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CONCEPTO DE SALUD

La definición de salud corresponde a un concepto dinámico que se ha ido modificando en la


medida que se han presentado cambios culturales y sociales, variando desde una perspectiva
fisiologista donde se puede entender como ausencia de enfermedad, hasta definiciones que
abarcan aspectos sociales, psicológicos y la capacidad del individuo para desarrollar las actividades
cotidianas sin problemas.

La definición adoptada para Salud Pública es la establecida por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) promulgada en su carta fundacional considerando que “La salud es un estado de completo
bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.

A pesar de la ampliación del concepto, existen autores que han replanteado dicha definición,
como Milton Terris quién suprime el término “completo”, haciendo énfasis en la percepción
subjetiva del bienestar, como también otras que consideran la capacidad del individuo a adaptarse
a su medio.

Es así como la definición es de carácter flexible, intentando adecuarse de mejor forma al contexto
que la establece para funcionar como base para el establecimiento de objetivos que van desde lo
individual a lo poblacional.

SALUD – ENFERMEDAD

Considerando el concepto de salud y sus variaciones es que se establece el debate en torno a su


relación con un estado de enfermedad en el individuo. Milton Terris, luego de cuestionar el
concepto de salud adoptado por la OMS, propone una relación de continuidad entre salud y
enfermedad, considerando como extremos la salud óptima por un lado y la muerte (sobre todo la
acontecida prematuramente) por el otro, transcurriendo el ser humano entre ambos polos.
Además de esto establece una relación entre la funcionalidad de individuo y el lugar donde se
ubica dentro de estos dos extremos. En relación al polo de salud óptima se encuentra un mayor
nivel de funcionalidad, el cual decrece en la medida que se avanza hacia el extremo opuesto, es
decir la muerte.

DETERMINANTES DE LA SALUD

De la definición de salud se desprende su complejidad. Son muchos los factores que interactúan
para lograr determinar la condición de salud o enfermedad.

Una forma simple de clasificarlos corresponde a la separación entre factores ambientales y


factores genéticos como se aprecia en la figura N°2, considerando con mayor relevancia a los
factores ambientales donde se incluye el contexto político, la estructura y funcionamiento del
sistema institucional sanitario, las características sociales y ambientales de la población analizada,
etc.
El estilo de vida sería el producto de la interacción entre ambos grupos de factores, determinado
por las características biológicas de sujeto en interacción permanente con el medio que lo rodea.

Se da mayor relevancia los factores ambientales respecto a los genéticos debido a que los
primeros son considerados más fácilmente modificables (aún cuándo esto constituye sólo un
supuesto) y por el significativo impacto demostrado en múltiples ocasiones del entorno sobre el
individuo y su estado de salud o enfermedad.

Otra forma de evaluar los determinantes de la salud es la que propone Tarlov quien define cinco
grupos los cuales se encuentran relacionados entre sí y con disciplinas que los abordan:

 1) Biología humana abordada por la asistencia sanitaria.

 2) Estilos de vida, afrontada por técnicas de prevención de enfermedades.

 3) Ambiente comunitario, del cual se encarga la promoción en salud.

 4) Ambiente físico, del cual se hace cargo la protección de salud.

 5) Estructura macrosocial, influyendo en los determinantes antes mencionados, se


relaciona con la política que rige a la población.

De esta forma se pretende ordenar estos distintos factores con el objetivo de identificar cuáles son
las condiciones que los determinan y así plantear posibles intervenciones con el fin de mejorar el
nivel de salud de la población.

HISTORIA NATURAL DE LA ENFERMEDAD

La historia natural de la enfermedad describe la evolución de la misma, sin intervención médica,


desde antes de que ésta se inicie (interacción entre el individuo y su ambiente biopsicosocial),
hasta su resolución en recuperación, cronicidad o muerte.
ENFERMEDADES INFECCIOSAS

Las enfermedades infecciosas son trastornos causados por organismos, como


bacterias, virus, hongos o parásitos. Muchos organismos viven dentro y fuera de
nuestros cuerpos. Normalmente son inofensivos o incluso útiles. Pero bajo ciertas
condiciones, algunos organismos pueden causar enfermedades.

Algunas enfermedades infecciosas pueden transmitirse de persona a persona.


Algunas son transmitidas por insectos u otros animales. Y puedes contagiar a
otras personas consumiendo alimentos o agua contaminados o estando expuesto
a organismos en el medio ambiente.

Los signos y síntomas varían dependiendo del organismo causante de la


infección, pero a menudo incluyen fiebre y fatiga. Las infecciones leves pueden
responder al reposo y a los remedios caseros, mientras que algunas infecciones
potencialmente mortales pueden requerir hospitalización.

Muchas enfermedades infecciosas, como el sarampión y la varicela, pueden


prevenirse con vacunas. El lavado frecuente y minucioso de las manos también
ayuda a protegerte de la mayoría de las enfermedades infecciosas.

Causas
Estas pueden ser las causas de las enfermedades infecciosas:

 Bacterias. Estos organismos unicelulares son responsables de enfermedades como


faringitis estreptocócica, infecciones del tracto urinario y tuberculosis.
 Virus. Incluso más pequeños que las bacterias, los virus causan una multitud de
enfermedades que van desde el resfriado común hasta el SIDA.
 Hongos. Los hongos causan muchas enfermedades de la piel, como la tiña y el pie
de atleta. Otros tipos de hongos pueden infectar los pulmones o el sistema nervioso.
 Parásitos. Un pequeño parásito que se transmite por la picadura de un mosquito
causa la malaria. Otros parásitos pueden transmitirse a los seres humanos a través de
las heces de los animales.

Síntomas
Cada enfermedad infecciosa tiene sus signos y síntomas específicos. Entre los signos y
síntomas generales que son frecuentes en muchas enfermedades infecciosas se incluyen:

 Fiebre
 Diarrea
 Fatiga
 Dolores musculares
 Tos
¿Se pueden prevenir las enfermedades infecciosas?

Las siguientes medidas son las mejores maneras de evitar las enfermedades
infecciosas:

 Buena higiene: lávate las manos antes y después de preparar o comer


alimentos y antes y después de ir al baño.
 Vacunas.
 Asegúrate de cocinar los alimentos con seguridad y guárdelos
adecuadamente.
 Tener sexo seguro usando condones.
 Beber agua embotellada.
 Evitar el contacto con animales salvajes.
 No compartir artículos como cepillos de dientes, navajas de afeitar o
bebidas.

Tratamientos para enfermedades infecciosas

Una vez que se ha determinado la causa de una enfermedad infecciosa, el médico


comenzará el tratamiento. Se utilizará lo siguiente:

 Antibióticos: son usados para infecciones bacterianas, de hecho no tienen


efecto en enfermedades virales.
 Antivirales: se utilizan para tratar infecciones virales (por ejemplo, el
VIH/SIDA, Hepatitis y el virus de la gripe).
 Antifúngicos: por lo general son tópicos u orales y pueden tratar
infecciones micóticas, es decir, causadas por hongos. Suelen ser indicados
para tratar las infecciones de la piel o de las uñas.
 Medicamentos antiparasitarios: tratan enfermedades causadas por
parásitos (por ejemplo, la malaria).
ENFERMEDADES PRODUCIDAS POR HONGOS, BACTERIAS Y VIRUS

Las bacterias

Las bacterias son unos organismos unicelulares diminutos que obtienen sus
nutrientes del ambiente en que viven. En algunos casos, ese ambiente será tu
propio organismo o el de otro ser vivo.

Algunas bacterias son buenas para nuestros cuerpos: ayudan a que el sistema
digestivo funcione correctamente e impiden que entren bacterias nocivas en su
interior. Algunas bacterias se utilizan para fabricar medicamentos y vacunas.

Pero las bacterias también pueden causar problemas, como las caries, las
infecciones del tracto urinario, las infecciones de oído o la faringitis estreptocócica.
Los antibióticos se utilizan para tratar infecciones de origen bacteriano.

Los virus

Los virus son incluso más pequeños que las bacterias. No son ni siquiera células
completas. Solo son material genético (DNA o RNA) empaquetado dentro de una
cubierta proteica. Los virus necesitan otras estructuras celulares para
reproducirse, lo que significa que no pueden sobrevivir a no ser que vivan dentro
de otro organismo (una persona, animal o planta).

Los virus pueden vivir durante una cantidad muy reducida de tiempo fuera de
células vivas. Por ejemplo, los virus contenidos en fluidos corporales infectados
pueden vivir sobre superficies, como los mostradores, las mesas o los asientos del
inodoro, durante muy poco tiempo, pero se mueren enseguida a menos que
invadan a otro huésped.

No obstante, una vez se introducen en el cuerpo de una persona, los virus


proliferan rápidamente y pueden hacerla enfermar. Los virus son los causantes de
algunas enfermedades de poca importancia, como el resfriado común, de
enfermedades habituales, como la gripe y de enfermedades graves, como la
viruela o el SIDA (provocado por el virus de la inmunodeficiencia humana: VIH).

Los antibióticos no son eficaces contra los virus. Se han desarrollado


medicamentos antivirales contra un grupo reducido y específico de virus.

Los hongos

Los hongos son organismos multicelulares parecidos a las plantas. Obtienen los
nutrientes de las plantas, los alimentos y los animales en ambientes húmedos y
cálidos.
Muchas infecciones por hongos, como el pie de atleta y las infecciones por
levadura, no representan ningún peligro para una persona sana. De todos modos,
las personas que tienen el sistema inmunitario debilitado (debido a enfermedades
como el SIDA o el cáncer), pueden desarrollar infecciones por hongos más graves.

Los protozoos

Los protozoos son organismos unicelulares como las bacterias. Pero son de
mayor tamaño que las bacterias y contienen núcleo y otras estructuras celulares,
lo que los hace más parecidos a las células de las plantas y de los animales.

Los protozoos proliferan en ambientes húmedos; por eso, las infecciones


intestinales y otras enfermedades que pueden causar, como la amebiasis y la
giardiasis, se suelen trasmitir a través del agua contaminada. Algunos protozoos
son parásitos, lo que significa que necesitan vivir sobre o dentro de otros
organismos (como un animal o una planta) para sobrevivir. Por ejemplo, el
protozoo que causa la malaria crece en dentro de los glóbulos rojos, que acaba
por destruir. Algunos protozoos se encapsulan y forman quistes, lo que les permite
vivir fuera del cuerpo humano y en ambientes duros durante largos períodos de
tiempo.
HIGIENE PERSONAL Y LAVADO DE MANOS

Lavado de manos

Mantener las manos limpias durante una emergencia ayuda a prevenir la


propagación de gérmenes. Si el agua del grifo no es segura de usar, lávese las
manos con jabón y agua que se ha hervido o desinfectado. Siga estos pasos para
asegurarse de que se lava bien las manos:
 Moje sus manos con agua limpia y corriente (caliente o fría) y aplique jabón.
 Frote sus manos para hacer espuma y frote bien; asegúrese de restregar la
parte posterior de sus manos, entre sus dedos, y debajo de sus uñas.
 Continúe frotándose las manos durante al menos 20 segundos. ¿Necesita
un minutero? Pues cante la canción "Feliz Cumpleaños" de principio a fin
dos veces.
 Enjuáguese bien las manos con agua corriente.
 Seque las manos con una toalla limpia o seque al aire.
Puede crear una estación de lavado de manos temporal usando una jarra de agua
grande que contenga agua limpia (por ejemplo, hervida o desinfectada).
Lavarse las manos con agua y jabón es la mejor manera de reducir el número de
gérmenes en ellas. Si el jabón y el agua no están disponibles, utilice un
desinfectante para manos a base de alcohol que contenga al menos un 60% de
alcohol. Los desinfectantes para manos a base de alcohol pueden reducir
rápidamente el número de gérmenes en las manos en algunas situaciones, pero
los desinfectantes no eliminan todo tipo de gérmenes. Los desinfectantes para las
manos no son efectivos cuando las manos están visiblemente sucias.

Lavarse las manos con agua y jabón es una medida de higiene personal que
previene la propagación de numerosas enfermedades, tanto las que se transmiten
por vía fecal-oral como las infecciosas, que pueden pasarse si alguien con las
manos sucias se toca cavidades como los ojos, la nariz o la boca. Los cinco
momentos clave para lavarse las manos con jabón son: después de defecar;
después de limpiar el trasero de un bebé; antes de alimentar a un niño; antes y
después de preparar alimentos, y antes y después de comer.1 No menos
importante también es lavarse las manos al llegar a casa.

Si no se dispone de agua y jabón, puede usarse un gel desinfectante de manos


que contenga al menos un 60% de alcohol. No obstante, los desinfectantes
domésticos no tienen la misma eficacia en determinadas situaciones.

Bañarse
Bañarse después de una emergencia asociada con agua sólo debe hacerse si se
tiene agua limpia y segura. Escuche a las autoridades locales para más
instrucciones al respecto. En ocasiones, aunque el agua no sea segura para beber
se puede utilizar para bañarse.

Higiene Dental
Cepillarse los dientes después de una emergencia asociada con agua sólo debe
hacerse con agua limpia y segura. Escuche a las autoridades locales para
averiguar si el agua del grifo es segura de usar.

Cuidado de las heridas

Mantener las heridas limpias y cubiertas es crucial durante una emergencia. Si


tiene cortaduras o llagas abiertas, manténgalas lo más limpias posible lavándolas
bien con jabón y agua, limpia y segura, para controlar la infección. Si una herida
desarrolla enrojecimiento, hinchazón o drenaje, busque atención médica
inmediata.
VIAS DE TRANSMISIÓN DE LAS ENFERMEDADES INFECCIOSAS

Las enfermedades infecciosas representan un importante problema de salud. Con


el desarrollo en las últimas décadas del siglo pasado de los antimicrobianos y la
inmunoterapia, se insinuó en algún momento que se alcanzaría el control de estas
enfermedades, pero en la actualidad continúa afectando a millones de personas,
sobre todo en países con recursos limitados. Por otra parte, aunque en nuestro
entorno han disminuido claramente, han ido reapareciendo ("emergiendo")
enfermedades que se creían controladas, surgiendo otros patógenos (virus de la
inmunodeficiencia humana [VIH], coronavirus, virus de la gripe A H5N1 o H1N1) o
incluso microorganismos resistentes a la mayoría de los antimicrobianos
disponibles en la actualidad1.

Se define la infección como la presencia y multiplicación del microorganismo en


los tejidos del huésped (hospedador) o dicho de otra manera un proceso causado
por la invasión de tejidos, fluidos o cavidades del organismo normalmente estériles
por microorganismos patógenos o potencialmente patógenos. Un proceso
infeccioso representa la interacción de un microorganismo con un
macroorganismo (en este caso el huésped humano) bajo ciertas condiciones
ambientales. La interacción puede ser muy variable dependiendo de factores
como las características del microorganismo la cantidad del inóculo y factores
dependientes del huésped como la respuesta inmunitaria

El equilibrio establecido entre los factores de patogenicidad o virulencia del


microorganismo y los factores del huésped representados por su respuesta
inmune "defensiva", tendrá como consecuencia que la relación se establezca
como colonización (el microorganismo vive y se multiplica en el huésped pero sin
causar daño, relación de tipo comensalismo), como infección clínica o latente
(cuando se limita por la respuesta inmune del huésped, ocasionalmente originado
el estado de portador) o bien dará lugar a una auténtica enfermedad. La
enfermedad infecciosa es por tanto la expresión clínica de la infección, un muy
variado conjunto de signos y síntomas que traducen tanto el daño producido por el
microorganismo patógeno como el resultado de la inflamación resultante
producida por la respuesta del huésped
Las enfermedades infecciosas se transmiten por un agente (el microorganismo
patógeno) transportado por un vector (animales que transportan el
microorganismo patógeno y que no padecen la enfermedad, como un mosquito)
hasta el huésped (la persona que contrae la enfermedad).

La transmisión de las enfermedades infecciosas puede hacerse por:

 Contacto directo con otras personas. Los microorganismos se transmiten


de una persona enferma a otra sana por contacto físico directo, como tocar,
besar, tener relaciones sexuales, estornudar, etc. Por ejemplo, la sífilis,
gonorrea, lepra, viruela, varicela, sarampión, etc.
 Contacto indirecto. Se transmite la enfermedad de la persona enferma a
otra sana sin que exista contacto directo entre ambas, produciéndose a
través de elementos contaminados, como el suelo, aire, agua, alimentos,
objetos contaminados como jeringuillas o bisturíes.

El microorganismo patógeno puede penetrar en el huésped (la persona sana)


a través de varias vías:

 Vía cutánea. El microorganismo puede entrar a través de heridas en la piel


o mediante picaduras de insectos o mordeduras de animales. Por ejemplo,
el tétanos, la rabia, la malaria, etc.
 Vía respiratoria. Por el aire que respiramos, como por ejemplo, los
gérmenes de las pequeñas gotas de saliva de las personas que tosen o
estornudan que pueden transmitir la gripe, la difteria, la tuberculosis,…
 Vía digestiva. Entran al ingerir agua o alimentos contaminados. Producen
enfermedades como la salmonelosis o el cólera.
 Vía genital. El contacto sexual es el mecanismo de transmisión de las
enfermedades de transmisión sexual como la gonorrea o el SIDA.
PREVENCIÓN DE LAS ENFERMEDADES INFECCIOSAS

La administración de vacunas constituye una de las actividades preventivas más


coste-efectivas de las que se dispone y una de las medidas que más ha
contribuido a la disminución de la incidencia de las enfermedades infecciosas para
las que se dispone de vacunas. Tras completar el calendario sistemático
establecido durante la infancia, algunas de las vacunas van a precisar dosis de
recuerdo y otras se deberán administrar al estar indicadas por razones de edad o
condiciones de riesgo. Un calendario uniÀcado debe permitir fácilmente visualizar
en cada momento las vacunas indicadas en una persona concreta.
Un calendario de vacunaciones debe ser dinámico y adaptarse fácilmente a
diferentes situaciones epidemiológicas que pudieran presentarse en cada ámbito.

Lavarse las manos es un modo muy eficaz de evitar la transmisión de infecciones


de una persona a otra. El lavado de manos es particularmente importante para las
personas que manipulan alimentos o que tienen contacto físico frecuente con otras
personas, especialmente las personas enfermas.

Higiene de manos

Los desinfectantes de manos son líquidos o espumas que contienen al menos


un 60% de alcohol, que mata a la mayoría de los microorganismos infecciosos.
Muchos microorganismos infecciosos pueden ser transportados en las manos de
las personas, por lo que el uso de desinfectantes para las manos reduce
significativamente la posibilidad de propagar la infección.

El uso de mascarillas puede ayudar a reducir la propagación de infecciones


respiratorias. Muchas infecciones respiratorias se transmiten por gotitas (las
gotitas varían en tamaño dependiendo del tipo de bacteria o virus) en el aire que
se emiten cuando las personas infectadas tosen, estornudan, respiran o hablan.
Las personas con infección deben usar mascarillas para evitar contagiar a otras
personas. Las personas también pueden usar mascarillas para reducir la
posibilidad de infectarse. Los diferentes tipos de mascarillas proporcionan a su vez
diferentes niveles de protección, incluyendo (en orden creciente de protección):
mascarillas de tela multicapa; mascarillas quirúrgicas multicapa y mascarillas K95;
y mascarillas N95 (véase CDC: Types of Masks and Respirators [CDC, Centros
para el Control y la Prevención de Enfermedades: tipos de mascarillas y
respiradores]).

Las personas que visitan a pacientes hospitalizados que están gravemente


enfermos deben lavarse las manos y usar desinfectante para manos; además, es
probable que se les pida que se pongan una bata, una mascarilla y guantes antes
de entrar en la habitación del paciente.

A veces se administran antibióticos a personas que aún no tienen una infección


para evitar que la contraigan. Esta medida preventiva se denomina profilaxis.
Muchas personas sanas a las que se va a realizar determinado tipo de
intervención quirúrgica, particularmente una cirugía abdominal o un trasplante de
órganos, requieren la administración de antibióticos.

La vacunación es una de las maneras más eficaces de prevenir las infecciones.


Las personas que tienen mayor riesgo de contraerlas (de manera especial los
bebés, los niños, las personas mayores y las personas con sida) deben recibir
todas las vacunas necesarias para reducir este riesgo.

Seguridad de los alimentos

Una bacteria, denominada salmonella, presente en algunos alimentos puede ser


especialmente perjudicial para los niños con enfermedad de células falciformes.
Cómo preservar la seguridad de los alimentos al cocinar y comer:

 Lavarse las manos, lavar las tablas de cortar, las superficies de apoyo, los
cuchillos y otros utensilios después de que hayan tenido contacto con
alimentos crudos.
 Lavar bien los vegetales y las frutas antes de comerlos.
 Cocinar bien la carne. Los jugos deben ser transparentes y el interior no
debe estar rosado.
 No comer huevos crudos ni mal cocidos. Algunos alimentos como la salsa
holandesa casera, el aderezo César y otros aderezos para ensalada
caseros, el tiramisú, el helado casero, la mayonesa casera, la masa de
galletas y los glaseados pueden contener huevo crudo.
 No consumir leche ni otros productos lácteos (quesos) crudos o no
pasteurizados. Asegúrese de que estos alimentos tengan una etiqueta que
diga que son “pasteurizados”.
TIPOS DE ENFERMEDADES

1. Enfermedades oncológicas

Conocidas como cáncer, se refiere a una gran cantidad de enfermedades caracterizadas por
el desarrollo de tumores. Los tumores son causados por un desarrollo anormal de un grupo
de células que se dividen de manera incontrolable y que tienen la capacidad de infiltrarse y
destruir los tejidos del organismo. Pueden afectar a cualquier parte del cuerpo humano y
tienen la capacidad de extenderse por este mediante el proceso llamado metástasis.

Las enfermedades oncológicas son la segunda causa de muerte en el mundo. No


obstante, las tasas de supervivencia están aumentando en muchos tipos de cáncer, gracias al
avance de la ciencia que impulsa mejoras en la detección y su tratamiento.

2. Enfermedades infecciosas y parasitarias

Las enfermedades infecciosas son aquellas que son causadas por microorganismos como
bacterias, virus, parásitos o hongos considerados. Es importante discernir entre los
microorganismos patógenos y los que no lo son. Durante nuestro día a día y desde que
nacemos estamos en contacto con miles de microorganismos y no todos tienen por qué
causarnos una infección o una enfermedad.

Por la naturaleza de sus agentes etiológicos, los microorganismos, son enfermedades que a
veces se pueden transmitir de una persona a otra. A veces, estos agentes microscópicos
necesitan la participación de insectos u otros animales para transmitirse, son las llamadas
infecciones transmitidas por vectores, siendo la malaria un claro ejemplo de estas.

En otras ocasiones, las personas pueden adquirir infecciones cuando consumen agua o
alimentos contaminados por patógenos. Del mismo modo, también existen agentes
infecciosos que resisten bien en el ambiente, por lo que también hay la posibilidad de
adquirir enfermedades infecciosas tocando objetos contaminados. Si unos buenos hábitos
de higiene son fundamentales para prevenir las enfermedades transmisibles, en esta última
tríada aún adquieren más valor.

3. Enfermedades de la sangre

La sangre es el tejido que circula por los capilares, venas y arterias del cuerpo humano. Su
color carmesí se debe a que los glóbulos rojos, las células que se encargan de transportar
oxígeno por todo el organismo, tienen un pigmento de este color. Pero la sangre no solo
contiene estos sino que también contiene glóbulos blancos y plaquetas, todos inmersos en el
plasma.

Las enfermedades sanguíneas afectan a estos componentes mencionados, así como las
células que se encargan de generarlos (las células hematopoyéticas) e impiden que cumplan
sus funciones.
De tipo agudo o crónicas, algunas pueden ser hereditarias como la hemofilia, mientras
que otras pueden aparecer como consecuencia de otras enfermedades, de efectos
secundarios de algún medicamento o por la falta de ciertos nutrientes en la dieta, como por
ejemplo la anemia.

4. Enfermedades del sistema inmunitario

El sistema inmunitario efectúa tareas de “vigilancia” y es el encargado de proteger al


cuerpo contra las enfermedades y las infecciones. Sin embargo, a veces este se puede
debilitar o alterar y empezar a cumplir sus funciones de forma errónea y la persona
desarrolla una inmunodeficiencia o una enfermedad autoinmune.

Cuando el sistema inmunitario no es capaz de responder de forma acurada delante de una


infección, se denomina inmunodeficiencia. En el polo opuesto, hay la autoinmunidad,
donde las personas también sufren las consecuencias de un sistema inmunitario hiperactivo
que ataca a las propias células como si fueran agentes extraños y peligrosos.

Si bien actualmente se conocen una gran variedad de enfermedades del sistema inmunitario
(existen más de 300), sus causas no siempre son bien comprendidas, aunque a veces tienden
a ser hereditarias. Muchas son similares en lo que refiere a síntomas, siendo el síntoma
clásico de una autoinmunidad, la inflamación. Son enfermedades que en un momento dado
se pueden hacer más agudas y empeorar, pero de la misma manera también pueden remitir
y los síntomas se pueden hacer más livianos o incluso desaparecer durante un periodo
prolongado.

Dentro de este grupo de enfermedades también existen las denominadas alergias, que
suceden cuando el sistema inmune genera una respuesta exacerbada delante de ciertos
agentes externos como el polen, alimentos, substancias y materiales.

5. Enfermedades endocrinas

El sistema endocrino, a grandes rasgos, está compuesto por ocho glándulas distribuidas por
todo el cuerpo y produce más de 20 hormonas. Las hormonas actúan como mensajeros
clínicos y viajan hacia los tejidos y órganos a través del torrente sanguíneo, y cumplen
funciones en procesos corporales que afectan desde la cabeza hasta los pies: asistiendo a la
función sexual, modulando el estado de ánimo, el metabolismo, el crecimiento y el
desarrollo.

Las enfermedades endocrinas aparecen cuando la producción de hormonas se ve


alterada, ya sea por una disminución en la secreción conduciendo a un déficit hormonal o
una producción excesiva por un aumento en su secreción.

Los niveles de hormonas en sangre pueden desequilibrarse por distintos motivos. Puede ser
por razones genéticas, por determinadas infecciones, el estrés o alteraciones en la
composición de líquidos y electrolitos de nuestro cuerpo. Además, en algunas
enfermedades, el problema puede surgir debido a que el cuerpo no reconoce
adecuadamente las hormonas y estas no pueden desempeñar sus funciones.

6. Trastornos mentales, del comportamiento y del desarrollo

Hay una gran variedad de trastornos mentales y cada uno de ellos tiene manifestaciones
distintas. Son síndromes que se caracterizan por causar una alteración en la cognición, la
regulación emocional o el comportamiento de las personas. Según la OMS, su
prevalencia ha ido aumentando a lo largo de los años y causando efectos considerables en
la salud de muchas personas.

En líneas generales, estas alteraciones son el resultado de una diferencia en el


funcionamiento mental y pueden tener repercusiones en procesos psicológicos o del
desarrollo de las personas. Son un ejemplo de ellas, la depresión, la ansiedad, el trastorno
afectivo bipolar o el autismo, un tipo de trastorno del neurodesarrollo.

Las causas de este tipo de enfermedades son muy variadas. Puede deberse a un factor
genético y, por lo tanto, pueden ser hereditarias, como consecuencia del estrés o incluso a la
alimentación. En algunas, puede deberse a infecciones perinatales o a riesgos ambientales,
como la enfermedad de Minamata, que es un síndrome grave causado por un
envenenamiento con mercurio.

Hay un punto muy interesante que es necesario incluir. Los determinantes de salud mental
no solo incluyen características individuales tales como la capacidad de las personas a
gestionar sus pensamientos y comportamientos, sino que también intervienen factores
sociales, culturales, económicos y políticos. El nivel de vida y las condiciones laborales
son dos factores que pueden tener cierta influencia en su desarrollo, además de poder
entorpecer o beneficiar la estrategias terapéuticas.

7. Enfermedades del sistema nervioso

Formado por el cerebro, la médula espinal y los nervios, el sistema nervioso actúa como un
centro de comunicación de nuestro cuerpo. Dividido en sistema nervioso central y el
periférico, consta de las neuronas, las células especializadas en transmitir señales entre las
distintas partes de nuestro organismo.

 Te recomendamos leer: "Las 4 partes del sistema nervioso (características y funciones)"

El sistema nervioso es uno de los sistemas más complejos y recibe la información de los
órganos sensoriales a través de los nervios, la transmite a través de la médula espinal y
finalmente es procesada por el cerebro. Coordina los sentidos, el movimiento y la
capacidad de pensar y razonar.

La sintomatología de estas enfermedades neurológicas vendrá condicionada por la zona del


sistema nervioso que se vea afectada. Además, pueden ser afecciones de carácter
degenerativo, como la esclerosis múltiple, las cuales ocurren lentamente y van causando
una pérdida gradual del funcionamiento neurológico.

A veces, también pueden aparecer de forma repentina o como respuesta a una lesión
(tetraplegia a causa de un accidente) y ocasionar problemas que pueden comprometer la
vida de las personas. Entre sus causas están los trastornos vasculares, lesiones en la cabeza
y en la médula, exposición a tóxicos ambientales, infecciones en el cerebro o un uso
excesivo de medicamentos, drogas y alcohol.

8. Enfermedades oftalmológicas y de la visión

Los ojos conforman nuestro órgano de visión y sin ellos nuestra percepción del mundo
sería, por lo menos, un poco distinta. Son una continuación de nuestro sistema nervioso y se
encargan de captar estímulos sensitivos. Son muchas las personas que padecen de defectos
oculares. La miopía y el astigmatismo son un claro ejemplo de ello, sin embargo, no dejan
de ser errores refractivos (no sensitivos) que se pueden corregir con el uso de lentillas o
gafas.

Las enfermedades oculares varían según la parte del ojo afectado (ya sea la parte interna
o externa), por lo que las causas pueden diferir considerablemente. A veces, pueden estar
originadas por problemas vasculares. Un claro ejemplo es un tipo de retinopatía que se
puede dar a las personas con diabetes que daña a los vasos sanguíneos del ojo. También
pueden estar causadas por traumatismos o por procesos degenerativos.

Por lo que respecta a enfermedades de la parte exterior del ojo, los agentes ambientales
juegan un rol propiciante. Por ejemplo, la blefaritis, un trastorno que afecta a los párpados,
puede estar causada por sequedad ocular o ácaros (entre otros).

9. Enfermedades auditivas

Las enfermedades auditivas siguen la misma tónica que las del grupo de la visión. Nuestras
orejas hospedan el sistema auditivo, el conjunto de órganos que hacen posible el sentido del
oído. Son enfermedades que pueden estar provocadas por afectaciones al tímpano, pequeña
membrana que actúa como tambor, aunque también pueden ser producto de afecciones
neurosensoriales. El signo que las define es la pérdida de audición.

Estas pérdidas de audición pueden originarse por causas transitorias. Por ejemplo, en la
infancia, hay niños que sufren de otitis reiteradas que comprometen su audición y que les
puede generar una sordera de mayores si no se detecta a tiempo.

También existen una serie de causas que no se pueden revertir, como las anomalías
genéticas, la exposición reiterada a un ruido (pérdida de audición acumulativa), efectos
secundarios de ciertos fármacos, entre otros.

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