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ACTUALIODAD Ju retiodcta URIA & MENENDEZ — Ne 2/2002 ACTUALIDAD JURfDICA URIA & MENENDEZ Indice ‘TRIBUNA ABIERTA La Ley de Enjuiciamiento Civil: un intento de balance tras un afio de vigencia. Ignacio Diez-Picazo Giménez. . seonnnninninsnnnmnenss 9 ARTICULOS Las entidades de crédito en el proyecto de ley financiera. Emilio Diaz Raia e Ianten restora oso weve 25 ‘Acerca de las orientaciones y contenidos fundamentales de la reforma del sistema de marcas espaiiol mediante la Ley 17/2001, de 7 de diciembre, de marcas. Jost Massaguer sm Jutisdiccién y comercio electrénico (una reflexién al hilo del proyecto de ley de servicios de ia sociedad de la informacién y del comercio electrénico y del Regla- ‘mento (CEE) 44/2001). Jess Remén Penalver. Laaplicacién del principio «non bis i tos contra el medio ambiente. Carlos de Miguel y Esteban Astarloa. 35 6 idem» y el concurso de delitos en los deli- 79 PRACTICA LATINOAMERICANA. Breve aproximacién al entorno jutidico de las inversiones extranjeras en el Perd. Caras Paredes. Apunte sobre la posible incidencia de las medidas de emergencia argentinas en. as obligaciones sometidas a Derecho espafiol. Eduardo Rodriguez-Rovina y Javier Mescas. 99 113 ACTUALIDAD DE DERECHO ADMINISTRATIVO, I. Legislacién . sennnannnes HY 1. Realizacién de actividades en materia de inffaestriceuras de wansporte y de ‘comunicaciones por las sociedades concesionatias de autopistas nacionales de je 2. Propuesta de Direciva sobre coordinacin de los procedimientos de adju cacién de contratos en los sectores del agus, de la energia y de los transportes. UL. Jurisprudencia 1. Motivacin del rechazo de las solicitudes de planteamiento de cuestién de in- constitucionalidad; 2. Derecho de reversin; 3. Actividades energétcas y planea- riento urban{stico; 4. Incompatibilidad de ciertas prevsiones de a legislaci6n turbanfstica italiana con la Directiva comunitaria sobre contratos piblicos de obras. ACTUALIDAD DE LA COMPETENCIA 1. Legislacién.. 1. Normativa comunitaria: 1.1. Ayndas de Estado, Directrices multisectoriales; 1.2, Popuesta de reforma de as reas de distribuciin de vebeulos a motor; 1.3. Dise pensa del pago de las multas y reduecién de su importe en casos de cértel; 1.4, Informe sobre la aplicacin de los Acuerdos internacionales entre las CCE. 1 los Gobiernos de EE.UU. y Cenadd, 2. Norraativa espafiola: 2.1. Creacién de ‘organisms autonémices de definsa de la competencia; 2.2. Criterios de andlisis de operaciones de concentracién econémica. 125 IL. Jurisprudencia, 1, Abuso de posicién de dominio, Monopolio postal (art. 82 TCE); 2. Impo- sicién de multas con arreglo a las Directrices de 1998; 3. Responsabilidad de las empresas matrices por la conducta de filiales adquiridas con posterioridad ala comisién de una infraccién; 4. Compatibilidad con el TCE de la prohibi cin de colaboracién entre abogados y auditores; 5. Concepto de ayuda de Estado. Ayudas fiscales vascas en forma de crédito fiscal y de reduccién de base imponible del impuesto sobre sociedades. 127 IIL Decisiones de la Comisién Europea. 1. Abuso de posicién de dominio; 2. Autorizacién de concentraciones econé- ‘micas; 3. Acuerdos y précticas de distribuciOn restictivas de la competencia, IV. Resoluciones del TDC.. .- 130 1. Abuso de posicién dominante por parte de sociedades gestoras de derechos de autor; 2. Concepto de acuerdo restictivo de la competencia: 3. Concepto de ibn. Exclusividad; 4. Principio de confianza legitima; 5. Ausencia de abuso de posicién dominante por parte de los laborarorios farmacéuticos 129 ACTUALIDAD INMOBILIARIA ¥ URBANISTICA L. Legislacién 1, Regulacién de los derechos de superficie, de servidumbre y de adquisicién -voluntaria 6 preferente én Catalufa; 2. Cesién de finca o edificabilidad a cam- bio de construccién futura en Catalufia; 3. Accesién y ocupacién en Catalufas 4, Ley de Urbanismo de Catalufia; 5. Ley del Suelo de Extremadura. Il, Jurispradencia, 1, Contrato de obra. Pago del precio: obligacién a término y no condicional. Exigibilidad, aunque el té:mino no haya llegado por causas no imputables al contratista; 2. Derecho de reversién; 3. Incidencia del planeamiento-urbanis- tico en las actividades enérgéticds; 4. Incompatibilidad de ciertas previsiones de la legslacién urbanfstica italiana con la Directiva sobre contratos paiblicos de obras; 5. Instalacién de un hipédromo en el centro urbano de Valencia. Actividades molestas, insalubres, nocivas y peligrosas; 6, Elevacién a escritura piiblica ainstancia de terceros ajenos al contrato, IIL. Resoluciones de la DGRN. 139 ‘Laampliacin de una hiporecano gota del rango registra de a hipotec orginatia. 133 138 ACTUALIDAD LABORAL Y DE LA SEGURIDAD SOCIAL, L. Legistacion wns 1 .Trabajadores extranjeros. Contingente para el afio 2002; 2. Seguridad Social. Bases y tipos de cotizacién; 3. Sociedades Cooperativas. Registro. M41 IL. Jurispradencia. snsnnannnennne 142 1. Valneracién de la libertad sindical. Acuerdos individuales sobre sistema de retribucién, jornada y horario; 2. Correo electrénico. Utilizacién sindi- cal; 3. Maternidad. Proteccién. Indemnizacién por despido de trabajadora | con jornada reducida por cuidado de hijo; 4. Fondos de Pensiones. Conso- lidacién de derechos econémicos en favor de empleados; 5. Opciones sobre acciones. Momento en que se tiene derecho al ejercicio de la opciéns 6. Seguridad Social. Socio administrador. Encuadramiento en el RETA; 7. Cuidado de los hijos. Resolucién indemnizada del contrato por mos cacién horaria. | ACTUALIDAD DEL MEDIO AMBIENTE 149 1, liminacién de residuos mediante depésivo en vertederos 2. Emisiones sonoras debidas a méquinas al aire libre; 3. Operaciones de valorizacién y eli- minacién de residuos. Lista europea de residuos. 150 IL. Jurisprudencia. 1, Actividades molestas, insalubres, nocivas y peligrosas; 2. Libertad de empre- sa vs, derecho a un medio ambiente saludable; 3. Delito ecolégico. Vertidos; 4, Injerencias por ruido, Vida privada y familiar; 5. Traslado de residuos den- to de la UE: Reglamento 259/93. ACTUALIDAD MERCANTIL T. Legislacién sannns 1. Recursos propios y supervisién en base consolidada de las entidades finan- cieras. ActualizaciOn de la normativa reglamentaria; 2. Reglamento del Regis- tro de Sociedades Cooperativas; 3. Creadores de Mercado de Deuda Péblica. Modificacién de la normativa de dmbito reglamencarios 4, Representacién de centidades en el Sistema Nacional de Compensacién Blectr6nica; 5. Fondos de Garantfa de Depésitos. Aportaciones a realizar por las entidades adheridas; 6. LO reguladora del derecho de asociacién; 7. Otias dispasiciones de interés de mbico nacional; 8. Organismos de inversincolectiva en valores mobiliar Directivas comunitarias; 9. Oras normas comunitarias en materia mercantil 10. Legislacién aucondmica de relevancia en materia mercanti 155 160 TL, Jurisprudencta v.rnnnnn 1, Disolucién, liquidacién y extincién de SA. Omisién de nombramiento de liquidadores: aplicacién de la Disposicién trans. 3° de la LSA; 2. Proteccién de los consumidores en caso de contratos negociados fuera de establecimientos comerciales: revocacién de contrato de crédito con garantia real; 3.-Péliza de préstamo: cambio operado sobre el concepto de cantidad liquida tras la entra- daen vigor de la nueva LEC; 4, Reclamacién de honoratios profesionales por parte de abogado de una sociedad mercantil por los servicios prestados en pro- yyecto de fusién; 5, Tarjetas de crédico: reclamacién de cantidades por su ut ‘acién; 6, Validez de un acuerdo de ampliacién de capital sin derecho de sus- ctipcién preferente; 7. Validez de la ejecucidn hiporecaria iniciada con posterioridad a la declaracidn del deudor en concurso; 8. Dividendos y bene- ficios sociales. Falta de legitimacién activa de quien ya no es accionista para impugnar acuerdos sociales; 9. Cl4usulas de vencimiento anticipado ext con- tratos de préstamo, IIL. Resoluciones de la DGRN .. 1, Acuerdos sociales de cese y nombramiento de administradores. Subsanacién de defectos. Principio de prioridad registral; 2. Adaptacién de Estatutos y reeleccién de administrador. Comperencia de la Junta General Universal; 3, Insctipcién de decisiones de socio tinico de SRL; 4. Junta General de SRL: imposibilidad de constitucién en segunda convocatoria. . 162 ACTUALIDAD NUEVAS TECNOLOGIAS IL Legislacién . 1. Telecomunicaciones: 1.1. Operadores principales en los mercados nacionales de servicios de telefonta fija y mébvil; 1.2. Operadores dominantes en los mercados nacionales de servicios de teleonta fia, servicios de alquiler de circutes, servicios de telefonta mbvily servicios de interconexin; 1.3, Presentacién de estudios9'cer- tificaciones por operadores de servicios de radiocomunicaciones; 1.4. Nuevo tipo de ‘licencia para la prestacién del servicio de telefonta mévil virtual; 1.5. Nuevo Cua~ dro Nacional de Atribuciin de Frecuencias. . Propiedad Intelectual ¢ Indus- wil: 2.1. Dibujosy médelos comunitarios: 2.2. nencianes realiadas en ls entes piiblicos de investigaciin, 3. Comercio Blectr6nico: 3.1. Transforencias interna cionales de datos de cardcter personal. Cléusulas contractuales tipo; 3.2. Estatuto dela entidad piblica empresarial Red es. 4. Alimaentatio: Principios generale de Ua legislacién alimentaria. Creacién de la Autoridad Europea de Seguridad Ali- mentaria, Jurisprudencia - 1, Audiovisual: Descodificadores: el RD 136/1997 vulnera el Tratado CE. 2. Propiedad Intelectuale Industrial: 2.1. Candeter distintivo de las marcas dimensionales; 22. Distincién entre modelos industriales y modelos de utilidad; 23, Responsabilidad objetiva por lainftaccién de derecho sobre un modelo de ut- Hidad; 2.4. Derecho de distribuciin: alguiler de discos compactas; 2.5. Sujeciin de os CDR informéticos grabablesa la remuneraciin compensatoria por copia pri- aiada de obras musicale. 3, Farmacéutico: Ausencia de abuso de posiciém domi- nante por parte de los laboratorios farmaceuticos, ACTUALIDAD PROCESAL (CIVIL Y PENAL) IL 1, Procesal civil: 1.1. Conuersién a euros de las cuantias establecidas en la LEC; 1.2. Competencia judicial, reconocimiento y eecucién de resoluciones judiciales en materia civil y mercantil: 1.3. Registro Central de Rebeldes Civiles; 1.4. Marcas; 15. Sistema judicial on-line de reclamacién de pequehas deudas en el Reino Uni- do, 2. Procesal penal: Proposicin de Ley de reforma parcial de la LECr, sobre procedimiento para el enjuiciamiento rapido e inmediato de determinados deltos ‘y fultas y de modificacién del procedimiento abreviado, Jurisprudencia 1. Procesal Civil: 1.1 Golaboracién integrada entre abogados y anditores; 1.2, Limites de la libertad de expresin del abogado en el ejercicio del derecho de defensa; 1.3. Subasta celebrada en juicio ejecutivo de bienes embargados al deu- dor declarado en concurso, teniendo lugar la adjudicacién después del requeri- ‘miento para la acumulacién. Validez de la adjudicacién. Legitimacién activa del depositario-administrador; 1.4. Tarjetas de crédito. Reclamacién de canti- dades por su uilieacin. Necesidad de aportar los datos que respecto a la misma shayan sido facilizades al emisor por los establecimientos adheridos; 1.5. Validez de un acuerdo de ampliacién de capital sin derecho de suseripcién preferente tor- ticeramente ejecurado por algunos accionistas; 1.6. Cosa juzgada. Inexistencia. Dos procedimientos de fliacién con igual finalidad pero diferente causa petendis 17. Validen de la ejecucin hipotecaria iniciada con posterioridad a la declara- cién del deudor en concurso; 1.8. Elevacién a escritura publica a instancia de terceros ajenos al contnato; 1.9. Dividends y beneficios sociales. Falta de legii- macién activa de quien ya no es accionisa para impugnar acuerdos sociales; 1.10. Subsanabilidad del defecto consstente en acudir al acto de a audiencia previa sin el poder especial que exige eb art, 414.2 de la LEC; 1.11. Cldusulas de vencimiento anticipado en consratos de préstamo, 2. Procesal penal: 165 im 175 181 2.1, Inconstitucionalidad del art. 557 de la LECr. Ampliacién del concepto de domicilio a las habitaciones de establecimiento hotelero a efectos de exigir auto- rizacién judicial en caso de entrada y registro; 2.2. Validea de grabacién telefo- nica. Improcedencia dela audicién indiscriminada en el proceso de la totalidad de las grabaciones telefBnicas efectuadas; 2.3. Toma de muestras en procedi- ‘miento por delito contra el medioambiente: naturaleza de diligencia policial y no de prueba preconstituida. Validex cuando sus resultados se incorporan al jui- cio oral a través de un medio de prueba admitido en Derecho; 24. Usibizacién ‘fraudulenta de tarjeta de crédito constitutiva de estafa informética; 2.5. Delito ‘ecoldgica, Vertidos. ACTUALIDAD DEL TRANSPORTE IL. Legislacién.. 1, Maritimo: 1.1. Acuerdo Internacional sobre Privilegios ¢ Inmunidades del Tribunal Internacional de Derecho del Mar; 1.2. Petroleros de doble casco; 1.3. Operaciones de carga y descarga de graneleros; 1.4. Inspeccién de buques; 1.5. Control por el Estado del puerto del cumplimiento de determinados Con- venios internacionales marttimos; 1.6. Informacién de los bugues que hagan scala en puertos comunitarios, 2. Puertos: 2.1. Adwanas, Declaracién sumaria para el trdfico maritimo; 2.2. Aduanas. Manifiestos de carga. 3. Transporce por carretera: 3.1. Gravdmenes sobre los vebleulos; 3.2. Infraestructuras. Auto- ‘pistas nacionales de peaje. 4. Transporce por ferrocatrl: 4.1. Inftaestructuras ferroviarias: Gestor de Infraestructuras Ferroviarias; 4.2. Infraesructuras ferro- viarias de Cataluha. 5. Aéreo: 5.1. Transporte aéreo, Normativa JAR: 5.2. Transporteaéreo. Ayudas; 5.3. Aerapuertos. Asistencia en tierra; 5.4. Cireu- laci6n aérea. Jorisprudenci 1. Maritimo. 1.1. Valor probatorio si. Exoneraciin de responsabilidad al haber sido causado por avera sibita del buque. 2, Carretera: Diseribucién de reiponsabilidades entre ractora y semirremolque. 3, Ferrocartil: Jurisdiccién competente. Responsabilidad de RENFE. ACTUALIDAD TRIBUTARIA nl. ML. Legislacion cnnsnsn 1. Impuesto sobre la Renta de no de Convento; 2. Ingresos a cravés de entidad colaboradora y pagos fracciona- dos; 3. Modelos de declaracién; 4. Otras disposiciones de interés. Jatisprudenci 1, Impuesto sobre Sociedades (IS). Operaciones vinculadas; 2. IS. Naturaleza contable de las botellas de vidrio recornables; 3. IRPF. Retenciones a profesio- rales; 4. Impuesto sobre la Renta de no Residentes. Transferencia de tecnolo- gla. CAnones; 5. IVA. Base imponible, Subvenciones vinculadas al precio; 6.1VA. Deducibilidad de cuotas de IVA soportado en los supuestos de trans- misién global de un negocio; 7. Ley General ‘Tributaria (LGT). Responsables tributaries. Requisitos formales; 8. LGT. Domicilio triburario; 9. LGT. Apla- zamiento de pago de deudas tributarias; 10. LGT, Devolucién de ingresos indebidos. Intereses de demora. Doctrina administeativa .......cssssssssnserseeesnaseersnunecesennanessounsseeseensnneetensees 1 IRPF Rendimientos del trabajo. Sanciones; 2. Impuesto sobre la Renta de no Residentes. Imposicién complementaria sobre rentas transferidas. Base imponible; 3. IVA. Derecho a la dedueci6n; 4. LGT: Comprobacién Teibuta- sia; 5. LGT. Compensacion de eréditos y deudas eributarias. . 191 . 197 . 201 . 202 204 Consultas de la Direccién General de Teibutos son. IL IS, Deduceién por actividades exportadoras; 2 I. Subcaptaizacién 3. 1S. Operaciones de reestructuracién. Motivo econémico vilido; 4. IS. Régimen especial de arrendamiento financiero; 5. IS. Diferimiento por reinversién; 6. IRPE. Arrendamiento de negocios; 7. IRPE. Reduccién de capital con devo- lucién de aportaciones superior al precio de adquisicién; 8.IRPR. Pérdidas patrimoniales; 9. IRP. Ganancias 0 pérdidas patrimoniales. Usufructo sobre acciones; 10. IRPF ¢ IVA. Atribucién de rentas. Regla de la. prorrata; 11, IRPE, Presuncién de onerosidad. Usufructo gratuito sobre valores mobi- liatios; 12. IRPE e Impuesto sobre la Renta de no Residences. Calificacién de rendimientos; 13. IRPE. Retenciones ¢ imputacién de rentas del trabajo; 14, Impuesto sobre la Renta de no Residentes. Calificacién de rendimientos de productos informéticos; 15. Impuesto sobre la Renta de no Residences. Establecimiento permanente; 16. Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones. Hecho imponible; 17. IVA. Caducidad del derecho a la deduccién; 18. IVA. Concepro de entrega accesoria a una principal; 19. Impuesto sobre ‘Transmi- siones Patrimoniales y Actos Juridicos Documentados. Gestién. Cémputo del plazo de 30 dias. BIBLIOGRAFIA ....snne seennnmnnnnne 209 TRIBUNA ABIERTA mem LA LEY DE ENJUICIAMIENTO CIVIL: UN INTENTO DE BALANCE TRAS UN ANO DE VIGENCIA @ IGnacio Dfgz-Picazo GIMENEZ Catedriitico de Derecho Procesal de la Universidad Complutense de Madrid 1. Intropucci6n Vaya por delante, en primer lugar, que no se puede intentar en unas pocas paginas hacer un balance exhaustivo de un texto legal como la LEC, por lo que es necesario asumir el riesgo de dejar de lado miltiples aspectos o de tratarlos sélo superti mente. Y en segundo lugar, acometer esta tarea tiene Ja también evidente dificultad de que el tiempo transcurrido es escaso para hacer realmente un balance de lo que ha supuesto la LEC y, sobre todo, de cual ha sido o estd siendo su aplicacién practica. Mas, contando con esas dos claras dificultades, se intentard en las Ifneas que siguen crazar un panora- ma que se ajuste a lo que el titulo anuncia: un balan- ce de la LEC tras su primer afio de vigencia. Un balance de este tipo habria de incluir dos ele- mentos: datos y opiniones. Los primeros deberfan ser cuanto més abundantes mejor, esultat incontro~ vertibles y servir de base a las opiniones. Estas no habrfan de tener otra finalidad que la de permiir su contraste y, por tanto, servir de base para un debate. El problema estriba en que, al dia de hoy, resulta casi imposible contar con muchos datos contrastados 0 incontrovertibles sobre la aplicacién de la LEC des- de su entrada en vigor. Estrictamente del tipo apun- tado, los tinicos que he podido consultar son los del Informe sobre la incidencia de la aplicacin de la nue- 1 Ley de Enjuiciamiento Civil, elaborado por el Ser- de Inspeccién del CGP]. No obstante lo ilus- trativo del citado informe, hay que sefialar que esté basado sobre datos obtenidos hasta el 31 de mayo de 2001. Junto a eso, para hacer balance no puedo sino servirme de mi conocimiento o ciencia privada, que, aunque por fuerza serd parcial (pero no por ello ses- gada), se nutre de un amplio nimero de testimonios de referencia; esto es, de lo que un buen ntimero de profesionales forenses (jueces y magistrados, aboga- dos, procuradores y secretarios) me han ido transmi- tiendo durdnte estos meses, mds lo que, en menor medida, ha sido mi percepcién directa. ¥ si alguien concluyera que tengo algiin interés directo o indirecto em este asunto, esto es, en cual haya de ser el signo del balance, libre es de valorar la tacha segéin las reglas de sana critica. En todo caso, lo que queria empezar por sefialar es que un intento de balance de Ia LEC a los pocos meses de su entrada en vigor sélo puede hacerse, por fuerza, mds con impresiones que con datos e, incluso respecto de no pocas instituciones, ni siquiera puede hacerse, porque no se cuenta ni con lo uno ni con lo otro, por lo que, todo lo més, los juicios que se emitan no pasarin de ser conjecu- ras. Lo que, como se verd, si que existen y, en ciertos casos, abundantes son indicios, que, sobre la base de mézcimas de la experiencia, esto es, de enlaces precizos 19 directos segin las reglas del eriterio humano, pueden servir para establecer presunciones. Conviene antes de entrar en materia hacer otra consideracién de enfoque. Hacer un balance, enten- * Vease en Tribunales de Justicia, 2001, n.° 12, pigs. 37-43. a ‘TRIBUNA ABIERTA ee - RABUN ABIERTA Actuulidad Juridiea Uria & Menéndex diendo aqui el término, obviamente, no en sentido propio sino como sindnimo de juicia 0 estimacién, requiere tener un rasero, una medida, un punto de referencia o término de comparacién, en fin, y resul- ta inevitable que a la hora de establecerlo se dé una cierta dosis de subjetivismo. Pero mas que eso —que no por obvio debe dejar de mencionarse—, lo que me importa destacar es que cuando uno se enfrenta a fa tarea de valorar un texto legal (aunque lo mis- mo podsfa aplicarse a cualquier otra realidad), tien- dea meaclar —y es inevitable que asf Io haga— dos raseros distintos. Ast, en primer lugar, puede utilizar como término de comparacién la situacién anterior a Ja entrada en vigor de la ley. De este modo, el balance tendré uno u otro signo en funcién de que, por decirlo llanamente, la ley haya mejorado en algo las cosas. Mas en segundo lugar, cabe adoptar como término de comparacién las expectativas que la ley pueda haber suscitado y los fines explicitos o impli- citos que pretendia alcanzar. En este segundo caso, el signo del balance ya no depende de si se han imiejorado 0 fo las cosas, sito, por volver a decislo llanamente, de si han mejorado canto como cabia esperar. Dicho en otros términos, como no podria sei de otro modo, la perspectiva es distinta si se mira al pasado que si se mira al futuro. No creo que se trate de varas de medir incémpatibles entre si. Qui +s usarlas al mismo tiempo suponga que al final el balance no sea del todo claro, pero asumo el riesgo. 2. ALGUNAS IMPRESIONES Y OPINIONES DE INDOLE (GENERAL SOBRE LA LEY DE ENJUICIAMIENTO CIVIL TRAS UN Alo DE su VIGENCIA. Empezaré por apuntas, sin ningtin intento de orden ni mucho menos de exhaustividad, algunos datos y ciertos juicios —no aventurados—, que estimo que no sélo a mf, sino a cualquiera, puede suscitar este primer afio de vigencia de la LEC. 1) Esun hecho notorio—y, por tanco, no necesi- tado de pruebs— que no se han cumplido ciertos vaticinios catastrofistas sobre la LEC?. Uno de los atributos esenciales del ser humano es la memoria. Pero al tiempo, segiin los encendidos, es también la flaqueza de la memoria lo que permite al ser huma- No 2002 no sobrevivir. No obstante, a veces esa flaqueza deri va en patologfa y, asf, me congratulo de que presu- miblemente se habrin olvidado de ello quienes auguraron que la entrada en vigor de la LEC traeria consigo con toda seguridad —como por una suerte de fuerza inexorable de la naturaleza— el colapso de nuestra justicia civil, No ha sido asf. Y no est de mis sefialarlo a lz hora de hacer balance y comparar Ja sivuacién actual con la que algunos, en las visperas de la entsada en vigor de la LEC, dijeron que se darfa, llegando a proponer, incluso, que se suspen- diera dicha entrada en vigor (nada menos que a tra- vés de la llamada Ley de acompafiamiento de los Presupuestos Generales del Estado). 2) Si subimos un peldafo respecto de que se acaba de mencionar, se puede afirmar que la LEC ha: sido aceprada con bastante normalidad en huestro mundo forense. No se trata s6lo de que su vigencia no ha provocado catéstrofe alguna, sino que ha empezado a ser interpretada y aplicada de forma cotidiana en todos nuestros juzgados y tribunals. Bs posible que esta segunda afirmacién ya no pueda contar, para estar exenta de prueba, con el atriburo de la notoriedads pero tengo la esperanza de que res- pecto de un buen niimero de lectores dicha exen- ci6n se consiga a través del expediente de la admi- sién de hechos. La normalidad, como ténica general, en la aplicacién de la LEC deberfa resultar un hecho no controvertidoy, en todo caso, podriamos empezar por discutir quién tiene la carga de la prueba. Sea como fuere, resulta sintomdtico que, por seguir con Jas expresiones Ilanas, la LEC no esté causando mucho ruido. Antes bien, a algunos lo que les podria sorprendes, dados los pocos meses que han transcurrido desde su entrada en vigor, dada su importancia —ésta sf, también, notoria— y dados ciertos augurios, es lo poco que se habla de la LEC, Se podsta aplicar, salvadas las distancias y hasta cier- to punto, el tépico periodistico: falta de noticias, buenas noticias. 3) La LEC ha escapado al tépico hispano de que la aprobacién y puesta en vigor de todo gran ‘cuerpo legislativo va acompafiada de un coro mayo- titario de eriticas acerbas. La experiencia histérica 2 Vase, en este sentido, Andrés de la Oliva Santos, «Verificacién de los criterios esenciales de la Ley 1/2000 de Enjui- cuando afirmaba, hablando de nuestro proceso ci «Mayoé predominio del principio escrito; sin duda, no se di hoy en ningtin otro sistema, Hasta tal punto el legislador parte dela idea (casi instin- tiva) de que los actos procesales son “escritos”, que al hablar en general en el artfculo 248 de “actua- ciones judiciales”, lo da por sentado, limiténdose este precepto a establecer que “deberin escribirse en papel sellado”». ‘Ademas, el articulo 248 LEC de 1881 no era un articulo cualquiera, sino el primero de los articulos que durante més de cien afios encaber6 la Seccién L# (De las actuaciones judiciales en general) del Tieu- lo VI (De las actuaciones y términos judiciales) del 5 Derecho procesal civil, 6.*ed., Madtid, 1969, I, pg. 196. a ‘TRIBUNA ABIERTA E ‘TRIBUNA ABTERTA Actualidad Juridica Uria & Menéndex 22002 Libro I de la LEC de 1881. Es decix, lo primero que la ley decta al regular las actuaciones judiciales es que todas debian escribirse. Este articulo 248 s6lo se dejé sin contenido en la reforma de 1992. Y no por- que se pensara que las actuaciones judiciales pudie- ran no set esctitas, sino porque lo que ya no existia era el deber de hacerlo en papel sellado. Por si algo faltara para describir el asombro que puede producir el hecho de que, a la postre, la arrai- gada cultura forense no se haya erigido en obstéculo infranqueable para la aplicacién de la LEC, hay que recordar que lo sucedido en los dias previos a su entrada en vigor no permitia ser particularmente optimista. Hasta los medios de comunicacién de masas se hicieron eco del espectacular aumento que se produjo en la presentacién de demandas civiles en esos dias inmediatamente anteriores a la entrada vigor de la LEC. Segtin la Inspeccién del CGP], ala luz del muy amplio muestréo realizado: «Bn Ia primera semana de enero y hasta la “entrada en vigor de la LEC (8 de enero de 2001), cl registro de asuntos civiles se incrementé en un 478 %, con respecto al mismo periodo de! afio anterior, si bien es cierto que cal incremento tiene “ugar a partir de unas cifras absolutas, habitual- mente muy reducidas, dada la proximidad de las fiestas de Navidad. Esto supone que en una:sola semana se repar- 1i6 @ los juzgados un ntimero de asuntos equiva- lente a un mes normializado de reparto». Naturalmente, ese incremento brutal de la pri- ‘mera semana de enero trajo consigo que el niimero de asuntos iniciados en los primeros meses de vigen- cia. de la LEC fuera menor que el de afios anteriores; sin que todavia se hubiese normalizado a.31 de mayo de 2000, fecha en que se certaba la recogida de datos para el informe. Todavia en mayo, el regis- tro de asuntos civiles se consideraba un 8 % inferior al mismo perfodo del afio 2000. ues bien, si esa normalizacién no se habia alcan- zado entonces, es evidente que se ha alcanzado ya. Y Ja conclusién no puede'ser otra que la de que se tra- taba de un temor un tanto absurdo e injustificado, como creo que podrian reconocer sin especial rubor muchos de los abogados que presentaron demandas en aquellos dias por miedo a la nueva ley y que luego han podido comprobar su funcionamiento. La ver- dad es que aquel fenémeno permice hacer muchos smiles y comentarios. Podria uno traer a colacién el temor al llamado efecto 2000» (del que ya casi nadie se acuerda) 0 de los resquemores ante la llegada del euro, Por hacer un simil y con todos los respetos,lan- zarse a presentar demandas en aquellos dias de enero me trajo a la mente la imagen de un futbolista que se cempefiara en jugar muchos partidos en los dias pre- vvios a ciertos cambios del reglamento y/o del tipo de balén; sin pararse a pensar que, de todas formas, iba a seguir siendo futbolista. 3. EL HABER Y EL DEBE Plasmadas estas impresiones y opiniones de indole general, procede ya que entremos a intentar hacer el balance, Como ¢s sabido, todo balance se com- pone de dos partes: el haber y el debe. Naturalmen- te, ala hora de confeccionar el balance, su autor rei- tera que es consciente de su subjetivismo y de su, falta de exhaustividad; de que, ademés, sobre muchos temas no se dird nada, no porque sto haya nada que decir, sino porque un afio de aplicacién prdctica de la LEC no ha permitido todavia desvelar muchas incégnitas; y, por iiltimo, que resultard absolutamente imposible descender al detalle. Sea como fuere, para tratar de dar cierta homogencidad alos criterias contables (y tratar de evitar asi el riesgo de que sean distintos 2 Ia hora de confeccionar el haber y el debe), creo que son hasta cuatro los ele- mentos que hay que tener en cuenta, a modo de preguntas que conviene hacerse. La primera es en qué ha mejorado y en qué ha empeorado el ordena- miento procesal civil espafiol a partir de la entrada en vigor de la LEC en comparacién con el ordena- miento inmediatamente anterior. La segunda es qué objetivos de politica jurfdica de la LEC se han cum- plido o se estén cumpliendo realmente y cules no. La tercera es si hay algtin otro objetivo de politica juridica que la LEC dejé de lado y la realidad recla- ma de forma manifiesta, Y la cuarta es si se han cumplido o no ciertas previsiones que la LEC mis- ma prevefa y exigfa. Pues bien, empezando por lo que permite —qui- z4s— una respuesta més sencilla —para asi centrar- nos en lo que merece un andlisis algo mds detalla- do—, creo que se puede afirmar que las respuestas 2 Ja primera y a la cercera pregunta dan un resultado {ncegeo en el haber de la LEC. NP.272002 Asf, en primer lugar, parece innegable que la LEC ha supuesto una clara modernizacién, simplifi- cacién y codificacién de buena parte de nuestro Dere- cho procesal civil. No creo que se pueda afirmar ser mente —sin perjuicio de que haya concretos preceptos desafortunados— que haya institucién alguna de la que se pueda predicar que esté peor regulada en la LEC de lo que lo estaba (ies que lo estaba) en la LEC de 1881. Naturalmente, siempre se podré aducir que en ciertas instituciones algunos juzgardn que la mejora no ha sido sustancial; es decir, por decislo llanamente, que no estamos peor, pero tampoco mucho mejor de lo que lo estdbamos y todo lo bien que se podfa esperar, Pero ello no obs- taa la conclusién general de que nos encontramos con un ordenamiento procesal civil més moderno, més completo, ms claro y, desde luego, mucho més codificado que el anterior. Abundar en la prueba de este aserto me parecerfa perder el tiempo. En segundo lugar, tampoco creo que se pueda decir que la LEC ha dejado de tomar medidas que se reputaban necesarias de forma unénime o mayorita- tia, No es detectable, en este sentido, ningiin clamor frente a alguna omisién de la LEC. Entiéndaseme bien, frente al tpico del caricter eminentemente técnico y no politico de las leyes procesales, hay que decir que éstas —y sefieramente la LEC— esté pla- gada de opciones de politica juridica. Las opciories de politica juridica son, por naturaleza, discutibles. Y son discutibles respecto de los dos elementos de que se componen: los fines y los medias. Asi, en toda opcién de politica juridica hay que distinguir los fines que quien la adopta pretende conseguir y los medios que implementa para alcanzar ese fin. ¥ los destinatarios de dichas opciones pueden expresar sit consenso 0 su disenso con ellas;y, en el caso de que disientan, los argumentos de su disenso pueden diri- girse ya sea a los fines, ya sea a los medios, 0 a ambos. En cualquier caso, conviene subrayar otra obviedad. Las opciones de politica juridica siempre tienen pros y contras. Como he dicho en alguna otra ocasién, si algo presentara sélo ventajas y no inconvenientes, no deberiamos ser tan soberbios como para pensar que nadie lo habrfa descubierto antes que nosotros. EI mundo en general y nuestro pais en particular ha estado poblado por seres huma- nos tanto o mis inteligentes que nosotros que habri- an descubierto esas magicas opciones sin inconve- nientes, de haber existido. Por tanto, toda opcién de politica juridica debe razonarse en términos de por qué, a juicio de quien la defiende, tiene més ventajas que inconvenientes. ¥ lo mismo le es exigible a quien critica dichas opciones: argumentar no s6lo por qué, asu juicio, los inconvenientes superan a las ventajas, sino también cudles serfan las eventuales ventajas superiores a los inconvenientes de una alter- nativa. Pues bien, después de irnos por las ramas, intentemos volver al tronco. Es evidente que las muchas opciones de politica jurfdica tomadas en la LEC siguen siendo tan discutibles ahora como lo ‘eran antes de su aprobacién. Después se abundaré en incentar hacer balance de algunas de ellas. Lo que ahora se quiere sefialar es que, al menos a juicio de quien suscribe, en a LEC habré muchas cosas discu- tibles, pero no hay omisiones clamorosas. Durante la época de la elaboracién y de la vacatio legis de la LEC me acostumbré a expresar esto con otros términos. Solia decir que en la LEC, habla grandes logros y grandes retos, pero, en mi opinidn, no grandes fas- cos. Pues bien, tras un afio de vigencia de la LEC mi juicio sigue siendo el mismo, En el bien entendido de que en este contexto logro significaba y significa un objetivo de politica juridica que segura 0 proba- blemente se iba a cumplit; por reto se entendia y se entiende un objetivo cuyo cumplimiento era incier- 105 y por fiasco, un objetivo de incumplimiento casi seguro o la falta de ese necesario objetivo en la LEC. Si se quiere, mi balance sobre la tercera de las pre- guntas que apuntaba como ctiterio del balance es que en la LEC no hay ningéin gran fiasco. Todo lo dicho anteriormente hace que a partir de aqu‘ el balance pueda centrarse en las otras dos cues- tiones apuntadas; esto es, qué objetivos de politica jurfdica de la LEC se han cumplido o se estén cum- pliendo realmente y cudles no; y si se han cumplido ono ciertas previsiones que la LEC hacla. El primer aspecto es, sin ningtin género de dudas, mucho més importante que el segundo. De la combinacién de ambos creo que, en lo que respecta al haber, hay que resaltar los siguientes elementos. 1) El triunfo de la oralidad y Ia inmediacién, Seguramente es éste el aspecto més resefiable tras un afio de aplicacién préctica de la LEC. El profundisi- mo cambio de dimensiones histdricas consistente en pasar de unos procesos declarativos predominante- mente escritos a unos procesos declarativos predo- a ‘TRIBUNA ABIERTA - ‘TRUBUNA ADIBRTA Actualidad Juridica Uria & Menéndez N2 222002 minantemente orales se esté llevando a la prictica en Ja inmensa mayoria de los juzgados de nuestro pais, si no en codos. Segtin el citado Informe de la Ins- peccién del CGP): «Uno de los principales efectos que ha produ- cido la entrada en vigor de la Ley de Enjuicia- miento Civil, ¢s el riguroso cumplimiento del principio de inmediacin en los juicios y vistas de los procesos de la nueva Ley. En todos los juzgados visitados se ha compro- bado que los juicios y vistas se celebran con la pre= sencia y bajo la inmediata direccién del juez, incluso en aquellos juegados en que s6lo era par- cialmente cumplido el principio de inmediacién bajo la vigencia de la Ley anterior. En definitiva, el primer y beneficioso efecto que ha producido la entrada en vigor de la Ley es el efectivo cumplimiento del principio de inme- diacién», Se sefiala ademés en este Informe que la oralidad cs real y no ficticia, esto es, que han desaparecido las llamadas instructas y que, todo lo més, en algunos jungados se admite una nota escrita de la proposi cién de prueba en las audiencias previas de los ju cios ordinatios, con la nica finalidad de facilicar el libramiento de oficios, mas sin que en ningtin caso Ja nota susticuya la proposicién oral de los medios de prueba. Teniendo en cuenta que el Informe de la Inspeccién del CGP} esté elaborado tras una visita a 197 Srganos judiciales (95 Juzgados de Primera Ins- tancia e Inseruccién, 88 Juegados de Primera Instan- cia y 14 Juagados de Familia), caben pocas dudas de que, dada la extensién del muestreo, los datos son extensibles a la generalidad de los juzgados. Naturalmente, esta implantacién efectiva de la oralidad va planteando problemas a los que no esté- bamos acostumbrados en nuestra préctica forense civil y que afectan tanto a la organizacién interna del trabajo en los juzgados, como a la labor de abogados y procuradores. Asf, pasan a ser temas de gran importancia el desplazamiento de carga de trabajo que la oralidad produce en el seno del érgano judi- cial (puesto que muchas cosas que antes se hacian por escrito por secretarios, oficiales y auxilares, aho- ra se hacen en vista); la disponibilidad de salas para celebrar vistas (sin que se haya alcanzado, ni mucho menos, el ideal de que cada juzgado disponga de la suyas siendo la media la de una sala por cada dos 0 tres juzgados); la disponibilidad de dias y horas para celebrar vistas (esto es, resulta capital determinar ccudntas vistas, como media, puede realizar un juzga- do ala semana; cusntos dias a la semana puede cele- brar vistas o cudl es la duracién media de una vista): 6, en fin, entre otras cuestiones, cual es el tiempo medio que transcurre hasta la celebracién de las vis- 15 0 juicios (esto es, cuénto transcurre entre la pre~ sentacién de la demanda sucinta de un juicio verbal y la celebracién de la vista 0 cudnto transcurre entre Ia contestacién a la demanda de un juicio ordinario yk celebracién dela audiencia previa, o entre ésta y el juicio). Un factor importante que parece haber ficilita- do el cumplimiento de la oralidad y la inmediacién es la disponibilidad, en la préctica toralidad de los Juzgados de Primera Instancia desde poco tiempo después de Ia entrada en vigor de la nueva LEC, de medios de reproduccién de Ia imagen y el sonido para la documentacién de las vistas y jicios. Aun- que se han dado diferencias, dado que la provisién de medios materiales es una competencia asumida ya por todas las Comunidades Auténomas y trans- ferida a.un buen niimero de ella, se esté generali- zando la utilizacién del soporte CD para esta labor de documentacién, en sustitucién del video. Las ventajas del CD sobre el video son obvias: permite almacenar més informacién, se conserva mejor, ocu- pa menos espacio, se copia més ficilmente, puede ser utilizado en ordenadores y no es més caro, Cier- tamente, en la utilizacién cotidiana de estos medios de documentacién se producen disfunciones, las més de las veces anecdsticas (como, por ejemplo, que en algiin caso se compruebe con estupor, al ter- minar la vista, que el CD no ha funcionado, lo que parece obligar a repetir las actuaciones). Mas, en todo caso, no se puede negar que el cambio es sobre- saliente y que se ha producido con normalidad en muy poco tiempo. Se podria traer aqua colacién el tépico de Ia borella medio llena 0 medio vacia. Lo cierto es que si hace muy poco tiempo nos hubieran dicho que el descrito iba a ser el funcionamiento cotidiano de nuestros juzgados civiles, pocos lo habriamos crefdo. Es conveniente que comencemos a reflexionar acerca de por qué la LEC st ha conseguido implan- tar un sistema procesal declarativo de oralidad ¢ inmediacién que en otros momentos hist6ricos fra- cas6, Sin pretender en absoluto apurar dicha refle- N22/2002, xi6n, sf cabe apuntar algunos elementos. Los reite- tados fracasos histéticos de los procesos civiles orales nos habfan acostumbrado a pensar que para la implantacién de la oralidad la calidad de la ley pro cesal era un factor de importancia menor, por no decir casi irrelevante, y que la oralidad efectiva se podia das, incluso con leyes procesales defectuosas, por la combinacién de otros factores, tales comola ccultura forense imperante o la suficiencia de medios personales y materiales, Posiblemente esta generali- zada impresién siga teniendo una base, pero la expe- riencia de este afio de vigencia de la LEC fuerza a introducie importantes matices. En lo que respecta al tépico de los medios, sigue siendo, a mi juicio, cierto que la oralidad es incom patible con la penuria; pero lo acaecido estd demos- trando que, aun sin contar con todos los medios con los que se deberfa contar, la oralidad puede implan- tarse. En lo que respecta a la cultura forense —y enlazo aqui con lo que se apuntaba unas lineas més artiba— es posible que se tratara de un factor sobre- valuado. Al fin y al cabo, el nuestro es un pais que lleva décadas practicando una justicia oral de forma cotidiana y no problemstica en otros érdenes (asf, el penal en su fase de plenario y el social), Dicho esto, el matiz fundamental, a mi juicio, es el de que hay que dar més valor del que le ventamos dando en este tema a la calidad técnica dela ley pro- cesal. Quizas tendiamos a minusvalorar este aspecto y a sobrevalorar los anteriores. No estoy diciendo que la implantacién efectiva de la oralidad se deba integramente a aciertos del articulado de la LEC. Nadie puede excluir que podsfan haber concurrido factdres que hubiesen conducido a la enésima derro- ta de Ja oralidad en nuestra justicia civil, por acerta- da que fuese la regulacién legal. Pero si creo que conviene destacar determinados aciertos de téenica procesal que han coadyuvado a ese éxito. Ast, por ejemplo, haber establecido que en el juicio ordina- rio sobre las cuestiones procesales se decida en el mismo acto de la audiencia previa o en los dias, inmediatamente posteriores a su celebracién, pero nunca en la sentencia, y que en la audiencia previa haya de proponerse y admitirse la prueba, llenan este trémite de contenido y hacen casi imposible pervertirlo sustituyéndolo por instructas, La existen- cia de una especifica norma que sanciona con nul dad de pleno derecho las actuaciones orales realiza- Actualidad Juridica Uria & Menéndex das sin presencia judicial también resulta importan- te. Igualmente lo es el modo de practicar las pruebas de interrogatorio de las partes y-de testigos, que hace inviable-flevarlas a cabo si no es en presencia del juez. En fin, seguramente la sincesis que se puede hhacer es que la LEC daba un salto total hacia la ora- lidad del proceso declarativo. Al no coexistit proce- sos predominantemente orales y escritos, se ha hecho mucho mas Uificil la hasta ahora tradicional conversién de facto de los procesos orales en proce- 08 escritos. 2) El renacimiento de ciertos medios de prueba, ‘Ouro elemento importante que hay que apuntar en el haber y que va a suponer —esté suponiendo ya— un yuelco para nuestra justicia civil es el cambio operado, como se acaba de sefialar, en los medios de prueba de interrogatorio de las partes y testfical. El dato principal, como es notorio, consiste en la abso- luta desaparicién de los arcaicos pliegos de posicio- nes y de preguntas y repreguntas y la apaticién en cscena del sistema de interrogatorio libre-y cruzado. La aplicaci6n préctica de esta novedad esté siendo, por lo que sabemos, toral. Lo importante es hacer notar no ya el cambio en si, sino las muy relevantes consecuencias que trae consigo respecto de las estra- tegias forenses. En la inmensa mayoria de los casos, las antiguas pruebas de confesién y testifical no constitufan més que un ritual de escasa relevancia para el resultado de los pleitos civiles y mercantiles. ‘Aqui se va a.producir —se est4 produciendo ya— un cambio sobsesaliente. Van a empezar a no set pocos los asuntos en los que el interrogatorio de las partes o la prueba testifical pueden decidir el pleito, La visidn,que la abogacia tiene de estas pruebas va a ‘empezar 4’ modificarse a pasos agigantados. Son como el ave fénix que renace de sus cenizas. Sin duda, la prueba documencal y la pericial seguirdn teniendo, como regla, mayor importancia préctica cn la generalidad de los supuestos. No se esté dicien- do que el interrogatorio de las partes y la testifical vayan a pasar a disputar el titulo de regina probato- rum, pero desde luego van a dejar de ser cenicientas. ‘También hay que hacer constar en este punto la flexibilidad introducida en la prueba pericial, con la posibilidad de aportar dictémenes periciales emiti- dos por peritos designados directamente por las par- tes. Aunque el sistema hibrido o mixto de prueba pericial resultante, ala postre, de la tramitacién par- ‘TRIBUNA ABIERTA z ‘TRU ADLER Actwatidad Jamentaria no deja de ser un tanto confuso y oscuro, se trata de un modelo ponderado de prueba pericial. Lo mismo cabe decis de la flexibilidad que introdu- ce en el sistema probatorio la expresa regulacién de los medios de reproduccidn de la palabra, el sonido y de la imagen y de los instrumentos de archivo de datos. En fin, también merece mencién la apertura en la tipicidad de los medios de prueba que estable- ce el articulo 299.3 LEC, cuyas posibles consecuen- cias habréin de ser calibradas, en lz medida en que permite sostener la vigencia de un principio de liber- tad de forma en la practica de la prueba. 3) El reforzamiento de la primera instancia y la revolucionaria ejecucién provisional. En alguna oca- sién he dicho jocosamente que si hubiera un éscar a la mayor novedad de la LEC sélo habria dos nomi- nnados, entze los cuales serfa muy dificil elegi: la eje- cucién provisional y el proceso monitorio. Afirmar que la regulacién de la ejecucién provi- sional en la LEC es, respecto de la anterior, revolu- clonaria, no es en absoluto exagerado. No es éste el momento adecuado de volver sobre el tema de la raz6n de set y de las ventajas e inconvenientes de la gjecutabilidad provisional ex lege y sin caucién de los jentos de condena realizados en primera cancia. Lo importante es que esta ejecucién pro- visional es el factor principal para la consecucién del reforzamiento de la primera instaricia que la Exposi- cién de Motivos de la LEC postula como uno de sus fines. Bs su factor principal, aunque no el dni Cabrfa también citar, por ejemplo, la no apelabili- dad directa y separada de las resoluciones interlocu- torias o la limitacién, mayor que en el sistema pre- cedente, de la prueba en segunda instancia, a través dela configuracién de las diligencias finales en el juicio ordinario. ‘Volviendo por un momento al tema de los fines y los medios de los objerivos de politica juridica, cabe decir que, respecto del reforzamiento de la primera instancia, se puede disentir en cuanto al fin, pero, desde luego, si se acepta el fin, no se puede negar que la LEC ha puesto los mejores medios para conseguir lo. ¥ en cuanto al fin, lo mejor que se puede decir es que el reforzamiento de la primera instancia, aunque pueda resultar discutible desde un plano tebrico, resulta absoluramente inevitable y necesario desde un punto de vista préctico, Resulta a todas luces inasu- mible un sistema procesal en el que la primera ins- NP.2/2002, tancia se configura con arreglo al criterio de ensayo- error; es decir, en que lo en ella decidido quede siem- pre a resultas de la segunda instancia. Es pronto para saber si este reforzamiento de la primera instancia se estd produciendo en la préctica ©, por mejor decir, en qué grado. No existen datos —o yo no tengo conocimiento de ellos— acerca del nimero de ejecuciones provisionales de sentencias ictadas en primera instancia o de si ha descendido el niimero de apelaciones por efecto de la ejecucabi- lidad provisional. Pero seria muy extrafio que no estuviese siendo asf. Entre los abogados se detecta, en ocasiones, una cierta preocupacién por las consecuencias précticas de la ejecucién provisional sin caucién en caso de revocacién de la sentencia. No cabe negar que el inconvenience del sistema es que se van a producir casos en que la reintegracién o reparacién de lo pro- visionalmente ejecutado en caso de revocacién serd dificil o imposible. Pero en una apreciacién global, serdn infinitamente mds los casos en que se habré conseguido una dréstica reduccién del tiempo nece- sario para que los justiciables vean efectivamente tealizados sus derechos. Comprendo la preocupat cidn de muchos abogados cuando, tras perder total © parcialmente en primera instancia, se encueneran, con que la apelacién no va a impedir que el litigan- te contrario inicie una ejecueién provisional sin cau- cién. Ultimamente, tengo a veces la impresién de que Espafia se ha llenado de ejecutantes provisiona- les de muy dudosa solvencia que ganaron en prime- ra instancia por casualidad. Bromas aparte, desde el punto de vista préctico, el litigante vencido tiene que ponderar dos elementos, que es precisamente lo que la LEC quiere y lo que antes no tenia que hacer. En primer lugar, ha de analizar con més deteni- miento las posibilidades de éxito en apelacién. Por decirlo asi, en muchos casos ya no se tratard de ver si hay posibilidades de ganar en apelacidn, sino de si hay muy serias posibilidades de conseguirlo. En segundo lugar, habré de escrutar cuidadosamente, a la luz de las circunstancias del caso, las posibilidades de oposicién a la ejecucién provisional y, concreta- mente en los casos de condenas pecuniarias —que son los mas comunes—, las posibilidades de ofrecer medidas ejecutivas concretas alternativas. 4) La racionalizacién de los recursos ordinarias, Es innegable que en el haber de la LEC hay que situar Ne 22002 la racionalizacién y simplificaci6n de los recursos ordinarios, que seguramente estaré ya produciendo benéficos efectos, aunque no contemos con datos coneretos. De un lado, es un acierto la existencia de un tini- co recurso no devolutive —el de reposicién— fren- tea resoluciones incerlocutorias y, sobre todo, la no recurribilidad directa y separada del auto que resuel- ve dicho recurso, sin perjuicio de poder hacer valer los motivos desestimados en la reposicién en el recurso que quepa frente a la resolucién definitiva de la instancia, De otro lado, también ha de ponerse en el haber Ia exiscencia de una tinica regulacién del recurso de apelacién. Algunos discutirén si en ese haber debe incluirse el modelo procedimental de apelacién,instaurado por la LEC. Se ha optado por un sistema en el que la tramitacién se hace recaer en gran medida sobre el juzgado a quo y en el que la vista ante la Sala ad quem resulta excepcional. A ello se ha replicado con la critica de la contradiccién que se da entre una primera instancia oral y una segunda instancia escrita. Ahora bien, a esto, a mi juicio, cabe responder que la regulacién de la segunda ins- tancia en la LEC se hizo teniendo muy en cuenta la muy distinta situacién de nuestras Audiencias Pro- vinciales y que las diferencias entre ellas podfan per durar mucho tiempo. Asi, en Espafia hay al dia de hoy tanto Audiencias Provinciales que tardan, como media, entre dos y tres afios en resolver una apela- cién, como Audiencias Provinciales que tardan sola- mente dos meses. Y no crean algunos lectores escép- ticos que este tiltimo dato me lo estoy inventando, Pugs bien, aunque resulta evidente que para las Audiencias que estén tardando sélo meses seria mucho més razonable una segunda instancia oral (en ésta, dicho sea de paso, la cjecucién provisional tiene mucha menos importancia, por la obvia razén de que la sentencia de apelacién se dicta casi antes, de haber embargado), en las Audiencias que se sité- an en una dilacién mucho mayor, haber establecido tuna vista preceptiva en apelacién habria sido senci- llamente disparatado. Téngase en cuenta, ademés, que mientras la opcién legislativa sobre la primera instancia es siem- pre estructural, la de la segunda instancia puede ser cayuntural, Quiérese decir con ello que mientras una reforma del modelo de la primera instancia del pro- eso declarativo afecta al nticleo de una ley procesal Actualidad Juridioa Uria & Menéndex civil, reformar Ia segunda instancia resulta mucho mds sencillo. Asi, si en un futuro la situacién de todas o la inmensa mayorla de nuestras Audiencias Provinciales fuese tal que la duracién de las apela- ciones no fuese excesiva, nada impedirfa hacer una reforma de la LEC que cambiase el modelo de segunda instancia, Una reforma semejante afectaria a muy pocos articulos. Ademds, mientras la opcién entre oralidad y escricura en primera instancia no es uuna mera cuestién de forma de los actos procesales, sino que decermina el modo en que se imparte justi- cia en un pais, la opcién es mucho menos relevante en la segunda instancia; sobre todo, en un ordena- miento, como el nuestro, en el que secularmente la segunda instancia civil se ha configurado como una apelacién limitada; esto es, no como un novum iudi- cium, sino como una revisio prioris instantiae, Por tanto, en nuestro sistema la limitacién del ius novo- rum hace que la prictica de prucba en segunda ins- tancia sea excepcional. 5) El ficactsimo proceso monitorio. Seguramente la principal partida que al dia de hoy se puede impu- tar ya de forma indubitada en el haber de este balan- cees el proceso monitorio. Qué duda cabe de que su regulacién ha planteado y seguird planteando dudas de interpretacién, Pero se ha demostrado ya como un instrumento eficacisimo de tutela jurisdiccional del crédito, sobre todo —como se adivinaba ya incluso antes de la entrada en vigor de la LEC— del de pequefia cuantia, Algunos nos atrevimos a vaticinar que en muy poco tiempo a través del monitorio se encauzarfa un muy alto porcentaje de las demandas en nuestro pais y que el porcentaje de oposiciones no seria muy superior al que venta déndose en el antiguo juicio ejecutivo, esto es, en la ejecucién de tieulos extraju- diciales. Pues bien, ya en los cinco primeros meses de vigencia de la LEC los monitorios representaban, 1 28 % de los asuntos iniciados ante los Juzgados de Primera Instancia de nuestro pais (excluidos del cél- culo los de familia). Lo normal serfa que ese porcen- taje haya ido creciendo desde entonces y que lo sign haciendo en el futuro, salvo que se generalizaran interpretaciones indebidamente restrictivas de sus preceptos reguladores. Segtin la Inspeccién del CGP, hasta ef 31 de mayo de 2001 las formas de terminacién de los procesos monitorios habfan sido las siguientes: 1) pago, 22 96; 2) incomparecencia a ‘TRIBUNA ABIBRTA - ‘TRIBUNA ABIERTA Actwalidad Juri na Unia & MenGnde del deudor y despacho de ejecucién, 34 %; 3) opo- sicién del deudor, 15 % (en un 9 % de casos se pro- dujo citacién a juicio verbal y en el 6 % restante cemplazamiento para presentar demanda de juicio ordinario); 4) otras causas, 29 9 (si bien se sefiala que normalmente esas otras causas no eran sino el pago extraprocesal del deudor que conducfa a un desistimiento del actor). Sélo con que estos porcentajes se mantuvieran, se podria sostener que la introduccién del proceso monitorio en nuestro pais ha sido un éxito; y si van aumentando los porcentajes de pago y de no oposi cién, el éxito puede ser espectacular. El proceso monitorio estd llamado, a juicio de muchos, a abar- car un porcentaje atin mayor de las demandas pre- sentadas. Incluso se puede augurar que, dada su efi- cacia, hard disminuir o incluso desaparecer en la prictica otras vias jurisdiccionales supuestamente mis privilegiadas (como, por ejemplo, el juicio cam- biario o el juicio verbal sumario en materia de venta 2 plazos de bienes muebles y arrendamiento finan- cero). No existe dato alguno de qué efecto ha tenido la en su dia tan polémica norma que hace facultativa la intervencién de procurador y abogado para la presentacién de la peticién inicial del proceso monitorio. Sin embargo, también se puede decir aqui que la falta de datos es alentadora, es decir, que no se ha venido produciendo ninguna de las terro- rificas consecuencias que desde ciertos sectores se vaticinaron, Alhacer balance del monitorio se puede sentar la impresi6n de que ests funcionando con bastante normalidad y fluidez, A ello no obsta el que, en cier- tos casos, haya juzgados que estén aplicando un terio indebidamente restrictivo a la hora de juzgar la admisibilidad de las peticiones iniciales, sobre todo a la hora de decidir si el documento presentado cons- tituye 0 no un principio de prueba, Sin detenernos a analizar supuestos concretos, hay que postular que elespiritu del monitorio exige que el juez aplique un critetio favorable a la admisién, puesto que el deu- dor siempre podra oponerse al requerimiento de pago. Por decislo asf, el criterio deberia ser in dubio pro admisione. NP 272002, 6) La eficacia del sistema de traslado de escritos. “También ha de mencionarse, a mi juicio, en el haber el sistema de traslado de escritos de procurador a procurador establecido en el articulo 276 LEC. Ciertamente, su regulacién ha provocado muchas dudas interpretativas, sobre todo en sus momentos iniciales (aunque es posible que perduren ante no pocos érganos judiciales). Las dudas se han centrado basicamente en Ia interpretacién de los efectos del traslado respecto del cémputo de plazos y en qué casos los plazos inician su cOmputo sin intervencién del tribunal. Respecto de la que considero correcta interpretacién del arciculo 278 LEC me permito remitir a lo expuesto en otra sede’, ¥ aunque consi- dero que el cémputo del plazo sin intervencién del tribunal ex articulo 278 LEC ha de aplicarse en todos los casos (es decir, en todos los casos en que el traslado se produce con arreglo al articulo 276 LEC y determina la apertura de un plazo), incluso aun- que se le acabe dando desgraciadamente un émbito de aplicacién menor, en ese ambito de aplicacién conseguird los fines que la LEC pretendia conseguir y que hace explicitos su Exposicién de Motivos: des- cargar de trabajo al tribunal y evitar los llamados tiempos muertos. Es verdad que el sistema de traslado de escritos de procurador 2 procurador tiene menor importan- cia en procesos predominantemente orales como los de la LEC que la que podria haber tenido en los antiguos procesos predominantemente escritos (pero, en todo caso, sigue habiendo ambitos en los que esa importancia serd la misma, como, por ejem- plo, la ejecucién forzosa). Y es verdad también que, aunque este sistema evite los tiempos muertos que iban desde la presentacién del escrito ante el 6rgano judicial a la notificacién por éste de la resolucién por la que lo admifa y abria el plazo a la parte con- traria, surgirén otros tiempos muertos distintos. Asi, claramente, las dilaciones hasta la celebracién de la audiencia previa del juicio en el ordinario 0 de la vis- taen el verbal, 7) El cumplimiento de algunas de las previsiones adicionales de la LEC, Baste aqul mencionar que, de un lado, aunque no se ha cumplido estrictamente la Disposicién final 19.4 LEC, que emplazaba al Gobierno para remitir a las Cortes Generales un © «Cémputo de plazos y articulo 278 LEC», Tribunales de Justicia, 2001, n2 5, pags. 1-4. No 212002 Actuatidad Surilen Urfa & Menndex proyecto de ley concursal en el plazo de scis meses a contar desde la fecha de entrada en vigor de la LEC, existe ya en cramitacién, como es sabido, un ante- proyecto de ley concursal que previsiblemente en muy poco tiempo se habr convertido en proyecto de ley (si no lo ha hecho ya cuando este trabajo sea publicado), De otro lado, el Gobierno dicté el 1 de ‘marzo de 2002 un Real Decreto por el que autoriza al Ministerio de Justicia la creacién del Registro Central de Rebeldes Civiles. Finalmente, con base cn la habilitacién contenida en la Disposicién adi- cional 2. LEC, se ha dictado el Real Decreto 1417/2001, de 17 de diciembre, por el que se con- vierten a euros las cuantias establecidas en la LEC. Hasta aqui lo que, a mi juicio, hay que imputar al haber. A continuacién, lo que, también en mi opinién, ha de ser contabilizado en el debe. 1) La anomalia del sistema de recursos extraordi- narios y su permanencia en el tiempo. A mi juicio, la principal partida del debe de este balance general sobre la aplicacién préctica de la LEC es la situacién del régimen procesal civil de recursos extraordina- rios. Decir que se trata de una situacién anémala es una obviedad. Ahora bien, retomando lo que en alguna otra sede he expuesto’, lo realmente anéma- Jo no es tanto que convivan un régimen provisional y un régimen definitivo en el articulado de la LEC, como que, casi dos afios después de su aprobacién, esa anomalia perdure y no haya visos de que se le vaya a poner fi Como es sabido, esta situacidn se produjo por- que no se aprobé el proyecto de ley orginica de reforma de la LOPJ que acompafiaba al proyecto de LEC. Para set preciso, aquel proyecto de reforma de la LOPJ no superé la votacién final de conjunto en el Congreso de los Diputados, por lo que la iniciati- va legislativa decay6. No deja de ser curioso que, pese a que dicho proyecto no obtuviera la preceptiva mayorfa absoluta del Congreso de los Diputados en la voracién final de conjunto, s{ que hubo una mayoria absoluta favorable 2 los articulos que, tanto en la LEC como en el proyecto de reforma de la LOP], atribufan a los Tribunales Superiores de Justi- cia la competencia para conocer de los recursos extraordinatios por infraccién procesal. Por otra par 7 «Algunas consideraciones sobre el recurso extraordi te, no puedo dejar de volver a manifestas, como en ‘su momento hice, que me sigue pareciendo mis que dudoso que sea necesaria una norma aprobada con carfeter orgénico para atribuir competencia funcio- nal a los Tribunales Superiores de Justicia para cono- cerde este recurso extraordinatio, En general, nunca he encontrado argumentos para sostener que las normas de competencia objetiva y funcional de los distintos érganos judiciales estén sometidas a reserva de ley orgiinica y, mis coneretamente, que deban estar contenidas necesariamente en la LOPJ. Antes bien, parece que hay argumentos mucho mds con- tundentes a favor de la tesis de que la-comperencia objetiva y funcional no consticuye materia orgénica ni entra dentco de la reserva que el articulo 122.1 CB hace respecto de la consttucién de los tribunales. Por tanto, en mi opinién, las normas de competen- cia objetiva y funcional que se encuentran recogidas en la LOPJ (que, por lo demés, no son todas las aplicables) son normas no orginicas contenidas en una ley orginica que pueden ser modificadas 0 dero- gadas por leyes ordinarias. Se podria pensar que la anémala situacién creada por la falta de aprobacién del proyecto de reforma de la LOPY podria haberse evitado mediante otros expedientes. Ast, por ejemplo, se podsla haber esta- blecido que se siguiese aplicando el recurso de casa cidn de la LEC de 1881, ya fuera provisionalmente 6, incluso, con caricter definitivo, modificando los. articulos 468-493 e introduciendo en la nueva LEC la antigua regulacién de la casacién. No obstante, cesta decisién se hubiera encontrado también con no pocos inconvenientes. Por ejemplo, adecuar codas las referencias que en muchos preceptos dispersos de la LEC se hacen al recurso extraordinario por infrac- in procesal. O también la necesidad de establecer un catilogo de resoluciones recurribles adecuado a a nueva legislacién. Con todo, Ia anomalia no reside tanto en la situacién creada (que era imposible evitar), como en su prolongacién en el viempo. Hay que sefalar, ade- més, que en la presente legislatura el grupo parla- mentario que sostiene al Gobierno cuenta con la mayorfa absoluta necesaria para realizar la reforma frustrada en la Jegislarura anterior. Sin embargo, en 'o pot infraccién procesal, Jomadas sobre la aplicacitn préctca dele Ley de Enjuiciamiento Civil (di. J. L. Gémex Colomet), Castellén, en prensa. + ‘TRIBUNA ABIERTA E ‘TRUBUNA ABTERTA ‘Actuatidad Juridica Ueia & MenGnde los casi dos afios transcurridos de esta legislarura no hha habido iniciativa legislativa alguna al respecto. Es ds, en este breve tiempo se ha reformado la LOPJ nada menos que dos veces a otros efectos. Esto es signo inequivoco de que no existe voluntad politica de poner fin a esta situacién. Por tanto, el régimen provisional de recursos extraordinarios no parece que vaya a dejar de serlo, Podsfa cumplirse en este caso una ver més el t6pico hispano de que lo provi- sional es lo que puede acabar teniendo més larga vida. En todo caso, aunque no es ésta ocasién ade- cuada para que me extienda o para que reitere por qué considero razonable el régimen definitivo de recursos extraordinarios que la LEC prevé, sf me parece necesario sefialar que el debate no deberia adormecerse 0 apagarse. El debate debe seguir vivo, porque sigue pendiente de verdadera solucién este tema, Seria realmente lamentable que los afios pasa- ran y se mantuviese en vigor la solucidn de urgencia que supone la Disposicién final 16.* LEC y no se acometiese de manera decidida el dar una respuesta a la pregunta del papel que el Tribunal Supremo debe desempefiar en nuestra justicia en general yen nuestra justicia civil en particular. En definitiva, uno de los objetivos de politica juridica de la LEC, expresado en su Exposicién de Morivos, era conseguir que la Sala 1.* del Tribunal Supremo conociese de un ntimeto y de un tipo de recursos tales que pudiese convertisse primordial- mente en un érgano creador de jurisprudencia, Pues bien, en la medida en que los medios puestos para ese fin no pudieron implementarse, el objetivo se ha frustrado 0, todo lo més sise quiere, signe planteado cen los mismos términos que antes de la entrada en vigor de la LEC. Aunque tampoco exactamente en los mismos términos, ya que por obra de la vigencia indefinida del régimen provisional y de la interpre tacién del mismo que viene haciendo la Sala 1.4 del ‘Tribunal Supremo, la casacién esté hoy mds alejada que antes de ese objetivo primordial. A ello no han coadyuvado en absoluco los ya muy conocidos, a la par que polémicos, criterias sobre recurribilidad, admision y régimen transitorio en relacién con los recursos de casacin y extraordinario por infraccién procesal, regulados en la nueva Ley de Enjuiciamiento N2 272002 Givil, adoptados por los Magistrados de la Sala 1.4 del Tribunal Supremo en Junta General de 12 de diciembre de 20008. 2) La anomalia de la duplicidad en la regulacion de las actuaciones judiciales, Un problema similar al que se acaba de describir se da respecto de la regula- cidn de las actuaciones judiciales y de la abstencién y recusacién. La falta de aprobacién del proyecto de reforma de la LOPJ hizo que no se pudieran derogar los articulos que en dicha ley regulan la abstencién y recusacién y las actuaciones judiciales. En este caso, Ia solucién articulada no fue fa de suspender la vigencia de todos los articulos dedicados en la LEC a estas dos cuestiones, sino sélo fa de algunos de ellos. Asi, se decidié (cfr. Disposicién final 17.° LEC) suspender sélo la vigencia de aquellos articu- los de la LEC que contradecfan lo dispuesto en la LOP}, pero no la de aquellos que eran meramente reiterativos o que establecian regulaciones distintas pero no contradictorias. Por decirlo ast, el criverio parecié ser el de suspender lo contra legem y mante- net lo secudum legem y practer legem. No obstante, cesta medida que podia considerarse aceptable —al igual que la de los recursos extraordinarios— como solucién provisional, resulta poco presentable que se mantenga en el tiempo indefinidamente y provoca efectos indeseables. Ast, en primer lugar, no deja de ser anémalo que tengamos preceptos absolutamente iguales contenidos en dos leyes distintas. En segun- do lugar, hay preceptos cuya vigencia estd suspendi- da que desvirtian, en alguna medida, el espirivu de la LEC en otras regulaciones. Por poner algiin borén. de muestra, no casa bien que el régimen de nulidad de las actuaciones judiciales siga siendo el de los articulos 238 y siguientes LOP] y no el de los art culos 225 y siguientes LEC, a la luz de cudles son los motivos del recurso extraordinario por infraccién procesal, 3) Defictos en la tdenica derogatoria. También cabe situar en el debe algunas imprecisiones cometi- dasa la hora de derogar normas anteriores y que han conducido a dudas y divergencias interpretativas “acerca de si determinados preceptos estin o no en vigor. El caso més claro es el del llamado juicio verbal del automdvil, que no se dezogé expresamente, por- 8 Sobré cuya valoracidn ertica me permito remitc a mi trabajo «Un torpedo a la casaciéne, Tribunales de Justicia, 2001, 2 2, pigs. 1-8. 22/2002 que estaba regulado en las Disposiciones adicionales Lay 2.8 de la LO 3/89, que reformé el antiguo Cédigo Penal, cuando lo cierto es que esas normas, aun contenidas en una ley orgénica, tenfan cardcter de ley ordinatia y podian ser derogadas expresamen- te por la LEC. En todo caso, parece que se esté gene- ralizando —y con razén—la interpreracién de que, aunque no expresamente, la LEC si deroga técita- mente el llamado juicio verbal de trdfico. Cabria poner otros ejemplos, aunque no tan patentes, Asf, la falta de derogacién expresa de los preceptos procesa- les de la LO 2/1984, de 26 de marzo, reguladora del derecho de cectificacién. ‘También resulta dudoso que hubiera que derogar todos los preceptos del Cédigo Civil relativos a la prueba, con la excepcién de los que regulan los documentos piiblicos y la asi- milacién a ellos de los documentos privados legal- mente reconocidos (articulos 1216-1225). Por ejem- plo, es discutible que hubiera que derogar la confesién extrajudicial (artéculo 1231 CC). 4) La parca regulacién del juicio verbal. En el debe de la LEC puede ponerse ya también, tras este afio de vigencia, la parquedad de la regulacién del juicio verbal. En alguna medida se puede decir que cl verbal es una cenicienta. No son pocos los aspec- tos de su contenido que hay que determinar por via interpretativa, sin que, por otro lado, se pueda seguir siempre la regla de aplicar suplecoriamente las normas del juicio ordinatio. Probablemente el pro- blema que la préctica ha revelado como més impor- tante es el de la dificultad de celebrat la vista del ver- baal en un solo acto cuando las partes proponen y el ribunal admite la préctica de determinados medios de prueba. Es posible que en el futuro lo mis acon- sejable sea proceder a una regulacién més detallada de este juicios sobre todo, teniendo en cuenta que a través de él se sustancian todos los procesos suma- rios y un buen niimero, en general, de todos los pro- ccesos civiles. Ast, segtin el varias veces citado Infor- me del Servicio de Inspeccién del CGPY, en los cinco primeros meses de vigencia de la LEC los ver- bales —con todas sus variantes— representaban nada menos que el 39 % de todos los asuntos regis- trados, mientras que los juicios ordinarios represen- aban slo el 18 %. 5) La existencia de algunos preceptos claramente erréneos y de regulaciones ambiguas. Este es un debe obvio, pero no por ello hay que dejar de mencionar- Actualidd Juri Uria & Menindez lo, ‘Toda ley incurre en él en mayor 0 en menor medida. No parece que se pueda decir que el ntime- ro de preceptos dudosos o erréneos de la LEC se haya revelado particularmente alto, Pero existen. En no pocos casos, ademés, existe unanimidad entre quienes los han detectado en que se trata de antino- mias cuya mejor solucién consistirfa en una fucura reforma parcial. No es ésta sede adecuada para hacer una lista, Por poner un mero botén de muestra, es evidente que el articulo 67.2 LEC contradice el art- culo 469.1.1.° LEC y siembra la duda, dificil de resolver, de sila infraccién de fas normas imperativas de competencia territorial se puede articular como motivo del recurso extraordinario por infraccién procesal 0 no. Merece la pena recordar que las Disposiciones adicionales del Cédigo Civil siguen previendo que el presidente del Tribunal Supremo y los de las ‘Audiencias Terrivoriales eleven al Ministerio de Gra- cia y Justicia, al final de cada afio, una Memoria en la que, refiriéndose a los asuntos de que hayan cono- cido, seftalen las deficiencias y dudas que hayan encontrado al aplicar el Cédigo y hagan constar deralladamente las cuestiones y puntos de derecho controvertidos y los articulos u omisiones que hayan dado lugar a dudas; y que, previo paso por la Comi- sidn general de codificacién, se formulen y eleven al Gobierno cada diez afios ls reformas que convenga introduecit. Pues bien, no estaria de mds que esto se hiciera realmente; que se hiciera también respecto de la LEG; y que no hiciera falta esperar diez afios. 6) Elincumplimiento de algunas de las previsiones adicionales de la LEC. Bl legislador de la LEC era consciente de que, aunque la misma suponia un paso decisivo en la reforma de nuestra justicia civil, ésta no se terminaba con ella. El implicito designio politico-juridico parecfa ser el de que, a la vuelta de unos afios, se hubiese dictado también una ley con- cursal, una ley de jurisdiccién voluntaria y una ley de cooperacién juridica internacional en materia civil. Pues bien, aunque, como se ha sefialado ya, existe un anteproyecto de ley concursal, no existe, pese a las previsiones de las Disposiciones finales 18. y 20.* LEC, nada parecido respecto de la juris- diccién voluntaria y la cooperacién juridica interna cional en materia civil. De otro lado, tampoco se ha aprobado el sistema de precios rasados para la obten- cidn de copias simples de documentos ¢ instrumen- Fe a ‘TRIBUNA ABIERTA EF ‘TRIBUNA ABET {os que consten en autos y que sean solicit las partes (Disposicién adicional 4.* LEC). Y tam- poco se han aprobado normas que establezcan un. modelo uniforme de impresos normalizados de demandas sucintas de juicios verbales y de peticio- nes iniciales de procesos monitorios (articulos 437.2 y 814.1, pfo. 2.°, LEC). Ciertamente, son muchos los dzganos judiciales y colegios profesionales que han fabricado sus particulares impresos y también es cierto que la LEC no precisa que la creacién de estos impresos normalizados sea una competencia guber- nativa. Pero no estarfa de més que, sobre todo por lo que respecta a la peticién inicial del monicorio, el impreso normalizado acabase por ser el mismo en todo el territorio nacional (con vistas, entre otras, cosas, a un futuro tratamiento informético). 7) Las insuficiencias de medios materiales y recursos humanos, En fin, en el debe de la LEC hay que apun- tar que, aunque se han realizado inversiones en los Gltimos tiempos, no puede decirse que nuestra justi- cia civil se caracterice por la suficiencia de medios personales y materiales. Como es sabido, es éste un tema sobre el que cabrfa hacer consideraciones sin fin, pero ni el tiempo ni el espacio me lo permiten. ‘Me parece suficiente apuntat fo que se ha indicado al respecto en sede de consideraciones previas. Habré comprobado el lector que la confeccién de este haber y de este debe ha incurtido irremedia- blemente en el riesgo de vaguedad y generalidad. “También habré comprobado que, como sefialé al inicio, hay muchisimas cuestiones sobre las que nada he dicho. Elle se ha debido en unos casos a que no las he considerado suficientemente significativas para un balance general y en otros casos a que, incluso aunque pudiera considerar que ciertas regu- laciones merecen juicios positivos y deberfan engro- sat el habes, su apl prdctica en este afio de vigencia no me ha permitido recabar ni datos ni NS 272002 impresiones al respecto (aunque seguramente habrén de engrosar una u otra partida en otro hipo- tético balance general que se hiciera transcurrido més tiempo). Ast, por ejemplo, el sistema unitario de las medidas cautelares o las novedades de la regu- lacién de la ejecucién forzosa, Hay, en fin, otros temas en los que se pueden encontrar tantos argu- _mentos para incluirlos en el haber como para hacer- lo en el debe. Por ejemplo, la aplicacién supletoria de la LEC en otzos érdenes jurisdiccionales. Cierta- mente, una ley no se puede hacer pensando en cual vaa ser su aplicacién supletoria. En todo caso, pare- ce claro que dicha supletoriedad esté resultando més sencilla en el orden social que en el orden conten- cioso-administrativo. Se ha producido en este aspec- to una curiosa inversién de los términos. Mientras que la LEC de 1881 era mucho mds facilmente apli- cable de forma supletoria en el contencioso-admi- niserativo (por el cardcter predominantemente escri- to de su proceso ordinario), resulta mucho més compleja la aplicacién supletoria de la LEC. En el orden social sucede justamente lo contrario. 4, Et sawpo Supongo que el lector habré adivinado antes de leer ‘estas tiltimas Iineas que a mf el saldo del balance me sale muy positivo. Espero que nadie piense que he confeccionado las partidas para que asi fuera. En realidad, me parece innegable que la LEC ha supuesto un hito para nuestra justicia civil y que de su aplicacién practica se estén derivando transfor- maciones muy sobresalientes. No pretendo en abso- Juto transmitir una visi6n triunfalista ni idtlica de la LEC, pero sf una visién justamente optimista, que creo que a todos nos debe satisfacer, Y en todo caso, si hacer balance puede servir en alguna medida para que en el fucuro el haber sea mucho mayor y el debe mucho menor, bienvenido sea hacer balances. Aaof CUL OS LAS ENTIDADES DE CREDITO EN EL PROYECTO DE LEY FINANCIERA #2 Emaio Diaz. Rutz Profesor Titular de Derecho Mercantil de la Universidad Complutense de Madrid. Abogado #43 TRANTZU IRASTORZA Abogada 1. Inrropuccion El pasado 1 de marzo, y eras un arduo proceso de gestacién, no exento de dificultades, el Consejo de Ministros aprobé finalmente la remisin a las Cortes Generales del Proyecto de Ley de Medidas de Refor- ma del Sistema Financiero, Proyecto de Ley éste que fue publicado en el Boletin Oficial de las Cortes Generales en fecha 8 de marzo de 2002, La esperada reforma de nuestro sistema financie- ro con que los sectores afectados habfan previsto con- tas, ya como norma legal, a finales del afio pasado (a tenor de las manifestaciones que informalmente, y en diversos foros, venfan a realizarse por parte de altos funcionarios del Ministerio de Economfa) ha resultado obstaculizada por los problemas, por todos conocidos, con que algunas de nuestras instituciones de supervisién han tenido que enfrentarse este tlti= mo afio, lo cual ha venido a retrasar considerable- mente la elaboracién del borrador final del conocido como «Anteproyecto de Ley Financiera>. En efecto, frente a unos giles inicios de la tra- mitacién en el afio 2000, en el que comenzé la ela boracién del referido Anteproyecto con objetivos ciertamente ambiciosos y con una clara voluntad de apertura a los comentarios y sugerencias que pudie- ran recibirse de todos los sectores econémicos y empresariales afectados, la tltima fase de la trami- tacién del Anteproyecto se ha caracterizado no sélo por su lentitud, sino, asimismo, por un cambio en Ja, hasta entonces, abierta actitud informativa de los. redactores del Proyecto. De hecho, ya en noviembre de 2001, cuando el referido Anceproyecto fue remi- tido al Consejo de Estado para la emisién det correspondiente informe, los sectores involucrados desconocian los términos exactos de la versién cenviada, en cuya elaboracién final se mantuvo un celoso secreto. Sin perjuicio del largo y costoso proceso de gesta- cidn del Proyecto de Ley de Medidas de Reforma del Sistema Financiero, el objetivo fundamental impulsor de todo el proceso, y reconocido ya desde un inicio, viene manteniéndose en su integridad en el texto hoy dia objeto de tramitacién paclamenta- Fla, Sin perjuicio de otros fines, asimismo, relevan- tes, se trata, en esencia, de dotar a la industria financiera espafiola de unos niveles de competitivi- dad que le permitan participar en los mezcados internacionales en condiciones, al menos, equipara- bles, si no, mejores, a los demés pafses de nuestro entorno. En suma, alo que el Proyecto de Ley trata de res- ponder no es sino a la creciente internacionalizacién que viene desarrollindose (como en numerosos campos de Ia economia real) en los mercados finan- cieros, especialmente en el Ambito de la Unién Europea. En este sentido, y en linea con el propésito fun- damental mencionado, configurado como reto inte- grador de todo el Proyecto, la Exposicién de Mori- vos de éste reconace tres objetivos menores con los a ARTICULOS Actualidad Juridiea Uria & Menéndez que vienen a explicarse, en gran medida, los conte- nidos de la furura Ley, y que no son sino: — Asegurar que el ordenamiento juridico no imponga trabas innecesarias que coloquen a las entidades financieras en desventaja frente a sus homélogos comunitarios. — Asegurar que el incremento de la competen- cia y Ia utilizacién de las nuevas tecnologtas no den lugar a una desproteccién de los clientes de servicios financieros. — Favorecer la canalizacién del ahorro hacia la economia real, la cual se considera como la verdadera impulsora del crecimiento y la cte- acién de empleo, A la vista de los referidos objetivos, el Proyecto de Ley de Medidas de Reforma del Sistema Financiero trata de imbuirse en la regulacién de los tres sectores que cabe incardinar en lo que denominamos «sistema financiero», sectores éstas claramente individualiza- dos y regulados, en nuestro ordenamiento, en cuer- pos normativos separados, a cuya reforma parcial se procede, En este sentido, no cabe duda de que la dis- persién normativa que las referidas modificaciones legislativas parciales generan va a traer consigo un dificil manejo de los textos legales, ertica ésta habi- tual pero que, sin embargo, ha de atenuarse en este «aso, en tanto en cuanto, el propio Proyecto de Ley, en su Disposicién Final Cuarta, autoriza al Gobierno para que, en el plazo de un afio desde la entrada en vigor de la Ley, elabore los correspondientes textos refundidos de la Ley 24/1988, de 28 de julio, del Mercado de Valores, la Ley 26/1988, de 29 de julio, sobre Disciplina e Intervencién de las Entidades de Crédito, y la Ley 30/1995, de 8 de noviembre, de Ordenacién y Supervisién de los Seguros Privados. Deeste modo, y mediante la oportuna elaboracién de los textos refuindidos mencionados, se podrian evitar los no infrecuentes problemas de interpretacién y aplicaci6n de las normas derivados de su desajuste téenico, ya que siempre resultan algunos aspectos inconexos o no adecuadamente engranados dentro de Jos mismos textos legales cuando son objeto de refor- ‘mas puntuales y separadas de un examen integro de su contenido. No obstante, viene siendo una cons- tante la falta de ejecucién por parte del Gobierno de Jas habilitaciones relativas a la elaboracién de textos, refundidos, que esperemos se rompa esta vez. No 2/2002 2. ANALISIS GENERAL DEL CONTENIDO FUNDAMENTAL DEL PROYECTO Como se ha mencionado anteriormente, el Proyecto de Ley viene a recoger importantes medidas de reforma para los tres mercados integrados en nuestro sistema financiero: el mercado de valores, el merca- do del crédito y el de seguros, medidas éstas a las ‘que acompafian ciertas previsiones de aplicacién a las entidades supervisoras de dichos mercados. En este sentido, y en relacién con el mercado de valores, a buisqueda de su mayor eficiencia viene principalmente reflejada en Ia proyectada integra- cin de los sistemas de compensacidn y liquidacién de valores, superando la actual mult temas mediante la creacién de la Sociedad de Ges- tién de los Sistemas de Registro, Compensacién y Liguidacién de Valores (Sociedad de Sistemas). Dicha sociedad, que se constituiré como fruto de la fusidn del Servicio de Compensacidn y Liquidacién de Valores y la Central de Anotaciones de Deuda Espafiola, fusidn ésta ya acordada con anterioridad al Proyecto de Ley por ambas entidades, podré inte- ‘grar ottos sistemas de compensacién y liquidacién existentes en Espafia, tales como el de derivados financieros o los gestionados por las Bolsas de Bar- celona, Bilbao y Valencia, as{ como desarrollar pro- yectos de interconexién y alianza con sistemas de otros paises. En el dmbito del mercado de seguros, y con el mismo objetivo de mejora de su eficiencia, se proce- de a la integracidn de la Comisién Liquidadora de Entidades Aseguradoras y el Consorcio de Compen- sacién de Seguros, Consorcio éste que asumiré las competencias de la referida Comisién Liquidadora, la cual desaparecerd. Finalmente, y ya en lo que se refiere al mercado del crédito, del cual nos ocuparemos ms detallada- mente como punto central de nuestro andlisis, las modificaciones introducidas resultan ciertamente variadas y dirigidas a cuestiones puntuales pero de gran relevancia para el sistema. En efecto, el Proyec- to de Ley viene a aportar a este mercado, principal- mente, las siguientes novedades, algunas de las cua- les describiremos en apartados posteriores, pero que no podemos dejar de mencionar en este momento a fin de contar con una visién general de las reformas introducidas: NO 272002 — Se flexibiliza el régimen de obsencién de recursos por parte de las cooperativas de cré- dito, aproximandolo al de los bancos y cajas de ahorro, mediante la apertura ala pos dad de acudir a Ia financiacién subordinada. — Se permite aumentar la proporcién de las car- teras hipotecarias que se pueden ceder a los fondos de titulizacién, a través de la figura de Ja participacién hipotecaria, que se comercia- lizard, en este caso, con la denominacién de acertificado de participacién hipotecarion. — Se amplta el marco de aplicacién del régimen especial relativo a los acuerdos de compensa- cién contractual en relacién con las operacio- nes de derivados y vinculadas o afines a los mismos. — Se crean las denominadas eoédulas terror les», nueva figura financiera que permitiré a Jas entidades de crédico refinanciar los crédi tos con que cuenten frente a las Administra ciones Piiblicas. — Se regulan los efectos juridicos de la contra- racién electrdnica y se transponen al ordena- miento juridico espafiol las Directivas rela- cionadas con el dinero electrénico. — Se procede a la reforma de las instituciones de proteccién de la clientela de servicios financieros. — Se refuerza el papel de la Central de Informa- cin de Riesgos del Banco de Espaiia, a la que se viene a configurar como un servicio .piiblico. En suma, no podemos sino destacar el hecho de que nos hallamos ante reformas de aspectos dispares Y aparentemente inconexos de nuestra norm: reguladora de los sistemas financieros, pero que res- ponden a una idea principal de flexibilizacién del sistema que se refleja en todas las éreas, sin olvidar, asimismo, el simulténeo endurecimiento del sé men sancionador aplicable, fruto sin duda de los Ailtimos acontecimientos. 3. MODIFICACIONES INTRODUCIDAS EN EL AMBITO DEL ‘MERCADO DEL CREDITO Dado el amplio contenido del Proyecto de Ley y de Jas numerosas modificaciones que éste pretende Actuatidad Juridica Uria & Menéndez incorporar a nuestro ordenamiento, no cabe sino limitarse en este momento, y tras offecer una visién general de su filosofia y principal contenido, al anilisis detallado de aspectos parciales de dicho Proyecto. Es por ello, por lo que nos centrarcmos en aquellas cuestiones que presenten una estrecha relacién con el mercado bancario o que vengan a involucrar de un modo destacado a las institucio- nes de crédito, 3.1. Compensacién contractual. Disposici6n Adicional Décima de la Ley 37/1998 En atencién a las necesidades planteadas en la préc- tica, y tras el paso dado por la Ley 37/1998, de 16 de noviembre, de reforma de la Ley 24/1988, de 28 de julio, del Mercado de Valores, cuya Disposicién Adicional Décima vino a dar cobertura, en el marco de las situaciones de insolvencia, a las previsiones contractuales de compensacién («nettings, en la ter- minologia anglosajona) recogidas en relacién con determinadas operaciones sobre instrumentos finan- cieros derivados (desarrollando el primer intento que Ilevé a cabo en este sentido la Ley 3/1994, de 14 de abril, por la que se adapts la legislacién espa- fiola a la Segunda Directiva de Coordinacién Ban- caria), el Proyecto de Ley amplia el marco de dicha Disposicién Adicional, a fin de abarcar en la misma, no sélo los acuerdos de compensacién contractual telativos a las operaciones mencionadas, sino, asi- mismo, otro tipo de operaciones tales como las cesiones temporales de activos en general (supuesto éte no contemplado en los borradores iniciales del Anteproyecto de Ley), los préstamos de valores, cesiones en garantia, garantias y otras operaciones con finalidad directa o indicecta de garancfa, vineu- lados al propio acuerdo de compensacién contrac- tual que tenga por objeto deuda puiblica, otros valo- res negociables o efectivo, Para la efectividad frentea terceros de las operaciones referidas y, en consecuen- cia, para la aplicabilidad del régimen previsto en la presente Disposicién Adicional, serd suficiente que dicha operacién se formalice en documento privado y que se proceda a la entrega, transmisién o anota- cid registral de los valores (segiin corresponda) y al depésito 0 transferencia del efectivo. “En efecto, y fundamentalmente en lo que se refiere al régimen de garantias vinculadas a una acuerdo de compensacién contractual, la previsién Fs a ARTECULOS B aac Actualidad Jurfdiea Uria & Menéndex 22/2002 de su cobercura por el régimen dispuesto en la Dis- posicién Adicional referida viene a dar respuesta a las disfunciones generadas en la prictica en relacién, principalmente, con los contratos marco relativos a operaciones de derivados que vienen a celebrarse de acuerdo con los modelos OTC aceptados en los mercados internacionales (entre otros, los modelos de contrato aprobados por el ISDA —Jnternational Swaps and Derivatives Association—), modelos éstos de cardcter complejo en los que, junto con las ope- taciones de derivados como tales (cubiertas, en con- secuencia, por la antigua redaccién de la Disposi- cién Adicional Décima), se prevé un paquete de garantias o de acuerdos adicionales que, actualmen- te, resultan fuera de dicha Disposicién y, en conse- ‘cuencia, al margen de la cobercura otorgada por ésta para los supuestos de insolvencia de alguna de las partes. Asimismo, quedarian ahora incluidos los derivados con subyacente no financiero, Sin perjuicio del indudable avance que la modi- ficacién introducida en este Ambito supone, tal y como hemos mencionado, y que, asimismo, coinci- de con las iniciativas legislativas promovidas en los paises de nuestro entomno, viene a echarse de menos Ia inclusién, en el marco de aplicabilidad de la Dis- posicién referida, de los derivados de crédito, que no parece que puedan entenderse comprendidos en la redaccién actual del Proyecto. 3.2. Cédulas territoriales Bajo el ep(grafe «lmpulso a la competitividad de la industria» que preside el Capitulo II del Proyecto, se crea una nueva figura financiera, que, con la deno- minacién de «cédulas territoriales», viene a dotar a las entidades de crédito de un instrumento adicional de financiacién de aquellos eréditos con que cuen- ten frente a las Administraciones Publicas. En efecto, de conformidad con lo dispuesto por el articulo 11 del Proyecto de Ley, las entidades de crédito podrén realizar la emisién de este tipo de valores de renta fi, cuyo capital e intereses se halla- rin especialmente garantizados por los préstamos y cxédicos concedidos por Ia correspondiente entidad de crédito emisora al Estado, las Comunidades Auténomas, los Entes Locales, organismos auténo- mos y entidades publicas empresariales dependien- tes de los mismos, as{ como a otras entidades de naturaleza andloga del Espacio Econémico Europeo. Asimismo, y como particularidad cierramente relevante, que trata de hacer frente al hasta ahora costoso régimen de emisién de obligaciones previsto por nuestra normativa y que ha impedido, de facto, 4a utilizacién de este mecanismo de financiacién por parte de las sociedades espafiolas, el Proyecto viene a establecer que las cédulas territoriales no deberin ser objeto de inscripcién en el Registro Mercantil, no siéndoles, asimismo, aplicables las normas conteni- das en el Capitulo X de la Ley de Sociedades Anéni- mas, ni las previstas en la Ley 211/1964, de 24 de diciembre, sobre regulacién de la emisién de obliga ciones por sociedades que no hayan adoptado la for- ma de sociedades anénimas, asociaciones u otras personas juridicas, En todo caso, la capacidad de emisién de este tipo de cédulas por parte de las entidades de exédiro no estd exenta de limite. El monto toral de las cédu- no podré ser superior al 70% de la cifta de los préstamos y créditos pendientes de amorcizar que la correspondiente entidad haya con- cedido a las Administraciones Piiblicas mencionadas. No obstante, y en el marco de la flexibilidad que caracteriza al Proyecto, sila entidad emisora sobrepa- sara el mite referido, deberé reconducie su situacién a los mérgenes legales en el plazo maximo de tres meses, bien aumentando su cartera de préstamos © exéditos concedidos a las Administraciones Publicas, bien adquiriendo sus propias cédulas territoriales en el mercado, 0 bien mediante la amortizacién de dichos eulos en el imporce necesatio para restablecet el equilibrio legalmente exigido. En todo caso, y durante el periodo en que los mérgenes hubieran sido excedidos, la entidad afectada deberd ctbrie'la diferencia mediante un depésito de efectivo 0 de deuda piblica en el Banco de Espafa. En cuanto a las caracterlsticas esenciales que cabe destacar de las cédulas territoriales desde la perspec tiva de su cenedor, el Proyecto de Ley viene a esta- blecer que los titulares de tales cédulas contarén con. tun derecho preferente sobre los derechos de crédito que la entidad emisora ostente frente a las Adminis- traciones Puiblicas mencionadas, para el cobro de los derechos derivados de tales valores, en los mismos jidos por el articulo 1922 del Cédigo. Civil. El referido titulo tendrd, asimismo, el cardcter de titulo ejecutivo a efectos de lo previsto en la Ley de Enjuiciamiento Civil.

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