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TEMA 1. CRIMINALÍSTICA.

POLICÍA CIENTÍFICA
1. Introducción a la Criminalística

1.1. Introducción. Fines y objeto

La criminalística o policía científica –hoy en día se aceptan ambas denominaciones–,


tiene un carácter técnico científico, habiéndose convertido en una herramienta
fundamental en la investigación del delito.

Bajo el término criminalística se agrupan un elevado índice de materias de carácter


multidisciplinar, con ámbitos tan especializados de manera independiente y tan diversos
como la balística y la biología, la electrónica y la lofoscopia, la química y la grafística,
sólo por poner algunos ejemplos. Por ello, hay que admitir que conocer en profundidad
todos los ámbitos de la criminalística actual es una tarea excesivamente ambiciosa y
poco realista. No obstante, sí que es posible realizar una aproximación al mundo
delincuencial desde el punto de vista de la criminalística, profundizando más, por
cuestiones prácticas, en algunas materias que en otras.

El punto de conexión o lugar de encuentro de todas estas ramas técnico- científicas será
el laboratorio de criminalística, denominación que en cierta manera acoge e integra a
todas ellas.

Así pues, atendiendo a los términos empleados en la intitulación, tenemos por un lado el
laboratorio, que es aquel lugar en el que se realizan investigaciones, ensayos, prácticas,
experimentos y en general trabajos de carácter científico-técnico, y que consta de los
medios materiales necesarios para ello. Las investigaciones que se lleven a cabo y los
medios que se empleen vendrán determinados por la rama científica concreta de la que
se trate. Sin embargo, también es cierto que el laboratorio no será siempre el lugar de
trabajo del investigador, referido en concreto al ámbito de la investigación policial
criminalística, ya que por diversas circunstancias se debe salir del mismo para recabar
datos, muestras o cualquier cosa de interés para la averiguación o esclarecimiento del
delito.

El segundo término en cuestión sería el de criminalística, que habiendo sido definida


numerosas veces, se optará por la siguiente definición:

Disciplina que utilizando métodos técnico-científicos trata de descubrir «cómo» se


cometió un delito y/o determinar de forma indubitada «quién» fue su autor. Al ocuparse
del «cómo» se realizó el delito y de «quién» lo realizó, se mueve en el terreno de lo
tangible y de la realidad concreta del delito.

Ya en los primeros años de la creación de la criminalística muchos expertos de la


investigación criminal denominaban al conjunto de métodos de investigación del delito
como policía científica, sin embargo, originariamente policía científica estaba referido
al policía propiamente que se encargaba de la investigación criminalística. No obstante,
es cierto también que el término «policía científica», empleado actualmente en España
por la Policía Nacional, hizo mayor fortuna que el de criminalística, seguramente por la
influencia de las series de televisión, refiriéndose ambos, no obstante, al mismo
conjunto de métodos que se utilizan para la investigación de los delitos y siendo por
tanto términos intercambiables.

También es frecuente para los profanos en el mundo delincuencial que se confundan los
términos criminalísticas y criminología (confusión que parece cada vez menor), debido,
probablemente, al desconocimiento y poco uso que tenía hasta hace poco la palabra
«criminalística», que sólo recientemente ha sido incorporada al Diccionario de la Real
Academia Española (23a edición, octubre de 2014), que la define como «estudio de los
indicios de un hecho criminal con el fin de determinar todos los datos posibles relativos
a la víctima o a las circunstancias del crimen».

Por otra parte, la criminalística se podría englobar dentro de lo que se denomina técnica
policial. Todo trabajo técnico realizado para la averiguación del delito, descubrimiento
de su autor y aclaración de los hechos con aporte de pruebas es técnica policial, que
serían los procedimientos y recursos que aporta la ciencia policial y que son aplicados
para llevar a buen término una investigación. La técnica policial se ocupa, entre otras
cosas, de los indicios probatorios, aplicándose en criminalística los métodos científicos
existentes para descubrir y demostrar fehacientemente una determinada realidad.

La criminalística requiere por tanto el conocimiento y la aplicación de métodos técnico-


científicos a la investigación del delito. Antes de ella la investigación se concretaba
únicamente en la pesquisa, que en muchos casos no pasaba de ser una reflexión
especulativa.

La criminalística reúne los procedimientos científicos aplicados al examen de los


indicios materiales del delito con el fin de aportar pruebas para esclarecer los hechos
ocurridos y poder imputarlos, o no, a una persona determinada. Se trata en definitiva de
aportar elementos de prueba objetivos para la resolución del delito.

Fines de la criminalística:

a) Investigar el delito.

b) Identificar a los autores de ese delito.

c) Conocer las circunstancias que determinan el hecho punible.

d) Aportar elementos probatorios.

Se pueden distinguir tres partes en la investigación del delito:

1) La inspección técnico ocular, realizada en el lugar de los hechos. Se trata


observación directa de la escena del crimen recabando indicios, muestras, de la
pruebas, etc.

2) Investigación policial, entrevistas, interrogatorios, recogida de informes,


indagaciones y averiguaciones de cualquier índole que permitan conocer de la
mejor manera posible los hechos, sus circunstancias, intervinientes, autores, etc.
3) Investigación técnica de laboratorio, donde se analizan con diferentes
técnicas los indicios/ muestras materiales que se recogieron en el lugar de los
hechos o en cualquier otro de interés para el caso. El tipo de indicio marcará de
manera decisiva el análisis correspondiente; por ejemplo, el análisis de una
muestra biológica será totalmente distinto que el análisis de una prueba
informática, y el análisis de ésta será distinto de una prueba balística, etc.

La criminalística puede estar relacionada con las tres partes de la investigación, sólo con
alguna, e incluso puede no ser necesaria por las particularidades propias del delito en
cuestión.

1.2. La prueba pericial científica

La inclusión de la ciencia y la tecnología en el auxilio de los procesos judiciales ha


traído consigo un aporte incalculable para los jueces, fiscales y defensores, ya que les ha
permitido incrementar en gran manera las posibilidades de averiguar la verdad de los
hechos ocurridos; el carácter científico de la prueba pericial está vinculado con los
conceptos de objetividad y universalidad de sus principios, características que le
confieren un alto grado de fiabilidad así como fuerza probatoria.

Según la LECrim en su artículo 456 (redacción de 1882) la prueba pericial tiene por
objeto analizar los hechos o circunstancias para cuyo esclarecimiento y determinación
«fuesen necesarios o convenientes conocimientos científicos o artísticos», de modo que
mediante la pericia, se suple la falta de conocimiento especializados del Juez para
conocer los hechos sometidos a su enjuiciamiento. Dentro de la infinidad de
procedimientos técnicos, los análisis de balística, escritura, ADN, químicos,
lofoscópicos e informáticos, están entre los más utilizados.

En la gran mayoría de los casos, la ciencia o técnica aplicada tiene como objetivo
analizar los vestigios encontrados en la investigación del hecho delictivo, y lograr la
identificación de la persona u objeto que los dejó. Un correcto tratamiento de los
indicios hallados, ya sea en la escena del crimen o en cualquier otro lugar relacionado
con éste, puede determinar el éxito de la investigación.

Finalmente, es importante recalcar que el papel del perito en el proceso judicial es de


auxiliar, nunca se deben realizar afirmaciones sobre la culpabilidad o inocencia de un
investigado, sino que se limitará a señalar, responsable y eficazmente, la
correspondencia entre el vestigio y el sospechoso, así como su grado de certeza y
cualquier hallazgo que sea de utilidad para el juez o las partes. El peso de los indicios
deberá ser evaluado por el juez o tribunal dentro del contexto de todo el sumario.

2. Breve evolución histórica de la investigación del delito

2.1. Etapas. Hans Gross

Históricamente pueden distinguirse dos etapas claramente diferenciadas en la


investigación del crimen. Primero se podría hablar de una etapa primitiva o
precientífica, en la que no se recurre a las ciencias positivas para la investigación del
crimen. Aquí la averiguación del delito se basaba principalmente en la manifestación de
testigos, si los había –no se debe menospreciar por ello el valor de la prueba testifical,
tan presente y de tanto peso en nuestro Derecho penal–, el sentido común, la intuición, y
en general en la pesquisa policial. Esta etapa abarcaría hasta el siglo XVIII. Pese al
espectacular desarrollo científico que comenzará aproximadamente en el siglo XVII (lo
límites históricos son siempre difusos, téngase en cuenta que Copérnico había muerto en
1543), con Kepler, Galileo, Descartes o Newton, este desarrollo no se puede aplicar
todavía al ámbito delincuencial.

Será en el siglo XIX cuando se comiencen a aplicar técnicas «científicas» para el uso
policial. Entraríamos entonces en la denominada etapa científica, cuyos principales
exponentes serán los positivistas italianos Cesare Lombroso, Enrico Ferri y Raffaele
Garófalo. Es en esta época cuando aparece el Manual del Juez de Instrucción de Hans
Gross y La identificación antropométrica de Bertillón (1880).

El término «criminalística» fue acuñado en 1892 por el doctor en Derecho y Juez de


Instrucción austriaco Hans Gross, dándose a conocer en España en el año 1893 a través
de su libro Manual del Juez de Instrucción, cuyo subtítulo en alemán era: «todos los
sistemas de criminalística». En él definía la criminalística como «el conjunto de teorías
que se refieren al esclarecimiento de los casos criminales». Gross reconocía que los
encargados de la instrucción del sumario y de ejercer la acusación pública carecían, en
muchos casos, del tiempo necesario para dedicarse a la investigación criminal y que era
indispensable contar con el auxilio de personal especializado y dedicado plenamente a
colaborar en la administración de Justicia.

El Manual del Juez en su primera parte recogía la educación del Juez instructor y su
misión, el interrogatorio, la inspección ocular, los peritos, etc. Otra parte la destinaba a
la fotografía, modus operandi de los delincuentes, etc. La segunda parte se refería a las
lesiones por arma de fuego, municiones, pisadas y otras huellas, manchas de sangre,
robo, estafas, incendiarios y explosiones en calderas.

Estos estudios fueron ampliados y desarrollados por el francés Edmond Locard, en su


obra Tratado de Criminalística, publicado en siete volúmenes entre 1931 y 1940, que
contribuyó de manera fundamental al desarrollo de la disciplina.

2.2. Principios básicos de Locard

En la investigación de delitos todavía hoy la criminalística se basa, si bien no siempre,


en alguno o algunos de los principios básicos establecidos por Locard:

1) Principio del intercambio. Indica que todo contacto deja rastro, se refiere al
intercambio de sustancias de diverso origen, composición y tamaño que se transfieren
de un cuerpo a otro cuando interactúan en el mismo espacio físico. La redacción
original aparece en el Manual de técnica policíaca, al inicio del capítulo 3: «Al
malhechor le es imposible actuar, y sobre todo actuar con la intensidad que supone la
acción criminal, sin dejar indicios de su paso».

2) Principio de correspondencia o reproducción. Cuando un cuerpo deja su huella o


marca sobre una superficie capaz de contenerla, es posible la identificación del autor o
herramienta causante a través del cotejo de ambas.
3) Principio de reconstrucción del delito. Se trata de una reconstrucción de los hechos
efectuada bajo control policial o judicial. Se efectúa con base en la hipótesis
confeccionada mediante los elementos derivados del proceso de investigación tales
como declaraciones, indicios y muestras recabadas, etc. Su objeto es aclarar cuestiones
relacionadas con la investigación y determinar cómo sucedieron los hechos.

4) Principio de probabilidad. Es de orden cuantitativo, atiende al porcentaje de


similitudes entre dos elementos que son comparados, a mayor número de coincidencias,
mayor probabilidad de que ambos elementos compartan origen e identidad.

5) Principio de identidad. Parte de la premisa de la inexistencia de dos seres vivos


exactamente iguales, todos ellos poseen elementos y rasgos únicos y diferenciadores del
resto que, mediante un cotejo adecuado, pueden llegar a ser individualizadores e
identificativos.

3. Inicios, desarrollo y situación actual de la criminalística en la Guardia Civil


(NO)

La criminalística alboreó en la Guardia Civil en el año 1903 con una serie de


conferencias que se impartían sobre nuevas investigaciones antropométricas y
dactiloscópicas, a las que siguieron otras sobre la investigación de huellas. Pero no fue
hasta 1914 cuando con la creación del Servicio de Identificación Judicial de la Guardia
Civil se generalizó la lofoscopia.

Los primeros estuches dactiloscópicos para Compañía y Línea -órganos territoriales


encuadrados en la Comandancia-, se entregaron en diciembre de 1914. En poco tiempo
los guardias civiles de todos los Puestos llegaron a conocer estas técnicas, pues tenían
que tomar huellas y confeccionar tarjetas, así como realizar una vez al mes dos casos
prácticos sobre formulación dactiloscópica.

A este periodo siguió la creación en Madrid, en 1953, de la Academia Especial de


Oficiales de la Guardia Civil, en donde se creó un laboratorio para las prácticas de
técnica policial, llegando a convertirse, poco a poco, en un verdadero laboratorio de
criminalística.

En 1982 la Guardia Civil crea el Servicio de Policía Judicial, y dependiendo de este


Servicio nace la Jefatura de Investigación Criminalística, primer embrión de lo que es
en la actualidad el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil.

Este servicio estaba estructurado en cuatro Departamentos según las especialidades que
en ese momento se desarrollaban: a) Balística e Identificación de Armas; b) Grafística y
Falsificaciones; c) Lofoscopia y Huellas Especiales; y d) Análisis Químicos; todos ellos
apoyados por un laboratorio Fotográfico, así como por un laboratorio periférico ubicado
en cada una de las seis Zonas que en ese momento existían en la Guardia Civil.

En el año 2001 se crea el actual Servicio de Criminalística (SECRIM), reordenado en


2009, estableciéndose la investigación criminalística en tres niveles:

1) Nivel Nacional, denominado Servicio de Criminalística y donde se ubica el


Laboratorio Central, con sede en Madrid.
2) Nivel Regional, donde se encuadran los Laboratorios de Criminalística de Zona,
ubicados en Barcelona, La Coruña, León, Logroño, Sevilla y Valencia, que cubren,
junto con el laboratorio Central, todo el territorio Nacional.

3) Nivel Provincial, con los Laboratorios de Criminalística de Comandancia, uno en


cada Comandancia.

Tanto los laboratorios de Zona como los de Comandancia tienen una dependencia
técnica del Servicio de Criminalística, otra orgánica de la Unidad donde están
encuadradas, y por último funcional de la Autoridad Judicial. (no

La criminalística se encarga de prestar los servicios propios de la ciencia forense,


desarrollando proyectos de investigación científica que resulten de interés policial. El
estudio del lugar de los hechos de la comisión del delito es el campo de actuación inicial
de los especialistas en esta disciplina; lo protegerán, observarán, preservarán y
obtendrán todos los indicios del hecho a investigar. Después elaborarán los informes
periciales solicitados por los juzgados, tribunales, Ministerio Fiscal, Unidades del
Cuerpo y otras instituciones que los precisen.

A modo de conclusión, diremos que hoy en día la criminalística es una de las disciplinas
clave en el trabajo policial. Desde los primeros trabajos para identificar huellas
dactilares hasta los avances de la medicina forense ha ido incrementado sus áreas de
estudio. Los informes se elaboran de acuerdo a criterios científicos, si bien es cierto que
no todas las disciplinas en criminalística tienen el mismo poder de discriminación. Se
puede afirmar, en definitiva, que es la ciencia aplicada a la investigación judicial.

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