Está en la página 1de 2

Sopla las velas y sigue a Meghan…

"Siempre me he preguntado por qué siempre tengo que crecer, por qué siempre tengo que soplar las velas y pedir
un deseo indeseado. Ese estado de estar en mi cama pensando que en varios días cumplo años para mí es lo peor,
odio saber que ya ha pasado otro año y que estoy más grande, odio las fiestas y tener a toda esa gente viéndome
mientras me desean más años de vida. Me desean más años cuando ni propósito en este mundo tengo. ¿Qué
propósito tengo aquí? No hay ningún propósito que haya visto, solo hacer felices a los demás y ni en eso sirvo,
siempre fallo, no solo porque soy una terrible amiga o compañera, sino por elegir a gente que sé que no es de mi
mismo círculo o que no comparte mis mismos gustos, y acabó herida por apegarme demasiado y por mostrar esa
debilidad. No importa cuánto quiera detenerlo, siempre sigo cometiendo el mismo error. Nunca aprendo y no
creo que quiera aprender, pero tampoco quiero ser llamada ignorante y antisocial. Amo escuchar cada vez que
alguien me describe como empática. Siempre tengo que ser la ex amiga que arruina todo, no quiero ser esa amiga,
pero para no serlo tengo que cambiar simplemente quién soy y cómo actúo. No digo que no lo haga, pero duele
ser la que tiene que cambiar para que alguien le hable.
He perdido a mis amigas, a mis compañeras y a personas que consideraba familia, solo por las ganas de otra
persona de arruinarle el día a otro y ser un hipócrita. No importa qué día de la semana sea, siempre termino
perdiendo a gente que se ha apoderado de mi corazón y no los pierdo diciéndoles adiós, pero se van arrancando
un pedazo de mi alma. No me siento humana después de algo así, pero tengo que aprender a soportarlo porque
sé bien que se van por mi culpa. Solo quisiera hacer reír, sonreír y sentirse bien a otros. Realmente, la única razón
por la que le pido a mi mamá una fiesta de cumpleaños, nunca he pedido una para mí, pero porque veo que en
cumpleaños pasados todos se divertían y la pasaban bien. Y mejor aún cuando preguntan para que se haga otra
vez.
Es tradición llorar en mi fiesta de cumpleaños o desaparecer, solo porque siento que alguien no la está pasando
bien, pero este año no voy a tener que pasarla así porque no lo voy a celebrar. No tengo a quién invitar, porque a
la gente que conozco ya ni sé si les agrado, porque muy pocos se me acercan o me hablan. Puede que no sea así,
pero es como me siento. Las ganas de tener ese único cumpleaños que me haga sentir bien son grandes, pero
imposibles. Es raro que me encanta celebrar el de otras personas y organizarlo, y amo ser ese cumpleaños que
ellos desean. Tuve la oportunidad de organizar varios, pero hubo uno que me dejó con ganas de hacerlo más, y
ese fue el cumpleaños de una de mis compañeras. Le hice un cumpleaños sorpresa porque ella me dijo una vez
que quería uno como un relajito, pero realmente quería hacerla sonreír. Cuando ese día llegó,
sorprendentemente me cambió. Estaba feliz, pero también sentía una envidia ardiente, porque en mis ojos ella lo
disfrutó. La vi sonreír, no solo a ella, sino también a mis amigas, y quería saber de verdad cómo se sentía eso, esas
ganas de celebrarlo, de cumplir más años, de que la gente te lo celebre con ganas y sepa mucho de ti para poder
hacerlo sin preguntar por ayuda. Realmente, la vi muy feliz, y ojalá que fuera la verdad, porque me esforcé y lo
hice con amor. Tristemente, la perdí a ella y a las otras por un tiempo, y fue por un error y por la culpa de la
hipocresía de otra persona. Muchas ni piensan en eso ahora, pero yo sigo siendo sensible y queriendo pedir
perdón. Nunca quise tener ese vacío, pero me lo gané. No quiero que me pase otra vez, y nunca quise, pero me lo
gané por ser estúpida, sensible y por tomar la culpa para que la otra no la tenga. ¿Pero las uní más, no? Hice que
tuvieran más temas de conversación y vi que ese es mi propósito aquí, ser esa persona que deja una moraleja para
contar a sus hijos, esa persona inmadura que ayuda a que otros maduren. Eso no es un propósito para estar aquí,
pero me agrada, aunque sea tener uno. No le encuentro un propósito a mi vida más que ese, y ¿por qué seguir
creciendo solo para terminar en 20 años como una flor marchita e innecesaria?
Si le pudiera hablar a Meghan pequeña, le diría que siga haciendo que los demás rían, sonrían y se sientan felices,
aguanta esas lágrimas y sigue, estás haciendo que otros sean más unidos. No importa el miedo que tengas al
soplar esas velas, sonríe. Vas a ver muchas sonrisas en el futuro. No le diría que no intente hacer felices a los
demás y que se enfoque en ella, o que diga que ella y sus sentimientos van primero. Porque no importa cuánto
me enoje, cuánto me irrite, cuánto me haya herido el mundo o cuánto haya llorado, nunca quisiera que alguien
esté o pase igual de solo que yo. "

También podría gustarte