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Discurso 17 de Agosto

Conmemoramos hoy la vida de un hombre que siempre puso la


Patria por delante de su propia persona. Un hombre simple y, a la
vez, lleno de grandeza. José de San Martín, el correntino que
empezó a hacer nuestra historia, un inmenso héroe para el que
había un solo objetivo: la unificación de una Sudamérica libre e
independiente, por lo que tuvo que luchar externa e internamente.
El Libertador falleció el 17 de agosto de 1850 en Boulogne Sur
Mer, Francia, a los 72 años. Hay algunos pocos elegidos en la
historia de los pueblos que por sus acciones transformadoras se
instalan en la memoria colectiva y ejercen un influjo sobre la
conciencia humana que se traslada de generación en generación.
San Martín pertenece a este grupo.
Resulta inspirador porque es un símbolo que sustenta nuestro
respeto hacia la libertad y la defensa de todos los valores que la
rodean. Recordarlo hoy, lejos de ser una mirada protocolar hacia
el pasado, es una búsqueda de signos de luz para nuestro presente.
En este día rescatamos su actitud desinteresada, su hombría de
bien, su lucidez, su coraje y su decisión.
A 173 años de su tránsito a la inmortalidad su presencia sigue
siendo generosa, ofreciéndonos la inspiración clara que necesitan
los pueblos jóvenes como el nuestro para alcanzar el porvenir
ansiado. Un verdadero ejemplo que ojalá lograra contagiarnos con
su pasión arrolladora de patriotismo y entrega.
Hoy es importante la acción de todos para lograr los objetivos y
la realización de la Patria. De esta manera estaremos entendiendo
el mensaje que dejó San Martín en el devenir del tiempo:
enfrentar y superar las dificultades con honestidad y una conducta
responsable y disciplinada, Condiciones necesarias para lograr
que nuestra sociedad evolucione y se encamine hacia el destino de
grandeza que San Martín soñó.

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