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CONDICIONES DE DIRICHLET

La posibilidad de convergencia de la Serie de Fourier obedece a la comprobación


de tres requerimientos básicos, que son los siguientes:
- Existencia de los coeficientes, que es la condición imprescindible para que exista la serie.
- Posibilidad de resumir la serie para expresar f(t), vale decir, existencia de una ley de
formación que permita encontrar un término enésimo o genérico.
- Posibilidad de lograr una buena aproximación de f(t) con un número finito de términos.

Sólo si estos tres requisitos se satisfacen conjuntamente, la Serie de Fourier podrá


ser considerada convergente. Existe una forma analítica de establecer la verificación de
estos requisitos, dada por las Condiciones de Dirichlet*.
En principio, se trata de dos condiciones llamadas la Condición Débil y la Condición
Fuerte, respectivamente, siendo la primera de ellas necesaria pero no suficiente para
establecer la convergencia y la segunda, necesaria y suficiente.

(*) Matemático alemán llamado Johann Peter Gustav Lejeune Dirichlet

Condición Débil:
Esta condición determina las exigencias que deben cumplirse para que en la serie
los coeficientes existan.
Dado que, en general, los coeficientes de Fourier vienen definidos a partir de una
integral del siguiente tipo, la existencia del coeficiente dependerá de la integral:

𝟐 𝑻/𝟐 𝟐𝝅𝒏
an = 𝐓 ∫−𝑻/𝟐 𝒇(𝒕) 𝐜𝐨𝐬 𝒕 𝒅𝒕
𝑻

tomando este coeficiente an sólo por comodidad, aunque lo mismo ocurriría con ao ó con
bn;
Además, se adopta el coeficiente definido en el caso de funciones de periodo
arbitrario para una mayor generalización.
Observando la manera en la que está definido el coeficiente y teniendo en cuenta
que se busca determinar su posibilidad de existencia; se llega a la conclusión inmediata de
que la única probabilidad de que no exista sería la no existencia de la integral.
Una integral definida siempre representa un área, de manera que su no existencia
sólo sería posible en el caso de no ser finita el área, por lo tanto, se trataría de un área que
no pudiera cuantificarse.
Significa que la exigencia para que el coeficiente existe es que la integral exista,
vale decir, que sea finita:

𝑻/𝟐 𝟐𝝅𝒏
∫−𝑻/𝟐 𝒇(𝒕) 𝐜𝐨𝐬 𝑻
𝒕 𝒅𝒕 ≠ ∞

2𝜋𝑛
Pero si se analiza esta integral, se puede apreciar que el factor [cos 𝑡 ] sólo
𝑇
puede variar entre (-1) y (1); de manera que no puede afectar la finitud de la integral, ya
que solamente puede achicar al integrando o en el peor de los casos multiplicarlo por la
unidad y cambiarle el signo.
Por lo tanto, la que debería ser finita, entonces, es la siguiente integral,
prescindiendo del factor coseno y tomando el módulo de la función:

𝑻/𝟐
∫−𝑻/𝟐 ǀ𝒇(𝒕)ǀ 𝒅𝒕 ≠ ∞ ①

Cuando la integral con el valor absoluto de la función sea difícil de evaluar se


puede utilizar en su lugar otra equivalente utilizando el cuadrado de la función que es más
fácil de calcular.
Es equivalente porque al elevar la función al cuadrado se logra el mismo objetivo
que tomando el módulo, que es independizarse del signo.
En definitiva, la Condición Débil de Dirichlet se expresa como ①, pero también se
podría hacerlo como sigue:

𝑻/𝟐
∫−𝑻/𝟐[𝒇(𝒕)]² 𝒅𝒕 ≠ ∞ ②
Esta Condición Débil es necesaria pero no suficiente, porque podría cumplirse y sin
embargo la Serie no ser convergente. El caso típico se presenta cuando la función f(t)
responde a una forma impulsiva, dado que este tipo de funciones poseen teóricamente un
valor instantáneo infinito, pero el área bajo la curva es finita.
De manera que el valor de la integral resultará finito pero sus características no
dan lugar a la convergencia de la serie.

Función Impulso:
La función impulso, también llamada función Delta de Dirac, es una función
teórica, de gabinete, muy utilizada en Ingeniería.
Se define como δ(t) y es tal que su amplitud instantánea es infinita, pero su
duración es nula, obviamente -como ya se dijo- se trata de una función teórica, de manera
que:

0 𝑠𝑖 𝑡 ≠ 𝑏
δ(t) = {
∞ 𝑠𝑖 𝑡 = 𝑏

Gráficamente:

Si se pretende aplicar la Condición Débil ① a la función impulso para ver si la


cumple, resultaría:
𝑇/2
∫−𝑇/2 ǀ𝛿(𝑡)ǀ 𝑑𝑡

Pero como no hay periodicidad de esta función se extienden los extremos de


integración a todo el campo de definición posible de la función Delta de Dirac, a saber:

∫ ǀ𝛿(𝑡)ǀ 𝑑𝑡
0

Evidentemente aparece una indeterminación que debería salvarse, porque el valor


de la función para t=b es infinito.
La forma de salvar la indeterminación es aproximando la función por una similar
pero finita y luego tomar el límite.
Se supone, entonces, que el impulso es en realidad un rectángulo de base ξ, que es
un infinitésimo que tiende a cero; y la altura es 1/ξ, por lo tanto, en el límite la altura o
amplitud es infinita. Vale decir que, en el límite para ξ→0, el rectángulo se convierte en δ.

Siendo así, en el límite para ξ→0 el impulso aproximado mediante el rectángulo


queda como el teórico, con duración nula y amplitud infinita. También resulta claro que el
área del impulso aproximado será unitaria, ya que calculándola como A = (base x altura)
resulta:
A = (ξ) x (1/ξ) = 1

Si se resolviera por medio de la integral, aplicando la condición débil, resultaría:



∫0 ǀ𝛿(𝑡)ǀ 𝑑𝑡 = A

Donde deberá ser A ≠ ∞


Pero la integral se puede desdoblar en la suma de otras tres integrales, una que
vaya desde 0 a b; otra que va desde b hasta b+ξ; y la última que va desde b+ξ hasta
infinito. Obviamente, el valor de la función δ(t) en la primer y última integrales es nulo y
por lo tanto las integrales correspondientes también lo son. En la integral del medio, la
función es δ(t) = 1/ξ; reemplazando:

∞ 𝑏 𝑏+𝜉 ∞
∫0 ǀ𝛿(𝑡)ǀ 𝑑𝑡 = ∫0 ǀ0ǀ 𝑑𝑡 + ∫𝑏 ǀ1/𝜉ǀ 𝑑𝑡 + ∫𝑏+𝜉 ǀ0ǀ 𝑑𝑡 =

𝑏+𝜉
= ǀ1/ξǀ ∫𝑏 𝑑𝑡 = ǀ1/ξǀ [t] 𝑏𝑏 + 𝜉 =

= ǀ1/ξǀ [(b+ξ) – b] = ǀ1/ξǀ . ξ = 1 = A

Esto significa que la función δ(t) cumple con la condición débil porque la integral
existe y es finita (de valor unitario), sin embargo, no da lugar a una serie convergente,
como se verificará más adelante.
Hay que recordar que, si bien la función impulso de Dirac es una función teórica e
inexistente en la realidad, hay muchas otras funciones denominadas genéricamente
impulsivas, que se asemejan mucho a un impulso por presentar amplitudes muy grandes y
duraciones muy cortas y éstas sí existen en la realidad.
Ejemplo típico es la energía eléctrica puesta en juego en el momento de la caída de
un rayo, que sin ser infinita es muy grande y su duración muy breve. Gráficamente:
Como se puede observar en el gráfico, la potencia eléctrica vale cero hasta el
momento preciso de la caída del rayo en t = to; en ese instante la potencia adquiere un
valor muy grande, del orden de los Gigawatts, pero rápidamente declina y en unos pocos
segundos vuelve prácticamente a cero.
Este comportamiento típico se llama impulsivo por su similitud con el impulso
teórico δ y es físicamente real.
Otros ejemplos conocidos son el momento de corte de una viga de cemento
sometida a una carga muy grande o la intensidad luminosa de un flasheo fotográfico en un
cuarto oscuro, en el instante del disparo.
Esto significa que hay funciones reales, no teóricas, con comportamiento impulsivo
y no pueden desarrollarse ni aproximarse por medio de una serie de Fourier convergente.
Para superar el problema que crean este tipo de funciones, las cuales sortean la
condición débil pero no dan lugar a desarrollos en serie convergentes, se hace necesario
recurrir a la otra condición de Dirichlet, la Fuerte, que es necesaria y suficiente, vale decir
que, si se cumple, la serie seguro es convergente.

Condición fuerte:
El enunciado reza lo siguiente “Para que una serie de Fourier resulte
uniformemente convergente, la función f(t) debe permanecer finita y debe presentar un
número finito de máximos y mínimos en el intervalo de convergencia”.
Es evidente que, si la función tiene un valor infinito en algún punto, la serie que la
representa también será infinita y por lo tanto no podría ser convergente. Esta es la razón
por la cual la condición fuerte presenta una restricción en amplitud.
Pero también se aprecia que posee una restricción en frecuencia, porque si en una
región tuviera un número infinito de máximos y mínimos, significa que presentaría
frecuencia infinita, esto significa una cantidad muy grande de energía y la serie necesitaría
muchos términos para expresarla.

En el gráfico que antecede se observa una onda senoidal de frecuencia


relativamente baja, dado que presenta un número finito y pequeño de máximos (M) y
mínimos (m) en el intervalo considerado.
Una señal de mayor frecuencia presenta un número mayor de máximos y mínimos
en un intervalo equivalente:

Si la frecuencia aumentara y fuera mucho mayor todavía, y además se


superpusieran varios armónicos de alta frecuencia, ya se dificulta la representación, pero
se vería algo como lo siguiente:
También puede explicarse, entonces, la necesidad de esta restricción en frecuencia
desde este otro punto de vista.
Cuando varios armónicos sucesivos presentan frecuencia muy alta, tal como el
último gráfico que antecede, la suma de todos ellos puede originar que muchas ordenadas
se sumen en fase, tanto hacia valores negativos como positivos, simultáneamente;
aunque otras ordenadas se sumen en contrafase, es decir algunas con valor negativo y
otras con valor positivo compensándose entre sí y anulando el valor instantáneo
resultante.
Este comportamiento da lugar al surgimiento de un tren de impulsos, constituido
por impulsos sucesivos alternados, algunos hacia +∞ y otros hacia -∞.
Aún para una serie convergente, el número de términos necesarios para una buena
aproximación es discutible. En general, mientras más suave es la forma de onda de una
función se necesitarán menos términos de la serie de Fourier para lograr una buena
aproximación.

Ejemplo:

Suponiendo la onda rectangular, que está dada por el siguiente desarrollo en Serie
de Fourier:

cos 3𝑡 cos 5𝑡 cos 7𝑡 cos 9𝑡


f(t) = 4/π (cos t – + – + – ….) ①
3 5 7 9

cuyo desarrollo se resume como:


𝟒 𝒄𝒐𝒔 [(𝟐𝒏+𝟏)𝒕]
f(t) = ∑∞
𝒏=𝟎 (−𝟏)ⁿ ②
𝝅 (𝟐𝒏+𝟏)

La serie ① representa la onda rectangular graficada, donde el paréntesis de todos


los términos tiende a π/4 para un n → ∞; por eso la amplitud resultante de la onda es
unitaria, Amplitud = 1.
Esta serie ① tiene todo el aspecto de ser convergente, porque observando la ley
de formación de los términos sucesivos se aprecia que la frecuencia es creciente pero la
amplitud de cada término es decreciente con respecto a la del anterior.
Esto significa que cada nuevo término tiene menor amplitud que el precedente y,
por lo tanto, agrega cada menos información, o para decirlo correctamente, agrega
información de menor peso, con cada nuevo valor de n.
Si la serie ① se deriva término a término se obtiene la siguiente función derivada,
a saber:

f ’(t) = 4/π (- sent + sen 3t – sen 5t + sen 7t – sen 9t + …) ③

Esta última serie no parece ser convergente conforme al criterio empírico antes
enunciado, porque todos los términos tienen la misma amplitud y por lo tanto el peso de
la información que aportan es el mismo y no puede despreciarse ningún término.
Sólo varía la frecuencia, que aumenta con cada nuevo término y esto, para peor,
parece ser el camino de un tren de impulsos.
Para verificar qué sucede, se puede realizar la derivación en forma gráfica, además
de la analítica ya realizada.
Así, se observa que entre 0 y π/2 la función es constante (vale 1); por lo tanto, su
derivada es nula. En π/2 la función original presenta un flanco descendente, que equivale
a una pendiente de 270°. Por lo tanto, su derivada es -∞, lo que corresponde a un
impulso hacia - ∞.
Entre π/2 y 3/2 π, la función vuelve a ser constante, valiendo -1; y, en
consecuencia, su derivada es la derivada de una constante, que vale cero.
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Al llegar a t = 2 π; la función f(t) presenta un flanco ascendente, cuya pendiente es
90° y la tangente de 90° es infinito, por lo tanto, se trata de un impulso hacia +∞
De esta manera, se corrobora lo que intuíamos por la simple observación de la
serie correspondiente a la derivada, cuando detectamos que todos los términos tenían la
misma amplitud y, por lo tanto, agregaban información de la misma jerarquía: se trata de
un tren de impulsos alternados hacia +∞ y - ∞, constituyendo una Serie que no es
convergente, de ninguna manera. No cumple con la Condición Fuerte de Dirichlet.

A continuación, se puede probar ahora integrando la serie ① y observando lo que


sucede, obteniéndose entonces:

𝑡 4 𝑡 𝑐𝑜𝑠 3𝑡 𝑐𝑜𝑠 5𝑡 𝑐𝑜𝑠 7𝑡


∫0 𝑓(𝑡)𝑑𝑡 = 𝜋 ∫0 (cos 𝑡 − 3
+ 5
− 7
… ) 𝑑𝑡 =

4 𝑠𝑒𝑛 3𝑡 𝑠𝑒𝑛 5𝑡 𝑠𝑒𝑛 7𝑡


= 𝜋 (sen t – + - + …) =
3² 5² 7²

𝟒 𝒔𝒆𝒏 𝟑𝒕 𝒔𝒆𝒏 𝟓𝒕 𝒔𝒆𝒏 𝟕𝒕


f-1(t) = 𝝅 (sen t – + - + …)
𝟗 𝟐𝟓 𝟒𝟗

En esta última función que surge de la integración de la original, se puede apreciar


que la serie correspondiente resulta ser muy convergente, dado que las amplitudes de los
sucesivos términos decrecen muy rápidamente, tanto que el segundo término tiene una
amplitud que es un noveno de la del primero y el tercer término una veinticincoava parte
de la amplitud del primer término.
Por lo tanto, a partir del segundo término es muy poco el peso de la información
que pueden agregar los restantes términos y el armónico fundamental representa casi
totalmente a la función.
Para encontrar la forma de la función integral f-1(t) gráficamente, se sigue el
procedimiento recíproco del usado para la derivada. Vale decir, si entre t = -π/2 y t = π/2
la función f(t) es constante, significa que su primitiva f-1 (t), dada por la integral, tendrá
una pendiente constante.
3
Entre t = π/2 y t = π; f(t) vuelve a ser constante, pero negativa, entonces f-1 (t)
2
tendrá una pendiente constante pero negativa (hacia abajo) y así se va conformando la
onda triangular que se observa en la figura, que representa obviamente una función dada
por una serie muy convergente.
H. B. 2021

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