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La Biblia expone muchos modelos de liderazgo: patriarcas, jueces, reyes, profetas, sacerdotes,
apóstoles, diáconos, y cualquier ordenamiento asignado por Dios. Pero todos persiguen o fueron
inspirados en un fundamento común: Cristo.
El ministerio del Maestro en la tierra tuvo la fuerza de mover masas, impactar a los líderes de la
época, inquietar a sabios y eruditos, convocar y mover tantas vidas hasta el tiempo presente, que no
hay igual en la historia universal. Enseñanzas que no pierden vigencia, autoridad con respaldo (Y se
admiraban de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
Marcos 1:22). Sacrificio único y abarcante, renuncia sin precedentes, amor genuino, compasión
sincera, justicia total, trabajo incesante, carácter con medida y respeto, lleno de gracia, sabiduría y
poder del Santo Espíritu en todas las acciones realizadas. Nuestro modelo y fin último: el parecernos
a Cristo. Dios nos ha bendecido permitiéndonos estar sobre algún ministerio o liderazgo y como
líderes en cada hogar y lugar donde llevemos la luz de su verdad, sujetos o viendo en cada momento
el modelo de Cristo.
Los jefes y mandatarios no encajan en la forma del Maestro…Si alguno quiere ser el primero, será el
último de todos y el servidor de todos. Marcos 9:35. El servicio es un distintivo del líder cristiano, no
será posible ascender en el ministerio del Padre si ese condicional no está presente, el liderazgo no se
trata de posiciones, pleitesía o distinción; habla de servir en toda su extensión, en asumir una
encomienda con toda entereza sin importar como vengan los tiempos y los vientos.
La iglesia de Dios necesita que te enfrentes en el espejo del liderazgo de Cristo, que encajes tu
liderazgo al modelo perfecto, que quites ideas y conceptos propios o de otros que no tienen el
fundamento divino, que no te fijes conforme cambia el mundo y cada corriente corrompida del mal.
El modelo de Cristo es aplicable a cualquier tipo de liderazgo, no trates de modernizar lo perfecto,
muchos líderes bíblicos se equivocaron, Cristo nunca. Es tiempo de no divagar en aguas turbias, ya
la senda está marcada. No busquemos en cisternas rotas. Enfoquemos cada liderazgo en el modelo de
Jesús y de seguro no erraremos, el Espíritu Santo nos exhorta a volvernos a Él.