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Los ecosistemas frágiles son áreas de alto valor de conservación, con una gran
riqueza en especies de flora y fauna silvestre, donde se encuentran especies
amenazadas y endémicas, con hábitats en buen estado de conservación que
brindan servicios ecosistémicos en beneficio de la población local. Las
comunidades campesinas y nativas que albergan ecosistemas frágiles realizan
el uso tradicional y sostenible del recurso forestales y de fauna silvestre dentro
de estos espacios.
Con esta inclusión suman 170 los ecosistemas frágiles que conforman la Lista
Sectorial de Ecosistemas Frágiles del país, y que forman parte de la Zona de
Protección y Conservación Ecológica de la zonificación forestal. De esta
manera, se logra identificar dentro del catastro forestal las áreas de alto valor
de conservación y asegurar la gestión sostenible, la recuperación y puesta en
valor del patrimonio forestal y de fauna silvestre, en beneficio de la población
local.
A la fecha, son 11 los ecosistemas frágiles reconocidos por el MINAGRI, de los cuales diez
están ubicados en Lima como son: las Lomas de Lúcumo, de Lurín, de Pachacamac, Paloma, Pacta,
de Villa María del Triunfo, Retamal, de Amancaes, de Manchay y de Carabayllo; más la Laguna de
Paca, localizado en Junín.
Por ese motivo, esta Dirección trabaja con las comunas limeñas de Carabayllo, Ancón, Puente
Piedra, Rímac, Independencia, San Juan de Lurigancho, Villa María del Triunfo, Pachacamac, Lurín
y la Municipalidad Provincial de Lima, a fin de conformar junto a vecinos, organizaciones civiles,
ONGs y universidades de su zona comités de gestión local que garanticen la preservación de estos
espacios naturales y el desarrollo de actividades sin impactos negativos.
Las lomas costeras limeñas sufren la presión por la invasión de terrenos para ser usados como
viviendas, botaderos, la extracción de recursos no regulados, pastoreo sin control, entre otros.
Se consideran ecosistemas frágiles a los espacios naturales con riqueza singular de especies de
flora y fauna, que se encuentran en riesgo por diversos factores, principalmente por la presión
humana.
Según la Ley N° 27308 la Dirección General Forestal y de Fauna Silvestre, después de
determinar el estado de conservación de estos espacios naturales, mediante la evaluación de la
situación de las especies y las amenazas presentes, proponen su categorización como ecosistemas
frágiles.
Esta tarea será asumida por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), que
absorberá a la Dirección General Forestal y de Fauna Silvestre del MINAGR y que, una vez
aprobado la propuesta de reglamento forestal, establecerá las condiciones para el uso de los recursos
forestales y de fauna silvestre en estos ecosistemas.
Con esta inclusión ya suman 185 los ecosistemas frágiles que conforman la
Lista Sectorial de Ecosistemas Frágiles del país; y que forman parte de la Zona
de Protección y Conservación Ecológica de la zonificación forestal. De esta
manera, se logra identificar dentro del catastro forestal las áreas de alto valor
de conservación y asegurar la gestión sostenible, la recuperación y puesta en
valor del patrimonio forestal y de fauna silvestre, en beneficio de la población
local.
Pesca: Los ecosistemas marinos frágiles, como los manglares y los arrecifes de coral, son
hábitats críticos para numerosas especies de peces. La pesca sostenible en estas áreas
proporciona una fuente importante de alimentos y empleo para las comunidades costeras.
Biodiversidad y Biotecnología: Los ecosistemas frágiles albergan una rica biodiversidad, lo que
puede dar lugar a importantes descubrimientos en la industria farmacéutica y la biotecnología.
Los organismos que se encuentran en estos ecosistemas a menudo tienen propiedades únicas
que pueden ser utilizadas en la investigación y desarrollo de nuevos productos.
Protección de la Costa: Los manglares y los arrecifes de coral actúan como barreras naturales
contra las tormentas y las inundaciones, lo que reduce los daños a la propiedad y la
infraestructura costera. Esto ahorra costos significativos en términos de reparación y
reconstrucción.
Regulación del Clima: Los ecosistemas frágiles, como los bosques tropicales, almacenan
grandes cantidades de carbono y contribuyen a regular el clima global. La preservación de
estos ecosistemas puede ayudar a mitigar el cambio climático y evitar costos asociados con
eventos climáticos extremos.
Cultura y Tradición: Los ecosistemas frágiles a menudo tienen un significado cultural profundo
para las comunidades indígenas y locales. Son parte de su herencia cultural y desempeñan un
papel importante en sus prácticas y tradiciones.
Calidad de Vida: La conservación de ecosistemas frágiles tiene un impacto directo en la calidad
de vida de las personas. La provisión de agua limpia, la protección contra desastres naturales y
la disponibilidad de alimentos son aspectos críticos de la vida cotidiana que dependen de la
salud de estos ecosistemas.
Educación y Conciencia: Los ecosistemas frágiles son excelentes entornos para la educación
ambiental. Fomentan la conciencia sobre la importancia de la conservación y el respeto por la
naturaleza, lo que puede llevar a actitudes más responsables hacia el medio ambiente.
Insectos: Algunos insectos, como la mosca de la cochinilla, se utilizan para producir colorantes
naturales que se utilizan en medicamentos y alimentos.