de vida. Si algo le sucede, no la deja indigente. Ella tendrá
algún recurso financiero para enfrentar esa nueva etapa crítica de su vida. Eso le
dará mucha seguridad.

La sesión se cierra sugiriendo las tareas siguientes:

1. Escribir para la próxima sesión cualquier duda que haya quedado.


2. Preguntar a los novios: ¿entendieron bien lo que Dios desea de ustedes en
las diferentes áreas?
3. Entrelazar las manos e invitar al Espíritu Santo a grabar las enseñanzas en
los corazones de ambos jóvenes.

Beatriz E. de Zapata es mexicana, pero reside en Guatemala desde hace más de 40 años. Su
labor como consejera es muy reconocida y apreciada.

Tomado de Apuntes pastorales.

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