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María del Mar

Sandra Viviana Restrepo Vargas

ESCENA 1

La escena será en el interior de una casa. Tendrá en la pared afiches, fotos, etc. Habrá
una silla mecedora, una mesa pequeña con una silla al lado. Una mesa más grande con
algunos platos y una cortina de caracoles o guaduas pequeñas (o lo que tengan a la mano,
pero en ese estilo) la cual será la entrada.

/Una mujer, afro descendiente o de piel morena (o bronceada), vestida con una falta larga,
sandalias, camiseta suelta y un trapo en la cabeza. Está barriendo/

María: amorcito mío

Ay, dónde estarás

Navegando el río o

Navegando el mar

Amorcito mío

Ay, dónde estarás

Larararararaa larararara

(Tararea el ritmo hasta que escucha el sonido de la cortina)

/entra un hombre, moreno como ella, con bermuda blanca, camiseta, sombrero vueltia’o y
sandalias/

María: ¡negro! ¿Apenas llegaste? Ah, como te he extrañado. ¿Cómo te fue? ¿Vendiste
todo? Ay, cómo te demoras

Caliche: calma, negra. Déjame llegar. Si supieras lo cansa’o que estoy


María: cierto, mi negro. Ven siéntate /lo lleva a la silla mecedora/ y relájate. /va a la cocina/
te traeré una limona’ita para que te refresques. /la limonada debe ser, preferiblemente, con
panela/

/él se sienta, suspira y se ventea con el sombrero/

Caliche: y cómo va todo aquí, ¿si te alcanzó el dinero?

María: /le entrega la limonada/ pues sí, yo tuve que pedir presta’o porque lo que habías
dejado no me había alcanzado. También vendí comida, esta vez te demoraste mucho

Caliche: lo siento, negra. Es que esta vez compraron poco y debí quedarme más

María: porque no te consigues alguien que trabaje allá, puede ser alguien del pueblo para
que te salga más barato y mantienes más conmigo

Caliche: ya quisiera, negra. Pero quién, ninguno es de fiar, quizá nos salen robando y ahí
sí que la pena sería honda.

María: ¿y si nos vamos a vivir allá? Yo no tengo problema

Caliche: ¡no!

María: y ¿por qué no? ¿Qué e’ lo que tiene de malo? Yo podría vender mientras tú vienes
por mercancía y nunca pararíamos el negocio. Ahorraríamos más porque solo pagarías
unos días de comida, yo estaría allá para hacerte lo que te gusta y consentirte.

Caliche: no, definitivo no. No quiero que vayas allá.

María: ¿y por qué?, decime pues

Caliche: no quiero, allá la gente es problemática y tú eres muy lenta, entonces es pa’
problemas. Además eres mi mujer y debes es hacerte cargo de la casa, ese es tu deber.

María: pero negro, yo también puedo. Mira, aquí vendí comida y me fue bien, la gente le
gustó todo

Caliche: que no, negra. Entiéndelo

María: /se sienta en el suelo y llora/ ay, pero porque. Tu eres mi marido y yo debo estar es
contigo. Además ya llevamos 5 años de vivir juntos y todo este tiempo hemos estado más
separados que juntos. Yo quiero estar tu lado como tu mujer que soy
Caliche:/se acerca y la acaricia/ negra, entiende. Tú no puedes ir pa’llá, ese lugar es feo y
tú no eres capaz de hacerte cargo de una tienda. Dame tiempo yo recojo más y vemos que
hacemos

/La escena se congelará por 5 segundos, luego se apagarán todas las luces a la vez/
ESCENA 2

/la escena se hará en el interior de la casa, los elementos serán los mismos. En la mesa
grande habrá una ponchera/

Ella está lavando platos en la ponchera y tarareando una canción triste, suspira, entra
Josefa (una vecina quien es su amiga)

Josefa: oh, maría.

María: hola, Josefa

Josefa: ¿y tú qué? /se acerca y le dice/ ¿está ese marido tuyo? /mirando alrededor/

María: ojalá. No, mi negro ya se fue /inclina un poco la cabeza y suspira/

Josefa: ¡ja!, mi negro. Cual mi negro si ese hijueputa no sirve para nada. Ay trabajemos y
guardemos y yo me quedo por allá malgastando en comida y ud vea a ver si no se muere
de hambre. Deje’ser boba, esa porquería se está aprovechando.

María: vea, Josefa. No se meta que usté no sabe nada /deja de lavar platos y se seca las
manos en la falda/. Él está trabajando duro para tener buen dinerito y hacer nuestra casita
bien buena y tener una familia. Ya verá, cuando tengamos esto bien organiza’o /abre las
manos/. /comenzará a explicar con gestos donde irán las cosas/ vamos a poner aquí una
pieza grande para nosotros y acá haremos otra pa’ los hijos, porque vamos a tener por ahí
dos pela’os, aquí será la sala y vamos a poner unas bancas bien buenas con espaldera y
todo, aquí en la cocina haremos un mezón bien grande y por acá un lavadero bien bueno.
Hasta una bomba vamo’a tener para no andar jalando agua con valde.

Josefa: amanecerá y veremo’, mija.

María: así será

Josefa: vea, yo y no voy a seguí porque usté es muy terca, pelada. /la agarra de los
hombros y la zarandea/ no sia ciega, mija. Ese man debe esconder algo, si la quiere tanto
por qué no se la lleva, ¿ah? La deja aquí sola, al peligro, ¿qué tal que alguien entre y le
haga algo o se meta un animal?

María: no invente, qué animal ni que nada, ya hubiera pasa’o. Además, esta es nuestra
casa y mi deber es estar en la casa y mantenerla organizada y esperar a mi marido, y eso
es lo que hago, porque allá no es su casa, la casa de él es esta y la mujer de él soy yo, y
yo como su mujer que soy hago lo que me toca hacer. Además eso por allá es muy feo y
esa gente es muy grosera y pelionera y pior pa’ mi si me voy pa’llá, que tal que mi mari’o
se venga a buscar las cosas y esa gente entre a robar o algo. Además, si no estoy aquí
¿quién cuida las cajas con la mercancía? Ve, ve, usté no sabe, no sea metida

Josefa: cuál, excusas no más. Pero cada quien ve lo que quiere ver. Más bien le vengo a
contar que por ahí hay unos manes unos rolos que i’que van a comprar y que i’que
tenemos que vender y irnos con nuestros chocoros a otro la’o

María: ¿y por qué esa gente va’ser eso?

Josefa: que el gobierno les dio permiso de explotar no sé qué cosas y traer barcos y un tal
Turista

María: entonces me voy a tener que ir con mi marido y ahora va’ser difícil lo de la
mercancía

Josefa: pues no sé tú, pero los demás dicen que no se van, que entonces que van a hacer
si aquí pescan y tienen su casa. Ya los hombres fueron y hicieron allá su bloblobló y esa
gente dijo que habláramos y que no sé qué, pero nos quieren echar. I’que van a traer un
señor del gobierno que nos va a ayudar para que ellos se queden y nosotros y que
compran no sé qué tierra de no sé quién y que todos vivamos aquí pero que tenemos que
aprender cosas para el tal señor Turista.

/La escena se congelará por 5 segundos, luego se apagarán todas las luces a la vez/
Escena 3

/La casa está igual, todo las mesas están organizadas/

/María está barriendo y cantando la canción “aguacero de mayo”/ /Don Fernando deberá
tener un acento de alguna región del interior del país y deberá ir llevar gafas y usar jean
clásico, camisa y encajado/

Don Fernando: buenas tardes, ¿hay alguien?

María: si, pase.

Don Fernando: hola, señora. Lo que pasa es que me dijeron que usted vendía comida y
venía a ver si usted tiene todavía almuerzos.

María: tranquilo señor, siéntese que yo le preparo, dígame ¿qué quiere comer?

Don Fernando: lo que tenga, señora. Yo no tengo problema.

María: tengo carnita guisada, arroz, le puedo hacer unos maduros fritos y un juguito de lulo

Don Fernando: si, señora. Así está bien.

María: espéreme un momentico y ya.

/Un momento de silencio/

Don Fernando: mucho gusto, mi nombre es Fernando Gonzales

María: el mío es María, como la virgencita; mucho gusto, señor

Don Fernando: bueno. /silencio/ este lugar está muy bueno, este terreno se ve estable y
esta parte de la playa es muy amplia. Está muy buena esta zona.

María: ah, sí, gracias. Y esta tarde entra una fresca más buena.

Don Fernando: me lo imagino. Mire, mucho gusto, mi nombre es Fernando, yo soy


representante de la empresa Turismo del Pacífico S.A.

María: mi nombre es María y a mí no me da gusto. Ustedes son los que nos quieren echar
de nuestras casas. Vea, ahí tiene la comida, se la doy porque y está hecha, me hace el
favor y se la come y se va, no quiero tener en mi casa una persona tan mala gente que no
le importe echarnos de nuestras casas.

Don Fernando: no señora, la cosa no es así, venga y le explico


María: ¿explicar qué? Que este lugar les va a dar dinero y que por eso no les importa
sacarnos a nosotros que somos pobres y a ver dónde nos morimos de hambre, ¿ah?

Don Fernando: no, mi señora. La cosa no es así, vea. Nosotros vamos a hacer una
especie de centro turista, vamos a organizar como unos puertos para embarcaciones
pequeñas, para lanchas y traer turismo a este sector, eso les beneficia a ustedes y ya lo
hablamos, nosotros pensamos hacer unas cabañas para alquilar y organizar excursiones
por el lugar y prestar los servicios para que los turistas hagan deportes extremos,
pensábamos hacer todo en la costa, por eso estábamos com-pran-do, no echándolos.

María: ah, pero igual quieren que nos vayamos y ¿pa’onde nos vamos si esto es lo único
que conocemos y sabemos hacer?

Don Fernando: no señora, vea. Nosotros solo compraremos una parte y la otra la queda a
ustedes para que trabajen, es más, es mejor para ustedes porque hay más trabajo. Los
que venden pueden conseguir un terreno más barato pero más alejado de la playa y
pueden hacer casas con una o dos habitaciones de más y as pueden arrendar cuando
nosotros no demos abasto, osea, cuando venga mucha gente y no tengamos donde
dejarlos dormir ¿me entiende? Y usted, por ejemplo, haría una cocina más grande con un
gran corredor y vende comida ya que nosotros estamos pensando solo ofrecer desayunos
y cenas para que ustedes puedan trabajar y todos estemos bien ¿ve? Vamos a ganar
todos, nosotros estamos dispuestos a dialogar y llegar a buenos términos

María: aaah, ya entendí. Más bien coma que se le va a enfriar eso


Escena 4

/la casa está igual que en las escenas anteriores. María está sentada en la mecedora
cosiendo una camisa, al lado tiene más ropa, toda de hombre. Ella está cantando la
canción “velo que bonito”. Josefa aparece/

Josefa: aja, y entonces, pela’a, es que estas preñada o ¿qué? Que andas cantando esa
cancioncita

María: ay, ojalá, pero mi marido dice que no es buena idea, que no le gusta dejarme sola
aquí y que con un pela’o, sí que le da miedo

Josefa: ustedes ya llevan mucho rato arrejunta’os, si le da miedo, pué que lo se los lleve
pa’ por allá. Tu déjate preñar y ya, luego le dices que e’ que tu no sabías y quedaste
preña’a.

María: ¿será? No, no, no, yo n voy a engaña’ a mi marido, si él dice que no es buena idea,
no lo es. Ellos saben cómo son las cosas y yo no quiero contrariar a mi marido, yo mejor
me espero.

Josefa: otra vez la misma cosa. Yo no voy a alega’ contigo, mejor dime quien es ese don
seño’ que viene acá bien vesti’o.

María: es un doctor de la empresa esa que va a hacer un turismo aquí. Él me compra


almuerzos /muy orgullosa/ y dice que saben muy delicioso. Imagínate un doctor de esos
acostumbrado a comer en la ciudad en esos restaurantes grandes y caros cosas muy ricas
diciendo eso, es que debo tener muy buena sazón.

Josefa: /quien la veía sería mientras hablaba/ ¿que usté qué cosa? Torcida, cómo va a
alimentar a ese señor que nos quiere dejar en la calle.

María: /se acerca/ no, yo también pensé lo mijmo, pero no. Ese señor dijo que la cosa es
diferente. Mira que los hombres no se han enfrenta’o, s la cosa fuera tan mala ya mijmo
hubieran sacado a todos esos blancuzcos. Ellos quieren comprar una parte cerca al mar y
que los que vendan compren tierras y hagan casas y trabajen en su turismo ese y los otros
que hagan negocios y ventas de comida.

Josefa: ¿y tu ej que le creistes? No sia tonta, esa gente no é cosa buena. Ellos nos van a
echar.
María: que no, comaesita, ese señor es muy serio

Josefa: ¿no será que é que te gusta?

María: ombe, que no. Cómo cree. Yo solo amo a mi marido y no me interesa ninguno

Josefa: ¿entonces? Que é porque te compra comida o ej que te va a pagar por decirnos
eso

María: ay, bendito san Martín. Yo te conojco de toda la vida y hemos sido amigas y tú me
acompañas a veces y hablamos y nos decimos cosas, como creej que yo voy a estar del
lado de ese señor que ni conozco y te voy andar diciendo cosas así. Ese señor me dijo que
ellos quieren traer una gente de unos países por allá lejos que casi no tienen playas pa’
que conozcan y que paseen. Que iban a dejar la zona donde pesca tu marido quieta, que
quieren comprar por el sector algo, por el caño viejo hasta aquí y quieren que compre la
casa, don Fernando me dijo que trabajara cocinando con ellos, que él me ayudaba a
cuadrarme y que me pagarían bien. O que ellos me ayudaban con alguna cosita para que
hiciera mi propio restaurante, ellos quieren comprar aquí y dicen que me ayudan si yo les
vendo

Josefa: aja, y tú ¿qué le dijiste?

María: puej que no. Mi marido no está, él es el que hace los negocios, además mi mari’o o
vende porque donde guardamos la mercancía y aquí es cerquita de donde pone la lanchita
así que él mismo en un momentico sube todo.

Josefa: ese mari’o tuyo vende todo y se lleva la plata y te dejará como un poquito de dinero
para que medio comas.

María: ay, ya va a comenzar, fastidiosa

/María dará la espalda, Josefa irá tras ellas regañándola y moviendo los brazos en señal
de protesta, no se escuchará ningún ruido. Luego se quedarán inmóviles 3 segundos, se
apagarán todas las luces a la vez/
Escena 5

Don Fernando: buenas tardes, María

María: buenas, Don Fernando

Don Fernando: vea, María. Le traje una copia del contrato, para que lo lea.

María: que no voy vender, don Fernando

Don Fernando: es solo para que lo lea, María. Es muy bueno, revíselo con quien usted
crea conveniente.

María: ay, don Fernando. Se lo recibo por no ser grosera, porque no voy a vender. Además
yo que casi ni sé leer, yo apenas estudié hasta tercero, me demoraría toda la vida leyendo
ese pocotón de cosas.

Don Fernando: pues dígale a alguien que se lo explique; yo lo haría con gusto, pero no
sería conveniente porque yo trabajo en la empresa que le quiere comprar y porque además
usted es muy desconfiada, maría, y no me va a creer.

María: más bien coma, don Fernando. Que está hablando mucho del hambre.

Don Fernando: tranquila, María. No se ponga a hacer nada, yo ya comí

María. ¿Ej que se cambió de comedero?

Don Fernando:/ríe/ esas cosas que dice. No, doña María. Lo que pasa es acabe de llegar
del pueblo aquel, al que hay que ir en lancha, y allá comí

María: /con cara de extrañeza/ es que pro allá hay restaurantes.

Don Fernando: no, comí en una casa. La gente fue muy amable conmigo

María: ah, qué raro.

Don Fernando: ni tanto. Es un pueblo pequeñito y todos se conocen con todos, y yo era un
extraño. Es más, es tan pequeño que tiene solo una tienda.

María:/sonríe/ ah, sí.

Don Fernando: el señor de la tienda, Caliche, fue muy amable. Su negocio va bien y lo
respetan en el pueblo

María:/sonríe orgullosa/
Don Felipe: además de que tiene una esposa bonita, joven y que cocina muy bien

María:/sonríe apenada/ ay, don Felipe las cosas que usté dice

Don Felipe. Pero es verdad. Además tienen un niño, pedrito /María queda petrificada,
sorprendida y en el rostro una expresión trágica/. Ese muchacho es la luz de los ojos de
Caliche y Carmen, tiene como dos años pero es muy inteligente

/La escena se congelará por 5 segundos, luego se apagarán todas las luces a la vez/
Escena 6

/La casa está igual. En la mesa pequeña están los papeles que trajo don Fernando. María
esta sentad en el suelo, junto a ella algunas camisas de hombre (de sus marido). Canta
muy despacio la canción mientras detalla la camisa/

María: amorcito mío

Ay, dónde estarás

Navegando el río o

Navegando el mar.

Amorcit

/Llora durante algunos segundos abrazando una camisa. Deja de llorar, mira la camisa que
tiene en las manos/

María: porqué, mi negro. Porqué. /llora/

/Entra Josefa. Al verla en el suelo llorando, se asusta y le pregunta/

Josefa: ¿qué te pasó?, niña. ¿Qué tienes? ¿Qué te hicieron? ¿Fue ese rolo, cierto? Te dije
que no era de fiar.

María:/sin para de llorar, intenta hablar pero no lo logra/

Josefa: pero ¿qué te pasa, mija? /angustiada. La sacude de los hombros/

María: /llorando/ Caliche

Josefa: ¿qué pasó con él?

María: él /llora unos segundos, toma aire/ él tiene otra familia, me engaña

Josefa: /regañando/ dejgracia’o. Pero tu tiene la culpa, siempre lo que él diga y bajando a
cabeza y aguantandohambre. Ej que yo si decía, ese man tiene algo raro. Y tú que ni te
mosqueas. Usté es muy boba, tiene que ponerse alerta. Es que usté debió ver las cuentas
esas, todas esas facturas y papeles que le llegan. Eso es suyo también y usté todo se lo
da a ese.
María: /furiosa/ váyase, váyase. Quiero estar sola /empujándola por la espalda, la lleva
hasta la puerta/ déjeme tranquila. /la saca de la casa/

/se tapa la cara con las manos y llora. Después de un momento levanta la cara con
expresión de enojo/

María: las facturas /todas las luces se apagan a la vez/


Escena 7

/El lugar es la playa, afuera de la casa de María. Las luces deberán ser entre colores
amarillos, naranjas y rojos para ambientar el lugar como si fueran las 6 de la tarde y se
estuviera poniendo el sol (atardecer). El mar deberá estar situado en una de las esquinas
traseras del escenario/

/María tiene en sus manos las facturas, tiene la mirada perdida y su rostro inexpresivo,
traga saliva/

María: 300.000, 500.000. /silencio/ ropa /silencio/ no hay plata, hay que ahorrar, María…
María /silencio. Caerán lágrimas de sus ojos/ una cuna /suspira/

/cantará el siguiente verso de la canción “el pescador”, con voz suave y ritmo lento.
Mientras la canta, caminará hacía el mar e irá dejando caer los papeles que tiene en la
mano/

Regresan los pescadores

Con su carga pa’ vender

Al puerto de sus amores

Donde tiene su querer

/cuando este en el mar, o entrando a él, se apagarán las luces/


Escena 8

/Todo está igual. En el suelo estará la ropa que maría tenía en la escena 6. No hay nadie.
20 segundos después aparecerá maría, del lado contrario de donde se encuentra la puerta;
de falda, camisa y con el cabello mojado. Estará seria, mirará hacia donde está el público,
seria, y luego verá la escena (en ningún momento el personaje reconocerá al público, se
tratará como si hubiera visto esa parte de la casa)/

Surtidor: /quien n se ve en la escena/ buenas /silencio/ bueeeenas. /silencio/ buenas, ¿hay


alguien? /entra, pero se queda prado en la entrada/. Buenas tardes, señora. La estaba
llamando, ya llegó lo que pidieron, a ver si lo entro que es mucho.

María: /seria/ no

Surtidor: ¿qué?

María: /piensa por unos segundos. Responde seria/. Lo siento, me equivoqué. Por favor,
entre todo.

/el chico sale y entra varias cajas/

Surtidos: bueno, señora. Hasta luego.

/maría camina hasta la mesa grande, donde están los platos. Coge un cuchillo, camina
hasta las cajas, abre una y mira lo que hay dentro/

María: comida, interesante

/entra don Fernando/

Don Fernando: buenos días, María. (Silencio) nunca la había visto con el cabello mojado.
Qué pena con usted, vine a ver si

María: (seria, interrumpe) ¿si quiero vender?

Don Fernando: (extrañado) no. (sonríe) yo a sé maría que no tengo esperanzas, usted es
una mujer muy terca y ya dijo no, así que es no

María: quiero vender

Don Fernando: (sorprendido. Levanta la voz) ¡¿qué?! Pero


María: (sonríe un poco) creo que debo cambiar un poco. Vivir aquí es peligroso. Quiero
vivir en una casa más segura y quiero aceptar la propuesta para poner mi restaurante,
como verá aquí tengo un buen mercado.

Don Fernando: pero ¿por qué? Y ¿sus cosas?

María: todo se lo vendo. No necesito nada. Voy a empezar de cero, voy a manejar lo mío y
solo me llevaré las cosas de valor que tengo aquí y que me han pertenecido /mientras
coge algo de la caja que abrió/

/se acerca a la mesa pequeña, pone la mano sobre el documento que don Fernando le
dejó allí. Las luces se apagan/

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