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FONDO EDITORIAL DE LA "FUNDACION ACADEMIA DIPLOMATICA DEL PERU" La Academia Diplomitica del Pent es el Centro de Estudios Superiores y de Formacién Profesional del Ministerio de Relaciones Exteriores. PLANTA ORGANICA Director: Licenciado Estuardo Marrou L. Director Adjunto: ‘Ministro Helf Peléez Castro Sub-Directora de Investigaciones y Publicaciones: Consejera Lourdes Hilbck de Arréspide Se autoriza la reproduceién total o parcial del artfculo seffalando Ia fuente. Las opiniones vertidas en los artfculos pubticados en esta Revista son de exclusiva responsabilidad de sus autores. Av. General Pezet N° 1905, San Isidro Telf. 618893 Fax 626497 RevistaN° 32 Abril/Junio 1993 Disefio Marild Aguilar 225711 Fotografia Javier Ferrand 428412 Diagramacién y Arte Final Mac & PC Disefio S.A, 475567 Impresién y Fotolitos EDISA 469151 CONTENIDO CONTENIDO TT ARTICULOS EI Régimen Jurfdico de las Convenciones entre Pend y Chile de 1993, Fernando Vidal Ramirez pig. 5 La Evoluci6n del Derecho del Mar y la Participacién det Pera en ese Proceso (II Parte) Alfonso Arias-Schreiber Pezet pag. 14 Comentarios en tomo a las Relaciones entre el Peri y los Estados Unidos. Francisco Rivarola Rubio pag. 37 La Civilizacion Andina. Fernando Silva Santisteban p4g. 46 Desarrollo Humano y Procesos de Democratizacién. Luis Alberto Padiila pag. 58 Integracion Latinoamericana: LUniones Aduaneras 0 Zonas de Libre Comercio? _ Fernando Gonzélez Vigil pag. 73 La Politica Gaullista y su Influencia en las Relaciones Franco-Pernanas. Oscar Mercado Cussiénovich pag. 84 DOCUMENTOS PERU - CHILE - El Tratado de 1929 y Protocolo Complementario pag. 95 CONVENCIONES DE LIMA: - Convencién sobre cumplimiento de las obligaciones establecidas enel Artfculo Quinto del Tratado de 1929 y Segundo de su Protocolo Complementario y sobre su Regimen Juridico. pag.99 - Convencién sobre Libre Trénsito de Mercaderfas. pag.107 NOTAS REVERSALES ~ Notas sobre el significado hist6rico del Morro de Arica pag.114 - Notas sobre el sistema operativo para el control de personas y mercaderfas en el recorrido del ferrocarril entre Tacna y Arica pag 117 - Notas sobre cl Centro Integrado de AdministraciOn Fronteriza pag 119 POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1983 CONTENIDO ST + Notas sobre la situaci6n del predio El Chinchorro - Notas para impulsar un mayor acercamiento entre los pueblos peruano y chileno IV REUNION DE MINISTROS DE RELACIONES EXTERIORES COMISION PERMANENTE DEL PACIFICO SUR ~ Decisiones de la IV Reunién ~ Declaracién de la IV Reunién RESENA BIBLIOGRAFICA pag 121 pag 123, pag.114 pag.119 “{nternational Relations in Political Theory” de Howard Williams. Luis Velaochaga 2 POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 pag.125 ARTICULOS REGIMEN JURIDICO DE LAS CONVENCIONES ENTRE PERU Y CHILE DE 1993 El Regimen Juridico de las Convenciones entre Perd y Chile de 1993 FERNANDO VIDAL RAMIREZ * 1. PROLEGOMENO.- Por el Tratado de 1929 los terri- torios de Tacna y Arica quedaron divi- didos, resolviéndose de manera defini- tiva la situacién de Arica, que quedé desmembrada del territorio nacional y bajo la soberanfa del Estado Chileno, quedando privada Tacna del que habia sido su puerto natural. Por ello, el art{- culo quinto del Tratado establecié que “para el servicio del Peri, el Gobierno de Chile constmuird a su costo, dentro de los mil quinientos sesenta y cinco metros de la Bahfa de Arica, un male- c6n de atraque para vapores de calado, un edificio para la agencia aduanera pe- wana y una estaciOn terminal para el ferrocarril a Tacna, establecimientos y zonas donde el comercio de trénsito del Peri gozard de la independencia propia del mas amplio puerto libre”, Por la misma raz6n, el artfculo segundo del Protocolo Complementario precis6 que Jas facilidades de puerto “consistiran en el mas absoluto libre trinsito”. A partir de 1951 y s6lo para el inicio y la ejecucién de las obras, aun- que de manera intermitente, se fueron entablando negociaciones sin que en las mismas se tratara lo relativo al régime juridico al que debfan quedar someti- das, Fué as{ que se formalizaron acucr- dos en relacién a las caracterfsticas téc- nicas que debfan tener las obras, las que quedaron conclufdas en 1987. Las negociaciones para establecer el régimen juridico se iniciaron recién cuando estaban por concluirse las obras, en 1985, llegandose a los acuerdos pre- liminares que constan en la denomina- da Acta de Lima. En virtud de este ins- trumento se pretendi6 establecer un ré- gimen jurfdico en el que se atribufa al Perd la operacién y explotacién auté- noma de los establecimientos y zonas previstos en el Tratado de 1929 para conformar un sistema integrado de ser- vicios que debfan ser administrados por un funcionario del Estado Peruano, quien debfa actuar en coordinacién con las autoridades chilenas de Arica, pues en raz6n de la soberanfa chilena la ope- raci6n en el malecén de atraque o mue- Me quedarfa incorporada, jurfdica y funcionalmente, al complejo portuario de Arica. Al fracasar estas negociacio- nes, el Acta de Lima fué declarada sin efecto compromisorio, A fines de 1991 los Gobiemos de Peri y Chile nombraron nuevamente sendas comisiones negociadoras, legdn- dose a realizar una primera ronda en el mes de Marzo de 1992. Con motivo de * Asesor Juidico Principal dl Ministerio de Relaciones Exteriores dal Peril POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 Ja ruptura del orden constitucional en Abril del mismo afio, Chile suspendi6 unilateralmente las negociaciones ya entabladas, En los primeros dfas de Enero del presente aflo, los Cancilleres del Peri y Chile decidieron la reanudacién de las negociaciones y, para tal fin, acordaron designar sendas comisiones conforma- das por dos miembros cada una, las que, una vez constitufdas, en un plazo de 60 dfas debfan presentar sus propuestas a las respectivas Cancillerfas. Estas pro- puestas han sido el antecedente inme- diato de las denominadas Convenciones de Lima, la primera, sobre el cumpli- miento de las obligaciones establecidas en el articulo quinto del Tratado de 1929 y segundo de su Protocolo Complemen- tario y el régimen jurfdico al que se su- jetarén las obras construfdas por Chile, y, la segunda, para normar el libre trin-, sito, asf como a las notas reversales re- lativas al centro integrado de adminis- traci6n fronteriza, al sistema operativo para el control de personas y mercade- fas durante el recorrido del ferrocarril de Tacna a Arica, a la situacién del pre- dio El Chinchorro y al significado his- t6rico del Morro de Arica, Nos vamos a ocupar, ahora, de la Convencién relativa al régimen jurfdico de las obras constrnfdas por Chile sus- rita el 11 de Mayo del aiio en curso. 2. EL MALECON DE ATRAQUE O MUELLE.- Como ya se ha indicado, el artf- REGIMEN JURIDICO DE LAS CONVENCIONES ENTRE PERU Y CHILE DE 1993 culo quinto del Tratado de 1929 dispu- so, “para el servicio del Per”, 14 cons- truccién de “un malecén de atraque para yapores de calado”, que, junto con el edificio para la agencia aduanera y la estaci6n terminal para el ferrocarril a Tacna, son los “establecimientos y 20- nas donde el comercio de trinsito del Per gozard de la independencia propia del mas amplio puerto libre”. El art{- culo segundo del Protocolo Comple- mentario precisé que “las facilidades portuarias” debfan dar lugar al “mas ab- soluto libre trénsito de personas, mer- caderfas y armamentos al territorio pe- ruano, y desde éste al territorio chile- no”. Segin conocida informacién (1), en 1951 el Gobiemo de Chile eviden- ci6 su deseo de iniciar los estudios y designé una comisién técnica para que formulara los planteamientés correspon- dientes, a los que accedié el Gobiemo Peruano en 1953, para luego de perfo- dos intermitentes, en 1965, aprobar los estudios a fin de que se diera inicio a Jos trabajos los que aprobados por una comisiGn técnica peruana, en 1982, cul- minaron en 1987, De este modo qued6 acordada la ubicacién del malecén de atraque, pues no ha sido construido “dentro de los mil quinientos sesenti- cinco metros de la Bahfa de Arica”, se- gén lo establecié el articulo quinto del Tratado, El malec6n de atraque - que fué Ja denominacién utilizada por el Trata- do de 1929 y que la Convencion de Lima lama Muelle Norte - ha sido POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 REGIMEN JURIDICO DE LAS CONVENCIONES ENTRE PERU Y CHILE DE 1993 construido como parte integrante del Puerto de Arica, siendo su estructura si- milar a las demés del puerto. Su losa tiene un espesor de 4 metros de concte- to ammado extendida sobre el terraplén y enrrocado que Ia sostiene, siendo su ancho de 60 metros. Su longitud total es de 393 metros, de los cuales corres- ponden 208 metros al borde para el atra- que, borde que corresponde al exterior de la bahfa de Arica, en el lado norte, no siendo utilizable, por el enrrrocado, el lado sur, que’ mira hacia el interior de la bahia. Ha sido levantado sobre un fondo de aproximadamente 10 me- twos de profundidad, que, segdn infor- macién de las autoridades portuarias chilenas, permite el atraque de naves de ‘un calado de mas de 20,000 toneladas equiparéndolo al muelle sur del puerto de Arica, cuya explotacién correspon- dea Chile. Como puede apreciarse, el Trata- do de 1929 sdlo hizo referencia a “va- pores de calado”, sin hacer especifica- cién alguna, por Io que la construcci6n del muelle quedaba librado, exclusiva- mente, a las caracterfsticas y especifi- caciones que a lo largo de los afios han sido consultadas por Chile y aprobadas por el Gobicmo Peruano. Por cllo, es conveniente recordar la recomendacién del Dr. Alberto Ulloa Sotomayor al ana- lizar el Tratado de 1929 y su Protocolo Complementario atin antes de que Chi- Je iniciara el perfodo de consultas y co- menzara los trabajos, al proponer que no habiendo previsto nada el articulo quinto en cuanto a la capacidad de los vapores y que como la arquitectura na- val venfa construyendo barcos cada dfa mas grandes, era necesario un acuerdo que fijara el limite del calado de tos bar- cos para los cuales debfa construirse el malec6n de atraque (2). Lamentable- mente, pese a la anticipada y atinada recomendaci6n de nuestro ilustre inter- nacionalista, parece ser que nunca se formalizé tal acuerdo, ni al inicio ni a la conclusién de la obra, Ahora bien, la determinacién del régimen jurfdico al que debfa quedar sometido el muelle ha implicado la ne- cesidad de interpretar el articulo quinto del Tratado de 1929 y del artfculo se- gundo de su Protocolo Complementa- tio, Esta labor hermenéutica debe te- ner por objeto el concepto de “puerto libre” y el significado de la expresién “para el servicio del Per” que utiliza el artfculo quinto del Tratado de 1929. EI Dr. Ulloa Sotomayor en su Po- sicién Internacional del Perd, bajo el subtftulo de El Puerto Peruano en Arica, se limita a transcribir el art{culo quinto del Tratado sin hacer exégesis alguna (3). Mas bien, en su tratado sobre De- recho Intemacional Pablico (4), cuan- do vuelve a plantear el tema, permite inferir que relaciona el concepto de “puerto libre” con el libre trinsito co- mercial. En base a las ideas desarrolla- das por nuestro ilustre intemacionalista, la referencia al “puerto libre” en el ar- {culo quinto del Tratado de 1929 debe entenderse al “comercio de trénsito del Perdi”, al que el mismo articulo le atri- Duye el goce de “la independencia pro- pia del mas amplio puerto libre”, Esta POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 7 interpretaci6n la sustenta, ademés, el ar- ticulo segundo del Protocolo Comple- mentario, en cuanto precisa que “las fa- cilidades de puerto que el Tratado, en su artfculo quinto, acuerda al Perd, con- sistirén en cl mas absoluto libre ténsi- to de personas, mercaderfas y armamen- tos al tertitorio peruano, y desde éste a través del territorio chileno”. Laexpresi6n “para el servicio del Peri", tampoco ha sido objeto de exégesis por el Dr, Ulloa Sotomayor en su Posicién Internacional del Peri, li- miténdose, tan s6lo, ha hacer referen- cia a “El Puerto Peruano de Arica” (5), al igual que en su Derecho Internacio- nal Piiblico (6). Es conveniente considerar que el antecedente inmediato al Tratado de 1929 fue el Tratado celebrado en 1923 entre el Reino de Serbia, Croacia y Eslovenia y:el Reino de Grecia, como apunta el Dr. Luis Solari Tudela (7). Segén este Tratado, celebrado para el ténsito de mercaderfas en favor del Rei- no de Serbia, Croacia y Eslovenia por el puerto griego de Saldnica, se afecté en uso y se puso bajo su administra- ci6n aduanera una zona portuaria, por un periodo de 50 afios, pero continuan- do siendo parte integrante del territorio helénico y sujeta a las leyes y al ejerci- cio de la soberanfa helénica. Con este antecedente y ante las posiciones extremas que sectores de opi- nin peruanos y chilenos han planteado a lo largo de los afios, en cuanto a que el malecén de atraque debia ser entre- REGIMEN JURIDICO DE LAS CONVENCIONES ENTRE PERU Y CHILE DE 1993 Ne] gado en propiedad al Pera y en cuanto a que “para su servicio” bastaba con que se le diera acceso a las instalaciones portuarias de Arica, la posicién de los negociadores peruanos fué de que el Muelle “para el servicio del Peri” de- bfa dar lugar a un derecho de uso que debfa constituirse a perpetuidad, lo que as{ ha quedado establecido en 1a Con- vencién, En su estudio de las servidumbres constituidas por el Tratado de 1929, el Dr. Ulloa Sotomayor (8) hace referen- cia a la adaptaci6n por el Derecho In- temacional de las instituciones jurfdi- cas del Derecho Romano y Civil, enfatizando que més por una raz6n de analogfa que por una raz6n de identi- dad, y, luego de analizarlas desde una perspectiva hist6rica, concluye en que las servidumbres internacionales, re- quieren como elementos esenciales, en- tre otros, de un cardcter territorial, pues las limitaciones a 1a soberanfa sobre el territorio en el cual se establecen deben constituir el ejercicio de derechos terti- toriales. Precisamente, por el caricter estrictamente territorial de las servidum- bres, pues se constituyen sobre predios, y porque se trataba de dotar al Peri de un derecho erga omnes, esto es, exclu- sivo y excluyente sobre el muelle, es que se opto por la constitucién de un derecho de uso, a perpetuidad. El derecho de uso, de origen roménico-civil, es un derecho real que consiste en servirse de un bien no consumible, poscyéndolo, y, por tanto, constituye una desmembracién del de- POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 REGIMEN JURIDICO DE LAS CONVENCIONES ENTRE PERU Y CHILE DE 1993 recho de propiedad. La Convencién re- conoce el derecho de propiedad de Chi- le, pero s6lo como la de un nudo pro- pietario en cuanto que ha cedido el do- minio Util, y, por eso, se ha previsto su inscripcién en el Registro Conserva- dor de Bienes Rafces con la anotaci6n del derecho de uso constituido a favor del Perd. Se adapté, asf, una institu- cién juridica de origen roménico-civil al Derecho Internacional, m4s por una raz6n de analogfa que por una raz6n de identidad, la misma que queda protegi- da por normas internacionales, que, en todo caso, prevalecen sobre las de de- Trecho interno. EI derecho de uso asf constitufdo comprende toda la obra construfda por _ Chile y que se ha descrito anteriormen- te, ya que no s6lo abarca a Ia losa del muelle y lo que también se ha construi- do sobre ella, sino ademés lo que viene a ser su infraestructura, esto es, Io que se encuentra debajo de la Iosa, como la estructura misma que la soporta, los pi- lotes, el concreto y todos los dem4s ele- mentos que integran el muclle. 3. LA EXPLOTACION DEL DERECHO DE USO SOBRE EL MUELLE.- El derecho de uso constitufdo en favor del Perd es, pues, una consecuen- cia de la imerpretaci6n del artfculo quinto del Tratado de 1929, que le da origen, y se rige por la Convencign que establece su régimen juridico. Es un derecho real incorporado, en cuanto dominio til, al dominio piblico del Estado Peruano, La Convencién ha previsto la ex- plotacién del muelle por una empresa a Ia que el Estado Peruano le otorgue la respectiva concesi6n. Esta modalidad de explotacién no es contradictoria con Ja naturaleza del derecho adquirido a perpetuidad por el Estado Peruano, pues los bienes del dominio pablico pueden ser abjeto de concesién (9). La empresa concesionaria ha de ser una empresa privada, organizada como sociedad anénima y constituida con capitales peruanos, 1a prioridad la tienen los inversionistas peruanos, pues el sentido de la respectiva cliusula de Ja Convencion es el de que la empresa sea peruana, La posibilidad de la parti- cipacién de capitales chilenos ha sido prevista, pero requeriré de la aprobacién del Gobiemo Peruano; y, si se trata de Ja participacién de capitales de terceros pafses, la conformidad deberén darla los Gobiernos del Pera y de Chile. La modalidad de explotaci6n se ha convenido también que sea a perpe- twidad, por lo que el Estado Peruano sélo ejercerd el derecho de uso que tiene constituido sobre el Muelle Norte me- diante el derecho soberano de otorga- miento de la concesién. Por ello, Ia trans- ferencia de la concesién no serd posible sin la anuencia del Estado Peruano. La empresa concesionaria, en cuanto-es una empresa privada, queda sometida a la jurisdicci6n y leyes chi- lenas, méxime si va estar domiciliada en territorio chileno atin cuando se cons- tituya en el Peril, Pero este sometimien- POLITICA INTERNACIONAL ABRILJUNIO 1993 REGIMEN JURIDICO DE LAS CONVENCIONES ENTRE PERU Y CHILE DE 1993 el to debe entenderse en relacién a todo aquello que no resulte opuesto a los de- rechos del Peri constituidos por el Tra- tado de 1929, su Protocolo Complemen- tario o agencia de la empresa concesio- naria se regiré por la ley chilena ast como las relaciones juridicas que con- forme a su naturaleza privada entable. La Convencién ha previsto los servicios que puede prestar la empresa concesionaria. Tales servicios son los de muelle y estadfa a las naves, los de uso del muelle a los cargamentos y equi- pos de operacién a las empresas estiba- doras, los de almacenaje en la bodega y patios del muelle y el movimiento de la carga en dichos recintos, y, los de coordinacién para el suministro de agua, de energfa-eléctrica y otros similares a Jas naves, para todos los cuales fijard y cobrar4 las correspondientes tarifas. Es- tos servicios no comprenden los de estiba y desestiba, para Ios cuales ha- brd que solicitar los servicios de algu- nas de las empresas que los prestan en el puerto de Arica, a eleccién de los consignatarios 0 embarcadores de la car- ga, 0 a quien le coresponda segin el contrato de fletamento o transporte. La Convencién, por dltimo, ha previsto la exclusividad del derecho de uso del Muelle Norte en favor del Pert, mas no para la carga. Por ello la em- presa concesionaria ademas de despa- char carga desde el Perd o para el Peri, podrd hacerlo desde Chile o para Chile y desde otros pafses 0 para otros palses lo que indudablemente ha de ser un in- cemtivo, pues Ia estadistica de la carga peruana despachada por el puerto de Arica no registra, en la actualidad, vo- Tamenes que puedan hacer atractiva la explotaci6n del Muelle Norte. Obvia- mente, s6lo la carga peruana ha de go- zat del derecho libre trénsito consagra- do en el Tratado de 1929 y su Protoco- lo Complementario y que regula la Con- vencién sobre el libre trénsito que ha sido también ya suscrita, 4. EL EDIFICIO PARA LA AGENCIA ADUANERA PERUANA.- El articulo quinto del Tratado de 1929 dispuso también que Chile debfa construir a su costo un edificio para la Agencia Aduanera Peruana, el cual tam- bién ha sido puesto a disposicién del Peré para su servicio. De este modo, se dota a la Aduana del Peri de un edi- ficio modemo y funcional, que sustituiré a las actuales oficinas que vienen fun- cionando en una parte de la Casa de ‘Yanulaque, que, aunque de propiedad del Estado Peruano reconocida por el articulo sétimo del Tratado, no solo es inadecuada por sus instalaciones sino por estar en la ciudad y no en el puerto. La Convencion declara ala Agen- cia Aduanera Peruana como una euti- dad oficial del Estado Peruano, pues se wata de una extensi6n de ia Superinten- dencia Nacional de Aduanas-SUNAD. ‘Sus funciones son las del control adua- nero sobre la carga peruana en transite) 10 POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 REGIMEN JURIDICO DE LAS CONVENCIONES ENTRE PERU Y CHILE DE 1993 te el interés fiscal peruano. Por tratarse de una dependencia de la SUNAD, la Convencién ha pre- visto la participaci6n de hasta tres fun- cionarios a los que corresponde la re- presentacién de la Aduana Peruana y las labores de direccién, raz6n por la que se precisa que deben ser de nacionali- dad peruana y que gozarén de las mis- mas garant{as y privilegios que los fun- cionarios administrativos del Consula- do General del Perd en Arica. Ademis, se requeriré del personal de empleados que deberd ser contratado o nombrado por la SUNAD. Eledificio para la Agencia Adua- nera Peruana, la bodega y los sitios de depésito est4n construfdos sobre 1a losa. del mvelle y por eso tienen su mismo régimen jurfdico. La administraci6n del edificio - no de la Agencia Aduanera Peruana - , asf como de Ia bodega y los sitios de dep6- sito, estard a cargo de la empresa con- cesionaria para la explotaci6n del dere- cho de uso constituido sobre el Muelle Norte, Esto significa que coresponde ala empresa concesionaria ocuparse del mantenimiento y conservacién del edi- ficio, de la bodega y de los sitios de depésito, 5. LAESTACION TERMINAL PARA EL FERROCARRIL A TACNA.- El articulo quinto del Tratado de 1929, dentro de los establecimientos y zonas donde el comercio de trésito del Perd debe gozar de la independencia propia del més amplio puerto libre, pre- vi6 la construcci6n de una estacién ter- minal para el ferrocarril a Tacna. EI ferrocarril de Tacna a Arica fue tetminado de construir en 1857 y en- tregado en concesién a una empresa para que lo explotara durante 99 afios y Juego revirtiera al Estado Peruano, Por eso, el articulo sétimo del Tratado de 1929 lo consider6 entre los derechos privados legalmente adquiridos que de- fan ser respetados en los territorios que quedaban bajo las respectivas sobera- nfas de los gobiernos del Pera y de Chi- le, constituyendo Chile, sin perjuicio de Ia soberanfa que le corresponde ejercer, a perpetuidad y en Ja parte que Ia Ifnea férrea atraviesa su territorio, el derecho mas amplio de servidumbre en favor del Peri. Esta servidumbre ha sido prolon- gada por la Convencién pues el ferro- carril tendra acceso hasta el muelle a fin de facilitar las operaciones de carga y de descarga. El lugar donde ha sido construi- do el edificio de la estacién no dista mucho del antiguo, pero esté mas cer- ca del terreno que ha sido ganado al mar, que en la Convencién se denomi- na Explanada y que une el Muelle Nor- te con Ia costa. Esta ubicacién facilita Ja interconexién de los servicios del Muelle con los del transporte por ferro- carril y también por vebfculos para transporte carretero. El art(culo sétimo del Tratado de POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 W REGIMEN JURIDICO DE LAS CONVENCIONES ENTRE PERU Y CHILE DE 1993 12 1929 le asigno al ferrocartil de Arica a Tacna la categorfa de derecho privado y es con esta categoria como se produ- jo su reversion al Estado Peruano, pa- sando a formar parte de su dominio pri- vado. Es por esta consideracién que la Convencién ha dispuesto la inscripcién det derecho de propiedad sobre el nue- vo edificio, y sobre la Estacién misma, en el Registro Conservador de Bienes Rafces, lo que la somete a la ley chile- la, pero con la importante ventaja de que quedan debidamente precisadas su superficie, linderos y medidas perimé- tricas frente a los cambios que puedan operarse en el futuro para el desarrollo de las instalaciones portuarias de Arica. La Convencién ha previsto ha pre- visto 1a explotacién del Ferrocarril de Arica a Tacna por yna empresa conce- Sionaria que, en la actualidad, es la Em- presa Nacional de Ferrocarriles S. A. - ENAFER, que, dentro de la nomencla- tura de la actividad empresarial del Es- tado, es una empresa estatal de derecho privado, 6. EL DERECHO DE LIBRE TRANSITO.- El malecén de atraque o muelle, el edificio para la Agencia Aduanera Peruana y la Estacién Terminal del Fe- rocartil son Ios Uamados establecimien- tos y zonas, en los que, segdin el artfcu- Io quinto del Tratado de 1929, “el co mercio de trénsito del Perti gozara de la independencia propia del més amplio puerto libre” y deben dar lugar, segén el articulo segundo del Protocolo Com- plementario, al “més absoluto libre trin- sito”. El régimen jur{dico establecido por la Convencién corrobora el derecho de libre trénsito consagrado en favor del Peri. En 1929 el Gnico medio terrestre que unfa a Tacna y Arica era el Ferro- carril y el puerto de Arica servfa, ade- mds, para unir a ‘Tacna con el resto del litoral peruano. Por eso, tanto el Trata- do como el Protocolo Complementario tefirieron el libre trdnsito a la linea fe- troviaria, lo que quedo confirmado con la Convencién de transito de Mercade- tfas y Equipajes entre Tacna y Arica suscrita por el Pert y Chile el 31 de Diciembre de 1930. La Convencién ha extendido el libre trnsito al transporte carretero, El régimen juridico establecido por la Convencién facilita el ejercicio del derecho de libre trénsito, el que ser4. normado por la Convencién que dero- gay viene a sustituir a la de 1930, la que ha sido también ya suscrita. 7. COLOFON.- La Convencién de Ja que nos he- mos ocupado, conjuntamente con la re- lativa al libre trénsito, asf como los acuerdos que constan en las notas reversales, abren una nueva etapa en las relaciones bilaterales con Chile. La superaciGn de los rencores y antagonis- mos est¢riles no significa, de modo al- guno, soslayar los valores patriéticos ni el recuerdo imperecedero de quienes, en $u circunstancia, supieron encarnarlos. POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 REGIMEN JURIDICO DE LAS CONVENCIONES ENTRE PERU Y CHILE DE 1993 La nueva etapa de Jas relaciones bilate- realizaciones en pro del desarrollo eco- tales debe avistar un futuro pleno de némico y del bienestar social. 0 NOTAS Vide Ejecuciin do is cldusulas pendiantes del tralado da 1928, de vorge Brousset Barrios, on relaciones del Perd con Chile y Bovia, CEPE!, Lima, 1989, pigs, $7 ysgles. Pseinintemational dal Peri Chit, rprodveeiénds a Revista del Foro, afoLXIl No.1, Lima, Enero-Marzode 1976, pigs. 49 y 50 (idem, pags. 47y 48, Derecho Interracional Pablo, cuata odin Ediciones Iberoameicanas, Macid, 1957 T. |, pigs. 808y 508, Pag. 47, TA pig. 505. > 7 eh Bp ™ Derecho Internacional Pablco, evartaedicién. Studium ediciones, Lima, pig. 42. 8 Posicidn Internacional del Perd, pigs. 42 y sgtes, Derecho Internacional Pcblico,T. |, pags. 497 y soles, 2 ‘Vida lest sobre el dominio pblice del. Alberto Ruiz-Ektedgo, en Manual da Deracho Administaive. Tomstica Esencal, Fondo Edtrial del Colegio de Abogados de Lima, Cutural Cuzco Ectores, Lima, 1990, pigs, 216 ysgtes. POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 13 EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO Sy La evoluci6n del Derecho del Mar y la participacion del Pert en ese proceso ALFONSO ARIAS SCHREIBER PEZET* 14 (SEGUNDA PARTE) En la primera parte de este trabajo expuse de manera sucinta los antiguos criterios sobre el Derecho del Mar, su cuestionamiento hacia mediados de este siglo, Ia tesis de las 200 millas, su de- fensa y proyeccién internacional, Ia per- cepcién integral de nuestros intereses maritimos y su resguardo a través de la nueva Convencién. Referiré ahora, tam- bign a grandes rasgos, los aportes pe- Tuanos en este proceso, los nuevos de- sarrollos del Derecho del Mar, la si- tuaci6n actual y el futuro previsible, las opciones del Pera y el camino a seguir. Vil} LOS APORTES PERUANOS EN ESTE PROCESO Escapa al propésito del presente estudio el hacer un relato pormenorizado de Ja participacién que le cupo a nuestro: pafs en Ia reforma de las viejas reglas sobre el espacio ocednico, Por lo de- més, algo de eso est4 expuesto bajo los titulos II y III, donde se describe c6mo tuvo su inicio la tesis de las 200 millas, de qué manera ella fué defendida y qué acciones se tomaron a nivel internacio- nal con el objeto de conseguir el nece- sario respaldo en Ja Tercera Conferen- cia sobre el Derecho del Mar. Lo dicho allf y en otros escritos (1) da una idea general de los aportes del Perd a lo largo de los treinta afios que duré ese proceso; desde 1952, cuan- do los tres Estados del Pacffico Sur con- certaron sus politicas de soberanfa ma- ritima, hasta 1982, cuando fué abierta a Ja firma Ja nueva Convenci6n. Es com- prensible que en un empefio como ése, que culminé con el reconocimiento de las 200 millas y del régimen del patri- monio comin de la humanidad para la zona internacional de los fondos mari- nos, 0 sea los dos logros més importan- tes de la-renovacién del Derecho del Mar, los comentaristas de cada nacio- nalidad hayan puesto un énfasis espe- cial en las contribuciones de sus respec- tivos pafses. ‘De nuestro lado, nos complace re- cordar que la fundamentaci6n de la te- sis de las 200 millas fué hecha princi- palmente por juristas peruanos, entre ellos los doctores José Luis Bustamante y Rivero, Enrique Garcfa Sayén, Alber- to Ulloa Sotomayor, Ratil Ferrero Rebagliati y Andrés Aramburti Men- chaca, por citar s6io a los de mayores aportaciones. En lo que concieme a la * Embajador(t) dol Servicio Diplomatico del Per, Presidente dela Seccién Nacional dela Comisién Permanente det Pacifico Sur. POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 defensa de los derechos proclamados, destacamos como la accién més disua- siva y espectacular la que ejerci6 la Ma- tina de Guerra del Pert en 1954, al apre- sar a cinco naves de la flota de Onassis e imponerles una multa de tres millones de d6lares por operar sin permiso en ‘nuestras aguas jurisdiccionales. En cuanto a Ja campafia de pro- yecci6n intemacional de lo que conver- tirfa en Ia doctrina de las 200 millas, cumplimos asimismo un papel protagé- nico, primero para procurar la adhesion de otros pafses de nuestro propio conti- nente, a través de sondeos individuales y de las reuniones latinoamericanas so- bre asuntos del mar; y luego para difun- dir esa misma doctrina en Africa, Asia y Oceanfa, mediante visitas a algunas capitales y la participacién en diversos foros juridicos o en conferencias cime- ras de los pafses no alineados (2). Al Tespecto se ha escrito muy poco, en mi caso por el desapego a poner de relieve Jas actuaciones que me tocé realizar des- de 1970, como Director de Soberanfa Maritima, gracias a la visiGn y el apoyo del entonces Canciller de 1a Republica, General Edgardo Mercado Jarrin, quien ademés intervino personalmente en la sustentaci6n de nuestros planteamientos ante otros Estados. Es también con la misma reticencia que hoy menciono cier- tos hechos relativos al desempefio de la delegacién del Perd (3) en 1a Comisién de las Naciones Unidas sobre los Fon- dos Marinos (1968-1973) y en la Terce- ta Conferencia sobre el Derecho del Mar (1973-1982), Sin enitrar en detalles, que describiré algén dfa, acerca de la labor EVOLUGION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO LT que ella tuvo a su‘ cargo, relataré aqut sus principales esfuerzos en la tarea de procurar un desenlace satisfactorio para el resguardo de los derechos e intereses de Ja nacién. E! primero fué el aporte brindado en la preparaci6n de la lista de temas y cuestiones que se someterfan al examen de la Conferencia, y cuya adopei6n per- miti6 Ja reforma integral de las disposi- ciones aplicables a mares y océanos, de costa a costa y desde la superficie hasta el Jecho. Iniciados los trabajos de la Comisién Preparatoria en 1971, el pre- sidente de la delegacion peruana abrié el debate con un extenso discurso sobre Jos fundamentos geogréficos, socioeco- némicos y jurfdicos que justificaban la extensién de Ia soberanfa maritima has- tael limite de las 200 millas; y sobre los criterios que debfan tenerse en cuenta al establecer el régimen de los fondos ma- Tinos, fuera de los limites de la jurisdic- cién nacional, como patrimonio comin de la bumanidad; lo que dié pabulo a comentarios ¢ intervenciones coinciden- tes de un buen néimero de representan- tes de otros pafses en desarrollo, Apenas se constituyeron los gru- pos informales, delegados peruanos par- ticipamos en todos ellos y formulamos propuestas de cardcter especffico sobre los diversos temas que iban siendo dis- cutidos; las cuales sirvieron, con las de otras delegaciones, para la preparacién de los proyectos que los presidentes de esos grupos presentaron més tarde en las sesiones formales, Este becho y nuestra intervencién muy activa en las POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 16 EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO a demés instancias que luego menciona- 36, nos pemmitieron introducir elemen- tos muy importantes cn buena parte de las disposiciones de la Convencién. Al instalarse la Conferencia en 1973, el Pera fué elegido como uno de sus Vicepresidentes y miembro de la ‘Mesa o Comision General que se encar- 26 de asegurar la buena marcha de los trabajos. El delegado peruano Alvaro de Soto coordiné desde el principio al Grupo de los 77 en las negociaciones sobre los fondos marinos, y fué elegido su presidente en la diltima sesién, con- tribuyendo asf a que el régimen elabo- rado recogiera las demandas de los paf- ses en desarrollo. De otro lado, el Gru- po de los Estados costeros, constitufdo por representantes de unos sesenta paf- ses, me design6 su Coordinador y voce- ro en las negociaciones con el Grupo de Estados sin litoral y desaventajados, cu- yas pretensiones m4s ambiciosas conse- guimos descartar. Al mismo tiempo, la delegacién del Peri intervino en el Grupo Terri- torialista, que, al ver desechada su aspi- racin inicial para el reconocimiento de mages territoriales hasta el limite de las 200 millas, dirigi6 con éxito sus esfuer- zos a fortalecer los derechos de los Es- tados siberéfios en la zona econémica exclusiva; y el suscrito presidié el Gru- po Latinoamericano en tres de los nue- ‘ve afios que duré la Conferencia, situa- ciGn que, si bien quedé debilitada por las posiciones divergentes de los palses miembros en los temas relativos a la ju- risdicciOn nacional, fué Gul para hacer valer nuestros criterios sobre otros asun- tos de comin interés. EnatenciGn a ese desempetio, tan- to el Presidente de la Conferencia como Jos Presidentes de las tres Comisiones Principales (en las que intervinicron Juan Miguel Bakula y el suscrito, Alvaro de Soto Polar y Eduardo Ferrero Costa) nos consultaron a menudo para la bésqueda de soluciones a los problemas que en- torpecfan el avance de las negociacio- nes. Y a titulo personal fut invitado a integrar un grupo constitufdo por repre- sentantes de las 25 delegaciones més in- fluyentes, que de hecho zanj6 las cues- tiones controversiales no resueltas en la Conferencia sobre las zonas de jurisdic cién nacional. Se comprende, a la luz de todo esto, por qué en el informe que me co- mrespondié presentar en mayo de 1982, un mes después de que se adoptara la Convencién (4), al dar cuenta a la Can- cilleria de lo actuado, me animé a ex- presar lo siguiente: “No somos noso- tros mismos quienes debemos juzgar- nos; pero sf podemos dar {6 de que la delegaci6n del Pera realiz6 sin desma- ‘Yyos, desde el comienzo hasta el fin, con una tenacidad y firmeza reconocidas por sus adversarios, todos los esfuerzos que estuvicron a su alcance para sustentar los derechos y proteger los intereses cuya defensa Je fuera confiada por el Gobiemo”, Un testimonio conclusivo de Io que aqu{ queda expuesto acerca de los alcances de la contribuci6n peruana, lo POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 constituye el hecho de que en la sesién de clausura le ‘correspondié al represen- tante de nuestro pafs pronunciar la filti- ma intervenci6n ante el Plenario, no s6lo a nombre de su propia delegacin, sino ademds como Presidente del Grupo La- tinoamericano y también como Presiden- te del Grupo de los 77 (5). De esa inter- venciGn, que tuvo catorce p4rrafos, creo del caso citar los que siguen: “3, La comparacién de las Con- venciones de 1958 con la nueva Con- vencién sobre el Derecho del Mar pone en evidencia los cambios fundamenta- les que han sido introducidos a las an- tiguas reglas, merced principalmente - es justo decirlo- a los aportes de los paises en desarrollo, Nadie que haya asistido a la Conferencia puede igno- rar cudl ha sido la participacién del Perti en este largo y dificil proceso, ni en qué medida ha contribuido a ta adop- cin de las dos innovaciones mds im- portantes: de un lado, el reconocimien- to de los derechos de soberania y juris- diccién del Estado ribereito para la ad- ministraciOn de sus recursos naturales y la proteccién de otros intereses conexos, hasta el limite de 200 millas; y, del otro lado, et establecimiento de una autoridad internacional que regu- lard ta explotacién de los fondos mari- nos, mds alld de la jurisdiccién nacio- nal, como patrimonio comtn de la hu- manidad”. “4. Quienes hemos intervenido -en las negociaciones de la Convencién somos conscientes de la magnitud de la labor realizada para ta biisqueda de for- EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO. A, mulas de acuerdo sobre cuestiones tan vastas y complejas, a través del proce- dimiento del consenso entre mds de ciento cincuenta Estados de realidades € intereses distintos. También sabemos que el nuevo tratado, en virtud de esta misma raz6n, no satisface plenamente a ningtin pais en particular, sino que es el producto de un compromiso interna- cional en el que todos han tenido que conciliar sus reclamos. Sin ese esptritu de reciproca avenencia para concordar Jas posiciones individuales con el inte- rés general, ningtin acuerdo hubiese sido posible. Y a falta de acuerdo pre- valeceria el caos; los mds fuertes com- petirian por imponer sus conveniencias en los usos del mar y la explotacién de ‘Sus Tecursos, con la amenaza constante de chocar entre st y con perjuicios in- evitables para los paises mds débiles”. “8. En la declaracién escrita que \Presento a nombre del Grupo Latino- americano resumo las contribuciones muy especiales que han aportado los paises de América Latina a la reforma del Derecho del Mar. Sin ese concurso no habria sido posible obtener, entre los cambios mds importantes a las an- tiguas reglas, el reconocimiento de los derechos de soberania y jurisdiccion de Jos Estados ribereflos hasta el limite de las 200 millas, ni la nueva definicion de la plataforma continental, ni el esta- blecimiento de la Autoridad Internacio- nal -y de la Empresa, su brazo operativo-para regular, controlar y lle- var a cabo la explotacién de los fondos marinos mds alld de la jurisdiccién na- cional como patrimonio comin de la hu- POLITICA INTERNACIONAL ABRILJUNIO 1983 EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO el 18 manidad. Era entonces muy justo y na- tural que la Conferencia acogiera la ini- ciativa de clausurar sus trabajos y abrir ta Convencién a la firma en un pats de América Latina; en el mismo pais, Ja- maica, cuya capital fué elegida como Sede de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos y que hoy nos ha prodigado la cordial hospitalidad de su Gobierno y de su pueblo”. “9. Hablo ahora como Presiden- te del Grupo de los 77 al expresar nues- tra satisfacciOn por la tarea cumplida, Quienes escriban la historia de la Con- ‘ferencia podrdn ofrecer distintas ver- siones sobre el papel que han desempe- Rado en ese arduo proceso cada Esta- do individualmente o con otros Estados. Sin duda, todos han hecho considera- bles esfuerzos para conciliar, hasta don- de era posible, las posiciones naciona- Jes con el interés colectivo. Pero entre ellos, no s6lo por su importancia nu- mérica, sino mds atin por la calidad de sus miembros, por la naturaleza y los alcances de sus aportes juridicos y por el espiritu de concordia en la conduc- cidn de las negociaciones, ta actuacién de los representantes de los paises en desarrollo ha sido edificante, aleccio- nadora y ejemplar. No hemos hecho uso de la tirania del nimero, sino del valor de las ideas para formular nue- vas reglas, inspiradas en principios de justicia y equidad, de cooperacién in- ternacional, de paz y seguridad. ElGru- po de los 77 ha puesto de manifiesto que con unidad, preparacién y buena fé estos objetivos estan al alcance del mun- do”, Vill) NUEVOS DESARROLLOS DEL DERECHO DEL MAR Durante el decenio transcurrido desde que la Convencién sobre el Dere- cho del Mar fué abierta a la firma en Montego Bay, un buen niimero de sus cléusulas han sido acogidas en la legis- lacién y Ia prictica de los Estados y en las actividades de organizaciones mari- timas de cardcter subregional, regional y global. Se han concertado acuerdos bilaterales y multilaterales sobre diver- sos usos y problemas del espacio ocednico, con normas que aplican 0 com- plementan, segiin los casos, las disposi- ciones de la Convencién de 1982. Al mismo tiempo, la Corte Internacional de Justicia y otros tribunales o érbitros es- peciales han resuelto controversias de distinta naturaleza bas4ndose también en reglas convencionales. Estos sucesos ponen de manifiesto la influencia que dicha Convenci6n, a pesar de no haber entrado todavia en vigor, ha venido ejer- ciendo en la comunidad internacional y en él desarrollo ordenado del Derecho del Mar. Sin embargo, hay dos hechos de signo negativo que afectan o estén mi- nando Ia validez del tratado: en primer término, la resistencia de las naciones industriales a ser partes de él, en raz6n. de discrepancias sobre el régimen apli- cable a la zona internacional de los fon- dos marinos; y, en segundo lugar, el Proceso de contradicciones que se ha desatado: ‘con respecto a importantes nor- mas contenidas en la Convencién, sea a través de las legislaciones intenas 0 las POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993. declaraciones de politica de algunos Es- tados. Analicemos ambos hechos con mayores detalles. ‘Como es sabido, el acceso det Par- tido Republicano a la administracién de Jos Estados Unidos de América en 1980, bajo el liderazgo‘del Presidente Ronald Reagan, imprimié un giro conservador ala politica doméstica ¢ inteacional ‘de la Unidn, que se tradujo, entre otros cambios significativos, en el cuestiona- miento de disposiciones fundamentals de la Parte XI y Anexo III del entonces proyecto de Convenci6n, concernientes al régimen previsto para los fondos ma- rinos y ocednicos, y su subsuelo, fuera de los Ifmites de la jurisdiccién nacio- nal. Las principales objeciones del nue- vo Gobierno estadounidense, basadas en argumentos ideolégicos y econémicos, se refirieron a la composicién del Con- ‘sejo de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos y el procedimiento de toma de decisiones; Ja obligatoriedad de las eventuales enmiendas que se aprueben en Ia Conferencia de Revisién; el funcionamiento de la Empresa; la transferencia de tecnologia; los Ifmites de la produccién de minerales; ¢l fondo de compensacién para los pafses cuya economfa sea afectada por la minerfa ocednica; Jas condiciones financieras de los contratos; los costos de la Auto- tidad para los Estados; y consideracio- nes ambientales. El impacto desconcertante de este siibito viraje y el alcance de las modifi- caciones que Estados Unidos propuso, con el apoyo progresivo de otras nacio- EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPAGION DEL PERU EN ESE PROCESO ST nes occidentales, motivaron la renuen- cia de los pafses en desarrollo (y, con un énfasis menor, del bloque socialista) a aceptar a ditima hora modificaciones de textos que habfan sido negociados por consenso, a cambio de compromi- ‘sos sobre otras partes de la Convencién, dentro de Io que se lam6 el package deal (el acuerdo del conjunto, 0 pacto en paquete). Si bien se hicieron unas cuantas enmiendas, ellas fueron consi- deradas insatisfactorias por la delega- cién norteamericana, que solicité vota- ci6n nominal, con el resultado de 130 votos a favor, 4 en contra y 17 absten- ciones (6). En diciembre de 1984, 0 sea al cumplirse el plazo de dos afios para el cierre de Ja firma de la Convencién, el némero de suscriptores se elevé a 159 Estados y otras entidades, incluyendo a los pafses socialistas que se habfan abs- tenido al momento de la votaci6n, Sin embargo, hasta mayo de 1993, y con la sola excepeién de Islandia, ninguna de las naciones industriales ha ratificado el tatado, A su vez, entre los pafses en desarrollo, s6lo 56 han depositado sus instrumentos de ratificacién o adhesién, Se necesita que ellos Heguen a 60 y que transcurran doce meses adicionales para que la Convenci6n entre vigor. Fuera de dudas, la suerte de aqué- Ila depende bisicamente de que pucda encontrarse una salidd satisfactoria al impasse sobre el régimen de los fondos marinos, cuya puesta en prictica seria imposible sin la participaci6n de las na- ciones industrializadas que disponen de POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 19 los capitales y tecnologfa requeridos. Conscientes de esto, los pafses més em- pefiados en cl intento de superar la bre- cha han conseguido avances de consi- derable importancia con motivo de las reuniones de la Comisién Preparatoria de la Autoridad Intemacional de los Fou- dos Marinos, y a través de sucesivas con- sultas informales conducidas por el Se- cretario General de las Naciones Unidas. La PrepCom, como se identifica en inglés a la precitada Comisi6n Pre- paratoria, fué constitufda en 1982 con el encargo de elaborar las reglas y proce- dimientos aplicables para el funciona- miento de los érganos de la Autoridad, a exploracién y explotacién de la zona y los problemas que resulten de la mi- nerfa ocednica, asf como de hacer los atreglos necesarios para el estableci- miento del Tribunal Intemacional del Derecho del Mar. La Comisién ha cum- plido parte de su mandato durante los once perfodos de sesiones celebrados alternativamente en Kingston y Nueva ‘York, aprobando las solicitudes de seis . Estados que ya han sido inscritos como primeros inversionistas, y resolviendo Jos problemas de superposicién de sus denuncios, ademas de adoptar acuerdos Pragméticos sobre las otras cuestiones que le habfan sido encomendadas; pero no ha podide ir més all4; por carecer de facultades para introducir enmiendas a las disposiciones de la Convencién y de sus anexos. Asf las_cosas, en 1990, el Secreta- tio General de las Naciones Unidas pro- movi6 1a celebracién de consultas in- EVOLUCION DEL. DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO a] formales con el objeto de examinar los puntos m4s importantes que hasta ahora siguen siendo objeto de reparos. Como telén de fondo de las consultas efectua- das, bay que tener en cuenta tres hechos fundamentales: a) las previsiones que se hicieron en los affos setenta, cuando se nego- ciaron las cldusulas del tratado, so- bre los factores que condicionarfan Ja minerfa ocednica (econémicos, fi- nancieros, comerciales y tecnolégi- cos) resultaron ser irrealistas o han devenido obsoletas para ascgurar ‘una explotaci6n rentable de Jos mi- nerales de los fondos marinos, y por Jo tanto hay que revisarlas; b) la evolucién més probable de esas mismas condiciones permite conje- turar que pasard mucho tiempo (se piensa que, cuando menos, hasta el ailo 2015) para que pueda iniciarse a produceién comercial; y ¢) los cambios politicos que también han ocurrido, con sus secuelas en Jas relaciones Este-Oeste, aparte de invalidar los presupuestos estrate- gicos que influyeron en el tenor de algunas disposiciones, han servido para unir a los antiguos rivales alre- dedor de intereses que hoy tienen ‘como sustento una aplicacién libe- ral de los principios del mercado, Aunque el segundo de Ios tres he- chos arriba expuestos ha aminorado la urgencia -y las consiguientes presiones- para la bisqueda de un acuerdo sobre la POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 Parte XI de la Convencién, la posibili- dad de que esta dltima Megue a entrar en vigor dentro del término de dos a tres afios, hace necesario ir previendo desde ahora cémo habrdn de funcionar los 6r- ‘ganos de la Autoridad en el perfodo que siga entre esa fecha y el inicio de la explotacién de los minerales ocednicos, asf como de allf en adelante. Durante las consultas ha quedado entendido que todas las instituciones que se establez- can deberén ser de “costo efectivo”, es decir de dimensiones y gastos que se adectien al alcance de los beneficios ob- tenidos; y que el establecimiento y ope- racién de las distintas instituciones de- berd hacerse con un enfoque evolutivo, en la medida en que las necesidades asf Jo requieran, comenzando por una suer- te de “mini-Autoridad”, De los avances a que han Hegado las consultas infor- males (nuevas propuestas y procedi- mientos para llevarlas a la prdctica) nos ‘ocuparemos en el capftulo siguiente. E! otro desarrollo de no menor importancia para el futuro de la Con- venci6n de 1982 es el proceso de dete- tioro a que est4 siendo sometida como consecuencia de la conducta de algunos pafses, a pesar de que predominan los que ban venido actuando con estricta ‘sujeci6n alas cléusulas del tratado. Mis informaciones al respecto son muy so- meras, pues no se basan en un estudio dedicado a este tema, sino en articulos 0 ‘comentarios de cardcter general. Segdn ellos, en los iiltimos aflos varios Estados de distintos continentes, sea a través de su legislacién nacional 0 EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO ST por medio de declaraciones en foros internacionales, se han apartado o han interpretado a su manera un buen nd- mero de disposiciones de la Convencién, cuya gama incluye las siguientes mate- rias: el paso inocente por el mar territo- tial; el paso en trénsito a través de los estrechos; el paso por las vias mariti- mas de los Estados archipelégicos; la fijacion de las Ifneas de base; los lfmi- tes de Ja plataforma continental; el ten- dido de cables submarinos, el acceso a zonas de seguridad alrededor de islas artificialés, instalaciones y dispositivos, as{ como el sobrevuelo de Jas mismas, Ja remoci6n de objetos arqueolégicos 0 ‘buques hundidos en 1a zona econémica exclusiva; la realizacién, en esta dilti- ma, de maniobras navales u otras activi- dades militares; las medidas aplicables para hacer frente a la contaminaci6n re- sultante de un accidente marftimo; y la conservacién y manejo de las poblacio- ‘nes de especies que se encuentran tanto en la zona econémica exclusiva como en Areas adyacentes del alta mar (espe- cies transzonales), asf como de las es- pecies altamente migratorias. Esta lista probablemente no es ex- haustiva y revela que las ambigiiedades y las lagunas de la Convencién estén siendo suplidas por distintos Estados para aprovechar al maximo sus mares aledafios, o para proteger sus intereses frente a otros Estados. Esto confirma la tendencia a la “jurisdicci6n rampante” que fué advertida como un peligro por Jos pafses industriales en la Tercera Con- ferencia sobre el Derecho del Mar, pero que responde a una necesidad de desa- POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 21 EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO. el 22 rrollo o de defensa ante la ampliacién de los usos del medio marino a los cua- Jes me referiré en el capftulo siguiente. ‘De todas las situaciones expues- tas hasta aquf la m4s importante para nuestro interés nacional cs la relativa a Ta pesca, en 4reas de alta mar, de espe- cies transzonales y altamente migratorias (7) que est4n vinculadas, en mayor o menor grado, al sistema ecolégico del mar peruano. Aunque no contamos, por el momento, con una flota de altura que explote esas poblaciones de especies, serfa grave que, cuando ‘tengamos los barcos, aquellos recursos hayan sido éx- tinguidos. Ademés, algunas de las es- pecies, como el jurel, la caballa y los calamares gigantes, que pasan la mayor parte de su ciclo vital dentro del mite de las 200 millas, sf estén al alcance de embarcaciones peruanas; y por lo tanto nos interesa evitar que, al encontrarse més alld de este limite, sean diezmadas por flotas extranjeras, con el riesgo de que se Ilegue a un punto de saturaci6a que amenace la supervivencia de tales recursos. La misma preocupacién es com- partida por varios paises de distintas re- giones (Atléntico Noroeste, Suroeste y Noreste, Pacifico Centroeste y Sur) don- de flotas pesqueras de aguas distantes que fueron exclufdas de seguir operan- do en zonas bajo Ia jurisdiccién de otros Estados, intensificaron sus capturas en 4reas adyacentes, Al respecto, cabe ci- tar lo ocurrido con la pesca de especies como el salmén frente a las costas de Alaska y Columbia Briténica, y que ha- bfa motivado la firma, en 1952, de la Convencién Internacional para las Pes- querfas en Alta Mar del Norte del Ocedno Pacffico (International Con- vention for the High Seas Fisheries on the North Pacific Ocean, INPFC) entre Estados Unidos, Canad4 y Japén. EI aumento considerable de esa pesca en la Gitima década por la presencia de flotas de otros pafses como Corea del Sur, Polonia, Taiwan (y recientemente China) algunas de las cuales también operaron frente a la zona econémica ex- clusiva de la entonces Unién Soviética, llev6 a los gobicrnos de las dos super- potencias a concertar acuerdos 0 tomar acciones que incluyeron el abordaje de ‘barcos pesqueros, tanto japoneses como surcoreanos y taiwaneses: y los indujo a reclamar “derechos superiores” para la regulaci6n de la pesca dentro del Ha- mado Doughnut Hole (Hueco del Bu- fiuelo), enclave de alta mar rodeado por sus respectivas zonas jurisdiccionales en Ja parte central del Mar de Bering. De paso, es pertinente mencionar que ciertos pafses como Japén, Corea del Norte y Taiwdn, en el afin de incrementar la extraccién de los recur- $08 y compensar los mayores costos del desplazamiento de sus flotas, hicieron uso de extensas redes de enmalle a la deriva, en las que cafan poblaciones de peces de distintas especies, tamafios y edades, Los perjuicios resultantes de la utilizacién de tales redes en vastas dreas del Pacffico Sur dieron motivo a que los pafses afectados suscribieran en ‘Wellington, en 1989, una Convencién que prohibe su empleo, tanto dentro POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 como fucra de las zonas de 200 millas; yla Asamblea General de las Nacio- nes Unidas aprobé, también en 1989, una resolucién suspendiendo esa practica desde julio de 1991; mora- toria que ha sido mantenida y acata- da hasta ahora. De otro lado, la pesca de especies ‘como el bacalao frente a la costa atlénti- ca de Canadé (Newfoundland o Terra- nova), en la que, participan flotas de va- ios pafses, que habfa dado origen en 1979 al establecimiento de 1a Organiza- cién Pesquera del Atlantico Noroeste (Northwest Atlantic Fisheries Orga- nization, NAFO) y que se intensificé en Jos afios ochenta por la afluencia de em- barcaciones de Espafia y Portugal, com- binada con el intensivo esfuerzo de los propios pescadores canadienses, ha con- ducido a una situacién peligrosa para la supervivencia de las poblaciones de pe- ces, y ha obligado a la imposicién de una moratoria, con la consiguiente pa- ralizacién de faenas de cerca de treinta mil pescadores y el cese o 1a reduccién de actividades de industrias conexas, La pesca por flotas de aguas dis- tantes se ha producido asimismo en cl Adlntico Sur frente a las costas de Ar- gentina, con la presencia ocasional de embarcaciones de la ex-Unién Soviéti- ca, Polonia, Bulgaria, Espafia, Japén y Corea del Sur, interesadas alternativa- mente en distintas especies como Ja po- Jaca, la merluza y sobre todo el calamar, En el Ocedno Pacifico, fuera de las ope- raciones efectuadas por flotas principal- mente atuneras, frente a México, Costa EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO aT Rica, Colombia y Ecuador, o en las ve- cindades de los Estados islefios de la regi6n central y meridional, hemos te- nido en el Pacifico sudeste barcos ru- 08, cubanos y polacos que pescaron bajo convenios dentro del mar peruano, (en unos casos mayormente jurel y caballa, en otros merluza) y la de embarcacio- nes japonesas y surcoreanas interesadas en cl calamar gigante; mientras més all4 de las 200 millas de Chile, que no auto- riza en sus aguas la pesca por flotas ex- tranjeras, éstas han extrafdo principal- mente jurel, aunque existen otras espe- cies valiosas como el pez espada, el do- rado, el] falso volador, el pez linterna y también ciertos tinidos, sobre cuya ex- plotacién no se tiene mayores informa- ciones. Precisamente, con respecto a los ténidos, en 1989 se suscribié en Lima un Convenio para establecer 1a Organi- zacion Atunera del Pacffico Oriental (OAPO) con Ia participacién de los paf- ses riberelios y los de otras flotas que operan en la region, a fin de regular las pesquerias en alta mar mediante cuotas y permisos de pesca; Convenio que has- ta ahora no ha entrado en vigor y cuya 4rea de aplicaci6n es mAs extensa que la prevista para el Consejo del Acuerdo sobre la Pesca del Attin en el Pacffico Sureste (Council of the Eastern Pacific Tuna Fishery Agreement, CEPTFA), establecido mediante un Convenio que se sucribié en San José de Costa Rica en 1983 y que tampoco ha entrado en vigor hasta la fecha, ‘Al mismo tiempo, Ios Pafses POLITICA INTERNACIONAL ABRILJUNIO 1993. 23 EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO TS Miembros de la Comisi6n Permanente del Pacifico Sur (CPPS) han venido ocu- pandose de los problemas relativos a las poblaciones de especies que se encuen- tran tanto dentro como fuera de las zo- ‘nas de jurisdiccién nacional (las ahora Iamadas “‘transzonales”), a cuyo respec- to.adoptaron diversos acuerdos para pro- mover el estudio y manejo reacional de esos recursos en las reuniones celebra- das en Quito (1983), Vifia del Mar (1984), Islas Galépagos (1985) y nue- vamente en Quito (1987). Los Minis- tros de Relaciones Exteriores de esos pafses, en su IV Reunién realizada en Lima (marzo de 1993), acordaron que la Secretarfa General de la CPPS prepa- fara un proyecto de Convenio sobre la pesca de especies transzonales y alta- mente migratorias en 4reas de alta mar del Pacifico Sureste, tomando como base el documento elaborado por la Seccién Nacional Peruana; y que, entretanto, los Gobiernos de los cuatro pafses concer- taran sus criterios con los de otros Esta- dos de posiciones afines, para presentar posiciones conjuntas en la Conferencia convocada por las Naciones Unidas so- bre la pesca de dichas especies; la cual inicié sus trabajos en abril de 1993. Me he detenido en el relato de los acontecimientos concernientes a la ex- plotacién de los recursos vivos en alta mar, porque es el nuevo desaffo que hoy tenemos por delante para prevenir que el desarrollo del Derecho del Mar siga un curso desfavorable al resguardo de nuestros intereses. Faltarfa mencionar que los problemas en este campo, acen- tuados a partir del decenio de los ochen- ta, cuando Id gran mayorfa de los Esta- dos riberefios extendieron sus zonas de jurisdiccién nacional hasta el limite maximo de 200 millas, fueron exami- nados en la Conferencia Mundial de la FAO sobre Ordenacién y Desarrollo Pesquero (Roma, 1984), y han sido ob- jeto de muy valiosas recomendaciones en Ja Conferencia Intemacional de Pes- ca Responsable (Canciin, México, mayo 1992), la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Rfo de Janeiro, junio 1992) y la Consulta Técnica de la FAO sobre Pesca en Alta Mar (Roma, setiembre 1992). 1X) LA SITUACION ACTUAL Y EL FUTURO PREVISIBLE. Los hechos descritos bajo el tftu- Jo anterior permiten explicar la preocu- paci6n que comparten la Secretarfa Ge- neral de las Naciones Unidas, autorida- des competentes de la mayorfa de los Gobiernos y juristas de pafses desarro- Mados y en desarrollo por la suerte de la Convencién sobre el Derecho del Mar; Pues casi todos estén de acuerdo en ad- mitir que, pese a sus deficiencias, am- bigiiedades y lagunas, constituye el ins- trumenio mas sélido y completo de que todavia dispone la comunidad intena- cional para asegurar, en la medida en que eso es posible, un uso ordenado del espacio ocednico. Es verdad que ella ha tenido, y atin sigue teniendo, opositores pertina- ces y de signo contrario, pero no a su conjunto sino a ciertas disposiciones, POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 que en el caso de los paises desarrolla- dos se circunscriben, segén lo hemos visto, a la Parte XI sobre los fondos ma- tinos. Este desacuerdo indujo a algunos autores a cuestionar la necesidad de la Convencién, aduciendo que los derechos y deberes de los Estados con respecto a las instituciones y materias més impor- tantes (mar territorial, zona contigua, paso en trénsito por los estrechos y arhipiélagos, zona econémica exclusi- va, plataforma continental, alta mar, in- vestigacién cientffica y preservacién del medio marino) ya rigen a través de la practica de los Estados y por lo tanto su obligatoriedad esté asegurada como ex- presiones del derecho internacional con- suetudinario, con independencia de las cldusulas de la Convencién; mientras Ja dnica parte no cubierta por esa via, la del régimen sobre la zona de los fondos amarinos fuera de los Mmites de la juris- diccién nacional, declarados “patrimo- nio comén de Ja humanidad”, crea difi- cultades a los paises industriales, al im- ponerles limitaciones y cargas muy one- Tosas que van en conua de sus propios intereses, anulando sus anteriores posi- bilidades de explotar libremente esa zona. Sin embargo, este parecer se ha visto debilitado, al comprobarse — se- gin queda expuesto — que si bien los conceptos y las instituciones legales con- tenidas en la Convencidn de 1982 (sal- vo la parte de los fondos marinos) pue- den ser considerados derecho consuctu- dinario, no ocurre necesariamente lo mismo con los detalles de su aplicacién por los Estados, ante las crecientes dis- EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO ST ‘crepancias que existen en las legislacio- mes nacionales y en declaraciones de politica, vis-a-vis de las reglas de la Con- vencién: sin que tales contradicciones puedan ser resucltas mediante el recur- 80 al procedimiento obligatorio de con- troversias que sélo cabe invocar con arteglo aio dispuesto en Ja Seccién 2 de Ja Parte XV del Tratado, una vez que este Gltimo se encuentre vigente, Asf las cosas, prevalece hoy Ia ten- dencia a facilitar la bésqueda de un arre- glo satisfactorio sobre las disposicions disputadas de la Parte XI de la Conven- ci6n, para permitir que ella entre en vi- gor con el respaldo de la gran mayorfa de los paises —incluyendo entre ellos a los més desarrollados- y no, como ocu- tre hasta ahora, con menos de la mitad de Jas naciones en desarrollo. Ese ba sido el objetivo de las consultas infor- males conducidas desde hace tres aflos por el Secretario General de las Nacio- nes Unidas con un grupo de represen- tantes especialmente invitados; la déci- ma de las cuales se realiz6 en Nueva York entre los dias 27 y 28 de abril, esta ‘vez con la asistencia de un observador peruano, al abrirse por primera vez a todos los Estados. En dicha reunién, el Secrctario General present6 una nota informativa con sus apreciaciones sobre los resulta- dos de las consultas anteriores. Con res- pecto a los procedimientos para intro- ducir las enmiendas, mencioné las si- guientes opciones: a) mediante un Protocolo formal que POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993, 25 modificaria las cl4usulas del tratado; b) mediante entendimientos de inter- pretaciOn que serfan incorporados en un acuerdo y adoptados segin el procedimiento simplificado previs- to en la Convencién; ¢) mediante un acuerdo interpretativo, seguido de la convocatoria de una Conferencia cuando la explotacién comercial resulte viable; y @) mediante un acuerdo adicional a la Convencién que serfa parte integran- te de la misma y entrarfa a regir con- juntamente con ella, En cuanto al contenido de las pro- puestas de fondo, se distingufa entre las disposiciones aplicables durante un pe- rfodo interino, desde la entrada en vigor de la Convencién hasta que se inicie la explotacién comercial; y las enmiendas definitivas, de allf en adelante. Las pri- meras proponen establecer una Autori- dad Internacional de estructura y fun- ciones muy limitadas, que aplicarfan las medidas ya dispuestas por la Comision Preparatoria y adoptarfan las demds que sean necesarias, incluyendo las finan- cieras, el estudio del mercado y la con- vocatoria a: una Conferencia que esta- blezca el régimen definitivo. Las segundas, o sea las enmien- das, modifican disposiciones sobre la composicién de los 6rganos de la Auto- tidad y el procedimiento para la toma de decisiones, con miras a reforzar la participacién de los pafses industriales; EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO. SST establecen que las operaciones de la Empresa empezaran mediante socieda- des conjuntas (joint ventures); dispo- nen que Ja transferencia de tecnologta, s6lo se efectie a través de esas socieda- des; sujetan las enmicndas que adopte Ja Conferencia de Revisién, al requisito de que sean aprobadas por la mayoria de cada cémara del Consejo; sustituyen los topes para Ia limitacién de Ja pro- duccién, por principios en materia de no-subsidios, no-discriminacién en el acceso a los mercados y fijacién de las cantidades que pueda producir cada 4rea minera; circunscriben el fondo de com- pensacién, al excedente de que dispon- ga Ja Autoridad en sus gastos adminis- trativos y lo destinan s6lo a facilitar ajus- tes en las economfas de los pafses afec- tados; y atenian las condiciones finan- cieras de los contratos, consignando cri- terios que procuran restringir o facilitar Tos pagos de los operadores a la Autori- dad, Nuestro representante en la re- ‘uni6n de consulta sefialé que algunas de las propuestas sustantivas implican ha- cer tabla rasa de elementos y compro- misos muy importantes que se acorda- ron cuando se negocié la Convencién, particular los referentes al funciona- miento de Ja Empresa, la transferencia de tecnologia, la limitacién de la pro- duccién y el fondo de compensacién, y que las opciones de procedimiento que- brantan lo dispuesto en el tratado, sien- do preferible promover su entrada en vigor y el emprendimiento de una ex- plotacién comercial, aunque sea modes- 1a, a fin de que corra el plazo de 15 aftos POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 previsto para convocar la Conferencia de Revisién, de manera que se introduz- can entonces las enmiendas de confor- midad con las disposiciones de la pro- pia Convencion. Aunque los participantes de otros pafses en desarrollo expresaron preocu- paciones m4s 0 menos similares, fué notoria la tendencia a una actitud prag- matica que no excluya combinar 0 incrementar las propuestas, en lo suce- sivo con el apoyo de los Estados Uni- dos, cuyo representante anuncié que la Administracién del Presidente Clinton hha resuelto desempefiar un papel més activo para contribuir al logro de una solucién razonable, Este anuncio y la creciente concertacién de polfticas en- tre los pafses desarrollados del Este y el Oeste, sin Ios contrapesos que existie- ron hasta hace algunos aifos, inducen a pensar en las posibilidades de un arre- glo que ponga término a la situacién de no-Convencién, y exigen de nuestra par- te tomar precauciones para estar prepa- rados ante esa eventualidad. Entretan- to, con el acuerdo de los asistentes, el Secretario General de las Naciones Uni- das ofrecié reanudar las consultas infor- males del 2 al 6 de agosto de 1993. El oto frente principal que hoy tenemos por delante es el de la Confe- rencia de las Naciones Unidas sobre las poblaciones de peces cuyos territorios se encuentran dentro y fuera de las zo- nas econdmicas exclusivas y las pobla- ciones de peces altamente migratorias, prevista a reanudarse en Nueva York a mediados de julio de 1993, En la sesi6n EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO inaugural sobre la organizacién de los trabajos realizada en abril, en esa mis- ma ciudad, qued6 puesto de manifiesto el contraste de posiciones entre los Es- tados de pesca distante, que pretenden confinar el desenlace de la Conferencia ala adopcién de simples recomendacio- nes © Iineas generales de aplicacién re- gional, y los Estados costeros que recla- man Ia aprobacién de un acuerdo inter- nacional con reglas obligatorias y globales, a fin de completar las disposi- ciones de la Convencién y sin perjuicio de que las modalidades se establezcan regionalmente. Nuestro planteamiento parte de la premisa que, estando sujeta la libertad de pesca en alta mar a los derechos, de- beres e intereses de los Estados ribere- ios, éstos tienen primacfa en la deter- minaci6n de las medidas pata la conser vacién y manejo de las especies trans- zonales y altamente migratorias vincu- Jadas a los sistemas ecolégicos de sus zonas de jurisdiccién nacional, a fin de asegurar su supervivencia y las de otras especies asociadas 0 dependientes de ellas. La eficacia de tales medidas re- quiere una estrecha colaboracién entre os Estados de ultramar y los costeros en materia de conservacién y explota- ci6n de las poblaciones de peces, el in- tercambio de informaciones cientificas y estadfsticas, sistemas de vigilancia, control y ejecucién, asf como el recurso a procedimientos compulsivos de solu- cién de controversias. Es diffcil anticipar desde ahora cuales serdn lds resultados de a Confe- POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1933 27 Tencia, pero en el supuesto caso de que fracasasen y que los intereses de los paf- ses riberefios continuasen siendo afec- tados por las actividades de los pafses de pesca:distante, la tnica alternativa para los primeros (ya prevista en las nuevas leyes pesqueras de Argentina, Chile y Perd) serfa la de aplicar sus me- didas de conservaci6n més alld de las 200 millas. Si aquellas medidas no fue- sen respetadas, cabrfa someter a arbi- traje cualquier controversia y eventual- mente adoptar otras acciones como la negativa de acceso a sus puertos, oa la explotacién de excedentes en sus aguas jurisdiccionales, por barcos pesqueros de los Estados infractores, La facultad de los pafses ribereiios de proceder al establecimiento de normas de conser- vacién para proteger alas especies trans- zonales en freas adyacentes a sus zonas de jurisdiccién nacional ba sido reco- nocida como legitima también entre ju- tistas de pafses desarrollados (8). Desde luego, ni la solucién a que se Hegue sobre el régimen aplicable a la zona internacional de los fondos mari- nos, ni un acuerdo sobre la pesca de las especies transzonales y altamente migratorias pondran término al proceso evolutivo del Derecho del Mar. Si bien la Convencién de las Naciones Unidas esté Hamada a regir durante el tiempo més largo posible, tarde 0 temprano sus cldusulas tendrén que ser revisadas, a la luz de los cambios que se vayan produ- ciendo en las situaciones que ellas re- gulan, como resultado de factores polf- ticos, econémicos, sociales, cientfficos y tecnol6gicos cuya naturaleza perma- EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO ES nente es la mudanza y el desarrollo. Las diferencias entre las reglas contenidas en las cuatro Convenciones de 1958 y en la de 1982, los acontecimientos que siguen ocurriendo en Europa y que ya han tenido una profunda repercusi6n en Jas relaciones internacionales, y el rit- mo cada vez més acelerado de los pro- ‘gresos que se registran en todos los cam- Pos, son bastantes aleccionadores para vislumbrar ulteriores tansformaciones de las normas convencionales, en un fu- turo tal vez més cercano de lo que se suele suponer, La circunstancia de haber expues- to mi pensamiento sobre este tema en una ponencia que presenté ante la Re- unién de Expertos Legales de América Latina, celebrada en Santiago de Chile, en 1991 (9), me exime de reproducir aqut los conceptos emitidos al respecto. Baste sefialar como una tendencia pro- bable, que los pafses riberefios se vean precisados a reclamar el ejercicio, den- tro de lazona econémica exclusiva, de competencias mas amplias que las pre- vistas en la Convencién de Montego Bay. Conforme expliqué en ese traba- Jo, yo coincida sobre el particular con Jo dicho en 1981 por un distinguido ca- tedritico de la Facultad de Derecho y Ciencias Econémicas de la Universidad de Montpellier, el Profesor Gilbert, Apollis (10), cuando al analizar el valor econémico que tienen no sélo los recur- sos existentes en la plataforma conti- nental y en la zona econémica exclusi- va, sino también los objetos abandona- POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 dos en el fondo del mar, el agua, la ener- gfa y el espacio mismo, cuyas posibili- dades de utilizacién se multiplican con los avances de la tecnologia marina, ex- presé lo siguiente: “Este inventario no tiene otro ob- Jeto que demostrar el destizamiento in- sensible de una soberania sobre tal 0 cual recurso especifico hacia una sobe- rania global sobre el espacio marino, en todas sus dimensiones, considerado en bloque como riqueza econdmica. El paso de esta soberania econémica mul- tiforme a la soberanta politica o terri- torial es funcién del desarrollo de {as necesidades de proteccién experimen- tadas por la colectividad costera, Aque- Uas obran tanto en la medida de los pe- ligros a que estd expuesto el interés na- cional en los confines maritimos, como de las ventajas crecientes que él sabe o cuente sacar del medio marino. La dp- tica de nacionalizacién que ha sucedi- do ala de ta proteccién desemboca en una proteccién reforzada”. Y ms adelante, tras de referirse a Ja protecci6n de la seguridad del Estado riberefio, de su orden juridico nacional, de su mar adyacente y de sus recursos vivos, concluy6: “Espacio protector y espacio pro- tegido, el dominio maritimo del Estado costero tiende a convertirse, al término de la evolucién, en un drea de sobera- nia nacional donde se ejercen compe- tencias muy diversas, estrechamente imbricadas unas a otras y moduladas en funcién de las necesidades especifi- EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO. ee cas de cada tipo de Estado. La legitimacion de estas necesidades en si mismas conduce a admitir la licitud de Jas competencias nacionales que ellas demandan para su satisfaccién”. Lo descrito en este capftulo per- mite comprender cabalmente que el he- cho de ser parte en la nueva Conven- cién no significa ponerse una especie de “camisa de fuerza” y quedar sujeto de manera irreversible a kas condiciones © limitaciones contenidas en el tratado. Antes bien, es una medida precautoria para asegurar la proteccién de nuestros: derechos ¢ intereses en las diversas zo- nas del espacio oce4nico y beneficiamos de la cooperacién y asistencia interna- cionales mientras siga, dentro de un cau- ce ordenado, el desarrollo progresivo del Derecho del Mar, de conformidad con Jas realidades y necesidades de los Es- tados, que serin siempre cambiantes, como la historia de la humanidad. X) LAS OPCIONES DEL PERU Y EL CAMINO A SEGUIR. Liegamos asf a la tiltima cuestion, Jade la actitud que debemos asumir fren- te ala Convencién de 1982, a cuyo res- pecto el Gobierno peruano puede esco- ger entre las siguientes acciones: a) dejar todo como esté y olvidarse del asunto; b) seguir sin prisa el curso de los acon- tecimientos y tomar mds adelante una decisi6n; POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 29 ) iniciar los pasos para adherir al tra- tado. Examinemos brevemente es- tas opciones antes de dar una opi- nién sobre la mejor. Laprimera de ellas, con ser la mas facil, es también la menos conveniente, porque impedirfa asegurar el resguardo: integral de los intereses marftimos del pafs. Conforme quedé explicado bajo ¢l titulo V de Ja primera parte del pre- sente estudio, esos intereses, aunque son esenciales dentro de la zona de jurisdic- cién del Peri, desde su costa hasta las 200 millas, no terminan en este ultimo Imite sino que se proyectan mds all4 de 41, como consecuencia de 1a conducta de otros Estados en sus propias zonas de jurisdiccién nacional, en alta mar y en los fondos marinos. Para cubrir et primero de'los cuatro 4mbitos mencio- nados, basta nuestra legislacién interna; pero para proteger nuestros intereses res- tantes necesitamos un instrumento in- ternacional como la Convencién de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que fué negociada con el objeto de establecer las reglas aplicables a todos Jos Estados en todas las zonas del espa- cio ocednico. El mantenemos al margen de la Convencién nos privarfa del derecho de recurrir a sus disposiciones para resol- ver asuntos de tanta importancia como el de la delimitacién de nuestras fronte- ras marftimas, 0 los problemas que pue- den producirse si otros Estados , dentro de sus propias zonas, aplican medidas que obstaculizan el libre trinsito de nues- tras naves 0 el sobrevuelo de nuestras EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO ee el acronaves; o si permiten actividades que, por efectos de las corrientes, terminan contaminando nuestras aguas, 0 afectan. Ja conservacién de las especies migra- torias que se desplazan indistintamente de una zona ala otra, Lo mismo puede ocurtir en alta mar con respecto a las descargas de barcos extranjeros que cau- sen dafios de contaminaci6n en nuestras aguas jurisdiccionales, o que pescan po- blaciones de peces cuya conservacién nos interesa asegurar porque son las mis- mas que habitan en el mar peruano 0 est4n asociadas a especies costeras; y en ambos casos (contaminacién o sobrepesca) se requiere la vigencia de instrumentos intemacionales que asegu- ren Ja proteccién de los intereses ex- puestos y que scan obligatorios para to- dos los Estados. Lanecesidad de la Convencién es todavia mucho mayor tratandose del ré- gimen que ha sido previsto con el obje- to de organizar y controlar el aprove- chamiento de la zona de los fondos ma- rinos situada mds alld de las 200 millas, por las importantes implicaciones que su explotaci6n comercial tendré para pafses mineros como el nuestro. Si el Perd se mantuviese fuera del tratado que- darfa exclufdo de asociarse a la Empresa y a otros Estados en desarrollo para explotar determinadas 4reas de la zona; no podria intervenir en el contro! de la produccién; ni acceder al reparto de los beneficios re- sultantes; como tampoco recibir las com- pensaciones previstas por los perjuicios que la minerfa oce4nica ocasione a las economias y los ingresos de paises pro- ductores de minerales en tierra. POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 Por iltimo, al no ser parte en la Convencién, el Pent se verfa privado de hacer uso de diversas fuentes de coope- raci6n y asistencia para el desarrollo de sus infraestructuras maritimas (portua- rias, navieras y conexas), asf como de su pesquerta y de la explotacién de mi- nerales; para la provisién de maquina rias y equipos, la capacitacion de perso- nal y el asesoramiento de expertos; para prevenir la contaminacin del medio ma- ino; para obtener acceso a informacio- nes cientfficas y tecnoldgicas y desarro- Ilar sus actividades de investigacién; para recibir ayuda financiera y transfe~ rencia de tecnologia marina; y para par- ticipar en programas conjuntos de cen- tros y de organizaciones mundiales y regionales relacionados con dichas ma- terias, De todo esto se desprende la res- ponsabilidad incurrida por quienes se opusieron y continéan oponiéndose a que el Pera sea parte en la Convencion; y los serios perjuicios que habran de irrogarle en el caso, cada vez més pro- bable, que ese tratado Negue a entrar en vigor con el concurso de las naciones industriales, tan pronto se superen los problemas concernientes al régimen so- bre los fondos marinos; lo cual nos de- jard a Ja zaga de otros Estados, inclusi- ve vecinos, que suscribieron la Conven- cién de 1982 con plena conciencia de servir sus intereses nacionales, y sin que sus negociadores fucran objeto de una campafia tan absurda como la promovi- da en nuestro medio diez afios atras. La segunda de las opciones, -es- EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO Le perar el curso de los acontecimientos para tomar més adelante una decisién- aunque parece razonable sdlo lo es en principio, por las razones que explico a continuacinén. En la fecha de escribir el presente estudio Gunio de 1993) s6lo falta que cuatro pafses depositen sus res- pectivos instrumentos en la Secretarfa General de las Naciones Unidas, para que se alcance el nimero de sesenta ratifi- caciones, previsto en el artfculo 308; he- cholo cual, al cabo de 12 meses, laCon- venci6n entraré en vigor, De acuerdo con las informaciones disponibles, esto iltimo podefa ocurrir entre 1995 y 1996, y se prevé que las naciones industriales pondrén todo el empefio y Ia influencia a su alcance para resolver los proble- mas de la Parte XI y el Ancxo III, inclu- sive antes de que se cumpla ese plazo. Por nuestra parte, si el Gobierno actual resolviese revisar la decisién an- terior, convendrfa que lo hiciese previo un estudio muy razonado, con Ja parti- cipacién de representantes de los parti- dos politicos, para aunar criterios y pre- venir sorpresas una vez que el tratado fuese sometido al Congreso. Ese estu- dio y el procedimiento de aprobacién Jegislativa, que requiere el transcurso de dos legislaturas ordinarias, tomarfa presumiblemente alrededor de un par de afios, y serfa preferible que estuviese conclufdo con anterioridad a la entrada en vigor de 1a Convencién, para que el Perd pudiese intervenir entonces, en igualdad de condiciones que los demas pafses, en las etapas precedentes a la negociacién final sobre las enmiendas que se pretenda introducir al tratado. POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 31 Por eso, no cabe duda que la ter- cera opcién -iniciar de una vez los pa- Sos necesarios para que el Pert adbiera a la Convencién del Mar- es la que mas conviene al interés nacional. Empero, por motivos principalmente politicos, los trdmites s6lo deben ser emprendidos st se legase previamente a un consenso sobre la posibilidad de que nuestro pafs sea parte en el tratado sin modificar por ello su Constitucién y sus leyes, y sin renunciar, en consecuencia, alo que ellas disponen sobre los alcances de su domi- nio marftimo y aéreo, a partir de la cos- ta hasta las 200 millas. A mi juicio, efectivamente esa posibilidad existe, gracias a las precauciones que fueron tomadas por quienes intervinimos en la redaccién de los articulos respectivos, tanto de nuestra Carta Fundamental cuanto de Ja Convencién sobre el Dere- cho del Mar. En estudios especiales que, hace ya algunos afios, presenté a la Cancille- rfa acerca de este asunto (11) expuse con detalle las dificultades que suscitan ciertas disposiciones de los instrumen- tos precitados; y describf los términos que incorporamos en ambos, precisa- mente para asegurar su compatibilidad, No hacen falta, por lo tanto, mayores explicaciones, sino s6lo mencionar lo esencial. De un lado, segiin la Constitu- cién de 1979, el Perd ejerce soberanfa y jurisdiccién en el mar adyacente a sus costas hasta el limite de 200 millas, sin perjuicio de las libertades de comunica- ci6n internacional, de acuerdo con Ia ley y los convenios internacionales ratifica- dos por la Repiblica, Del otro lado, EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO el segin Ia Convencién de 1982, en una zona que se extiende hasta las 200 mi- Ilas el Estado riberefio ejerce derechos de soberanfa y jurisdiccién con respecto a los recursos naturales, instalaciones, investigaci6n cientifica y preservacién del medio marino, sin perjuicio de las libertades de navegaci6n, sobrevuelo y tendido de cables y tuberfas submarinas (que son las libertades de comunicacién intemacional). Y, en lo que conciene al espacio aéreo suprayacente, aunque la soberanfa termina en las 12 millas, Jas acronaves militares del Estado riberefio pueden reprimir las infraccio- nes a sus leyes y reglamentos con res- pecto a los derechos que ejerce dentro de su zona, hasta el limite de las 200 ‘millas. Si bien nuestra Carta Polftica ha previsto un espacio unitario (el del do- minio maritimo del Estado) desde la cos~ ta hasta las 200 millas, y la Convencién establece dos espacios (mar territorial hasta 12 millas y zona econémica ex- clusiva hasta 200 millas) lo fundamen- tal es que las disposiciones inclufdas en el tratado, también con respecto al se- gundo de esos espacios, permiten al Pera ~como a cualquier otro pafs- ejercer de- rechos de soberanfa y jurisdiccién para Jas actividades mAs importantes relacio- nadas con el mar, y de las cuales las referentes, ala protecci6n, conservacién: y utilizacién de los recursos naturales fueron las que motivaron, en 1947, el establecimiento de las 200 millas. Por eso, si el Perd adhiriese a la Convencién seguiria haciendo uso, en POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 la prdctica, de las principales potestades que tuvo en cuenta desde el principio para el debido resguardo de sus intere- ses marftimos, Esto mismo fué com- Prendido, a su vez, por los Gobiernos de otros pafses latinoamericanos que, como Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México y Uruguay, suscribieron la Con- vencién del Derecho del Mar, pese a que algunos de ellos habfan establecido ma- tes territoriales de 200 millas, y recien- temente han revisado su legislacién so- bre la materia. Enel caso que a nosotros concier- ne, habida cuenta de los elementos re- cogidos en el anteproyecto de la nueva Constitucién, me parece que la formula ms conveniente para que nuestro pafs sea parte del tratado, consistirfa en acom- Paiiar al instrumento de adbesién una constancia con arreglo a la cual el Pert mantendrfa, sin cambios, los artfculos pertinentes de su Carta Fundamental re- Jativos a los dominios marftimo y aé- feo; y que, conforme a lo previsto ea esos mismos articulos, ¢l Estado ejerce- rfa su soberanfa y jurisdiccién “de acuer- do con Ia ley y con la Convencién sobre el Derecho del Mar", oportunamente, ra- tificada por el Congreso; 0 sea que apli- carfa su legislaciOn intema de manera compatible con las disposiciones del tra- tado. Esta constancia, que se incorpo- rarfa al instrumento de adhesi6n, estarfa amparada por lo dispuesto en el artfculo 310 de la Convencién (incluido a ini- ciativa de las delegaciones del Pert y el Ecuador), que permite a los Estados ha- cer declaraciones omanifestaciones para” armonizar su derecho interno con las dis- EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO. eae posiciones de la Convencién, siempre que ellas no tengan por objeto excluir sus efectos jurfdicos en la aplicacién al Estado que las formula (12). En virtud de la formula que queda expuesta, el Perd, al adberir al tratado, no harfa suya la dicotomfa entre el mar territorial hasta las 12 millas y la zona econ6mica hasta las 200 millas, sino que mantendrfa la integridad de su dominio maritima, tal como aparece descrito en el articulo pertinente de la Constitucién del Estado; Jo cual, de conformidad con el aforismo “el que puede lo més, tam- bién puede lo menos”, no le impide que, en ejercicio de su propia soberanfa, apli- que el régimen del paso inocente entre Jacosta y Ia distancia de 12 millas, y las libertades de navegaci6n y sobrevuelo desde esa distancia hasta las 200 millas. Segin conversaciones que he te- nido al respecto con funcionarios de las Naciones Unidas y con juristas y diplo- méticos de las potencias principales, una declaracién de ese género seria acepia- ble, pues independientemente de lo que establezca un Estado sobre la naturale- zay denominacién de sus derechos ma- rftimos, lo importante es el tratamiento que aplique a los demss paises, sobre todo en lo concerniente a la comunica- cién internacional. De otto lado, en el plano interno ya no habrfa lugar para los reparos que se hicieron sobre el presunto recorte del tertitorio nacional, la divisiOn del domi- nio en dos zonas, la renuncia a la sobe- sania, la violaci6n de 1a ConstiuciGn y POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 33 ‘otros argumentos similares. Desde el punto de vista prictico, el Peri conti- nuarfa ejerciendo los mismos derechos y medidas de ejecucién de sus leyes y reglamentos dentro de las 200 millas, con respecto a los permisos de pesca, el apresamiento y multa de los infractores, Ia prevenci6n de la contaminacién, la regulacién de las investigaciones cien- {fficas, Ia vigilancia y represién desde el espacio aéreo, la fiscalizacién adua- nera, sanitaria, de inmigracién, etc.; es decir todas aquellas potestades y con- troles que nuestro pafs ha ejercido hasta ahora para el debido resguardo de sus intereses nacionales, pues la Convencion contiene disposiciones apropiadas sobre cada una de dichas materias, como fruto en gran parte de propuestas peruanas. En cuanto al procedimiento a se- guit para llevar adelante esta tercera op- cién, habrfa que empezar con la convo- catoria de un grupo de trabajo en el que participen parlamentarios expertos en Derecho, designados por los principales partidos politicos, funcionarios compe- tentes del Servicio Diplomético (ya sean en actividad o en retiro) y representan- tes de las Fuerzas Armadas (principal- mente de Marina y Aerondutica), a fin de que estudien una f6rmula como la propuesta, o cualquier otra que ellos es- timen conveniente para asegurar la ca- bal proteccién de los intereses marfti- mos del Pert en cl conjunte del espacio ocefinico. En el caso de que Hegasen a un consenso, los representantes infor- marfan a sus respectivas autoridades, para que emitan sus pareceres por escri- to; y, de ser cllos afirmativos, se darfa EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO ee cuenta al Presidente de la Republica, con ‘cuyo acuerdo se dispondrfa el envio al Congreso del texto de la Convencién. E\ tr4mite para que pueda ser aprobado dependerfa de lo que se consigne en la nueva Constitucién. Actualmente se re- querirfa la aprobacién en una primera legislatura ordinaria y Ia ratificaci6n en otra primera legislatura ordinaria con- secutiva, con la mayorfa absoluta de los votos del néimero legal de miembros de cada Cémara. Cumplido todo ello, se procederfa al depésito del instrumento de adhesién (juntamente con la declara- ci6n, ya explicada, del Gobierno perua- no) en la Secretaria General de las Na- ciones Unidas, Hay tres asuntos complementarios que ain siguen pendientes: la fijacién de las Iineas de base de nuestro dominio maritimo, mediante Ja ley a la cual se tefiere la Constitucién de 1979, y de con- formidad con las disposiciones previs- tas en la Convencién de 1982; Ia distin- ciGn entre el régimen del “paso inocen- te” y el régimen de “libre navegacion y sobrevuelo” (el primero desde las Ifneas de base hasta las 12 millas, y el segundo desde ese Ifmite hasta las 200 millas, como ocutre en todos los demas pafses, incluyendo los del grupo territorialista) y que también puede hacerse a wavés de una ley, si es que no se introduce en la nueva Carta Polftica; y la delimitaci6n de nuestras fronteras maritimas con Chi- ley Ecuador, teniendo en cuenta los per juicios que comporta para el Perd el mantenimiento del paralelo como Imite divisorio. Pero estos temas (sobre los dos titimos de los cuales he dado mi POLITICA INTERNACIONAL ABRIL/JUNIO 1993 EVOLUCION DEL DERECHO DEL MAR Y LA PARTICIPACION DEL PERU EN ESE PROCESO A parecer a la Cancillerfa) trascienden el ha resultado mucho més extenso de lo marco del presente estudio; el mismo que pensé.0) que, atin cuando es tarde para decirlo, NOTAS. {1) La batalla del mar’, estudio para a bro en homenaje al Embajador Carlos Garcla| Beso: Lina Uma, 15 de julio da 1990. “Ladiplomacia poruana y el ruevo Derecho del Mar’, clase macistral en la Academia Diplomilica del Peru; San Isidro, 8d abrilde 1991, (2) Lacampafia de proyeccién internacional durantoetcursode os afcs setonta, comenzé por eltratodalos temas martimos ¥ 80 inclusiin en las declaraciohes, actas finales 0 comunicados conjuntos, con motivo de los encuantros que sa ‘celebraron con autoridades de clos palses (Chile, Argantina, Colombia, Venezuela, Brasil, China, Espaiia, Yugoslavia, Cuba, Ecuador, México, Panamé, efc., segin el registro, probablemente incemplato, del que dispongo an orden da fechas). Dectto!ado, conscentes deque elapoyoa nuestos puntos devia nopodrla cbtenerse nos debates dala Conerencia sobrael Dereciodel Mar, dondalosreprasaniantes cumpiranlasinsiuecones desus Gobienos, decidmos ra unbuen ‘németo de capitles para erttevistar ls autores de esas insrucionas,cootdnar nuestros cri con los de oros pafsesy tomar parla on ls principles reuniones donde pudiéramos expenery sustenlarnuestos plantsarintos. ‘Los viajas que me tod realizar en efecucién de a estatoga provsla (algunos do alos para asst os crtémones programados) me levaron a ls siguiants pafsas: on Amica Latina, de ort a sur, México, Honduras, El Salvador, Repibica Dominicana, Venezuela, Colombia, Eeuador, Basi, Chile, roguay y Argentina; an Alica, giro, Senegal, (Costa de Mai, Nigeria, Koria, Tanzania y Zambia; on Asia, ak, én, Pakstin Chino, Ia, JapSn, Flpinas, Lanka © Indonesia; y on Oceania, usta, Los cartémones on los cuales partcipamos (adamés dela sesiones ee Hepat yodaias de la Confrancia) fueron ddadstinta naturaloza. En nusstio conlinenia incuyeron la Reunin sobre Derecho de! Mar (Montevideo, mayo 1970), | Reunién Latinoamerieane sobre Aspactes del Derecho del Mar (Lima, agosto 1970), la Reunién da Expertos del Giupo do Montevideo (Lima, enero 1971), la Confarancia Especializada de los Palses del Caribe sobre os Problemas del Mar (Sarto Domingo, unio 1972); ota Reunién del Grupo de Montevideo sobre el Derecho de! Mar (San Salvador, febrero 1873) y a Reuni6n del Grupo Latinoamericano (Nueva York, tebrero-matzo 1973). Alnivel del No Alineamiento, interverimos en as lly IV Conferencias en la Cumbre de los Palsas No Alineados, que se tealzaton on Lusaka (setiembre 1970) y Argel (setiembre 1973), Partcipamos también como Obsorvadores on las Rouriones dal Comité Consutvo Logal Asilico-Aicano que se ‘elebraton an Colombo (1871), Lagos (1872), Tokio (1874), Teherén (1976) y Bagdad (1976). A elas eabo agregar la asistencia a tras reuniones on fos cuales expusimos nuesias propvestas y obtvimas asimismo pronunciamiertos favorbles, om el Vl Congroso del Insite Hispano-Luso-Amaticano de Derecho Inirnacional (Lima, 1570) la Xil Rouniéndéla CECLA (Lima, 1971; la ll Rourin Ministria del Grupo de es 77 (Lima, 1972), aI UNCTAD (Santiago

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