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Capítulo 4
Las proteínas son las macromoléculas biológicas más abundantes de los seres vivos. Es-
tán presentes en todas las células y en el medio extracelular. A nivel celular, existen dis-
tintos tipos de proteínas con múltiples funciones. En cuanto a su diversidad funcional,
son muy versátiles ya que pueden ser enzimas, hormonas, anticuerpos, transportadores
celulares, receptores celulares, antibióticos, etc.
Las proteínas son biopolímeros y como todo polímero, está constituido por unidades
denominadas monómeros: los aminoácidos. Todas las proteínas, tanto si provienen de
bacterias como de células eucariotas, están formadas por 20 tipos de aminoácidos, uni-
dos de forma covalente en secuencias lineales. Cada uno de estos aminoácidos tienen
una cadena lateral propia (grupo R) que determina sus propiedades químicas.
La estructura de las proteínas constituye el tema de este capítulo. Empezaremos con una
descripción de las propiedades químicas fundamentales de los aminoácidos, para con-
tinuar con la explicación de cómo se unen dichos aminoácidos para formar proteínas.
Fig. 4-1. Esquema general de un α-aminoácido. Existen 20 grupos R (radicales o cadenas laterales) diferentes en los aminoá-
cidos proteicos.
El átomo de carbono α es, por lo tanto, un centro quiral (del griego “mano”). Debido al or-
denamiento de los enlaces alrededor del átomo del carbono α, los cuatro grupos diferentes
de átomos pueden ocupar dos ordenamientos diferentes en el espacio. Estas moléculas son
imágenes especulares, no superponibles entre sí (como las manos de una persona).
Los residuos aminoacídicos de las proteínas son exclusivamente del tipo L. Se han encon-
trado D-aminoácidos solamente en unos pocos péptidos bacterianos (pared de peptidogli-
cano) y en algunos antibióticos.
A los aminoácidos se les han asignado abreviaturas de tres letras y símbolos de una sola le-
tra (fig. 4-2) que se utilizan para indicar de manera abreviada la composición y la secuencia
de aminoácidos en las proteínas.
Fig. 4-2. Códigos en base a letras para identificar a los diferentes aminoácidos estándar (proteicos). Existen códigos de tres y
una letra para identificar a los aminoácidos. Note que el código es bastante intuitivo en algunos casos: Alanina (Ala, A), mientras
que en otros no: Triptófano (Trp, W).
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Los aminoácidos se pueden clasificar según su grupo R. Una forma de clasificarlos, es agru-
pándolos en cinco clases principales basadas en las propiedades de sus grupos R, en especial
su polaridad, o tendencia a interaccionar con el agua a pH fisiológico (cerca de pH 7,0). La
polaridad de los grupos R varía enormemente, puede ser totalmente apolar o hidrofóbico
(insoluble en agua) o bien puede ser polar o hidrofílico (soluble en agua) (fig. 4-3).
Fig. 4-3. Los 20 aminoácidos estándar de las proteínas. Las fórmulas estructurales muestran el estado de ionización que pre-
domina a pH 7,0. Las partes sombreadas indican los grupos R, mientras las partes no sombreadas son comunes para todos
los aminoácidos. Note las categorías de los distintos grupos R: apolares o hidrofóbicos, aromáticos, polares sin carga, cargados
positiva y negativamente.
Los aminoácidos pueden actuar como ácidos y como bases. Cuando un aminoácido se di-
suelve en agua, puede encontrarse en forma de ion dipolar, pudiendo actuar como ácido
(donador de protones) o bien como una base (aceptor de protones) (fig. 4-4).
En la fig. 4-4 vemos que a medida que cambia el pH de una solución, se van obteniendo
distintas formas protonadas de los aminoácidos. Existen distintos puntos de pH para cada
aminoácido, donde la pérdida y la ganancia de protones se encuentran en equilibrio, lo que
permite que el aminoácido en cuestión sea un buen buffer en ese pH en particular. Es im-
portante mencionar que los grupos R de algunos aminoácidos, pueden ionizarse y contribu-
yen a las propiedades ácido-base del aminoácido.
Los aminoácidos son capaces de desempeñar otros roles en las células y en el organismo,
más allá de ser los monómeros de las proteínas (fig. 4-5).
Fig. 4-5. Funciones de los aminoácidos. Además de ser los monómeros de las proteínas, los aminoácidos son precursores para la
síntesis de: glucosa, bases nitrogenadas, el grupo Hemo y la clorofila. Algunos aminoácidos son hormonas o neurotransmisores.
En el ser humano, la degradación de los aminoácidos produce urea.
Los péptidos
Dos aminoácidos pueden unirse de forma covalente a través de un enlace peptídico, for-
mando un dipéptido. Este enlace se forma por la eliminación de un grupo hidroxilo del
grupo α-carboxilo de un aminoácido y un átomo de hidrógeno del grupo α-amino del otro
aminoácido, perdiéndose de esta manera una molécula de agua en el proceso (fig. 4-6, A).
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Fig. 4-6. El enlace peptídico. A- Formación de un enlace peptídico por condensación y reacción de hidrólisis del mismo. B- Ca-
racterísticas estructurales del enlace peptídico: debido a la resonancia (sistema conjugado) el enlace peptídico es una estructura
coplanar y con un momento dipolar (densidades de carga negativa en el O y positiva en el N).
Se pueden unir tres aminoácidos mediante dos enlaces peptídicos para formar un tri-
péptido, de manera similar, se pueden unir más aminoácidos para dar tetra- y penta-
péptidos. Cuando se unen unos pocos aminoácidos entre sí, la estructura resultante es
un oligopéptido. Cuando se unen muchos aminoácidos, el producto es un polipéptido.
Las proteínas pueden tener miles de residuos aminoacídicos, aunque a veces los térmi-
nos “polipéptido” y “proteína” son intercambiables. Las moléculas denominadas poli-
péptidos tienen masas moleculares inferiores a 10.000 kDa (KiloDaltons).
Las proteínas
Para las macromoléculas, tales como las proteínas, la tarea de describir y comprender la es-
tructura se aborda en varios niveles de complejidad, ordenados en una jerarquía conceptual.
Se definen normalmente cuatro niveles de estructura en las proteínas.
La estructura primaria es una descripción de todos los enlaces covalentes que unen los
aminoácidos de una cadena polipeptídica (fig. 4-7, A). El elemento más importante de la
estructura primaria es la secuencia de aminoácidos o residuos². La secuencia aminoacídica
de una proteína está codificada en el ADN y a su vez está dada por el orden en el que se ubican los
nucleótidos. Existe un sistema de conversión, llamado código genético, que se puede utilizar para
deducir la secuencia de aminoácidos a partir de la secuencia de nucleótidos del ADN.
Fig. 4-7. Niveles de organización de las proteínas. A- Estructura primaria. B- Estructuras secundarias (alfa-hélice, lámina beta
y regiones al azar). C- Estructura terciaria (globular). D- Estructura cuaternaria (asociación de dos proteínas).
Tenga en cuenta que las características del enlace peptídico (sistema resonante, coplanar y
con momento dipolar) (fig. 4-6, B) y la naturaleza química de las cadenas laterales (R) de
los aminoácidos, rigen los distintos niveles de organización encontrados en las proteínas.
Tomemos como ejemplo a la prolina, que debido a su estructura es incompatible con una
hélice alfa convencional, mientras que una secuencia aminoacídica con varios glutama-
tos contiguos, nunca podrá formar una hélice alfa debido a la repulsión electrostática de
los grupos R cargados negativamente. Note además que si el enlace peptídico no fuese
parcialmente doble, habría tantas posibilidades de plegamiento en las proteínas, que aún
estaríamos esperando que se organicen, para dar lugar a lo que conocemos como vida.
Estos temas no deben entenderse en el sentido de que las proteínas tienen estructuras
tridimensionales estáticas y uniformes. La función de una proteína a menudo impone
una interconversión entre dos o más formas estructurales.
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Algunos términos apropiados en relación a la estructura proteica:
Estructura secundaria
El término estructura secundaria se refiere a la conformación local de algunas partes del po-
lipéptido. Normalmente, la discusión de la estructura secundaria se centra en los patrones de
plegamiento regulares habituales de la cadena polipeptídica.
Solo unas cuantas estructuras secundarias son muy estables y están ampliamente distribuidas
en las proteínas. Las más destacables son las conformaciones de α-hélice y lámina β plegada,
que se describen a continuación.
La disposición más sencilla que podría asumir una cadena polipeptídica, teniendo en cuenta la
rigidez de sus enlaces peptídicos y también la libertad de rotación de los demás enlaces, es una
estructura en hélice, denominada α-hélice.
Fig. 4-8. Representaciones de una α-hélice. A- Modelo de cinta molecular indicando los R expuestos hacia el exterior de la
estructura. B- Modelo de cinta molecular sin los R. C- Modelo molecular con esferas y varillas. Note que en B y C las líneas
punteadas indican puentes de hidrógeno intracatenarios entre los grupos C=O y los grupos N-H.
¿Por qué se forma la α-hélice con más facilidad que otras conformaciones posibles?
Una de las razones es porque la hélice hace uso óptimo de los puentes de hidrógeno internos
(intracatenarios). El puente de hidrógeno se da entre un átomo de hidrógeno unido un áto-
Cada vuelta sucesiva de la hélice, se une a las vueltas adyacentes, mediante tres a cuatro puentes
de hidrógeno, que sumados proporcionan a la estructura una estabilidad considerable. No to-
dos los péptidos pueden formar una α-hélice estable. Las interacciones que se producen entre
las cadenas laterales de los aminoácidos pueden estabilizar o desestabilizar esta estructura.
Las cadenas polipeptídicas adyacentes de una lámina β pueden ser paralelas, con la misma
orientación amino-carboxilo en el polipéptido o antiparalelas, con orientación opuesta
(fig. 4-9).
R
R
R R
R
R R
R
R
R R R
R R R
Fig. 4-9. Representaciones de una lámina beta plegada. A- Modelo molecular con esferas y varillas de una lámina β plegada,
con orientación antiparalela. Las líneas punteadas indican puentes de hidrógeno intra o intercatenarios entre los grupos C=O y
los grupos N-H. Los grupos R alternados en cada cadena polipeptídica, se extienden hacia lados opuestos de la lámina. B- Re-
presentación con flechas de láminas β plegadas antiparalela y paralela. Las hebras antiparalelas pueden estar conectadas por un
pequeño loop, mientras las hebras paralelas requieren una conexión de entrecruzamiento más extensa.
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Estructura terciaria y cuaternaria
Fig. 4-10. Fuerzas que mantienen la estructura terciaria. La proteína muestra una estructura terciaria globular que se esta-
biliza mediante: puentes de hidrógeno entre residuos próximos y puentes de hidrógeno entre residuos unidos a una molécula
de agua (1), uniones iónicas entre residuos próximos y por intermedio de un catión calcio (2), interacciones hidrofóbicas entre
residuos contiguos en el seno de la proteína (3), uniones covalentes como los puentes disulfuro (4). Note que los residuos implica-
dos en las interacciones figuran en código de tres letras. Se resaltan distintas estructuras secundarias y los extremos amino (N')
y carboxilo (C') terminales.
La estructura terciaria puede dividirse en dos grandes grupos: proteínas fibrosas, que
presentan cadenas polipeptídicas dispuestas en largas hebras u hojas, y proteínas glo-
bulares, con las cadenas polipeptídicas plegadas en formas globulares o esféricas.
Fig. 4-11. Estructuras terciarias. A- Estructura del cabello. En el cabello se observa una disposición de muchos filamentos de
α-queratina (proteína fibrosa), formados por subestructuras como las desarrolladas en el esquema. B- Modelo de cinta molecular
de la mioglobina (proteína globular).
Algunas proteínas están formadas por dos o más cadenas polipeptídicas o subunidades,
que pueden ser idénticas o diferentes. La disposición de estas subunidades proteicas en
complejos tridimensionales constituyen la estructura cuaternaria de una proteína.
Una proteína multi subunidad se conoce como multímero, éstas pueden tener de dos a
cientos de subunidades. Un multímero con solo unas pocas subunidades se denomina
a menudo oligómero. Si un multímero está constituido por varias subunidades diferen-
tes, la estructura global de la proteína puede ser asimétrica y bastante complicada. Sin
embargo, la mayoría de los multímeros tienen subunidades idénticas o grupos repetidos
de subunidades no idénticas, a menudo dispuestas simétricamente. La unidad de repe-
tición estructural en este tipo de proteína multimérica, tanto si es una sola subunidad o
un grupo de subunidades, se denomina protómero.
Todas las proteínas son sintetizadas en una organela denominada ribosoma. En esta
organela se van formando las uniones peptídicas entre los aminoácidos, generando la
secuencia lineal o también llamada estructura primaria. Para alcanzar su conformación
nativa, este polipéptido debe plegarse durante y a continuación de su síntesis. La con-
formación nativa de una proteína es solo marginalmente estable. Cambios modestos
en el entorno de la proteína, pueden generar modificaciones estructurales, que a su vez
pueden afectar a la función biológica.
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Las estructuras proteicas han evolucionado para funcionar en entornos celulares con-
cretos. Condiciones diferentes a las de la célula pueden provocar cambios en la estruc-
tura de la proteína.
La mayoría de las proteínas se pueden desnaturalizar mediante calor, el cual afecta de una
manera compleja a las interacciones débiles de la proteína, principalmente a los puen-
tes de hidrógeno. Si la temperatura aumenta lentamente, la conformación de la proteína
permanece intacta hasta que tiene lugar una pérdida brusca de la estructura y función.
La brusquedad del cambio sugiere que el desplegamiento es un proceso cooperativo, en
donde la pérdida de estructura en una parte de la proteína desestabiliza otras partes.
La desnaturalización de las proteínas puede llevarse a cabo no solo por la acción del
calor, sino también por modificaciones en el pH, la acción de ciertos disolventes orgá-
nicos miscibles en agua (alcohol o acetona), la presencia de solutos (urea y cloruro de
guanidinio), altas concentraciones salinas o la acción de detergentes.
Los estados desnaturalizados obtenidos con estos diversos tratamientos no son necesa-
riamente equivalentes.
Por último, es importante mencionar que no todas las proteínas, a medida que se sin-
tetizan en la célula, se pliegan espontáneamente. Para muchas de ellas, el plegamiento
está facilitado por la acción de proteínas especializadas. Las chaperonas moleculares
son proteínas que interaccionan con péptidos parcial o incorrectamente plegados, fa-
Las proteínas son moléculas dinámicas cuyas funciones dependen, de modo casi inva-
riable, de las interacciones con otras biomoléculas. Se pueden dar asociaciones entre
proteínas o de éstas con otras biomoléculas. A continuación solo daremos a conocer al-
gunos ejemplos y como es la denominación de la estructura supramolecular resultante
de tal agrupación:
-Proteína con proteína: asociación de dos proteínas globulares α y β-tubulina, que dará
como resultado la formación de los microtúbulos presentes en el citoesqueleto de las
células eucariotas.
-Proteína con ácidos grasos: la proteína Src se une covalentemente a un ácido mirístico
(14:0) y de esta manera se ancla a la membrana plasmática.
-Proteína con azúcares: la denominación general es glicoproteína. Casi todas las pro-
teínas secretadas por las células son glicoproteínas. El arreglo de hidratos de carbono
confiere estabilidad frente a la actividad de las proteasas. Por ejemplo: los anticuerpos
o inmunoglobulinas⁴.
-Proteína con nucleótidos: las enzimas del tipo deshidrogenasas requieren de coenzi-
mas como el NADH o el FADH2. Por ejemplo: la lactato deshidrogenasa.
-Proteína con ácidos nucleicos: los ribosomas eucariotas son el resultado de la asocia-
ción entre 80 proteínas y 4 tipos diferentes de ARN ribosomales.
-Proteína con vitaminas: varias enzimas requieren de la unión a una vitamina para ser
funcionales. Por ejemplo: la biotina se une covalentemente a las apocarboxilasas.
Las proteínas son el componente más abundante de cualquier ser vivo, considerando su
peso seco. Esto pone de manifiesto la gran funcionalidad de las proteínas. En la fig. 4-12
se resumen las múltiples funciones que presentan las proteínas, dando en cada caso
algunos ejemplos de proteínas relacionadas con tal función.
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Fig. 4-12. Funciones de las proteínas. Reserva: la mioglobina almacena oxígeno en el músculo, la ferritina almacena hierro en
el hígado. Enzimática: casi todas las enzimas son de naturaleza proteica, la hexoquinasa es la primera enzima de la glucólisis.
Homeostática: el fibrinógeno participa en la cascada de coagulación sanguínea. Hormonal: la insulina y el glucagón son dos
hormonas antagónicas que regulan gran parte del metabolismo. Inmunológica: los anticuerpos son componentes humorales de
la inmunidad adaptativa, cumplen múltiples funciones. Buffer: evitan cambios bruscos de pH cuando hay ácidos y bases en el
medio. Transporte: la albúmina transporta ácidos grasos por la sangre. Reguladora: los factores de transcripción intervienen en
la expresión génica. Movimiento: la actina y la miosina forman parte del sarcómero (unidad mínima contráctil del músculo).
Estructural: el colágeno es la proteína más abundante del cuerpo humano, forma parte del tejido conectivo, es mil veces más
resistente que el acero.
¡Pablito clavó un clavito! ¿Qué clavito, clavó Pablito? ¡No todos las proteínas son enzi-
mas, ni todas las enzimas son proteínas!
Notas al pie:
1. Esta aclaración es para distinguirlos de los aminoácidos menos comunes, que son residuos modi-
ficados después de la síntesis de la proteína y de las otras muchas clases de aminoácidos presentes en
organismos, pero no en proteínas. Los aminoácidos no proteicos son aquellos que no están codificados
por el código genético, con lo cual, nunca los encontraremos formando parte de una proteína. Muchos
aminoácidos no proteicos cumplen funciones metabólicas importantes, como por ejemplo, la ornitina y
la citrulina (intermediarios del ciclo de la urea) y la taurina (un neurotransmisor), entre otros.
2. Por convención una secuencia aminoacídica se escribe empezando con el amino terminal N' desde la
izquierda, emulando el proceso de síntesis proteica en los ribosomas.
3. El beta mercaptoetanol, un agente reductor, rompe los puentes disulfuro (enlace covalente) presentes
en las proteínas, mediante una reacción de tipo redox.
4. El premio Nobel argentino Dr. Cesar Milstein, desarrolló la técnica del hibridoma, mediante la cual
se obtienen los anticuerpos monoclonales (mab), de gran utilidad tanto en la ciencia básica como en la
medicina.