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RELIGIÓN CATÓLICA

C4. LA CELEBRACIÓN DE LA FE

La Natividad del Señor


La Navidad que celebramos hoy es, como veremos, el producto de un milenario crisol
en el que antiguas tradiciones griegas y romanas se conjugaron con rituales célticos, germánicos
y con liturgias ignotas de misteriosas religiones orientales.

La palabra ‘natividad’ significa ‘nacimiento’ y de ella deriva la palabra ‘navidad’. En


Navidad celebramos el nacimiento de Jesús. «Es un misterio de luz que los hombres de cada
época pueden revivir en la fe. En Navidad, por lo tanto, Dios ha venido a habitar entre nosotros;
ha venido por nosotros, para quedarse con nosotros».11

Orígenes de la Navidad
En las primeras generaciones de cristianos la fiesta por excelencia era la Pascua,
conmemoración de la Resurrección del Señor. Todos sabían bien en qué fechas había sido
crucificado Jesús y cuándo había resucitado. Sin embargo, posiblemente no conocían con la
misma certeza el momento de su nacimiento.

No formaba parte de las costumbres de los primeros cristianos la celebración del


cumpleaños, celebraban su dies natalis, el día de su entrada en la patria definitiva, como
participación en la salvación obrada por Jesús al vencer a la muerte con su pasión gloriosa, y no
se había instituido una fiesta particular para conmemorar el cumpleaños de Jesús.

¿Por qué se celebra el 25 de diciembre?


Hasta el siglo III no tenemos noticias sobre el día del nacimiento de Jesús. El primer
testimonio indirecto de que la natividad de Cristo fuese el 25 de diciembre lo ofrece Sexto Julio
Africano el año 221. A partir del siglo IV los testimonios de este día como fecha del nacimiento
de Cristo son comunes en la tradición occidental, mientras que en la oriental prevalece la fecha
del 6 de enero.

En siglos posteriores, las diócesis orientales fueron adoptando el 25 de diciembre y


dejando el 6 de enero para celebrar el bautismo de Cristo, con excepción de la Iglesia armenia,
que hasta hoy conmemora la Navidad en esa fecha de enero.

Una vez que la Iglesia oriental hubo adoptado el 25 de diciembre para la Navidad, el
bautismo de Jesús empezó a festejarse en Oriente el 6 de enero, pero en Roma esa fecha fue
escogida para celebrar la llegada a Belén de los Reyes Magos, con sus regalos de oro, incienso y
mirra.

Una explicación bastante difundida es que los cristianos optaron por ese día porque, a
partir del año 274, el 25 de diciembre se celebraba en Roma el dies natalis Solis invicti, el día del
nacimiento del Sol invicto, la victoria de la luz sobre la noche más larga del año. Esta explicación
se apoya en que la liturgia de Navidad y los Padres de la época establecen un paralelismo entre
el nacimiento de Jesucristo y expresiones bíblicas como «sol de justicia» (Mt 4,2) y «luz del
mundo» (Jn 1,4.).

11
Benedicto XVI. Audiencia general 1 de enero de 2007.
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Sin embargo, no hay pruebas de que esto fuera así y parece difícil
imaginarse que los cristianos de aquel entonces quisieran adaptar fiestas paganas al calendario
litúrgico, especialmente cuando acababan de experimentar la persecución.12

La difusión de la celebración litúrgica de la Navidad fue rápida. En la segunda mitad


del siglo IV se va extendiendo por todo el mundo cristiano. En el siglo V la Navidad es una
fiesta casi universal.

El Adviento: preparación para la Navidad


La Navidad se prepara con el tiempo de Adviento, que posee una doble dimensión:

1. tiempo de preparación para la solemnidad de Navidad en la que se celebra la primera


venida del Hijo de Dios a los hombres (encarnación).
2. Por medio de este recuerdo, nos orientamos a la espera de la segunda venida de Cristo
glorioso al final de los tiempos (parusía).

Comienza el domingo más próximo al 30 de noviembre. y se prolonga durante 3 domingos


más.

LA CORONA DE ADVIENTO
Está compuesta por cuatro velas con ramas vegetales, que se van encendiendo,
progresivamente, domingo tras domingo, hasta el día de Navidad.

Tiene su origen en costumbres precristianas de los pueblos del norte (IV-VI).13 En el XVI
cristianos alemanes comenzaron a utilizar este símbolo durante el adviento: Jesús es la Luz que
ha venido, que está con nosotros y que vendrá con gloria. Las veleas anticipan la venidad de la
luz en la Navidad: Jesucristo.

Su forma circular es señal de eternidad; las ramas verdes simbolizan la esperanza y la


vida; Las velas, la luz en medio de las tinieblas; su color rojo, el amor de Dios.

12
Otra explicación más plausible hace depender la fecha del nacimiento de Jesús de la fecha de su
encarnación, que a su vez se relacionaba con la fecha de su muerte. En un tratado anónimo sobre
solsticios y equinoccios se afirma que “nuestro Señor fue concebido el 8 de las kalendas de abril en el mes
de marzo (25 de marzo), que es el día de la pasión del Señor y de su concepción, pues fue concebido el
mismo día que murió” (B. Botte, Les Origenes de la Noël et de l’Epiphanie, Louvain 1932, l. 230-33). En la
tradición oriental, apoyándose en otro calendario, la pasión y la encarnación del Señor se celebraban el 6
de abril, fecha que concuerda con la celebración de la Navidad el 6 de enero.
La relación entre pasión y encarnación es una idea que está en consonancia con la mentalidad antigua y
medieval, que admiraba la perfección del universo como un todo, donde las grandes intervenciones de
Dios estaban vinculadas entre sí. Se trata de una concepción que también encuentra sus raíces en el
judaísmo, donde creación y salvación se relacionaban con el mes de Nisán. El arte cristiano ha reflejado
esta misma idea a lo largo de la historia al pintar en la Anunciación de la Virgen al niño Jesús descendiendo
del cielo con una cruz. Así pues, es posible que los cristianos vincularan la redención obrada por Cristo
con su concepción, y ésta determinara la fecha del nacimiento.

13
Durante el frío y la oscuridad de diciembre, colectaban coronas de ramas verdes y encendían fuegos
como señal de esperanza en la venida de la primavera.
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SENTIDO CRISTIANO
Cuatro consejos sencillos del Papa Francisco 1. que se olvidan con frecuencia y que
ayudarán a muchos a redescubrir el verdadero sentido de la Navidad.

1. "Cada familia cristiana, como hicieron María y José, puede recibir a Jesús, escucharlo,
hablar con Él, estar con Él, protegerlo, crecer con Él; y así mejorar el mundo. Hagamos
espacio en nuestros corazones y en nuestros días al Señor”.
2. "-Nosotros organizamos un festín, todos contentos. -Esto es bonito, un festín está bien,
pero esta no es la alegría cristiana”.
3. "Que la Santa Navidad no sea nunca una fiesta del consumismo comercial, de la
apariencia, de los regalos inútiles, o del desperdicio superfluo. Si no que sea una fiesta
de la alegría, de acoger al Señor en el pesebre y en el corazón”.
4. "Esto es la verdadera Navidad: la fiesta de la pobreza de Dios que se despojó de sí mismo
tomando la naturaleza de esclavo; de Dios que sirve en la mesa; de Dios que se esconde
a los intelectuales y sabios y que se revela a los pequeños, sencillos y pobres”.

UNA CARTA DE JESÚS PARA TI. LÉELA


Como sabrás, nos acercamos nuevamente a la fecha de mi cumpleaños. Todos los años
se hace una gran fiesta en mi honor y creo que en este año sucederá lo mismo. En estos días la
gente hace muchas compras, hay anuncios en la radio, en la televisión. En todas partes no se
habla de otra cosa, sino de lo poco que falta para que llegue ese día.

La verdad, es agradable saber que al menos un día del año algunas personas piensan un
poco en mí. Ya sabes que hace muchos años los primeros cristianos empezaron a festejar mi
cumpleaños, pero hoy en día muy pocos son conscientes de para qué lo celebran. Recuerdo que
el año pasado hicieron una gran fiesta en mi honor. Había cosas muy deliciosas en la mesa, todo
estaba decorado y había muchos regalos; pero ¿sabes una cosa?: ni siquiera me invitaron. La
fiesta era para mí y cuando llegó el gran día me dejaron afuera, me cerraron la puerta… y yo
quería compartir ese momento con ellos.

No me sorprendí porque en los últimos años todos me cierran la puerta. Y, como no me


invitaron, se me ocurrió entrar sin hacer ruido. Entré y me quedé en el rincón. Estaban todos
bebiendo, riendo. Lo estaban pasando en grande. Para colmo, llegó un viejo gordo vestido de
rojo, de barba blanca y gritando «¡jo, jo, jo, jo!». Se dejó caer en un sillón. «¡Papa Noel, Papa
Noel!» lo saludaban todos los niños que, corriendo hacia él, gritaban: «Santa Claus, Santa
Claus!» ¡Como si la fiesta fuese en su honor!

Llegaron las doce de la noche y todos comenzaron a abrazarse; yo extendí mis brazos
esperando que alguien me abrazara y… ¿sabes? Nadie me abrazó… Todos empezaron a
repartirse los regalos y me acerqué para ver si había alguno para mí. No, no había ninguno. ¿Qué
sentirías si el día de tu cumpleaños se hicieron regalos unos a otros y a ti no te regalaran nada?
Comprendí entonces que yo sobraba en esa fiesta. Salí sin hacer ruido, cerré la puerta y me
retiré.

Quisiera que esta Navidad me permitieras entrar en tu vida, quisiera que recordaras que
hace más de dos mil años viene a este mundo para dar mi vida por ti en la cruz y de esa forma
poder salvarte. Solo quiero que tú creas esto con todo tu corazón. Además, voy a hacer mi propia
fiesta, grandiosa como la que jamás nadie se imaginó, una fiesta espectacular. En estos
momentos estoy enviando las invitaciones y… hay una invitación para ti. Solo quiero que me
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contestes y me digas si quieres asistir; en ese caso te reservaré un lugar y escribiré


tu nombre con letras de oro en mi gran libro de invitados. Prepárate porque cuando todo esté
listo te esperaré en Navidad, en la Eucaristía, en el pesebre, en la oración y en el bien que hagas
en favor de los demás.

Tradiciones navideñas
«Al prepararnos a celebrar con alegría el nacimiento del Salvador, en nuestras familias
y en nuestras comunidades eclesiales, mientras una cierta cultura moderna y consumista intenta
hacer desaparecer los símbolos cristianos de la celebración de la Navidad, asumamos todos el
compromiso de comprender el valor de las tradiciones navideñas, que forman parte del
patrimonio de nuestra fe y de nuestra cultura, para transmitirlas a las nuevas generaciones»,
propuso el Santo Padre.14

LA MISA DE GALLO
Se denomina popularmente Misa de Gallo a la misa que se celebra en la medianoche (o
poco antes) de Navidad. De esta forma se recibe al día de Navidad como la conmemoración del
nacimiento de Jesús. Debe decirse Misa de Gallo y no Misa del Gallo. Esta misa es conocida
popularmente con el nombre de "Misa de los pastores"15.

EL BELÉN: ARTE Y DEVOCIÓN


Los "Evangelios de la infancia” de Lucas y Mateo, que describen los hechos del
Nacimiento de Jesús, son el núcleo de la representación sagrada que, a partir de la Edad Media,
tomará el nombre latino de praesepium, pesebre, establo.16

Los cristianos de los primeros siglos se identificaban con los Magos cuando decoraban,
a partir del III siglo, con esta escena, las paredes de las catacumbas romanas y los sarcófagos, o
bien cuando enriquecían la escena de la Natividad con elementos alegóricos como el buey y la
mula, que, según la profecía de Isaías 1,3, se convertían en símbolo del pueblo hebreo y de los
paganos. A partir del siglo IV la Natividad se convirtió en uno de los temas más frecuentemente
representados en el arte religioso17,

El belén como nosotros lo concebimos tuvo origen, según la tradición, en el deseo de


San Francisco de Asís de hacer revivir el nacimiento de Belén, ante todo en el corazón de los

14
Benedicto XVI. Audiencia general, 21 de diciembre de 2005.
15
Sixto III (siglo V d.C.), introdujo en Roma la costumbre de celebrar en Navidad una vigilia nocturna, a
medianoche, “en seguida de cantar el gallo”, en un pequeño oratorio, llamado ad praesepium, "ante el
pesebre", situado detrás del altar mayor de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma. Esta expresión
se debe a que los antiguos romanos denominaban el Canto del Gallo al comienzo del día, a la media noche.
Se quedó con el nombre de Misa del Gallo la misa que se celebraba a esta hora.

16
Mauro Piazenza. Algo de historia: el belén arte y devoción. Presidente de la comisión de arqueología
sagrada del Vaticano. 23 de diciembre de 2006.

17
Como demuestran el precioso díptico de marfil y piedras preciosas del siglo V guardado en la Catedral
de Milán, los mosaicos de la Capilla Palaciega de Palermo, el Baptisterio de Venecia y las Basílicas de Santa
Maria La Mayor y de Santa Maria en Trastevere en Roma.
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hombres, implicando a la gente del pueblo reunida en Greccio (Rieti) la noche de


Navidad del 1223.

El primer ejemplo de belén inanimado que nos ha llegado es, sin embargo, el de Arnolfo
de Cambio tallado en madera en el 1280 y del que hoy se conservan algunas estatuas en la cripta
de la Capilla Sixtina en Santa Maria La Mayor en Roma. Desde entonces y hasta mediados de
1400 los artistas se preparaban pesebres para colocar dentro de las iglesias, modelando estatuas
de madera o terracota, colocadas ante un fondo pintado. Toscana fue el centro de irradiación
de dicha tradición, que de aquí rápidamente alcanzó el Reino de Nápoles y el resto de la
Península. A partir del siglo XIX el belén ha conocido una verdadera difusión a nivel popular, que
dura hasta nuestros días, convirtiéndose en «una riqueza cultural, religiosa, artística y social». 18

Pero ¿conserva el belén todavía hoy un mensaje actual? Pensamos que sí. Desde que los
evangelistas lo "pintaron" en sus narraciones, la escena de la Natividad se ha vivido como el
lugar donde toda la humanidad se recoge en adoración a su Salvador, sin miedo a ser
rechazados: judíos y paganos, pobres y potentes, justos y pecadores, ciudadanos y extranjeros.
El belén es ciertamente un signo cristiano, pero es un signo que todos pueden entender y que
no puede ofender de ningún modo la sensibilidad de nadie. Se deberían valorar más los signos
porque son llamadas saludables a las mismas raíces, a la propia identidad y constituyen
igualmente ocasiones pacíficas de reflexión para todos, cercanos y lejanos.

«Deseo que un elemento tan importante, no sólo de nuestra espiritualidad, sino


también de nuestra cultura y del arte, siga siendo una manera sencilla y elocuente de recordar
a Aquel que vino “a habitar en medio nuestro”».19

LOS VILLANCICOS
En el latín vulgar hispánico, villanus era el habitante de una casa de campo, un labriego,
y más adelante pasó a designar genéricamente a todos aquellos que no eran hidalgos, a los
hombres de clase baja.

En cierta época, estos labriegos se llamaron villancicos o villancillos, nombres


equivalentes al francés petit paysan. Las coplas navideñas que estos labriegos componían se
llamaron primero `coplas de villancico´, pero en el Quijote (1605) el significado de villancico ya
se había extendido, y limitado, a las propias coplas:

«Olvidábaseme de decir como Grisóstomo, el difunto, fue grande


hombre de componer coplas; tanto, que él hacía los villancicos para la noche del
Nacimiento del Señor, y los autos para el día de Dios, que los representaban los
mozos de nuestro pueblo, y todos decían que eran por el cabo».

18
En algunos países, el belén fue «un elemento de reivindicación cultural y política, como el caso de la
Asociación de Belenistas de Hungría, la Magyar Betlmemesech, que contaba con 80.000 socios y fue
disuelta por el régimen comunista». Asociación El buey y la mula. Centro de Pastoral litúrgica. Barcelona,
2005.
19
Benedicto XVI. Audiencia general, 20 de diciembre de 2006.
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EL ÁRBOL

Origen pagano
Desde tiempos muy antiguos, los pueblos primitivos introducían en sus chozas las
plantas de hojas perennes y flores, viendo en ellas un significado mágico o religioso.

Los griegos y los romanos decoraban sus casas con hiedra. Los celtas y los escandinavos
preferían el muérdago y muchas otras plantas de hoja perenne pues pensaban que tenían
poderes mágicos o medicinales para las enfermedades.

En la cultura de los celtas, el árbol era considerado un elemento sagrado. Se sabe de


árboles adornados y venerados por los druidas de centro-Europa, cuyas creencias giraban en
torno a la sacralización de diversos elementos y fuerzas de la naturaleza.

La Navidad que celebramos hoy es, pues, el producto de un milenario crisol en el que
antiguas tradiciones griegas y romanas se conjugaron con rituales célticos, germánicos y con
liturgias ignotas de misteriosas religiones orientales.

Cristianización
Cuando se evangelizó el centro y norte de Europa, los primeros cristianos de esos
pueblos tomaron la idea del árbol para celebrar el nacimiento de Cristo, cambiando su
significado pagano.

1. Una interesante tradición -en parte historia, en parte leyenda-, popular en Alemania,
afirma que el árbol de Navidad se remonta al siglo VIII.20
2. También ofrecen pistas importantes sobre el origen del árbol de Navidad las obras de
teatro medievales que representaban los misterios y pasajes de la Biblia. En concreto el
árbol del conocimiento del Bien y del Mal en el Paraíso Terrenal21.

20
San Bonifacio (675-754) era un obispo inglés que marchó a la Germania en el siglo VIII (concretamente
a Hesse), para predicar la fe cristiana. Después de un duro período de predicación del Evangelio,
aparentemente con cierto éxito, Bonifacio fue a Roma para entrevistarse con el papa Gregorio II (715-
731). A su regreso a Alemania, en la Navidad del año 723, se sintió profundamente dolido al comprobar
que los alemanes habían vuelto a su antigua idolatría y se preparaban para celebrar el solsticio de invierno
sacrificando a un hombre joven en el sagrado roble de Odín. Encendido por una ira santa, como Moisés
ante el becerro de oro, el obispo Bonifacio tomó un hacha y se atrevió a cortar el roble sagrado. Hasta
aquí lo que está documentado históricamente.
El resto pertenece a la leyenda que cuenta cómo, en el primer golpe del hacha, una fuerte ráfaga de viento
derribó al instante el árbol. El pueblo sorprendido, reconoció con temor la mano de Dios en este evento
y preguntó humildemente a Bonifacio cómo debían celebrar la Navidad. El Obispo, continúa la leyenda,
se fijó en un pequeño abeto que milagrosamente había permanecido intacto junto a los restos y ramas
rotas del roble caído. Lo vio como símbolo perenne del amor perenne de Dios, y lo adornó con manzanas
(que simbolizaban las tentaciones) y velas (que representaban la luz de Cristo que viene a iluminar el
mundo). Como estaba familiarizado con la costumbre popular de meter en las casas una planta de hoja
perenne en invierno, pidió a todos que llevaran a casa un abeto. Este árbol representa la paz, y por
permanecer verde simboliza también la inmortalidad; con su cima apuntando hacia arriba, se indica,
además, el cielo, la morada de Dios.

21
En la Nochebuena, el 24 de diciembre, se representaba -con grandísimo éxito popular- el episodio del
pecado original de Adán y Eva. El árbol del Paraíso terrenal era el centro del escenario. Se ponía un abeto
en el escenario con algunas manzanas en sus ramas, y obleas preparadas con galletas trituradas en moldes
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3. La opinión más generalizada entre los expertos es que el árbol de Navidad, tal
como lo conocemos hoy, decorado e iluminado con luces, deriva de este árbol del
Paraíso. Como su lugar de nacimiento se sugiere la orilla izquierda del Rhin, y
concretamente la Alsacia.22

Sentido cristiano
El árbol de Navidad recuerda, como hemos visto, al árbol del Paraíso de cuyos frutos
comieron Adán y Eva, y de donde vino el pecado original; y por lo tanto recuerda a Jesucristo
que ha venido a ser el Mesías prometido para la reconciliación. Pero también representa el árbol
de la Vida o la vida eterna, por ser de hoja perenne.

En palabras de Juan Pablo II: "En invierno, el abeto siempre verde se convierte en signo de la
vida que no muere [...] El mensaje del árbol de Navidad es, por tanto, que la vida es 'siempre
verde' si se hace don, no tanto de cosas materiales, sino de sí mismo: en la amistad y en el afecto
sincero, en la ayuda fraterna y en el perdón, en el tiempo compartido y en la escucha
recíproca"23

El árbol de Navidad y los regalos propios de estas fechas son un modo de recordar que del árbol
de la Cruz proceden todos los bienes... Por eso tiene un sentido cristiano la tradición de poner
bajo el árbol los regalos de Navidad para los niños:

Los adornos navideños


Los adornos más tradicionales del árbol de Navidad son:

 Estrella: colocada generalmente en la punta del árbol, representa la fe que debe guiar
la vida del cristiano, recordando a la estrella que guio a los Magos hasta Belén.
 Bolas: en un principio San Bonifacio adornó el árbol con manzanas, representando con
ellas las tentaciones. Hoy día, se acostumbra a colocar bolas o esferas, que simbolizan
los dones de Dios a los hombres.
 Lazos: Tradicionalmente los lazos representan la unión de las familias y personas
queridas alrededor de dones que se desea dar y recibir.
 Luces: en un principio velas, representan la luz de Cristo.

«Frente a una cultura consumista que tiende a ignorar los símbolos cristianos de las
fiestas navideñas, preparémonos para celebrar con alegría el nacimiento del Salvador,
transmitiendo a las nuevas generaciones los valores de las tradiciones que forman parte del
patrimonio de nuestra fe y cultura»24.

especiales, así como dulces y regalos para los niños. Incluso cuando se abandonaron estas obras teatrales
religiosas, el árbol del Paraíso siguió estando asociado a la Navidad.
22
Uno de los primeros testimonios de esto son los registros de la ciudad de Schlettstadt (1521), en los
que fue establecida una especial protección para los bosques en los días previos a la Navidad; los
guardabosques eran los responsables de castigar a cualquiera que cortara un árbol para decorar su casa.
Otro documento nos informa de que, en Estrasburgo, la capital de Alsacia, los abetos se vendían en el
mercado, para llevar a casa y decorarlos. De Alsacia, la tradición de los árboles de Navidad se propaga a
toda Alemania y al conjunto de Europa, y pronto, al resto del mundo cristiano.
23
San Juan Pablo II. Audiencia general. 19 de diciembre de 2004.
24
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PAPÁ NOEL
El viejecito de ropas rojas y barba blanca que vemos en vísperas de Navidad en los
centros comerciales de todo el mundo se ha convertido en ícono cultural de la sociedad de
consumo del tercer milenio. El mito del sonriente personaje que encanta a los niños fue forjado
a lo largo de los últimos diecisiete siglos, basado en la historia de un obispo que vivió en el siglo
IV.

La ciudad de Mira, en el antiguo reino de Licia, actual territorio de Turquía tuvo un


prelado llamado Nicolás, célebre por la generosidad que mostró con los niños y con los pobres,
y que fue perseguido y encarcelado por el emperador Diocleciano. Con la llegada de Constantino
al trono de Bizancio —ciudad que con él se llamó Constantinopla—, Nicolás quedó en libertad y
pudo participar en el Concilio de Nicea (325). A su muerte fue canonizado por la Iglesia católica
con el nombre de san Nicolás.

Surgieron entonces innúmeras leyendas sobre milagros realizados por el santo en


beneficio de los pobres y de los desamparados. Durante los primeros siglos después de su
muerte, san Nicolás se tornó patrono de Rusia y de Grecia, así como de incontables sociedades
benéficas y, también, de los niños, de las jóvenes solteras, de los marineros, de los mercaderes
y de los prestamistas.

Ya desde el siglo VI, se habían venido erigiendo numerosas iglesias dedicadas al santo,
pero esta tendencia quedó interrumpida con la Reforma, cuando el culto a san Nicolás
desapareció de toda la Europa protestante, excepto de Holanda, donde se lo llamaba Sinterklaas
(una forma de san Nicolás en neerlandés). Allí la leyenda de Sinterklaas se fusionó con antiguas
historias nórdicas sobre un mítico mago que andaba en un trineo tirado por renos, que premiaba
con regalos a los niños buenos y castigaba a los que se portaban mal.

En el siglo XI, mercaderes italianos que pasaban por Mira robaron reliquias de san
Nicolás y las llevaron a Bari, con lo que esa ciudad italiana, donde el santo nunca había puesto
los pies, se convirtió en centro de devoción y peregrinaje, al punto de que hoy el santo es
conocido como san Nicolás de Bari.

Desde el siglo XIV, cada 6 de diciembre, Nicolás llegaba trayendo regalos a los niños del
Norte de Europa, pasando a través de la chimenea. Era una figura muy popular y muy amada, y
esto parece haberle dado la fuerza de resistir durante un periodo en el que las imágenes y las
estatuas de los santos eran derribadas, quemadas y destruidas. 25

En el siglo XVII, emigrantes holandeses llevaron la tradición de Sinterklaas a los Estados


Unidos, cuyos habitantes anglófonos adaptaron el nombre a Santa Claus, más fácil de pronunciar
para ellos, y crearon una nueva leyenda, que acabó de cristalizar en el siglo XIX, sobre un anciano
alegre y bonachón que en Navidad recorre el mundo en su trineo, distribuyendo regalos. Santa
Claus se convirtió rápidamente en símbolo de la Navidad, en estímulo de las fantasías infantiles
y, sobre todo, en ícono del comercio de regalos navideños, que anualmente moviliza miles de
millones de dólares. Esta tradición no demoró en cruzar nuevamente el Atlántico, ahora
remozada, y en extenderse hacia varios países europeos, en algunos de los cuales Santa Claus
cambió de nombre. En el Reino Unido se le llamó Father Christmas (papá Navidad); en Francia

25
Cfr. Jeremy Seal. Nicholas: The Epic Journey from Sait to Santa Claus. Ed. Bloomsbury.
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fue traducido a Père Noël (con el mismo significado), nombre del cual los españoles
tradujeron sólo la mitad, para adoptar Papá Noel, que se extendió rápidamente a América
Latina.

28 de diciembre: Los Santos Inocentes


Cada 28 de diciembre la Iglesia Católica celebra la fiesta de los Santos Inocentes,
aquellos niños que murieron asesinados por órdenes del rey Herodes: “Cuando Herodes se dio
cuenta de que los magos lo habían engañado, se puso furioso y mandó matar, en Belén y sus
alrededores, a todos los niños menores de dos años, conforme a la fecha que los magos le habían
indicado” (ver Mt 2,13-18).

Epifanía

MANIFESTACIÓN DE DIOS AL MUNDO


La Epifanía (del griego epi-faneia: ‘manifestación’) alude a la manifestación de Dios al
mundo, que la Iglesia celebró el día 6 de enero. En los ritos católico, anglicano y ortodoxo, esta
fiesta es 148 años más antigua que la propia Navidad, pues se celebró por primera vez en el año
194 de nuestra era.

Muy pronto, en Occidente, la fiesta de Epifanía revistió un triple contenido teológico:

1. manifestación a los gentiles del Dios encarnado: adoración de los Reyes


Magos26
2. manifestación de la filiación divina de Jesús: bautismo en el Jordán27
3. manifestación del poder divino del Señor: milagro de las bodas de Caná.28

En Oriente, con la introducción de la fiesta de la Navidad, el 25 de diciembre, la


solemnidad de Epifanía perdió su carácter de celebración del nacimiento de Cristo, y se centró
en la conmemoración del Bautismo en el Jordán.

¿QUIÉNES ERAN LOS MAGOS?


El evangelista presenta a los protagonistas del relato como «unos Magos que venían del
Oriente»: peregrinos orientales dotados de profundos conocimientos astronómicos que,
siguiendo una estrella, llegaron hasta Judea con la intención de rendir homenaje a Jesús recién
nacido.

No dice cuántos eran, ni cómo se llamaban, ni de dónde procedían exactamente. La


tradición antigua navega por todos esos mares, pero sin rumbo cierto.

 En cuanto al número, los monumentos arqueológicos fluctúan considerablemente29. Ha


prevalecido, no obstante, el número de tres, acaso por correlación con los tres dones
que ofrecieron: oro incienso y mirra.

26
Mt 2, 1-12
27
Mt 3, 13-17
28
Jn 2, 1-11
29
Un fresco del cementerio de S. Pedro y S. Marcelino en Roma representa a dos; tres muestra un
sarcófago que se conserva en el Museo de Letrán; cuatro aparecen en el cementerio de Santa Domitila, y
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 Los nombres que se les dan (Melchor, Gaspar, Baltasar) son relativamente
recientes. (VII al IX).
 Su condición de reyes, que carece absolutamente de fundamento histórico.
 También sobre el lugar de su origen discrepan los testimonios antiguos. Sin embargo,
un precioso dato arqueológico del tiempo de Constantino muestra la antigüedad de la
tradición que parece interpretar mejor la intención del evangelista, haciéndolos
oriundos de Persia30.

LOS REGALOS
Le trajeron oro, que es un regalo que se hace a los príncipes y reyes; incienso, una
sustancia usada en los altares de varias religiones; y mirra, un compuesto que se utiliza para
preparar los cadáveres que van a ser embalsamados.

En muchos países, los niños dejan por la noche sus zapatos llenos de pasto que
recogieron durante el día para alimentar a los camellos en los que viajan los Reyes Magos, los
mismos que hace veinte siglos llevaron regalos al recién nacido niño Jesús, el hijo de María y de
José, el carpintero. Sin embargo, en Italia y en algunas regiones de Alemania es un hada o bruja
buena la que en esta fecha ofrece regalos no sólo a los niños sino también a los creyentes
adultos.

En los países sajones antiguamente la fecha era ocasión de grandes celebraciones para
marcar el fin de la Navidad y se horneaba una torta especial en la que se escondía un frijol, que
luego sería afanosamente buscado por los comensales. El que lo hallara en su plato era
nombrado "rey de los judíos" y quedaba encargado de dirigir los festejos de aquel día, que
frecuentemente incluían alguna obra de teatro31.

En el siglo XXI, en plena era de los shopping-centers y del intenso estímulo al consumo
por parte de las empresas y los medios de comunicación, el 6 de enero se ha convertido también
en un acicate a las ventas, que para buena parte del comercio funciona como una prolongación
de la actividad navideña.

hasta ocho en un vaso del Museo Kircheriano. En las tradiciones orales sirias y armenias llega a hablarse
de doce.
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Refiere una carta sinodal del Concilio de Jerusalén del año 836 que, en el 614, cuando los soldados
persas de Cosroas II destruyeron todos los santuarios de Palestina, respetaron la basílica constantiniana
de la Natividad en Belén, porque, al ver el mosaico del frontispicio que representaba la Adoración de los
Magos, los creyeron por la indumentaria compatriotas suyos.

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Se sabe que William Shakespeare escribió su Noche de Reyes para las celebraciones del 6 de enero de
1601, por encargo de un grupo de abogados de la Corte de Londres, y que la obra fue representada en el
palacio de Whitehall en presencia de la reina Isabel I.
Curso 2023-2024:
P á g i n a | 16 Antonio Arboleda Caja

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