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Muchos catequistas lo pasan mal en algunas ocasiones cuando tienen que acercarse a dar una
catequesis. Piensan que no están capacitados, que no saben lo suficiente, que su pedagogía es
escasa...
Y se da el caso de que algunos piensan en dejar de dar catequesis. Piensan incluso que serían
más honrados si lo dejaran.
Yo pienso que dar una catequesis es algo menos complicado de lo que parece. Iniciar a la vida
cristiana ha sido una práctica de la Iglesia a lo largo de toda su historia y han sido, precisamente,
en la mayoría de los casos, cristianos sencillos, los catequistas que han comunicado a otros la fe
recibida de manera competente y fructífera. Por tanto...
NO TE FIES TANTO DE TI
CUANTO DE AQUEL QUE TE LLAMO
El catequista fundamenta su acción en su vocación. Tiene conciencia de que es un llamado y un
enviado. Por tanto, si somos consecuentes con esta misión no podemos ir a una sesión de cate-
quesis pensando que todo va a depender de nosotros.
Tenemos que ser humildes y reconocer, como San Pablo, que «Yo planté, Apolo regó, pero fue
Dios quien hizo crecer; por tanto, el que planta no significa nada ni el que riega tampoco; cuenta
el que hace crecer, o sea, Dios». Tenemos que confiar en el Señor que nos llamó para ser cate-
quistas y aceptar que la obra es suya.
Ser catequista es, antes que nada, ser una persona de fe en la obra de Dios. Tenemos que con-
fiar en que la obra es de Dios y Él cuida amorosamente de sus hijos todos los días.
Si nos fiamos del que nos llamó tendremos paz para desarrollar la obra que nos encomendó.
ESO SI, COMUNICA LO QUE VIVES
Comunicar la propia experiencia de fe es la primera forma de evangelizar. Normalmente somos y
vivimos más de lo que sabemos y comnicamos. No siempre transmitimos bien todo lo que cono-
cemos y vivimos, porque no siempre tenemos palabras para explicar las experiencias más pro-
fundas de nuestro interior.
Te digo una cosa: preocúpate más de tener algo que decir, que de cómo lo vas a decir. El temor
a fracasar nos impide muchas veces, dar la catequesis con alegría y paz. Cuando vivimos la vida
cristiana con secillez y abandonada en Dios, no debemos temer comunicar lo que vivimos. El Se-
ñor estará con nosotros para hacer su obra a pesar de nuestras limitaciones.
Cuando parece que todo va mal y que lo único que podemos esperar es el fracaso de toda nues-
tra obra, deberíamos repetir una y otra vez, con la misma fortaleza que Santa Teresa: «Nada te
turbe. Nada te espante. Todo se pasa. Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza; quien a
Dios tiene, nada le falta; Sólo Dios basta».
Y POR ULTIMO,
PREPARA LA CATEQUESIS CON OTROS CATEQUISTAS
Es muy enriquecedor encontrarse con otros catequistas
para preparar la catequesis, aunque no sean del mismo
curso ni den parecidos temas, no importa. Lo importan-
te no está en la coincidencia de los temas, sino en el
mutuo enriquecimiento. Lo aconsejo, y casi que me
atrevo a exigirlo, ya que este año vamos a estar más
descolgados, puesto que las reuniones van a ser mas
bien escasas.
oraciones
Señor: y,
Venimos a ti hoy como tal,
para expresarte nuestro amor de hijos te confiamos lo poco o mucho que somos
que se sienten felices te ofrecemos lo que somos capaces de hacer.
abandonados en el amor de su Padre. Que tu amor
Queremos hablarte sea correspondido con el nuestro;
y decirte cosas sencillas. que tu amor
produzca en nosotros frutos de amor;
Cuántas veces
que tu amor
complicamos las cosas
sin darnos cuenta nos ilumine el camino de la vida.
de lo sencillas que son. Haz nuestro corazón sencillo
para que podamos entrar en tu Reino.
Venimos sencillamente
a llamarte PADRE,