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RITUAL DEL BAUTISMO DE NIÑOS

Con el Concilio Vaticano II, la Iglesia se vio en la necesidad de hacer una revisión del rito
que existe en el Ritual Romano para el Bautismo de los niños. Con todas estas revisiones y
algunas modificaciones según la cultura o circunstancias, la Iglesia dispuso por medio de la
Sagrada Congregación para el Culto Divino y por especial mandato del Sumo Pontífice
Pablo VI, las disposiciones concretas para la práctica de dicho rito a partir del 08 de
septiembre de 1969.
Es un Ritual sumamente completo y la edición que se tiene para Colombia está en intima
unión con el Misal Romano, “contiene los mismos textos eucológicos que allí se
encuentran: oraciones, prefacios, plegarias eucarísticas y ordinario de la misa en general
(…) y aparecen dos esquemas completos de lecturas bíblicas y un índice para escoger las
lecturas del Antiguo y Nuevo Testamento”, es decir, es un libro litúrgico para el sacramento
del Bautismo muy bien logrado, en cuanto que facilita la labor pastoral y litúrgica de los
ministros y de quienes por casos extraordinarios deben practicar dicho Sacramento.
Toda esta magnífica obra del Ritual del Bautismo para niños, demuestra sin duda alguna la
buena intención de la Iglesia para hacer que el Pueblo de Dios “se salve y llegue al
conocimiento pleno de la verdad” (Cfr. 1Tim2,4). Es de ahí, que todo el contenido del
Ritual en sus diferentes capítulos es una manifestación clara de lo que el Concilio Vaticano
II propuso en toda la estructuración de la Iglesia, especialmente en la dimensión litúrgica
con la Constitución Sacrosanctum Concilium.
Es importante puntualizar, que la primera parte del Ritual contiene la presentación que hace
la Comisión Episcopal de Liturgia (Colombia); además, de las aprobaciones que la Santa
Sede da en la verificación de estos libros litúrgicos. Pero lo más interesante, son las
nociones generales que presenta el Ritual en cuento al Bautismo de niños y las rubricas que
se proponen para desarrollar más fácilmente todo el rito del Bautismo, según las
instrucciones que se dan desde la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe.
Se puede afirmar que la Iglesia es “Madre y Maestra”, porque en toda su sabiduría y
gracias a la fuerza del Espíritu Santo, promociona en la dimensión espiritual a “a todos los
hombres y a todo el hombre” (Pablo VI), siempre salvaguardando el deposito de la Fe y
ayudando por medio de la Liturgia a la “glorificación de Dios y a la salvación de las
almas”.
En síntesis, el Ritual del Bautismo de los niños es un compendio único que reúne en todo su
contenido una amplia visión sobre este Sacramento. Las diferentes instrucciones (rúbricas)
que se presentan, junto con las nociones magisteriales, doctrinales y de sentido práctico,
demuestran la seriedad con que se preparó este Ritual y la necesidad urgente de hacer más
sencillo y práctico el rito del Bautismo.
RITUAL DE LA CONFIRMACIÓN

El Concilio Vaticano II al igual que decretó la revisión del rito del Bautismo, lo hizo con el
rito de la Confirmación, para hacer notar la “íntima relación del Sacramento de la
Confirmación con toda la Iniciación Cristiana”. Por ello, después de todas las revisiones y
ajustes al rito, el Papa Pablo VI aprobó dicho material por medio de la Constitución
Apostólica Divinae Consortium Naturae, el 15 de agosto de 1971. Fue la Sagrada
Congregación para el Culto Divino la que se encargó de promulgar el nuevo Ordo de la
Confirmación.
El nuevo Ritual de la Confirmación, es pues un excelente libro litúrgico que reúne en sí
toda la dimensión espiritual, magisterial, doctrinal y bíblica del Sacramento de la
Confirmación, puntualizando como elemento clave “la acción del Espíritu, que actúa en la
Iglesia tanto sacramentalmente, sobre todo por la CONFIRMACIÓN, como a través de los
diversos carismas, tareas y ministerios que Él ha suscitado para su bien”.
El don especial del Espíritu Santo que confió el Señor a la Iglesia se materializa
concretamente en este Sacramento. Por ello, el rito de la Confirmación manifiesta el doble
valor de signo que este tiene: LA IMPOSICIÓN DE LAS MANOS Y LA UNCIÓN CON
EL CRISMA (más las palabras que acompañan), manifiestan claramente el efecto del
sacramento -el don del Espíritu Santo-, quedando los confirmandos configurados en
Cristo por un signo indeleble de fe.
El contenido de este libro litúrgico al igual que el del Bautismo, demuestra la disposición
que tiene la Iglesia de facilitar a los ministros y a los fieles la celebración de dicho
Sacramento, es decir, las observaciones previas al rito y los demás capítulos que en su
conjunto forman el Ritual según la edición típica aprobada por la Conferencia Episcopal de
Colombia, son signo claro del cumplimiento a las reformas dispuestas según los Decretos
del Concilio Ecuménico Vaticano II.
Es necesario afirmar que, aunque las prenotandas del Ritual de la Confirmación son más
cortas que el de otros Sacramentos, en ellas se ve sintetizado el querer de Dios por medio
de la Iglesia, ya que todo lo que allí se prescribe está en plena consonancia con lo que es
por naturaleza este Sacramento de la Iniciación Cristiana. Al igual, este Ritual colombiano
y según la Comisión Episcopal de Liturgia, “se ha organizado en forma más práctica,
buscando la unificación”, a través de la “coincidencia con los textos eucológicos del Misal
Romano (oraciones, prefacios, plegarias eucarísticas y ordinario de la misa en general).
(..) y con la mayor riqueza y abundancia de lecturas bíblicas de los leccionarios”.
En síntesis, el Ritual de la Confirmación en toda su unidad estructural manifiesta en sentido
pleno lo que el Sacrosanto Concilio del Vaticano II, visualizó en toda su dimensión
litúrgico-práctico. Además, se evidencia la relación existente entre los Sacramentos de la
Iniciación Cristiana, especialmente entre el Bautismo y la Confirmación. Por ende, este
nuevo Ordo da sentido pleno a la esencia del rito sacramental de la Confirmación, según la
Tradición, la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia.
RITUAL DE LA INICIACIÓN CRISTIANA DE ADULTOS

Al igual que el Concilio Ecuménico Vaticano II pidió la revisión del Ritual de Bautismo de
niños y de la Confirmación, también lo hizo con el Ritual del Bautismo de adultos,
puntualizando la importancia de presentar todo este proceso inicial en la fe de los adultos,
mediante el catecumenado dividido en varias etapas.
No era muy común en la actividad pastoral de la Iglesia que se practicara con frecuencia el
Bautismo de adultos, ya que exclusivamente se realizaba con los niños recién nacidos. Por
ello, el nuevo Ritual de la Iniciación Cristiana para adultos es un compendio especial como
un “buen instrumento en la misión evangelizadora de la Iglesia a la hora de la
preparación al catecumendado”.
Todo el contenido de este Ritual demuestra la inmensa riqueza que la Iglesia posee en su
misión y en su tarea evangelizadora, ya que ella como verdadera “Madre y Maestra” quiere
el bien espiritual de todos sus hijos en sus diferentes etapas de desarrollo. Es de ahí, que
este libro litúrgico “es útil para cuantos quieran ahondar en su vida cristiana”.
El contenido de este Ritual quiere destacar dos formas centrales para celebrar la Iniciación
Cristiana de adultos: la solemne y la simple; además, del Ritual breve en peligro próximo o
inminente de muerte de un adulto. Todo este conjunto esta también acompañado de textos
eucológicos que enriquecen la celebración de los diferentes sacramentos que se le conceden
a los catecúmenos.
Es importante destacar, que “el Ritual de la Iniciación Cristiana, se destina a los adultos
(mayores de 7 años), que, al oír el anuncio del misterio de Cristo, y bajo la acción del
Espíritu Santo en sus corazones, consciente y libremente buscan al Dios vivo y emprenden
el camino de la fe y de la conversión”. Al igual, se debe puntualizar que “el Ritual no
presenta solamente la celebración de los Sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la
Eucaristía, sino también todos los ritos del catecumenado”.
En síntesis, el Ritual de la Iniciación Cristiana de adultos es un libro litúrgico muy
completo, que enriquece en todo su conjunto los ritos que se practican en todo este camino
de fe y de conversión. No se puede desechar esta herramienta litúrgica y pastoral que la
Iglesia presente gracias a las iniciativas del Concilio Vaticano II, antes bien, deben ser
libros de cabecera en la acción misionera de los agentes de pastoral, tanto clérigos como
fieles laicos. Todas las nociones magisteriales, doctrinales y de sentido práctico que se
presentan en este Ritual, son signo de unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad de la
Iglesia.

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