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ACTO I

ESCENA 1

Ya es 30 de enero y los habitantes del pueblo se preparan para la subienda y la fiesta


del 2 de febrero día de la virgen de La Candelaria o “La morocha” como le dicen
cariñosamente.
Está la playa de Beté llena de conchas y caracoles y ya eran alrededor de las 5:30 de
la tarde y llegó el atardecer rojizo con amarillo lleno de canto de pájaros, guacamayos
y garzas; se siente la pasión, la lujuria, el olor a humedad, a silvestre y a sal. Se
acerca la silueta de un hombre de unos 34 años, corpulento, de casi 2 metros de
estatura, de tez negra y viene con una mochila y un paquetito en la mano. Se nota
cabizbajo y pensativo, pues no tuvo un buen día en su trabajo.

Llega a su bohío y encuentra a su mujer Mariela semidesnuda escuchando a Alicia


Adorada del cantante Alejandro Durán en un pequeño radio de transistores y dándole
pecho a su bebé Coyotito.

Mariela: Negro ¿Cómo te fue mi negro? ¿cómo estuvo la pesca?

Juliao: No negra, no nos fue bien hoy y vos sabes que significa, si no llega pronto la
subienda, la hambruna llegará y nos veremos en problemas, mirá que el año pasado por
este tiempo ya el pescado había llegado.

Mariela: Juliao, ten fé ¿sabes qué? tomate las cosas con mucha calma, serénate, vas a ver
cómo todo se soluciona. Y de un cajoncito del chifonier Mariela saca una vela blanca y
una caja de fósforos y enciende la vela al pie de la virgencita morocha como a veces
la llamaba ella cariñosamente y la cual estaba sobre el mismo chifonier, se santigua,
dice algo en voz baja y luego le pregunta a Juliao.
¿qué trajiste en la chuspa?

Juliao: Negra, traje un bocachico, plátano, papa, arroz, bija, una lata de galletas saladas, y
panela para el guarapo. pásate pal patio y trae cilantro y aliños para la comida.

Mariela: Y después negro me dejás consentirte, pa que se te quite esa aburridera.

Juliao: Negra comamos primero y después vemos.

Mariela: Juliao amor, dejate querer, dejate consentir, no todo puede ser trabajo y
preocupaciones.

Juliao: ¿Y el niño?

Mariela: No te preocupes ya se durmió, pero ya te dije que te quedes tranquilo y te dejes


consentir porque te ves cansado, preocupado y angustiado por lo de la subienda.
Juliao: Pero negra ponete a pensar, es que la situaciòn no es para estar cagados de risa ni
celebrando ni despreocupados como vos, ponete a mirar un momentico que las cosas no
están bien y fijate las consecuencias que eso acarrea, pensá en Coyotito, que vamos a
hacer, ayudame a pensar en una solución.

Mariela: Juliao eso lo sé pero poniendote todo mal genio por eso, no sacas nada, yo sé que
el panorama no pinta bien, pero con esa angustia no vamos a resolver el problema. Vení yo
te hago un masajito para que te relajes.

Juliao: ¡Carajo negra! ya te dije que primero comamos, además no estoy de humor para tus
cariños ahora, entendé por favor lo que está pasando.

Mariela: Ya me quedó claro no te preocupes, seguí con tu amargura y tu mal genio y que te
lo lidee tu mamá será porque yo no quiero saber de vos.

Juliao: Vení, pero no te pongas así pues. y se le acerca tratando de apaciguarla, pero no
lo consigue.

Mariela: No me toques, no querías pues que te dejara tranquilo a bueno no me molestes.

De repente Juliao la agarra del brazo con fuerza y la besa pero ella lo rechaza furiosa.
Mariela: Juliao ¡dejame tranquila ya te dije que no quiero que me toques negro, dejame en
paz!

y él vuelve y la agarra contra sí y la sienta en el comedor tirando todo lo que estaba


encima, duran varios minutos en ese forcejeo hasta que sus besos y su virilidad la
dominan por completo haciéndola suya.

ESCENA 2

Son las 3 de la mañana cuando Juliao se despierta, contempla el cuerpo terso y


desnudo de su mujer Mariela y le toca su cabellera negra como el azabache y evoca
lo que pasó la noche anterior y siente de nuevo deseos por hacerla suya, la
despierta, la acaricia, la besa, y una vez más le hace el amor y la consiente un rato.

Juliao: ¿Sigues enojada negra?


Mariela: ¿Tú crees que después de anoche y lo que acaba de pasar yo podría estar enojada
contigo? Tu sabes negro todo lo que me haces sentir, sabes cuanto te quiero y cuando
estamos juntos es un como un viaje del que no quisiera retornar. Por eso no me gusta verte
de mal humor.

luego él la besa y la arropa y se incorpora para ver a su bebé que se mueve con
suavidad al sentir la mano de su padre acariciando su carita; a él también lo arropa
para que el frío helado de la madrugada no lo resfríe y lo besa en la frente.

Mariela: Juliao, amor es tardísimo y debes bañarte y arreglarte para irte al trabajo.
Juliao: Si negra ya voy.
Eran casi las 5:30 de la mañana y aún no clareaba del todo y estaba venteando fuerte,
había mucha marea, pareciera que fuera a llover. Esa mañana Juliao se siente
inquieto por la situación de que aún no llega la subienda y cuando se va a ir llama a
Mariela quien somnolienta todavía y envuelta en la cobija lo despide con un beso y la
bendición.

Mariela: Cuidate mucho mi amor, que la virgen te acompañe.

Y él con mucha ternura le contesta


Juliao: Amén mi negra, cuidate y cuida al bebé.

Cuando Juliao va a recoger su champa al otro lado de la playa y se dirige a buscar el


río Atrato, se encuentra con alguien inesperado y que lo pone de mal humor; se trata
de Casandra la hechicera quien se queda viéndolo fijamente y cuando ya él se va
acercando lo saluda irónica.
Casandra: Buen día cristiano ¿cómo vamos con la subienda? deben estar pasando muy
bueno tú y los demás pescadores.

Juliao: Buen día señora, estoy muy bien la mañana de hoy, gracias, lo malo es que me la
encontré a usted - le contesta hosco y con mirada desafiante y no se haga la boba que
usted mejor que nadie sabe lo que sucede.

Casandra: Estoy muy bien Juliao, gracias por preguntarme y aunque no te agrade mucho
verme tengo algo que decirte.

Juliao: Humm, señora y como de ¿que tenemos que hablar usted y yo?

Casandra: Cálmate Juliao no seas grosero, lo que te voy a decir es muy importante y
cambiará el rumbo de tu vida pero ten mucho cuidado.

Juliao: Mire señora no creo en supercherías y usted lo sabe así que no me haga perder mi
tiempo.

Casandra: Juliao, Juliao, escúchame muy bien, pon mucha atención hombre. Aquello a lo
que tu tanto le temes vendrá y devastará toda la playa, pero en medio de esa tragedia tu
virgencita te va hacer un milagro, ella te va a dar algo con qué tu salgas de la hambruna y
ayudes a otras personas, pero lo lograrás si no te dejas llevar por la avaricia y la ambición.
En otras palabras Juliao eso que te van a dar lo tienes que manejar con sabiduría, pero si tu
no lo haces vendrán desgracias para ti, tu familia y el pueblo de esta playa, entiendes
hombre y deja el mal genio porque ese va a ser tu perdición no te dejes llevar, usa la
sabiduría y la razón solo así nos salvarás y te salvarás.

Juliao se queda perplejo ante las palabras de la hechicera y cuando reacciona de ese
letargo ella desaparece en frente a sus ojos. Luego se santigua y maldice el haberse
encontrado con ella.
Escena 3

Estaban Juliao, Silverio y el mocho Carolo a bordo de “La Natasha” un pequeño


buque pesquero rojo propiedad del negro Carolo.
Silverio y Carolo eran muy amigos de Juliao e igual que éste estaban muy
preocupados por la situación de la subienda.
Silverio era un hombre corpulento, de unos 40 años de edad, mulato, con cabello en
forma de afro, fuerte y con una cicatriz en el brazo, debido a una pelea que tuvo
borracho en el bar de la vieja Colombia, donde la mayoría de viajeros y forasteros
llegaban a hospedarse.

Silverio: Hombre, Juliao calmate, vos sabés que la madre morocha le señala hacia la proa
del buque donde está situada la imagen de la virgen de “La Candelaria”, no nos va a
abandonar, ella está siempre con nosotros y ella nos quiere mucho, así que dejá tu
preocupación.

Juliao: Tengo un presentimiento de que las cosas no van a resultar esta vez, además me
encontré esta mañana a Casandra la hechicera y me salió con un montón y se rasca la
cabeza de pendejadas y eso me tiene maluco.

Carolo: No deberías echar en saco roto lo que esa mujer te dijo, parece como charlatana
pero en medio de su hechicería sabe predecir el futuro y se los digo porque ella me presagió
que me quedaría sin algo muy importante para mí y me quedé sin mi mano derecha.
Así, que yo de vos le pondría mucha atención a lo que te dijo, nada pierdes.

Juliao: No me saques la piedra vos sabes que no creo en esas pendejadas.

Silverio. Juliao dejá de ser baboso y concentrémonos en buscar una solución pa que te
tranquilices. y ¿qué te dijo esa bruja?

Juliao: que disque no va a llegar la subienda y que en mis manos esta la solucion y la
salvación pero no se me ocurre nada.

Carolo: pues Juliao hoy apenas es 31 de enero, esperemos tan siquiera hasta que pase el 2
de febrero haber que pasa.

Juliao tira la atarraya al río para ver que logra agarrar, pero solo consigue menos de
la cantidad normal y se ofusca tirando la red. Sus amigos lo invitan para el bar de la
vieja Colombia después de que terminen sus labores y Juliao malgeniado acepta la
invitación de sus amigos.

Son las 7 de la noche y están en el bar de la vieja Colombia tomando platino y biche.

Juliao: Yo no quiero beber mucho porque debo llegar temprano a ver a mi mujer y a mi hijo
que no los veo desde esta mañana.

Carolo: Hombre paisano deje el afán tómese su biche tranquilo que se va a ir para su casa a
ponerle mala cara a su pobre mujer, a pasar el mal rato y la ofuscación con ellos.
Juliao: No hombre que va al contrario tengo que llegar temprano a casa no ve que entonces
ella se preocupa pensando que me pasó algo, no caballero yo me voy.

Silverio: Es verdad Carolo dejalo quieto que se vaya para donde su mujer y su hijo y allá
come en paz de Dios, por lo pronto yo también me voy pa mi casa a ver a mi mujer Nani que
desde esta mañana tampoco la veo y vos Carolo deberías de hacer lo mismo, mirá que ya
está muy noche y andar por ahí solo no es buena idea, vete pa tu casa.

Carolo: Par de amargados, váyanse ustedes yo si me quedo aquí un rato más, total no
tengo a quien correrle, así que no tengo problemas, mas bien de pronto aparece alguien
que me caliente la costilla y me haga la noche más buena y llevadera. Uno no sabe.

Los tres se despidieron y Silverio y Juliao tomaron cada uno el rumbo a casa y Carolo
se quedó en el bar de la vieja Colombia.
Cuando Juliao iba camino a su casa divisó a lo lejos una luz

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