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Libros para
no perderse
100 títulos que hay que leer hoy ¶ Biografía de un libro
¶ Un objeto de deseo ¶ Clubes de lectura ¶ Los mejores
arranques de la historia ¶ Errores, erratas y gazapos
¶ La tipografía importa ¶ Cómic: fantasmas literarios en
la Biblioteca Nacional ¶ Entrevista a Luis García Montero
Escriben
Mar Abad, Ignacio Escolar,
Elena Cabrera, Álvaro Llorca, Emilio Sánchez
Mediavilla, Blanca Lacasa, María López
#42 Libros para no perderse
Escriben
Mar Abad, Ignacio Escolar,
Elena Cabrera, Álvaro Llorca, Emilio Sánchez
Mediavilla, Blanca Lacasa, María López
Mucha vida y muchas vidas tienen aún, por fortuna, los libros.
#42 Libros para no perderse
TRIBUNAS
DIRECTOR
Ignacio
Ignacio Escolar
Escolar
@iescolar La herencia
DIRECTORES ADJUNTOS de la lectura
Neus Tomàs PÁGINA 5
@neustomas
Ander Oliden
@anderinaki
Alejandro
Gándara
José Precedo
@joseprecedo La cultura de
EDITOR DE LA REVISTA
la imprenta era
Gumersindo Lafuente esto
@sindolafuente PÁGINA 20
DISEÑO
David Velasco Elena Cabrera
@DVeIasco
Susana Millán
La lectora mala
@Walkisu PÁGINA 82
EDICIÓN
Isabel Navarro
@isabelnavarr0
ENTREVISTAS
ILUSTRACIÓN PORTADA
Luis García
Riky Blanco Montero:
@rikiblanco “Frente al
tiempo de
EDITA Diario de Prensa
Digital, S.L.
usar y tirar
Gran Vía, 46. 28013 Madrid (de los viejos
Tel. 91 548 96 67
MARTA SEVILLA cascarrabias
y los jóvenes
DL: M-4188-2013
ISSN: 2255-3932 adánicos) está
el tiempo de la
FOTOMECÁNICA Esther Biografía de un libro Mi día a día con literatura”
García
Álvaro Llorca y Emilio Virginia Woolf Mar Abad
IMPRIME SolgestXXI, S.L. Sánchez Mediavilla PÁGINA 6 Ana Bulnes PÁGINA 44 PÁGINA 12
DISTRIBUYE SGEL, S.A.
La revista de elDiario.es 3
La herencia de la lectura
D
sentarme a escribir.
Ahora, el padre soy yo. Dos niños. El mayor tiene
e todo lo que aprendí de mis pa- 14 años y logré engancharle a los libros gracias a
dres hay algo que siempre agra- Michael Ende –empezando por “Jim Botón y Lucas el
deceré: la pasión por la lectura, maquinista”–, pero sobre todo al maravilloso “Harry
el hábito de leer. Fue un enorme Potter” de J. K. Rowling. Desde ahí, ya voló él, en
privilegio, que determinó mi una escoba mágica aún más difícil, porque por su
vida y que hasta mucho tiempo atención compiten los Youtube y los TikTok. De Ho-
después no valoré. Mi madre y gwarts saltó a “Ready Player One”, de Ernest Cline,
mi padre leían a todas horas así que seguí leyendo a “El Juego de Ender”, de Orson Scott Card, a “Pro-
yo también. Lo que había por casa para un chaval yecto Hail Mary” de Andy Weir… Prohibirle tener
como era yo –”Los Cinco”, “Los Siete Secretos”, las móvil hasta hace muy poquito también ayudó. La
novelas de Sherlock Holmes…– y también lo que sa- única pantalla permitida de lunes a viernes era su li-
caba del bibliobús, que llegaba a mi pueblo una vez bro electrónico: ni tele ni ordenador.
por semana y donde solo podías coger prestado un Con el pequeño –de año y medio– solo acabo de
tebeo por cada dos libros sin dibujos. Y así la letra empezar. Con cuentos ilustrados donde lo que más
fue entrando, edulcorada con los Asterix, los Blue- le emociona es descubrir a cada gato que hace
berry, los Superlópez, los Mortadelo, los Tintín y los “miau” y a cada perro que hace “guau guau”. Y ojalá
Lucky Luke. Era una infancia donde no había Inter- esta herencia que me dejaron mis padres y que
net, ni apenas videojuegos, ni dibujos animados ahora trato de legar a mis hijos llegue a mis nietos
fuera del horario infantil, ni nada en el ocio a mi al- después, si es que los tengo alguna vez. Si es que el
cance que pudiera ni lejanamente competir con los libro existe para entonces, que quiero pensar que sí.
mundos increíbles de Emilio Salgari, de Michael Y ojalá ninguno de ellos se parezca en lo más míni-
Ende, de Arthur C. Clarke o de Isaac Asimov. mo a Donald Trump, que presume –en su ignoran-
Sobre aquellas lecturas de la infancia construí mi cia– de no leer.
gusto literario posterior. Fue una evolución inevita- “Si no quieres ser como estos, lee”, que decían
ble y hasta lógica, como una tabla de multiplicar. De en “La bola de cristal”.
La revista de elDiario.es 5
Biografía
de un libro
Antes de la derrota o
victoria final, cualquier
libro arrastra una vida
que merece la pena
ser glosada. Desde su
tenaz y sangrante
alumbramiento
a su corrección,
maquetación,
desembalaje y llegada,
con suerte, a la mesilla
de noche... así es su gran
(y minúscula) epopeya
M
ientras lees esta revista, están desembarcando
en las librerías decenas de novedades en cuya
portada se lee una frase promocional: “Un libro
necesario”. Los más afortunados serán compra-
Álvaro Llorca y dos, pasarán de mano en mano, sus lomos se llenarán de grie-
Emilio Sánchez Mediavilla tas y arrugas de tanto abrirse y cerrarse, sus márgenes aca-
Periodistas, editores de Libros del K.O. barán cubiertos con notas a lápiz, se convertirán en objeto de
sesudos simposios y sus autores podrán permitirse algunos
caprichos. Pero el destino de la mayoría de libros es menos
Ilustraciones de Marta Sevilla
lustroso. Después de una vida anónima en las librerías, vol-
verán a los almacenes de las distribuidoras y serán destruidos.
Cederán su espacio a otras novedades más radiantes, cuyo
brillo también será efímero y transitorio antes de dar paso a
otras nuevas novedades en un engrasado bucle infinito. La
rueda del hámster es energía y velocidad más indiferencia.
Pero seamos optimistas, seamos constructivos: antes de la
derrota final, cualquier libro, por ignorado que sea, arrastra
una vida que merece la pena ser glosada.
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o de color de piel. No es descabellado pensar que los mejores
Infancia libros de la literatura mundial jamás se hayan publicado: “Lo
mejor de todo lo que hubo / y de todo lo que está por venir /
La posesión diabólica no está documentado. / Perdido en el cosmos del tiempo”,
escribió Patti Smith..
El alumbramiento de una obra puede producirse de múlti-
ples maneras: por desbordamiento, por impulso, por pres-
tigio, por rabia, por narcisismo o porque crees que te harás
rico. Una vez que la desmesura irracional de escribir un libro Adolescencia
se ha instalado en tu cabeza, la criatura se convierte
en uno de esos niños berreantes y con ínfulas im-
periales que demandan atención continua.
Si paseas por una biblioteca, tus ojos se
detendrán en posibles fuentes. Si lees
un periódico, solo encontrarás afluentes para tus
ideas. Si la despojáramos de metáforas deslumbrantes e
imágenes florecientes, la idea que antecede a un libro se
parecería a una posesión diabólica.
El siguiente paso consiste en ordenar mínimamente
esas ideas que se agolpan en tu cabeza. Lo harás en un
documento de nombre pomposo (“EL PROYECTO” o “Mi
gran novela”) y repleto de apartados y subapartados, o lo
harás colocando muchos pósits sobre una ventana o un
corcho, a la manera de los detectives que investigan ase-
sinatos en los true crime. Pero esos planes seguramente
tengan poco que ver con el resultado final. “Estoy empe-
zando a hablar como si cuando escribí el libro supiera lo
que estaba haciendo. En retrospectiva, comienzas a recla-
mar el mérito de cosas que, en el momento de escribirlas,
fueron ataques a la desesperada, bandazos a ciegas o sal-
tos al vacío”, escribía la australiana Helen Garner. Porque
esa es, precisamente, una de las gracias de la escritura: las
puertas abriéndose a lo desconocido.
Hay quien espera a tener el libro escrito antes de buscar
editorial o agente, pero hay quienes salen de pesca armados
solo con un guion: lejos de ser censurable, esta segunda op-
Las fechas traicionadas
ción es muy recomendable, porque te ayuda a valorar las Los carniceros no se pasan horas hablando sobre los distintos
fortalezas de tu proyecto y te ayuda a conocer mejor las cortes que practican; los ferreteros no se pasan largas vela-
neuras y filias de los editores. En última instancia, te ahorra das debatiendo sobre las brocas que emplean; los escritores
mucha frustración. publican libros y más libros sobre sus procesos de escritura.
Los críticos tienen muy en cuenta los primeros párrafos De ahí que el mundo editorial sea pródigo en grandes sen-
de los libros, como cuenta Blanca Lacasa en otro artículo de tencias. Joseph Epstein reconocía: “Es mucho mejor haber es-
esta revista. Pero más valdría destinar la misma minuciosidad crito un libro que estar escribiendo uno”. Y a Red Smith se le
de orfebre a la redacción de los correos electrónicos con la atribuye la siguiente frase: “Escribir es fácil. Basta con abrirse
que se presentan los proyectos. Escríbelo claro. Escríbelo con una vena y empezar a sangrar”. Pero la realidad es que en
originalidad. Escríbelo con una voz propia. No mandes poe- este mundo nos encontramos solos ante la página en blanco.
marios intimistas a editoriales especializadas en ensayo ni le Empieza entonces una grandísima epopeya personal, aunque
expliques a un editor cómo funciona la industria editorial. Si sin viajes en globo ni travesías transoceánicas. En su lugar,
un amigo te pasó el teléfono de una amigo editor, nunca le pantuflas, tés humeantes, una silla de Ikea, un teclado, in-
expliques tu proyecto por Whatsapp, y menos aún un sába- oportunas actualizaciones de Windows, otra notificación en
do por la noche. Y puede que, aun cumpliendo con todos los tu insta y un documento Word.
requisitos y con una obra mejor que la mayoría, ninguna edi- Si no llegas a tiempo a la entrega pactada, no pasa nada:
torial lo acepte. No es tan raro: la industria editorial está atra- tus editores serán comprensivos. Ellos saben que no vives en
vesada por sesgos y barreras de entrada, de clase, de género una cabaña campestre, escribiendo a tiempo completo y con
La revista de elDiario.es 7
ardillas susurrándote frases melodiosas. No, la escritura con-
vive con los formularios de Hacienda y con el plazo para la
inscripción en extraescolares, y los puntos finales siempre son
Madurez
huidizos. Pero la entrega definitiva de tu manuscrito (el nom-
bre pretencioso se ha convertido en una procesión de guiones
bajos: EL PROYECTO_DEFINITIVO_OK_FINAL.doc) será como
una señal que pondrá en danza a un equipo de colaboradores
que aguardaban su turno como lo esperan los actores teatra-
les detrás de pesados cortinajes: editores, correctores, ma-
quetadores, portadistas, dise-
ñadores, impresores…
La entrega En la página de créditos
definitiva del de los libros, esa que pasa
manuscrito será tan desapercibida con sím-
como una señal bolos de © y la dirección de
que pondrá la editorial, ni siquiera suelen
en danza a los aparecer sus nombres. Pero
son esos amigos tan impor-
actores detrás tantes que, en la adolescen-
de los cortinajes: cia, nos rescatan de la sole-
editores, dad más corrosiva. Aquí
correctores, viene una batallita de nues-
maquetadores, tros primeros pasos como
portadistas, editores: en el primer libro
que publicamos, hace ya
impresores... doce años, en la imprenta
nos preguntaron de qué co-
Cuando abres lor queríamos las páginas de
las cajas de nuestros libros. “¡Pues blan-
la imprenta, cas!”, respondimos a la lige-
te acercas los ra y medio sorprendidos por
De la foto impostada al anuncio en redes
libros a la nariz, la pregunta. El resultado fue Cuando abres las cajas de la imprenta, te asalta un olor ca-
afilándola, una mezcla de libro de fotos racterístico. Inevitablemente, te acercas los libros a la nariz,
de boda y de homenaje a las afilándola como hacen sumilleres y perfumistas. Es una com-
como hacen los peñas editado por la conce- binación de cientos de compuestos orgánicos volátiles, pero
sumilleres y los jalía de Fiestas. Además, si todo el mundo te entenderá si les dices que huele a libro
perfumistas abrías el libro en la playa, el nuevo. Luego, lo alejas unos centímetros, lo pones frente a
rebote de la luz solar te des- los ojos y lo contemplas extasiado: tantas horas de trabajo,
integraba al instante. Luego descubrimos que las páginas tantos pensamientos, tantos desvelos ahí encerrados, en
de los libros nunca son enteramente blancas sino algo más ese rectángulo de unos 140 por 215 milímetros, solo puede
cremosas o “ahuesadas”, adjetivos ambos que remiten a ser arte de magia. Lo miras con orgullo: el libro ya está pre-
postres y a cadáveres, y no se nos ocurre mejor definición parado para independizarse e iniciar una vida autónoma.
para un libro. Pero a la familia nunca se la abandona por completo y allá
Y es que dentro de cada libro no solo hay palabras agru- por donde vamos arrastramos historias, expresiones, manías
padas con más o menos destreza, sino también una cascada y traumas. En los libros ocurre un poco lo mismo: aunque ha-
de decisiones minúsculas tomadas por profesionales que en- yan iniciado su vida en solitario, el influjo familiar está pre-
grandecen las biografías de los libros, igual que ciertas per- sente en tu fotografía en la solapa, mirando severo al infinito,
sonas alumbran nuestras biografías personales. ¿Por qué se con la barbilla apoyada en una mano y con un jerséi negro
ha escogido una tipografía y no otra? ¿Por qué la portada con cuello tortuga. Te sientes ridículo porque piensas que
tiene ese color? ¿Por qué tanto margen? ¿Por qué tanto ape- tanta intensidad no te pertenece y que, más que un escritor,
go a las normas de la RAE? ¿Por qué mi editor odia las cursi- pareces un ladrón de diamantes.
vas? ¿Por qué ahora no se ponen puntos en las cifras? ¿Y por Corres a tus redes sociales y escribes: “Por fin puedo con-
qué las páginas, afortunadamente, no son blancas? tarlo: el mes que viene se publica mi libro”. Y enseñas por
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primera vez la portada. La gente sabe que has trabajado
mucho en ello, así que te caen unos cuantos likes. Y anun-
cias qué día será la presentación. Va a ser un día bonito,
Vejez
porque se acercará mucha gente con la que hace tiempo que
no te encuentras. O no, porque ese día hay jornada de Cham-
pions y la gente sale agotadísima de trabajar. Y en esta ciu-
dad hay unos atascos que no son ni medio normales. Ese
día lo pasas mal, porque podrían venir tres personas o po-
drían venir trescientas. Al final no ha sido tan grave, no ha
acudido ni mucha gente ni poca. Al menos, estaban tus se-
res queridos, y eso es lo que importa. Pero no bajes la guar-
dia: aún te quedan las firmas. Crees que lo peor que te pue-
de pasar es no ser lo
bastante ingenioso o entra-
Hanif Kureishi ñable, pero la verdadera pe-
recuerda haber sadilla es ese amigo lejano,
leído que hay al esa persona conocida, cuyo
menos un 2% de nombre no recuerdas. Pero
la población que ahí está, enfrente tuyo, es-
perando una dedicatoria per-
está escribiendo
sonalizada. Y tú balbuceas,
ahora mismo casi suplicas: “¿A nombre de
una novela; la quién lo dedico?”, esperando
gran mayoría se que la respuesta sea: “Para
Un abrazo (con fe) a lo inexplicable
decepcionará mi hermana Lola”, aunque lo Una vez al año, las editoriales remiten las liquidaciones a sus
cuando lleguen más seguro es que te respon- autores. En ellas figuran los libros vendidos en los doce meses
da con un insuficiente “para anteriores. El escritor Hanif Kureishi recuerda haber leído que
las liquidaciones
mí”. Así que —y este es se- en cualquier momento hay al menos un 2% de la población
guramente, el único consejo que está escribiendo una novela. No sé si la cifra es exacta,
útil de este artículo— antes pero eso es mucha gente y la mayoría se decepcionará cuan-
Las victorias de de presentar tu libro, estudia do las liquidaciones lleguen a su correo. Los autores que son-
los libros suelen los nombres y las caras de tu ríen al recibirlas, además, no serán ni por asomo los mejores.
ser pequeñas. vida pasada como si te pre- Y sin embargo, seguimos queriendo escribir libros y seguimos
Sus biografías, pararas para una oposición. escribiéndolos. Abrazar ciegamente lo inexplicable quizás nos
discretas. No A la madurez le falta es- haga un poco más humanos y menos máquinas.
habrá panteones pontaneidad, algo se ha oxi- En ese proceso de disolución de los libros, cuando ya no
dado por el camino. Eso lo son novedades y muy pocos sobreviven en las librerías, lo más
al final de sus sabe cualquiera que haya seguro es que hayan dejado algunos posos por el camino. El
vidas. Pero no cumplido ciertos años. Y eso comentario favorable de alguien a quien aprecias, la posibili-
habrán sido es precisamente lo que ocurre dad de haber afectado a una persona que desconocías, que
por ello menos en las entrevistas promocio- lo hayan elegido para comentarlo en el club de lectura de al-
heroicas nales, las mismas en las que guna ciudad de provincias que nunca has visitado. Al hablar
te retratan y tú no sabes muy sobre escritores, la gente lamenta sus egos monstruosos, su
bien qué hacer con las manos. arrogancia colosal. Nuestra experiencia editorial nos lleva a
En la primera, te esfuerzas mucho e intentas que tus res- tener más presentes sus inseguridades, sus miedos y sus sen-
puestas sean originales. En la segunda, has cogido práctica saciones de soledad. En parte, porque la industria editorial
y tu discurso va creciendo. A la tercera, sientes que estás re- intimida, porque nos comparamos constantemente con las
pitiendo algunas ideas. A la cuarta, te has convertido en un grandes historias de éxito. La del académico que ganó un pre-
disco rallado. A la quinta, te descubres a ti mismo soltando mio, la del reponedor de supermercado que se volvió un su-
sentencias sobre el oficio de la escritura, las mismas que, perventas y ganó una millonada. Pero las victorias de los libros
cuando tu libro no era más que una criatura balbuciente, te suelen ser pequeñas. Sus biografías, discretas. No habrá pan-
ayudaron bien poco. A la sexta, esas frases redondísimas teones ni monumentos funerarios al final de sus vidas. Pero
empiezan a parecerte pensadas para epitafios. no habrán sido por ello menos heroicas.
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Mar Abad
entrevista Periodista y escritora
@MarAbad
Luis
García
Montero
“Frente al
tiempo de
usar y tirar
(de los viejos
cascarrabias
y los jóvenes
adánicos), está
el tiempo de la
literatura”
El poeta y director del instituto Cervantes
ve los libros como el espacio donde el yo
se convierte en nosotros y el lugar que
nos permite ponernos en el lugar del otro
sin dejar al otro sin su lugar
OLMO CALVO
12
La revista de elDiario.es 13
E
entrevista s esa hora Lorca y ese mundo propio de la poesía como una cosa ín-
LUIS GARCÍA MONTERO temprana tima. Ahí descubrí que Lorca había nacido en mi ciudad, que
en la que había muerto veintitantos años antes de que yo naciera y que
todo el lo habían ejecutado en la Guerra Civil. Y así se fue mezclando
mundo lleva gesto de entrar a trabajar. Enfrente está el Insti- mi vida con mi poesía, primero como lector y después como
tuto Cervantes, en Madrid, y veo esa puerta impresionante escritor de poemas que eran en realidad imitaciones de Fede-
que dio un nombre estrafalario a este edificio a principios del rico García Lorca.
siglo XX. Lo llamaban “la casa de ¡joder, qué puerta!”. ¡Y con
mucha razón! Porque lo decían por las esculturas impresionan- Entre los libros de aquella biblioteca, el director del Cervantes
tes de cuatro mujeres que flanquean la puerta principal. tiene catalogado lo que considera su “primer recuerdo”: “Las
mil mejores poesías de la lengua castellana, de Bergua”. “Mi
Pero yo entro por otra puerta más discreta que hay en la calle padre leía sus poemas preferidos y recuerdo cómo recitaba La
Barquillo. Atravieso el arco de seguridad y siento una emoción canción del pirata, de Espronceda, con su voz teatral –reme-
parecida a la que debió de notar alguien que cruzara una de mora–. Ese fue el poema que más me emocionaba por su re-
las puertas de Babilonia. Esa sensación de llegar a un lugar flexión sobre la rebeldía, la vida y la libertad”.
donde cuidan tesoros como el idioma español y las culturas
hispánicas. A estas poesías que él sentía como cuentos se han sumado
después tantos libros (y tan distintos) que son imposibles de
Después camino hacia un despacho que tiene una puerta in- enumerar. Pero esa suma ha escrito su biografía. Entonces le
mensa de madera. Está abierta. Aun así me detengo, pero me comento que leí un artículo
dicen que avance, y me señalan otra puerta que está abierta suyo en el que decía que su “Dedicarme a la
también. Al fondo, Luis García Montero. Está de perfil, escri- vida eran “46 años de libros, literatura lo fue
biendo en su ordenador. El poeta, ensayista y director del Ins- clases, inquietudes y compro-
tituto Cervantes se gira sin dejar de teclear y me saluda con misos cívicos” y le pregunto si
también a pensar
esa dulzura que le viene de serie. se siente identificado con esta en lo que había
biografía-radiografía: “Luis tras el silencio de
Antes de que despliegue mi grabadora y mis papeles, ya está García Montero es 46 años de
sentado en este lugar que tienen todos los despachos oficiales libros”.
la muerte de Lorca
destinados a las visitas. Esos donde unos sillones mulliditos en Granada. Es una
invitan más a la conversación que a la faena utilitaria del día a —Bueno, como van pasando vocación donde
día. Y en ese momento, ¡oh!, advierto un espejo (quizá un es- los años, ahora tendría que de-
pejismo) temporal. Hablamos de los primeros recuerdos que cir: “60 años de libros”. Pero sí,
se unen libros y
Luis García Montero tiene de la lectura y dice: en esta biografía hay algo real: compromiso”
que el gusto por la lectura se
—Mi relación con los libros tiene que ver con el entorno fami- mezcló con mi vida. Dedicarme a la literatura fue también de-
liar. Mis hermanos y yo éramos muy traviesos, y mi madre se dicarme a pensar lo que había debajo del silencio en la ciudad
quejaba siempre de que lo rompíamos todo. El mantel, la silla, en la que yo vivía, lo que representaba la muerte de Lorca. Yo
la mesa... Y entonces era costumbre de las familias de clase iba al colegio y, de pronto, un día descubrí que pasaba enfren-
media cerrar una habitación para poder recibir dignamente a te de la casa donde vivió Fernando de los Ríos, el catedrático
las visitas sin que allí hubiera una silla rota. Mis padres tenían de Derecho político de la Universidad de Granada, que fue el
la biblioteca en ese salón de las visitas. Allí estaban las obras maestro de Lorca, que fue ministro de la República y que le en-
completas de Lope de Vega, de Calderón de la Barca, de Gal- cargó al poeta la puesta en marcha de La Barraca [su grupo de
dós, de Federico García Lorca. Eran tomos encuadernados en teatro]. Sí, la literatura se fue mezclando con mi vocación, con
piel, libros de páginas en papel biblia…, eran como libros sa- mi vida, y por eso creo que es posible decir que es una vocación
grados y por eso, estar en ese salón prohibido, el salón de las donde se unen los libros y el compromiso.
visitas, y tener entre las manos un libro que parecía una biblia
creaba una condición muy especial. Esa sería la biografía de Luis García Montero en una ecuación:
“60 años de libros”. En una fórmula lingüístico-matemática
Esos libros dieron al niño Luis esa magia que fascina a todos de una cifra y tres palabras. O de dos dígitos y doce letras.
los chavales, pero a la vez, le pusieron los pies en su tierra, Pero también podríamos configurar su biografía observando
Granada, y en lo más mundano, el dolor humano. los libros de su biblioteca personal. Los libros hablan de nues-
tras obsesiones y nuestras paradojas. De lo que hemos vivi-
—En esa biblioteca descubrí la poesía de Federico García do hasta llegar a hoy.
14
OLMO CALVO
—Las bibliotecas son parte de nuestra biografía, desde lue- Y al momento recupera la velocidad de crucero de su con-
go, y dejan testimonio de cuál ha sido la evolución de una versación dulce y pausada para continuar describiendo los
persona. Aunque mi biblioteca, la verdad, no sería de inter- montones de libros que hay en su casa de Madrid, en la de
pretación fácil, porque a mí se me han juntado varias cosas. Granada y en la de Rota.
Primero, mi pasión de lector y ahí están, sí, libros que me han
marcado mucho: “Las mil mejores poesías de la lengua cas- —También están todos los libros que me mandan (y me man-
tellana”; las obras completas de Aguilar; las de Federico Gar- dan bastantes). Hay muchos que ni siquiera he leído y con
cía Lorca; algún tomo de Benito Pérez Galdós, desde luego... los que no tengo más relación que no querer desprenderme
Pero también hay muchos libros que he tenido que estudiar de ellos solo porque han llegado a casa —y no para ahí la
para preparar mis clases de literatura. cuenta, porque es que, además, Luis García Montero tiene
una debilidad—. Yo soy bibliófilo. El poco dinero que he
En este momento, en su hablar lento, suave y exquisito, hace ganado en la vida me lo he gastado en libros y tengo
una acotación y le calza una admiración. una biblioteca muy amplia de caprichos y de primeras
ediciones que he ido coleccionando.
—Quizá, desde un punto de vista teórico, a mí me mar-
có un libro de mi maestro Juan Carlos Rodríguez, publi- Ahora el tiempo empieza a meterse en nuestra conversación.
cado en Akal: “Teoría e historia de la producción ideológica”. No el tiempo de los fríos y los calores, sino el tiempo que nos
ubica en la humanidad, el de las raíces hacia atrás y las lia-
—¿Y eso? nas hacia delante. Y le cuento que cada vez que toco un libro
que sé que estuvo en las manos de su autor hace un siglo,
—Porque era un estudio de la poesía de Garcilaso de la Vega, o siglo y medio, siento una especie de mareo lisérgico. ¿Le
de San Juan de la Cruz, del Renacimiento humanista, del Ba- ocurrirá a él también?
rroco… que unía el contexto histórico con la manera que te-
nemos los humanos de sentirnos personas y de sentir nues- —Es que esa mezcla de vida y literatura…, poder tocar
tra posición en la vida. libros que forman parte de la historia es emocionante.
La revista de elDiario.es 15
entrevista Tener un libro que tras intento buscarle desaforadamente un lugar entre mis
LUIS GARCÍA MONTERO perteneció a Mi- esquemas mentales, García Montero lo sigue explicando, a su
guel de Unamuno ritmo, con la cadencia plácida de reloj de cuco.
o a Juan Ramón Ji-
ménez y pensar que ese ejemplar le llegó a su casa y lo leyó —Frente al tiempo como mercancía de usar y tirar, a mí
y lo tuvo entre las manos... Si recuerdo la ilusión que me hizo me gusta la idea del tiempo que asocio a la literatura. Es
recibir el primer libro que publiqué, de pronto me imagino la el tiempo del ser humano que recibe una herencia de sus
emoción que pudo sentir Rubén Darío o Pedro Salinas cuan- mayores y que sabe que después la tendrá que dejar a
do recibieron sus primeros libros. la generación siguiente. Yo siempre utilizo la imagen de la
tribu sentada en torno al fuego y un anciano cuenta una his-
Tanto libro arriba y abajo y todavía no le he preguntado qué toria que se remonta a su abuelo y a su padre y así cuenta el
es, para él, un libro. Entonces le pido que lo defina. Pero no pasado de la tribu. Y no es que esté muy orgulloso de su abue-
una definición de diccionario, sino de vivencias. lo y de su padre, es que le gusta recordar la cadena de gene-
raciones para avisar a los jóvenes que cuando él falte, alguien
—A mí me gusta pensar que la lectura es la mejor metáfora tendrá que seguir la cadena y recoger el discurso de la heren-
que tenemos del contrato social. [Joan] Margarit, el poeta ca- cia. A mí me parece que el tiempo en literatura es el tiempo
talán, decía que cuando uno escribe un poema, ahí queda. que nos permite recibir la herencia del pasado.
Pero para que se produzca el hecho poético, hace falta que
un lector coja el poema, lo habite y establezca esa relación Ese legado está recogido y guardado en los libros. Y es sabio;
que simboliza la lectura. Así el autor entra en diálogo con otro es testigo; y aún palpita.
yo (el lector) y así se pasa de un yo a un nosotros —y por un
momento aparece un énfasis que acelera el habla de García —Ahí, en los libros, está la “Me fío más de
Montero—. Además, los lectores siempre interpretamos los experiencia humana a lo las máquinas
libros en función de nuestra propia experiencia. Por eso, para largo del tiempo. Es lo que que de las
mí, un libro tiene que ver con la capacidad de ponernos en el te permite dar respuesta
lugar del otro sin dejar al otro sin su lugar. al presente, porque esa personas. El
herencia te hace dueño de humano es
Le comento que hace años escribió otra frase monumental tu conciencia y te ayuda a quien puede
sobre la lectura y le pregunto si hoy la seguiría defendiendo. adaptarte a tu tiempo. Das
Esta: “Los libros nos hacen dueños de nuestra conciencia”. una respuesta, pero a sa- construir una
biendas de que la mejor ma- bomba atómica
—Claro, yo reivindico mucho la cultura, pero la cultura nera de comprometerte con o un aparato
no tiene por qué hacernos mejores. En la historia hay mu- el futuro es saber recibir las
chos casos de personas muy leídas que acabaron represen- herencias del pasado y saber para curar”
tando el nazismo o cualquier tipo de genocidio o barbarie. Por que mañana habrá personas
eso los libros no nos hacen mejores, sino responsables de más jóvenes que recibirán la herencia y la adaptarán a su ex-
nuestra propia conciencia. periencia para seguir contando las cuestiones que afectan a
la comunidad.
Miro el reloj. Son las 10:10 de la mañana. Es una hora espejo
y eso me hace pensar que otra vez el tiempo quiere entrar en Y entonces Luis García Montero dice una genialidad del que
la conversación. Le pregunto a Luis García Montero por la sabe transitar con soltura por todos los tiempos. Del que sabe
memoria y me responde convencidísimo: que el lejanísimo Sócrates ya decía que los jóvenes eran unos
perdidos y el que sabe que los jóvenes del futuro seguirán
—Fíjate cómo es nuestra relación con el tiempo. Vivimos creyendo que ellos han inventado el mundo.
una época que lo mercantiliza todo y mercantiliza hasta
nuestros conceptos culturales. El tiempo puede convertir- —La literatura es un buen remedio para evitar los cortes
se en una mercancía de usar y tirar. Vivimos en una época de generacionales. El diálogo generacional es muy complicado
mucha prisa y eso repercute en nuestra forma de ser. Hoy y más cuando asistimos a transformaciones tan fuertes. Yo,
hay tanto bulo, tanta mentira en los personajes públicos…, y cuando era niño, vivía en una ciudad que quizá tenía mucho
ellos son capaces de decir tantas mentiras porque saben que que ver con la ciudad en la que vivieron mis abuelos. Pero la
lo que dicen hoy, mañana no tendrá consecuencias, porque vida de un chaval de hoy poco tiene que ver con la época de
habrá otros mil quinientos focos de información. sus abuelos. Y ahí está. Y en esta realidad suelen ocurrir dos
cosas que a mí no me resultan simpáticas. Por una parte, sur-
“Tiempo de usar y tirar”. Este concepto es filosófico…, y mien- gen viejos cascarrabias que creen que los jóvenes son tontos,
16
OLMO CALVO
18
Tribuna
PATRICIA BOLINCHES
La cultura de la
imprenta era esto
A
pesar de los numerosos aná- El paso de la oralidad a la escri- En una cultura oral, uno no se
lisis críticos que ha recibido tura como forma de comunicación sienta a analizar lo que ha escu-
la cultura del libro (destaca- social, que podemos fechar en Occi- chado. La operación que realiza es
damente, Havelock y McLu- dente a partir del siglo VIII a. n. e. bastante diferente: consiste pri-
han), en la mentalidad colectiva y en la [Antes de Nuestra Era], y que fue mero en una rememorización y
política sigue comportándose como un todo lo gradual que se quiera, pero luego en una apropiación o un re-
bien indiscutible, como un beneficio in- que dejó improntas inmediatas, chazo de lo rememorado. No hay
soslayable para la humanidad y como produjo un tipo nuevo de informa- lugar para un debate de conceptos
la fuente universal de progreso moral. ción con las palabras y también un o para un desarrollo, ya que no
Sin embargo, si se arroja algo de luz, ni tipo humano nuevo. Como toda hay una palabra establecida a la
parece tan indiscutible ni todo son be- transformación tecnológica, afectó que recurrir ni una comunidad en
neficios. En cuanto al progreso moral profundamente a los principios torno a ella. Cada uno escucha lo
de las sociedades y de los individuos, constitutivos de la sociedad y a la que quiere y piensa lo que quiere.
hasta ahora solo tenemos constatación concepción que sus miembros te- Luego, expresa lo que le dejan.
del progreso material. El otro está en nían de ella. La oralidad es sobre todo expe-
curso, suponemos. El nuevo tipo de comunicación riencia de la palabra. La escritura
Para entendernos, se trata de una fijaba las palabras y las dejaba dis- es sobre todo intervención sobre
cultura específica, con su específica ponibles para otros usos. El análisis, la palabra.
ideología y su particular visión de la la interpretación y la extensión de La interpretación y la ley siguieron
condición humana, que fomenta tanto normas y leyes fueron posibles por- el mismo camino y fraguaron los vín-
como justifica. que había un texto al que referirse. culos de una sociedad nueva basada
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Alejandro Gándara
Escritor y filósofo
en el debate, el diálogo y la discre- las ideas atravesaban las barreras lo- Si Platón expulsó mayormente a
pancia. La polis ateniense no habría cales y se implantaban, o podían im- los poetas de su república ideal fue
tenido sentido sin el estímulo y la plantarse, en lugares muy alejados de sobre todo por su ensimismamiento
confianza que la escritura inyectó a la su nacimiento. De ese modo, por y por su particular criterio de ver-
democracia. Se puede discrepar, se ejemplo, una religión oriental como la dad. La justicia que sale del corazón
puede discutir y se puede pactar por- judeo-cristiana acabó asentándose en no es de fiar. Una ciudad de poetas
que hay texto escrito, pero también el Occidente europeo, que la hizo es una orgía ególatra.
porque el texto escrito ha infundido suya en letra y en espíritu. En el siglo XVI de nuestra era, la
una nueva cualidad a la palabra: la de El nuevo individuo que surgió de la extensión de la imprenta añadió a la
ser literal, la de poder investigar con tecnología de la escritura vio cómo se escritura algunas reglas que com-
ella la verdad, la de decir lo que la alteraba la jerarquía de los sentidos. pusieron finalmente la ideología del
cosa es en sí. No para cada cual, sino Uno de los aspectos cruciales en la libro. Más allá de los corazones con-
para todos. configuración de la atención y su rela- tristados, la ciencia empírica y el
La filosofía jonia y pitagórica, así ción con los procesos intelectuales discurso lógico ocuparon el espacio
como la escuela platónica proceden tiene que ver precisamente con la en el papel, junto a la novela, cuyo
de la convicción de que las palabras particular sinestesia (conjugación de nombre ya lleva implícito el de su
pueden hallar la verdad, una verdad sentidos) que promueve cada cultura. novedad.
única que además puede y debe ser La oralidad elevaba el oído por enci- El modelo de la palabra surgido de
compartida. La palabra empezaba a ma de los otros sentidos y fomentaba la imprenta se basaba en el principio
desprender autoridad, y también el uso de la memoria. La escritura ac- de no contradicción. Coherencia, rigor,
quienes se servían de ella. Autor y tivó con fuerza el sentido de la vista, progresividad, claridad expositiva,
autoridad. relajó la facultad memorística (pues temporalidad lineal eran las normas
Si se piensa en palabras como las palabras ya no corrían peligro de derivadas. A partir de ese momento el
amor y libertad, se verá que adquie- perderse en el olvido), y promovió la modelo de la lengua escrita terminó
ren distinto cariz si son dichas o si son reflexión y la introspección en pre- por imponerse al de la lengua habla-
escritas. En la escritura implican un sencia del texto. da, la cual imita a aquella en las rela-
desarrollo intelectual: por qué han Como consecuencia surgió un indi- ciones particulares y en la comunica-
sido enunciadas, qué significan real- viduo que pensaba en soledad y cuya ción social.
mente, cuál es la intención, qué con- soledad le individualizó, haciéndole El libro es, antes que nada, un
secuencias tiene su uso, etc. En la sentir las diferencias con los demás y difusor de su propia ideología de la
oralidad, y más en una cultura pre- promoviéndolas en una forma de palabra y del mundo y de los indivi-
dominantemente oral, en la que no identidad nueva que tenía que ver duos que produce: a la vez, y paradó-
existe otra referencia que el habla, con la conciencia de sí mismo. Este jicamente, literales y ensimismados,
esas palabras tienen significado so- Yo, esta fuente interior, supuso un publicitados y ególatras, despecha-
lamente a través de la experiencia, principio de individuación y obligó al dos de una sociedad de la que no
que las determina y las dota de sen- tipo humano emergente a tratar de pueden prescindir y habitantes de un
tido. Amor y libertad son la expe- diferenciarse de los demás, a quienes mundo interior que consideran el
riencia de cada cual, y no rebasan sin embargo necesitaba para sobrevi- único auténtico.
esos límites. En realidad, podría de- vir. Las tensiones extremas entre el Que el libro que ha salido de la
cirse que cuando hay conversación Yo y la sociedad en la que vive surgie- cultura de la imprenta a partir del
sobre ellas es porque se están escri- ron de inmediato. Hasta hoy. XVI es una tecnología y una ideolo-
biendo, porque están respondiendo a Los poetas griegos arcaicos (Safo, gía es indiscutible. Sus beneficios,
la cultura escrita que las respalda Alceo) son el mejor ejemplo de la que también lo son, no debieran
con análisis y textos publicados. nueva actitud. El amor y el dolor, la ocultar sus peligros ni sus callejo-
Otra de las consecuencias de la es- elevación del corazón a órgano pen- nes sin salida.
critura fue abstraer los contenidos del sante y el sentimiento como canon El encomio, como advertía Só-
espacio en que nacían. Desde la filo- de conocimiento y de verdad fueron crates, solo es en realidad una fór-
sofía a la religión, pasando por las cantados en versos nunca antes leí- mula aceptada de ocultar la verdad
ciencias y los mitos, el conocimiento y dos ni escuchados. que más duele.
La revista de elDiario.es 21
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Manuel Estrada
El libro en
papel nunca
muere
Cuestionado y condenado, pero nunca abandonado por sus
lectores, el libro físico ha pasado de ser un zombie potencial,
al objeto de deseo del que se presume en redes
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Katy Kelleher
U
no de los primeros tesoros que llegaron a las ma- universo y puede ayudarnos a volver a nuestros cuerpos,
nos de Pep Olona cuando empezaba a seleccionar creando un ancla amarrada al momento presente”.
de entre bibliotecas viejas y olvidadas los volúme- A nadie escapan las bondades del papel, del olor a libro
nes que compondrían las estanterías de Arrebato, viejo o a libro nuevo, el placer de agarrar una edición cuidada
fue una primera edición de Valle-Inclán firmada por él mismo. y tomarse un tiempo en calma para dedicar a la lectura en un
Una de esas casualidades que solo pasan en los libros y que lugar predilecto. Y aun así, esta experiencia modesta, que no
regalan un comienzo inmejorable para una editorial y librería requiere más que de un libro y un lector, sin cables ni batería,
de segunda mano que, desde que abrió en el centro de Ma- se siente constantemente amenazada. La del libro en papel
drid, ha buscado deliberadamente “romper el molde de lugar es la crónica de una muerte (mal) anunciada. Manuel Estrada,
desordenado y sin selección” que se asocia a estos espacios. Premio Nacional de Diseño 2017 y autor de las icónicas por-
Su cliente, cuenta, “busca la curiosidad, la rareza, que puede tadas de la colección de bolsillo de Alianza Editorial desde
deberse a una primera edición, a una que esté firmada o sen- hace 14 años, aún recuerda los vaticinios fallidos que en 2008
cillamente al gusto por el objeto en sí mismo”. lanzaron desde la Feria del Libro de Fráncfort (el encuentro
Eso no pasa con los e-books, al menos de momento. El li- anual más relevante del sector).
bro en formato digital contiene las tripas, pero no la anécdo- “Dijeron que en diez años los libros de papel serían susti-
ta. La escritora Katy Kelleher, autora del ensayo en torno al tuidos por los libros digitales”, recuerda en su estudio, des-
deseo y el consumo La terrible historia de las cosas bellas plegando sobre la mesa sus cuadernos de bocetos; cientos
(Alpha Decay, 2023) describe los libros en papel como “un de páginas en las que conviven dibujos y listados de palabras
tipo de objeto especialmente mágico; pueden ser bellos en sí que han inspirado las más de 50 portadas anuales que a día
mismos, pero también están llenos de conceptos, historias e de hoy sigue creando. Entre ellas se intuyen las costuras de
información”. En las páginas del suyo escribe: “Un encuentro tapas de clásicos como la de “Yo, Claudio”, de Robert Graves,
con un objeto hermoso puede cambiar tu forma de pensar, con el laurel y la pluma, o la ese con punta de anzuelo que
de moverte por el mundo. Puede reforzar la sensación de es- ilustra la portada de “El sofista”, de Platón. En 2018, sigue
tar conectado con la materia infinitamente enmarañada del contando el diseñador, los profesionales de Fráncfort “saca-
La revista de elDiario.es 25
Pep Olona
ron otro comunicado diciendo que se habían equivocado”. Con en ocasiones, sujeta a principios; hay quienes relegan al di-
la digitalización ya plenamente incorporada a la realidad lec- gital la lectura de best sellers o dedican la inversión del papel
tora y con formatos que despuntan como el audiolibro, Es- a cultivar una librería compuesta exclusivamente de autoras.
trada lo ve ahora más claro que entonces: “El libro es un in-
vento tan bueno, tan sencillo, ¿cómo va a desaparecer?”. Juzgar, celebrar o descifrar por la portada
Lo digital convive con las estanterías llenas. Según los da-
tos del último Barómetro de Hábitos de Lectura de la Fede- El trabajo de Manuel Estrada toma el testigo del fallecido di-
ración de Gremios de Editores de España, que fue publicado señador Daniel Gil, pionero en el arte de la portada transgre-
a principios de este año, la lectura en formato digital repre- sora en la misma colección de Alianza. Con él, dice, “mucha
senta un 29,5% en la comunidad lectora (refiriéndose a po- gente empezó a comprar los libros por sus portadas”, hasta
blación de 14 o más años que lee al menos una vez al trimes- entonces más austeras, elaboradas exclusivamente con tipo-
tre en estos soportes, entre los que destacan los e-readers grafías o con un diseño en serie que solo modificaba sus tí-
como primera opción). La mayor costumbre de las genera- tulos. En una sociedad en la que priman las imágenes y estas
ciones jóvenes por el uso de pantallas, la conciencia medioam- se usan constantemente como reclamo, Estrada se reafirma
biental, la falta de espacio de almacenamiento en las casas, en su propósito: “Cuanto más tiempo llevo dedicándome a la
el precio más bajo en las versiones de descarga o simplemen- imagen, más me interesan las palabras. Hay mucha superfi-
te la comodidad del formato —que permite compaginar la cialidad en el mundo de los libros. Se cogen fotos de bancos
lectura de varias obras a la vez o leer en la oscuridad—, son de imágenes, se valora la capacidad de atracción de una por-
algunas de las cuestiones que motivan la adopción del e- tada desde el punto de vista de lo que vende. Yo leo los libros
book. Aunque esta no es excluyente: atendiendo a la infor- de Alianza para los que hago las portadas”. Una labor minu-
mación recabada por IPSOS para Kindle en España en 2021, ciosa para la que juega con imágenes conceptuales con el fin
es cada vez más habitual compaginar formatos; el 55% de de que estas sean “la puerta de entrada al libro, la ventana
los lectores lo hace, solo el 6% usa únicamente libro electró- por la que el contenido se asoma”.
nico y un 30% lee en papel de forma exclusiva. Una decisión, “Como me dijo una vez Bob Noorda, un diseñador italiano
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que, además de libros, diseñó la imagen del metro de Nueva
York junto con Massimo Vignelli, ‘el problema de la gente de
Lo digital convive con las
marketing es que, como tiene que vender y no puede equi- estanterías llenas. El 55% de los
vocarse, nunca acierta”, recuerda Estrada, cuya obra y re-
flexiones se condensan también en su libro “Leer libros, di-
lectores compagina formatos,
señar portadas” (Alianza, 2023). “Las editoriales cuanto más mientras el 6% usa solo el libro
grandes son y más equipos de marketing tienen, menos ries- electrónico y un 30% lee en papel
gos corren. Hay una relación inversa entre la creación y el
marketing. Eso hace que algunas editoriales pequeñas se de forma exclusiva
permitan arriesgar mucho más porque no se la están jugan-
do a la búsqueda del best seller”. La comunión entre el contenido
En el caso español es notable la diferencia en la apuesta
entre los sellos que publican de ma-
y el continente del libro es
nera independiente. Estos últimos hoy prioritario para muchas
años, en un contexto además de editoriales independientes
consumo y aspiracionalidad media-
do por las redes sociales y el valor
de lo experiencial, el diseño edito-
rial ha experimentado un auge. metáfora: “Por un lado, te echa para atrás porque parece que
Marta Taboada, directora de arte estás tocando papel de lija, pero por otro como que da gus-
tras la cuenta de Instagram @por- tito. Es un guiño a lo que queremos que sea Letraversal: libros
tadas bien, ha creado un espacio que no te dejen indiferente, que hablen de la contempora-
digital de apreciación y divulgación neidad y que estén ahí para sacudir, para generar preguntas
del trabajo gráfico de diseñadores, más que dar respuestas”.
ilustradores, artistas y editoriales
que conecta con una atención acen- Leer con todos los sentidos
tuada del público lector por estas
cuestiones. “Es algo que las editoriales americanas y británi- “El deseo de estar rodeado de libros impresos y el disfrute
cas llevan haciendo años y por eso son tan fuertes en el mer- de la experiencia de pérdida voluntaria de sí mismo que pro-
cado: solo hay que ver el trabajo de algunas como Picador”. porciona la lectura son vivencias y sentimientos posibles
Una labor que, opina, aquí han continuado, en narrativa —“si gracias a su iconicidad, a la interacción entre sus superficies
hablamos de editoriales de diseño es otra liga” —, algunas materiales y su profundidad simbólica”, escribe María An-
como “Blackie Books o Fulgencio Pimentel”, su favorita “por- gélica Thumala Olave en un estudio en el que analiza el amor
que no cae en utilizar siempre el mismo recurso gráfico o cen- y el apego por los libros desde una perspectiva sociológica
trarse simplemente en utilizar ilustración, les gusta probar publicado en la revista Poetics.
cosas nuevas e innovar con ello”. Una filosofía parecida a la A Katy Kelleher la investigación para su libro también le
que siguen desde Arrebato en su faceta editorial: “Nuestra llevó a una conclusión parecida: “Los objetos materiales son
apuesta es que no haya colección como tal, sino que cada li- importantes y reconfortantes. Para mí, tener un libro que
bro tenga su independencia y lo trabajamos con un formato pueda sostener, hojear y subrayar es crucial”. A pesar de las
completamente diferente”, dice Pep Olona. nuevas posibilidades en desarrollo que los formatos digita-
El compromiso y comunión entre el contenido y el conti- les y en audio ofrecen, el tacto, el olor o la posibilidad de
nente del libro es hoy prioritario para casas como Letraversal, escribir en sus márgenes que despliega el papel hace que
especializada en poesía. Tras su creación está Ángelo Nésto- incluso para Erik Schmitt, uno de los primeros diseñadores
re: “Nuestra forma de pensar en la poesía como una red de de Kindle, la lectura en el formato tradicional sea imbatible.
cuidados tiene que ver también con la forma en la que la pre- Retenemos más, nos distraemos menos y creamos recuer-
sentamos –explica–. Con la mirada de Martín de Arriba, editor dos en mayor medida cuando leemos en papel, escribiendo
gráfico, creamos estos libros que para nosotros tienen que también con ellos una historia propia. “Tengo un viejo y mal-
ser tan bonitos por dentro, por lo que dicen, como por fuera. trecho ejemplar de “Wise Child”, de Monica Furlong. Es un li-
Martín dice que los libros tienes que querer colgarlos”. Las bro infantil y lo tengo desde que era muy pequeña”, dice Ke-
cubiertas las encargan a artistas cuya obra sintonice con las lleher. “A mi hija de cuatro años le gusta saber que ese libro,
palabras de sus autores y se imprimen en un acabado que, ese objeto, fue mío una vez. Cuando lo leemos juntas, le gusta
como destaca Néstore, evoca la “sensación de que estás to- ver dónde se han rasgado las páginas. Es un libro de bolsillo
cando un lienzo”. Una invitación sensorial que funciona como barato, pero une nuestras vidas de una manera significativa”.
La revista de elDiario.es 27
Empezar
con buen pie
Sobre los inolvidables inicios literarios
y su importancia se ha escrito
no poco. Pero, ¿es realmente tan
trascendente esa primera línea o es
más una cuestión de fetichismo?
Blanca Lacasa
Periodista y escritora
E
n el año 2012, un artículo en The New Yorker explica-
ba por qué la traducción al inglés de la primera frase
de “El extranjero” (1942) de Albert Camus era un com-
pleto desastre. Lo fascinante es que toda la cuestión
giraba en torno a un solo término. La frase original, “Aujourd’hui,
maman est morte” (“Hoy ha muerto mamá”) había sido tradi-
cionalmente traducida al inglés por “Mother died today” (“Hoy
ha muerto madre”), sustituyendo el cálido, cercano y cariñoso
“maman” por el sucinto y desapegado “mother”. Esta decisión,
intrascendente a primera vista, marcaba la percepción del pro-
tagonista, Meursault, y de su relación con su madre durante el de “La invención de Morel”: “Hoy, en esta isla, ha ocurrido
toda la novela. Además de reivindicar la denostada labor de un milagro. El verano se adelantó”; los hay autorreferenciales,
los traductores, la polémica demuestra que las primeras im- como el de “Matadero 5”: “Todo esto sucedió, más o menos”;
presiones, sí, también en literatura, cuentan. los hay, por supuesto, tan mínimos como eficaces, como el de
Otra prueba de ello es la cantidad de inicios literarios que “Moby Dick”: “Llamadme Ismael”; y los hay desoladores e hip-
podemos recitar de memoria o que, al menos, somos capaces nóticos, como el de “La campana de cristal”: “Era un extraño
de reconocer al instante de libros que, en muchas ocasiones, y bochornoso verano, el año en que electrocutaron a los Ro-
ni tan siquiera hemos leído. Los hay inconfundibles, como el senberg, y yo no sabía qué estaba haciendo en Nueva York”.
inicio de “Don Quijote de la Mancha”: “En un lugar de la Man- Son ejemplos muy variados, pero con algo en común: a la
cha de cuyo nombre no quiero acordarme”; los hay que pare- primera de cambio, dejan al descubierto la voz del autor. Ste-
cen verdades universales, como el de Anna Karénina: “Todas phen King ha confesado que dar con el primer párrafo puede
las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia llevarle años. En una entrevista concedida a The Atlantic, el
infeliz lo es a su manera”; los hay gloriosamente inquietantes, escritor defendía que “una primera línea realmente buena hace
como el de “La metamorfosis”: “Una mañana, tras un sueño mucho para establecer ese sentido crucial de la voz: es lo pri-
intranquilo, Gregorio Samsa se despertó convertido en un mero que te familiariza, lo que te hace sentir ansioso, lo que
monstruoso insecto”; los hay sutilmente perturbadores, como empieza a engancharte a largo plazo”.
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ALEJANDRO MAGALLANES
El editor Enrique Redel, fundador de Impedimenta y colec- lacio de la luna”, de Paul Auster. Cuando cayó en mis manos,
cionista de inicios (“me sé muchos comienzos de memoria, estaba en la facultad. Me aprendí de memoria el primer párra-
siempre me han gustado mucho”), no considera que un mal fo porque me enganchó y me ayudó a salir de ese marasmo:
inicio descalifique un libro (“ahí está Iris Murdoch, una grandí- ‘Fue el verano en que el hombre pisó por primera vez la luna.
sima escritora que suele empezar fatal sus libros para remon- Yo era muy joven entonces, pero no creía que hubiera futuro.
tar hasta la genialidad más absoluta”), pero sí que es una car- Quería vivir peligrosamente, ir lo más lejos posible y luego ver
ta de presentación que dice mucho del oficio de quien la firma. qué me sucedía cuando llegara allí. Tal y como salieron las co-
“Para mí, un buen arranque es aquel en el que ya se vislumbra sas, casi no lo consigo’”. Al Redel editor, hay otros que le han
que el autor va a ser capaz de huir del cliché y de abordar la deslumbrado lo suficiente como para editar el libro en cuestión:
realidad desde un punto de vista genuino y personal. El len- “Cuando me llegó el manuscrito de “Malaventura” de Fernan-
guaje está lleno de lugares comunes y es fácil tirar de ellos. do Navarro, lo primero que leí fue el epígrafe que abría. Una
Cuando alguien me enseña una pieza que no he visto, me digo: frase de la cantaora Tía Añica la Piriñaca que decía ‘Cuando
‘aquí hay algo’. Quiero que ese arranque me ataque el corazón canto, me sabe la boca a sangre’. Ya sólo con eso, me dije: ‘Pum,
o la mente de un modo inédito”. estamos ante un autor’”.
Al Redel lector, hay inicios que le han salvado la vida: “Un Pero los inicios no tienen este carácter casi místico para
libro que me sacó de un estado de tristeza infinita fue “El pa- todo el mundo. La traductora María Alonso Seisdedos dice no
La revista de elDiario.es 29
haber elegido nunca un libro por su principio, ni haberlo aban- Es algo intangible. Lo sabes cuando lo lees. Un sexto sentido
donado por un comienzo dudoso y recuerda cómo “en los años te avisa de que ahí hay belleza”.
del instituto, cuando empecé a leer a Alejo Carpentier, se me Los arranques actúan como un enamoramiento. Impara-
hacían cuesta arriba las cuarenta páginas primeras, pero sabía ble, misterioso y mágico. Y absolutamente fuera de las leyes
que la ascensión merecía la pena, porque después era un gozo”. de la lógica. Así, a Urraca le “horrorizan y atraen” irreme-
Reconoce que la cosa cambia cuando se trata de abordar un diablemente los inicios del escritor argentino Roque Larra-
arranque desde un punto de vista profesional: “Ahí me preo- quy: “Te expulsan y te llevan a leer más. El de “La telepatía
cupa, y mucho, el principio. Siendo autora de obra derivada, nacional”, por ejemplo: ‘Señor Amado Dam, con estas refe-
tengo una responsabilidad enorme para con quien quiera que rencias me presento a su servicio. Me especializo en ciencias
lo haya escrito, me debo a la obra original. No (me) puedo per- de la raza. Recolecto indios en la Amazonia peruana para la
mitir que nadie arroje el libro contra la pared nada más empe- Peruvian Rubber Company desde 1902. Los indios trabajan
zar porque le haya fallado ya ahí”. con nosotros en extracción de caucho y gomas silvestres’.
Este inicio es una salvajada absoluta. Ya nos está introdu-
Ginzburg y “la claridad suprema que grita” ciendo en un mundo terrible, en una época, en un persona-
je, en varios personajes en realidad”.
La escritora y editora Sabina Urraca tampoco se deja embau- De entre todos los que se sabe de memoria, Redel escoge
car a priori por los inicios. “Si abandono un libro, lo hago cuan- dos por lo mucho que le impactaron. Primero, el de “El arco iris
do voy por la mitad. No perdonar un inicio que no atrae me de la gravedad de Pynchon”: “Llega un grito a través del cielo.
parece una estupidez. Hay libros que amo que no tienen inicios Ya ha ocurrido otras veces, pero ahora no hay nada con qué
especialmente deslumbrantes”. Como editora lo
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CINTA FOSCH
Cómo derse como una fría invitación al turismo peninsular y a
poner tierra de por medio. El problema es que la maldita
regalar un
guía era de 1993 y ya estaban en 1997. Declaración de gue-
rra.
(A un jefe: “Aprovecha el momento”. Este es un regalo
en morse. Si quieres ser rebelde sin parecerlo, ahí va un
libro
consejo: “Desde la oficina”, de Robert Walser (Siruela). El
escritor suizo odiaba la castración que suponía el espacio
cerrado y burocrático de la oficina. Una trituradora de sue-
(y algunos
ños. Un vomitorio de disciplina y monotonía. Y de obedien-
cia al jefe. Ahí va uno de los retratos que hace Walser del
oficinista: “Cuando comparece ante su jefe, una furiosa
libros para
reclamación en la boca, espuma blanca en los labios tem-
blorosos, ¿no es acaso la imagen de la mansedumbre mis-
ma? Una paloma no defendería su derecho con mayor be-
nevolencia y mansedumbre”).
regalar)
(A un compañero de trabajo, sigamos con Robert Wal-
ser, un espíritu libre y otro libro magnífico para poner en
su justo sitio el mundo del trabajo: “Los Hermanos Tanner”
(Siruela). Ahí va un fragmento: “No tengo tiempo de que-
darme en una sola y única profesión —replicó Simon—, y
Con originalidad, con cuidado (es jamás se me ocurriría, como a muchos otros, echarme a
decir, envuelto en papel de regalo), descansar en un oficio como en una cama de muelles. No,
jamás lo conseguiría, ni aunque llegase a tener mil años”.
con dedicatoria y, sobre todo, ¿Por qué? Simon lo explica de forma muy sencilla: “No quie-
pensando en quién es el otro y no en ro un futuro, lo que quiero es un presente. Me parece más
lo que te regalarías a ti mismo. valioso. Solo se tiene un futuro cuando no se tiene un pre-
Aquí te lanzamos algunas ideas sente”.
La revista de elDiario.es 33
3. Importante: esmérate en dedicar el libro evitar algo mainstream. Ahí va una opción: “Un poco de
azul en el paisaje”, (Minúscula Ed.) del francés Pierre Ber-
Trata de escribir en la dedicatoria lo que dirías a la cara si gounioux. Muy fino, introspectivo, poético. Ahí va otra: “El
no mediara la maldita vergüenza. reino de Celama” (Debolsillo), la trilogía del último Premio
(A una persona que nunca lee: Un gran reto. Ahí va Cervantes, Luis Mateo Díez. Prosas exquisitas. Poética del
una opción: “La larga marcha”, de Stephen King (Debolsillo). interior).
Fue su primera novela. Es una competición donde cien ca-
minantes toman la salida en unos Estados Unidos totalita- 6. Regalo premium
rios y distópicos. Quien deja de caminar es ejecutado. Quien
resiste y gana la prueba puede pedir cualquier cosa que de- Acompaña el libro de un separador de diseño, un cuaderno
see durante el resto de su vida. Engancha, hace pensar y se Moleskine o Leuchtturm1917 para tomar notas y un bolí-
ve el talento desbordante del escritor de Maine. Una crítica grafo o una estilográfica Kaweco. Todo en el mismo paque-
a la sociedad del espectáculo. Una reflexión sobre la com- te. Experiencia completa.
petitividad extrema). (A una maestra que empieza: Vuelvo a Robert Walser,
(A un lector muy fino: “Libro del desasosiego”, de Fer- con su inolvidable título Jakob von Gunten, una diatriba
nando Pessoa, en portugués. Concretamente, en la precio- contra la enseñanza apesebrada. El diario del entrañable
sa y barata edición de Tinta da China. Es especial tener uno Jakob empieza así: “Aquí se aprende muy poco, falta per-
de los mejores y más desconocidos libros del siglo XX en su sonal docente y nosotros, los muchachos del Instituto Ben-
lengua original, tan bella y accesible. Si ya lo tiene, en esa jamenta, jamás llegaremos a nada, es decir que el día de
edición no lo tendrá. Hay que escucharlo con música de Car- mañana seremos todos gente muy modesta y subordinada.
minho de fondo en un día que llueva pensando, eso sí, que La enseñanza que nos imparten consiste básicamente en
todo es ficción).
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que ir de uno en uno, incluso buscando por librerías de se- dos mitos: Coppi y Bartali. Y sobre fútbol, un rara avis so-
gunda mano o robando en bibliotecas, mucho mejor: más bre “Mágico González: El genio que quería divertirse” (Ed.
mérito y más emoción. Altamarea) de Marco Marsullo. Sale Camarón y muchas no-
(A alguien de izquierdas: Ahí van tres, para compensar ches crápulas de la bohemia gaditana. Muy bien escrito)
sus convicciones: “El fin del ‘Homo sovieticus’” (Acantilado), (A un amigo gay: “Deja de decir mentiras” (La Caja
donde Svetlana Aleksiévich refleja qué pasa cuando se des- Books). Años 80. Francia. Un armario que no se abre. Un
morona un mundo utópico en el interior de las almas; “Ba- amor que no se olvida. Sus consecuencias a lo largo del
rro más dulce que la miel” (La Caja books), una mirada a la tiempo. Una apasionada historia contra la intolerancia y la
Albania comunista hecha con gran estilo por Margo Rejmer ocultación de los sentimientos escrita por Philippe Besson).
(autora también de Bucarest); y “Viaje a la aldea del crimen”
(Libros del Asteroide), que cuenta la matanza que en 1934 10. Escríbele un libro
causaron las fuerzas del gobierno de la Segunda República
con unos pobres desgraciados, magistralmente narrada por De poemas. De aforismos. De fragmentos. Una sucesión de
Ramón J. Sender. La cara b de aquella idealizada república). recuerdos compartidos. Una larga carta. Lo que sea. Puedes
(A alguien de derechas: Ahí van dos propuestas para estar varios años. El tiempo no es excusa. Ya lo terminarás.
equilibrar su mirada. “Sostiene Pereira” (Anagrama), de An- Desde 50 páginas a las que sean. Compra un cuaderno y
tonio Tabucchi, y la trilogía de “M.” (Alfaguara) el colosal empieza. Y si quieres rozar el cielo, encárgale a una impren-
proyecto que ha escrito Antonio Scurati sobre Mussolini. ta que lo maquete y que imprima dos ejemplares. Mi abue-
Uno muestra la claustrofobia cotidiana de una dictadura lo lo hizo y tenía más de noventa años. Ahora tiene 98.
cercana y desconocida. El otro enseña cómo se
36
Cuando Participantes del club de
lectura La Sal en el espacio
leer no es
de igualdad Elena Arnedo,
de Madrid. FOTO: OLMO CALVO
un viaje
solitario
Los clubes son lugares
de encuentro, emoción,
descubrimiento, aprendizaje
e, incluso, militancia.
Espacios para pensar
colectivamente a los que
acuden, sobre todo, mujeres
Laura Casielles
Periodista y poeta
@lauracasielles
L
as mujeres van llegando poco a poco: aunque es-
tán convocadas a las cinco, se ve que hay margen
antes de que empiece la reunión. Se quitan tran-
quilamente los abrigos, se dan abrazos: “¿Qué tal
está tu madre?”, “¿cómo va en el trabajo?”. Se van sen-
tando en las sillas moradas dispuestas en círculo en una
sala pequeña pero coqueta por cuyas ventanas se ven
muros con grafitis, un parque otoñal junto a las vías. Es-
tamos en el club de lectura La Sal, una iniciativa del Es-
pacio de Igualdad Elena Arnedo, situado en una esquina
resguardada entre los barrios madrileños de Pacífico y
Vallecas. Es jueves por la tarde y en esta sesión toca char-
lar sobre “Stone Butch Blues”, de Leslie Feinberg.
Sandra Candelas, directora del centro y coordinadora
del club, presenta la sesión con un powerpoint que habla
de la autora, de su contexto y lanza hilos sobre los que
pensar. Las asistentes —una veintena de mujeres de eda-
des, aspectos y procedencias de lo más variado— escu-
chan, asienten, entran al trapo. Algunas toman notas.
38
XXXXXXXXXX
La revista de elDiario.es 39
Luego, inician una ronda. Empiezan hablando de la cons- forma digital creada ad hoc, de la que participan más de
trucción de los personajes, de recursos de escritura, de 500 personas, y para el que se preparan además mate-
los giros de la trama; pero enseguida se deslizan hacia riales de acompañamiento a la lectura.
otras ideas: el papel en el relato de la norma heterosexual
y blanca, las identidades y roles de género, la violencia Lugares de encuentro y emoción
institucional.
Y es que, como club, La Sal —que toma su nombre de Sean en vivo u online, los clubes de lectura tienen para
la primera editorial feminista que existió en España— tie- muchas personas una función que va más allá de los pro-
ne la particularidad de ser temático. “Nuestro club de lec- pios libros: son lugares de encuentro. Volvamos a La Sal.
tura surgió en 2019, dentro de las actividades grupales La ronda de intervenciones en torno a “Stone Butch Blues”
del espacio de igualdad —explica Sandra Candelas—. Uno continúa. Pronto, además de los análisis literarios y de las
de los objetivos más fuertes que trabajamos es el empo- perspectivas teóricas, aparece otro componente: el emo-
deramiento de las mujeres a través de diferentes ámbitos cional. Se cuentan historias personales, se habla de los
o disciplinas. Entendemos que la literatura es una de las sentimientos que ha despertado la lectura, brotan lágri-
herramientas que podemos poner al servicio de esos pro- mas en algunos ojos.
cesos. Leemos obras escritas por mujeres que nos permi- “Para nosotras es un espacio de confianza, un espacio
ten trabajar contenidos”. donde compartimos un montón de cosas, donde nos re-
lacionamos desde unos mismos códigos”, explica Sandra
La cultura como bien de acceso público Candelas. Una de las participantes, Nieves, lo ve igual:
“Lo importante es que nos juntamos”. Ese juntarse, ade-
La tradición de reunirse para “hablar de literatura” viene más, no solo se da en el encuentro quincenal, sino que
de largo, desde las sociedades literarias decimonónicas, continúa también desde casa: “Tenemos un grupo de
o, incluso —remontando más la genealogía— desde la WhatsApp que es súper activo, en el que estamos muy
época clásica, con encuentros en los que quienes sabían pendientes también de lo que pasa en nuestra sociedad
leer lo hacían en voz alta para entretener a quienes no. y en nuestra ciudad”, explica Nieves.
Pero a diferencia de un Círculo de Bloomsbury o un salón Otra idea en la que coinciden muchas de las partici-
de Madame Staël, los clubes de lectura no son hoy espa- pantes es que una de las ventajas de ese club en concre-
cios a los que solo se pueda acceder desde el privilegio, to es que no exige un conocimiento previo sobre litera-
sino, por el contrario, grandes ejemplos de cómo la cultu- tura. Una de ellas, Mercedes, ha pasado antes por otros
ra puede ser un bien de acceso público, algo que no solo clubes, y de este le gusta precisamente que no sea muy
se consume o se recibe, sino que se construye en común. “academicista”, aunque sí que proporciona una oportuni-
El ejemplo más paradigmático quizá sean los clubes de dad de aprendizaje colectivo. “A lo mejor a mí un libro no
lectura vinculados a las bibliotecas públicas. Si seguimos me ha gustado y luego escucho a las demás y me quedo
el paseo por Madrid podremos encontrarnos con los que ojiplática, porque lo que tú no has visto, otra sí, y de pron-
ofrecen algunas de las 33 que hay en la ciudad, en turnos to te das cuenta de esa enjundia”, explica.
de mañana y de tarde, dirigidos a público general o espe-
cífico, como el infantil o los de la llamada “lectura fácil” Lecturas poco convencionales
—orientados hacia personas con neurodiversidad o a ma-
yores con problemas de memoria—. Montserrat Cillero, Aunque si en La Sal el sentir es ese, hay quien busca clu-
del Departamento de Bibliotecas Públicas del ayunta- bes de lectura celebrando exactamente lo contrario. Olga
miento de esta ciudad, explica que su área propone una Muñoz Carrasco coordina por tercer año un club de lec-
oferta general de posibilidades que cada biblioteca adap- tura de poesía en la Fundación José Hierro, en Getafe. Se
ta a sus necesidades. trata de un espacio especializado, en el que, según expli-
En cuanto a los libros que se leen, salen de un fondo ca, se trabaja a poetas “de muy distinto perfil y origen,
específico destinado a estas actividades: “Lo que se hace con la idea de ponernos a prueba y exponernos a expe-
es ofrecer trimestralmente un catálogo de títulos, y en la riencias de lectura poco convencionales”. Según Olga , los
primera sesión los participantes, junto con el coordinador, participantes suelen tener ya bastante experiencia como
deciden qué lecturas van a hacer en los próximos meses”. lectores y lectoras de poesía, y lo que les aporta esta pro-
Además de los presenciales, Montserrat destaca el club puesta es “un abanico de creadores y creadoras que no
de lectura virtual que también depende de su departa- siempre se sitúan en primer plano en el panorama de la
mento. Nacido durante la pandemia bajo el nombre de poesía. Lo que busco es amplificar la experiencia de lec-
“Los Gatos”, cuenta con tres salas distintas en una plata- tura, que la extrañeza se vuelva irresistible”.
40
El club de lectura La Sal
toma su nombre de la
primera editorial feminista
que hubo en España.
FOTO: OLMO CALVO
El club se reúne online una vez al mes, y su éxito ha Entre la sostenibilidad y la militancia
sido tan grande que desde la segunda edición se ha abier-
to un segundo grupo, lo que da ocasión de “comprobar Fomentar el encuentro y otra forma de relación con la
cuán diferentes pueden llegar a ser la sesión del miérco- lectura es también lo que buscan algunas librerías cuan-
les y la del jueves, tratándose del mismo libro. La conver- do organizan o albergan clubes. Es el caso de Mary Read,
sación se despliega y desliza de manera diferente cada especializada en literatura LGTBIQ+ y transfeminista, y
vez, impremeditada, respondiendo a los intereses e in- situada unas cuantas paradas de metro más allá, en el
tervenciones de quienes asisten”. barrio de Lavapiés. “Para muchas personas queer este
Para Olga, que es también profesora universitaria, la tipo de encuentros y espacios son los únicos en los que
lectura en común es un modo de recuperar el “contacto realmente pueden compartir determinadas cuestiones y
muy libre, lúdico y abierto” con lo literario. Y de crear co- ser 100% ellas mismas sin ningún tipo de máscara”, ex-
munidad: “Es un tópico decirlo, pero la poesía suele cons- plica Óscar Romero, librero y fundador del espacio junto
tituir una experiencia de soledad extrema. Aquí nos expo- con su socia Ana Murillo.
nemos juntas, juntos, nos regalamos, nos entregamos. Por En Mary Read hay ahora mismo activos tres clubes de
otro lado, el club me obliga a convivir durante unas sema- lectura, hitos de continuidad en una programación muy
nas con cierta poesía que se mezcla con mi día a día, con mi activa de charlas, presentaciones y encuentros. Según ex-
escritura, con la preparación de mis clases o con mis lectu- plica el librero, estas actividades son fundamentales por su
ras habituales. Las poetas y los poetas del club se entro- espíritu, pero también en términos de sostenibilidad: “Para
meten durante un mes en mis actividades cotidianas, como una librería como la nuestra que no está en una calle comer-
buenos amigos que caminan conmigo de un lado a otro”. cial de un barrio gentrificado o en una gran avenida, la di-
La revista de elDiario.es 41
ferencia entre tener una actividad gracias a la cual nos visi- quien muy a menudo invitan a este tipo de conversacio-
tan entre 15 y 20 personas y no tenerla puede ser que nes, que le resultan, según cuenta, más interesantes que
literalmente te compense abrir esa tarde o no”. las presentaciones de libros más clásicas: “En estas, tengo
El componente material es importante también para que tener en cuenta que parte del público no habrá leído
quienes coordinan esos clubes, que en muchas ocasiones la obra de la que estoy hablando y no puedo tratarla con
son personas que escriben o que se dedican a otros oficios la misma profundidad”, explica, “mientras que en un club
relacionados con la literatura. Lara Carrasco, que coordina de lectura, lo habitual es que todas las participantes —en
uno de los clubes de lectura de Mary Read —“Queer sin su gran mayoría mujeres, por cierto— hayan leído el libro
fronteras”, que en cada sesión aborda un libro de un país y eso permite comentar todo tipo de detalles”.
distinto— es escritore, traductore, editore… Su experiencia
con los clubes de lectura comenzó hace más de una déca- Personajes o seres vivos...
da, cuando vivía en Inglaterra.
“Para mí los clubs tienen una gran potencialidad como De estos encuentros también le gusta la posibilidad de
herramienta política: un análisis a fondo de los textos nos compartirlos con una gran variedad de personas: “Te sa-
ayuda al grupo a darnos cuenta de cuánta propaganda ra- les un poco del ambiente ‘intelectual’ en el que te mueves
cista, sexista, capacitista, etc. nos tragamos por estar en- como escritor, conversas con personas que quizá han lle-
vuelta en capas de ficción y bajo la excusa de que es arte gado muy tarde a la lectura pero la practican con entu-
o ‘entretenimiento’”, explica. Por eso, considera este tra- siasmo”. En ese sentido, recuerda por ejemplo uno de los
bajo “una parte más de su militancia”, que hace a menudo primeros clubes que visitó, hace ya muchos años, en Mie-
res (Asturias): “Todas las participantes eran muje-
“Los clubes funcionan también res, esposas en su gran mayoría de exmineros, que
no habían tenido acceso a lo que podríamos deno-
como herramienta política, minar ‘cultura formal’; ninguna había ido a la uni-
versidad y probablemente tampoco habían acaba-
porque nos ayudan a ver cuánta do el bachillerato. Una de ellas comentó, con
capacitista hay bajo la ficción” contrar a uno así’. Porque leían con una pasión in-
creíble y me hablaban de mis personajes como si
fuesen seres vivos”.
de manera voluntaria. Pero sabe que “para muchas com- Algo similar está pasando a medida que se acerca el
pañeras es una parte necesaria de una profesión precari- cierre de la sesión en La Sal. Los personajes de “Stone
zada hasta el punto de que ninguna podemos vivir simple- Butch Blues” parecen ya unas vecinas más del barrio: las
mente de escribir nuestros propios textos”, y por eso lectoras comentan apenadas la mala relación de la pro-
insiste en que “no debemos caer en naturalizar el asumir tagonista con su familia, o intentan desentrañar cómo se
que les que nos dedicamos a algo que en teoría nos apa- siente alguna de sus amigas en la historia de las páginas.
siona como la literatura tenemos que hacerlo gratis ‘por Las conversaciones siguen un poco después de la hora
amor al arte’. Mi caso puede ser distinto que el de muches, prevista de cierre, mientras se recogen las sillas y se for-
que necesitan y se merecen cobrar por lo que obviamente man corrillos en torno a un bizcocho de chocolate que al-
son unas cuantas horas de trabajo al mes”. guna ha traído como merienda.
Con un trocito en la mano, una de las participantes,
Conocer al autor, conocer a las lectoras Moli, se acerca para contarme una historia antes de que
me vaya. Me explica que, hace años, ella también condu-
La relación de los y las escritoras con los clubes de lectura jo un club de lectura en un pueblo de Madrid. Las parti-
se da sobre todo en la dirección contraria, con su presen- cipantes eran mujeres muy mayores, de alfabetización
cia. En La Sal, por ejemplo, hablan con especial orgullo de reciente, que apenas sabían leer, pero que se fueron afi-
todas las que les han visitado: hace solo unas semanas es- cionando a través de novelas como las de Almudena Gran-
tuvo allí Alana Portero, y antes otras como Marta Sanz, des. “Algunos compañeros me decían que aquello no era
Layla Martínez, Victoria Mas o Silvia Federici. un club — recuerda—; supongo que porque no éramos
Quienes tuvieron ocasión de escucharlas lo recuerdan unas intelectuales. Pero ahora me encuentro a aquellas
con emoción, pero quizá ellas también. Es lo que le ocurre mujeres y me dicen: ‘Por tu culpa, ahora no puedo irme a
al novelista (y poeta, y autor de relatos) José Ovejero, a la cama sin leer un rato antes’. ¿Podrá haber algo mejor?”.
42
Mi día a día con
Virginia Woolf
¿Y si abriésemos cada día los diarios de la célebre
escritora para leer la fecha que coincide con nuestra
vida? Una periodista ha hecho ese experimento
y el resultado es un fecundo diálogo con su
contemporánea de hace 100 años
Ana Bulnes
Periodista
@mrs_jones
M
ientras escribo esto, Virginia Woolf está pasean-
do feliz por Londres tras haber visitado la que
cree que va a ser su próxima casa, en el número
35 de Woburn Square. Pasito a pasito, contenta
porque este noviembre está siendo muy claro y porque todo
a su alrededor le parece bonito y lleno de vida, va decidiendo
cómo organizar ese nuevo hogar. Debería estar leyendo a Só-
focles, piensa al volver a casa, pero fantasear con ese edificio
en el que ya se ve viviendo es inevitable. Tiene dos libros fu-
turos entre manos, una novela a la que aún llama “Las horas”
(escribió la página cien hace unos días) y una colección de en-
sayos sobre literatura, para la que está haciendo esas lecturas
en griego. La imprenta le da mucho trabajo. Quiere —y ahora
lo ve más cercano— mudarse al centro de Londres para que el
aburrimiento no la deprima.
Cualquier persona algo avezada que esté leyendo este tex-
to habrá levantado una ceja. Virginia Woolf no está haciendo
nada de eso ahora mismo, Virginia Woolf murió en 1941. Sin
embargo, todo lo relatado en el párrafo anterior es cierto. El
único detalle que quizá sea necesario mencionar es que, en
realidad, no está ocurriendo ahora, sino hace cien años.
Empecé a pensar en Virginia Woolf en presente en el vera-
no de 2021, cuando, tras leer la biografía que escribió Hermio-
ne Lee, decidí comprarme el segundo tomo de sus diarios, el
que va de 1920 a 1924, y leer cada anotación en el día en el que
la escribió, aunque cien años más tarde. Como quien al leer algo
sobre su signo zodiacal pasa por alto todo lo que no coincide
44
JAVIER JUBERA
La revista de elDiario.es 45
y asegura estar ante una descripción exacta de su forma de Leyendo los diarios de un tirón, las fechas son una informa-
ser, al leer en esa biografía apuntes en su diario o cartas de ción útil, pero insuficiente. Al ir al día, siento el paso del tiempo
1920 y 1921, no hacía más que encontrar paralelismos con la si- y entiendo algo más los vaivenes de su duelo. En septiembre,
tuación actual del mundo y con mi vida personal. Por ejemplo, de pronto recuerda que Mansfield solía escribir todo el día (Vir-
en octubre de 1920, reflexionaba sobre lo trágica que era la ginia, tendente a la procrastinación, se compara). No solo veo
vida para su generación. Virginia Woolf —este es otro dato al leer la fecha que han pasado nueve meses, sino que para mí
importante para mi experimento— nació en el 82, así que era ha pasado también ese tiempo.
millennial. Los millenials de hace cien años también estaban Esta estrategia de lectura también hace que note más sus
todos deprimidos, me encontré pensando. ausencias entre un apunte y otro. Cuando Virginia empieza
una anotación diciendo que lleva muchísimo sin escribir en
El visillo de la literatura su diario, le tengo que dar la razón porque hace semanas que
no sé nada de ella. En esos días en los que no he recibido no-
El principio fueron esos paralelismos casi inventados. La Vir- ticias, a veces me descubro preguntándome qué estará ha-
ginia millennial, además, tiene solo un par de años más que yo, ciendo ahora. Esta pasada primavera su silencio, que ya sabía
por lo que la siento cercana en edad. También en profesión: que era porque estaba de viaje por España, se me hizo tan
todavía escribe para distintos medios y suele comentar lo que insoportable que decidí comprar también un volumen con su
le paga cada uno (cometí el error de calcular el cambio; estaba correspondencia. Tuve premio: no se llevó el diario de viaje,
todo mejor pagado hace cien años). La segunda razón que me pero sí escribió varias cartas.
atrapó fue esa ilusión tonta que siento al abrir cuando toca el Aunque mi única idea cuando empecé el experimento era
tomo de sus diarios y decir: “Pues hoy hace cien
años, Virginia descubrió su voz como escritora”,
(esto ocurrió el verano pasado). Virginia nació en el 82, así que era
Basta con echar un vistazo por librerías o biblio-
tecas para comprobar que existe cierta fascinación
millennial. En sus diarios habla
por los diarios y cartas de escritores. El argumen- sobre lo trágico de su generación.
to serio dice que proporcionan claves para enten-
der una obra en su conjunto, pero suelo pensar que Los millennials de hace cien años
es otra razón la que nos atrae a este tipo de volú-
menes: el simple placer del cotilleo, mover con dis- también estaban deprimidos
creción el visillo de la literatura y sacar las palomi-
tas cada vez que Virginia tiene drama con Nelly Boxall, su leer los diarios con calma, el campo de acción se fue ampliando
sirvienta, o cuando cuenta la visita de alguien célebre con de- de forma natural. Tras haber asistido en directo al proceso de
talles a menudo maliciosos. Hay un punto de travesura en es- escritura de “El cuarto de Jacob”, ¿cómo no leerlo cuando por
piar esa intimidad, asomarse a algo que se supone que fue fin se publicó el otoño pasado? En los meses sin libros, voy re-
pensado para una lectura privada (en muchos casos, empe- llenando las lagunas del pasado leyendo lo que escribió antes
zando por la propia Virginia Woolf, esto no es del todo cierto, de que nuestra relación fuese tan estrecha.
pero tampoco es el momento de profundizar en el tema). Porque de este seguimiento surgió rapidísimamente una
Pese a todos esos atractivos, leer diarios y cartas puede re- bonita —aunque algo desequilibrada— amistad: Virginia Woolf
sultar también algo frustrante. Yo tendía a abordarlos como si es mi amiga, con todas sus luces y sus muchas sombras (¡ese
fueran una novela, lo que provocaba que la información se me clasismo!). Sin embargo, aunque siento que la conozco en
mezclase en la cabeza o, en el caso de ediciones completas, que profundidad, jamás diría que soy una experta. La conozco
leyese de forma superficial. Pero cuando se trataba de selec- ahora, a sus 41 años, mientras escribe lo que será La señora
ciones de «lo mejor», tenía la sensación de estarme perdiendo Dalloway, intenta organizar con sus amigos (sus otros ami-
muchos detalles jugosos. Al seguirlos al día, saboreo cada fra- gos) un fondo para que T.S. Eliot pueda dedicarse solo a la
se y la paja se convierte en algo valiosísimo: hay días en los que literatura y fantasea con vivir en el centro de Londres. De lo
es lo único que tengo. También gano uno de los elementos más que hizo antes de 1921 tengo solo las pinceladas; de lo que
importantes: el paso del tiempo. hará a partir de ahora, intento hacer como si no supiera nada.
A principios de año (de 1923, ya me entendéis), murió Kathe- Intento olvidar lo que ya he leído. Intento no saber que la casa
rine Mansfield. Hay mucho escrito sobre la relación entre Vir- a la que se mudará no será la que descubrió hoy, sino otra, en
ginia y Katherine, si eran amigas o rivales, y es en los diarios el número 52 de Tavistock Square, o que esa casa será bom-
y en las cartas de esta época donde se atisba cómo le afectó bardeada en 1940. Nada de esto ha pasado aún y es imposi-
esta muerte a la autora de “Fin de viaje”. ble anticipar qué nos deparará el futuro. A Virginia y a mí.
46
L
a novela que tienen en la mesa de noche, a menos que
se trate de una adaptación para lectores jóvenes o al-
gún otro tipo de edición especial, tiene un formato, un
tipo de letra y una distribución de la página práctica-
mente igual que los libros que compuso, imprimió y publicó el
humanista veneciano Aldo Manuzio a finales del siglo XV. Es
un objeto que, pasados más de quinientos años, ha cambiado
por fuera, pero que por dentro, en sus páginas, sigue igual.
El tipo de libro del que hablamos, solo con texto y sin imá-
genes, que a falta de un término mejor vamos a llamar “libro
de lectura”, tiene como elemento esencial lo que se conoce
como “cuerpo de texto”, es decir, la parte masiva de texto. Esta
parte de la página, la caja de texto, corre a lo largo del libro de
lectura en forma de columna y deja a su alrededor unos már-
genes blancos que heredó del libro manuscrito anterior a la
imprenta. Estos márgenes, que con el tiempo han ido volvién-
dose más estrechos, eran el espacio reservado para las ano-
taciones de los lectores. Este hábito de glosar a mano al lado
del cuerpo de texto se fue volviendo cada vez menos habitual
y más privado, a la vez que la lectura también pasó a ser cada
vez más, con la boca cerrada. Hoy, como mucho, subrayamos
las palabras impresas y siempre para nosotros mismos.
El cuerpo de texto fue pensado para ser leído de forma con-
tinua y marcando las pausas o cambios de tema que querían
GUILLERMO LARA
La vieja y
Existen otras maneras de componer el texto en los distin-
tos artefactos de lectura que usamos hoy. Aparte de esta dis-
posición en forma de flujo continuo, ponemos también textos
confortable
en listas como sería el caso de los diccionarios, en mosaico,
como en periódicos o revistas, en paralelo en el mismo sopor-
letra romana
te (si hay varias lenguas de igual importancia) o en forma de
hipertexto que remite a tablas, gráficos, etc., como hacemos
en la obra académica.
Pero el cuerpo de texto que toma su forma en el siglo XV
es el más importante. No solo permanece hoy igual que en-
Pese al gusto de los diseñadores
tonces, sino que además es la base del diseño de periódicos,
por crear nuevas tipografías, la revistas, páginas web, etc. Las columnas de texto de un perió-
familiaridad nos lleva a preferir dico en su forma no son más que varias columnas de libro de
aquellas que fueron inventadas en las lectura dispuestas en paralelo. Y la parte donde se desarrolla
el texto de una noticia en un medio web o en un blog es tam-
ciudades italianas del Renacimiento
bién en su forma una columna de libro.
Para diseñar la página de un libro de lectura, necesitamos
tomar las siguientes decisiones: qué tipografía escogeremos,
a qué tamaño la pondremos, la separación entre líneas, cómo
las alinearemos, si separamos las sílabas y cómo marcaremos
los párrafos. Además de esto, debemos dar a la columna un
Enric Jardí ancho determinado y decidir dónde empieza y termina, o lo
que es lo mismo, decidir qué márgenes le damos a la página.
Diseñador gráfico y profesor especialista en tipografía
@enricjardi Todas estas decisiones se toman aplicando el sentido co-
mún y copiando lo que ya funciona. Los márgenes, como he-
mos visto, son menores que antaño y de aspecto regular. El
48
tamaño de la letra puede variar, pero se mueve (habitualmen- Generalizando mucho, podemos decir que hay dos tipos de
te) dentro de un rango razonable. Lo mismo con la distancia lectura. Una es más rápida, a veces involuntaria, imprevisible
entre líneas, etc. Los párrafos no se marcan dejando una línea y a más distancia, como sería un cartel, una pantalla de televi-
en blanco entre ellos, sino entrando por la izquierda la primera sor, un envase en una tienda o una señalización de carretera.
línea de cada uno y dejando que la última termine, dejando un Se produce a veces en movimiento y con tipos de iluminación
espacio blanco a su derecha. Esto es algo que ya diferenciaba muy distintos. Para estos casos se recomiendan de geometría
el libro italiano del libro de Gutenberg, más parecido al manus- simple, sin remates ni diferencias de grosor.
crito litúrgico y compuesto en bloques densos y simétricos. El otro tipo de lectura que nos ocupa aquí se produce con
En el libro de lectura, todavía hoy, la ordenación de las líneas la página de papel a unos 30 centímetros y el ordenador de
de texto se hace casi siempre a ambos lados de la columna, lo sobremesa a unos 40. Generalmente son textos más largos,
que se conoce como “justificar”. En este punto, a diferencia de en reposo y en condiciones de iluminación fijas. Este es un tipo
las otras decisiones donde se aplica el sentido común, aquí se de lectura más predictiva: leemos aquello que esperamos leer.
impone la costumbre. Justificar las columnas de texto no es Para esta lectura, se emplean casi siempre tipografías
mejor, sino peor, ya que para conseguir este tipo de alineación romanas. No se trata del tipo de letra que empleaban los
hay que alterar el espacio normal entre palabras y entre letras. antiguos romanos —que por otro lado no tenían tipografía
Y además, para conseguir un espaciado más homogéneo, par- sino solamente escritura y sistemas de rotulación— sino que
timos las últimas palabras de la línea en sílabas. Nada justifica nos referimos al estilo de letra que se crea justamente en
la justificación, solo la estética y la costumbre. las ciudades italianas del Renacimiento, en el mismo mo-
Pero allí donde más nos cuesta tomar una decisión, donde mento histórico que se crea el libro de lectura impreso tal
más se debate sobre diseño editorial, donde más literatura se como lo concebimos hoy. Es una letra con diferencia de gro-
genera, es en la elección de la tipografía. Hoy, como nunca
en la historia, disponemos de una cantidad abrumadora de
nuevas tipografías que están al alcance de cualquiera. Se-
guramente por eso nos preocupa tanto qué letra debemos
La letra gótica nos resulta
escoger. difícil de leer, pero para los
contemporáneos de Gutenberg
El tipo de letra es importante, pero no tanto como
creemos (o nos gustaría creer a los diseñadores). Podría
parecer que los estudios científicos sobre legibilidad tie-
nen la elección de la tipografía como algo esencial para
era la más legible y en Alemania
conseguir un mensaje claro, pero en realidad no es así. En
realidad, tienen más influencia en una buena lectura el
se usó hasta entrado el siglo XX
tamaño, el contraste, la resolución o la buena iluminación
que no el tipo de letra. Cuando se aborda qué letras se deben sores en el trazo, lo que los tipógrafos llaman “contraste”, y
emplear, se aconseja aquellas que los autores acostumbran con remates, los “serifs”.
a tener instaladas en su ordenador (Arial, Times New Roman, En los libros se emplean tipos romanos por tradición, pero
etc.) o nombres de clásicos que a los autores les suenan (Ga- también por una razón mucho más poderosa: la familiaridad.
ramond, Caslon, Helvetica…). Sorprendentemente, apenas Cualquier tipografía, siempre que no tenga formas totalmen-
hay estudios rigurosos sobre la idoneidad de las formas de te inesperadas, se deja leer más o menos bien. Pero leeremos
las letras con independencia de los demás factores. Aun así, mejor aquello a lo que nos hemos acostumbrado a leer. A no-
por su cuenta, los diseñadores de tipografías, que cada vez sotros, la letra gótica nos resulta difícil de leer hoy, pero para
son más y mejores, siguen lanzando nuevos alfabetos. Mu- los contemporáneos de Gutenberg era la mejor letra posible.
chas veces los presentan explicando que ciertas formas que Cuando se inventó la letra romana, se configuró un modelo de
incluyen sus tipos “mejoran la lectura” o hasta “se adaptan página y letra que rápidamente fue el más usado en Europa y
bien a las personas con dificultades de visión o comprensión”. la América colonial, excepto en las zonas de influencia germá-
Pero nunca aportan ningún estudio que lo demuestre. Tam- nica, donde se siguió utilizando principalmente la letra gótica.
poco parece que estén dispuestos a modificar o retirar un Los lectores de Goethe y Schiller estuvieron leyendo y escri-
nuevo diseño si éste no da el resultado esperado en unas hi- biendo en gótica hasta bien entrado el siglo XX.
potéticas pruebas. Es muy común revestir el diseño de tipo- Las letras no se leen, las leemos. Es por eso por lo que,
grafía de “ciencia”. Pero es solo un disfraz, una excusa para por mucho que se diga y crea, la letra romana no es intrín-
poner en circulación algo que se ha diseñado por gusto. El secamente más legible, es solo que estamos más acostum-
diseño a veces también es esto. brados a ella. Y por eso la recomendamos. Aunque nos pa-
Así pues, ¿qué letra deberíamos emplear para un libro? rezca poco moderna, es la que nos resultará más cómoda
Veamos primero cómo leemos. para una lectura larga. Ahora y hace quinientos años.
La revista de elDiario.es 49
Errores,
erratas y
gazapos,
animales
sin
peligro de
extinción
¿Hay más erratas que antes?
¿La cultura de la inmediatez
ha afectado a nuestra forma
escribir? ¿Faltan correctores?
Lo que nunca nos falta son
meteduras de pata...
R
MI
GO
DIE
Lucía Taboada
Periodista y colaboradora de elDiario.es
@TaboadaLucia
H
e revisado este texto seis veces antes de en- de “tradujo”) sería un error. Aunque, eso sí, estamos ha-
viarlo y seguro que permanece alguna errata blando de distinciones teóricas, porque no siempre es
agazapada, esperando a descubrirse una vez posible diferenciar los errores de las erratas. Si en un tex-
pulsado el botón de enviar. Porque las erratas to académico encontramos “rebeló” donde debería poner
se esconden para, una vez reveladas, mirarte sin pudor, “reveló”, “¿cómo sabríamos si se trata de un error cogni-
burlonas, regodeándose. Una errata no es lo mismo que tivo o de una errata por adyacencia de teclas v/b?”, se
un fallo ortográfico o un gazapo. Así que empecemos por preguntan los autores. Sea como fuere, las erratas pare-
lo básico: presentarlas. cen tener menos importancia que los errores ortográfi-
Santiago Rodríguez-Rubio y Nuria Fernández, autores cos, aunque los estragos que provoca una letra perdida
de “Detección y tratamiento de errores y erratas. Un diag- puedan ser inabarcables.
nóstico para el siglo XXI” (Editorial Dykinson) escriben Todas las editoriales conservan alguna errata que pide
que “en un sentido amplio, el error puede considerarse mármol o que podría entrar a un museo. “Frankenstein”
un hiperónimo de la errata (toda errata es un error, pero y “Drácula” son tan hermanos de sangre que en la colec-
no a la inversa). En sentido restringido, los errores tex- ción de clásicos Mondadori publicaron ambos libros con
tuales obedecen a problemas de competencia mientras sus autores intercambiados en las portadas como cromos.
que las erratas se deben a fallos de ejecución”. Los libros tuvieron que ser devueltos a imprenta de in-
Según este planteamiento, “addemás” (en vez de “ade- mediato y con verdadero terror. Desde Penguin Random
más”) sería una errata, mientras que “tradució” (en vez House me apuntan dos de las erratas más memorables
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de sus publicaciones. En un libro se incluyó “manco mun- Pero el rey de todos los libros plagados de errores tipo-
dial” en lugar de “banco mundial”. Y un libro de medicina gráficos fue la novela “Freedom” de Jonathan Franzen.
decía “penicilina intravenenosa” en lugar de “penicilina HarperCollins terminó eliminando toda la primera tirada
intravenosa”. de 80.000 copias después de saberse que una primera
En la editorial Anagrama, muchos recuerdan una erra- versión del libro fue enviada a la imprenta por error. Como
ta en “Tombuctú”, de Paul Auster, que publicaron en 1999. resultado, el libro se publicó plagado de cientos de errores
Para la cubierta se usó el cuadro de Goya “Perro semi- gramaticales, ortográficos e incluso de caracterización. En
hundido”, que alguien rebautizó, sicalípticamente, como menor escala, algunas erratas, sin embargo, pueden ter-
“Perro semidesnudo”. Por qué no. O en Libros del Aste- minar resultando lucrativas para los autores. Para mues-
roide nadie olvida que su segundo libro publicado llevó tra, un mago. Una prueba sin corregir de Harry Potter y la
una errata en la cubierta. Y eso que lo revisaron con mimo, piedra filosofal con el nombre de la autora mal escrito como
una y otra vez. En “A la caza del amor”, la novela de ma- “JA Rowling” terminó superando los 10.000 dólares en una
yor éxito de Nancy Mitford, se coló un “acacabo de ter- subasta en Reino Unido.
minar el libro” que produjo “aspapavientos” en todos los ¿Hay más etarras, digo erratas, ahora que antes? ¿La
correctores de la editorial. También en Libros del Aste- cultura de la inmediatez está afectando también a nues-
roide, y tras una modificación en la web para poder des- tra forma de hablar pero sobre todo de escribir? ¿Hay más
cargarse el catálogo anual, estuvo escrito du-
rante días un bellísimo ‘descagar’. Fue un
lector quien les avisó por correo del error es-
Manco mundial por banco
catológico y astringente. mundial, intravenenosa por
intravenosa, descagar por
Las erratas sientan mal a cualquier escritor,
autor o periodista, pero los hay más escrupu-
losos que otros. De Juan Ramón Jiménez, por
ejemplo, se dice que una vez mandó detener descargar... “Algún día me moriré
toda una imprenta para corregir una coma. “Un
día me moriré de una errata”, escribió. Juan
de una errata”, escribió Juan
Ramón Jiménez corregía y se autocorregía de Ramón Jiménéz
manera casi obsesiva. “¿Por qué me corrijo tan-
to? Porque no me gusto. Cojo un escrito mío, no me gusta erratas en los medios digitales que en los impresos? ¿Fal-
(casi nunca) y quiero que me guste y ponerlo a mi gusto”, tan correctores? Santiago Rodríguez-Rubio y Nuria Fer-
le escribió en una ocasión a Ramón Gómez de la Serna. Él nández convienen que sí. “La cultura de la urgencia que
nunca daba sus libros por completados. Completados, que vive el siglo XXI, regida por tendencias mercantilistas y
no acabados o terminados, palabras de las que renegaba. distorsiones propiciadas por la tecnología, pone de ma-
Pérez Reverte, siempre pulcro, hizo público en su blog nifiesto más que nunca la necesidad de un debate acadé-
un error que se le coló en “El tango de la Guardia Vieja” al mico sobre los errores textuales”, suscriben en su libro.
mencionar una novela de Somersert Maugham. “Al abor- “Las obras escritas se consideran cada vez más imperma-
dar ese párrafo tenía en la cabeza hacer que uno de los nentes, lo que a veces conlleva una cierta desatención al
personajes de 1928 estuviera leyendo una novela de ese cuidado de las erratas. Este hecho es todavía más visible
autor, escrita por tales fechas –”El velo pintado”, por ejem- en el mundo de la edición digital y la traducción, donde
plo, fue escrita en 1925–. Sin embargo, por los extraños se aprecian distintos grados de tolerancia a la incorrec-
azares que depara cada momento específico de la escritu- ción formal”, añaden.
ra, en aquel momento no mencioné esa novela, leída hace Nos inundan las erratas porque vamos a toda prisa por
mucho tiempo, sino “El filo de la navaja”, que leí por la mis- la vida y por los textos y, en paralelo, también nos inun-
ma época que la otra, a mediados de los sesenta, pero que dan las excusas. La del corrector automático es la más
no fue escrita por Somerset Maugham hasta 1944”, cuen- atractiva, aunque culpar al autocorrector de una errata
ta. Así que “El filo de la navaja”, publicada en 1944, estuvo sea como culpar al becario. Pero si hubo una época dora-
en manos de un lector de 1928. “No es grave, por supues- da de escritura impecable –algo que ocasionalmente afir-
to. Apenas una pequeña anécdota. La mayor parte de los man los lectores nostálgicos– esta existe únicamente en
lectores ni siquiera lo advertirá. Pero constituye una bue- su imaginación. Porque los fallos tipográficos son y siem-
na lección de humildad profesional y de vida en general: pre han sido inevitables. Y ya que lo son, una ya solo es-
recordatorio de que, por mucho que te afanes, la escritura pera que no sean vergonzosamente notorios.
de una novela, como la vida misma, está sembrada de mi- Hasta aquí esta disertación. Gracias por leer.
nas esperando que las pises. Y que siempre, por mucho Salidos cordiales.
cuidado que pongas, acabarás pisando alguna”, añade. Atontamente, Lucía Taboada.
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100 libros
para no “El barón rampante”
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100 LIBROS PARA NO PERDERSE
ta: las hijas se lo regalan a sus madres historia de los icónicos Arturo Belano
y las madres preguntan “¿Qué quieres y Ulises Lima; un desierto letraherido
decirme con esto, hija?”. del que no querremos salir.
hacen tan interesante la obra de Editorial: Acantilado un conocimiento científico riguroso y Editorial: Crítica
Zweig: la atención al mundo que le un lenguaje accesible. Pese a las abun-
rodea o la atmósfera de anhelo, sen- dantes críticas, este libro ayudó a crear
sibilidad y nostalgia. conciencia y tuvo un gran impacto.
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“El día del Watusi” “Las Meninas”
pensar acerca del horror en sus múl- Editorial: Automática cias estaban a pie de calle, es en sí mis- Editorial: Es Pop
Editorial
tiples formas (el fascismo, las guerras, ma una historia interesante y esquiva
la experimentación con seres humanos y el retrato psicológico del autor que
o la marginación de los otros). compone Skal, fascinante.
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es singular dentro de la obra de Ne- Editorial: Alianza do Europa más lo necesitaba. En este Editorial: Astiberri
ruda, se publicó primero de manera caso el ejercicio de memoria histórica
anónima y nos lleva directos al cora- se hace a través de excelentes dibujos
zón del poeta. que narran y emocionan.
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100 LIBROS PARA NO PERDERSE
llante acercamiento al Berlín comu- Editorial: Libros del K.O. ga, entrevista y analiza el terreno Editorial: Anagrama
nista contado desde la contracultura para acercarse de manera impecable
y la música (con las apariciones este- a los hechos, con una gran hondura
lares de David Bowie y Nick Cave). psicológica y filosófica.
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“El verano en que mi madre “Persépolis”
tuvo los ojos verdes”
temas como el amor, la memoria o la Editorial: Libros del todo aquello que se construye a partir Editorial: Edhasa
Asteroide
pérdida para conformar un puzle com- de historias heredadas, relatos remo-
puesto por saltos temporales, perso- tos, voces diversas y un viaje por todo
najes, narradores y lugares distintos. aquello que hacemos con las palabras.
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100 LIBROS PARA NO PERDERSE
Woolf nos presenta una novela sobre Editorial: Lumen mientos de un sistema que construye Editorial: Traficantes de
Sueños
el paso del tiempo, la guerra, y la lucha sus raíces en opresiones de todo tipo:
de las mujeres por ser reconocidas legales, económicas, políticas, de gé-
como sujetivos creativos y autónomos. nero, de clase, etc.
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“Twist” “Del color de la leche”
luciones, pero que en última instan- Editorial: Libros del acompañando en el intento de enten- Editorial: Anagrama
Asteroide
cia conforma un espacio de seguridad der cómo a veces sucede lo que pare-
colectivo frente a un mundo a me- ce impensable.
nudo inhóspito.
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100 LIBROS PARA NO PERDERSE
nos hace una invitación a pensar so- Editorial: Siruela es enviada a los campos de concen- Editorial: Sajalín editores
bre el presente, pasado y futuro de tración. Los peces y su habilidad con
los libros a través de nuestra relación la caña serán lo que mantenga con
íntima con ellos. vida a Pavel y a su madre.
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“Cuando las mujeres “2666”
fueron pájaros”
rrible asesinato para conseguir dine- Editorial: Penguin Clásicos tristeza. Sue Kaufman ya sabía a me- Editorial: Libros del
asteroide
ro. Ciego de remordimientos, el joven diados del siglo pasado que las muje-
se adentra en un delirio del que di- res merecen mucho más que una vida
fícilmente podrá salir. entre cazuelas.
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100 LIBROS PARA NO PERDERSE
de personas, animales y montañas Editorial: Anagrama madre y su hermano, el preferido de Editorial: Tusquets
que construye una historia imagina- la familia. Una novela para replan-
tiva difícil de describir y de la cual el tearse la relación entre seducción y
lector nunca sale indemne. moral, entre familia y poder.
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“La vida instrucciones “Una soledad demasiado
de uso” ruidosa”
el ambiente. Sin apenas puntos segui- Editorial: Literatura Ran- proponía incluir en el diccionario Editorial: Editorial Páramo
dom House
dos, con frases enrevesadas y a la vez nombres de aves. Los ornitólogos y
pulcras, esta novela es toda una ex- los ecologistas le estarán eternamen-
periencia lectora. te agradecidos.
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100 LIBROS PARA NO PERDERSE
U na desconocida antología de
treinta y cinco cuentos de una de
nuestras plumas más lúcidas. Emilia
C on una prosa poética y cuidada,
Lemebel revolucionó hace unos
años el panorama literario al apare-
Pardo Bazán denuncia en estos rela- cer en el horizonte de miles de lecto-
tos la violencia que los hombres ejer- res que no le conocían. Esta obra es
cen sobre las mujeres. Parejas, hijas, una crónica punzante de los años de
matrimonios en los que imperan di- dictadura de Pinochet, contada a tra-
ferentes tipos de violencia machista: vés de la Loca del Frente, un homo-
sexual, psicológica, simbólica, social… Autora: El encaje roto sexual que se enamora de un joven Autor: Pedro Lemebel
Los cuentos recogen temas y deba- Editorial: Contraseña miliciano. La violencia que atraviesa Editorial: Las afueras
editorial
tes que siguen totalmente vigentes el país se ve reflejada en la lucha de
hoy en día, demostrando la impor- la Loca por encontrar su lugar en el
tancia de volver a nuestros clásicos. mundo y alguien que la cuide.
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“Cómo crear espacios más “La penúltima bondad”
seguros”
“Agamenón” “Rubicón”
sonajes complejos, y con un sistema Editorial: Plaza y Janés naturaleza entra a escena como un Editorial: Club editor
de magia que brilla por su acerca- personaje más: el bosque, las abejas,
miento filosófico a la comprensión de las mariposas. El último regalo de una
la naturaleza de las cosas. pluma brillante.
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mezcla temas de género y política in- Editorial: Comanegra ción cumplen las imágenes de mu- Editorial: Fiordo
ternacional con tres obras escritas en jeres en la sociedad actual? Una obra
diferentes momentos y que abordan para pensar en lo que nos rodea y
temas muy variados. se nos escapa.
Estas son las librerías que han participado en la selección: Finestres (BCN), Nol·legiu (BCN). Tipos Infames (Madrid), Antonio Machado (Madrid), Moito Conto (A Coruña), Letras Corsarias (Salamanca),
Futuro Imperfecto (Lorca, Murcia), Katakrak (Pamplona), GIL (Santander), Primera Página (Urueña, Valladolid), Rata Corner (Palma), 80 mundos (Alicante), Masilva (Tenerife) y Santos Ochoa (Logroño).
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Tribuna Elena Cabrera
Redactora jefa de
Cultura de elDiario.es
La lectora mala
No recordamos los libros pero lo
importante es afirmar, sin mentir,
que eso ya lo hemos leído. Habría
que releerlos pero, ¿cuánto tiempo
robaría esa tarea a la condena per-
petua de ir horadando, mínimamen-
te, la roca gigantesca de todos esos
libros que no he leído ni leeré?
Ahora, en un libro nuevo ya no es-
cribo nada por si acaso al leer, con
suavidad, las 20 primeras páginas,
acabo decidiendo regalarlo. Pero si
llego hasta el final, escribo la fecha
en la última página. Ya no me impor-
tan las circunstancias en las que un
libro llegó a mi vida, solo la evidencia
PATRICIA BOLINCHES
de que he conseguido, como si coro-
nara un pico ultraprominente, llegar
hasta el final. Por si un día me olvido
también de eso.
A
De un libro me gustan sus ren-
mi edad, tengo casi 50 da. Algunos, incluso, los medio leí. glones rectos, sus márgenes blan-
años, ya debería haber leí- Casi todos esos volúmenes tie- cos, sus números de página. Es un
do todo lo necesario para nen un ex libris con mi nombre, una orden básico en el que me siento se-
asentarme sobre la perso- fecha y una anotación de dónde fue gura. Me gusta quedarme dormida
na que quiero ser. En lugar de eso, comprado, qué otras cosas pasaron leyendo y no quitarme las gafas,
tengo que reconocer que he leído a ese día o cómo me sentía. Esas mar- que el libro pese y repose, bien
la deriva. Como una rama tronchada cas confirman que el contexto era abierto, sobre mi pecho y me calien-
del tronco, desbarrancándome por más importante que el texto. te como lo hace una manta. Casi
el curso de un río, me engancho Toda lectora sabe que los libros siempre, el ruido de fondo de la lec-
aquí o allá a los libros que caen en sin leer forman un océano infinita- tura es tan poderoso que me cuesta
mis manos. La mayoría de ellos mente, cósmicamente, más grande avanzar, con frecuencia me quedo
apenas me manchan, ni tan siquiera que los leídos. Estos últimos son enganchada en una línea y la repito
me abrigan. una gota, insignificante, desubica- una y otra vez, como cuando el pica-
La corriente me arrastra hacia da en esa inmensidad. Al principio porte atrapa la manga y luego ya no
una novedad, me lanza un regalo de no importa tanto; la vida está por sabes qué es lo que ibas a buscar en
Navidad, recibo un envío promocio- navegarse. Con los años, esta des- esa habitación.
nal de una editorial. Al fondo de mis proporción en una presión en el Leo levantando la cabeza. Escribo
estanterías, que tienen tres líneas pecho, una ansiedad que impide mentalmente mientras mis ojos mi-
como tres sustratos de evolución de pasar la página. Te vas a morir y ni ran las palabras. Corrijo al escritor,
la vida, está todo ese papel que siquiera has leído la pequeña lista busco sus faltas de ortografía. No me
compré en librerías de viejo, de nue- que escribiste a los 18 con las lec- caigo por las rendijas entre las líneas
vo o en la Cuesta de Moyano en un turas esenciales para antes de los ni estas me atrapan como barrotes
tiempo en que todavía me podía 20. De aquellos, tachaste dos, y ya de una narración que me aprisiona.
permitir elegir objetos por la porta- ni los recuerdas. Solo a veces.
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