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Entrevista capciosa.

De Santiago Marcos

Escenario de un teatro. Hay dos sillas tiradas en el piso y una mesa alejada de
estas. El telón de fondo no está y las patas tampoco. Se ven escenografías en
desuso, bártulos y afiches de obras representadas por actores famosos que han
visitado el teatro. Por uno de los laterales entra Héctor, actor que forma parte del
elenco de la obra que se está ensayando,
en este teatro en el cual se estrenará la obra.

Héctor: (Acomoda las sillas y la mesa en el medio del escenario, del cajón de la
mesa saca un texto el cual trata de memorizar, lee en voz alta) ¡Llévate verdugo,
joven casquivana, refractaria criatura! Te lo repito, o ve a la iglesia el jueves o nunca
vuelvas a presentarme la cara. Ni una palabra, ni una réplica, muda la boca, tiene mis
dedos tentación, Señora, creíamos pobremente bendecido nuestro enlace porque Dios
nos había dado tan sólo esta única hija, pero veo ahora que ésa una está de sobra y que
hemos tenido en ella una maldición ¡Desaparezca, maldición! (Intenta repetirlo sin leer)
¡Llévate verdugo, joven casquivana...! (Piensa) ¡Si le pongo el cuerpo tal vez es más fácil!
¡Claro, lo actuo, así me va a quedar! ¡Relaciono la acción con el texto! (Lee el texto
realizando una acción acorde) ¡No me convence, che! ¡Tengo que probar con otra cosa!
(Piensa) ¡Ya sé, como no se me ocurrió antes! (Del cajón de la mesa saca una linterna
y se ilumina la cabeza) Casquivana refractaria ve a la iglesia el jueves... No, no puedo,
mejor sigo con otra escena... (Ojea el texto) ¡Esta es la parte mas divertida de la obra,
pero tengo que aprender el texto para poder ensayar! (Lee para sí) ¡Es fácil! (Sin mirar el
texto e iluminándose con la linterna en la cabeza) Verdugo pobremente bendecido el
jueves en la iglesia... (Dubitativo) Señora muda la boca... ¡Noooooooo puede ser! ¡Falta
muy poco para el estreno y todavía no tengo aprendido el texto! (Piensa, mira su reloj) Y
estos que no vienen, tan puntuales que son... Mejor si se demoran, así me dan tiempo de
memorizar... Tampoco es para romperse la cabeza, no todos, bueno en realidad la
mayoría, por no decir todos, tienen el texto afilado... (Va hacia donde está la mesa, se
sienta en una de las sillas, piensa, camina alrededor de la mesa y se sienta en la
otra silla, se para, se sienta, se vuelve a parar, mira hacia arriba desahuciado,
pausa, piensa, agarra el texto) ¿Por qué? ¡Será que es más difícil de lo que parece!
¡Vamos Héctor, sos un buen actor! ¡Dale! (Camina el escenario. Pausa. Mira hacia la
platea) Héctor, es muy probable que esto se llene de gente... (Se sienta en una de las
sillas y apoya sus codos sobre la mesa. Pausa. Se ilumina con la linterna en la
cabeza) Señora no vuelvas a presentarme la cara, Dios... Nuestro enlace está de sobra,
maldición... (Piensa) ¡Puta madre! ¿Cómo sigo? ¡Linda escena pero no me acuerdo!
Claro, en esta parte se prende la luz azul, pero como el iluminador todavía no llego, la luz
no se prende y yo me confundo, es decir, no me ubico en la escena... No importa sigo.
¿Con qué? No se porqué no me acuerdo... (Piensa) Ya está, listo vamos a la escena final
ahí tengo un monólogo cortito, hace rato que no se ensaya esa escenita, tiene algo de
humor, no mucho, pero algo tiene, lo suficiente como para entretener al público, la escena
es así: yo estoy parado acá, cuando baja la música mis compañeros salen por aquel lado,
yo sigo acá, se prende un cenital que enaltece a mi personaje y es ahí que tengo que
decir... (Piensa, pausa, piensa, mira hacia arriba. Se ilumina con la linterna) El cenital
no se prende porque el iluminador no llegó y yo no me ubico sin la luz, que macana, che...
¡Vamos Héctor! ¡No le des bola a la luz y seguí adelante, vamos! (Piensa) Claro, yo estoy
parado acá y mi compañera que hace un personaje muy histriónico hace algo así (Hace
algunas muecas) ¡Bien Héctor...! ¿Cómo sigo? ¡Me parece que estoy un poco trabado!
Mejor bajo a la platea y miro la escena desde ahí... ¡Quizás eso me ayuda un poco! (Baja
a la platea, camina entre las butacas y se sienta en la tercera fila, en el medio,
contempla la escena mientras juega con la linterna, pausa, suspira largo. Desde el
fondo y caminado por el pasillo de la platea irrumpe Arellano, un joven periodista)
Arellano: (Tímidamente) ¿Interrumpo algo?
Héctor: (Rápidamente esconde la linterna en el bolsillo del pantalón) No, no
interrumpe, estoy esperando que llegue el resto del elenco... Siempre vengo un rato antes
a repasar letra.
Arellano: (Riendo) ¡Mejor si no interrumpo! Quiero hacerle una entrevista sobre su
trabajo actoral...
Héctor: ¿Periodista de espectáculo? ¡Siempre tienen algo para criticarle al actor!
Arellano: ¡No es mi caso...! Solo quiero hacerle una entrevista...
Héctor: ¿A que medio pertenece?
Arellano: Soy del diario...
Héctor: (Increpante) ¿De qué diario?
Arellano: (Riéndose) De uno que hace periodismo...
Héctor: ¡No se pase de vivo conmigo! ¿Cómo se llama el diario?
Arellano: El diario se llama...
Héctor: (Interrumpiendo) ¿Usted dice ser periodista?
Arellano: Así es...
Héctor: Lo dudo...
Arellano: ¿Por qué duda de mi profesión?
Héctor: Soy un actor de edad, tengo casi cuarenta años de profesión, se dará una idea
de todas las entrevistas que he concedido...
Arellano: Sí bien es verdad que recién estoy dando mis primeros pasos en el periodismo,
también es verdad que sé de su trayectoria.
Héctor: Es usted muy jovencito para conocer mi trayectoria...
Arellano: Héctor, escuche, eh leído muchas entrevistas que le han hecho...
Héctor: ¿Su nombre?
Arellano: Arellano... ¿Héctor, podemos empezar con la entrevista?
Héctor: (Piensa) Este... (Fulmina con la mirada a Arellano) ¿Su grabador?
Arellano: No lo traje, se le agotaron las pilas y no hice tiempo de comprar nuevas...
Héctor: Lo siento Arellano, pero no le voy a poder conceder la entrevista...
Arellano: ¿Por qué?
Héctor: No acostumbro a dar notas a periodistas que no cuentan con un grabador, yo me
mato elaborando conceptos sobre mi trabajo actoral, que de más está aclararlo... es
magnífico y soberbio, y al no grabar se olvidan de todo lo que digo y publican lo que se les
viene en ganas... (Se levanta de la butaca) ¡Lo siento Arellano, pero es así la vida del
actor! (Camina hacia el escenario)
Arellano: (Tomándolo del hombro) ¡Un momento Héctor! Si bien no tengo grabador,
traje un cuaderno en donde puedo anotar...
Héctor: (Ya arriba del escenario y sentado en una de las sillas) ¿Con qué piensa
escribir? (Apoyando los codos sobre la mesa y en tono desafiante) ¿Lápiz o birome?
Arellano: Con lápiz Héctor...
Héctor: (Indignado) ¡De ningún modo Arellano le voy a permitir que plasme en un papel
soberbias palabras de un experimentado actor, escritas en lápiz!
Arellano: (Convincente) ¿Qué puede decirme de su última composición, en la que en
una de las escenas se besaba con un hombre? Debo felicitarlo Héctor, vi la filmación de la
obra y es muy creíble esa escena...
Héctor: (Indignado) Escúcheme Arellano... (Tragando saliva) ¿No tiene una pregunta
más inteligente para hacer?
Arellano: (Anotando con el lápiz en su cuaderno) Acá el que pregunta soy yo...
Héctor: (Un poco nervioso) ¿Cómo se atreve a hablarle a un actor de mí categoría de
ese modo? ¡Soy actor, y lo demuestro cada vez que me subo a un escenario!
Arellano: Hace mucho que no se sube, por eso lo quiero entrevistar... ¿Qué pasó
después de la escena del beso? ¡Esa fue su última obra! ¡Paso bastante tiempo!
Héctor: (Autoritario) ¿Muéstreme su titulo de periodista?
Arellano: (Riéndose) No acostumbro a andar con el titulo para todos lados...
Héctor: Yo no acostumbro a dar notas a jóvenes periodistas que no pueden demostrar su
idoneidad académica...
Arellano: ¡Por favor Héctor! Le hice una sola pregunta que no fue capaz de contestar...
(Mirándolo a la cara) ¿No sé porque le incomoda que hable de esa obra y de esa escena
en particular...? ¡Se besó con un hombre en la ficción, nada más...! Al menos... Bueno...
No sé...
Héctor: Arellano... ¡Por favor!
Arellano: No sé que le incomoda... (Héctor saca la linterna y encandila a Arellano)
¿Qué hace Héctor? ¿Qué hace? ¡No puedo ver! (Héctor apaga la linterna y Arellano se
restrega los ojos) ¡Dios!
Héctor: ¡Le dije de buena manera que no le iba a conceder la entrevista y que no quería
hablar sobre esa escena! ¡Las linternas son muy útiles!
Arellano: ¿Qué hace un actor con una linterna?
Héctor: Muchas cosas... ¿Usted me hace esa pregunta desde el lugar de periodista o
como una persona común y corriente?
Arellano: Un periodista es una persona común... ¿Qué hace un actor con una linterna?
Héctor: (Encandilando a Arellano) Muchas cosas hace un actor con una linterna, por
ejemplo: pueden formar parte de la utilería... Pero usted sabe Arellano que soy un actor
de edad y me cuesta memorizar el texto...
Arellano: (Interrumpiendo) ¡No entiendo!
Héctor: Hace un tiempo que me cuesta memorizar textos... El Señor no me ilumina,
entonces con algo me tengo que iluminar...
Arellano: ¿Y le funciona?
Héctor: (Iluminándose) ...
Arellano: ¡Entiendo perfectamente! (Héctor se levanta de la silla y camina sobre el
escenario) ¿Qué hace?
Héctor: Aguarde un segundo... ocurre que... enseguida... (Camina rápidamente y sale
del escenario)
Arellano: No me deje solo Héctor...
Héctor: (Entrando un poco agitado) Necesitaba chequear que este todo en orden.
Arellano: (Sin entender) ¿En orden qué?
Héctor: Mi camarín... Necesitaba saber si lo puedo hacer pasar, mi camarín es cálido y
ahí podremos charlar tranquilos, tengo un sofá en el que podemos distendernos y hablar
sobre lo que a usted tanto le interesa, tengo whisky también...
Arellano: Creo que es hora de irme...
Héctor: Recién estaba interesado en saber ciertas cosas de mi trabajo actoral y ahora
quiere irse... (Acercándose) ¿Qué clase de periodista es usted, Arellano?
Arellano: Tengo que volver al diario...
Héctor: ¿Y va a volver sin la información Arellano? ¡Eso no está bien! ¿Qué le va a decir
a su jefe? (Se ilumina con la linterna y vuelve con el texto que tiene que memorizar)
Joven Señora casquivana te lo repito, muda la boca, no vuelvas mis dedos pobremente
bendecido, ve a la iglesia el jueves... (Pausa. Arellano lo mira absorto. Héctor vuelve
ensimismado con el texto) Veo ahora que está de sobra esta única hija... (Pausa)
¡Réplica, desesperanza, maldición!
Arellano: ¡Veo que no funciona con la linterna!
Héctor: ¿Y eso como lo sabe? ¿Conoce el texto Arellano?
Arellano: No, no lo conozco...
Héctor: ¿Entonces?
Arellano: Héctor, no se engañe y no me engañe... Soy periodista, lo único que hizo fue
tirar palabras sueltas, básicamente un texto inconexo que lo conduce a la nada misma...
Vacío de contenido...
Héctor: ¡Arellano periodista, por favor!
Arellano: Escúcheme Héctor... (Ríe) Me dijo que en su camarín tiene whisky...
Héctor: A sí es Arellano... Es un lugar muy cálido...
Arellano: ¿Sigue en pie la invitación?
Héctor: Por supuesto, sería mucho más que un placer contar con su presencia en un
espacio tan intimo como es el camarín...
Arellano: Tiene razón Héctor, no puedo volver al diario sin la nota, sin la entrevista a un
actor de trayectoria como lo es usted... No hay nada mejor que entrevistar a un
prestigioso actor con un whisky de por medio...
Héctor: Entonces no perdamos más tiempo y vamos al camarín.
Arellano: Así es, vamos... ¿Héctor el whisky es nacional o importado?
Héctor: Eso no importa, en el camarín lo vas a comprobar vos mismo... (Pausa) ¿Te
puedo llamar Are? (Sonríe)
Arellano: Claro que sí, pero no perdamos más tiempo y vamos ya... (Salen)

En el camarín. Héctor sirve whisky en dos vasos. En un sofá está tirado Arellano,
también hay una mesa en la que se ven maquillajes escénicos, sobre un perchero
cuelga el vestuario del actor, sobre una de las paredes hay un gran espejo
rectangular que tiene en todos sus bordes muchos focos.

Héctor: (Entregándole el vaso con Whisky) ¿Are, estás cansado?


Arellano: Cansado lo que se dice cansado... (Toma un trago)
Héctor: ¡Eso, tomá un trago de whisky que te va a venir bien...! Al menos te va a relajar...
(Se sienta en el sofá a un costado de Arellano) Tomá tranquilo...
Arellano: Ponete a ensayar, yo descanso un ratito y hacemos la entrevista… ¿Qué te
parece? (Toma whisky)
Héctor: Prefiero charlar con vos y contarte todas mis intimidades, pero descansá, no hay
peor cosa que conceder una entrevista a un periodista cansado... ¡Descansá, pero antes
termínate el whisky! (Arellano hace fondo blanco y Héctor le vuelve a servir)
Arellano: ¡Que sea doble por favor! (Héctor asiente con un movimiento de cabeza
acompañado de una sonrisa y le sirve, Arellano toma) ¿Es importado o nacional?
Héctor: ¿Are, te gusta?
Arellano: (Toma un trago antes de responder) Sí, es muy rico...
Héctor: Entonces, poco importa la nacionalidad... ¡Tomá no seas malo, Are! (Arellano
toma un largo trago, lo saborea en su paladar y luego traga) ¿Es rico no?
Arellano: Una delicia... (Bosteza)
Héctor: ¿Tenés sueño Are?
Arellano: Un poco...
Héctor: Mucho... (Gran bostezo de Arellano) ¡Muchísimo!
Arellano: (Terminando el whisky) ¡Me lo tomé a todo! (Bosteza nuevamente) ¡Y que
sueño, che...!
Héctor: ¿Acostumbras a dormir siesta?
Arellano: ¡A veces!
Héctor: Es un buen momento para dormir... Mientras vos hacés la siesta yo ensayo un
ratito y después hacemos la entrevista y te cuento lo que tanto te interesa saber...
Arellano: ¡Vos sabés que el whisky me dio mucha sed...! ¿No tendrás una vasito con
agua?
Héctor: Puedo ofrecerle un té... ¿Té verde, de manzanilla, boldo?
Arellano: (Bostezando) Prefiero un té de...
Héctor: boldo te aconsejo... ¡Are, vuelvo enseguida! (Sale. Arellano se acuesta en el
sofá. Vuelve Héctor con una bandeja redonda en la que trae una tetera con dos
tazas) Are, tomate el té que está calientito... (Le sirve en la taza y se la entrega)
¡Despacio que está caliente! (Arellano toma de a sorbos. Sigue con los bostezos. A
medida que va consumiendo el té Arellano va perdiendo energías. Intenta hablar
pero no puede. Héctor, le saca la taza, lo besa en la frente y con la palma de su
mano le cierra los ojos y vuelve sobre el texto que tiene que memorizar) ¡Señora
desaparezca esta hija que en ella Dios...! (Arellano comienza a roncar) ¡Are, pará de
roncar que me desconcentras y no puedo memorizar el texto dramático! (Arellano se
restrega el rostro con sus manos y deja de roncar. Héctor sigue con el texto)
¡Maldición, mis dedos verdugo! ¡Criatura refractaria hemos tenido una maldición, ve a la
iglesia el jueves! (Muy compenetrado en su personaje) ¡Ve a la iglesia! ¡Ve, ve, ve...!
¡Ve ahora jueves! (Arellano vuelve a la carga con el ronquido) ¡Córtala Arellano...! ¡No
te das cuenta que con tus ronquidos no puedo memorizar! (Los ronquidos de Arellano
cada vez son más potentes) ¡Odio la gente que duerme la siesta y si son periodistas
mucho más! (Se arrodilla ante el cuerpo inerte de Arellano) ¡Are te lo suplico, dejá de
roncar que no puedo aprender este maldito texto! (Se pone de pie y vuelve sobre el
texto) Dios, la boca tiene mis dedos... (Arellano balbucea dormido) bendecido
pobremente nuestro enlace... (Fuerte ronquido de Arellano) ¡Me cago en los que
roncan, pero mucho más me cago en los que duermen siesta! ¡Son muy ambiguos! ¡Dejá
de roncar sino...!
Arellano: (Agilmente y en un solo movimiento se pone de pie cara a cara con
Héctor) ¿Sino? (Desafiante y agarrándose la cabeza con sus dos manos) ¿Sino qué
Héctor? ¿Qué te pasa con los que dormimos siesta? ¿Qué te pasa con los periodistas?
Héctor: Son muchas preguntas las que haces, pero igual te contesto, suerte que dejaste
de roncar porque te iba a matar, no me gusta la gente que duerme siesta porque...
Arellano: (Interrumpiendo) Y a mi no me gustan los estafadores Héctor... ¡Se me parte
la cabeza! ¡Mirame bien! (Momento tenso, solo se escucha el ruido de la respiración)
¿Me reconocés?
Héctor: (Asombrado) ¡Te teñiste el pelo!
Arellano: No, es una peluca... (Se la saca)
Héctor: ¡Hijo de puta! ¡Te hiciste pasar por periodista!
Arellano: Y te la creíste, soy mucho mejor actor que vos...
Héctor: Callate la boca...
Arellano: Sos un delincuente, me vendiste un auto fundido, cuando salí de tu agencia, a
las dos cuadras el 147 empezó a levantar temperatura y ahí quedó... (Con bronca) Se
fundió...
Héctor: (Ríe nervioso) Pero...
Arellano: Pero nada, ese auto estaba fundido y me dijiste que estaba impecable... (Con
los ojos llenos de lágrimas) ¡Se me parte la cabeza...! Mil veces fui a la agencia a
reclamar y tus empleados me decían que recién habías salido...
Héctor: Arellano yo te puedo explicar...
Arellano: No me tutees, y me mejor explícame porque le mirabas el culo a mi hermana
mientras yo miraba el motor del auto, sos un pervertido sexual y un delincuente
estafador... Era el culo de mi hermana hijo de re mil puta... ¿Te das cuenta? No sólo que
me vendiste un auto fundido sino que mientras lo hacías le mirabas el culo a mi
hermana... ¡Miserable! ¡Pervertido sexual! Me trajiste al camarín para levantarme... ¿Qué
mierda le pusiste al whisky y al té? ¡Se me parte la cabeza!
Héctor: No te voy a permitir que hables así de mi...
Arellano: ¡Cara dura! ¿Cómo queres que hable? Hace tres meses que te estoy
buscando. Ayer fui a la agencia y tu empleada, una chica amorosa, me dijo que haces
teatro y que te podía encontrar acá, ella me advirtió de tus inclinaciones sexuales...
También me dijo: tené cuidado porque te va a querer llevar al camarín, así como te metió
un auto fundido, en la oscuridad del camarín te va a querer meter otra cosa ¡Estuvo muy
bien tu empleada! ¿Qué le pusiste al whisky y al té? ¡Se me parte la cabeza!
Héctor: (Nervioso) ¿Qué le puse? ¡Bueno...! ¡Este...! (Conciliador) ¿Cómo podemos
arreglar esto?
Arellano: El daño ya está hecho y es muy grande... (Héctor intenta escapar y Arellano
se lo impide) ¡Que fácil arreglas las cosas! ¡Escapándote marica! (Lo tiene acorralado)
Lo del auto lo podemos charlar, a pesar de estar fundido... ¡Está re flojo de papeles
también...! (Irónico) ¡Ahora...! (Pausa)
Héctor: ¿Ahora qué? Habla.
Arellano: ¡Lo de mi hermana...!
Héctor: (Interrumpiendo) ¿Tu hermana qué?
Arellano: Le miraste el culo y eso es imperdonable... Eso no se negocia...
Héctor: (Desesperado por no poder escapar) ¿Y entonces?
Arellano: ¿Y entonces? Buena pregunta comerciante estafador... Típica pregunta de un
actor mediocre que carece de inteligencia para memorizar un texto dramático (Risa
irónica. Héctor se quiebra en un llanto) ¡Pobrecito! ¿Queres una linterna?
Héctor: (En un llanto) Quiero irme, para que voy a querer una linterna...
Arellano: Para iluminarte, por ahí encontras una alternativa para salir de esto...
Héctor: (Mirándolo con piedad) ¿Qué vas a hacer conmigo?
Arellano: Esto... (Saca un cuchillo y se lo clava a Héctor en el estomago, Héctor
emite un grito desgarrador y cae sobre el sofá) Héctor, escuchame bien lo que te
digo... (Enfurecido) ¡Un auto fundido y flojo de papeles pasa, pero que le mires el culo a
mi hermana no tiene perdón...! ¡Sos un delincuente andá saber que le pusiste al whisky y
al té que se me parte la cabeza...!
Héctor: (Le cuesta hablar y moverse) Are... (Señala el cuchillo) Es de... ¡Ahhhhh!
Arellano: Si es de verdad el cuchillo, el de utilería lo tengo yo... (Exhibe el cuchillo)
Mientras vos ensayabas lo cambie... No te diste cuenta... (Risa irónica) ¿Te cuesta
respirar? ¡Que pena! (Héctor balbucea) ¡No se te entiende nada! ¡Delincuente...! (Saca
una cámara de fotos) Ya tengo el titular para el diario, te voy a sacar una foto... (Héctor
niega con la cabeza) Lindo titular: “En un gran esfuerzo por memorizar el texto Héctor
muere desangrado” (Héctor hace un último movimiento descoordinado y muere.
Arellano saca la foto. Inesperadamente y en un solo movimiento Héctor se pone de
pie)
Héctor: Buen ensayo, che... Muy buen ensayo, mañana se lo mostramos al director y
vemos que dice.
Arellano: Mañana se lo mostramos y vemos que dice... No me gusta mucho la parte del
cuchillo, está media sucia la acción y no sé hasta que punto es creíble...
Héctor: Mañana se lo mostramos al director y que él decida... Para eso es el director...
Vamos que ya es tarde... (Salen del teatro caminado por el pasillo de la platea
mientras baja la luz gradualmente)

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