Señores concejales, autoridades Provinciales y Municipales, Cura Párroco
Francisco Lucardi, Fuerzas Federales y Provinciales, Instituciones Educativas y Público en General. “Conmemoramos hoy el 173° aniversario del tránsito a la inmortalidad del padre de la patria: El general Don José de San Martin. Sentimos su nombre en el pulso de la nacionalidad, en las calles, en el cielo de nuestra bandera y en cada una de las páginas de nuestra historia. Un brillante General, un ingenioso estratega, pero por sobre todas las cosas un hombre de nobleza, valentía y entereza, un luchador que enseñó con su ejemplo el compromiso con una idea de un país independiente y hermandad latinoamericana”. Para recapacitar sobre la validez actual de su legado que inculcó con el ejemplo, tanto con sus soldados como con su hija, San Martín, Un héroe admirado por la notable herencia que nos dejó, Patriotismo, humildad, honradez y valores que lo hace un hombre admirado por generaciones, lo ha transformado en un símbolo de su nación y un prototipo a seguir por todos los argentinos, uno de los mayores legados del padre de la patria, fue inculcarnos la participación y ser protagonistas de las transformaciones y no un simple observador. Porque habría que preguntarse ¿Qué sería de nuestra patria sin hombres como él? Si hay que hablar de Don José de San Martín, tenemos que hablar de esfuerzo, vocación y amor por la educación, de honestidad sincera y gran defensor de la libertad de los derechos del hombre. Quiero en este breve discurso detenerme en una pequeña etapa de la vida de San Martín, que fueron los preparativos para el cruce de los Andes para llegar a Chile, y de ahí marchar en barco para tomar el bastión realista de Lima, sin descuidar las tareas de gobierno, ya que había sido nombrado gobernador de Cuyo, donde fomentó la educación, la agricultura, la industria y creó un sistema impositivo igualitario. Es por eso que hoy recordamos por sobre todas las cosas, no solo a este gran General , sino al gran hombre que fue, y ojalá quienes lo recordamos sepamos sembrar en cada una de las personas estos valores y principios de bien, los cuales hacen grande a todo ser humano.