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UNA SIMPLE HISTORIA DE AMOR // POR:

Primera parte.

Como detestaba a la gente que no protegía a los animales. Solo de ver al pobre
gatito flacucho en la calle le hizo detenerse en seco, la menuda muchacha que
cargaba como una docena de papeles, carpetas y una especie de maletín en su
espalda donde llevaba su teclado, con el cual practicaba sus clases con los chicos
del colegio le hacía ver aún mas menuda de lo que era. Su legendario amor por el
piano y hacia los animales le hacía ser especial, pero eso no le impedía ser cinta
negra en Karate, jugar al futbol y tener un perfecto puntaje en física. A sus 24 años
daba clases de piano en su antigua escuela secundaria y esa tarde caminaba a su
casa cansada, hambrienta y molesta con su entrenador de Karate por el comentario
de su delgadez.

El gatito la miraba aterrado, estaba débil y al parecer no tenia fuerzas ni para huir,
¿Cómo demonios se había herido en la frente? O ¿lo Habían herido? Pobre animal,
lo tomo con cuidado en su regazo y lo llevo consigo a su apartamento que
compartía con su mejor amiga, la hermosa Lena, incomprensible chica que al
parecer solo pensaba en ropa, clases de Historia y hombres. ¿Estaría de acuerdo
Lena en tener al pequeño en casa? Bueno, claro que estaría de acuerdo, no era la
primera vez que llevaba animales desamparados a casa, ya habían tenido una
ardilla, un loro, dos perritos, cinco gatos, una rana que Julia había salvado de ser
experimento…bueno, acababa regalando a personas buenas a los animales…pero
esta vez, se lo quedaría como propio…ya pensaba en darle un nombre, lo elegiría
con ella.

La chica entro a su bonito apartamento, que era de ella, pero que compartía con su
incomprensible mejor amiga, quien era la que le daba un toque tierno al lugar,
acomodando sus cosas así como las ella en una perfecta armonía, cosa que Julia,
nunca había sido capaz, con todo eso de sus entrenamientos, practicas de piano,
clases de arquitectura, entre otras cosas, pero aún así, salía de vez en cuando con
su novia o con Lena…bueno, ya no tenía novia…pues en secreto adoraba, moría,
acecinaba, mentía…por Lena, por eso sus relaciones eran muy cortas. La chica
entro despacio al apartamento y escucho una melodía de su estéreo…a Lena le
encantaba la música clásica, como a ella, eran pocas cosas en común entre ellas,
pero, tan similares en otras. Despacio se liberó de tantas cosas que traía y se
dispuso a cuidar del aterrado gatito. Lena salió de su habitación al escuchar a su
amiga entrar, miro a la hermosa pelinegra en la sala con un botiquín de espaldas,
vestía una bonita blusa blanca con un pantalón vaquero negro, con el rebelde
cabello alborotado, rodeada de su piano, libros y papeles, Julia siempre había
tenido gusto al vestirse, pensó Lena.
- ¿Te has lastimado, Julia? – Preguntó Lena acercándose a su amiga.
- Nop. – dijo la chica con vos suave para no asustar al minino – es él, lo he
encontrado en el camino a casa.
- ¡Pobre! – dijo al verlo - ¿Qué le ha pasado?
- No lo sé. – dijo la vos serena de la otra. – Me lo quiero quedar Lena. ¿No te
gustaría? – Lena miro a Julia con sus hermosos ojos grises.
- Claro, regalas a todos tus rescates, es hora que te quedes con uno.
- Bien, elije un nombre entonces. – le pidió aún sosteniendo cuidadosamente al
gato.
- Hum, no sé…pepe.
- Es raro. – Dijo Julia sonriendo. Lena sonrió también.
- Negro. – dijo en tono de broma, mirando al gatito aterrado, que era negro con
blanco.
- No, sé más creativa Lena. – se quejo Julia llevando al gato al baño, para lavarlo
suavemente con agua tibia y darle luego de comer o de beber leche.
- Mut. – Dijo la chica seria mirando a la otra bañar cuidadosamente al valiente
gato.
- ¿Cómo?
- Mut. Es valiente, en alemán…y al parecer le gusta bañarse, no se queja, es
pequeño, es bueno, es corto…y fue valiente al no morir…te esperó.
- Bueno, sí, me gusta. Eres el pequeño Mut.
Julia le dio de comer, con mucha dulzura, Lena le dejo al poco rato pues tenía una
cita con alguno de sus novios. A Julia no le agradaba eso, pero como siempre se
guardaba sus sentimientos. Ya entrada la noche se quedo dormida en short y
camiseta en el sofá viendo televisión, estaba cansada había entrenado Karate y
estaba muerta de leer tanto, el pequeño minino dormitaba junto a ella limpio y bien
alimentado. Lena entró despacio al apartamento y miro a Julia en una posición
incomoda para dormir. No sabía como es que no se había roto un hueso al dormir
así, pero no analizó eso, estaba furiosa con su ex, estaba harta de sus relaciones,
no sabía como Julia era tan buena con sus novias, era tierna, respetuosa, atenta,
muy amable, mientras que el idiota de su ex era un hombre típico que solo
pensaban en irse a la cama con cualquiera. Puso las llaves en la mesita de la
entrada y fijo su mirada en su amiga incapaz de comprender, tantos novios y lo
mismo, siempre lo mismo. Julia se movió un poco y se acomodo en el sofá, el
delgado cuerpo de ella se acopló al mullido mueble. Era realmente fuerte, si le
mirabas con cuidado, el entrenamiento había moldeado su abdomen…su camisa se
había movido un poco…las piernas eran las de una futbolista. ¿Qué demonios hacía
viendo a su mejor amiga de esa forma? Pensó Lena molesta, camino hacia su
cuarto y tropezó con una de las pesas de Julia.
- ¡**** sea! – exclamo ella furiosa. Julia se levanto de un salto, el gatito huyó a la
almohada opuesta.
- ¿Qué pasa pelirroja? – dijo adormilada.
- ¿Por qué demonios dejas todo tirado? – dijo furiosa sobando su adolorido pie. Los
bellos ojos azules de Julia se abrieron asustados más de la cuenta.
- Lo siento me quede dormida…lo iba a recoger… - trato de disculparse Julia, Lena
furiosa era temible.
- ¡Siempre dices lo mismo Volkova! Y ¡Nunca lo haces! – eso era grave, le había
llamado por su apellido, estaba furiosa.
- Perdóname. – dijo apenada Julia.
- No seas estúpida, recoge todo eso ahora mismo, no sé que demonios te pasa,
todos los días es lo mismo, ¡oh! Como me duele, me he lastimado por tu culpa
Volkova. – le dijo velozmente furiosa. Intento caminar a su habitación pero el dolor
la hizo gritar, Julia la tomo con cuidado y aterrada de la mano y la llevo al sofá. –
¡Suéltame! – dijo Lena.
- Lo siento – dijo con un hilo de voz Julia – deja que vea como estas…
- No quiero que me toques – le dijo duramente – déjame sola. – le ordeno.
- ¡Pero, Lena! – dijo Julia dolida - ¿Qué tienes? ¿Qué no te he pedido disculpas ya?
– sus hermosos ojos se llenaron de lagrimas, Lena por dentro se arrepintió, le dolió
verla tan vulnerable, se estaba desquitando con ella su mala suerte con lo hombres
usando como excusa el golpe. Sin decir nada la abrazo, por unos segundos respiró
el rico perfume de Julia antes de que esta se soltara asombrada del repentino
movimiento de Lena – Pensé que me golpearías. – dijo aterrada.
- No seas tonta – dijo Lena – disculpa el alboroto, me fue terrible y al golpearme,
fue la gota que derramó el vaso…pero no debí gritarte – se disculpó Lena queriendo
aspirar el aroma del perfume y sentir el fuerte cuerpecito de Julia en sus brazos
nuevamente, pero Julia se alejo de ella para abrazar al gatito.
- ¡Lo asustamos! Pobre Mut, - dijo con su voz calmada – no te asustes, Lena no
tubo un buen día. – la voz de Julia era tan suave a veces, Lena se imaginaba lo
tierna que debía ser oírla decir cosas dulces, rápido alejo ese pensamiento, para ver
su dedo rojizo.
- Bueno…me debes un masaje en mi pobre piecito. – dijo Lena haciendo un
puchero.
- Lo siento de verdad Lena – dijo Julia mirando el pie de Lena. – de veras que te
golpeaste muy fuerte. – puso a Mut en una almohada para que durmiera y tomo
con cuidado el pie de Lena y suavemente le dio un masaje que dejo a Lena sin
habla por unos segundos. Julia la miro roja a los ojos, eso era jugar con fuego para
ella. - ¿Te…Te sientes mejor?
- Sí, gracias Jul, eres un sol. – los ojos de Lena nos se despegaron de los de Julia
azul profundo, Julia enrojeció aún más, si bien Lena molestaba de vez en cuando a
Julia, esta era la primera vez que la miraba tan roja y tan hermosa.
- Hem, sí, gracias. – dijo levantándose – me voy a dormir….hemm, ¿Te quedas más
tiempo?
- Sí, estoy molesta…pero no contigo – añadió con una sonrisa – con mi ex.
- ¿Ex? – pregunto feliz Julia sin darse cuenta.
- Sí, es un idiota.
- ¿Te hizo algo? – pregunto esta vez molesta.
- Quiso…pero no pudo – dijo un poco apenada, sabía que a Julia le caía muy mal el
tipo así que no quería darle más detalles.
- ¿Se quiso sobrepasar contigo? – pregunto muy molesta Julia sin dejar de mirar a
Lena.
- No…me engañó… - Mintió desesperada.
- No te merece – replico Julia apenada – No sabe lo buena que eres, ni lo hermosa,
no valoro lo que tubo, ya encontraras al chavo que te haga feliz, ya veras, preciosa.
– dijo Julia sin darse cuenta de lo aduladora que se estaba poniendo.
- ¡Cielos! ¿Así tratas a tu novia?
- ¿Qué? ¿Cuál?... – Julia se puso nerviosa – corte con ella…hace una semana.
- ¿Nunca me cuentas o es idea mía? Siempre termino metiendo la pata con alguna
de tus amigas, que ya luego no son tus novias…
- Hemmm, estabas ocupada, y muy feliz con Fiodor, no quise molestarte…no fue
algo grande…nada serio…
- No digas eso, eres muy importante para mí, además te mirabas tan bien con ella
– dijo Lena olvidando al idiota de su ex novio.
- La verdad no…no era ella, soy yo…no la quería…hemm, me voy a dormir…
- ¡No, nada de eso ahora me cuentas!
- Lena, en verdad, no es nada…solo quise terminar y ya… - Lena no parecía
convencida y su sexto sentido se despertó.
- ¡Estas enamorada de otra, por eso tus relaciones no pasan de los 2 meses! Y esa
otra…no te hace caso… ¡Dime quién es esa idiota! – Julia se quedo de piedra por
unos segundos, Lena se decía así misma idiota, que irónico.
- No digas tonterías Lena. – dijo con una sonrisa la ojos azules.
- ¡Julia Volkova! – dijo amenazante Lena – me vas a decir o te obligo a ir con migo
de compras….
- Prefiero ir de compras – dijo Julia tomando a Mut y caminando a su cuarto, Lena
la miro sorprendida, ¿Julia prefería ir de compras con ella que contarle un secreto?
Eso era grande, ¿Quién era la mujer que ponía así a Julia? Ella era hermosa,
además de que tenía un imán para las mujeres con ese cuerpazo que tenía, ¿Por
qué una se le negaba? Lena no pudo más y se fue a dormir.
Los días pasaban normalmente, pero Lena ya no era la misma, observaba con más
detenimiento a su amiga, había descubierto que le encantaba ver como se
concentraba con su piano. Mut, había crecido sano gracias a Julia y ronroneaba al
verla, y Lena casi hacía lo mismo y se sonrojaba de solo pensarlo, hace unas
semanas Julia le había presentado a su nueva novia y a Lena le pareció un
poco…bueno completamente una idiota, de hecho todas las novias de Julia, para
Lena eran insuficientes para su pelinegra. Las semanas pasaban y Lena se dio
cuenta que no había salido con nadie y falta no le hacía, al igual que Julia, que no
parecía tener novia, siempre desganada, nunca salía a menos que no fuera a
entrenar, hasta que esa tarde lluviosa llego triste más de lo normal con su uniforme
de karate y con vos de ultratumba le dijo que había cortado con su novia, Mut, el
gato que ahora era llego hasta ella y con un tierno ronroneo parecía darle ánimos.
Lena se alegró en el fondo pero hizo cara de pena y también la consoló.
Poco después todo era muy normal, Lena salía de compras con sus amigas y Julia
siempre con sus cosas, ese día de invierno, Lena venía con sus amigas del centro
comercial y la vieron venir llena de lodo con su uniforme de Futbol, venía distraída
con algo en las manos y no se protegía de la lluvia. Las amigas de Lena fresas se
rieron de ella, aunque todas eran enamoradas de Julia a Lena le molestaba la
actitud de sus amigas.
- ¿No es esa Volkova? – dijo una de ellas.
- Si es ella, Natalia, ¿Será que se calló dentro de un charco…?
- Chicas ya les he dicho que dejen en paz a Julia – dijo Lena molesta…
- No te preocupes Len, no le haremos nada – dijo una de ellas con una mirada llena
de lujuria.
- Dejen en paz a Julia – advirtió Lena. Pero una de ellas la llamó.
- ¡Volkova! – Dijo, Julia la miro sorprendida y reconoció a la amigas de Lena y a
Lena…pareció dudar unos segundos y luego saludo con la cabeza.
- Vamos, ven que no te vamos a comer – dijo Karla la más molesta de todas, Julia
no dijo nada y cruzo la calle para acercarse.
- Hola, chicas ¿Cómo están?
- No tan bien como tú – dijo Karla al verla en uniforme y muy ajustado debido a lo
mojada que estaba.
- Te vas a resfriar – Dijo Lena molesta. Julia sonrió con timidez debido al
comentario de la chica, sabía que las amigas de Lena intentaban seducirla solo para
molestarla.
- ¿Qué traes ahí? – dijo Natalia mirando las manos de Julia…la chica enseñó el
pequeño pájaro que tenía en las manos…era blanco y parecía lastimado.
- Es un ave…se ha caído de su nido…la cuidare – dijo con su habitual voz llena de
ternura. Las chicas se miraron sorprendidas. Era tan linda Julia Volkova.
- Eres tan dulce – dijo Katia dando un beso a Jula en los labios, esta se sorprendió
pero la que hablo no fue ella.
- ¿Qué demonios te pasa? – se soltó Lena furiosa. – Te he dicho que dejes en paz a
Julia…
- ¡Katia! – dijo Julia a media voz….
- ¡Hey! Solo ha sido un besito…
- Nada de eso – se quejo Lena – vámonos Julia. – le dijo a la otra, la tomo de la
mano y la halo de ahí furiosa, Julia solo se dejo llevar aún sorprendida.
Las amigas de Lena no dijeron nada y se fueron dejando a Katia muerta de la risa,
había descubierto a Lena sin querer. “Hay Lena con que te has enamorado de Julia,
ya era hora.” Se dijo mentalmente y se fue a su casa aún riendo para sí misma.
Lena no soltó a Julia hasta que se encontraron a una distancia muy prudente, muy
cerca ya del apartamento de la pelinegra.
- ¡Y tú, que te dejas besar! – dijo de pronto Lena, cuando la soltó, Julia aún mojada
y mirando el pajarito que sostenía, sacudió su melena remojada sorprendida.
- Pero ¿Qué dices? Me tomo por sorpresa – dijo serena. Julia cubrió al pajarito del
aguacero – tu amiga me da igual, ella es un poco tonta…no me espere, que
intentara besarme.
- Ok. – dijo molesta Lena lejos de creerle, ni ella misma sabía porque le molestaba
tanto – supongamos que te creo Julia Volkova, ahora, ¿Qué demonios haces
mojándote? ¡Te enfermaras!
- Sabes que odio las sombrillas, es más… ¿Qué más da? Jugamos con una tormenta
de nieve hace un año, esto es apenas un poco de agua.
- No digas bobadas Julia – dijo seria Lena – podrías usar por lo menos una
chaqueta.
- No te preocupes Lena – dijo la otra – ahora él tiene frío – dijo con ternura, el
enfado de Lena se esfumo al ver su hermoso rostro preocupado, el pajarillo pillaba
débilmente, asombrosamente seco entre los dedos largos de Julia.
- Entremos antes que ambos se enfermen – dijo Lena entrando presurosamente,
corrió al cuarto de Julia y le trajo una toalla mientras ella, limpiaba al pajarito en la
cocina junto a Mut, que la miraba con mucha curiosidad desde el suelo,
asombrosamente sin ánimos de lastimar al pajarito.
- Mira, creo que vivirá – dijo Julia esperanzadoramente.
- ¿Eso crees? – dijo mirando al animalito tomando agua - ¿Te lo quedaras como a
Mut?
- No, él regresará al bosque, es mejor…creo que no es bueno enjaularlo.
- Bien, entonces sécate, no quiero que te enfermes.
- No…me iré a dar un baño y…
- ¡Ni lo piense Volkova! – le dijo envolviendo a la chica con la toalla, y secándole el
pelo con vehemencia – Ahora mismo te quitas la ropa mojada que tienes y te pones
algo caliente y vienes a tomarte un té que te haré, ni pienses contradecirme – le
advirtió al ver la cara que la chica ponía, esta resignada miró nuevamente al pájaro
y sin pensarlo lo tomo con cuidado y lo puso en una caja de cereales vacía y limpia,
cuidando de dejarle cómodo e hizo lo que Lena le ordenó. “es como tener a tu
propia mamá” pensó de camino a su cuarto.
Pero ella le obedecía ciegamente, era el amor de su vida y últimamente Lena, había
mostrado mucho más interés en ella, tenía más tiempo para ella…ya casi no salía
con sus amigas y no había tenido a nadie en casi 3 meses cosa que era como un
record…Julia se sintió un poco rara y pensó que solo se lo imaginaba, que sus
sentimientos la estaban traicionando y eso era precisamente lo que no debía hacer.
Una semana más tarde el pajarillo dejo su escondite y Julia lo soltó en el campo, le
vio marchar y se sintió un poco melancólica, había evitado a Lena en esos días, no
quería que sus pensamientos la traicionaran y de esa forma cometer un error y
perder a la mujer que más amaba y la amistad que más apreciaba, ya que ella
jamás le correspondería. Sus entrenamientos de Karate eran como la válvula que
necesitaba para despejar sus sentimientos y olvidar su terrible necesidad de ver a
Lena. En cuanto a la pelirroja no se podía explicar como la pelinegra se había
completamente encerrado en si misma, eso le dolía, ya que parecía en su propio
mundo y que nadie más existía, pasaba toda la tarde entrenando o ensayando o
diseñando algo para sus proyectos de clases, pero Lena, Lena Katina no estaba en
ninguno de los programas de estos. Una noche comprendió la pelirroja que su Julia
lo era todo para ella, sus amigas no eran nada, no la comprendían como lo hacia la
pequeña, no tenían esa sonrisa, esa tierna manera de tratarla, cosa que casi ya no
era posible con esa nueva Julia Volkova impenetrable. Esa tarde era su
cumpleaños, ¿sería que Julia lo había olvidado? Tenía todo el día en karate y no la
había visto, Lena estaba devastada y no pensaba en salir a celebrarlo, estaba
acostumbrado a que Julia con su tierna sonrisa le llevara flores y le tocara antes en
el piano una balada que amaba…sin embargo ese día ni la había visto.
Julia caminaba a casa pensativa con el ramo de rosas anaranjadas de Lena, se
había portado como una tonta y se arrepentía de no haber pasado el día con Lena
como era costumbre en el cumpleaños de la pelirroja…sabía que no valía la pena
perder su gran amistad ni su compañía, ella trataba a Julia como a una hermana, o
al menos eso pensaba la pequeña Volkova. La chica entró a su apartamento
mientras Lena lloraba en silencio en su cuarto, al escuchar a la chica entrar trato de
hacerse la dormida, pero moría de ganas de ver a la pequeña y abrazarla así que
decidió salir a verla, sus ojos se encontraron con el bello ramo de rosas que cubrían
a la chica.
- Feliz cumpleaños, Lena, perdona no haberte felicitado estas mañana, estaba como
zombi. – dijo apenada y en vos baja Julia. – ya te estas poniendo más vieja – le
dijo con su habitual broma de todos los cumpleaños de Lena. Esta tomo las rosas
emocionada, ¡ella no había olvidado su cumpleaños! Estaba tan feliz con Julia.
- Gracias Julia – dijo tomando las rosas y colocándolas en un hermoso florero, en
compañía de Mut que se interesaba en las flores.
Juntas comieron, Lena dijo que no saldría, que quería estar en casa con ella, luego
de reclamar que casi no se veían, que le hacía mucha falta, quería saber todo sobre
la pelinegra, ya que esta se la pasaba sola.
- ¿Segura, que no quieres ir con tu novio a cenar o algo?
- No, quiero estar contigo. – dijo Lena sin darse cuenta lo acentuado que le salió el
contigo. – además no tengo novio.
- ¡Ha! – dijo Julia un poco nerviosa y a la vez contenta.
Juntas tocaron el piano, Julia toco para Lena, luego se sentaron a ver una película
en donde Lena se aferro al cuerpo de Julia con mucho cariño, y se quedó dormida,
Julia se encontraba en las nubes, Lena la abrazaba de la cintura de forma muy
tierna y a la vez my posesiva, luego tubo una idea, una grandiosa idea para pasar
más tiempo con su amiga, quería dar todo lo que tenía para verla nuevamente feliz
y a la vez poder conocer los sentimientos de Lena. En cuanto a Lena, estaba
demasiado cómoda como para admitir que era mentira que dormía no quería dejar
de estar en esa posición, con sus brazos rodeando la cintura delgada y fuerte de
Julia, aspirando ese tierno olor a frutas que esta desprendía, sin embargo, sabía
que ella no estaba cómoda, así que intento parecer que se desperezaba de un buen
descanso y miró a Julia que sonreía de forma maravillosa, ¿Cómo no se había fijado
en esos hermosos labios color rojo antes? ¿Sería que la pelinegra le era más que
una amiga ya?
- Te tengo el regalo perfecto de cumpleaños – dijo orgullosa Julia sin dejar de
sonreír. “Seguramente que tú” pensó deliberadamente Lena sin darse cuenta, de
golpe se sonrojo y no dijo nada. – Lo tengo planeado, solo espero que tú quieras
ir… ¿Recuerdas la cabaña de mis padres cerca del lago norte? Ellos, me la prestarán
este fin de semana, quiero que vallamos nos despejemos de la ciudad, que
descansemos, si quieres invita a tu novio…o a una de tus…
- Ya te he dicho que no tengo novio. – Interrumpió Lena molesta – Además, es
mejor que vallamos solas y no con mis amigas que solo piensan en violarte.
- Ok. – Atino a decir Julia sorprendida de lo molesta que estaba Lena.
- Y, Claro que me encantaría, tienes razón, es el regalo perfecto…llevaremos a
Mut…para que conozca el campo…pero, claro si quieres llevar a tu novia por mi no
hay problema – dijo Lena intentando saber si la Pelinegra ya tenía una conquista
nueva. Julia se sorprendió de nuevo con el cambio de humor de la otra pero no dijo
nada al respecto.
- No. No tengo novia, y lo sabes…todas me mandan al demonio ya que no les
presto mucha atención y creo que tienen razón…solo vivo para… - Julia se
interrumpió abruptamente y se quedo callada, Lena sonrió.
- ¿Para quién vives Julia Volkova?
- Para mi misma. – dijo muy nerviosa sin mirarla.
- Haber dime, dime quién es esa tonta que te tienen tan mal… ¿Qué es monja que
no te atreves con ella? O ¿Es hombre? – ahora era Julia quien se sonrojó de golpe.
- Sabes que los hombres para mi ni al caso…
- Entonces la idiota, que te tiene así es monja…sino ya hubiera sido tu novia.
- No digas tonterías que ella no es monja. – dijo desesperada Julia, no sabía como
había llegado hasta esos mortíferos segundos.
- Entonces es ciega, que no se entera lo buena que estas…hasta yo andaría
contigo…es más tenía razón, te has enamorado de una completa idiota que no se
fija en ti y no te das cuenta que hay gente que te ama. – Lena no sabía en que
endemoniado momento se le ocurrió decir eso…la revelación de que Julia estaba
enamorada le dolía, y no sabía que demonios pasaba con ella, ni porque le había
dicho semejante cosa, Julia la miraba completamente roja…luego repentinamente
una felicidad cruzo por su rostro indescriptible y tierna.
- Lo sé Lena…no te preocupes, ¿Iras a la cabaña conmigo? – Lo sabía, la pequeña
había descubierto a Lena, pero se lo tomaba con calma para no arruinarlo…ella
también la amaba, ¡ELLA LA AMABA!!!!! La felicidad no le cabía en el cuerpo…y
Lena parecía que sabía que había metido la pata, pero la confusión también se
apoderó de ella, por lo tanto también cambió de tema.
- Claro… ¿Cuándo nos vamos?
- Mañana por la tarde… ¿Te parece?
- Sí…como sea más cómodo para ti…tienes como mil tipos de entrenamientos.
- No pasa nada, eso es secundario, eres más importante, y como recompensa para
ti, y castigo para mí, por haber olvidado felicitarte esta mañana, te prometo un fin
de semana inolvidable. – ¿Era ella o Julia le había coqueteado? Se miraba tan
confiada, tan sexy…**** sea, se había sonrojado otra vez, solo Julia era capaz de
hacerle sonrojar de esa manera tan abierta.
- Entonces espero que sea inolvidable…quiero sentir eso. – Ok, había emparejado
las cosas, ahora ella le coqueteaba a Julia, esta sonrió confiada.
- Bien, vamos a dormir que mañana será un día muy largo. – Lena no dejaría así
las cosas.
- Bien, eso tendré que ir a hacer, ya que eres muy aburrida. – lo dijo sin pensar,
aún no sabía lo que sentía y su mente le traicionaba. Julia ya de pie le miró seria,
se acercó y con descaro le dijo.
- Créeme que no pienso dormir teniéndote en mi mente. – Lena se sonrojo a más
no poder y se quedo de piedra, el cuerpo se quedo completamente inmóvil viendo a
Julia, esta como nada tomo a Mut con cariño y lo llevo a dormir con ella.
Julia durmió como un bebé, sus sueños se habían cumplido, pero sabía que no
debía presionar a la mujer de sus sueños pues, era probable que aún estuviera
confundida. Muy temprano despertó, se vistió muy casual con ese vestido veranero
que Lena le había dado para su cumpleaños, era azul oscuro, se miraba bella con
sus tiernos ojos azules y su rebelde cabello, salió a alistar todo lo que sería
necesario, mientras Lena cantaba alegremente en el baño. Tomo su Jeep y condujo
hasta el supermercado, donde consiguió todo lo que sería útil para ese fin de
semana.
Mientras Lena con su repentina alegría, guardaba cosas en su bolso para estar lista,
solo pensaba en como sería estar sola en la naturaleza con esa bella pelinegra,
luego recapitulo sus ojos al decirle que no dormía por tenerla en mente, solo de
pensarlo se excitaba…lo admitía, siempre la había amado, sin darse cuenta, todas
las malas experiencias eran por no encontrarla en nadie más, ella siempre había
deseado que sus novios, la comprendieran como ella lo hacía, que fuesen tiernos
como lo era ella, que fuesen sinceros como lo era ella, que sus amigas fueran igual
de tranquilas, inteligentes como lo era ella, Julia Volkova era todo para ella y ella lo
había confundido con una eterna amistad, que realmente era amor por ella, claro,
por ello, se molestaba cuando alguna de sus amigas le coqueteaba a Julia, no era
malestar, eran celos…Lena sonrió al recordar lo mal que le hacía ver a Karla
pretender a Julia…Julia jamás la lastimaría.
Lena despertó de su letargo al escuchar a la pelinegra llamarla, ella salió y la
encontró en la sala con ese precioso vestido azul con sus lentes oscuros dándole un
aire de diva, ella le sonrió al verla llegar gesto que ella repitió para ella. Julia la
miro de arriba a bajo sin disimularlo y luego sonrió aún con más coquetería.
- Hoy estas muy hermosa, ¿Estas lista? Debemos irnos pronto, son 3 horas de
viaje, así llegamos antes de que anochezca.
- Claro, ¿Ya tienes todo para ti?
- Claro, es más, ¿Quieres que te lleve un poco de crema para el sol?
- No, gracias, ya tengo…entonces creo que estamos listas.
- Sí… ¿Tienes lista la comida de Mut?
- Sí, espero le guste el campo.
El viaje fue muy placentero, Julia canto con Lena canciones que amaban, se rieron
de Mut que miraba todo con curiosidad desde la ventana del asiento trasero, Lena
durmió bajo la tierna y clandestina mirada de la otra joven que moría de ganas de
besar a esa diosa pelirroja adormecida.
Cuando llegaron, descargaron, mientras Mut con mucha curiosidad olfateaba todo
lo que le rodeaba, la cabaña era preciosa, tenia tres cuartos muy amplios, el
principal tenía una hermosa cama al estilo zar, que removió el pensamiento de la
Pelirroja imaginando a Julia y a ella durmiendo ahí.
- Si quieres, puedes quedarte en este cuarto – dijo Julia al ver la forma en que
Lena miraba la cama.
- No. Claro que no, espero que descanses con migo en el mismo cuarto, es mas,
esta cama es suficiente para las dos – dijo como quien no quiere la cosa y
aparentando normalidad. – eres minúscula, bien te acomodas en una de las
almohadas.
- Que graciosa – dijo Julia divertida – esta bien, me quedo contigo…pero por favor
no me bayas a patear. – sin dejar de pensar en Lena junto a ella.
- Claro, no te preocupes. – dijo Lena inmensamente feliz.
Las chicas al final de la tarde se fueron a dar un paseo por el bosque, Julia entreno
frente a Lena un poco de artes marciales, esta fascinada le miraba con curiosidad
con su provocativo vestido de baño de dos piezas color vino, mientras Julia sudaba
un poco con su sexy ropa de baño que al igual que la de Lena era de color negro,
Lena se extasiaba con el bien formado abdomen de la otra chica. Julia dejo de
entrenar cuando el sol caía a su espalda, se volteo a ver a Lena que no dejaba de
mirarla sin disimular su fascinación, y fue cuando a Lena se le ocurrió dar un paso
más a lo que sentía, se levanto y repentinamente salto sobre la espalda de Julia
que se disponía a entrar al agua tibia de la laguna, esta se tambaleo por el peso de
la otra y divertida empezó a luchar por sacarse el peso de Lena de encima.
- ¡Lena! ¿Qué demonios estás haciendo? – dijo esta tomando las piernas de Lena
que la envolvían en un abrazo muy enérgico y con las manos le revolvía aún más el
cabello.
- Ver, que tan fuerte eres – dijo muerta de la risa, Julia extasiada en un rápido
movimiento la tenía de frente a ella, esta a pesar de ser más alta que ella, la
sostuvo como si nada.
- Vaya, vaya, ¿Quieres saber que tan fuerte soy? – Lena se abrazo de ella, con
ternura y aflojo un poco las piernas para estar más cómoda, sus ojos esmeralda
brillaron al verla tan cerca, era una maravilla esa posición.
- Bueno, esperaba saber que tan buenos son esos tus entrenamientos…
- Y, ¿Estás satisfecha? – dijo Julia caminando hacia el agua.
- Más o menos – dijo Lena sintiendo el agua tibia en sus pies cuando Julia ya
estaba a la cintura de agua.
- ¿Más o menos? – dijo Julia levantando una ceja, cosa que derritió a Lena.
- Ok, eres toda una deportista – le susurro casi en los labios…las manos de Julia
acariciaron la espalda de Lena con una suavidad indescriptible, la muchacha se
puso lentamente en pie sin dejar de mirar a la chica ojos de cielo – la verdad, eres
un ángel – continuo Lena juntando lo más que pudo su cuerpo al de Julia, hasta
sentir cada centímetro de Julia en su piel.
- No…tú eres el ángel. – dijo Julia acariciando con sus dedos los tiernos labios de
Lena, esta serró los ojos y sin pensarlo beso a Julia a su Julia, el beso fue tan tierno
que no se habían enterado que ya estaba oscuro y hacía frío cuando decidieron
descansar y mirarse a la cara.
- Creo…que debemos regresar a la cabaña – dijo Julia con serenidad pero muy
roja…pero con sus ojos firmes en los de Lena.
- Tienes razón – dijo Lena con serenidad. – quiero estar junto al fuego y contigo a
mi lado. – dijo aún mas seria.
- Igual yo. – replico Julia con una sonrisa.
- Bien, me parece una buena idea – dijo Lena tomando la mano delicada de Julia y
saliendo del agua también con una sonrisa.
En la cabaña ambas se cambiaron sin decir nada y se sentaron frente a la chimenea
que crepitaba alegremente. Lena en ropa veranera se sentó más cerca de Julia y
esta la abrazó en silencio.
- Todo el tiempo lo sentí – dijo repentinamente Lena en un susurro. – Pero, no lo
quise admitir. – Julia, busco la mirada de Lena.
- ¿Sentiste qué? – pregunto Jula en voz baja.
- Esto – dijo Lena besando nuevamente a Julia, mientras Mut, jugueteaba con una
almohada no muy lejos de ellas.
- Bien… es genial – dijo Julia roja - ¿Quieres ser mi novia?
- Hummm – dijo Lena serrando los ojos divertida – Déjame ver… ¿Qué dice mi
horóscopo hoy?…te convienen ojos azules, entre más bellos mejor….sí…tú los tienes
hermosos.
- ¿Eso es un sí? – Preguntó Julia un poco confundida.
- ¡Sí! – Chilló Lena muerta de la risa.
- Que bien – dijo Julia muy contenta – eso me hace muy feliz.
- ¿Era yo? ¿Verdad? – preguntó Lena con una mirada de complicidad - ¿Era yo
quien te mataba lentamente?
- Sí – admitió Julia muy apenada, poniendo un gesto muy dulce, Lena sonrió y
luego la abrazo avergonzada
- Perdóname por se una idiota – dijo sorprendiendo a Julia – todo este tiempo te
ame, pero solo me lo negué, te hice sufrir con mis tonterías, siendo tú un ángel.
- No lo sabías Lena – dijo Julia serena – no tienes la culpa…
- Pero Igual. Lo lamento. – le dijo dándole un beso muy tierno. – Te quiero Julia,
eres muy hermosa…me gustas mucho.
- Igual, Lena…todo este tiempo…desde la secundaria eras mi ángel…te adoro.
- Demasiado bella para ser cierto…eres, eres…mi lobito ojos azules…mi novia, solo
mía…mía y de nadie más.
- Ok…también soy de Mut. – dijo Julia con una sonrisa.
- Está bien…pero no preguntes, si un día deja de existir. – dijo con picardía Lena. –
Julia sonrío y siguieron besándose. Sin embargo algo hizo que Julia se detuviera en
seco - ¿Qué pasa cielo mío?
- Y… ¿Qué pasara con tus padres? Ellos…bueno, ellos son muy conservadores, la
verdad…ortodoxos – dijo Julia un poco incómoda.
- Bueno, - comenzó Lena seria – Soy una mujer independiente, ellos deberán
respetar, que quiero estar contigo. Y se los diré en cuanto los vea.
- Estas… ¿Estás segura Lena?
- Claro – dijo ella sonriente – me hace feliz estar contigo. Eres el amor de mi vida
Julia, ¿No lo comprendes? Toda tú es lo que necesito, mis padres deberán aceptar,
sino, pues…debo vivir mi vida y en ella estas tú. – dijo muy decidida la joven
pelirroja sin siquiera dudar por un instante lo que decía. Julia sonrío muy feliz y ya
no tubo excusas para amar aún mas a la chica cabello de fuego. Su vida ahora era
ella.
El fin de semana fue el más bello de todos, juntas hicieron de todo, Mut aprendió
un nuevo truco una bolita de lana, Julia era más que feliz al igual que Lena, sabían
que su amor sería eterno, aunque sabían que tendrían que luchar contra sus
padres…contra los padres de la pelirroja, sin embargo, juntas lo
superarían…siempre juntas.
Cuando regresaron al apartamento, Mut parecía muy feliz, salto casi de inmediato a
su almohada azul que se encontraba en esa esquina formidable antes del cuarto de
Lena. Las chicas recibieron para la cena a las amigas de esta, platicaron de todo y
Lena dijo con firmeza a media cena que Julia era solo de ella…que ni de broma
aceptaba que la miraran con coquetería, las chicas no negaron su asombro pero
luego las felicitaron y les desearon lo mejor, además de prometer no molestar a la
roja ojos azules que no dejaba de ver su platillo de comida sin decir una palabra.
El tiempo se pasó volando para las chicas, en un momento se dieron cuenta que ya
tenían 3 meses de ser pareja, eran una típica pareja de novias, dulces, salidas con
sus amigas y amigos, un que otro encuentro vergonzoso debido a eso de vivir
juntas y a la vez no, es decir que cada quien dormía aún en su cuarto y por
accidente…(Aunque Julia dudaba esa mañana si era accidente que Lena la hubiera
visto desnuda después de entrenar, curiosamente no hizo ruido alguno mientras
ella se cambiaba), tenían ciertos encuentros en ropa interior, nunca discutían, Julia
era demasiado linda, nunca estaba molesta, no se quejaba del clima, su vida era
Lena, el deporte, la música y su carrera de arquitecto que estaba por finalizar ese
año con éxito y honores.
También la hermosa pelirroja había cambiado, tenia más tiempo para su chica, no
le fue difícil adaptarse al echo de que tenía novia y no novio, ella era todo para ella,
su rendimiento en su carrera era brillante, gracias a que en su vida había paz
interna, ya no era la misma chica que salía todos los fines de semana con un chico
diferente, amaba perdidamente a Julia y sin pensarlo ni un segundo todos sus
amigos fueron informados de su relación de manera que no permitió que ningún
otro chico le coqueteara. Sin embargo sus padres aún no lo sabían, en su interior
sabía que estos se escandalizarían más su madre, que era religiosa hasta los
huesos, pero no le importo, no dependía de ellos, pero los respetaba, así que si
ellos no aceptaban su relación, tendría que alejarse de ellos intentando ser muy
diplomática…ya que jamás perdería a Julia.
Esa noche, Lena, miraba la tele y pensaba en su madre, esa mañana le había
llamado diciendo que la visitarían, entonces supo que era el momento de decirle, ya
que estas visitas eran muy comunes…por lo menos cada tres meses, ellos la
visitaban, se la pasaban muy bien en casa de Julia, pues se conocían de hace
mucho, Julia había sido la amiga de toda la vida de Lena, eran vecinas hasta que
esta un año antes que Lena se mudo a Moscú para su Universidad, ya que siendo
un genio aplico 2 semestres antes que Lena, y fue cuando habían decidido vivir
juntas 4 años atrás. Esa era la razón por la que sus padres le visitaban de vez en
cuando…aunque ellos no sabían que Julia era lesbiana, sabían que no era buena
idea decirles con el carácter que tenían. Pero ahora todo era diferente, Lena tenía
una hermosa relación con ella, con su mejor amiga, la chica que una vez su madre
llamo “rarita”, cosa que hizo que Lena se enfureciera y tuviera una pelea con su
madre un día de verano que paso con ellos las vacaciones. Lena sabía que esto no
iba a ser para nada fácil. Escuchó la puerta abrirse y el alegre maullar de Mut, al
recibir a Julia, Lena sonrió solo de pensar que ya su hermosa novia había llegado.
Escucho a la chica saludar al minino con suavidad, luego como puso las llaves en la
mesita y sus pasos tranquilos cruzar el portal, para acercarse a ella, sintió las
manos de ella en su cuello y el tierno perfume frutal cuando ella le dio un beso en
la mejilla.
- Hola, preciosa…has llegado temprano – dijo antes de robarle otro beso pero esta
vez en los labios.
- Hum, bueno, mi profesor de comportamientos…no llegó. ¿Cómo estas preciosa?
- Un poco cansada – dijo tirando al sofá su maleta repleta de diseños mientras se
desperezaba de otra con su ropa de fútbol – El entrenador me ha puesto a recorrer
el campo por una tontería que hice, las clases de piano fueron largas, y la clase de
diseño interior fue un asco, el profesor olvido que hoy teníamos una prueba, por la
cual no dormí en una semana…y se la pasó, criticando la nueva calidad del
cemento.
- ¡Hay amor! – dijo Lena apenada, cuando Julia se sentó junto a ella y le hizo un
tierno puchero – deberías dejar algunas de tus actividades…la verdad no se como
haces, clases de piano, entrenamientos de fútbol, de Karate y encima de esto, las
clases de la Universidad. – Julia sonrió antes de besar a Lena con ternura.
- Lo que pasa, - dijo inocentemente – es que tengo demasiadas energías en mi
cuerpo… - Lena la miro con deseo.
- Deberíamos apagar tu fuego interno – dijo Lena, a pesar de tener 3 meses de
relación, jamás habían hecho el amor, esperaban pacientemente el verdadero
instante, el momento indicado. – para que no hagas tantas cosas.
- ¿Tú crees? – dijo esta sin entender mirando a Mut que jugueteaba con una
pelotita. Lena sonrió, Julia…en definitiva que era un ángel…la abrazó y fue cuando
recordó que aún sostenía el teléfono en la mano…lo que a su vez le recordó a su
madre.
- Mi madre me ha llamado esta tarde – dijo Lena aún abrazando a Julia. Esta se
separó despacio de Lena, confundida. – Vendrán este sábado a la típica visita. –
Julia no dijo nada por unos instantes.
- ¿Se lo diremos a tus padres? ¿Quieres que sea este fin de semana que vienen?
- Sí, cuanto antes, mejor…ya quiero que lo sepan y así saber si cuento con ellos, o
no. – Julia la vio seria, sus grandes ojos azules estaban pensativos.
- Como digas mi amor…ahí estaré para ti.
- Gracias… - dijo – vamos te prepararé algo de comer…o ¿Quieres salir cenar? Yo te
invito cielo.
- Creo, que acepto tu invitación – dijo Julia contenta – ¡Así no pienso en la casa que
tengo que diseñar!

Segunda parte:

Esa semana se pasó volando para Julia que no quería admitir que sus ahora
suegros le llenaban de miedo hasta la coronilla, pero no se lo hizo ver a Lena que
era toda un manojo de nervios. Ese sábado Julia despertó muy temprano y salió a
correr para que su energía interna se nivelara como ella decía, pero la verdad, que
lo único que hizo fue quedarse en el parque aterrada con la eminente llegada de los
suegros. Sin embargo contaba con la probación de sus propios padres, aunque ellos
no sabían aún que salía con Lena, la hija única de la pareja Katin, amigos de los
padres de Julia desde la infancia. Sus padres jamás le habían puesto un pero a los
sentimientos de Julia, más bien ella les hacía muy orgullosos, era una buena chica,
tenía una extraña pasión por los animales abandonados, ellos la amaban a como
ella fuera.
Mientras calentaba en el parque, Julia imaginó a sus padres molestos con los Katin,
si algo salía mal hoy, no tenía ni idea lo mal que se la pasaría si Lena se sintiera
mal por algún incidente, no le gustaba para nada la idea que ella eligiera entre ella
y sus padres, ya que después de todo, pensó Julia, ellos eran sus padres,
difícilmente se puede comparar el amor de tus padre por el de otra persona…la
mente de la chica estaba en un limbo y Katia que paseaba a su perrita chiguagua,
la miró extrañada mirando a la nada.
- Buenos días Julia. – dijo moviendo las manos delante de ella para sacarla del
invisible horizonte de Julia.
- ¡Ha! Hola, hemm, ¿Cómo estas?
- Bien…y ¿Cómo estas tú? Al parecer muy distraída, ¿Así te tiene Lena?
- Bueno – Julia no tenía mucha confianza con los amigos de Lena, sin embargo
sabía que Katia era muy buena persona – ella no me tiene así…lo que pasa es la
visita que tendremos hoy.
- ¿Así? No me digas que los padres de Lena vienen este sábado….
- Pues, sí. – Dijo Julia serrando los ojos para calmarse - ¿Cómo lo sabes?
- Lena no ha dejado de decir que sus padres vendrán, estaba muy nerviosa esta
semana en clases…bueno la verdad que ellos son bien raros con eso de…bueno – la
chica intento no parecer alarmada – con eso de que son Ortodoxos…ellos esperaban
que Lena se casara con un millonario o con un ingeniero o bien…
- Mi coeficiente intelectual no tiene nada que envidiarle a un Ingeniero o a un idiota
millonario – interrumpió Julia molesta – He tenido las mejores calificaciones en toda
mi vida.
- No es eso – se disculpó Katia, sabía que había metido la pata – buenooo, lo que
pasa es que tú eres chica y ella también. Es estúpido la verdad, ya sabes, ellos no
lo entenderán, pero es estúpido tú la amas, ella te ama. Más bien creo que te
idolatra, pero hay gente así. – dijo sin saber a donde mirar.
- Ya veo. – dijo Julia seria, sabía que ese era el problema de los padres de Lena, ya
lo tenía decidido, si ellos no la apoyaban y Lena decidía quedarse aún así con
ella…la haría su esposa. De eso estaba segura, si no era así…tendría que darle
tiempo a su chica.
- Oye…no te pongas nerviosa, ustedes son únicas, ya veras que todo sale bien… -
Dijo Katia, Julia no podía creer que esa era la misma chica que no la dejaba en paz
y que le había robado un beso – sino, ya sabes, te estoy esperando – termino para
hacer cambiar de idea a Julia… “Sí que eres torpe”, pensó la pelinegra.
- Como digas – dijo alejándose en un rápido trote en dirección a su apartamento
antes de que la otra dijera otra tontería.
La chica entro al apartamento que tenía olor a hot kakes, agradeció el aroma pues
moría de hambre, Lena estaba poniendo frutas en la mesa y le sonrió muy
tranquila, “Bien Julia, ella parece muy normal, eso debes hacer tú también” se dijo
devolviendo la sonrisa a su chica.
- Justo a tiempo Julia – dijo la pelirroja – pensé que durarías algo más en tus
entrenamientos.
- No, esta mañana me encontré con Katia – dijo descuidadamente Julia, sin notar
como la expresión de Lena cambió radicalmente.
- ¿Así? – dijo esta molesta – y ¿Cómo fue eso?
- No sé, me encontraba en el parque distraída…pensando en la inmortalidad del
cangrejo y la cosa esa se apareció – dijo encogiéndose de hombros, Lena no dijo
nada, sabia que Katia le había robado un beso un poco antes de que Julia fuera su
novia y eso jamás se lo perdonaría a Katia, y lo que más le molestaba era que lo
había hecho en su cara.
- ¿Y no te hizo nada? – inquirió como quien no quiere la cosa olvidando por
completo el dilema de que sus padres estarían con ella esa misma tarde.
- ¿A que refieres con eso? – dijo Julia levantando el rostro un poco manchado con
azúcar.
- ¡Pues al hecho de que a ella le encanta tirarse en tus brazos! Y el hecho que tú no
te defiendes. – Julia cayó en la cuenta.
- Amor, no hizo nada, lo que pasó hace un tiempo, fue una tontería, ella no es
nadie para mí, no debes sentirte mal, hoy solamente me dijo que me encuentra
cada día más distraída…y la verdad es que lo estoy hoy en particular por el hecho
de que me encuentro nerviosa. – Lena no dijo nada y sonrió, se sentó junto a Julia
a tener un bue desayuno olvidando por completo el pequeño incidente.
Luego esa tarde, Julia preparó una comida deliciosa, era carne asada con mucha
ensalada, un rico jugo de frutas, Julia compró unas cervezas y se sentó a esperar a
sus suegros, muerta de miedo en la sala mientras Lena muy segura de sí misma
colocaba un pastel en el centro de la mesa, todo eso era lo usual, lo que no era
usual era que esta vez, Lena les presentaría a Julia no como su amiga sino como su
novia. Julia miraba a su chica caminar de un lado a otro sin decir nada acomodando
cosas y luego fue a su habitación a traer un poco de galletas, ya que a su madre le
encantaban las galletas le tendría unas cuantas en la mesa de estar.
Mientras Lena estaba en su cuarto, Julia miraba nerviosamente el reloj y dio un
gracioso salto cuando la puerta sonó un par de veces…el corazón le dio un vuelco,
lentamente se acerco a la puerta y llamó a Lena.
- ¡Lena! Creo que tus padres han llegado – la otra chica sin querer dejo caer la caja
de galletas a suelo ¡Ya estaban ahí! Julia lentamente abrió y reconoció al alto
hombre cabello pelirrojo y a su esposa con esos hermosos ojos verdes que Lena
había heredado.
- Hola, Julia ¿Cómo estas? – dijeron los padres de Lena con una sonrisa – hemos
llegado un poco antes.
- Hola, ejem, pasen, los esperábamos…están en su casa. – dijo amablemente Julia
haciendo pasar a la pareja.
- ¡Ho! ¡Muchas gracias joven! ¿Estás más fuerte o es idea mía? – dijo la madre de
Lena cuando pasaron a la sala.
- No, o tal vez sí…tengo torneo de Karate en una semana he estado entrenando,
¿Gusta algo de tomar? – les pregunto aún un poco nerviosa.
- Sería genial, ¿Qué tal una cerveza? – dijo el padre de Lena sonriente – queremos
celebrar que Lena ha tenido muy buenas notas.
- Bien, usted ¿Una cerveza o una copa de vino?, Lena no tarda está en su cuarto
trayendo unas galletas – ofreció Julia recuperando la seguridad de si misma.
- Una copa de vino si no es molestia – agradeció Larissa madre de la joven pelirroja
con una sonrisa.
- Por favor tomen asiento, están en su casa. – dijo antes de ir en busca de las
bebidas, los señores se sentaron contentos y miraron llegar a Lena muy hermosa
con sus pantalones vaqueros azules y una blusa blanca muy fresca, se veía un poco
sonrojada pero luego tomo una postura muy alegre y segura.
- ¡Que bueno que han llegado! – dijo abalanzándose para abrazarlos. – Julia, ¿Les
ha ofrecido algo de tomar? ¿Estuvo bien el viaje?
- Si cariño, que hermosa que estas. – dijo su madre
- Es verdad cielo, ¿Tú como has estado? ¿Cómo van los novios? ¿Todo en orden? –
Lena sonrió abiertamente.
- Mejor que nunca padre, pero todo con calma, vamos por partes, tomen asiento… -
dijo cuando Julia apareció con aspecto seguro y las bebidas, la actitud de la
pelinegra le dio aún más tranquilidad.
- Vino tinto, para la señora, y una muy fría cerveza para el señor – dijo la joven
poniendo las bebidas en la mesa - ¿Tú no quieres nada Lenita?
- Sí, tráeme por favor un poco de vino como a mi madre – le dijo sonriéndole con
ternura, cosa que su madre noto un poco.
- Ejem ¿Cómo has estado, cielo? – pregunto interrumpiendo las miradas de las
chicas, Julia se retiro suavemente a buscar el vino de Lena y Lena comenzó a
ponerse al día con su madre.
Todo transcurría como lo más normal del mundo, Julia se encontraba muy relajada,
tomando un poco de vino con Mut, la comida había estado genial, los padres de
Lena estaban contentos que su hija había cambiado mucho y tenía muy buenas
notas, la conversación estaba muy amena y Lena conto todas las buenas cosas que
estaba haciendo, hasta que llegó el momento en el que ella dijo que tenía un amor
incomparable. Julia dejo a Mut en el suelo con cuidado y miró a Lena, esta le hizo
ver con su mirada que ya era hora.
- Entonces, es verdad que sales con alguien dime cielo ¿Quién es el afortunado que
sale contigo? – dijo su padre muy orgulloso, la madre de Lena se quedo extrañada
al ver a Julia acercarse donde Lena platicaba con ellos.
- Bien, espero que comprendan – dijo esta dando lugar a Julia junto a ella y
tomando con seguridad la mano de Julia – desde hace tres meses estoy saliendo
con Julia. – dijo sin esperarlo más. Su padre se quedo sin habla y su madre
enrojeció. De repente la tormenta se desató el hombre alto se puso en pie furioso,
mientras la madre de Lena rompió a llorar.
- ¿¡Qué es lo que has dicho Lena Katina!? – rugió el hombre, Lena en vez de
asustarse hizo una mueca de exasperación.
- Lo que oíste padre, no pretendas que no has escuchado que es estúpido, estoy
saliendo con Julia ¡Ya deja de llorar mamá que nadie a muerto!!!
- ¿!Cómo te atreves a gritarle a tu madre desgraciada!? – La sangre de Julia se
heló, el hombre hizo el ademan de amenazar a Lena con un brazo.
- No se atreva – dijo esta despacio – comprenda a su hija, esta siendo muy sincera,
no pretende lastimar a nadie, quiere que la entiendan, ¡Por Dios no ha hecho nada
malo! Yo la amo…se lo aseguro…con toda el alma.
- ¡Cierra la boca! ¡Tú, fuiste Tú!! ¡Tú la desgraciada que la metió en esto! Tú la
confundiste, ¡**** lesbiana! Desde que eras una chiquilla tenias ese problema –
chillaba el hombre mientras su mujer negaba envuelta en lagrimas – y ahora
quieres volver a nuestra hija en eso ¡**** lesbiana tú quieres confundir a Lena –
Lena se enfureció con las cosas que su padre dijo.
- Ella no me ha confundido – dijo con voz fría – me he enamorado de ella sin que
ella hiciera algo, ¡La amo! ¡te guste o no! – su padre la abofeteo tan fuerte que
callo en los brazos de Julia, que al verlo se había puesto en pie.
- ¡No se atreva a ponerle las manos encima! – rugió esta vez Julia fuera de sí,
sosteniendo a la chica.
- ¡Esa estúpida no es mi hija!
- Mejor ¡NO QUIERO SER LA HIJA DE UN IDIOTA! – dijo Lena fuera de sí. El tipo se
abalanzó sobre ella, pero repentinamente un par de fuertes brazos lo empujaron
con una fuerza sobrenatural haciéndolo caer sentado de un solo golpe, el tipo miró
asombrado a Julia que escudaba a Lena muy seria.
- Le dije que no le ponga las manos encima a Lena. – dijo mirándolo furiosa, Lena
se sobaba la mejilla adolorida.
- Si no lo aceptan está bien – dijo la pelirroja – no me entrometeré en sus vidas,
pero les ruego que dejen mi vida en paz, amo a Julia y es con ella con quien quiero
estar…lo siento madre – dijo Lena mirando por fin a su madre que no había dicho
nada en todo el escándalo – pero no pienso vivir una vida sin sentido ocultando lo
que siento, sería una mentira, ella me ha cambiado, lo han visto, soy otra persona
gracias a ella, mi vida es nueva y llena de paz y si ustedes no lo ven de esa
manera, es hora que me dejen sola…no pienso perder a la gran persona de la que
me he enamorado. – la madre de esta dejo de llorar y miro a Julia que estaba a
punto de llorar y miraba a Lena con unos hermosos ojos azules.
- Como quieras cielo…si ella te hace feliz, yo lo entenderé…se nota que te ama… -
El hombre se puso blanco como de papel al escuchar a su mujer.
- ¿Qué demonios te pasa? – dijo Sergey padre de Lena, cuando Julia casi se tuerce
el cuello al voltear a ver a la mujer asombrada, Lena sonrió a su madre.
- ¿Cómo te atreves a golpear así a tu hija? – dijo la señora molestísima – quieras o
no, ella es tu hija, merece que la comprendas, además, Julia es una buena chica,
¿No has visto como Lena ha cambiado?
- ¡Es una abominación! – dijo él, Julia lo miro molesta pero la que habló fue la
Larissa.
- La abominación eres tú que no amas a tu hija – dijo con frialdad cruzando la
habitación y abrazando a Julia junto con Lena.

– ¡oh! Cariño no sabía que te sentías tan mal con respecto a nosotros…tu padre es
una bestia.
- Madre…mami… - lloro repentinamente Lena abrazando a su madre y casi
asfixiando a Julia que no podía zafarse del abrazo de las mujeres – gracias, gracias
no sabes lo bien que me hace saber que me comprendes…
- Las tres están locas – dijo el hombre poniéndose en pie avergonzado de que una
chiquilla lo había lanzado al suelo – eres una pecadora como lo es Lena, no pienso
tolerar esto…son unas…
- Mire – dijo la voz tranquila de Julia un poco sofocada por el abrazo – no intente
insul…insultarnos…le suplico… ¿Amor, podrías…podrías soltarme un poco? – intento
Julia para poder explicarse.
- Lena, ¡la estamos asfixiando! ¡suéltala! – dijo su madre soplando a Julia de
inmediato. Era muy cómico pero Sergey estaba muy mal, todas sus creencias
estaban por el suelo, su autoridad de hombre y de padre peor que olvidadas,
detestaba sentirse menos y lo peor su esposa no lo apoyaba.
- Gracias – dijo sonrojada Julia – casi me desmayo…
- Desgraciadas – dijo rojo Sergey – se burlan de mi, se burlan de Dios, se burlan de
la naturaleza… ¡No puedo creer que las apoyes Larissa! Esto no es posible, ¡Que
dirá la gente de tu hija! ¿Quién nos dará nietos? ¿Dónde esta tu orgullo?
- ¿De que demonios hablas Sergey? – dijo seria Larissa – Si me puse a llorar, fue,
porque lo admito, fue de la sorpresa de que mi hija se enamorara de la persona
que según yo, era un mal, pero viendo bien, ¿Qué no te das cuenta cómo es Julia?
¿No has visto en el hermoso lugar en el que vive? ¿No has visto a sus padres como
la apoyan? – la mujer lo miraba como si acabara de encontrarlo en la habitación –
Nos hemos equivocado con ella, Julia es una buena persona, es más no se trata de
cómo la gente habla, ¿Qué es más importante? ¿Nuestra hija o tu odiosa
reputación?
- ¡Pero es anti natural! – se quejó desarmado. Lena para darle una lección agarro
de repente a Julia de un brazo y la beso con vehemencia, la otra ni cuenta se dio ni
tiempo de evitar semejante cosa de su novia, solo continuó el beso de su chica, el
hombre de rojo pasó a morado, la madre de Lena, se sorprendió pero no hizo nada
tonto solo sonrió – ¡Par de degeneradas! Me voy no soporto ver esto… - dijo
tomando un abrigo y saliendo dando un portazo.
- Creo que no le gusto – susurro Lena sin soltar a Julia que seguía en otro planeta.
- Eso veo hija… - dijo Larissa mirando divertida a Julia. – Bueno, ya que él se ha
ido…podemos hablar como gente civilizada…es más, quiero darles mis más sinceras
felicitaciones, espero que todo les salga bien…cualquier cosa cuentan conmigo…y
Julia – dijo la señora sacando a Julia de su nube y poniéndola roja. – Quiero que
sepas, que no fui muy indulgente contigo en el pasado…pero he entendido mucho
de ti en este tiempo, he aprendido que pueden existen ángeles…y tú haces muy
feliz a mi hija, se nota al comprobar la fuerza que ha tenido para enfrentarnos…por
eso cuenta conmigo – termino la señora ofreciendo otro abrazo a Julia, la chica se
sonrojó mucho pero agradeció mucho el gesto.
- Gracias señora…
- Dime Larissa…eso de señora es para gente que no es de mi familia…así que
pequeña, dime Larissa…bueno, ¡Ahora me cuentan pequeñas cómo pasó todo! Me
detallan todo… - las chicas se miraron contentas…
- Ok, le contamos todo…pero antes, Lena, amor, te traeré hielo para esa mejilla –
dijo Julia acariciando la mano de su chica.
- Gracias cielo.
- Ese bastardo…pero me va a escuchar, cuando llegue a casa… humm, apropósito,
quien me lleva, este tonto se ha ido con nuestro auto.
- Yo la llevaré – dijo Julia yendo a la cocina por hielo – la llevo en mi jeep.
- Gracias cielo.
Poco después las tres mujeres se pusieron al día, Larissa escuchó con mucha
atención y volvió a felicitarlas, luego Julia muy amable fue a dejar a su suegra en
su auto, era un viaje más o menos lejos por eso salieron temprano, la mujer se
despidió de Lena y se fue con la chica.
- Y ¿Cuándo es tu torneo Julia? – preguntó Larissa.
- En una semana ¿Quiere venir?
- Claro, me gustaría ver como eres en eso – dijo ella contenta – seguro que tienes
a muchas chicas detrás de ti.
- Humm – Julia se sonrojo, ¿Era esa mujer de mente tan abierta su suegra? Que le
había pasado a Larissa? – No lo sé, solo tengo ojos para su hija.
- Ya veo – dijo emocionada - ¿Y cuando te casas con ella? – Julia casi choca con el
vehículo de enfrente.
- ¿Qué? – dijo intentando no perder el control, Larissa rió de buena ganas.
- Solo era una broma, son muy jóvenes para pensar en eso – dijo muy sonriente –
pero ¿Sabes? Se ve que la amas… ¿cómo empezó eso?
- Bueno, - Julia estaba muy sonrojada – su hija es especial, ella es…no sé como
explicar…y en cuanto a lo de casarme con ella… ¿Me da su bendición para casarme
con ella si todo sale bien? – Larissa miro a Julia contenta.
- Bueno, sé que es pronto, pero si eso llega a pasar, tienes mi bendición Julia
Volkova.
- Gracias. – dijo, luego añadió un poco preocupada - ¿Cree que todo esté bien con
su marido? ¿De verdad no quiere pasar la noche con nosotras en el apartamento?
- No, no te preocupes linda, ahora veo porque enamoraste a Lena eres un cielo, -
Dijo tranquila – Sergey cambiará, solo esta un dolido…pero me escuchará, ¿Cómo
le pegó a su niña? De vedad que tienes fuerza, lo pusiste en su lugar de un golpe…
- Bueeenoo – dijo Julia apenada – no era mi intensión, señora…digo, Larissa.
- Jajaja, con el tiempo, así que no te preocupes, él sabrá cambiar, hay que darle
tiempo…ya veras, no creo que sea pronto pero lo hará cuando note que no lo está
haciendo bien, el ama a su hija.
- Eso espero – dijo Julia – no quiero tener que golpearlo de nuevo – agregó en tono
de broma, Larissa sonrió.
- Sí, no quiero que le rompas algo.
El trayecto fue normal, cuando se acercaron Julia insistió en que si todo estaba
bien, Larissa agradeció su preocupación, ella conocía mucho a su esposo, con el
tiempo tenía que aceptar a su hija, y si no lo hacía, haría como Lena, alejarse de él
sopesando el amor que le tenía a su hija. Julia dejo a su suegra en su casa,
notando que el auto de Sergey ya estaba en la mansión, Julia miró otra vez a su
suegra y esta la tranquilizó nuevamente.
- Vete, tranquila cielo, no pasa nada – solo hay que darle tiempo…debe estar
encerrado en su oficina.
- Bien, cualquier cosa…nos llama, mi casa es su casa…
- ¡Ni pienses que me iré a vivir con ustedes! En todo caso me iré donde mi
hermana si él se pone pesado…pero no lo creo, vete tranquila. – Julia sonrió
nuevamente.
- Bien ese caso…le dejo en su casa, espero verle en mi torneo…si quiere Lena
puede venir por usted.
- Creo que es una buena idea, llámame para saber la hora…vete ya, Lena debe
estar preocupada, yo la llamare desde aquí…cuidado en la auto pista.
- No se preocupe. – dijo la chica arrancando y saliendo de regreso a su
apartamento.

Todo había estado de pelos, por lo menos la mamá de Lena las apoyaba, cosa que
puso de un buen humor a la pequeña pelinegra, lo único que le molestaba, era el
hecho de que el padre de Lena había golpeado a su adorada pelirroja. Cuando
aparcó el coche en su casa, no podía creer como se había contenido para no
molerlo a golpes, no le cabía en la cabeza eso de que un hombre por muy molesto
que estuviera golpeara a una mujer, ni mucho menos el hecho que alguna mujer
golpeara a un hombre con el escudo de que era mujer. Mut la esperaba paciente
mente en la puerta con su hermosa cara blanco con manchas negras expectante,
Julia lo acarició y el contentó se fue a dormir al tener en cuenta que su ama, ya
estaba en casa.
A la mañana siguiente, Julia escuchó un silencio muy intimidante, pensó que Lena
había salido y abrió la puerta del baño sin golpear, Lena la miraba roja saliendo de
la ducha como Dios la había mandado al mundo.
- Yo…yo…yo pensé que no estabas – balbuceó Julia sin dejar de ver esas
montañesas curvas de Lena.
- ¿De verdad? ¡Sal del baño!!! – le dijo tirándole la toalla. Julia salió por
desmallarse, ¡Santo Dios! ¡Porqué la mandaste tan Buena! Pensó Julia con el
corazón desbocado, era primera vez que le miraba completamente desnuda…
Carajos necesitaría un médico si no borraba esa imagen de su mente.
- Cariño – dijo Lena tímidamente…sacando a Julia de su ensueño, con un pequeño
susto.
- Dime, querida…
- Devuélveme la toalla…por favor ¡Y no mires!!! – le dijo la chica desde el otro lado
de la puerta…en ese instante Julia cayó en la cuenta que tenía la tierna toalla
rosada de Lena en la cara… “Con razón huele tan bien”
- Claro – dijo Julia – No mirare…hazte un poco para atrás – dijo pensando
completamente lo contrario. La chica se hizo un poco atrás y Julia metió un poco la
mano, Lena tomo la toalla, pero Julia no la soltó sino, que haló a Lena hacia ella
tomándola en sus brazos fuera del baño.
- ¡Julia! ¿Qué haces? – dijo Lena roja forcejeando para entrar de nuevo, pero su
novia era más fuerte y la tubo contra sí con una sonrisa muy pícara.
- Quiero darte un beso. – dijo dando un tierno beso a Lena en la barbilla.
- ¡Estoy desnuda Julia! – dijo avergonzada y muy roja intentando ocultar su rostro.
- ¿De que te avergüenzas si eres tan hermosa? – dijo Julia en sus oídos – Eres una
escultura, princesita… - la voz de Julia se hizo ese susurro tan tierno que Lena
amaba – nunca te avergüences eres una mujer muy bella…te amo Lena – le dijo al
oído – eres mi diva, mi madona, mi diosa…mi Venus…te amo – beso – te amo –
beso – te amo.
- Yo igual – dijo Lena olvidando de una vez por todas la toalla y besando a Julia con
fuerza, salto para abrazar a Julia con sus piernas, Julia muy excitada la apoyo
contra la pared, el beso subió de tono, las manos de Julia se apoderaron de las
piernas de Lena, exploraron la tersa piel de las largas piernas de Lena con deseo,
Lena por su parte, sacó la camisa de Julia con dificultad sin dejar de gemir, sus
manos recorrieron la delgada y fuerte espalda de la morena, pudo sentir su
abdomen fuerte contra el suyo… ¡Cielos deseaba a Julia con locura! Su entre pierna
se humedeció, Julia podía sentirlo contra la piel de su abdomen, eso la volvió loca,
sus manos se apoderaron de sus senos, su boca recorrió su cuello suave y con olor
a jabón de frutas, Lena arqueo la espalda, solo de pensar lo fuerte que era Julia al
sostenerla de esa forma como si nada la hacía perder el control de sus cinco
sentidos…los labios lobunos de Julia volvieron a los labios de Lena para apagar un
poco los gemidos – ¡Ho! ¡Julia! ¡Te amo! – dijo antes que las manos de Julia
bajaran lentamente por sus costados para acariciar sus nalgas…
- ¡JULIA VOLKOVA CON UN DEMONIO!!!!! – gritó Oleg Volkov desde fuera del
apartamento de las chicas dejándolas heladas, apunto de un ataque al corazón -
¡ABRE LA CONDENADA PUERTA!!!!
- ¡Dios! – dijo Julia poniendo a Lena despacio en el suelo, Lena roja recogió la toalla
y huyó a su habitación, mientras Julia se acomodaba la camisa y el cabello -
¡demonios! – dijo antes de chocar con una mesita justo antes de abrir la puerta. -
¡Papá! ¡mamá! – dijo nerviosa “Que demonios hacen aquí” se dijo mentalmente.
- Venimos a verte cielo – dijo su madre dulcemente, era una mujer delgada y
cabello oscuro, estaba al lado de Oleg alto ojos azules idénticos a los de Julia que
parecía muerta de pálida y nerviosa - ¿Estás bien? Te veo un poco agitada.
- No es nada, calentaba para, para el entrenamiento de Karate….ejem, pasen…no
se queden ahí fuera…pasen, Lena se alegrará de verlos.
- ¿Cómo has estado hija? – dijo su padre contento – pensé que te habías mudado,
teníamos un buen rato llamando a la puerta…
- Tenía muy alto el estéreo – mintió la chica cuando ya estaban el la sala.
- Larissa nos llamó ayer – dijo él sin prestar atención a su hija, la chica los miró
repentinamente con una curiosidad muy poco disimulada.
- ¿De veras? – dijo ella, Justo cuando Lena salía de su cuarto con un short y una
blusa negra.
- Hola, Hola ¿Cómo han estado señores Volkov? – saludo la chica todavía muy roja
con el cabello suelto sobre sus hombros.
- Muy bien cariño – dijeron los padres de Lena contentos, Julia seguía con cara de
interrogación pero su madre le respondió – hemos venido a visitarlas ya que Julia
no se digna a hacerlo, menos cuando, tiene nueva novia, la verdad ella nunca
cuenta nada – Julia trago saliva, ya sus padres lo sabían, Larissa les había llamado.
- Eso es cierto – Dijo Oleg abrazando a Julia con fuerza – ¿Ahora no nos quieres
decir quien es la que te quita el sueño?
- Bueno, yo…yo quería – Julia se sintió incomoda Lena sonrió.
- Ella esperaba que nos viéramos en las vacaciones para anunciarles que somos
novias, pero veo que mi madre no aguanto las ganas de salir con la noticia… - dijo
esta tranquila – era una sorpresa.
- Humm – dijo Oleg sonriente - ¿Así que mi Julia te ha conquistado?, Julia eres toda
una leyenda… - dijo orgulloso
- Sí…ella me conquisto sin darme cuenta… ¿Gusta algo de tomar mientras mi hora
novia se da una buena ducha?
- Claro cielo, hemos venido a invitarlas a comer…espero no arruinemos ningún plan
que tenían – Dijo Inessa con una sonrisa.
- Claro que no, iremos ¿Verdad amor? – Julia sonrió a manera de asentimiento no
muy de acuerdo con que sus padres no habían arruinado un plan de ellas…de hecho
habían casi matado a Julia del susto en medio de una calentura hormonal.

Julia se fue a dar un baño y se cambio para verse más formal, pero llevó consigo el
bolso de entrenamientos de para futbol, esa tarde tenía entrenamientos, así que en
el fondo se sentía un poco molesta ya que la inoportuna llegada de sus padres la
habían casi matado y le habían quitado la oportunidad de poseer a Lena, cosa que
había soñado por casi toda su vida…sin embargo sabía que oportunidades como esa
las tendría más adelante solo le quedaba ser paciente.
Julia iba vestida con un jeans negro, con unas botas muy chics largas del mismo
color una camiseta ajustada a su cuerpo blanca y una chaqueta azul oscuro que
hacía resaltar sus ojos azules, el cabello muy liso con un mechón juguetón sobre la
frente y lentes oscuros. Lena llevaba un vestido blanco muy de otoño dejando ver
sus largas piernas blancas, unas sandalias muy femeninas color crema y su
bellísimo cabello ensortijado recogido en una elegante cola alta. Al llegar al
restaurante platicaron de cosa cotidianas. Oleg les contó que estaba por abrir una
sucursal de autos en Paris y que necesitaba urgente arquitectos para los proyectos
de urbanización en los que estaba invirtiendo millones de euros, con ojos de quien
no quiere la cosa miró a su hija, esta sonrió cuando su ensalada llegó y asintió a su
padre sin decir mucho. Inessa era dueña de la tienda más grande de moda de toda
Rusia además de ser la diseñadora mas importante de ese país, así que esta le
platicaba a Lena, que ella siendo casi una bellísima sicóloga, le sería una excelente
modelo para sus diseños…Lena sonrió, meses atrás ese hubiera sido su sueño, sin
embargo ahora, con la responsabilidad que le inspiraba Julia, amablemente le dijo
que sus planes eran dedicarse a tiempo completo a abrir su propio consultorio.
- Interesante, ¿Cuánto les queda para terminar? – preguntó alegremente Inessa
lejos de molestarse con el rechazo de Lena.
- A mi un trimestre más, pero Julia que es una súper dotada, termina en dos
semanas…se ha dedicado a un proyecto los últimos meses y le queda poco para
presentarlo. – dijo Lena sin disimular su admiración por Julia. Inessa sonrió y beso
a su hija en la mejilla. Julia miro a su mamá sorprendida ya que ponía atención a
su padre.
- ¿Madre?
- Nada cielo, solo que ya casi eres Arquitecto, la verdad que no sé como haces,
siendo maestra de piano, Karateca y futbolista. – dijo ella sorprendida. Julia se
sonrojo y miro a Lena apenada, esta en cambio se enorgulleció de ella.
- Y tiene una pasión rara por la física, la he visto leyendo complicados libros sobre
Cinética y resolviendo ecuaciones de una complejidad sorprendente...ya desarrolló
un teorema que esta en discusión en la academia de física de nuestra universidad.
- ¡Ho, Vamos Lena! – dijo Julia roja - ¿Y qué me dices del método que desarrollaste
para tratar fobias? ¿Y de la enorme capacidad que tienes de retención? ¿Sabes
padre? Lena es capaz de memorizar notas acústicas en lectura y sin ellas con solo
verlas u oírlas una vez…
- Impresionante – dijo Oleg verdaderamente asombrado - ¿Cómo haces eso Lena?
- No, no es nada – dijo Lena sorprendida de sí misma.
- Y lee a una velocidad de casi 400 palabras por minuto…. ¿Ahora quién es el
genio?
- Las dos – dijo Inessa contenta.
- En eso tienes razón – continuó Oleg – Ya me imagino a sus hijos…además de
preciosos... ¡Genios! – dijo con voz de añoranza, Julia se sonrojó de golpe y Lena
sonrió apenada.
- ¡Oleg! – le reganó Inessa - ¡Las estas avergonzando! ¿No ves que son muy
jóvenes?
- ¡Ho, vamos! ¿Qué no ves que están hechas la una para la otra? – dijo él sin darle
importancia a la cara de rábano que tenía Julia.
- ¡Padre! Piedad… - susurró Julia. Lena sonrió y tomo de la mano a Julia.
- Sí, tiene razón, nuestros hijos serán muy hermosos – dijo Lena muy segura dando
un beso en el rostro a Julia, está miro a su novia y rió contenta.
- Por supuesto…con una madre como Lena…en definitiva que serán preciosos… -
dijo Julia besando a Lena. Inessa lloró un poco Oleg también, se miraba cómico, el
hombre imponente lloriqueando junto a su esposa.
- ¡Hay! ¡Mi niña ha crecido! Ya quiere hijos, ya seremos abuelos Inessa… ¿Te has
dado cuenta? Ya dentro de poco seremos abuelos – dijo entrecortadamente
causando la risa de las tres mujeres.
Así se la pasaron toda la tarde, comieron muy a gusto, Julia se sentía como
transportada, sus padres reían, la madre de Lena les apoyaba…y de repente Julia
recordó, que quizás sus padres ya sabían que Sergey no estaba de acuerdo. La
joven, tomo un poco de su cerveza y luego miró fijamente a su padre.
- Y bueno papá, ¿Cómo ves eso que Sergey no nos quiere juntas? – dijo
repentinamente la pequeña Julia. Oleg la miro poniéndose repentinamente serio.
Lena dejo de reír al igual que su suegra y miro al hombre.
- Bueno, es un gran amigo, - dijo eligiendo las palabras con cuidado – la verdad,
que considero…humm, es difícil, no quiero que las perjudique, pero tiene derecho a
sentirse como el considere correcto, pero no a entrometerse en la vida de ustedes,
ya no son unas bebes, por ello, denle un poco de tiempo, es un buen hombre. –
dijo revolviendo su corbata – veras, yo no veo nada de malo que estén juntas dos
chicas, si hay amor eso es lo que cuenta, pero si él no lo ve así, tendrá que
aceptarlo poco a poco…pero si quiere de alguna forma lastimarlas…eso, jamás se lo
voy a permitir. – Dijo mirando fijamente su copa.
- Gracias padre – dijo la pequeña – la verdad que yo también respeto que este en
desacuerdo…pero espero que no nos perjudique.
- Lo mismo pienso – dijo Lena tranquila. – Con el apoyo que ustedes y mi madre
nos dan, estoy más que feliz, les agradezco todo su amor.
- No es nada cielo – dijo la madre de Julia sonriendo – es un placer tenerte en
nuestra familia – Julia tomo la mano de su chica y sonrió, pero llamó su atención el
reloj de pulsera de la pelirroja y en su rostro se dibujó una cómica cara de fastidio
y preocupación.
- ¡Demonios! Estoy un poco retrasada para los entrenamientos, Alexander me va a
matar… - dijo poniéndose en pie – me va a torturar lenta y cruelmente hasta que el
barro o la nieve me despellejen… ¡Es entrenamiento previo antes de enfrentarnos a
las campeonas de Italia! – exclamo desesperada Julia tomando sus cosas – Lo
siento, madre, padre, amor de mi vida, pero debo irme – dijo besando a los
aludidos – antes que el afeminado de mi entrenador, busque una guía rápida para
tortura y despellejamiento…o antes de que le de un ataque al no verme…
- ¡Claro hija no te preocupes! – le dijo su madre dándole una nalgada.
- ¡Mamá! – dijo muerta de la pena Julia.
- ¡Vete se te hace tarde! – le reprochó sin importarle las quejas de Julia – ¡y
consigue entradas! Que queremos ir al partido.
- ¡Aja! ¡No te daré entrada alguna se me vuelves a tocas mis pompas mamá!
- ¡Julia! – le reganó Lena dándole un beso rápido antes de que esta saliera
corriendo.
- ¡Está bien! – dijo al dar la vuelta y perderse entre la gente no sin antes decir que
podían llevarse su auto y que ella regresaría a pie a casa.
La velada la había pasado magnifico Lena, así que a la media hora de que Julia se
fuera, ellos tomaron el postre, rieron un poco más y se despidieron acordando
verse en la final del torneo de karate Julia y en el partido de Futbol de la misma.
Mientras Julia como imagino, Alexander su entrenador estaba histérico, al verla
llegar tarde, pero sin más, la chica lo ignoró y comenzó a entrenar muy feliz por su
suerte. Cuando por fin el entrenamiento terminó, Julia muerta de cansancio llego a
casa, Mut la recibió como era costumbre, la chica lo acarició contenta y se dirigió a
la sala que estaba en penumbras, pensó que tal vez, Lena se encontraba
estudiando así que no quiso molestarla y se dispuso a ver la tele. Julia vestía un
buzo negro y una camisola blanca, tenía calor así que no quiso cambiarse. Se sentó
frente al televisor sin importarle nada en sí los programas, todo con tal de no
encerrarse a estudiar partituras o diseños.
Se encontraba entretenida mirando un documental de animales del Ártico, cuando
unas manos le acariciaron el pecho, bajando suave y atrevidamente sexy entre sus
senos hasta su fortalecido abdomen, el perfume de Lena le invadió al instante, la
chica sonrió con deseo, los labios de Lena le invadieron el cuello.
- Hola, mi amor – dijo Julia en un susurro. Lena sonrió y le mordió suavemente una
oreja. - ¡Auch! Eso me dolió… - continuó Julia con el mismo tono de voz.
- ¿En serio? – escucho la sexy voz de Lena en su oreja derecha… - Que débil eres
amorcito.
- ¿Eso crees? – dijo suavemente Julia subiendo sus manos sobre las de Lena y
invitándolas a tocar con más firmeza su definido abdomen.
- Hummm, que duro tienes tu abdomen…eso me gusta – dijo Lena sin dejar de
besar su oreja y sin dejar el tono sexy - ¿Cómo te fue?
- Bien… - dijo Julia disfrutando de los dedos delicados de Lena acariciando sus
cuadritos definidos, poco a poco Lena fue bajando a un más…llegando al límite del
buzo, luego subió nuevamente hasta su cuello y se separó haciendo a Julia que
protestara – ¡Lena! – la chica no respondió, Julia se puso de pie dispuesta a
secuestrar a su novia en sus brazos pero Lena ya se encontraba rodeando el sofá
para encarar a Julia.
Lena vestía ya su pijama, que era una camisola con un diminuto short, la muchacha
miraba a Julia sin disimular su deseo, al igual que Julia que no dejaba de admirar
las piernas de Lena…la chica la empujó suavemente pero con decisión al sofá, Julia
cayó sentada sin apartar la vista de su chica, esta se sentó a horcajadas sobre la
otra y sin decir nada la besó.
- Te extrañé por la tarde – dijo cuando al tomar aire le soltó.
- Yo también – dijo Julia acariciando los risos de Lena, esta se apartó de Julia y se
dispuso a ponerse en pie, a Julia le extrañó su repentino cambio, esta se puso en
pie y la tomo en brazos para que no se le escapara. – espera, te necesito – susurro
Julia.
Lena sonrió y se volteo para mirar a los ojos a Julia, sus dedos acariciaron
suavemente el rostro de Julia – “ámame” – le pidió en un suspiro Lena, Julia la
besó sin esperar más, sus fuertes pero delicadas manos, se apoderaron de las
caderas de Lena, poco a poco sus labios, encendidos de pasión con la petición de
Lena, acariciaron con delicadeza el cuello de la pelirroja, que a su vez, recorría la
espalda tonificada de la morena…poco a poco el beso subió de tono, las manos de
Lena, hicieron desaparecer la camisola de de Julia junto con su bra color blanco,
sus suaves manos masajearon los senos de Julia, la pelinegra se prendió
irremediablemente y desesperada dejo a Lena sin su camiseta, el cuerpo tibio de
Julia era perfecto, su espalda fuerte, su tonificado abdomen, su tez morena,
volvieron loca a Lena, Julia cargo a Lena en busca de la mesa del comedor que en
penumbras se encontraba a unos metros, la coloco suavemente sobre la mesa,
Lena le dio espacio abriendo sus largas piernas y apresando a Julia entre ellas,
mientras sus manos desesperadamente alborotaban el cabello de Julia.
Lena gemía suavemente cuando Julia sacó su diminuto short y lo tiro lejos, sus
manos recorrieron suavemente las piernas de la pelirroja que cada vez quería más,
Julia no tenía prisa, no ahora que estaba junto a la mujer que amaba, Lena invitó a
Julia a jugar con sus senos con sus manos, no podía resistir, las manos de Julia
eran como mariposas cerca de su vientre, quería fundirse en ella, Julia suavemente
acarició con la lengua el seno derecho de Lena, esta arqueó la espalda de gusto, no
aguantaba más, ardía de deseos, quería que Julia la tomara, que la hiciera suya, la
trajo aún más hacia sí misma, aferrando a la chica con sus piernas, su entrepierna
gritaba por atención.
Lena era tan hermosa, sus pechos erectos le volvían el mundo más absoluto y
prístino, sintió como las piernas de Lena la atraparon entre ellas…la invitaba a
hacerla suya, solo suya…Lena poco a poco saco el buzo de Julia dejándola igual que
ella, Julia sabía que era hora, su mundo era Lena, ella y su cuerpo pidiendo a gritos
su amor. La muchacha morena, con fortaleza se inclino sobre Lena, esta la invito
aferrándose a ella en un abrazo, no aguantaba más…y sin más, Julia arrancó muy
excitada las braguitas de Lena lanzándolas lejos…y de un momento a otro Lena la
sintió dentro de ella, una ola de calor la invadió, el placer cubrió cada centímetro de
su piel, gimió enterrando las uñas en la espalda de la morena, el movimiento era
suave pero firme, casi no podía controlar su cuerpo, unos minutos más tarde Julia
con brusquedad la levantó y la aprisionó contra la pared más cercana besándola
con pasión y repitiendo las envestidas de pie, Lena grito el nombre de Julia justo
antes de la explosión pero, justo antes, Julia salió de ella, Lena abrió sus ojos,
pidiendo desesperada más…
- Con calma – dijo la voz de Julia con un tono muy sexy y grabe.
- Ho Julia – susurró Lena – te amo.
- Igual, amor mío – Respondió Julia entrando a su habitación y acostando a Lena.
Julia se acostó sobre su chica, abriendo suavemente las piernas de Lena, se coloco
en medio y volvió a entrar en ella gentilmente, los gemidos de Lena y Julia llenaron
toda la habitación, luego suavemente salió y bajo para ofrecerle placer a su chica
con su boca, Lena no tenía de donde aferrarse, pensó que tanto placer era
imposible, la boca de Julia la beso, Lena la apretó contra ella ferozmente, mientras
Julia se acomodaba nuevamente para tener contacto directo con el sexo muy
excitado de su chica y el suyo, el simple roce de ambas las volvió locas.
- ¡Hooo! ¡Juliaaaa, hooooo! ¡Haaaaa! – chilló la pelirroja cuando el orgasmo
múltiple invadió cada partícula de su cuerpo, Julia continuó con fuerza, sudando
gimió con los arañazos de Lena en su espalda, lo que le llevó al borde de la locura,
sintió como cada centímetro de su piel se incendiaba…como el placer le quemaba el
interior.
- ¡Hooooo! ¡Haaaaaaa! Te amo Lena….con toda mi alma – susurró cuando ya no
pudo más, y el orgasmo le dejo exhausta. Lentamente se acurruco en el pecho de
la pelirroja que intentaba recuperar los latidos de su corazón, acarició el suave
cabello liso de Julia y esta le miro llena de amor y la beso, un beso tierno de
agradecimiento, de pasión. – te amo Lena…no sabes lo feliz que me haces.
- Igual, igual cielo mío – respondió Lena – fue fantástico…te amo. – diciendo esto,
ambas se quedaron dormidas.

A la mañana siguiente Julia despertó primero, debido a la costumbre de entrenar


muy temprano, solo que esta vez, tenía a Lena sobre su abdomen, el precioso
cabello de la pelirroja le bañaba todo el torso haciéndole cosquillas. No se movió
para contemplarla unos minutos, sonrió y contenta pensó en un futuro entero con
esa mujer, definitivamente era todo lo que soñaba. Con el mayor cuidado del
mundo, se acomodo un poco y pensó si tenía que ir o no a entrenar, era un lunes
bastante agitado, debía ir a la Universidad y luego a clases de piano, pero apenas
eran las 5am, por ello decidió esperar que su doncella despertara.
Lena nunca había dormido tan bien, sentía su rostro sobre el firme abdomen de
Julia, sonrió entre sueños de solo recordar a su amante y la noche anterior, su risa
se hizo audible sorprendiendo un poco a Julia, las manos de Lena subieron
lentamente por el cuerpo de Julia, hasta que sus cuerpos y sus rostros estuvieron
completamente alineados.
- Debes de tener como una hora despierta – dijo Lena susurrando sobre los
deliciosos labios de Julia.
- No, solo media hora, son las 5 y 30…no quise molestarte…te veías demasiado
preciosa dormida. – Lena sonrió a Julia y se besaron por unos minutos, hasta que
sin darse cuenta hacían nuevamente el amor, despacio y sin reservas.
- Creo que me mudaré a tu cuarto si todas las mañanas haremos el amor así… -
Dijo entre risitas Lena aún con el corazón un poco agitado.
- Hummm – dijo Julia aún sobre Lena – espero que lo hagas antes que te rapte,
bueno no entrenaré por quedarme haciéndote mía…
- Hacer el amor es un buen entrenamiento – dijo Lena acariciando el cabello oscuro
de la chica.
- Ok, está decidido…te cruzas a mi cuarto – dijo Julia con una sonrisa y besando a
su chica.
- Julia, Julia Volkova, ni pienses que me has convencido…
- ¿haaaaa nooo??? – le dijo mientras forcejeaban y se hacían cosquillas.
- ¡Julia! ¡Basta! Por favor, ok tú ganas… - decía Lena muerta de la risa - ¡Déjame!
¿No se supone que tienes que ir a clases? O a entrenar… ¿No debes hacer algo en
la mañana? – le dijo intentando salir de las cosquillas de su chica.
- Tienes razón – dijo de repente Julia – debo ir a clases…y entrenar…voy a
ducharme. – dijo cuando salió corriendo al baño completamente desnuda. Lena
sonrió, miró el reloj y su sonrisa se borro.
- ¡Dios! ¡llegaré tarde por tu culpa Volkova! – dijo también al salir corriendo a su
cuarto para tomar una toalla y ducharse, eran las 7 y media y entraban a las 8 en
punto a clases respectivamente.
Esa mañana fue especial para ambas, Julia recibió su fecha para defender su
trabajo final y Lena un reconocimiento a su labor en el descubrimiento a un nuevo
tratamiento para las fobias, Julia ayudó a Lena a pasar todas sus cosas al cuarto y
en un poco de tiempo los días se llenaron de sorpresas, los padres de Julia les
visitaron nuevamente junto con la madre de Lena, para presenciar las peleas de
Julia en clases de Karate, Julia lo hizo muy bien y fue galardonada con una medalla
de oro, mientras que en soccer con tan buena suerte que ganaron su partido con
tres goles de ventaja siendo dos de ellos realizados por la pequeña Volkova.
Ese día en Moscú Sergey, caminaba de un lado a otro en su pequeño apartamento,
se había mudado de casa de su esposa, cuando esta se negó a apoyar su enfado.
Se encontraba triste, tenía más de seis meses de no saber nada de su hija de
manera directa, cosa que no era así, siempre Lena le contaba sus cosas, ahora, ni
ella ni él, tenían contacto alguno. Lo único que recordaba era haber visto a la
pequeña Volkova en una fiesta de los asociados a su empresa, le recordó que era
muy elegante y segura de si misma, ella lo vio y no hizo gesto alguno de
desagrado, solo inclino la cabeza para hacerle saber que le saludaba, ella estaba a
unos cinco metros de él, platicaba con algunos arquitectos de la ciudad y luego la
escuchó hablar con su hija por teléfono lo recordaba como si fuera ayer, ella pidió
con mucho recato y educación le permitieran tomar la llamada “Es la mujer de mi
vida” había dicho.
- Dime, Lena – la vos de ella al decir su nombre cambió, sus ojos brillaron
contentos, él no podía creer que era cierto. – claro, claro mi amor, tú sabes como
es mi padre, sí, sí, él quería que viniera…. – ella sonrió – claro, ¿Te acuerdas del
señor Lokov? – hizo una pausa y su tierno rostro se sonrojó, su mano libre se
refugió en su bolsillo de su elegante pantalón de fino corte, no sin antes acariciar su
cuello – él, fue el que me permitió entrar a la Universidad sin necesidad que tuviera
17, claro, el mismo…mi padre quería que le pidiera unos diseños…exacto, él cree
que lo convenceré que trabaje para él… - ella sonrió nuevamente – igual, pero te
extraño, mucho, mucho, espero que estés despierta para cuando llegue a casa,
pero si no, descansa, te veo mañana, te amo – dijo al fin con una tierna sonrisa,
esa chica le decía a su hija abiertamente en público que la amaba, ya que a pesar
que no elevaba la voz, era audible y todos sabían que se refería a una chica, ¿Sería
posible que fuera verdad?
Sergey acabó su tercer vaso de vodka y miró el reloj, pensando nuevamente en
eso, ¿sería posible? ¿Era capaz una mujer amar a otra mujer? Su mente se detuvo,
no podía procesar eso con facilidad, no, lo habían educado con esos valores de ser
fiel a lo que la Iglesia y tus padres decían, esas cosas de mismo sexo eran cosas
del mismísimo apocalipsis, de ser superior a las mujeres…pero sabía que eso último
no era cierto, no era para nada cierto, su mujer Inessa no era para nada inferior a
él, siempre la amo, ella lo era todo para él, ella era muy inteligente un ser humano
igual a el, entonces ¿Los seres humanos acaso no estaban destinado a estar
juntos? Si al fin y al cabo lo que vale es el hecho de que eres un ser humano.
Sus ojos se clavaron en la foto de Lena, era una pequeña foto que tenía en la
mesita esa tarde, miro sus manos otra vez, sabía que la chica se había graduado
hace dos días y que Julia comenzaba a mostrar su genialidad en una empresa
constructora, además que había hecho una fuerte donación a una organización para
animales desamparados. Su decisión ya estaba tomada, busco las llaves de su auto
y en unos minutos se encontraba golpeando las puertas del apartamento de Julia.
Las manos le sudaban, no sabía como demonios había llegado ahí, eran las 7pm,
hacía frio y no parecía que hubiera alguien en casa, los nervios le había jugado una
mala pasada. El hombre se miro desesperado las manos sudorosas y pensó que era
mejor irse de ahí, justo cuando se disponía a bajar las gradas del apartamento de
Julia la puerta se abrió dejando ver a la joven Volkova.
Ambos se miraron asombrados, ¿Era idea de él o Julia era más alta de lo que
recordaba? De hecho se miraba hermosa con ese vestido, la chica miró al hombre
sin mostrar miedo o bien nervios, ella si hizo a un lado para dejarlo pasar yo con
voz tranquila le dijo que no se quedara ahí fuera.
- Yo, yo, sol… ¿Estas ocupada? – dijo nervioso.
- No, no, pase, no se quede ahí con el frio que hace, Lena no está, esta mañana,
doña Larissa y ella han salido a Francia – dijo suavemente, él nervioso paso ante la
hospitalidad de la morena. - ¿Quiere algo de tomar?
- Un, un poco de agua – dijo aún nervioso, miro el apartamento para no verla a los
ojos, era muy bonito justo como lo recordaba, pequeño con las cosas todas
ordenadas, la sala muy acogedora aunque pequeña, era perfecto para dos
tortolitas.
- Esta bien – dijo Julia más amable, sonrió un poco al verlo mirar hacia el
apartamento – no ha cambiado mucho, a su hija le encanta el orden. Yo en lo
particular soy un desastre ella se encarga de halarme las orejas cuando dejo algo
en donde no debo. – el sonrió, era igual que Larissa.
- Bueno, para que veas en que te has metido – dijo él con timidez.
- Créame que sé en donde me he metido – dijo ella como si hablara con un antiguo
amigo. – le traigo su agua.
Ella se fue a la cocina y luego regreso con un vaso enorme de agua, mientras él,
todavía no sabía como comenzar. La chica se sentó frente a él y espero tranquila, él
se miró nervioso las uñas y sonrió con poco entusiasmo, ella solo rió un poco,
dejando ver su perfecta dentadura blanca.
- Mi buen amigo, - dijo ella por fin – amo a su hija como a nadie en este mundo,
usted es el padre de la mujer a la que amo, sé que le ha costado vivir lejos de
ellas, de su esposa que aún lo ama y de su hija quien aunque no lo crea lo respeta
mucho. – dijo la morena con su voz serena, la misma que empleaba con todas las
personas, era tranquila y muy efusiva – a ellas también les duele que usted no este
con ellas, ellas lo aman. – Mut el gran gato con manchas negras con blancas
ronroneo a Julia quien lo tomo en brazos y lo acarició – Mire, el es Mut, Valiente en
alemán, a él también le hace falta Lena que es solamente su ama, no me puedo
imaginar lo que le hace falta a usted siendo ella su hija. – Julia volvió a sonreírle
como para darle confianza.
- Yo, yo no sé, yo no sé como explicarlo…tú dices amar a las mujeres… - Julia lo
interrumpió, con tono suave.
- Solo amo a su hija.
- Bueno, bueno a mi hija… pero, bueno – se movió incomodo - ¿Y mis nietos
cuando piensan darme nietos? ¿Cuándo me la pedirás en matrimonio? ¿Piensas
vivir con ella en pecado? – Julia tardó tres segundos en soltar una carcajada, él
también se rió de buenas ganas, Mut los miraba con fría indiferencia no muy
contento que su ama preferida había preferido reír que seguir abrazándolo. – Yo, yo
solo quería estar seguro – dijo cuando la risa y el peso que tenía en el pecho dejó
de molestarle – Que amabas a otro ser Humano, como este te ama a ti.
- Tenga por seguro que la amo – dijo Julia muy seria a pesar que aún estaba roja
de la risa. – En cuanto a los nietos…humm, mejor déjeme pedirla primero en
matrimonio, a los tres años de casadas le prometo nietos – dijo divertida él sonrió.
- Ahora, quiero pedirte muchas disculpas…me comporte muy mal con ustedes, he
perdido tiempo valioso al lado de mi hija – nervioso se rasco el cuello.
- No se preocupe, que esto hará muy feliz a su hija, además, créame, el tiempo
más valioso en el que ella lo quiere ver junto a ella, es el día en que se case con
migo. – Él sonrió.
- Bien… ¿Cuándo regresa de Francia? Quiero decirle lo mucho que la he extrañado y
pedirle perdón a mi esposa. – Mut maulló molesto saltando nuevamente al regazo
de Julia.
- Hoy a las nueve de la noche, ¿Quiere ir con migo a traerlas al aeropuerto?
- Sería genial Julia – dijo él - ¿Será que no me tiren las maletas de mano?
- No creo – dijo Julia pensativa solo para molestarlo – Lena solo llevo su pesado
bolso de la laptop…
- Creo que me convenciste – dijo él mirando su vaso vacio de agua.
- Bien en marcha – Mut la miro molesto – Esta bien, gastito precioso, tú te vienes
con nosotros. – dijo tomando al gato entre sus brazos. – Creo que mejor nos
vamos en mi auto, ¿Le parece señor Sergey?
- Sí, es mejor mi auto es muy pequeño, es solo para dos personas, el otro lo deje
con Larissa. – dijo pensativo.

- ¿Crees que ella me perdone?, bueno yo…le di una cachetada…


- Y yo le di un buen empujón – recordó Julia tranquila. – Bueno, para eso vamos a
verlas juntos, para pedir perdón ¿no? – dijo Julia tomando las llaves de su auto. –
Yo ya lo he hecho, he perdonado su mala faceta, es más, si hubiera venido antes,
unos pocos días que me le había dado a Lena, le juro que lo golpeaba de nuevo –
dijo como si se tratara de las noticias deportivas – le juro que no se me pasaba la
rabia, con solo ver la carita de mi ángel toda roja – él tragó saliva, verdaderamente
no quería recibir un puñetazo de una chica como Julia que no aparentaba fuerza,
pero que era realmente muy, muy fuerte.
- Me comporte como un animal – dijo apenado ya cuando se dirigían al aeropuerto.
- Humm, bueno, no se mortifique. Todos cometemos errores – dijo Julia
comprensiva – todo está en darnos cuanta a tiempo que los hemos cometido y
pedir perdón por ellos. – él asintió un poco mejor y ambos guardaron silencio.
Cuando llegaron al aeropuerto Sergey no estaba seguro, que Lena con su carácter
orgulloso le iba a perdonar tan fácil como lo hizo Julia, miraba nervioso y de reojo
el reloj de plata que llevaba la pelinegra que leía distraída la pizarra electrónica
para ver cuando llegaba el avión con su hija y su esposa. Las manos le volvieron a
sudar, ya que no había sentido como el tiempo había pasado tan rápido y Julia ya
hacía señas con las manos a las mujeres que eran separadas de ellos por unos
segmentos de cristal. Cuando pasaron por aduanas las reconoció, pudo ver lo
hermosa que se miraban ambas, Lena con ese traje negro ejecutivo oscuro,
dejando ver una blusa color blanco su pelo largo y liso, junto a Larissa que vestía
con un vestido de fino corte estilo inglés. Julia corrió a abrazar a Lena quien hizo lo
mismo.
- Te extrañé bebe – dijo Lena dando un beso a Julia en la frente.
- Yo también, no sabes lo aburrido que es trabajar sin ver tus bellos ojos, cielo,
¿Cómo estuvo el viaje señora Larissa? – dijo Julia saludando a Larissa. Pero esta se
quedó viendo a un punto detrás de Julia, el abrazó de Lena se hizo más fuerte al
seguir la mirada de su madre.
- Sergey ¿Qué haces aquí? – dijo Larissa seria. Lena miro a Julia como buscando en
ella la respuesta de su padre, ya que si estaba allí no era por casualidad.
- Yo, bueno, yo he venido a ofrecer una disculpa – dijo muerto de la vergüenza,
Lena no dejaba de verlo muy seria, aún no olvidaba esa cachetada.
- ¿Una disculpa? Creo que es mejor que me siente. – dijo Lena soltando a Julia -
¿Has traído a mi padre Julia? ¿Fuiste tú quien lo trajo? – Preguntó la pelirroja
molesta.
- Lena, debes escuchar a tu padre – dijo Julia en voz baja mirando a Lena a los ojos
– él quiere que sepas algo antes que empieces a enojarte, vamos preciosa – le dijo
dándole un beso en los labios - ¿Qué pierdes escuchando? Debes tener paciencia. –
Pero Lena se puso roja, claro como a Julia no le habían dado una cachetada que le
había dejado sin sensibilidad una parte de la cara.
- ¿Qué quieres que escuche al hombre que me golpeó? – dijo histérica.
- Lena hija, por favor no grites – pidió nerviosa Larissa, Sergey retrocedió un poco
asustado con la expresión de furia repentina de Lena.
- ¿Cómo quieres que no grite si Julia ha traído al hombre que me golpeó como si de
un animal se tratara? – dijo soltándose del abrazo de Julia, no quería ni ver a su
padre ni en pintura, ni a Julia por haberle traído a su némesis.
- Cariño, cielo, espera no te enfades, él me ha pedido perdón, sabes que lo perdone
hace mucho, a mi tampoco me gustó el hecho de que golpeara…
- Por favor Lena, hija te amo, me comporte como un animal lo sé… - Solo de oírlo la
sangre le hirvió.
- ¡Schwachkopf! – dijo la chica en alemán “Imbécil” apartando a Julia de un
empujón. – ¡Du bist aine Schwachkopf! – continuo Lena señalando a su padre muy
molesta.
- ¿Qué? – dijo él sin entender, pero Lena salió del lugar a grandes zancadas,
dejando a Larissa a Julia y a Sergey asombrados. Julia revolvió su cabello negro
como escabeche y maldijo por lo bajo - ¿Qué fue lo que dijo?
- Que es un imbécil – tradujo Julia seria. – Creo que a Lena le cuesta mucho más
que a mi dar un perdón…los dejo para que hablen – dijo refiriéndose a ambos
adultos – mientras veo que hago con Lena.
Julia dejó a los señores nerviosos mirándose, mientras ella buscó a Lena en la
salida, la encontró sentada en la parte delantera del auto de ambas llorando. Julia
se acercó despacio para no asustarla.
- Lena, amor… - dijo Julia tocando suavemente su brazo.
- ¿Por qué lo trajiste? – le reprochó sin mirarla.
- Porque es tu padre, porque no debes estar todo el tiempo molesta con él, sé que
lo quieres mucho, pero eres muy orgullosa, no es para menos lo que te hizo, pero,
sé que lo extrañas.
- Pero debías haberme dicho, debías esperar no traerlo así como así, me cuesta
mucho aún, a ti no te golpeo. – le dijo a modo de explicación aún sin mirarla.
- Hey, preciosa, mírame – le pidió suavemente a su oído y tomando con suavidad la
barbilla para que le mirara a los ojos, ella la miró con sus bellos ojos grises llenos
de lagrimas. – perdón, sé que no te agradó nada verlo repentinamente, pero ¿No
es verdad que lo amas? Lo extrañas Lena, te conozco, solo que estás muy molesta
todavía con él, pero lo quieres y eso que te molesta no se irá hasta que lo
perdones. – Lena sonrió.
- ¿No crees que serías buena sicóloga? – le dio un beso.
- Bueno, vivir contigo me ayuda ¿No crees? – Julia sonrió – Ahora, ¿Qué harás? ¿No
hablaras con él?
- Está bien Julia Volkova. – dijo con fastidio, pero sin dejar de sonreír - ¿A que no
se merecía lo de imbécil?
- Con cada una de sus letras – dijo sonriente Julia, al momento que los señores
Katin aparecían nerviosos ante las chicas. Lena se separó un poco de Julia sin dejar
de ver a su padre, que revolvió nervioso su nudo de corbata.
- Bien padre, ¿Qué es lo que tienes que decirme? – dijo seria, Julia tomo su mano
para que se tranquilizara.
- Hija…todo lo que tengo que decirte es que te amo, que me perdones, he sido un
tonto…he perdido mucho por ser tan cerrado. – Dijo triste, Lena no dijo nada por
unos momentos, luego vio a Julia que la miraba con cara de “Entonces Lena es tu
turno”
- Bien, bien padre – dijo por fin, él se asombro tenía ya buen tiempo que no le
escuchaba decirle padre. – creo, creo que debemos comportarnos, solo, bueno, lo
que pasa que me ha dolido tanto como te portaste, pero…supongo que mi novia
tiene razón, bueno, que es la verdad, te he extrañado mucho y no quiero perderlos
– dijo soltándose en llanto, Larissa y Sergey la abrazaron, Julia se hizo a un lado,
no le parecía morir apretada por todos ellos, pero justo cuando daba un paso
Sergey la atrapo junto con Larissa, la pobre Julia no pudo escapar.
- ¡La has hecho tan feliz! – Dijo Sergey llorando - ¡has hecho a mi hija muy feliz
gracias Julia!
- Las queremos – Dijo Larissa apretando con todo a la pobre pelinegra, al abrazo se
sumo para horror de Julia, Lena.
- Te amo papá, los amo padres… ahora soltemos a Julia que no ha dicho nada y
creo que es porque la estamos asfixiando. - ¿Verdad cariño?
- Sí – se escucho a la pequeña desde algún lugar de los tres pares de brazos que la
rodeaban. Al verse libre se acomodo el cabello y sonrió – No estaba muriendo, es
solo que…bueno, ¿Vamos a comer y celebramos esto?
- Me parece excelente. – dijo Larissa.
- Bien no esperemos más, que muero de hambre – dijo Lena tomando la mano de
Julia, mi padre conduce, yo me iré atrás con mi preciosa novia. – dijo antes de
entrar al auto.
- Esta bien – dijo Sergey tomando las llaves del auto de Julia - ¿Qué les parece
comida Japonesa? Yo invito.
- Excelente – dijeron todas.

Un año y medio después.


Julia, había notado demasiado feliz a Lena, la chica no dejaba de comportarse como
si todos los días fuera su cumpleaños, de hecho, pensó Julia, quien revisaba unos
planos en su empresa, vestida de muy fino corte, con un traje negro, saco y una
corbata amarilla que resaltaba sus hermosos ojos azules y un impecable pantalón
ajustado a su cuerpecito atlético, que Lena tramaba algo para su cumpleaños, era
el día siguiente, solo, que no le parecía, o más bien, encontraba raro que otra
persona se pusiera tan feliz por el cumpleaños de otra persona. Julia rió, tal vez
solo se lo estaba imaginando. Las chicas se habían mudado a Moscú a un
apartamento más grande, ya que Julia ya había planeado pedirle que se casaran el
día de su cumpleaños, así tendría más fácil comprar una casa, bueno, de hecho su
padre ya le había adelantado que le regalaba una mansión que ella estaba
construyendo.
Julia por ello ponía mucho esmero para su casa, pero aún el hecho de que Lena se
despertó esa mañana con una gran sonrisa, la sacó un poco de sus pensamientos
para con su nueva casa. ¿Qué tendría en mente Lena? Sus amigas eran una tumba,
pues Julia las había notado secretear muy contentas y si ella repentinamente
aparecía se quedaban calladas y tomaban otro tipo de conversación. Julia jugueteó
con su pluma, intentó recordar cuando fue que Lena dio un saltito lleno de alegría
al verla, cosa que Julia tomo como un juego para terminar haciendo el amor; había
sido hace 4 días y fue cuando comenzó a comportarse como feliz no cumpleaños,
pero, era primera vez que Lena daba un salto literal al verla, esa mañana cuando
Julia entró al baño medio adormecida ella salto sobre ella y la beso entre risas de
felicidad, no le quiso decir nada, solo llegó tarde por hacer el amor con ella en la
ducha.
Julia fijo su mirada en sus papeles, pero no podía concentrarse, los labios curvados
de Lena en una sonrisa no dejaban de fascinarle, pero la curiosidad del motivo de
estas risas, de esos gestos llenos de alegría, no era que le molestaba solo que le
extrañaba un poco el hecho de que ella no le quería dar explicaciones de su
repentina alegría. Sintió un poco de calor y unos terribles deseos de comer
chocolate, eso era otra cosa, ya tenía 3 semanas deseando con ansias tonterías
como chocolate, espagueti y el olor de Lena, bueno parecerá raro, pero el olor de la
piel de Lena sin perfume ni cremas le volvía la vida un tierno susurro y tampoco
que es antes no le gustara, sino que ahora especialmente se le volvía tan suave y
aspirarle, demasiado notable. Se sacó la corbata un poco para terminar de leer los
planos, sin embargo el tiempo se le hacía interminable. Poco después el deseo por
el chocolate se le hiso más que torturante. Se sacó el saco y fue a la máquina de
dulces de la empresa.
En su camino desde la oficina de Presidencia y diseño a la máquina, las chicas la
miraban al igual que los chicos, pero sus ojos azules no tenían motivo alguno para
notar eso. Cuando llegó a su destino metió sus manos dentro del fino pantalón en
busca de monedas, cuando podo obtener su chocolate la boca se le hizo agua, de
veras que algo le pasaba. Sus ojos azules se miraron pensativos mientras
saboreaba su chocolate ahí mismo parada junto a la máquina de dulces, pensó que
tal vez estaba enferma y eso era mejor no decirle a Lena, sino la obligaría a ir al
doctor, eso era lo que menos quería.
- Disculpe señorita Volkova – le interrumpió la voz cantarina de su secretaria, que
vestía muy provocativa, pero Julia solo la ignoraba, no podía ser mejor que Lena, ni
mejor a sus ojos grises. – Su novia quiere verla.
- Entonces dile que pase. – dijo tragando rápidamente su chocolate.
- Está bien – la mujer la devoró con la mirada y sonrió. Julia hiso una anotación
mental, buscar otra secretaria menos lasciva.
Julia camino despacio a su oficina todavía saboreando su chocolate, ahí se
encontraba Lena con un vestido azul marino esperando a Julia sentada en su
asiento de presidente, Julia le sonrió y Lena al verla salto a sus brazos.
- ¿Cómo esta mi princesa mi ángel, mi cielo, la mujer más bella, inteligente y sexy?
– le dijo Lena con esa risa, otra vez Julia noto esa felicidad de su chica.
- Ok, eso me causa mucha gracia…cuando todo eso que dices pienso de ti.
- Bueno, eso es reciproco entonces…
- ¿Ahora me dirás porque tan alegre?
- ¿no puedo estar alegre bella mía? ¿A caso no puedo ser feliz con solo verte?
- Buuueeenooo, sí, pero creo que algo te traes entre manos – dijo Julia besando a
Lena. – Te conozco Lena, sé que algo tramas.
- Ja, ja, claro que algo tramo, pero, paciencia mi preciosa novia, solo quería
invitarte a comer – Julia sonrió, de repente moría de hambre, otro cambio a cada
rato tenía hambre.
- Ok, vamos que muero de hambre.
- ¿En serio? Pero es temprano – dijo Lena tomando sus cosas.
- Bueno sí, pero tengo hambre y se me antoja….humm algo con mucho picante. –
Lena arqueó la ceja.
- Pareciera que estuvieras embarazada cariño. – dijo riendo Lena. Julia se quedo un
rato helada…tomó su saco en silencio. ¿Y si estaba embarazada y no se había dado
cuenta? Sus ojos azules brillaron repentinamente y una gran sonrisa adorno su
rostro.
- No seas tonta Lena, sabes que me he cuidado, solo tengo hambre – pero la idea
le encantaba – pero si quieres dejo de usar anticonceptivos y olvidamos el
almuerzo y me haces tuya ahora mismo. – Lena se sonrojó de golpe.
- No seas tan así Julia, estamos en tu oficina.
- Hummm, es más sexy hacer el amor en la oficina – dijo tomando a Lena de la
cintura y colocándola sobre su escritorio - ¿No crees preciosa? – le dijo besando su
cuello.
- Julia, en serio…hoy no. – dijo Lena apartando suavemente al la joven ojos azules.
- ¿Por qué? – protesto Julia subiendo el vestido de Lena hasta su cintura y
desabrochando su pantalón.
- Porque no tengo ganas – dijo con timidez Lena y muy roja. – Lo siento.
- Ok. – Julia se separo despacio y apenada – No, no, Yo lo siento mi amor,
perdona, no sabía que no querías…me porte muy pesada.
- Tranquila – dijo Lena abrochando el pantalón de Julia y acomodando su corbata y
parte de su cabello. – te recompensaré esta noche – le dijo serrando el ojo. Julia
que se sentía un poco mal por su extraño comportamiento sonrió aliviada.
- Ok, pero, en verdad disculpa.
- No pasa nada cariño, gracias por respetar cuando no tengo deseos.
- No hay problema…. – su estomago hiso ruidos de hambre – Tengo
hambre…quiero comer algo picante.
- Ok, lo que mi chica diga.
Pasaron una velada muy alegre, se les unieron varios amigos y disfrutaron de unos
bueno momentos, en la noche Julia se sintió un poco malita así que se quedó
dormida al instante, le dolía el estómago, seguro por haber comido cosas picantes y
además tomo mucho vodka, la cabeza le daba vueltas.
En la mañana al despertar ya sin síntomas de malas fiestas, encontró un gran ramo
de rosas de parte de su novia, Julia sonrió feliz, era su cumpleaños número 26,
miró la nota y asombrada leyó que le tenía una sorpresa, entonces ambas se tenían
sorpresas, ese día Julia le pediría a Lena que se casaran. Lena le había dejado en la
nota que se mirarían hasta en la noche en la fiesta que le estaba organizando. Poco
después hablaron por teléfono y Lena le felicitó con mucho cariño, Julia protesto
que no la hubiera despertado antes de irse.
- Te lo recompensare – dijo Lena con voz tierna – Ya veras cielo mío.
- Pero no es justo – dijo Julia con voz de bebé – me dejas solita…yo te quiero
conmigo.
- Ya cielo, está tarde será para las dos, espero no vengas tarde.
- No lo hare, te amo.
- Igual, Feliz cumpleaños…eres todo lo mejor que me ha pasado.
- Gracias Lena. – Y cortó. Julia sonrió, buscó dentro de su caja fuerte el anillo de
diamantes que le había comprado a su chica, en definitiva no había decisión que la
hiciera más feliz.
En la tarde ya saliendo a su fiesta, se puso un vestido largo de noche color azul
oscuro, su cabello muy liso caía suavemente sobre su rostro, era corto pero le
quedaba precioso. Una limosina le esperaba y en minutos se encontraba con Lena,
que vestía un vestido negro, con su hermoso cabello color fuego largo y liso. Lena
al verla sonrió y la beso efusivamente.
- ¡Hay! ¡Mi vida como te extrañe! – dijo Lena besando a Julia - ¡Feliz Cumpleaños
preciosa! – con Lena muchos amigas y amigos se acercaron a darles sus
respectivos saludos y regalos. La mansión de los padres de Lena estaba
enteramente adornada de rosas blancas, globos y un enorme pastel de chocolate
estaba en la mesa del centro.
- Dios, yo ya quiero pastel – dijo Julia sintiendo esos antojos nuevamente.
- Ten paciencia – dijo Lena sonriendo - ¿Te gusta tu fiesta?
- Me encanta… ¿Ya podemos comernos el pastel? – Lena rió.
- No, todavía no…ven te enseñaré el regalo de mis padres…
- Y luego nos comemos el pastel.
- No Jul, ¿Por qué tanta desesperación? el pastel se queda ahí.
- Ok – dijo Julia sin quitar los ojos del pastel mientras Lena le llevaba al patio y le
enseñó el Ferrari que sus padres le habían obsequiado a la pelinegra.
- Es hermoso…ahora sí el pastel…
- ¡Julia!
- Ok, lo siento… - luego se dio cuenta de su regalo al quitarle los ojos al pastel de la
sala - ¡Santo Poder de Los chicharrones de mi abuela!!
- Eso me hace pensar que te gustó – dijo Lena riendo.
- ¡Un FERRARI! – dijo histérica – Es un Ferrari Lena, es uno.
- Sí mi amor.
- Gracias – dijo – es uno de la colección de esta temporada, solo hay 4 de estos
preciosos en el mundo… ¡Y UNO ES SOOOLO MÍOOOO! Jajajajajajajaja.
Lena se rió un buen rato de las locuras de Julia, luego disfrutaron de la fiesta que
más parecía matrimonio entre los imperios Volkov y Katin, los padres de Lena y
Julia reían de buenas ganas contando cosas de sus hijas cuando eran pequeñas.
Repentinamente Lena y Julia se pusieron en pie pidiendo la palabra, solo que no lo
habían hecho a propósito juntas.
- Tú primero Lena – dijo Julia roja.
- No tú, preciosa, hoy es tu cumpleaños.
- No tú…
- No tú…
- Mejor habla tú Lena no hay problema…
- No Julia, hoy…
- ¡Ya chicas! – dijo molesta Katia que ya se impacientaba con las chicas.
- Que hable una por favor… - dijo un amigo de Julia
- No que hablen juntas….
- No las vamos a entender…
- ¡Ok! – regañó Julia – Yo tomo la palabra. – todos quedaron expectantes – Ok,
bien, quiero aprovechar que estamos todos juntos, en un día que me hace muy
feliz, pues un día como hoy hace 16 años conocí a Lena en mi fiesta número 10 de
cumpleaños. – Lena sonrió era verdad se acaba de mudar junto a la casa de Julia. –
y fue en esa fiesta que nos hicimos muy amigas, hoy en día, es la mujer más
importante de mi vida, tenemos 16 años de historia juntas, nos conocemos
mucho… - Julia hizo una pausa – ella hoy es la persona que me llena de vida, eres
Lena el amor de mi vida. – Lena se quedó roja y con lágrimas de felicidad en los
ojos, entonces supo que era hora. Julia la miraba y era un buen momento.
- ¿Te quieres casar conmigo? – dijeron al mismo tiempo.
- ¿Qué? – repitieron
- ¿Cómo? No…
- Tú primero…
- ¿Qué no te casas?
- ¿Que? – al mismo tiempo otra vez…
- ¿Qué si te casas conmigo? – dijeron otra vez al unísono.
- ¡Basta! – dijo molesto Oleg que no entendía nada… - Vamos Volkova una a la vez.
- Ok, - Dijo Julia sacando al igual que Lena una caja con una sortija – Lena,
¿Quieres ser mi esposa? – ella rió.
- Julia, ¿Quieres ser mi esposa?
- Sí – dijeron a la misma vez. Todo el mundo comenzó a aplaudir, mientras ellas se
fundían en un beso tierno y a la vez reían. Habían tenido la misma idea, era genial.
La fiesta continuó aún mejor, las prometidas bailaron hasta samba, tuvieron una
noche espléndida, se amaban una a la otra. Pasada la media noche, Julia estaba un
poco mareada otra vez solo que no había tomado mucho, pero para no molestar
solo dijo que estaba cansada. Los invitados se empezaron a marchar y pronto las
chicas bailaban solas en el jardín de la mansión.
- Gracias Lena por hacerme tan feliz – dijo Julia en un susurro mientras tomaba a
su prometida de la cintura y bailaban al ritmo de la tonada clásica que se
escuchaba de fondo.
- Lo mismo digo – respondió la otra besando a Julia profundamente, Julia respondió
igualmente - ¿Sabes? No te he dado mi regalo…
- Me has dado ya el mejor de todos…ser mi esposa…
- Bueno, creo que el que falta es mejor. – dijo Lena sonriendo.
- ¿Eso crees? – dijo extrañada Julia ya que no podía para ella haber algo mejor que
Lena siendo su esposa.
- Sí – dijo acercando a la pelinegra a otra mesa en donde estaba una cajita de
regalo un poco más grande, envuelta delicadamente en papel de regalo color rosa.
Lena la tomo y se la entregó a Julia que parecía muy extrañada. – Ten, ábrelo,
espero que te guste tanto como me gusta a mí. – dijo Lena poniendo la caja entre
los dedos de Julia.
- Ok, veamos entonces que es. – Julia tomo la caja y con cuidado la desempacó,
apartó el papel para descubrir que era una caja blanca muy tierna con un osito
blanco en la tapa, el corazón se le aceleró, con dedos temblorosos quitó la tapa y
dentro había un par de zapatitos diminutos blancos. – Le…Le, Lena…n, No me
di…digas que...que estas, ¿Estas embarazada? – dijo Pálida Julia. Los ojos de Lena
le respondieron con lagrimas de felicidad. - ¡OH! ¡Amor mío! ¡Me haces la mujer
más feliz del mundo…cuanto te amo! – ahora todas las piezas caían en su lugar,
Lena tenía un mes y medio de embarazo, hace cuatro días se había enterado en el
momento que salto a Julia, lo había hecho por que no aguantaba la felicidad,
incluso los antojos de Julia, ella estaba sufriendo los achaques no Lena, esa era
toda la felicidad de Lena.
La noticia le dio la vuelta a Moscú, los padres de Lena y Julia no cabían de felicidad,
pero Sergey casi cuelga a Julia por embarazar a Lena antes de su boda, por lo cual
las chicas decidieron casarse en tres meses. La boda fue la más grande de Rusia,
pues se unían las princesas de Rusia, la más exitosa, arquitecto y la doctora Lena
Katina unían sus vidas en un evento fuera de límites.
El día del nacimiento del bebe a Julia casi le da un ataque de nervios, pero por
fortuna no le paso nada y fue con Lena a ver como su bebé nacía, era una niña
preciosa, tenía los ojos de Julia y el cabello ensortijado. Al año de nacida Julia
quedó embarazada de lo que sería la segunda niña del matrimonio Katin-Volkov,
solo que esta vez Lena no sufrió un casi paro cardiaco al acompañar a Julia al
hospital. La bebita nació sana, con unos preciosos ojos grises y cabello liso.
- ¿Sabes Lena? – preguntó Julia esa noche mientras acostaban a las pequeñas.
- ¿Sí?
- No puedo ser más feliz…
- Ni yo – dijo abrazando a Julia y mirando a sus hijas. – Estamos completas.
- Claro. Tenemos una vida por delante para hacerlas feliz a ellas.
- Sí… - dijo Lena besando a Julia.
- Te amo.
- Yo también te amo.

FIN.

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