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Caso Del Golfo de Fonseca
Caso Del Golfo de Fonseca
BILLIER R. DEWALT
Universidad de Pittsburgh, Pittsburgh, Pennsylvania, Estados Unidos
PHILLIPPE VERGNE
Pine Valley, California, Estados Unidos y
MARK HARDIN**
Ingeniería y Ciencias Aplicadas, Gainesville, Florida, Estados Unidos
RESUMEN
1. Introducción
(*)
En este documento no se han incluido los mapas y la bibliografía del texto original.
(**)
Este reporte está parcialmente basado en investigaciones hechas para Tropical Research and
Development, Inc. en Gainesville, Florida. Las opiniones expresadas en este reporte pertenecen al autor
del mismo y no representan necesariamente el punto de vista de Tropical Research and Development.
Se preparó una versión de este reporte para el seminario especial. “Crecimiento de la Población y el
Ambiente en América Latina” en el 48 Congreso Internacional de Americanistas. Estocolmo. Suecia en
Julio 1994. Agradecemos la asistencia de Grey Smith, quien preparó el mapa. Revisión final aceptada: 2
de Enero, 1996
Este informe se centra en el estado de desarrollo de la acuicultura y el medio ambiente en
el Golfo de Fonseca al sur de Honduras. El estudio nos permitió complementar
investigaciones anteriores desarrolladas en zonas de altura de Honduras (ver Dewalt,
1983; 1985; Stonich,1993; Stonich and Dewalt, 1989) con un estudio de los procesos
que afectan a la gente, recursos naturales del Golfo y su entorno. El Golfo del Fonseca,
que limita con El Salvador, Nicaragua y Honduras, es un área rica en biodiversidad, en
donde es posible encontrar recursos marinos, extensas áreas de bosques de mangle,
lagunas, estuario, marismas y enclaves de selvas tropicales secas.
El mayor efecto social del auge del algodón fue el aumento de la desigualdad para
acceder a terrenos. Los grandes terratenientes suprimieron la ocupación de tierras por
parte de los trabajadores, los derechos de cultivos compartidos, elevaron
exorbitantemente los tasas de arriendo de terrenos y despojaron a la fuerza a los
trabajadores de tierras estatales o de tierras de posesión indeterminada (Durham, 1979;
Boyer, 1983, pág. 94). De esta manera, el aumento de las plantaciones de algodón
desplazó a muchos pequeños agricultores de los terrenos más apropiados para la
agricultura hacia el sur, forzándolos a cultivar en escarpados falderos montañosos (ver
DeWalt, 1985). No obstante, el algodón proporcionaba un importante número de fuentes
de trabajo temporales durante la temporada de cosecha. Hasta principios de 1990,
cuando los disparatados costos de inversión y el daño medioambiental pusieron fin a la
producción de algodón en la región, la fibra de algodón de la zona era cosechada a mano.
Las concesiones de 20 años fueron licitadas a compañías o individuos por cuatro Lempiras
(menos de US$ 1) por hectárea por año (6). Las personas de escasos recursos y
comunidades locales se han quejado del proceso mediante el cual han sido otorgadas las
concesiones, a pesar del bajo costo adquisición. Los recursos económicos y políticos que
han influido en el proceso de concesión han ido más allá del propósito de las
cooperativas, comunidades agrícolas o individuos relativamente pobres. El otro problema
con las concesiones, es el límite de las propiedades, los cuales son bastante imprecisos,
no tienen títulos de propiedad y nunca han sido medidas, derivando en duros conflictos
entre individuos y compañías que creen que poseen concesiones de tierras en común, y
porque los cultivos de camarones se están expandiendo ilegalmente hacia las áreas de
reservas o que están invadiendo tierras comunitarias. Una vez que se otorgan las
concesiones, los productores de camarones cavan pozos en los cuales se depositan
postlarvas, que son alimentadas hasta que alcanzan un tamaño apropiado para su
comercialización. Debido, en gran parte, a que los valiosos camarones son fácilmente
robados desde los pozos abiertos, las compañías han instalado rejas, guardias armados,
restringiendo el tránsito por vías y/o áreas de acceso que alguna vez habían sido
utilizadas libremente.
Las fincas camaroneras han tomado control de lagunas estacionales, ya sea a través
de la construcción de diques o caminos que han alterado su hidrología.
Los cultivos de camarones causaron la disminución de las pesqueras del Golfo, a través
de las actividades de recolección de larvas de camarones. Cuando recolectan las larvas
de camarones, también atrapan a pequeños peces que luego son botados en la playa.
Por otro lado, también están los productores de camarones. La Asociación Nacional de
Acuicultores de Honduras (ANDAH) representa alrededor del 25% de los grandes
productores. ANDAH y los administradores de cultivos de camarones reportaron:
El aumento de sedimento está llenando los estuarios, lo que afecta la calidad del agua
y causa la destrucción de los bosques de mangle.
Los conflictos en la región se han vuelto cada vez más violentos. Los caminos hacia las
fincas camaroneras han sido bloqueados, se han quemado edificios de algunas compañías
y durante una manifestación fue bloqueado un puente importante de la Carretera
Panamericana; también algunos importantes miembros y líderes de la CODDEFFAGOLF
han sido amenazados. Pescadores han informado de un creciente hostigamiento por parte
de los guardias de las fincas camaroneras, incluso cuando usan estuarios públicos, tres
pescadores han sido asesinados y, al menos en un caso, guardias de una de las más
grandes fincas camaroneras han sido responsables (CODDEFFAGOLF, 1993, pág. 13:2).
Métodos
Uno de los grandes problemas son los conflictos de las regiones del sur, por la poca
información confiable que existe para verificar o contradecir los reclamos y para dar
respuesta a las reclamaciones por parte de los involucrados. Nuestro objetivo fue
desarrollar, reunir y analizar información con respecto a la situación medioambiental y de
los conflictos en el Golfo de Fonseca. El objetivo era establecer una pauta preliminar y
hacer recomendaciones útiles para los planes del manejo de recursos sostenibles que se
desarrollan en el área. Se desarrolló un estudio medioambiental y socioeconómico usando
los siguientes métodos.
Durante tres años, las fotos aéreas (escala 1:20.000) se interpretaron usando un
geoscopio y verificando a través de catastro en terreno. En ese entonces, las fotos
interpretadas se usaban para producir mapas que indicaban el uso de la tierra en la
región. Una vez que se diseñaron los mapas y se revisó el terreno, el cálculo del área por
tipo de uso se realizó utilizando un planímetro electrónico. Se efectúo un sobrevuelo a
baja altura para verificar la interpretación de la fotografía aérea, además de obtener el
beneficio de contar con impresiones cualitativas a gran escala del estado de los bosques
de mangle, la extensión de cultivos de camarones y cualquier otro indicador de cambio
ambiental. Se elaboró un resumen del uso del terreno por categoría y año para las tres
series de datos. Los cambios en el uso del terreno se calcularon superponiendo la
información actual (por ejemplo, el área ocupada por los cultivos de camarones) con las
áreas correspondientes a años anteriores.
Además del análisis de los patrones de uso del terreno, se realizaron evaluaciones
cualitativas de los procesos y consecuencias ecológicas en el área del Golfo de Fonseca
durante enero y febrero de 1993. Estas valoraciones cualitativas se efectuaron por medio
de la revisión de informes anteriores y publicaciones relacionadas, reuniones formales con
individuos y grupos de interés en el área de Tegucigalpa y del Golfo de Fonseca y visitas a
terreno a los sectores de cultivos de camarones, bosques de mangle y otras áreas. Las
visitas a terreno se realizaron en áreas seleccionadas sobre la base de un impacto
ambiental y social esperado. Se utilizaron procedimientos evaluativos rápidos que
incluyeron entrevistas a individuos elegidos con el propósito de representar las opiniones
de la gente interesada y de las organizaciones del sur. Estas entrevistas incluyeron a
empleados de ambos sexos de las fincas camaroneras y plantas de empaque,
administradores de fincas camaroneras, granjeros, pescadores, autoridades comunales,
instituciones de beneficencia, organizaciones ecológicas, la Cámara de Comercio,
autoridades de gobierno y administradores de agroindustrias. Se entrevistó a personas de
10 villas que se extendían desde la frontera con Nicaragua hasta la frontera con El
Salvador. Las entrevistas se enfocaban en los efectos del cultivo de camarón y otras
áreas de desarrollo económico de la región, como las actitudes y opiniones de los
entrevistados relacionadas con estos avances.
Con el objeto de obtener información básica sobre los posibles efectos del uso de
pesticidas agrícolas en las cuencas que desembocan en el Golfo de Fonseca, se
recolectaron muestras de agua, suelo y tejidos de almejas en todo el Golfo y se enviaron
a la Fundación Hondureña de Investigación Agrícola para ser analizados. Además se
llevaron muestras de agua al Laboratorio Bacteriológico del Gobierno para un análisis
total de coliformes y coliformes fecales.
5. Resultados
Los bosques de mangle constituyen la base del sistema de estuario tropical, protegen a
las orillas evitando la erosión costera, sirven como terreno para la reproducción, crianza y
como fuente de alimento para muchas especies de peces, animales y moluscos, también
proporciona un hábitat a numerosas especies migratorias y endémicas (Balley, 1988). Se
estima que cerca de la mitad de los bosques de mangle ya han sido destruidos (Weber,
1994, pág. 23).
El estado y extensión de las zonas de bosques de mangle en el área del Golfo de Fonseca
es una muestra directa de toda la condición del ecosistema y su productividad. La tabla 1
muestra los cambios de los patrones del uso del terreno desde 1973, calculado con las
tres series de datos de los mapas diseñados a partir de las fotografías aéreas. Como se
indica allí, la cantidad de terreno agrícola ha variado muy poco desde 1973. Los salares y
los bosques de mangle, las áreas en las cuales se han desarrollado los cultivos de
camarones han disminuido en su extensión. La pérdida total de las plantaciones de
mangle adulto se estima en 6.760 hectáreas o 22% del mangle denso (30.697 hectáreas)
en 1973.
Los cultivos de camarones pueden afectar al mangle de dos maneras: por la construcción
de estanques, edificios y otras instalaciones que desplazan directamente al mangle, y
también indirectamente, como consecuencia de las alteraciones en la hidrología, que
puede ocasionar la construcción de un camino que modifique la mezcla de agua dulce y
de agua salada. Los primeros efectos son más fáciles de determinar que los últimos. Con
el objeto de cuantificar qué cantidad de la disminución del manglar se debe a la
construcción de fincas camaroneras, se compararon las 1993, existían 11.515 hectáreas
destinadas al cultivo de camarones de las cuales el 37,4% (4.307 hectáreas) se
desarrollaron en terrenos que alguna vez estuvieron cubiertos por pequeños bosques de
mangle, abultados o adultos. Las pérdidas, según tipo de mangle, atribuibles
directamente a la construcción de fincas camaroneras, se muestran en la Tabla 1. Las
pérdidas se manifiestan como se indica a continuación.
Las fincas camaroneras son el factor que ha afectado mayormente al mangle pequeño y
abultado. Los efectos ambientales que puede ocasionar la extracción de grandes
extensiones de mangle pequeño y abultado del ecosistema se desconocen hasta el
momento. A pesar de que estas áreas no son tan productivas como los sistemas
productivos con una vegetación más densa, es altamente probable que su destrucción en
grandes cantidades afectará adversamente toda la productividad y evapotranspiración, la
acumulación de sedimentos. Tal destrucción también podría afectar negativamente la
supervivencia de los bosques de mangle más sanos con los que colindan.
El Gobierno de Honduras ya ha concedido aproximadamente 31.000 hectáreas para un
posible desarrollo de cultivos de camarones, de las cuales se han ocupado 11.515
hectáreas. Una parte importante de la concesión restante está ubicada en áreas con
mayor vegetación. Esto significa que la cantidad de mangle que podría ser destruido por
construcciones, si el terreno entregado en concesión restante se utiliza, sería
significativamente superior a la cantidad que ha sido destruida hasta ahora. Es
importante observar que los suelos en que están los bosques de mangle en estado
natural tienen, comúnmente, un alto contenido orgánico y baja concentración de oxígeno,
lo que genera un medio ácido. La construcción de estanques en estas áreas secas ha
provocado una oxidación de los suelos, de tal manera que las capas de suelo superior
contienen una acidez considerable, luego que se llenan los nuevos estanques. Los
camarones están naturalmente adaptados a las condiciones relativamente alcalinas de las
aguas oceánicas y no crecen en las condiciones ácidas en que se encuentran los
estanques ubicados sobre el suelo de los bosques de mangle. Los cultivos de camarones
que se han construido aventuradamente sobre plantaciones de mangle casi siempre fallan
inevitablemente. Por este motivo los lugares predilectos para el cultivo de camarones son
los suelos fangosos estériles que están sobre la altura del borde del terreno en que se
ubican los bosques de mangle (Vergne, Hardin & DeWalt, 1993, pág. 20–21). Las
enormes ganancias relacionadas con la acuicultura de camarones en áreas como el sur de
Honduras, a menudo tientan a inversionistas pequeños o inexpertos a expandirse a áreas
de mangle. Desafortunadamente, muchos de los terrenos entregados en concesión, que
no se han utilizado, son áreas no aptas. Así, aunque la extracción de unas 2.174
hectáreas de bosques de mangle de baja densidad y abultado podrían no tener un
impacto demasiado serio en la ecología del área. La extracción de otras 10.000 a 20.000
hectáreas más de plantaciones de mangle abultado y pequeño adicional es significativo y
debe ser prohibido.
Autoridades de gobierno y la gente relacionada con la pesca han ido tomando cada vez
más conciencia sobre la reducción en la población de peces y camarones en el Golfo de
Fonseca. Aunque no hay estadísticas confiables disponibles. La pesca comunitaria ha
disminuido sustancialmente, los pescadores que alguna vez fueron capaces de tener una
vida respetable, ahora dan cuenta de que deben dedicarse a cortar mangle para leña u
otras actividades económicas para sobrevivir.
CODDEFFAGOLF afirma que la industria de acuicultura ha sido directamente responsable
de la disminución de la pesca, por la recolección de postlarvas de camarón salvaje
(principalmente Penaeus vannamei, aunque el Panaeus stylirostis también se usa) para
alcanzar los volúmenes requeridos para la comercialización. El cultivo se realiza
usualmente en estuarios por gente del lugar, que utiliza equipos de mallas de pesca que
van desde redes manuales de arrastre hasta redes tipo jábega (de 30 metros o más).
Esta recolección de postlarvas se paga sobre la base del número capturado. Hemos
estimados que aproximadamente 3.3 billones de postlarvas de camarones se utilizan para
llenar los estanques en Honduras (Vergne, Hardin & DeWalt, 1993, pág. 51). Después del
proceso de recolección de postlarvas, los peces recién desovados de muchas especies
también son capturados. Aunque no hay disponibles estudios acabados que documenten
la extensión de esta pesca, en Honduras se ha estimado, al azar, un radio de 1:5 en
captura secundaria (Foer, 1992). Es así como se ha estimado que existen quizás entre 12
y 15 millones de peces recién desovados de otras especies capturadas y generalmente
tiradas en la playa. El impacto de esta presión en el abastecimiento de la cantidad de
camarones y otros organismos acuáticos es difícil de evaluar. La población ecológica
sugiere que el camarón penacido y muchas especies de peces de zonas tropicales bajas
no podrían soportar la presión de la pesca en su ciclo primario de vida como lo hacen con
los cambios ambientales críticos. Estas son poblaciones seleccionadas que canalizan la
mayoría de sus energías en producir un número abrumador de descendencia y su
estrategia evolutiva se basa en una alta mortalidad en las primeras etapas de vida.
Aunque deberían haber protestas contra la destrucción licenciosa de peces recién
desovados, todavía es un asunto de conjetura en cuanto a la pérdida de billones de
individuos juveniles, pudiendo afectar a la población adulta.
Los cultivadores de camarones informan que un factor mucho más significativo en la baja
de la población de peces es el creciente número de pescadores. El número de pescadores
de tiempo completo y media jornada en el Golfo de Fonseca es conocido, pero está
aumentando rápidamente. Según informes, en 1985 habían 1.500; en 1990, 2.875
(Sirila, 1991, pág. 13), pero informes de los diarios citaban frecuentemente a 6.000
pescadores artesanales (por ejemplo, Tiempo, 21 de enero, 1993, pág. 11). Aunque se
desconocen los números absolutos, la creciente presión sobre los recursos del terreno y
pesqueros se está volviendo cada vez más grave. Con respecto a lo anterior, en Cedeño,
una comunidad en una pintoresca playa, la escasez de terrenos para la construcción de
casas se ha vuelto tan grave que la gobernación del pueblo promovió y apoyó a las
personas que invadieron territorios cercanos a tierras agrícolas. Esas tierras están
actualmente ocupadas por una gran cantidad de colonos ilegales. Las respuestas de los
pescadores con respecto a la disminución de la producción, predeciblemente ha guiado a
cambios tecnológicos para aumentar la producción a corto plazo. Mientras que el nylon
con anzuelos y redes arrojadizas fueron alguna vez los únicos métodos usados, desde
mediados de los 80 se volvió común el uso de redes de captura finas. Las redes de
captura finas (dos pulgadas o menos) son muy poco selectivas, debido a que atrapan
peces jóvenes y especimenes no deseados, amenazando de esta manera la sobrevivencia
a largo plazo de la población de peces en el Golfo. Los pescadores también han expresado
sus deseos de utilizar motores más poderosos para adentrarse más al interior del Golfo.
Los últimos avances en el uso de tecnología, pescadores de Cedeño en 1992, compraron
cuatro botes de fibra de vidrio.
Este escenario se puede ver como “una tragedia de situaciones comunes”. El rápido
crecimiento de la población causa una expansión hacia áreas ecológicamente ricas pero
frágiles. Los recursos no están sujetos a derechos de propiedad privado, sino que son
recursos de propiedad pública. La nueva población que ocupa este campo común carece
de instituciones sociales o culturales que los ayuden a manejar esas tierras para el
beneficio de todos. El resultado es que la población en crecimiento podría explotar los
recursos en demasía, lo que conlleva a una destrucción potencial de la existencia de
peces y mariscos. Todavía no está claro cuán grande será el efecto que tendrá en los
recursos del Golfo de Fonseca por la recolección de postlarvas de camarones salvajes y
las intensas presiones en la pesca. Las fluctuaciones a largo y corto plazo de la población
de peces afectada por la corriente de El Niño u otros factores climatológicos no pueden
ser excluidas como agentes perjudiciales para las pesqueras. Desafortunadamente, no se
han reunidos datos confiables para documentar la extensión de la disminución de la
pesca. También es posible que otros factores medioambientales estén afectando las zonas
de alimentación de esta población. Ahora nos referiremos a ese tipo de posibles
circunstancias.
La calidad del agua es de vital importancia para los recolectores y pescadores de recursos
naturales del Golfo de Fonseca, como también para las fincas camaroneras, las cuales
para sus operaciones dependen de este parámetro. Como ha sucedido con otros factores
considerados aquí, hay escasas fuentes de información acerca de cómo ha variado en el
tiempo la calidad del agua. La amenaza potencial más grande para el Golfo de Fonseca,
las camaroneras y pesqueras es la contaminación del área por el mal uso o uso
indiscriminado de pesticidas. El ecosistema de los estuarios y el Golfo en virtud de su
poca profundidad y baja nivel de intercambio son muy propensos a la contaminación. Se
reportaron altas tasas de mortalidad de peces de consumo en la década de los 70, las
cuales fueron relacionadas al uso de pesticidas en el cultivo de algodón (Dickinson et al.,
1986).
Dos de las cinco muestras de tejido (almejas) habían acumulado niveles detectables de
Endosulfan y Aldrina (0.002 ppm).
Dos de las cuatro muestras de tierra tomadas de una zona de estuarios de los ríos
Choluteca y Negro, han presentado niveles detectables de Mevinfosfato, un pesticida
usado para controlar plagas, vegetaciones y cultivos frutales (para mayor detalle de
las áreas en que se tomaron las muestras ver Vergne, Hardin and DeWalt, 1993, pág.
97).
Las alteraciones causadas por la actividad agrícola en las regiones vecinas son de una
gran importancia para los manglares, porque estos árboles tienen una gran habilidad para
acumular complejas moléculas químicas (Walsh, 1973). Los compuestos derivados de
pesticidas agrícolas pueden persistir en aguas de lluvia, debido a la capacidad de
biodegradación relativamente débil de los terrenos de la vegetación de manglares, los
cuales son pobres en oxígeno (Pannier, 1979).
La eutroficación local de agua debido a las aguas residuales de las piscinas de camarones
también es materia de preocupación. Varios administradores de fincas camaroneras,
particularmente en el área de San Bernardo, indicaron que la degradación de la calidad
del agua era una seria preocupación para una administración efectiva de sus operaciones
de producción. Las aguas residuales de las piscinas de cultivo tienen un alto grado de
permanencia en las entradas del mar, que son pobremente bañadas por aguas del mar y
que frecuentemente se devuelven por las tomas de agua de las fincas. En una finca, los
desechos orgánicos del drenaje de una piscina camaronera y la demanda de oxígeno
bioquímico eran tan elevadas que el nivel de oxígeno disuelto en el agua de las entradas
que suministraban agua era frecuentemente de menos de 0.5 ppm (Jack Crocket,
comunicación personal). Por medio de referencias, la solubilidad del oxígeno en aguas –
una función física de temperaturas y salinidad– de una supuesta calidad encontradas en
las extensiones superiores del mar fueron de entre 6.0 ppm y 8.0 ppm o 90% mayor de
las que se registran actualmente. La mayoría de los macroorganismos acuáticos de aguas
tibias no son afectados si los niveles de disolución de oxígeno alcanzan periódicamente
5.0 ppm (Wheaton 1977), pero niveles menores dan como resultado un creciente estrés a
los animales, siendo el umbral de rango de entre 1.0 y 3.0 ppm, dependiendo del tipo de
animal. El tema final de calidad de agua está relacionado con la creciente cantidad de
sedimento que es transportado por el escurrimiento de agua dulce desde las aguas
provenientes de las montañas. La deforestación e intensas prácticas agrícolas en las
laderas, combinadas con la intensidad de los chubascos en los períodos de lluvia han
producido una erosión extremadamente alta en el suelo (DeWalt, Stonich y Hamilton,
1993) como también el arrastre de sedimento hacia las zonas de estuarios.
Así, como sucede con otros efectos medioambientales, hemos considerado que los
procesos y causas de los problemas son muy complejos. La población en expansión y la
creciente intensidad de la agricultura en la región, especialmente en las comunidades de
los faldeos de las colinas, han contribuido a la erosión y sedimentación del suelo. La
agricultura comercial reviste peligros debido a la contaminación con pesticidas, mientras
la expansión de la acuicultura está ligada a la eutroficación de las aguas.
Uno de los principales debates de los efectos medio ambientales con respecto a las fincas
camaroneras en Honduras es la gran importancia de las lagunas estacionales y los
procesos ecológicos locales y los bosques. Alimentados por aguas de lluvias, estas
piscinas temporales se desarrollan anualmente en las partes áridas y zonas parcialmente
cubiertas por vegetación, tras los bordes de la vegetación de manglares. Las altas mareas
de la temporada –resultado de los altos niveles de escurrimiento de agua en los ríos y
riveras– crean condiciones salinas en las piscinas y, lo que es más importante, introducen
larvas y postlarvas de camarones en peces y crustáceos. Al final de la temporada de
lluvias, la mayoría de las lagunas se aíslan del contacto de aguas abiertas y se comienzan
a secar. A partir de ese punto, la reducción y desaparición final de las lagunas, el
aumento de la salinidad y temperatura, la disminución de la capacidad de arrastre de las
piscinas residuales y el aumento de la cantidad de biomasa conllevan hacia los límites
finales de cada sitio. Este proceso es altamente aprovechado por aves migratorias y
especialmente por la población humana de la región, de los cuales se deriva la utilidad
ecológica de las lagunas.
Los pescadores artesanales se trasladan hacia las lagunas a medida que los peces y
camarones se juntan en las piscinas de agua finales. A pesar de que la producción por
unidad/área es baja, considerando los tamaños originales de las lagunas, la concentración
final de la cosecha resulta relativamente alta si se compara la producción con unidades de
esfuerzo. La producción total es a menudo calculada entre décimos de miles de libras, de
los cuales la mayoría son camarones de alto precio. A pesar de su carácter esporádico,
estos beneficios han representado tradicionalmente una gran importancia a las opciones
marginales disponibles que tienen los pescadores para ganarse la vida.
Las aves acuáticas, raptoras y zancudas que migran hacia la zona también traen grandes
beneficios a la productividad de las lagunas. En octubre de 1985, período de gran
abundancia de aves migratorias y residentes de invierno, se observaron 71 especies
asociadas a las lagunas en un período de 12 días (Varela, Cerrato y Milla 1985). La
perturbación o eliminación de estas piscinas estacionales afectaría tanto a la población de
aves residentes como a la migratoria y, posteriormente, a la fauna de aves de Estados
Unidos y Canadá.
Un considerable número de fincas han sido construidas sobre o a la orilla de lo que solían
ser lagunas de invierno o estacionarias. De las fotos aéreas de 1982, se estimó que cerca
de 632 hectáreas de lagunas estacionarias estaban disponibles para los pescadores
artesanales. La revisión de áreas ahora ocupadas por fincas camaroneras o de los mapas
de territorios concesionados indican que alrededor de un tercio de las áreas ha sido o será
físicamente perdida. Adicionalmente, el acceso a las áreas mencionadas podría ser
restringido debido a las rejas y control de acceso hacia las fincas camaroneras. Los
cambios hidrológicos del área, debido al desarrollo actual y futuro de fincas camaroneras
y actividad agrícola (praderas), impedirían el flujo de agua hacia las lagunas invernales
reduciendo así su productividad.
Algunas de las más serias confrontaciones han ocurrido entre las fincas camaroneras y las
comunidades cuyos miembros se sienten con derecho de explotar los estuarios y las
lagunas temporales (invernales). Los conflictos sobre el uso de esas lagunas provienen de
su alta conveniencia para convertirlas en fincas camaroneras. Secas la mayor parte del
año (las lagunas están escasamente pobladas por vegetación o totalmente estériles),
están cercanas a fuentes de agua del mar y generalmente poseen otras características
favorables para la construcción de fincas camaroneras. Algunas comunidades han
instalado rejas y cercas para prevenir el ingreso desautorizado a las lagunas invernales
por parte de recolectores de postlarva de camarón, granjeros y otras personas miembros
de la comunidad. Guardias armados de dos comunidades de reformación agrícola estaban
acampando en Laguna Alemania a comienzos de 1993, para tratar de impedir que
terratenientes extendieran sus pastizales al interior de sus predios. Personas de estas
comunidades reportaron que fueron amenazados por aquel terrateniente y su poderoso
hermano político. Entonces, las mayores amenazas a estas importantes lagunas
ecológicas invernales provienen del desarrollo agrícola y acuícola en la región. Este es
sólo un aspecto de los más serios problemas sociales en el sur de Honduras, que se
relaciona con la percepción de la gente de que la riqueza ha sido dada con la ayuda del
Estado y que se han apropiado de recursos de propiedad pública para beneficio de sector
privado.
6. Conclusiones
Los efectos de la industria del camarón en la pesca del Golfo de Fonseca son aun menos
claros. A pesar de que la recolección de postlarvas de camarones ha conllevado a la
destrucción de peces pequeños y otros organismo marinos, aún se desconoce el efecto de
esto sobre la cantidad natural de peces, camarones y mariscos. Las fincas camaroneras
han comenzado a utilizar embriones importados desde criaderos como suplemento de las
postlarvas salvajes. Esto puede reducir la cantidad recolectada de postlarvas naturales,
pero también hay un factor potencial de introducción de organismos infecciosos (ver
Vergne, Hardin y DeWalt, 1993, pág. 59), por lo que este procedimiento debería ser
supervisado cuidadosamente.
La disminución de la calidad del agua en las zonas de fincas camaroneras es una seria
preocupación. Las fincas para su supervivencia dependen del acceso a aguas limpias
pero, especialmente en áreas donde cohabitan estrechamente con varias fincas, la carga
de desechos orgánicos se está volviendo un problema.
Puede que esto limite la expansión de las fincas camaroneras, afectando las zonas de
alimentación de peces y mariscos. Hay otros problemas de calidad de agua originados por
contaminación de la agricultura. Las 10 muestras de agua analizadas durante este estudio
contenían niveles detectables de pesticidas, algunos de los cuales se registran como
concentraciones que se aproximan a dosis letales para los organismos de pruebas de
seleccionados.
Los procedimientos más eficaces para lograr un desarrollo sostenido son aquellos
generados a partir de medio ambientes particulares a través de: (a) políticas apropiadas
de iniciativas y sanciones a nivel nacional y regional; (b) diálogos y compromisos
efectivos por parte de propietarios en conflicto, y (c) asistencia técnica y financiera
especializada de agencias de desarrollo bilaterales y multilaterales. Estas soluciones
deben estar basadas en un entendimiento de las complejas causas de los problemas
medioambientales en los sistemas locales. A menudo, como hemos mostrado aquí, estas
causas incluyen una distribución y acceso desigual a recursos naturales, indiferencia y/o
poca capacidad del gobierno para aplicar políticas sociales y medioambientales, y
patrones de desarrollo basados en el uso de recursos no sostenibles.
7. Recomendaciones
(ii) Se debe requerir una investigación de evaluación de impacto ambiental para futuras
ampliaciones o construcción de fincas camaroneras. Se deben regular los permisos
de desarrollo en un contexto de plan regional aprobado. Los permisos de
ampliación, rentas de concesiones y medidas apropiadas de solución se deben usar
para adquirir salidas al mar, establecer plantaciones de manglares y desarrollar
reservas. Se deben conceder incentivos a manera de facilidades de pagos de
impuestos para aquellas operaciones de acuicultura que desarrollen áreas de
reservas dentro del contexto de sus planes de administración.
(iii) Se debe requerir una evaluación social para todas las futuras adiciones o nuevas
construcciones de fincas camaroneras. La evaluación social debe incluir una
determinación de cómo el desarrollo afectaría las partes involucradas de la región
(por ejemplo, comunidades, pescadores, granjeros, etc.) y recomendar medidas de
solución para disminuir el impacto negativo y fomentar los potenciales efectos
positivos.
(v) Las áreas protegidas deben ser delineadas y se necesita desarrollar un programa de
administración para cada área. La delineación de zonas de vida silvestre, manejo de
diversas especies y unidades de conservación del hábitat (para la biodiversidad)
deben ser parte integral de la delineación de las áreas protegidas.
(vi) Deben delinearse las áreas de administración múltiple. Estas deberían incluir zonas
de pesca artesanal, zonas de captura de postlarvas y áreas de recolección
sostenibles.
(ix) Para proteger el medio ambiente, todos los pesticidas, herbicidas y químicos
similares se deben aplicar de manera totalmente consistente con el uso para el cual
fueron elaborados. Se debe eliminar el uso de pesticidas no reconocidos y fomentar
el uso apropiado de químicos aprobados.
Notas
1. Durante los años 1980 y 1990, la industria del azúcar y algodón estaban en un período de
decadencia. Hacia el año 1993, los agricultores han dejado de plantar algodón, debido a los
altos precios de los pesticidas. La disminución de estas plantaciones dejó como resultado una
importante pérdida de trabajos, e incluso más presiones en la gente para emigrar.
2. El trabajo con recursos escasos o ingresos medios provoca uso intensivo de estanques de
producción de camarones en la estación de lluvias y parte de la producción de sal se realiza en
la época de calor. La producción de sal involucra la transferencia de agua de mar a una serie
de estanques cada vez más pequeños, donde la evaporación incrementa la concentración de
sal. El paso final es poner el agua en estanques de poca profundidad, forrados con un plástico
negro. En períodos cortos, el agua se evapora y se recoge la sal en las bolsas. Esta tecnología
a probado ser efectiva y ahora está siendo usada por la mayoría de los productores de sal. Tan
sólo unos pocos pequeños productores de sal siguen usando estanques para la producción de
camarones y sal. No está claro si, al aumentar la escala de producción de camarones y sal, las
cooperativas obtienen beneficios económicos. La U.S. AID ha concluido que tan sólo grandes
empresas obtienen ganancias, y los créditos y asistencia técnica para pequeños productores ha
terminado.
3. Existe una gran discrepancia con relación al empleo. Los ejecutivos de ANDAH (Asociación
Nacional de Acuicultores de Honduras) indican que la actividad reporta 25.000 trabajos
directos, los artículos periodísticos normalmente mencionan 16.000 puestos de trabajo, y la
Cámara de Comercio de Choluteca y Valle indican que son 11.900. Otros estudios indican que
las fincas camaroneras emplean a 1 persona por hectárea (SECPLAN/DESFIL, 1989, p179).
Nosotros optamos por usar los datos entregados por la Cámara de Comercio, que al parecer
utilizaría estimaciones más realistas.
4. Las fincas camaroneras y salas de packing de Honduras, para adelantarse a lo que consideran
leyes laborales restrictivas, emplean a contratistas quienes contratan a los trabajadores. El
contratista usa contratos de corto plazo con sus trabajadores, de modo de evitar el pago de
beneficios como el seguro social, bonos y una serie de pagos. El salario mensual promedio es
entre $ 90 – 100. Los trabajadores intentan formar agrupaciones que defiendan sus derechos y
los representen frente a los productores de camarones y dueños de packing (National Public
Radio, 1992; Vergne, Hardin and DeWalt, 1993. Pag. 70–72).
6. Quienes obtuvieron terreno por medio de las concesiones, tienen 2 años de gracia, a partir del
tercero y hasta el quinto año, la tasa de cuatro Lempiras se hacía efectiva. Después de eso, los
pagos se realizan en base a las ganancias; la tasa promedio de pago llega a ser 20 Lempiras
por hectárea.