Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
RESUMEN:
CAMINO A CRISTO
Capitulo: 1
AMOR SUPREMO
La Naturaleza y la revelación a una dan testimonio del amor de
Dios. Nuestro Padre Celestial es la fuente de vida, sabiduría y gozo.
Pensad en su prodigiosa adaptación a las necesidades y a la felicidad, no
solamente del hombre, sino de todos los seres vivientes.
La transgresión de la ley de Dios, de la ley de amor, fue lo que trajo
consigo dolor y muerte. Sin embargo, en medio del sufrimiento resultante
del pecado sé manifiesta el amor de Dios. Está escrito que Dios maldijo la
tierra por causa del hombre. 2 los cardos y espinas, * las dificultades y
pruebas que colman su vida de afán y cuidado, le fueron asignados para su
bien, como parte de la preparación necesaria, según el plan de Dios, para
levantarle de la ruina y degradación que el pecado había causado
«Dios es amor» está escrito en cada capullo de flor que se abre, encada
tallo de la naciente hierba Amor supremo 7 preciosos cantos llenan el aire
de melodías, las flores exquisitamente matizadas que en su perfección lo
perfuman, los elevados árboles del bosque con su rico follaje de viviente
verdor, todos atestiguan el tierno y paternal cuidado de nuestro Dios y su
deseo de hacer felices a sus hijos. La Palabra de Dios revela su carácter. El
mismo declaró su infinito amor y piedad
Con todo, estas cosas sólo representan imperfectamente su amor. Aunque
se dieron todas estas pruebas evidentes, el enemigo del bien cegó el
entendimiento de los hombres, para que éstos mirasen a Dios con temor y
le considerasen severo e implacable. Satanás indujo a los hombres a
concebir a Dios como un ser cuyo principal atributo es una justicia
ELIZABETH MARTINEZ RUBIO
inexorable, como un juez severo, un acreedor duro y exigente. Representó
al Creador como un ser que velase con ojo celoso para discernir los errores
y las faltas de los hombres y hacer caer juicios sobre ellos. A fin de disipar
esta densa sombra vino el Señor Jesús a vivir entre los hombres, y
manifestó al mundo el amor infinito de Dios. El Hijo de Dios descendió del
cielo para revelar al Padre Se revistió de la naturaleza del hombre para
poder simpatizar con sus necesidades Les gustaba subir Asus rodillas y
contemplar su rostro pensativo, que irradiaba benignidad y amor. Jesús no
suprimía una palabra de la verdad, pero siempre la expresaba con
amor. En su trato con la gente hablaba con el mayor tacto, cuidado y
misericordiosa atención Decía la verdad, pero siempre con amor Lloró
sobre Jerusalén, la ciudad amada, que rehusó recibirle, a Él, que era el
Camino, la Verdad y la Vida.
Este pensamiento ejerce un poder subyugador que somete el
entendimiento a la voluntad de Dios. Cuanto más estudiamos el carácter
divino a la luz de la cruz, mejor vemos la misericordia, la ternura y el
perdón unidos a la equidad y Lajusticia ,y más claramente discernimos las
pruebas innumerables de un amor infinito y de una tierna piedad que
sobrepuja la ardiente simpatía y los anhelosos sentimientos de la madre
para con su hijo extraviado.
Capítulo II
LA MÁS URGENTE NECESIDAD DEL HOMBRE
Salido de la mano del Altísimo el hombre era perfecto, imagen de Dios,
pero Satanás desfiguró la magnífica obra de la creación; ahora estamos tan
llenos de pecado, y malos hábitos. Cristo es nuestra única solución Él es la
escalera que une el cielo con este mundo, es quien puede transformarnos,
tiene poder para hacerlo, Él, que venció toda tentación y pensamiento
inmundo nos capacita hoy para vencer cualquier pecado, nos transforma
de nuevo en seres que glorifican al Eterno con sus actos.
Capítulo III
UN PODER MISTERIOSO QUE CONVENCE
Podemos enderezar nuestra senda solamente arrepintiéndonos; “el
ELIZABETH MARTINEZ RUBIO
arrepentimiento comprende la tristeza por el pecado y abandono del
mismo”. No debe confundirse la tristeza bíblica con el lamentar los
resultados. El Espíritu santo marca la diferencia entre los sentimientos y
para poderlo recibir necesitamos acudir a Cristo tal cual somos. A medida
que vallamos relacionándonos con Él sus mandamientos se harán vivos en
nosotros. Podemos resistirnos, pero al contemplar un pequeño rayo de la
gloria de Dios vemos cuan inmundos somos. Podremos vernos
externamente bien, pero necesitamos ver la naturaleza espiritual de la ley
para encontrar nuestra inmundicia. Ahora viendo esto, para que esperar
un mensaje más persuasivo, hay que pasar a la acción. No debemos hacer
de las faltas de otros una excusa por el propio descuido del deber; el
modelo es Cristo. La religión intelectual solamente encubre de santidad un
corazón no santificado. “reconoce tu pecado, pero di a Satanás que Cristo
murió por ti”. Mucho mal hemos hecho mucho se nos ha perdonado.
Capítulo IV
PARA OBTENER LA PAZ INTERIOR
“El que encubre sus transgresiones, no prosperará; mas quien las confiese
y las abandone, alcanzará misericordia.”
(Proverbios 28: 13).
No necesitamos hacer algo que gane el favor de Dios, solamente
confesarle nuestros pecados. Cuando la transgresión ha sido pública
entonces debe haber una confesión pública y dichas confesiones van
acompañadas de arrepentimiento y reforma. Cuando no se sede al poder
del Espíritu Santo siempre se pondrán excusas a las faltas; el espíritu de
justificación propia tuvo su origen en el diablo.
El corazón humilde y quebrantado, enternecido por el arrepentimiento
genuino, apreciará algo del amor de Dios y del costo del Calvario; y como
el hijo se confiesa a un padre amoroso, así presentará el que esté
verdaderamente arrepentido todos sus pecados delante de Dios. “Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros
pecados, y limpiarnos de toda
iniquidad.” (1 San Juan 1: 9)
Capítulo V
ELIZABETH MARTINEZ RUBIO
LA CONSAGRACIÓN
El gran Dios que provee para los hombres y las bestias extiende su mano y
suple las necesidades de todas sus criaturas Cristo presentaba a sus
discípulos las flores del campo, que crecen en rica profusión y lucen la
sencilla hermosura que el Padre celestial les dio, como una expresión de su
amor hacia el hombre.
El atavío más esplendoroso producido por la habilidad artesana no puede
compararse con la gracia natural y la belleza radiante de las flores creadas
por Dios. El Señor quiere que todos sus hijos e hijas sean felices, llenos de
paz y obedientes. Aunque no tengamos los placeres de esta vida, podemos
ELIZABETH MARTINEZ RUBIO
gozarnos a la espera de la vida venidera. Jesús, puede darnos una experiencia
más profunda de su amor y aproximarnos tanto más al bendito hogar de paz.
Miremos los monumentos conmemorativos de lo que Dios ha hecho para
confortarnos y salvarnos de la mano del destructor.
Toda tendencia pecaminosa, toda imperfección que los aflige aquí, habrá
sido quitada por la sangre de Cristo, y se les comunicará la excelencia y
brillantez de su gloria, que excede con mucho a la del sol.» Y la belleza
moral, la perfección del carácter de Cristo, que ellos reflejan, superará aun
este esplendor exterior.» Estarán sin mancha delante del trono de Dios y
compartirán la dignidad y los privilegios de los ángeles. »
En vista de la herencia gloriosa que puede ser suya, «¿qué rescate dará el
hombre por su alma?