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Condición Débil:
Esta condición determina las exigencias que deben cumplirse para que en la serie
los coeficientes existan.
Dado que, en general, los coeficientes de Fourier vienen definidos a partir de una
integral del siguiente tipo, la existencia del coeficiente dependerá de la integral:
𝟐 𝑻/𝟐 𝟐𝝅𝒏
an = 𝐓 ∫−𝑻/𝟐 𝒇(𝒕) 𝐜𝐨𝐬 𝒕 𝒅𝒕
𝑻
tomando este coeficiente an sólo por comodidad, aunque lo mismo ocurriría con ao ó con
bn;
Además, se adopta el coeficiente definido en el caso de funciones de periodo
arbitrario para una mayor generalización.
Observando la manera en la que está definido el coeficiente y teniendo en cuenta
que se busca determinar su posibilidad de existencia; se llega a la conclusión inmediata de
que la única probabilidad de que no exista sería la no existencia de la integral.
Una integral definida siempre representa un área, de manera que su no existencia
sólo sería posible en el caso de no ser finita el área, por lo tanto, se trataría de un área que
no pudiera cuantificarse.
Significa que la exigencia para que el coeficiente existe es que la integral exista,
vale decir, que sea finita:
𝑻/𝟐 𝟐𝝅𝒏
∫−𝑻/𝟐 𝒇(𝒕) 𝐜𝐨𝐬 𝑻
𝒕 𝒅𝒕 ≠ ∞
2𝜋𝑛
Pero si se analiza esta integral, se puede apreciar que el factor [cos 𝑡 ] sólo
𝑇
puede variar entre (-1) y (1); de manera que no puede afectar la finitud de la integral, ya
que solamente puede achicar al integrando o en el peor de los casos multiplicarlo por la
unidad y cambiarle el signo.
Por lo tanto, la que debería ser finita, entonces, es la siguiente integral,
prescindiendo del factor coseno y tomando el módulo de la función:
𝑻/𝟐
∫−𝑻/𝟐 ǀ𝒇(𝒕)ǀ 𝒅𝒕 ≠ ∞ ①
𝑻/𝟐
∫−𝑻/𝟐[𝒇(𝒕)]² 𝒅𝒕 ≠ ∞ ②
Esta Condición Débil es necesaria pero no suficiente, porque podría cumplirse y sin
embargo la Serie no ser convergente. El caso típico se presenta cuando la función f(t)
responde a una forma impulsiva, dado que este tipo de funciones poseen teóricamente un
valor instantáneo infinito, pero el área bajo la curva es finita.
De manera que el valor de la integral resultará finito pero sus características no
dan lugar a la convergencia de la serie.
Función Impulso:
La función impulso, también llamada función Delta de Dirac, es una función
teórica, de gabinete, muy utilizada en Ingeniería.
Se define como δ(t) y es tal que su amplitud instantánea es infinita, pero su
duración es nula, obviamente -como ya se dijo- se trata de una función teórica, de manera
que:
0 𝑠𝑖 𝑡 ≠ 𝑏
δ(t) = {
∞ 𝑠𝑖 𝑡 = 𝑏
Gráficamente:
∞ 𝑏 𝑏+𝜉 ∞
∫0 ǀ𝛿(𝑡)ǀ 𝑑𝑡 = ∫0 ǀ0ǀ 𝑑𝑡 + ∫𝑏 ǀ1/𝜉ǀ 𝑑𝑡 + ∫𝑏+𝜉 ǀ0ǀ 𝑑𝑡 =
𝑏+𝜉
= ǀ1/ξǀ ∫𝑏 𝑑𝑡 = ǀ1/ξǀ [t] 𝑏𝑏 + 𝜉 =
Esto significa que la función δ(t) cumple con la condición débil porque la integral
existe y es finita (de valor unitario), sin embargo, no da lugar a una serie convergente,
como se verificará más adelante.
Hay que recordar que, si bien la función impulso de Dirac es una función teórica e
inexistente en la realidad, hay muchas otras funciones denominadas genéricamente
impulsivas, que se asemejan mucho a un impulso por presentar amplitudes muy grandes y
duraciones muy cortas y éstas sí existen en la realidad.
Ejemplo típico es la energía eléctrica puesta en juego en el momento de la caída de
un rayo, que sin ser infinita es muy grande y su duración muy breve. Gráficamente:
Como se puede observar en el gráfico, la potencia eléctrica vale cero hasta el
momento preciso de la caída del rayo en t = to; en ese instante la potencia adquiere un
valor muy grande, del orden de los Gigawatts, pero rápidamente declina y en unos pocos
segundos vuelve prácticamente a cero.
Este comportamiento típico se llama impulsivo por su similitud con el impulso
teórico δ y es físicamente real.
Otros ejemplos conocidos son el momento de corte de una viga de cemento
sometida a una carga muy grande o la intensidad luminosa de un flasheo fotográfico en un
cuarto oscuro, en el instante del disparo.
Esto significa que hay funciones reales, no teóricas, con comportamiento impulsivo
y no pueden desarrollarse ni aproximarse por medio de una serie de Fourier convergente.
Para superar el problema que crean este tipo de funciones, las cuales sortean la
condición débil pero no dan lugar a desarrollos en serie convergentes, se hace necesario
recurrir a la otra condición de Dirichlet, la Fuerte, que es necesaria y suficiente, vale decir
que, si se cumple, la serie seguro es convergente.
Condición fuerte:
El enunciado reza lo siguiente “Para que una serie de Fourier resulte
uniformemente convergente, la función f(t) debe permanecer finita y debe presentar un
número finito de máximos y mínimos en el intervalo de convergencia”.
Es evidente que, si la función tiene un valor infinito en algún punto, la serie que la
representa también será infinita y por lo tanto no podría ser convergente. Esta es la razón
por la cual la condición fuerte presenta una restricción en amplitud.
Pero también se aprecia que posee una restricción en frecuencia, porque si en una
región tuviera un número infinito de máximos y mínimos, significa que presentaría
frecuencia infinita, esto significa una cantidad muy grande de energía y la serie necesitaría
muchos términos para expresarla.
Ejemplo:
Suponiendo la onda rectangular, que está dada por el siguiente desarrollo en Serie
de Fourier:
Esta última serie no parece ser convergente conforme al criterio empírico antes
enunciado, porque todos los términos tienen la misma amplitud y por lo tanto el peso de
la información que aportan es el mismo y no puede despreciarse ningún término.
Sólo varía la frecuencia, que aumenta con cada nuevo término y esto, para peor,
parece ser el camino de un tren de impulsos.
Para verificar qué sucede, se puede realizar la derivación en forma gráfica, además
de la analítica ya realizada.
Así, se observa que entre 0 y π/2 la función es constante (vale 1); por lo tanto, su
derivada es nula. En π/2 la función original presenta un flanco descendente, que equivale
a una pendiente de 270°. Por lo tanto, su derivada es -∞, lo que corresponde a un
impulso hacia - ∞.
Entre π/2 y 3/2 π, la función vuelve a ser constante, valiendo -1; y, en
consecuencia, su derivada es la derivada de una constante, que vale cero.
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Al llegar a t = 2 π; la función f(t) presenta un flanco ascendente, cuya pendiente es
90° y la tangente de 90° es infinito, por lo tanto, se trata de un impulso hacia +∞
De esta manera, se corrobora lo que intuíamos por la simple observación de la
serie correspondiente a la derivada, cuando detectamos que todos los términos tenían la
misma amplitud y, por lo tanto, agregaban información de la misma jerarquía: se trata de
un tren de impulsos alternados hacia +∞ y - ∞, constituyendo una Serie que no es
convergente, de ninguna manera. No cumple con la Condición Fuerte de Dirichlet.