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EL HOMBRE Y EL MUNDO BIOLÓGICO.

El hombre cultural y el animal biológico

J. SPEED ROGERS, Theodore H. HUBBELL y C. Francis BYERS.-

Índice

Parte I: El organismo individual: El cuerpo humano. El


individuo vegetal.

Parte II: La continuidad de la raza: Reproducción. Herencia y


Variación.

Parte III: Las generaciones cambiantes: la evolución de la vida


en el tiempo y en el espacio.

Parte IV: Las relaciones económicas y sociales entre los


organismos.

Digitalizado del texto original del Departamento de Biología de la


Universidad del Florida por los estudiantes del curso Intr. Ciencias
Humanas de la Universidad del Valle para fines estrictamente
académicos. Septiembre de 2018.
CAPÍTULO XXIV.

¿CÓMO SE DESARROLLÓ EL CONCEPTO DE LA


EVOLUCIÓN ORGÁNICA?

En la primera parte de este libro hemos hecho un estudio prolijo de los


vegetales y los animales, tomados individualmente, observando los detalles de
su estructura y los medios por los cuales realizan las tareas necesarias para su
automantenimiento. En la segunda parte retrocedimos algo para incluir en
nuestro panorama no sólo los organismos individuales, sino también sus
antecesores inmediatos y su progenie. Allí los vimos como eslabones de la
cadena de la herencia que une las generaciones con las subsiguientes.

Ahora nos hallamos una vez más prontos a cambiar nuestro punto de vista;
esta vez ascenderemos a la cumbre de una colina, por así decirlo, desde la
cual podamos tener una perspectiva más amplia del mundo viviente.

Desde esta posición ventajosa dirigimos la mirada hacía atrás, por la ruta
que ha seguido la vida. Trazando las líneas de las ascendencias hasta que
desaparecen en la penumbra de las remotas eras geológicas. Finalmente,
cuando en la Cuarta Parte volvamos a estudiar el mundo contemporáneo y a
observar la compleja interacción existente en todos lados entre los organismos,
y entre ellos y el medio ambiente. Veremos no sólo la expresión del
funcionamiento individual y de las variaciones genéticas, sino también de todo
el pasado histórico de la vida.

En la presente sección nos referimos a los animales y vegetales vistos como


productos de un plasma germinativo de remota antigüedad, plasma que ha ido
variando continuamente con el correr del tiempo. Este aspecto de la vida se
encuentra condensado en la frase evolución orgánica. Entre los problemas a
considerar aquí están la explicación de las similitudes profundamente
arraigadas que son la causa fundamental de las diferencias entre los
organismos: La
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LAS GENERACIONES CAMBIANTES

cuestión del origen, naturaleza y significado de las especies; las razones de las
peculiaridades de las faunas y floras de diferentes regiones de la tierra; y la
naturaleza de los cambios que han ocurrido entro los seres vivos, durante eras
pasadas.
La variedad y multiplicidad de los seres vivos. Uno de los fenómenos más
sorprendentes de la vida, es el inmenso número de clases diferentes de
organismos que existen. No sabemos exacta-
FIG. 111. “Uno de los fenómenos más notables del mundo viviente es
su enorme cantidad de clases diferentes de organismos.”

mente cuántas clases de animales y vegetales hay; han sido descriptas y


clasificadas más de un millón de especies 1, y es probable que aun queden más
por descubrir. Dentro de esta vasta serie encontramos la más amplia variedad
de dimensiones, formas, grado de complejidad, métodos de auto
mantenimiento y reproducción, y relaciones con los otros organismos. El campo
de los tamaños abarca desde el ultramicroscopio hasta esos enormes seres
vivientes como las ballenas o los arboles sequoia de California.
En un extremo de la escala de complejidad están las bacterias

1 De acuerdo con los más recientes cálculos, hay actualmente descriptas más de 750.000 especies
animales, y más de 600.000 especies vegetales

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unicelulares en las que ni aun un núcleo es visible: en el otro están los


animales y plantas, constituidos por billones de células especializadas y
altamente integradas, que cooperan entre sí. Entre las limitaciones impuestas
por los dos grandes métodos de nutrición (manufactura de alimentos en las
plantas, y captación de los mismos por los animales). Hay grandes
diferenciasen los sistemas que permiten llevar a cabo la función nutritiva,
acompañados de sorprendentes modificaciones en la forma del cuerpo y su
organización. En cuanto al medio ambiente, los animales y vegetales viven en
casi todos los tipos de situaciones concebibles terrestres o acuáticas. Los
mares, ríos y lagos, pantanos, bosques y praderas, se hallan poblados por
millares de organismos vivientes. Aun los mas áridos desiertos, las desoladas
tierras árticas, las oscuras profundidades del océano y los manantiales de
aguas hirvientes, tienen sus habitantes.
Una de las tareas principales del biólogo es comprender el siguiente significado
de esta variedad y multiplicidad de cosas vivientes. ¿cómo cobraron vida todas
estas clases de animales y vegetales? ¿cuál es el significado del orden que
preside su variedad de forma y estructura? ¿cómo ha ocurrido que cada
especie tenga un tipo particular de sitio para vivir, y que ello ocurra solamente
en algunas partes definidas de la superficie terrestre, y no por doquier? ¿y por
qué, aunque la mayoría de los organismos parecen bien adaptados al medio,
son pocos los que lo están perfectamente?
Las respuestas a estos problemas se han encontrado trabajando a lo largo de
diversos caminos, el biólogo estudia la vida del pasado con los fósiles
enterrados en las rocas estratificadas, trata de conocer así los cambios
ocurridos en grupos determinados de organismos a través de largos periodos
de tiempo, y determinar hasta donde es posible reconstruir en el pasado la
ascendencia de las especies modernas. Investiga la estructura y desarrollo de
las clases de organismos existentes, buscando la clave de sus relaciones por
medio de las similitudes fundamentales, pero ocultas, que hay entre ellos.

Observa las variaciones que existen entre los miembros de una determinada
especie, y realiza experimentos para determinar cómo se trasmitía estas
diferencias de generación en generación, y que influencias determinan su
conservación o su desaparición, estudia a las especies como poblaciones
situadas en un desierto, observando como sus individuos difieren, en promedio,
de un lugar a otro o en distintos medios, y trata de relaciones estos fenómenos
del presente con el pasado.

352
LAS GENERACIONES CAMBIAN

aislando factores y partiendo de los datos de las investigaciones genéticas.Los


resultados y conclusiones obtenidos de la combinación de estudios de cientos
de hombres, sabios de todas las nacionalidades, trabajando en todas partes del
mundo durante largos años, han sido sintetizados en la gran generalización
conocida como el principio o doctrina de la evolución orgánica. que será el
tema de esta parte de nuestro estudio del mundo biológico.
EL DESARROLLO DE LA DOCTRINA EN LA EVOLUCIÓN ORGÁNICA

La evolución orgánica es hoy aceptada prácticamente por todos los hombres


de ciencia. como un principio firmemente establecido, Sin embargo, no ha
mantenido esta situación mucho tiempo. y aún hoy es considerada como una
teoría no demostrada. o es rechazada en conjunto por un considerable número
de gente bien informada, aunque no habituada a la disciplina del pensamiento
científico adjetivo o carente de bases biológicas. La razón de que esta actitud
hacia la evolución orgánica persista, mientras otras generalizaciones científicas
de análogo alcance son aceptadas sin discusión, es la idea consciente o
inconsciente de que el hombre es algo aparte del resto del universo, definiendo
cualitativamente de los otros organismos 8el centro y vértice de la creación, por
así decirlo) .Por eso, para muchas personas, cualquier cosa que muestre al
hombre relacionado, aunque remotamente, con el resto del reino animal, es
objetable y aun sacrílega, si se toma literalmente la explicación Mosaica de la
creación. Aquí, la objetividad de la ciencia se encuentra a menudo en abierto
conflicto con las creencias y sentimientos populares, produciendo enconadas
controversias sobre la evolución, que ahora felizmente han pasado en su
mayoría a la historia.

Los fundamentos históricos de este conflicto, y la naturaleza de la evidencia


que obligó a los estudioso a aceptar la realidad de la evolución orgánica. serán
vistos rápidamente.Aquí veremos una vez más el método científico en acción;
la enunciación titubeante de hipótesis para explicar y relacionar un conjunto de
observaciones que los hombres consideraban que debían tener algún
significado; la comprobación y revisión de estas hipótesis que hacían descartar
algunas por falsas. mientras otra se convertía. modificada en uno de los
principios de la ciencia. En capítulos posteriores examinaremos la naturaleza
de la evidencia que condujo a este resultado.

353
EL CONCEPTO DE EVOLUCIÓN ORGÁNICA

Primeras especulaciones sobre la evolución. Desde los tiempos más remotos el


hombre ha buscado una explicación satisfactoria del universo, y de su propia
posición y significado en el esquema de las cosas. Antes del desarrollo de las
ciencias, era lógico que las explicaciones adaptaran generalmente la forma de
mitos de la naturaleza, en los cuales las plantas, los animales y el hombre eran
creación de algún agente sobrenatural. Estos mitos de la creación han
aparecido casi todos los pueblos primitivos. Sin embargo, la evolución ha
proporcionado tantas huellas y vestigios, que es difícil suponer que hayan
pasado totalmente inadvertidos; es probable que algún observador ocasional,
excepcionalmente agudo y profundo pensador, haya vislumbrado la verdad,
aun antes de los albores de la historia.
Aunque así haya sido, las más antiguas especulaciones evolucionistas de que
tiene conocimiento, son las de ciertos filósofos griegos de los siglos VI y V
a.j.C. Estos hombres tenían muy pocos conocimientos biológicos para guiarse,
y buscaban a tientas en la oscuridad; es lógico que sus ideas deban haber sido
muy vagas y, aunque interesante, considerárselas precursoras de la moderna
doctrina evolucionista, como algunos pretenden, en este periodo primitivo de la
filosofía griega prevaleció una actitud materialista, y se buscaron causas
exclusivamente naturales para todos los fenómenos, lo cual constituyo un
punto de vista no muy alejado de la ciencia moderna. Más tarde, bajo la
influencia de Sócrates y Platón, se produjo una reacción contra esa actitud. Los
fenómenos naturales empezaron a ser considerados como meras
exteriorizaciones de ideas abstractas, que eran las verdaderas realidades.
Aristóteles (350 a.J.C.), el más grande de los filósofos naturalistas griegos, fue
el principal exponente de este arden de ideas. Tan hombre de ciencia como
filósofo, Aristóteles sabía más sobre los animales y las plantas que cualquier
hombre de su época, y aun de las generaciones siguientes. Escribió un tratado
minucioso sobre los animales por el conocidos, que contenía muchas
observaciones sumamente acertadas sobre su constitución anatómica. Gracias
a sus vastos conocimientos de los organismos, y al uso que hizo del método
comparativo de estudio, sabía que ellos forman series graduales desde el tipo
de organización más bajo hasta el más alto, y de aquí obtuvo la conclusión
exacta de que habían evolucionado. Sin embargo, interpreto
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esta evolución como una lucha para la obtención del “arquetipo” ideal,
establecido por un intelecto supremo.

La doctrina de la Creación Especial. Después de este primer florecimiento de


la ciencia en Grecia transcurrieron más de quince siglos antes de que se
reanudarán los progresos de la biología. Este largo intervalo vió la ascensión y
decadencia de Roma, con su filosofía netamente utilitaria las conquistas de los
bárbaros y la confusión de la Edad Media. Durante ese tiempo, el paganismo
fue suplantado por el cristianismo en casi toda Europa, y la autoridad de la
Iglesia creció enormemente. La mente humana absorbía por la religión, el
comercio y las guerras, encendió muy escasa importancia a las ciencias.
Durante los siglos XI al XIII, las Cruzadas pusieron a los pueblos occidentales
en contacto con los árabes, entre los cuales se había llegado a un cierto
perfeccionamiento de ciencias tales como las matemáticas, la astronomía y la
medicina. Esto puede haber tenido alguna influencia en el resurgimiento
intelectual de Europa que, iniciado en el siglo XI, culminó con el Renacimiento
en los siglos XV y XVI. Una vez más comienza el interés y curiosidad
intelectual de los hombres a dirigirse hacia el mundo de la Naturaleza, pero
poseyendo ahora una explicación completa del origen del mundo viviente, en el
relato Mosaico de la creación dado por la Bíblia. Era esta no solo la creencia
oficial respetada, sino que, infundida a la juventud durante su educación,
parecía hacer innecesario toda otra explicación del origen y diversidad de la
vida.

Durante más de un milenio, desde la Edad Media hasta mediados del siglo
pasado, la gran mayoría de los pueblos cristianos creía que el mundo había
sido creado súbitamente, solo unos miles de años. La iglesia apoyaba con su
autoridad la interpretación literal de la historia de la creación, relatada en el
libro de Génesis, de acuerdo con el cual, todas las especies animales y
vegetales fueron creadas para poblar el mundo recién formado y finalmente el
hombre como hecho culminante. Hace solo unos 300 años, el arzobispo
Ussher, autoridad de la Iglesia calculó que la creación del mundo había
ocurrido en el año 4.004 a. d. C. Y hasta determinó el día y la hora de la
llegada del hombre. Esta fecha se encuentra aún como acotación marginal en
algunas ediciones de la Biblia.

La teoría del Catastrofismo. A partir del Renacimiento fué aumentado


progresivamente el número de personas que se interesaban en el estudio de la
tierra y los organismos que la habitaban. Se

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EL CONCEPTO DE LA EVOLUCIÓN HUMANA

sabía desde hace mucho tiempo, que las rocas estratificadas Contenían
muchos objetos parecidos a caparazones, huesos y otras partes de animales.
Muchos de estos fósiles1, encontrados lejos del mar y aun en sitios elevados de
laderas y montañas, tenían sin embargo aspectos de pertenecer a organismos
que hubieran habitado en el mar. Otros eran sumamente extraños; algunos
parecían grandes dientes u objetos de hueso, pero completamente distintos a
los dientes o huesos de los animales conocidos.

Con el resurgimiento del interés en los fenómenos naturales, se originó


una controversia sobre la naturaleza de estos “fósiles”. Ya en el siglo XV, el
notable artista, inventor y hombre de ciencia Leonardo da Vinci, los interpreto
correctamente. Pero su interpretación era tan inortodoxa que muchos otros
aventuraron curiosas hipótesis para explicar, en una forma menos
revolucionaria, la aparición de los fósiles. Sin embargo la conclusión de que
eran restos de animales desaparecidos muchos siglos antes, no pudo ser
refutada por más tiempo. Con el aumento de los conocimientos sobre la
anatomía comparada, fue posible reunir ordenadamente los restos fósiles y
formar esqueletos más o menos completos, de los que pudo deducirse estos
tipos así reconstruidos, aparecieron completamente distinta de los existentes
en la actualidad, primero en Europa y luego en todo el mundo, como lo fueron
mostrando gradualmente las sucesivas exploraciones. Las primeras
reconstrucciones fueron en algunos casos erróneos, y aun a veces grotescas,
pero esto sirvió al menos para acentuar una conclusión fundamental: que
muchos animales de otras épocas habían desaparecido por completo. Hoy en
día esta idea de la extinción es tan familiar que resulta difícil imaginarse lo
extraña y revolucionaria que pareció en un principio.

Más o menos es esa época, muchos concibieron la idea de que la


aparición de fósiles parecientes a tipos de animales extinguidos, lejos de estar
en contradicción con el relato bíblico lo apoyaba, si se consideraba que dichos
fósiles eran restos de animales muertos en el diluvio universal y enterrados por
sus sedimentos. Muy poco después se descubrió que cada gran formación
rocosa contenía fósiles que le eran característicos, y no se hallaban en las
capas contiguas, con lo que comenzó a tomar cuerpo la evidencia de que la
tierra

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tenía una existencia muy anterior a unos pocos miles de años.
Frente a estas dificultades, los adeptos de la teoría de la creación especial
aventaron la teoría del catastrofismo, o sea la idea de que se habían producido
una sucesión de grandes catástrofes que aniquilaron, por inundaciones o por el
fuego, todo organismo viviente de esa época, siguiendo a cada una de ella una
nueva creación de tipos superiores. De acuerdo a esta hipótesis, la creación
registrada en el Génesis era la culminación de una serie de creaciones
anteriores, y el diluvio universal la última de la grandes catástrofes.
Desgraciadamente para esta teoría, pronto iba a seguir una nueva
interpretación de la historia de la tierra, que destruiría las suposiciones en que
se basaba el concepto capital.

Establecimiento del Principio Uniformista. Mientras los principales geólogos


se hallaban aun absorbidos en acalorados debates sobre la naturaleza de las
catástrofes que se suponía habían asolado la tierra cada tanto tiempo, se
produjo un hecho que marca una época en la historia de la ciencia. Fue la
aparición de una memoria titulada “Theory of the Earth”, que James Hutton
presentó en 1785 a la Royal Society de Edimburgo. En los años subsiguientes
Hutton amplio y corrigió este tratado, que en 1795 fue publicado en dos
volúmenes. En él sentó las bases sobre las que se ha edificado toda la
geología moderna.

Como muchos de los grandes aficionados a las ciencias, Hutton había


estudiado medicina, aunque luego se convirtió en agrónomo práctico. Sentía
gran inclinación por la historia natural, y durante largos años dedico gran parte
de su tiempo al estudio de la meteorología, mineralogía y geología. Sus
observaciones lo condujeron gradualmente a un nuevo concepto de la historia
de la tierra, dentro del cual no cabía el catastrofismo.

Mientras otros habían visto en los ríos simples corriente de agua que,
lógicamente, debían dirigirse a los valles por las partes más bajas del terreno,
Hutton pensó que los ríos habían construido ellos mismos sus valles,
excavando sus cauces y arrastrando luego las rocas desgastadas por las
lluvias, existentes en las márgenes. En lugar de la idea aceptada de que los
estratos rocosos representaban depósitos dejados por los diluvios universales,
Hutton dedujo que eran los productos del desgaste de la tierra, erosionados y
arrastrados por los antiguos ríos hasta los primitivos mares, para ir a yacer en
su fondo, tal como ocurría en su época con los barros y arenas que

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Los estuarios de Escocia arrastraban y depositaban fuera de su boca. Observó


como las grandes olas de tempestades baten la costa socavando los riscos y
pulverizando los cantos rodados hasta formar nueva arena y barro que van a
agregarse hasta los del fondo. En ninguna parte halló rastros de cataclismos
mundiales, o de la existencia de algún proceso que no pudiera observarse
algún día. Es cierto que la tierra presentaba evidencias que los sedimentos
marinos, convertidos en roca, habían sido destrozados, elevados, y
atravesados por vetas y trozos de roca fundida por acción del calor
subterráneo, pero estos efectos habían sido mas o menos locales, y tenían
similitud con los producidos en nuestros días por los volcanes. Además, los
procesos terrestres parecían repetirse siguiendo ciclos sin fin; no bien se
elevaban nuevas tierras sobre el mar, el desgaste atmosférico y la erosión de
las corrientes recomenzaban su destrucción, para hacer nuevas capas de
rocas con sus despojos. Fue así como Hutton halló la prueba evidente del
trabajo lento, continuo y ordenado de procesos que a diario nos resultan
familiares, llegando a la conclusión de que las fuerzas geológicas actuantes en
el pasado, eran en gran parte las mismas que hoy vemos trabajar. Dicho con
una frase muy usada: “el estudio del presente, es la llave del pasado”. Esta
tesis bautizada con el nombre de uniformismo se acerca hoy, con leves
modificaciones, como un principio fundamental de la geología, al menos para
aquella parte de la historia de la tierra en la que ha existido la vida.
Hagamos una pausa para hacer notar que el descubrimiento de este principio
se debe en gran parte en dos características del trabajo de Hutton: observación
critica, prolija y continuada de los fenómenos naturales, sin dejarse llevar por
preconceptos y una actitud sobria y cautelosa, al tratar de explicarse los
hechos así acumulados.
Es quizás significativo a este respecto, que Hutton fuera escocés. Tanto el
como sus sucesores aplicaron a la ciencia un antiguo principio de lógica,
violado a menudo en las primeras investigaciones geológicas y aún hoy en
muchas esferas del pensamiento. Es la regla del mínimo de hipótesis 1 que
puede ser enunciada como sigue: De todas las hipótesis concebibles que
puedan formularse para
1
Una aplicación particular del principio de lógica enunciado por P.Scurus, y posteriormente destacado
por Willian of Ocean (1374), de quien tomo el nombre de “Oceans Razon” “el numero de entidades no
debe ser aumentada intencionalmente”

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explicar un conjunto de hechos, deben preferirse (1) las más concordantes con
los datos, (2) las que eliminen el mayor número de dificultades, (3) las más
simples y (4) las que requieran menos suposiciones. La hipótesis (ahora
principio) del uniformismo. Concuerda admirablemente bien con estas
condiciones, lo cual no ocurre con el catastrofismo.
Al principio, los trabajos de IIutton no llamaron mayormente la atención, en
parte porque su estilo era complicado y difícil de seguir. La gran influencia que
llegaron a ejercer con el tiempo es debida a la obra de John Playfair y Sir
Charles Lyell. En 1802 Playfair publicó su Illustrations of the Huttonian Theory
of the Earth, donde se desarrolla la teoría del uniformismo, documentada con
numerosos ejemplos detallados y concretos. Lyell, que originariamente era un
catastrofista, quedó convencido por los trabajos de Hutton y Playfair, y siendo
el geólogo más célebre de su época, estableció definitivamente el principio del
uniformismo como una de las piedras fundamentales de la geología, gracias a
la influencia mundial de sus textos y tratados.
La duración de la Era Geológica, Hutton, Playfair, Lyell y otros que
contribuyeron a la creación de la geología moderna, ayudaron a preparar el
camino para el establecimiento de la evolución como uno de los principios
biológicos fundamentales. Mientras se había supuesto que la historia de la
tierra abarcaba solo unos pocos miles de años, o mientras los hombres
pudieron refugiarse en bruscas alteraciones del “orden natural” para explicar
hechos complejos, las mentes podían creer en una creación especial sin mayor
esfuerzo, pero al establecerse el principio del uniformismo, esta situación
cambió.
Desde que, según este principio, las pequeñas y lentas fuerzas actuantes han
desgastado las montañas y rellenado los mares con sus restos, surge como
corolario inevitable que la era geológica ha sido inmensamente larga. Hoy en
día hemos llegado a acostumbrarnos a las cifras, inconcebiblemente enormes,
empleadas por los astrónomos y geólogos modernos para expresar el espacio
y el tiempo, y nos resulta difícil imaginar lo chocante que sería para las
generaciones anteriores, acostumbradas a pensar sólo en términos de cientos
o miles de años, encontrar que el mundo era tan inmensamente viejo. El mismo
Hutton quedó asombrado ante el panorama que sus estudios le revelaban.
Juzguemos por sus palabras:

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Cuando el análisis científico del tema, agregamos la prueba que ya ha sido
dada, de que en todos los rincones del globo, en todos los lugares de la
superficie terrestre existen las señales más seguras de la marcha continuada
de esos procesos que desgastan y desbastan la tierra tanto en lo alto como en
lo ancho, en sus alturas y extensiones, y esto por un espacio de tiempo en el
cual nuestras medidas se pierden, debemos sentirnos resignados con esta
limitación de nuestro sentido retrospectivo o investigador y reconocer que es
inútil intentar todo cálculo del tiempo durante el cual los elementos de esta
tierra han sido elaborados por un mundo precedente y reunidos en el fondo de
un primitivo más.

La idea tan revolucionaria en aquella época, de la enorme extensión de la era


geológica, se ha convertido ahora en un concepto común a cualquier libro de
texto, y su cálculo, que pareciera imposible a Hutton, ha sido realizado. Por la
combinación de todo lo descubierto en este terreno por astrónomos, físicos,
químicos y geólogos, se ha determinado que la tierra tuvo su origen en él solo,
hace aproximadamente 2.500 millones de años, alcanzando su estado físico
más o menos como es hoy, hace 1.800 millones de años, siendo desde
entonces apta para el desarrollo de la vida. Se han encontrados restos
evidentes de vida en rocas cuya edad se estima, por los métodos más exactos,
entre 600 y 900 millones de años. Estas cifras no deben ser tomadas
literalmente, su interés radica en que nos dan el orden de las magnitudes de
tiempo en juego. Nadie se asombraría quizás, si se reconociera la necesidad
de reducirlas a la mitad.

Desde el punto de vista biológico carece de importancia fundamental que la


vida se remonte a 1800, 1oo y aun 500 millones de años, pues cualquiera de
esas cifras posee la suficiente amplitud como para haber permitido la
realización de las modificaciones de la vida registradas en las rocas.

Intentos para Formular un Hipótesis Evolucionista. Aunque antes del


establecimiento del uniformismo, y del reconocimiento de la remota edad de la
tierra, no podía ser formulada ninguna teoría satisfactoria sobre la evolución, no
debemos suponer que las especulaciones evolucionistas no existieron hasta la
aparición de de los trabajos de Hutton. A lo largo de todo el siglo XVIII, el
desarrollo de las diferentes ramas de la ciencia hizo cada vez más insostenible
la doctrina de la creación especial. Al ampliarse las investigaciones geológicas,
las interrupciones repentinas halladas entre las faunas de formación rocosas
contiguas que se suponían cansadas por las extinciones catastróficas seguidas
de las nuevas crea-

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ciones, no aparecen en muchos casos en las rocas de otras regiones. En


muchos grupos, los fósiles mostraban una transición gradual desde tipos
completamente distintos a los actuales, que aparecían en los estratos más
antiguos, hasta otros progresivamente más parecidos a los contemporáneos,
que se iban descubriendo en estratos más modernos.
Cuando las exploraciones a regiones distantes aportaron nuevos
conocimientos sobre su fauna y flora, empezó a apreciarse con mayor exactitud
el inmenso número de organismos distintos, y con el tiempo se adquirió la
certeza de que la mayoría de los tipos hoy fósiles poblaban toda la tierra en
épocas no muy lejanas. Los estudios de anatomía comparada revelaron
semejanzas ocultas, pero fundamentales, entre animales y plantas
aparentemente muy distintos; también se hallaron semejanzas inexplicables
entre las etapas embrionarias de animales que inferían enormemente como
adultos.
La doctrina de la creación especial no proporciono ninguna explicación
satisfactoria de estos y muchos otros hechos nuevos que, en cambio, tuvieron
cabida y amplio significado dentro de la teoría de la evolución

Fueron muchos los que entrevieron que estos fenómenos debían poseer algún
sentido si pudiera captárselo, y en las postrimerías del siglo XVIII y a principios
del XIX un grupo de biólogos y filósofos naturalistas, buscaron alguna teoría
firme y apropiada que diera la explicación. El primero de ellos solo intuyó el
camino, siendo sus ideas muy vagas, incompletas y especulativas. En 1700 el
gran poeta alemán Goethe expuso una “teoría de la metamorfosis” para
explicar la transformación de las hojas en partes de las flores, y entre 1700 y
1815 Erasmus Darwin (abuelo de Charles Darwin) en Inglaterra y Lamarck en
Francia, Trataron de Explicar los modernos organismos partiendo de una larga
serie de cambios y modificaciones de sus antecesores más primitivos. En el
segundo cuarto del siglo XIX estas especulaciones evolucionistas se habían
hacho casi generales. En 1844 Robert Chambers, popular ensayista escocés
hace en sus Vestiges of Creation una cantidad de sugerencias audaces y
estimuladoras sobre el origen de los organismos contemporáneos y sus
relaciones con las formas fósiles del pasado. El poeta Tennyson estuvo
probablemente influenciado por Vestiges, cuando escribió la siguiente parte de
In Memoriam poco antes de 1850.

361
EL CONCEPTO DE LA EVOLUCIÓN ORGÁNICA

Nature…
So careful of the type she seems,
So careless of the single life…
……………………………………………..
“So careful of the type? but no.
From scarped cliff and quarried stone
She cries, “A thousand types are gone”
“I care for nothing, all shall go” 1

Todos estos trabajos anteriores a Darwin adolecían de dos defectos:.


insuficiente número de pruebas concretas que evidenciaran la realización de
cambios evolucionistas, e imposibilidad de presentar causas adecuadas para
dichos cambios. Los biólogos se encontraron así ante la alternativa de tener
que abandonar la idea de la creación especial, dada su insuficiencia, sin tener
otra alternativa aceptable. La prueba de la realidad de la evolución, la
formulación de una teoría capaz de explicarla, y la comprobación de esta
teoría a la luz de los numerosos conocimientos biológicos hasta entonces
adquiridos, fue el trabajo de Charles Darwin, y constituye una de las grandes
adquisiciones de la ciencia.

ESTABLECIMIENTO DE LA EVOLUCIÓN COMO UN HECHO

Charles Darwin nació en 1859. Su educación, preparatoria primero para


medicina en Edimburgo y luego para teología en Cambridge, le proporcionó
muy escasos conocimientos en la técnica biológica. Sin embargo, su inclinación
natural lo llevó a ser un buen naturalista explorador, con un gran interés tanto
por la geología como por Ios animales y vegetales,. Se sintió particularmente
entusiasmado por la obra Principles of Geology, de Sir Charles Lyel en el cual
el concepto del uniformismo de Hulton servía de base para una nueva
interpretación de la historia de la tierra y sus procesos. En 1831, a poco de
graduarse y contando sólo 22 años de edad le fue ofrecido a Darwin el puesto
de naturalista honorario a bordo del crucero británico Beagle, que había sido
comisionado por cinco años para efectuar levantamientos de carta oceanográ-

1 La Naturaleza que parece tan cuidadosa del tipo y tan descuidada de la vida individual… Mas, no tan
cuidadosa del tipo; pues ella exclama desde los riscos escarpados y las rocas perforadas “Un millar de
tipos se ha ido; nada me interesa, pues todo ha de irse.

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ficas para el almirantazgo. La mayor parte de ese tiempofué empleada en


hacer mapas de los puertos y costas del Sud América, aprovechando Darwin
esta oportunidad, especialmente ventajosa, para estudiar la fauna, flora y
geología de este continente. Desde el Brasil hasta la Patagonia, y luego en la
costa occidental de Chile, efectuó prolijas observaciones, no solo en la costa
sino también en el interior, reuniendo numerosas colecciones y anotaciones.
Más tarde el buque permaneció un tiempo en las islas Galápagos, situadas rn rl
Pacífico unas 600 millas al Oeste del Ecuador, regresando luego a Inglaterra
en viaje de circunnavegación.
Sus observaciones detalladas de la vida animal y vegetal en Sud América y
especialmente sobre la distribución de las especies en dicho contienente y en
las Galápagos, convencieron a Darwin por primera vez de la imperfección de la
doctrina de la creación especial, iniciando entonces sus investigaciones en
busca de una teoría satisfactoria que la sustituyera. Al regreso del viaje, en
1836, se ocupó de publicar informes sobre sus observaciones, presentando
una serie de descubrimientos zoológicos que le valieron la reputación de
biólogo eminente y tratando de hallar una explicación satisfactoria de la
diversidad de organísmos y de las peculiaridades de su distribución sobre la
tierra dice Darwin:
Al regreso a mi hogar en el otoño de 1836, comencé inmediatamente a
preparar la publicacion de un diario (del viaje del Beagle), y vi entonces cuan
numerosos eran los hechos que indicaban la descendencia común de las
especies. En julio (1837) inicié un primer libro de anotaciones referentes al
orígen de las especies, sobre el cual he reflexionado largamente, sin cesar de
trabajar durante veinte años… Desde el mes de marzo he pensado mucho en
el carácter de los fósiles de Sud América y de las especies del archipiélago de
las Galápagos. Estos hechos (especiálmente los últimos), orígen de todas mis
especulaciones…
En octubre (1838), o sea quince meses despúes de iniciar mi investigación
sistemáticamente se me ocurrió leer por distracción Malthus on population, y
hallándome bien preparado para comprender la lucha por la existencia, en la
que todos están empeñados, observada en mis largas investigaciones sobre
los animales y los vegetales, surgió en mi la idea de que, bajo esas
condiciones, las variaciones favorables debian tener tendencia a conservarse y
las desfavorables a desaparecer. De aquí resultarían nuevas especies. Al final
he hallado una teoría sobre la que podré trabajar.
Malthus habia tratado de demostrar que la mayoria de los males sociales y
economicos de la sociedad provienen de la procreación

363

excesiva del hombre, y este concepto proporcionó a Darwin la clave de muchos


problemas cuya solución no hallaba, y le sirvió como punto de partida para
sentar su teoría de la selección natural.

“El Origen de las Especies”. Durante 20 años más Darwin recopiló datos de
todas las ramas de la biología, depurándolos y verificándolos, efectuando
nuevas observaciones y experiencias, siempre en busca de hechos que
probaran su hipótesis, o la invalidaran. Así llegó a reunir por un lado, un vasto
conjunto de hechos que probaban en forma incuestionable la existencia de la
evolución, elaborando además una teoría de la evolución orgánica que parecía
concordar con los hechos conocidos. Durante casi todo este período de trabajo
intenso, Darwin hallábase enfermo, y su vida era la de un inválido y recluso.

En 1857 se aventuró a someter un esquema de su teoría a la critica y


comentario de un grupo de sabios amigos suyos. Al año siguiente recibió un
manuscrito de Alfred Russel Wallace, joven naturalista que se hallaba
estudiando la distribución de la vida en el archipiélago Malayo. Wallace, como
Darwin, había quedado profundamente impresionado por la diversidad y
peculiaridad de distribución del reino viviente, y tuvo también oportunidad de
leer a Malthus. Sus Conclusiones, obtenidas independientemente, eran muy
semejantes a Darwin, pero no habían sido sometidas a un estudio crítico de 20
años. Wallace pidió a Darwin que si su manuscrito le parecía de mérito
suficiente, lo presentara en la Linnaean Society, sin saber que el hombre a
quien se dirigía había estado trabajando en un terreno similar. Darwin lo
hubiera hecho, sin mencionar su obra, pero fue persuadido por sus amigos
para reunir en un resumen sus trabajos y los de Wallace, y presentarlos en la
reunión de julio de 1858 de la Linnaean Society. Este trabajo originó un gran
tumulto, el primer gran debate sobre la evolución. Al año siguiente, en
noviembre de 1859, se publicó El Origen de las Especies (The Origin of
Species).

Por muchas razones, puede decirse que la biología moderna data de la


aparición de esta obra. Aunque algunos de los biólogos más viejos rehusaron
aceptar la evolución, ésta llegó rápidamente a convertirse en uno de los
principios básicos de la biología, quizá el más fundamental de todos, pues este
solo concepto proporciona una explicación general a las investigaciones de
todas las ramas de la biología, y actúa como factor de correlación entre ellas.
Su in-

364

LAS GENERACIONES CAMBIANTES

fluencia ha ampliado enormemente el campo de la biología, afectando


profundamente a las ciencias y a la filosofía.

La Prueba de la Realidad de la Evolución. En realidad. El Origen de las


Especies realizó dos obras distintas, aunque Darwin no las trató
separadamente. La primera fue probar que la evolución efectivamente se había
producido. Esta prueba consistió en miles de hechos laboriosamente
acumulados, que sólo eran comprensibles suponiendo que todas las especies
animales y vegetales fueran de descendencia común, y se hubiera diferenciado
de sus antepasados. Los biólogos ya no ponen en duda esta conclusión.

La Teoría de la Selección Natural. En segundo lugar, El origen de las


especies ofrecía la explicación dada por Darwin del mecanismo de la evolución.
Al formular esta teoría Darwin encontró las huellas esenciales, primero, en los
efectos de la selección artificial de las variaciones que ocurren entre los
animales domésticos y las plantas cultivadas, y segundo, en el concepto
(tomado de Malthus) de la competencia para el triunfo en un mundo
superpoblado. Su razonamiento era el siguiente:

1. Efectos de la Selección Artificial. Partiendo originalmente de unas pocas


clases de animales y vegetales útiles, los hombres han triunfado en la
producción de un gran número y variedad de razas selectas, mediante la
cría y reproducción de aquellos ejemplares que poseían las
características más valiosas. En muchos casos, estas variedades
mejoradas, como Darwin ya lo sabía, habían aparecido bruscamente
como verdaderos fenómenos o “seres anormales”, pero en otros, que
Darwin consideraba los más numerosos, se obtuvieron mediante el
cultivo de aquellos individuos que, dentro de un conjunto numeroso,
mostraban principios de las modificaciones buscadas, cruzándolos
deliberadamente y continuando la selección en las subsiguientes
generaciones. Darwin extendió la idea de la reproducción selectiva a los
casos en que no interviene la mano del hombre, y trato de hallar los
agentes selectivos que debían actuar sobre las especies en estado
salvaje.
2. La Teoría de la Selección Natural. Esta es la parte esencial de la explicación
darwiniana de las causas de la evolución, y se basa en las siguientes
proposiciones:

a. Superproducción de hijos. Tanto los animales como las plantas son


extraordinariamente fértiles; los hijos producidos por cada generación
son varias veces más numerosos que los padres,

365 Henao

pero el número de individuos en cada especie permanece casi


estacionario en condiciones normales, lo cual muestra que gran parte de
la
descendencia de cada generación debe perecer.
b. La lucha por la existencia. Como se producen más individuos de los
que pueden sobrevivir, hay entre ellos una competencia por los alimentos
y el espacio. Además, como no todas las situaciones son igualmente
adecuadas para cada clase de organismos, estos factores desfavorables
del medio ambiente somete a cada individuo a duras pruebas. El éxito en
esta lucha por la existencia decidirá cuales deben sobrevivir y cuales
deben desaparecer.
c. selección natural y variación. Todos los individuos de una misma
especia no son iguales. Dada esta variación algunos están mejor dotados
para la lucha por la existencia, produciéndose así una selección natural
de los que ofrezcan condiciones superiores para vivir y originar una nueva
generación.
d. transición hereditaria de las características. Los sobrevivientes de
una generación tenderán a transmitir sus propias características a su
prole, incluyendo aquellas que aseguraron su supervivencia. Los menos
dotados, como en su mayoría morirán jóvenes, no alcanzarán a
reproducirse.
e. los continuos cambios inevitables. Debido a esta selección natural,
cada generación mostrara un aumento apreciable en su capacidad de
adaptación al medio. Pero como la superproducción de descendencia y la
lucha por la por la existencia actúan de nuevo sobre cada generación
sucesiva, y como el medio ambiente físico no permanece fijo, la
adaptación completa jamás puede ser alcanzada. De lo que debe resultar
un cambio continuo.
f. formación de nuevas especies. Los descendientes de un tronco no
solo van a cambiar con el tiempo, resultando así nuevas ‘’especies’’, si no
que algunos se adaptan a la vida modificándose en un sentido y otros
obtienen su adaptación por cambios en sentidos distintos, los grupos
diferentes acaban por convertirse en especies diferentes, habiendo
partido de un origen ancestral común.
g. caracteres inadaptables. Aquellas variaciones que no resultan ni
inútiles ni dañinas a sus poseedores, no estarán afectadas por la
selección natural, persistiendo como variaciones fluctuantes alrededor de
una condición media inalterable.
3. La Teoría de la Selección Sexual. Darwin observó que había
diferencias entre los ejemplares de ambos sexos de muchas
366
especies (por ejemplo, en el plumaje del macho y la hembra en los pájaros, la
presencia o ausencia de astas en los ciervos, etc.), que no podían ser
explicadas correctamente por la teoría de la selección natural. En un esfuerzo
por explicar dichas diferencias, desarrolló la teoría de la selección sexual,
según la cual la competencia en la elección del compañero (luchas entre los
machos o elección ejercida por las hembras) determina quien será favorecido
en la unión agregándose así a la selección natural un nuevo factor de cambios.
Es esta una teoría secundaría, a la cual no volveremos a referirnos en este
libro.

Volveremos a examinar el estado actual de la teoría de la selección natural,


después de haber pasado revista a algunas de las pruebas evidentes de la
evolución. Aquí debemos hacer notal que las expresiones evolución y
darwinismo no son necesariamente sinónimas, aunque a menudo se las
emplee como tales, muchos biólogos reservan la segunda para la explicación
que dio Darwin de las causas de la evolución. Independientemente del destino
de su teoría de la selección natural, la demostración incontestable de Darwin
de que la evolución es una realidad histórica, es suficiente para calificarlo como
uno de los hombres de ciencia más extraordinarios, y quizás el más grande de
los biólogos.

CAPITULO XXV
Evidencias de Evolución de los
Organismos Vivientes
__________________________________________
367 JVG

Al tratar de “estudiar la evidencia” que convenció a los biólogos de la realidad


de la evolución 1, debe dejarse bien aclarado que no planteamos una discusión
del problema, sino que tan solo tratamos de exponer y comprender los hechos.
Las polémicas sobre la evolución terminaron hace ya mucho tiempo. Este
método particular de presentar los elementos de juicio, ha sido elegido en parte
como una continuación lógica de la inducción histórica al capitulo anterior, y en
parte también por que ayuda a dilucidar el significado de los hechos a que nos
referimos. Comenzaremos por sentar claramente lo que no se entiende por
evolución orgánica, y revisar algunas de las hipótesis que haremos
relacionadas con su evidencia.

Definición de la evolución orgánica. Quizás, en el estado actual de nuestros


conocimientos, sería mas correcto hablar de una descripción y no de una
definición de la evolución orgánica, aún cuando comenzamos verdaderamente
a comprender algo de este complejo fenómeno biológico. En un aspecto más
amplio, la evolución puede resumirse en una frase: “descendencia con
modificaciones”; o extender la definición a los hechos observados con mayor
detalle y claridad. La forma básica y general puede enunciarse así: “las
especies de animales y vegetales que existen hoy en día (o en cualquier
periodo del pasado), no fueron creadas separadamente sino que son la
descendencia con modificaciones en la forma, constitución y costumbres, de
tipos ancestrales menos nume-
1
.En lo que sigue, la palabra evolución se emplea como sinónimo de evolución orgánica. En rigor, tiene un
significado mucho más amplio, pues en general implica desarrollo, resolución o crecimientos graduales y
además de su aplicación especial en biología, se la usa frecuentemente para designar cualquier tipo de
proceso o secuencia que se desenvuelva ordenadamente.

368 Jiménez
rosos y, en la mayoría de los casos, más simples. Este es un fenómeno
biológico, un hecho que requiere explicación y que a su vez da la razón de
algunos rasgos de los organismos, que de otra forma serian inexplicables.
El descubrimiento de la evolución es muy anterior a la creación de la genética,
aunque hoy podemos ver que aquella es consecuencia lógica e inexplicable de
los principios de esta ciencia. Representa la suma de los datos de la herencia
con variación, actuando durante largos periodos de tiempo, y en relación con
lentas alteraciones del medio ambiente, que han condicionado en un sentido
las modificaciones producidas en los organismos. Para muchos, la palabra
evolución implica ideas erróneas o tergiversadas relacionadas con sus
sentimientos y creencias religiosas, olvidando que se trata de un hecho
biológico impersonal, tan ajeno a las esperanzas y aspiraciones humanas como
la ley de la gravitación.
La definición fundamental establecida tiene dos corolarios importantes que
amplían lo dicho sobre la evolución orgánica. Ellos son: (1) que con el correr
del tiempo, las especies singulares tienden a dividirse y formar varias más; (2)
que debe existir consanguinidad en grados variables entre los organismos.
Dada la importancia de estos dos puntos, merecen ser desarrollados un poco.

La multiplicación de las especies. A pesar de la poderosa tendencia a reditarse


de generación en generación (herencia) existente en cada planta y animal,
hemos visto que de tiempo en tiempo aparecen nuevas características de tal
manera que la prole originada ofrece diferencias con sus antecesores
(variaciones hereditarias). Una lenta acumulación de tales variantes a través de
miles de generaciones, hacen que las especies sean progresivamente
diferentes e sus antecesores más y más remotos. Además, si un factor
cualquiera actúa acumulando ciertas variaciones en un grupo, de
descendientes, que difiere de otros donde se han variantes distintas, ambos
grupos llegaran a diferir no solo de sus antecesores comunes, sino también
entre sí.
Hay una cantidad de factores, que trataremos más adelante, que originan
resultados de este tipo. No debe sorprender entonces que como muestran los
fósiles, a través de largos periodos de tiempo la descendencia de un tronco
original no solo ha resultado distinta de sus antecesores, sino que se a divido
en varias o muchas clases. Así han ido cobrando vida incansables especies, y
el

369 LASSO
número existente en la actualidad será inmensamente mayor si todas hubieran
sido capaces de subsistir. En realidad, la mayoría de las producidas se ha
extinguido tarde o temprano. Todo el proceso evolutivo de cambios graduales,
con sus ramificaciones. Multiplicación y desaparición continúa de multitud de
especies, ha estado sin duda en actividad desde el comienzo de la vida, ya que
encontramos sus huellas desde épocas tan remotas como las de los primeros
fósiles que se conservan.

La consanguinidad de los organismos. Si las especies hoy vivientes han


surgido de la división de otras más antiguas, y estas a su vez lo han hecho por
el mismo proceso extendiéndose al infinito, resulta que las múltiples divisiones
de la vida (especies e individuos) deben encontrarse evidentemente unidas por
lazos de sangre, en la misma forma en que se relacionan los primos entre los
hombres. Lógicamente, la relación entre dos especies cuales quiera, es mucho
más remota que la existente entre dos individuos de la misma especie, pero se
basa en el mismo hecho: la descendencia de antecesores comunes. Para
hallar el antecesor común de varias especies relacionadas entre sí, debemos
por lo general remontarnos a miles y aun millones de años; los antecesores
comunes de especies pertenecientes a distintos géneros de una familia, son
aún más remotos, en cuanto al origen común de los tipos, animal y vegetal,
antecede a las épocas registradas por la geología y se le sitúa por métodos
indirectos.

En general los organismos se parecen tanto más entre ellos cuanto más
cercana se halle la época en que se separaron del tronco ancestral común; de
aquí que se hallen más estrechamente vinculados. Existe una gran
probabilidad de que la vida haya aparecido solo una vez en este planeta y que
todos los tipos de vegetales y animales desciendan del protoplasma original. Si
esta suposición es exacta, todos los organismos vivientes se hallan unidos por
vínculos d sangre, por remotos que estos sean.

Algunas hipótesis necesarias. Si no se llama la atención, olvidamos que


continuamente estamos haciendo suposiciones y obrando en base a las
mismas-creencias no comprobadas o incomprobables. La ciencias reduce al
mínimo el número de estas hipótesis comprobándolas y verificándolas hasta
donde sea posible, pero llega un momento en que no puede continuarse las
verificaciones y es entonces cuando la hipótesis se convierte en la única base
del método. Este no es un lugar disentir las suposiciones

370 Llanos
LAS GENERACIONES CAMBIANTES
que involucra toda ciencia. Ni las posibilidades del conocimiento puro.
Simplemente queremos llamar la atención sobre una hipótesis científica
fundamental, aceptada para los fenómenos físicos, pero olvidada muchas
veces al tratarse de la evolución, y mencionar también brevemente otra
hipótesis de carácter biológico. La primera es la creencia en la estabilidad de la
naturaleza. Es esta una forma simple de decir que suponemos la existencia de
leyes que rigen a los fenómenos, por las cuales estos son ordenados y
teóricamente previsibles; que están relacionados en series dependientes de
causa y efecto; que no hay entre ellos arbitrariedad ni excepción; que no
ocurren milagros. La segunda suposición es de carácter mucho más especial y
restringido y es que todas las similitudes fundamentales (homologías)
provienen de parentescos. No solo en aquellos casos en que esto puede
demostrarse (como en cortas sucesiones de generaciones) sino en todos.

Naturaleza de la Evidencia. Los organismos demuestran ser el producto de


cambios evolutivos, y la evidencia de esto se extiende a nuestros
conocimientos tanto de las plantas como de las ánimas. Nos referimos a los
hechos de la estructura, a los fenómenos del desarrollo o embriología, y a los
del funcionamiento, o fisiología, para mostrar cómo cada una de estas ramas
de la ciencia prueba sin lugar a dudas la existencia de la evolución. Pasaremos
luego a la clasificación, distribución geográfica y paleontología, lo que nos dará
ocasión de comprobar que estas ciencias, además de proporcionar pruebas
adicionales de evolución, solo pueden ser interpretadas a la luz de esta
doctrina.

PRUEBAS PROPORCIONADAS POR LA


MORFOLOGÍA COMPARADA

Si los organismos se hallan de hecho relacionados entre sí, es lógica suponer


que cuanto más estrecha sea la relación entre dos especies cualquiera mayor
será el número de características comunes que ellas poseen. De aquí que uno
de los caminos más seguros para resolver el problema de las relaciones,
consiste en descubrir en qué casos se presentan estos grados de semejanza
progresivos que debe esperarse que existan si ha habido evolución. Esto
involucra la realización de prolijas comparaciones, órgano por órgano y

371 Montes

parte por parte, del mayor número posible de vegetales y animales. Al llevar a
cabo este plan, lógicamente vamos a encontrar similitudes de todas clases.
Pero esto también nos enseña a proceder con cautela, antes de aceptar un
caso cualquiera de semejanza como evidencia de relación. Las
consideraciones criticas muestran que las semejanzas son de dos clases: una
(homología) se acepta como prueba de relación directa, y la otra de (analogía)
como muestra de convergencia entre formas solo lejanamente relacionadas
(llamadas “no relacionadas”).
Al hacer esta distinción, no estamos seleccionando el grado de evidencia que
ofrece el caso tratado, como podría pensarse, por el contrario, la distinción
entre estas dos clases de semejanza es fácil de comprender, aunque no
siempre resulte tan fácil su aplicación a casos particulares. Comenzaremos por
considerar ejemplos bien definidos de las dos clases, y más tarde veremos
cómo ambos conceptos, homología y analogía, pueden caber en otros casos
de semejanza.
Analogía. Cuando en diferentes organismos encontramos estructuras que
parecen iguales y poseen funciones similares, pero difieren en su plan
estructural y en su origen, decimos que dichas estructuras son análogas, o que
poseen similitudes análogas. Este tipo de semejanza se encuentra a menudo
en organismos muy diferentes, que nadie consideraría como estrechamente
relacionados. Así, el topo y el cortón poseen patas cavadoras
extraordinariamente parecidas en su forma general. Sin embargo, el topo es un
mamífero y la estructura de sus extremidades cavadoras sigue el mismo plan
básico que el brazo del hombre; para cavar emplea fuertes garras planas
situadas en los extremos de los dedos. El cortón, en cambio, es un antro podo;
sus miembros cavadores son patas de insecto modificadas, dotadas de púas
que son simples prolongaciones dentadas del exoesqueleto, la similitud entre
estos órganos es completamente superficial, no extendiéndose ni a los detalles
de construcción, ni al plan general según el cual se hallan constituidos.
Las patas que emplean para saltar los canguros y los saltamontes son
análogas, pero sus estructuras son tan diferentes que nunca podría
atribuírseles una relación que en realidad no existe. Otros casos de evidente
analogía son: las alas de las mariposas o de los pájaros (las primeras son
repliegues articulados de la piel.

372 Morales
Reforzados por nervaduras longitudinales del exoesqueleto; en cambio, las
últimas son brazos de vertebrado modificado); los “colmillos venenosos” de las
víboras y de las arañas (los primeros son una variedad de diente, los segundos
son patas de artrópodo modificadas); y las mandíbulas de los vertebrados y de
los insectos (formadas las primeras por huesos de la cabeza articulados
verticalmente y dotados de tejidos de recubrimiento, y constituidas las
segundas por un par de apéndices laterales, modificados y provistos de
articulaciones. Vemos así que puede haber órganos análogos que no posean
formas similares; o presentar aspectos superficiales muy parecidos. Pero
asociados a otras características que hacen evidente la inexistencia de
relaciones estrictas entre los organismos que los poseen.

Por otra parte, en muchos casos las analogías son tan marcadas que es muy
fácil confundirlas con homologías, si no se examinan detenidamente. Como
ejemplos podemos citar, la gran similitud superficial que hay entre la cola de los
peces y la de las ballenas, el cuerpo de líneas afinadas del tiburón y del delfín,
las valvas de las almejas y las de los braquiópodos, el andar rastrero de los
caracoles y el de algunas orugas, y los ojos de los vertebrados y los de los
moluscos cefalópodo. En todos estos ejemplos hay una semejanza marcada,
pero si se analiza su estructura y su modalidad de origen, se encuentra que
solo se trata de rasgos simplemente análogos, adaptados al cumplimiento de
funciones idénticas.

Entre ciertas lagartijas de madriguera (amphisbaenidae) y un grupo de


pequeñas culebras de madriguera (typlilopidae, “culebras lombriz”), hay una
profunda semejanza, pues las primeras han perdido las patas, y ambos grupos,
provistos de una cola corta, son ciegos, estas similitudes externas tienen sin
duda su origen en modificaciones evolucionistas convergentes acaecidas
independientemente en ambos grupos, y por lo tanto no constituyen un índice
de parentesco

Homología. Cuando en distintos organismos encontramos estructuras que


tienen similares y se hallan construidas según el mismo plan fundamental,
decimos que tales órganos son homólogos, o que poseen semejanza
homologa, sin tener en cuenta que sean o no similares en un aspecto, o que
desempeñen iguale funciones. No cabe duda de que las patas delanteras del
perro y del lobo son homologas, no solo por tener el mismo origen y estructura

373
básica, sino porque coinciden hasta en sus menores detalles; son
completamente homologas. En otros casos, dos órganos pueden ser algo
diferentes en sus detalles, sin que deje de haber homología. Así el pie del
hombre y el del gorila están construidos según el mismo modelo, coinciden en
el número, forma y disposición de os huesos, músculos y tendones, difiriendo
especialmente en la longitud
Relativa de los dedos y en el grado de posición del dedo gordo. Son homólogos
en todo, menos en pequeños detalles.
En otros casos se puede demostrar que órganos adaptados a funciones
totalmente distintas, y muy diferentes en su aspecto, se hallan construidos
según el plan. Uno de los ejemplos típicos de homología es la que existe entre
los miembros anteriores de los vertebrados (brazos, alas, patas delanteras,
patas palmeadas, etc.). En este caso clásico, las semejanzas fundamentales
de estructura son tan evidentes, a pesar de las diferencias superficiales, que se
puede determinar su homología, sin necesidad de recurrir a la confir-

374 Moran
LAS GENERACIONES CAMBIANTES

Figuras homologas esqueléticas en los mamíferos,


como aparecieron en “la caza del oso” Diseñada y montada por Charles H. Ward
Feria de chicago Want natural science establishment.

375
EVIDENCIAS DE EVOLUCIÓN
mación por la embriología o la paleontología. El esqueleto de los miembros
anteriores del hombre, murciélago, pájaros, gato, caballo, foca y ballena,
guardan una estrecha correspondencia, inmensa por huesos en la mayoría por
sus detalles. Es muy poco probable que tantas semejanzas sean el resultado
de accidentes o evoluciones convergentes a partir de tipos de estructura
originalmente distintas la única interpretación razonable es que las formas
similares se hallan emparentadas. Estos diferentes miembros, aunque
modificados para ejecutar diversas funciones son todos homólogos en tanto
que representan meras modificaciones del mismo plan estructural – miembro
pentadáctilo (con 5 dedos) de vertebrado.

Relaciones entre las semejanzas homologas y las análogas.


De lo dicho anteriormente, se deduce que deben reconocerse diferentes grados
de homologías. Solo en el caso de estructuras casi idénticas, esta justificado
hablar de ellas como enteramente homólogas: por lo general solo se puede
decir que las estructuras son homólogas con respecto a ciertos rasgos. Es
necesario comprender claramente con la distinción, pues bastante común
encontrar estructuras homologas en su plan general, y solo análogas en sus
características superficiales. Así, tanto las alas de los pájaros como la de los
murciélagos, son modificaciones del miembro pentadáctilo de los vertebrados y
en este sentido son estrictamente homologas con los miembros anteriores de
cualquier otro mamífero terrestre, reptil o anfibio. Los rasgos particulares que
las hacen aptas para el vuelo son esencialmente distintos, y surgieron en forma
diferentes en ambos grupos, partiendo del miembro pentadáctilo como origen.
En el murciélago, la superficie alar esta constituida por una fina membrana de
piel tendida entre dedos largos y extendidos; en los pájaros, en cambio, la
superficie del ala la forman apéndices de la piel. Las plumas, adaptados a un
brazo cuyos dedos están parcialmente unidos, o han desaparecido. En lo
referente a la adaptación al vuelo la analogía es secundaria a pesar de su
fundamental homología. No son raras las modificaciones de tipo análogo en
estructuras básicamente homologas. como ejemplo podemos citar, la
adaptación del trabajo de excavar de los miembros anteriores del topo
propiamente dicho (insectívoro) y del topo australiano (marsupial); los lóbulos
de las patas de ciertos pájaros acuáticos como las negretas, falaropos y
colimbos el alargamiento del cuerpo y la perdida de las patas en las

376 Murcia
LAS GENERACIONES CAMBIANTES

culebras y algunos lagartos; y las aletas de los pingüinos y de las focas.

El significado de la Homología. Como ya lo hemos hecho notar, se acepta en


biología como axiomático que toda homología proviene de parentescos, dado
que ésta es la única interpretación del fenómeno que proporciona bases firmes
para su estudio. Esta no es una hipótesis pura; las homologías son más
completas entre los individuos de la misma especie, donde existe
consanguinidad más marcada, y decrecen progresivamente, a medida que se
comparan organismos, que por otros criterios (fisiológico, embriológico y
paleontológico), parecen menos estrechamente relacionados.
Si el grado de semejanza homóloga indica el grado de parentesco, se le
puede utilizar para la clasificación natural de los organismos, según líneas
filogenéticas. Por ejemplo, las patas delanteras del caballo, de la cebra y del
perro son, dentro de ciertos límites, homólogas, pero las dos primeras ofrecen
un parecido mucho mayor entre sí que con la tercera. Esto, agregado a
pruebas adicionales proporcionadas por la morfología, embriología, y análisis
de sangre indica que el parentesco entre el caballo y la cebra, es relativamente
cercano, mientras que la relación de éstos con el perro, es mucho más
distante.
Es a veces difícil determinar partiendo de datos actuales, en qué casos
la presencia de estructuras similares, en dos grupos de animales, indica
descendencia de un antecesor común, o convergencia desde orígenes
distintos. En general, cuando varios grupos de organismos tienen una o muy
pocas estructuras comunes, siendo las restantes, diferentes, es más exacto
suponer que las estructuras comunes provienen de una evolución convergente
de orígenes distintos, al menos en los límites abarcados por la historia de dicha
evolución. En cambio, cuando los rasgos similares son muchos, existen
grandes probabilidades de que esas semejanzas provengan de un antecesor
común. Desde este punto de vista, debemos aceptar que las semejanzas
homólogas son las que provienen de un mismo sentido de evolución. Veremos
más tarde, cómo la embriología proporciona bases más inmediatas para el
reconocimiento de las homologías.

El Significado de las Estructuras Residuales. Cuando las estructuras


residuales o rudimentarias son inútiles y hasta perju-

377
diciales en ciertos casos, es muy difícil asignarles algún objeto dentro del
mundo orgánico. La única explicación razonable de su existencia es que
constituyen restos de órganos otrora útiles, que han dejado de serlo, lo que es
probado especialmente por el hecho de que órganos homólogos de aquellos,
se encuentran aun en función en otros organismos emparentados. La
existencia de vestigios de estructuras, prueba en forma evidente, que los
organismos que los poseen han cambiado en su estructura y funcionamiento,
es decir, han evolucionado.

Estructuras Residuales Presentes en el Hombre. El cuerpo humano tiene


numerosas estructuras más o menos residuales, entre las cuales, algunas
autoridades en la materia, han reconocido más de 180. Algunas de ellas se
encuentran en todos los individuos, a lo largo de toda o parte de la vida, pero
otras aparecen sólo en determinadas personas. Consideraremos en primer
termino los ejemplos más conocidos.

El pelo del cuerpo constituye un vestigio, pues ya no cumple su función


primitiva de evitar la perdida de calor. Los pequeños músculos erectores del
pelo, que hay en la piel, son también órganos atrofiados. En los animales
cubiertos de pelos, estos músculos ayudan a conservar el calor, pues los pelos,
al erizarse, hacen aumentar el espesor de la capa aisladora de aire, que se
mantiene en reposo entre ellos. Cuando la piel humana es expuesta al frio los
pequeños músculos se contraen, levantando los pelos en la misma forma que
en los animales citados, pero el único resultado es el fenómeno llamado “carne
de gallina”. La disposición del pelo del cuerpo, puede ser también una
característica residual. El vello del brazo se halla orientado hacia el codo, y el
del antebrazo también, o sea en oposición anterior. Esta no es la orientación
normal del pelo en los mamíferos, pero corresponde en cambio a la de los
monos y grandes antropoides. Algunos han sugerido que, como estos animales
durante las tormentas se sientan, cubriéndose la cabeza con los brazos, esa
disposición del pelo ayuda a correr en el cuerpo el agua de la lluvia. Cualquiera
que sea el significado en los monos y grandes antropoides. La distribución del
vello citada no tiene, en los brazos del hombre, ninguna importancia funcional,
y carece de significado, excepción hecha de su pequeña contribución a la
evidencia del origen común de estos grupos. El oído es otra parte del cuerpo
que presenta numerosos ras-

378

gos residuales. El oído externo, es tan reducido en sus dimensiones y tan


eficaz como conducto para concentrar las ondas sonoras, que comparado con
el desarrollo que presenta en otros mamíferos inferiores, hace que se le
considere como órgano rudimentario.

La mayoría de nosotros no puede mover las orejas, aunque algunos agraciados


lo consiguen. Los músculos que mueven las orejas, se hallan bien
desarrollados en muchos mamíferos, pero en el hombre, aunque posee un
conjunto completo de dichos músculos auriculares, muy rara vez están en
condiciones de actuar, y aún así solo en forma muy limitada. Otra estructura
atrófica del oído, que se presenta a veces es el tubérculo de Darwin, pequeña
proyección cónica del borde superior del hélix de la oreja. Darwin demostró su
homología con la punta de las orejas de los mamíferos inferiores,
empequeñecida y curvada en el hombre. El tubérculo de Darwin se encuentra
en proporción pequeña de personas, y se presenta en igual forma, como
estructura atrófica, en algunos grandes antropoides.

El pequeño repliegue semilunar del ángulo interno del ojo, es un vestigio


homólogo del tercer párpado membranoso de que están dotados varios
animales inferiores, incluso algunos mamíferos como el gato. Aquí,
nuevamente es de interés hacer notar, que entre los grandes antropoides, este
rudimento del tercer párpado se halla tan reducido como en el hombre.

Las “muelas de juicio” o últimos molares, tienden a atrofiarse en el hombre,


pues solo aparecen tardíamente, entre los veinte y treinta años, y hay muchas
personas en quienes no aparecen. Para gran cantidad de personas, son
inútiles, y a menudo se deterioran obligando a su extracción quirúrgica.

El apéndice humano es otro órgano rudimentario, que, como es bien sabido,


puede acarrear ciertos peligros. Es un homólogo rudimentario del ancho saco o
ciego, que forma parte del intestino grueso de muchos mamíferos herbívoros,
actuando en estos durante el proceso digestivo. La presencia de este órgano,
inútil y peligroso en nuestra anatomía, solo se explica como herencia de
antecesores para los cuales era útil.
El cóccix también es un vestigio reducido y de cola, oculto en los tejidos entre
las nalgas en el hombre y los grandes antropoides, pero asimismo homólogo
de la cola de otros mamíferos.

379
EVIDENCIAS DE EVOLUCIÓN

Los ejemplos de estructura residuales citados más arriba son los más
evidentes conocidos, pero son muchos más los que se encuentran en el cuerpo
humano, describiremos continuación otros dos menos conocidos.
El primero está vinculado a las relaciones de los pulmones con el corazón y el
diafragma. En los mamíferos que caminan en cuatro patas, hay un espacio
entre el corazón y el diafragma ocupado por el lóbulo especial del pulmón
derecho. En los animales ortógrafos como el hombre y los grandes
antropoides, el corazón descansa sobre el diafragma, llenando el espacio
citado y, aunque el pulmón derecho carece de lóbulo especial, se observa un
rudimento de él, que a veces se proyecta entre el corazón y el diafragma.
Es lógico suponer, después de estas observaciones, que el pulmón derecho
presento alguna vez este lóbulo, que ha existido originariamente un espacio
entre el corazón y el diafragma y por ello, que tanto el hombre como los
grandes antropoides descienden de antecesores que caminaban en cuatro
patas, el segundo ejemplo se requiere a un rasgo anatómico del brazo, poco
notorio. En muchos reptiles, mamíferos primitivos y algunos primates inferiores,
el hueso del brazo (humero) presenta una pequeña abertura u orificio cubierta
en su cara interna por un arco óseo, justamente sobre el codo; por este orificio
pasan la arteria y nervios principales del miembro superior. En el hombre y
antropoides superiores no existe tal orificio, y la arteria y nervio corren a lo
largo del hueso, pero a menudo el humero desarrolla una pequeña apófisis, en
correspondencia al lugar donde debiera estar el orificio, y en este caso, la
artería y nervio pasa por dicha apófisis.

Es muy raro encontrar en el hombre el arco óseo completo, con la arteria y


nervio pasando a través de la abertura que forma. La aparición ocasional de
esta diminuta parte del hueso, ya sea formando un arco completo o no, solo
puede explicarse por la hipótesis de que la estructura del humero ha sido
heredada de antepasados que poseían un orificio a través del cual pasaban el
nervio y la arteria.

Algunos de los caracteres residuales más interesantes se encuentran solo


durante el embrión o primera infancia, debiendo recurrirse por lo tanto a la
embriología comparada, para hallar su interpretación y significado exactos, lo
mismo que ocurre con los dos ejemplos citados. Antes de estudiar las
aplicaciones de la embriología comparada, consideramos someramente
algunas estructuras residuales presentadas en el embrión humano, así como
también la existencia de vestigios de órganos en otros animales.

En el transcurso de su desarrollo, el embrión humano adquiere una serie de


estructuras y características que normalmente desaparecen más tarde, o se
alteran hasta hacerse irreconocibles. Algunas de estas, como las membranas
embrionarias, la placenta, y el cordón umbilical, están lógicamente relacionadas
con las necesidades vitales del embrión, y no precisan otra explicación;
evidentemente no son estructuras rudimentarias.

Las otras formaciones temporarias del embrión, pueden dividirse en dos clases;
unas, puramente residuales y en realidad tan inútiles como en el adulto; otras,
aunque residuales en cierto sentido, desempeñan papeles importantes en el
desarrollo, no pudieron ser consideradas en la misma categoría que los
músculos de las orejas o la orientación del vello. Solo disponemos de espacio
para describir unos pocos caracteres residuales del embrión.

380

El embrión humano posee una cola bien desarrollada, y lo más interesante, es


que posee hasta músculos para moverla. Normalmente esta cola no sigue el
ritmo general del desarrollo, y forma solo cuatro o cinco vertebras que
constituyen el cóccix; estas vertebras se encorvan hacia abajo, ayudando a
cerrar la abertura de la pelvis y soportar las vísceras. Al dejar de existir la cola
como tal, sus músculos degeneran o pasan a desempeñar otras funciones. Los
grandes antropoides se hallan aun más adelantados que el hombre en la
desaparición de la cola, conservando dos o tres vertebras en lugar de cuatro o
cinco. En casos muy raros, la cola del embrión humano no se curva hacia abajo
ni degenera si no que persiste y aun crece, formando una verdadera cola
externa que en el adulto suele adquirir longitudes de varias pulgadas.

En la primera parte del desarrollo embrionario, las ventanas de la nariz del


embrión humano se hallan unidas a la boca por una profunda hendedura a
cada lado. Estos son vestigios de la condición observable actualmente en
ciertos peces adultos, como el tiburón y la raya. En el desarrollo normal del
embrión estas hendeduras desaparecen, formándose el labio superior, sin
embargo, en ciertas oportunidades no se cierran, produciéndose el llamado
labio leporino.

El cuerpo del feto, entre el sexto y el octavo mes, se halla cubierto de un vello
llamado lanugo, que normalmente desaparece antes del nacimiento. Esto debe
considerarse como la reproducción temporal, de una condición fue permanente
en nuestros antecesores. Ocasionalmente este vello embrionario subsiste en
forma de una capa de pelo más o menos completa, que cubre al cuerpo del
adulto. Esta es la explicación de los fenómenos peludos exhibidos en circos;
ellos simplemente han conservado el pelo que nosotros perdimos antes de
nacer.

La extraordinaria capacidad del recién nacido para colgarse con sus manos es
otro ejemplo casi evidente de características residuales. Un niño al poco tiempo
de nacer, es capas de soportar su peso colgado de ambas manos durante
varios minutos, y en muchos casos pueden hacerlo también con una sola. Esta
aptitud persiste durante algunas semanas, o hasta un mes después del
nacimiento; luego se pierde. Sabiendo que las crías de los primates trepadores
deben tomarse de los pelos de su madre mientras esta utiliza sus pies y manos
para trepar, puede suponerse que los antecesores del hombre también estaban
imposibilitados para sostener sus crías, las cuales debían ser capases de
prenderse a sus madres para ser transportadas.

Estructuras Residuales Presentes En Otros Animales. El hombre esta lejos


de ser el único animal que posee órganos inútiles y rudimentarios. En todos los
animales se encuentra ese tipo de estructuras, aunque los ejemplos más
numerosos que se conocen corresponden a los vertebrados, en parte porque
estos animales son mas complicados que la mayoría de los otros, y dan por
eso mayor oportunidad al desarrollo de órganos residuales, y además porque
han sido los más profundamente estudiados.

Entre lo ejemplos más asombrosos que muestran los vertebrados, están los
siguientes: la pelvis rudimentaria y las patas posteriores también rudimentarias,

381
de la ballena; las patas posteriores atróficas del pitón; los dedos unidos en las
alas de los actuales; los huesos de las alas de ciertos pájaros incapaces de
volar y los ojos ciegos de algunos animales subterráneos, como por ejemplo
del tipo anterior, los invertebrados, podemos citar las alas reducidas e inútiles
de los saltamontes y otros insectos; los rastros de patas existentes en los
segmentos abdominales de los insectos más inferiores; las valvas
rudimentarias insertadas en los tejidos de algunos moluscos, como las babosas
y calamares; y él ano reducido, prácticamente sin función, de aquellos
equinodermos como los erizos y estrellas de mar.

LA EVIDENCIA DE LA EMBRIOLOGÍA COMPARADA

La embriología, que es el estudio de las chipas del desarrollo individual de los


organismos, si bien constituye una rama especial de la biología, se halla tan
íntimamente vinculada con la anatomía comparada, que a veces resulta difícil y
hasta arbitraria, la separación de estas dos ramas. Los problemas abarcados
por ellas se superponen en cierto modo. La evidencia que proporciona la
embriología se divide en dos categorías: (i) semejanzas entre embriones de
distintos grupos y (2) semejanzas entre embriones de grupos superiores y
adultos de grupos inferiores. En las consideraciones qué haremos a
continuación vamos a circunscribirnos a los animales porque ilustran los
fenómenos filis claramente que los vegetales. Si partiéramos de 1000 cigotos
diferentes, seleccionados proporcionalmente entre los distintos tipos de
animales (véase fig. 114), encontraríamos que aunque todos difieren en sus
dimensiones y en la cantidad y distribución del vitelo, coinciden en el hecho de
estar constituidos por una sola célula, 'que no muestra ningún signo visible de
la clase de organismo a que dará lugar. Todos sufren una rápida subdivisión, o
segmentación, de la que resulta una esfera hueca de células, llamada blástula.
Algunas protistas que viven en colonia, como el vólvoce, llegan hasta esta
etapa y, como colonias totalmente desarrolladas, corresponden en su
estructura a las blástulas de los animales superiores. En cambio, las blástulas
de todos los metazoarios, deben seguir un proceso ulterior de desarrollo
embrionario. Casi todas experimentan una invaginación, dando lugar a la
gástrula. (La blástula de las esponjas no se convierte en una verdadera
gástrula, sino que presenta un tipo de invaginación algo
382

Fig. 144. Diagrama que muestra los paralelismos y la recapitulación


existentes en el desarrollo embrionario.

383

distinto, transformándose rápidamente en esponja adulta didérmica.) Entre los


embriones que se transforman en gástrula, hay unos pocos que llegan a adulto
sin experimentar alteraciones radicales en su estructura. Esto sucede en todos
los celenterados (hidra, corales, medusa, etc.), cuyo cuerpo está formado solo
por dos capas de células, ectodermo y endodermo, separadas por una
sustancia gelatinosa inerte. Tienen una sola cavidad gastrovascular, provista
de una abertura que es la boca; estas estructuras corresponden,
respectivamente, a la cavidad central y al blastoporo de la gástrula de la cual
derivan.

Cada embrión, en el conjunto reducido que resulta, desarrolla una tercera capa
de células, el mesodermo, entre el ectodermo y el endodermo, convirtiéndose
así en triodérmico. Unos pocos (medusas y platelmintos) detienen su desarrollo
en este punto, constituyendo adultos tridérmicos con una sola cavidad, y una
abertura al exterior. Los demás continúan su desarrollo, pero a partir de este
punto, lo hacen siguiendo distintas trayectorias, de las cuales, a título
ilustrativo, seguiremos dos: por un lado, la de los gusanos segmentados y
artrópodos, y por otro la de los cordados.

En los embriones de cada uno de estos grupos se forma, dentro del


mesodermo, una nueva cavidad (celoma); el cuerpo se alarga y se subdivide
en series de segmentos similares, los somitos, formándose un tubo digestivo
central, con una boca anterior y ano posterior. En todos los aspectos restantes,
ambos grupos se desarrollan según líneas diferentes.

1. En el primer grupo de embriones (anélidos - artrópodos), aparece una


cuerda nerviosa ventral provista de numerosos centros nerviosos
segmentarios, o ganglios; se forma también un sistema circular tubular.
A partir de esta condición básica, estos embriones se diferencian según
líneas divergentes.

a. En una de dichas líneas (anélidas), el celoma conserva su longitud, el sistema


circulatorio continúa formado por vasos cerrados, el número de somitos
aumenta considerablemente y cada uno forma típicos pares de prolongaciones
carnosas ligeramente unidad o apéndices. Los embriones que siguen esta
línea constituyen, al llegar a adultos, diversos gusanos anélidos. Los últimos
caracteres que aparecen son los que distinguen a las diferentes especies de
estos gusanos.
384

b. En la otra línea (artrópodos), algunos de los vasos sanguíneos se dilatan


y se unen para formar una gran cavidad sanguínea que rodea al aparato
digestivo, ocupando ampliamente el lugar de la celoma, más reducido;
un vaso sanguíneo dorsal, que no toma parte en este proceso, es
transformado en un corazón y aorta dorsales; de la piel se forma un
esqueleto semirrígido, y algunas prolongaciones laterales de los
somitos se convierten en apéndices articulados. Los embriones que
siguen este camino se convierten en artrópodos de diversas clases.

2. En el segundo conjunto de embriones (cordados), se forma la cuerda


nerviosa principal, a lo largo de la cara dorsal, con una concentración de
tejidos nerviosos en su extremo anterior. El corazón se desarrolla
ventralmente; los somitos se funden íntimamente; aparece una firme
varilla cartilaginosa llamada notocorda (“dorso” + “cuerda”), por debajo del
tubo nervioso dorsal; y la región del cuello se presenta se presenta
perforada por una serie de hendeduras branquiales que comunican el
exterior con el gollete. Este grupo, que incluye los vertebrados y sus
similares, debe su nombre de Cordados (Chordata) a la presencia de la
notocorda.
Algunos de estos embriones llegan a adultos a partir de esta etapa, sin
desarrollar columna vertebral. Presentan la forma de los gusanos o de los
peces tubulares, cuyo parentesco con los vertebrados no se hubiera
reconocido, a no ser por los rasgos citados de sus embriones. Sin embargo, la
mayoría de los Cordados son vertebrados, y sus embriones experimentan
desarrollos ulteriores, durante los cuales la notocorda es reemplazada por
estructuras óseas que constituyen la columna vertebral. Los vertebrados se
dividen a su vez en peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos, presentando los
respectivos embriones, tipo especiales de desarrollo. Los embriones de los
peces pasan, antes de llegar a adultos, por una serie de modificaciones mas
corta que los anfibios, debiendo estos pasar por la mayor parte de las etapas
de los peces, antes de desarrollar sus características peculiares de anfibios; los
embriones de los reptiles, aves y mamíferos (amniotas) experimentan una serie
de cambios embrionarios, más larga aún que la de los anfibios.
En el caso de los embriones cordados, encontramos (como seria de suponer
en los artrópodos - anélidos, u otros grupos mayores) que las características
diferenciales de las clases en general aparecen antes

385
EVIDENCIAS DE EVOLUCIÓN

que las que caracterizan a los órdenes, éstas antes de las de las familias, etc.
En general (aunque hay excepciones), las diferencias entre especies similares
(como el perro y el lobo) son las últimas en aparecer.
Podernos sintetizar los hechos de la embriología comparada, asimilando el
proceso del desarrollo de cada individuo al trayecto del haz vascular de un
árbol, y el grado de complejidad estructural del adulto, a la altura de las ramas
y vástagos sobre el suelo. Hasta un cierto nivel, el tronco sólo tiene unas pocas
ramas pequeñas, pero luego se divide en algunos miembros principales (tipos),
cada uno de los cuales se subdivide en gran cantidad de ramas y vástagos. En
el tronco, ascienden multitud de haces juntos, pero a distintos niveles, grupos
de ellos se separan siguiendo las ramas, en las cuales estos grupos continúan
subdividiéndose. Los haces que han permanecido juntos hasta las más
pequeñas ramificaciones, pueden compararse a los individuos de la misma
especie, desarrollados paralelamente hasta el final. Aquellos grandes haces
que siguieron los miembros principales del árbol, representan las grandes
divisiones del reino animal, cuyos componentes se han desarrollado
paralelamente a los miembros de otros tipos, hasta el punto en que se
separaron para seguir los miembros principales, conservando desde entonces
el paralelismo dentro de cada uno de ellos, hasta la aparición de las ramas.

Las siguientes proposiciones expresan los hechos observados, forma más


rigurosa:

1. Los organismos más simples experimentan menos modificaciones


embrionarias, que los organismos “superiores”, más complejos, antes de
llegar al estado adulto.

2. En los miembros de un mismo tipo, la secuencia de los cambios


sufridos por el embrión, es invariable, con pocas excepciones.
3. Dentro de cada tipo, las formas “superiores” pasan por transformaciones
que son similares a las de las “inferiores”, y siguen la misma secuencia.

4. Además, estas formas "superiores" alcanzan su más alto grado


de complejidad final, como resultado de, (a) la adición de nuevos
cambios al final de la serie, y (b) modificación de las etapas embrionarias
primeras, que comparten con las formas "inferiores".
386

FIG. 115. Homologías sucesivas en los apéndices de un cangrejo. Estos apéndices muestran notables modificaciones
en relación con sus distintas funciones pero todos pueden ser reducidos a un plan básico común. Las ramas internas
están punteadas, las externas están sombreadas con líneas diagonales, y la pieza basal con sus prolongaciones han
sido dejadas en blanco

387
Homologías sucesivas. Las semejanzas homólogas entre partes
correspondientes de distintos organismos, no son las únicas que existen. Entre
los animales metaméricos (de los cuales los Anélidos y los Artrópodos son los
más típicos) el cuerpo muestra una repetición sucesiva de somitos (segmentos
metámeras) cada un de los cuales es más o menos la reproducción de los
otros. Se dice que las partes correspondientes de estos segmentos, son
sucesivamente homólogas. Los apéndices repetidos muestran claramente esta
homología. Durante el desarrollo embrionario de los Anélidos y Artrópodos, los
segmentos aparecen precozmente, y cada uno desarrolla al poco tiempo un par
de brotes destinados a convertirse en apéndices. En muchos de los Anélidos
marinos, los brotes se convierten en órganos natatorios, repetidos en cada
segmento, que muestran su analogía tanto en el adulto como en el embrión.

En los artrópodos, en cambio, algunos de los brotes se alargan, otros


permanecen cortos o degeneran y desaparecen. Los que persisten dar lugar a
apéndices que difieren en su aspecto y funciones. En el langostino, por
ejemplo, estos brotes se convierten en antenas, en algunas partes de la boca,
en un par de grandes patas con ganchos, en pequeñas patas para caminar, en
remos abdominales reducidos y en un par de aletas planas de cola para nadar.
A pesar de su aparente desemejanza, todos estos apéndices están construidos
según un mismo plan, y nunca aparece más de un par de segmento, pues se
originan en pares de rudimentos sucesivos del embrión, nacidos en igual forma
y epincidenres en su ubicación y estructura.

Los vertebrados son también animales metámericos, aunque en este grupo los
segmentos se hallan fundidos, y tan modificados en el adulto, que resulta muy
difícil distinguir los somitos. Sin embargo, puede encontrarse la homología
sucesiva, en los vertebrados de partes tales como las vértebras, las costilla y
especialmente las cinturas pelviana y escápula con sus apéndices. Las últimas
corresponden hueso por hueso, y esta correspondencia debe su origen, una
vez más, a rudimentos embrionario correspondientes.

El hecho de que las homologías sucesivas puedan atribuirse a diferenciación


de estructuras originalmente “idénticas”, es un poderoso argumento para
interpretar otras homologías según el mismo criterio.
A la luz de estas observaciones, estamos en condiciones de examinar
nuevamente el significado de la homología y considerar otro concepto biológico
importante y aclaratorio, la recapitulación.

La Homología Resulta del Origen Común. Las semejanzas homólogas han


sido claramente definidas y ejemplificado, y en dicha exposición se mencionó el
aporte de la embriologia a la interpretación de su significado. Ahora podemos
apreciar que, las semejanzas fundamentales entre estructuras homólogas
provienen de que tales estructuras se desarrollan a partir de rudimentos.

388
Los distintos grados de modificación que presentan las estructuras homólogas,
no invalidan las similitudes básicas resultantes de su origen común. Al aplicar
el concepto de homología, debe ponerse especial cuidado en distinguir las
homologías puras de las semejanzas superficiales (análogas) provenientes de
una evolución convergente; al método más seguro, consiste en seguir el
desarrollo embrionario de las estructuras en cuestión, y determinar si así
provienen o no de un mismo origen.

El desarrollo individual recapitula la historia de la raza. Acabamos de ver


que aunque hay muchas clases de embriones, correspondientes a las distintas
clases de animales, ellos pueden ser agrupados, basándose en su estructura,
en tipos cada vez menos numerosos a medida que retrocedemos desde el
individuo adulto hasta la etapa unicelular. Además, la genética establece, con
argumentos de peso, que la semejanza entre dos organismos, es producida por
la herencia de combinaciones similares de genes pertenecientes a antecesores
comunes y, por lo tanto, la semejanza entre embriones debe presentarse así.

Finalmente, se ha demostrado que los organismos “superiores” pasan, durante


su desarrollo, por etapas en las que se asemejan a adultos de organismos
“inferiores”, adquiriendo su complejidad, recién después de sufrir
modificaciones, agregadas al final de la cadena. Estos hechos; y otros más,
constituyen la base del principio de la recapitulación el cual establece que, en
general los cambios experimentados por cada individuo, durante su desarrollo
desde el huevo hasta el adulto (ontogenia), son aproximadamente paralelos a
los experimentados por sus grupos de ascendientes ancestrales, en su
desarrollo evolutivo (filogenia). La frase “la ontogenia es la repetición de
filogenia” es, por lo tanto, cierta en general, aunque no en los detalles.

En el caso de la rana, pueden notarse las siguientes semejanzas


estructurales, entre sus etapas de desarrollo, y los estados adultos de
organismos inferiores:

Cigoto…………………….. protista unicelular


Blástula ………………….. colonia esférica de protistas
Gástrula …………………. celenterados p. ej., Hidra
Renacuajo muy joven…... cordados primitivos p, ej. Amphioxus
Renacuajo sin patas …… peces
Renacuajo con patas ….. salamandra
Rana adulta (única)

389
Interpretación y crítica de la recapitulación. Una rana en desarrollo no es,
sucesivamente, protozoario, hidra amphioxus, pez, salamandra y, finalmente
rana. Es una verdadera rana desde sus comienzos, pues un huevo de rana no
puede nunca originar otra clase de animal; sin embargo, su embrión presenta
semejanzas notables con los vertebrados, y también con adultos de
organismos “inferiores”. No solo debemos tener en cuenta la existencia de
dichas semejanzas, sino también el hecho de que, ocasionalmente, los
embriones no presentan las similitudes esperadas, y, además, la presencia de
ciertos animales en rasgos embrionarios o larvales, que no se observan en sus
estados adultos ni en sus supuestos antecesores. Las consideraciones que
siguen son puramente especulativas; pero servirán para mostrar como los
datos de la genética, no solo nos permiten comprender el significado de la
recapitulación, sino también el de las semejanzas y diferencias que aparecen
en los organismos, durante su desarrollo.

Supongamos que en el pasado, cientos de miles de generaciones


antecesores de la rana, hayan sido peces. (Gran parte de esta suposición se
basa en las evidencias proporcionadas por la morfología, embriología,
paleontología y geología histórica comparadas.) Estos peces reprodujeron su
casta de acuerdo a las leyes de la herencia. Hemos visto que las
características de los organismos se trasmiten por los genes, y que éstos,
aunque muy estables, sufren modificaciones cada tanto tiempo, en forma tan
que por mutación se alteran algunos caracteres o se introducen otros nuevos.
Aunque el número de genes que podemos estudiar a la vez, en genita
experimental, es muy limitado, la cantidad total de genes presentes en
cualquier organismo, es muy grande y se cree que el conjunto de
características del organismo, no es más que una manifestación de la
disposición particular de los genes presentes de la célula única; a partir de la
cual se desarrolla el individuo.

Durante largos periodos de tiempo, el genotipo total originario de los peces


ancestrales, se fue modificando lentamente por mutaciones. Algunos de los
genes originales deben haberse perdido, otros quizás solo se han alterado, y
sin duda y sin duda muchos nuevos genes se han agregado. De generación en
generación los descendientes de los peces originales, han ido diferenciándose
cada vez más de sus antecesores, pues su genotipo total ha ido cambiando; en
la actualidad

390
son ranas. No obstante esto, el conjunto de genes de estas ranas es
simplemente el de los peces ancestrales, con las modificaciones que este
conjunto ha sufrido con el tiempo. La etapa de pez por la cual pasa la rana,
resulta de la posesión de genes de pez, heredada por sus antecesores. El
hecho de que no progrese como pe sino que siga un ulterior desarrollo, hacia
una condición adulta más compleja, es el resultado de los cambios y adiciones
que han modificado el genotipo ancestral originario, dorándolo de las
características de la rana.

La recapitulación nunca es completa, y a menudo es desfigurada. La


semejanza de embriones de organismos superiores y le tipo de sus
antecesores, nunca es exacta, sino que tiene un carácter general, y muchas
veces la ontogenia no puede demostrar que hayan existido en los antecesores
rasgos hoy conocidos. Además, e encuentran frecuentemente organismos
inmaturos que difícilmente pueden representar alguna etapa ancestral, salvo en
rasgos muy eventuales.

Volviendo a nuestro concepto de la evolución como resultado de


modificaciones en el genotipo total, se deduce que las modificaciones en los
genes pueden afectar el organismo en cualquier etapa desde la célula
reproductora hasta el adulto. Debemos reconocer también, que los organismos
en desarrollo deben resolver problemas de subsistencia, lo mismo que los
adultos, y deben estar adaptados al medio en que vivirán. Entre los
reacondicionamientos que experimenta el embrión, hay alguno que afectan la
velocidad del desarrollo y otros relacionados con la supervivencia en
ambientes especiales.

1. Ritmo de Desarrollo. Los individuos deben desarrollarse desde el estado


de huevo hasta el de adulto, en un ritmo que es enormemente superior
al lento proceso de la evolución. Este telescopaje del desarrollo se
obtiene en parte por omisión de etapas, en parte por superposición de
procesos de desarrollo; y estas modificaciones resultan algunas veces
por la alteración del orden clásico de la aparición de estructuras o los
procesos. El proceso embrionario no solo resulta así no solamente
condensado, sino también a veces lleno de anacronismos. Así, a pesar
de que el gusano (larva) de la mariposa corresponde, en su forma y
otros aspectos, a una etapa del desarrollo de los anélidos, está dotado
de tubos respiratorios característicos de los insectos, que han aparecido
filogénicamente más tarde, y que no existen en los anélidos.
391
2. Adaptaciones de los Periodos Inmaturos al Medio. Algunos embriones
han desarrollado estructuras que los capacitan para asimilar, dentro del
huevo, el vitelo que este provee, y cumplir en las mismas condiciones,
las funciones respiratorias y excretoras. Evidentemente, ni sus
antecesoras ni los adultos hacia los cuales se desarrollan, poseen
sistemas semejantes, que son propios del embrión e impuestos por la
ontogenia heredada. Otros organismos, como las larvas, pueden vivir
libremente desde etapas muy tempranas de su desarrollo, y a menudo
se encuentran capacitados para habitar medios especiales, distintos por
los habitados por sus antecesores o los adultos. Esta etapa proviene de
posesión de modificaciones larvales peculiares. La mayoría de los
insectos pasan por etapas de este tipo, y algunos se alejan tanto de la
línea filogenética de desarrollo, que pueden metamorfosearse en adultos
tan solo mediante la introducción de una etapa de crisálida, durante la
cual las características de la larva, tanto internas como externas, son
rápidamente transformadas en adulto. Tales modificaciones en las
etapas del desarrollo, deben considerarse como agregados o perdidas
en la ontogenia original, que a menudo alteran y tergiversan de tal forma
el patrón desarrollo, que resulta muy difícil descubrir evidencia de la
recapitulación.

LA EVIDENCIA DE LA FISIOLOGÍA COMPARTIDA

Las semejanzas fundamentales entre las propiedades fisiológicas y funciones


de los organismos, proporcionan el mismo testimonio de consanguinidad, que
sus similitudes estructurales. Así, la presencia casi universal de clorofila en las
plantas, se interpreta como una evidencia de que se encuentran más
estrechamente relacionadas entre sí, que con los animales, en los que no
existe esta sustancia. Análogamente, la presencia de hemoglobina, en las
células especiales de la sangre, es una característica de los vertebrados, e
indica que ellos se hallan más estrechamente vinculados entre sí, que con
otros animales carentes de dicho compuesto. Los contados casos en que se
halla hemoglobina fuera del grupo de los vertebrados, ya que estos animales
(algunos gusanos anélidos, y la larva acuática de una pequeña mosca,
chironomus), la hemoglobina esta disuelta en el plasma sanguíneo, en lugar de
hallarse dentro de las células de

392
la sangre. Además, difiere en su composición química, de la hemoglobina de
cualquier vertebrado.

Los grados de parentesco pueden determinarse por pruebas químicas.


Desde que cada tipo de huevo está destinado a desarrollar un tipo único de
organismo, es evidente que las diferencias entre éstos, son inherentes a sus
protoplasmas. Fundamentalmente, estas diversidades son sin duda el resultado
de diferencias en el genotipo total, que pueden manifestarse como diferencias
en las células, en la organización del cuerpo, y en la naturaleza de los procesos
químicos de la actividad celular. El protoplasma y los productos celulares de
especies estrechamente relacionados, deben ser muy parecidos, y, en cambio,
deben resultar distintos los de organismos vinculados remotamente; de aquí
que deba poderse determinar, el grado de parentesco por medios químicos.
Esto se ha conseguido por varios métodos, siendo el más exacto el de las
reacciones de precipitación, que se basan en una propiedad particular de la
sangre.

Si se introduce una proteína extraña (clara de huevo, veneno de serpiente,


proteínas de la sangre de otras especies, o cuerpos de bacterias, por ejemplo)
en el torrente sanguíneo de un animal, esta proteína actúa como un veneno y,
en concentraciones suficientes, provoca la muerte, siendo variable la cantidad
necesaria de cada proteína. La inyección de cantidades inferiores a la dosis
letal, provoca, en la sangre, la formación de ciertas sustancias antagónicas o
protectoras llamadas anticuerpos, que, en cierto modo, neutralizan o anulan los
efectos perjudiciales de la proteína extraña. Existen varias clases de
anticuerpos, clasificados de acuerdo al efecto que producen; las aglutininas
agrupan o adhieren entre sí las sustancias sobre las que actúan, que en su
mayoría son células bacterianas; las citolisinas disuelven las células cuya
presencia las originó; y finalmente, las precipitinas forman un precipitado con la
proteína extraña. Es esta última clase de anticuerpos, la que se utiliza en los
análisis de sangre para determinar los grados de parentesco químico. Lo
mismo que los otros anticuerpos, las precipitinas reaccionan totalmente sólo
con la clase especial de proteína (llamada antígeno) que da lugar a su
formación. Sin embargo, su especificidad no es absoluta, produciéndose una
reacción más moderada con proteínas derivadas, y la intensidad de la reacción
es casi exactamente proporcional al grado de similitud química entre la proteína
ensayada y el antígeno.

Para efectuar experiencias de precipitación, se inyectan dosis pequeñas


repetidas de suero sanguíneo de un animal (p. ej., hombre) a otro experimental
(generalmente se han utilizado conejos). La sangre del conejo forma
anticuerpos, incluso precipitinas, como reacción ante las proteínas antigénicas
presentes en el suero humano. Cuando la sangre del conejo ha sido totalmente
393
sensibilizada a estas proteínas, se sacrifica el animal, se le extrae la sangre, y
se deja coagular, filtrándose luego el suero así obtenido, que se conserva. Este
suero “antihumano” constituye un reactivo químico, que permite efectuar
ensayos extremadamente delicados con sangre humana, no sólo cuando ésta
se halla fresca, sino también sobre manchas secas y aun con sangre en estado
de putrefacción. Estos ensayos han sido vastamente utilizados en criminología.
La sangre a ensayarse se prepara en solución débil, en la que se vierte unas
pocas gotas de suero “antihumano” de conejo. Si la sangre en estudio es
humana, aparece en seguida un denso precipitado blanco; si la sangre es de
algún otro vertebrado, la reacción no es inmediata, si bien puede
eventualmente producirse una precipitación en menor cantidad; si, en cambio,
pertenece a algún animal que no sea vertebrado, o no es sangre, no se
produce ninguna reacción.

Una exposición general del método para efectuar ensayos de precipitación,


ayudará a mostrar cómo se emplea en la determinación de la consanguinidad
entre organismos. Un animal X (generalmente un vertebrado) es envenenado
sistemáticamente, inyectándole sangre a otro animal A. (A puede ser sustituído
por el jugo de ciertas plantas, o cualquier otra sustancia proteica, de acuerdo al
objeto del análisis.) De aquí resulta la formación de anticuerpos específicos, en
la sangre de X, contra las proteínas particulares de la sangre A. Cuando la
sangre de X ha sido totalmente sensibilizada, una pequeña dosis de su suero
mezclada con una solución de suero de A, provocará la formación rápida de la
máxima cantidad de precipitado. Si, en cambio, se mezcla el mismo suero con
soluciones de suero de animales B, C, D, etc., aparecerán cantidades menores
de precipitados, aumentando el tiempo que tarda la reacción en producirse. La
velocidad y cantidad de reacción, son proporcionales al grado de similitud
química entre las proteínas presentes en la sangre de B, C, D, etc., y las de A.

A comienzos del siglo presente, dos experimentadores, Nuttall y Graham-


Smith, realizaron miles de pruebas de precipitación, determinando así el grado
de relación química entre la sangre de muchísimos animales. Observaron que
en la sangre de las especies utilizadas para la obtención del antígeno
(animales A), la reacción era rápida e intensa, siendo en cambio lenta y débil
en aquellas especies que, según la morfología y otros estudios, se hallaban
más o menos relacionadas con A. Empleando soluciones fuertes, y dando
mayor tiempo a la reacción, pudieron determinar relaciones considerablemente
lejanas. En casi todos los casos, las conclusiones

394-

LAS GENERACIONES CAMBIANTES

A que llegaron no hicieron más que confirmar los resultados obtenidos por
otros métodos. Aunque la anatomía comparada proporcionaba evidencias
suficientes, estas nuevas comprobaciones químicas se hallaban en
concordancia general con ellas. Las conclusiones más importantes de Nuttall y
Graharri-Smith, pueden sintetizarse así:
1. Usando soluciones suficientemente. Concentradas y dando a la
reacción un tiempo adecuado, puede demostrarse la relación química existente
entre la sangre de todos los mamíferos.

2. Dentro del grupo de los primates la relación más cercana con el


hombre, ha sido encontrada en los grandes antropoides, con respecto al resto
de los primates, la relación es más distante con los monos del viejo mundo,
disminuyendo progresivamente con los del nuevo mundo y titíes, y alcanzando
el mínimo con los lemúridos. Nuttall llama la atención sobre el paralelismo
existente entre estos resultados y los provenientes del estudio de la mancha
amarilla del ojo, que se presenta en los antropoides superiores, tiende a
desaparecer en los monos del nuevo mundo y no existe en los lemúridos.

3. Las sangres de los mamíferos carnívoros, se hallan muchos más


relacionadas entre ellas que con respecto a las de otros mamíferos,
encontrándose la máxima similitud, entre aquellos tipos estrechamente
relacionados por su morfología. Las sangres de las focas y leones marinos
(carnívoros acuáticos), están relacionados más estrechamente con la de los
perros, gatos y osos, que con las de los otros mamíferos.

4. Existe una estrecha relación química entre las sangres dé los


porcinos. El suero anticerdo reacciona moderadamente con la sangre de los
rumiantes, y moderada y débilmente, con la de las ballenas. Las sangres de los
camellos y llamas se encuentran relacionadas, siendo esta relación estrecha
entre las de los ciervos, antílopes, ovejas, cabras y bueyes.

5.Las relaciones de las ballenas y delfines han sido difíciles de determinar en


base a su morfología, la cual está tan modificada por su vida acuática, que son
pocas sus semejanzas con los otros mamíferos. La sangre de las ballenas da
una reacción entre débil y moderada con el suero anticerdo; Ja sangre de los
cerdos y la dé los otros rumiantes reacciona muy poco con el suero antiballena;
y no existe ninguna prueba evidente de relación química estrecha entre la
sangre de Ja ballena y la de cualquier otro grupo de mamíferos. He aquí un
395
ejemplo en el cual las indicaciones de ensayos de sangre están en desacuerdo
con los de la anatomía comparada y la paleontología, que sugieren la
posibilidad de que las ballenas y los delfines deriven de carnívoros primitivos,
del extinto grupo llamado creodontes. Se cree que todos los carnívoros
actuales descienden de este último grupo.

6.Las sangres de todos los marsupiales, con excepción del “lobo de Tasmania”,
mostraron estrecha relación.

7. Entre los reptiles hay dos grupos de relaciones sanguíneas; en uno se hallan
las tortugas, cocodrilos y caimanes, y en el otro los lagartos y serpientes.

8. Las aves presentan una relación más estrecha con el grupo tortuga-cocodrilo
que con el grupo lagarto-serpiente, resultado concordante con el de la
paleontología. Las proteínas de la sangre de todas las aves, son
evidentemente similares, dado que se han obtenido fuertes reacciones usando
suero anti-pollo, con la sangre de 792 especies, y usando suero anti-avestruz,
con la de 649 especies. Esta uniformidad en la composición sanguínea de las
aves, se halla en fuerte contraste con las divergencias observadas entre los
mamíferos.

9. Según la morfología, embriología y paleontología, el limulo o cangrejo real,


está -más estrechamente relacionado con los arácnidos (arañas, escorpiones,
etc.), que con los crustáceos (cangrejos, langostas de mar, etc.) a los que se
asemeja exteriormente. Resulta extraordinariamente interesante comprobar
que las pruebas de sangre corroboran Ias conclusiones obtenidas por otros
caminos.

También se ha determinado el grado de similitud química entre la hemoglobina


de varios animales, mediante el estudio de su estructura cristalina. Reichert y
Brown han demostrado por este otro método bioquímico que, en general, la
sangre de los animales más relacionados morfológica y embriológicamente,
presenta mayores similitudes desde el punto de vista químico. Dentro de un
género de animales, hallaron que la hemoglobina de todos pertenecía al mismo
sistema cristalográfico, y, en general, también a los mismos grupos reducidos
de tal sistema, existiendo al mismo tiempo, dentro de cada especie, una
individualidad constante. Esto significa que, aun cuando cada especie posea su
propia hemoglobina, las de las especies relacionadas son correspondientes en
su composición química fundamental.

No debe pensarse que existe una concordancia absoluta entre los grados de
relación química mostrada por los ensayos químicos descritos antes, y los que
se obtienen por medio de la morfología,
396-

embriología y paleontología. Si suponemos exactas las relaciones dadas por la


química, llegaríamos, por ejemplo al absurdo de que el avestruz y el papagayo
se hallan mucho más relacionados entre sí, que el lobo y la hiena, lo que en
contradicción con todas las demás evidencias. Sólo podemos suponer que, en
algunos grupos, tales como las aves, la sangre ha variado y se ha diferenciado
mucho más lentamente que otros, como por ejemplo los mamíferos.

Recientemente se han aplicado métodos semejantes a los vistos para el


estudio de las relaciones entre plantas con resultados comparables a los
obtenidos en los animales. Parece estar ampliamente demostrado, que el
protoplasma y los productos celulares de especies animales y vegetales
morfológicamente similares, son químicamente más parecidos que los
correspondientes a especies morfológicamente distintas. La única explicación
satisfactoria de esta homología química, es la que los grupos correspondientes
descienden, con modificaciones, de antecesores comunes.

Se admite que las evidencias de evolución, proporcionadas por la morfología,


embriología y fisiología, son indirectas. La existencia de homologías, de
paralelismo en el desarrollo embrionario y de relaciones químicas graduales
entre organismos, no prueban de por si que haya habido evolución. La validez
de las pruebas proporcionadas por esas diversas ramas de la ciencia, radica en
su abundancia y consistencia. ¡Nos hallamos ante una multitud de paralelismos
sorprendentes en la estructura básica, desarrollo y funcionamiento de diversos
organismos que, de otro modo, resultan inexplicables!
Estos paralelismos son reales, los hallamos en todo sentido, y puede
considerárseles como una evidencia de evolución, pues a la luz de esta teoria
se relacionan, y adaptan, entre si como las piezas de un rompecabezas,
adquiriendo significado donde antes no lo tenían.

No se puede impugnar la conclusión de que las homologías son el resultado de


la descendencia, con modificaciones, de un tronco ancestral común,
especialmente cuando los resultados de la embriología comparada presentan
pruebas tan evidentes y corroboradoras. En muchos casos, evidentemente, el
paralelismo enseñado por dichas ciencias proporciona el indicio de las
verdaderas líneas de descendencia, haciendo posible la determinación de tipos
ancestrales correspondientes a grupos actuales. (Estas predicciones han sido
muchas veces confirmadas, en forma sorprendente, por ulteriores

397-
descubrimientos de fósiles que mostraban características previas)
Asimismo, la existencia de órganos residuales solo es explicable por la
hipótesis de que son restos modificados, presentes como estructuras operantes
en especies ancestrales. La existencia demostrada de similitudes químicas y
fisiológicas entre especies evidentemente vinculadas, no puede ser mera
casualidad; se trata de una consecuencia lógica, si los organismos que
presentan dichas similitudes forman parte de una “línea” protoplasmática
continuada.

Si solo se conociera un número limitado de homologías y semejanzas


graduadas, podría invocarse a la coincidencia como explicación; pero ellas
forman legión. El peso acumulado por los datos indirectos, es abrumador, y
quizá lo más conveniente de todo, sea la forma en la que los hechos
descubiertos en distintos terrenos, concuerdan y se apoyan entre sí.

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