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Negar la existencia del Satanás como una personalidad, es visto como un signo
de superioridad intelectual. Para muchos, Satanás es tenido como un producto de la
iglesia, un vestigio de la superstición o un mito de una edad antigua. Para otros, es
simplemente una abstracción, una simple negativa, la antítesis del bien. “El único Diablo
que existe es el diablo dentro de ti”; es la última palabra que ofrece el “pensamiento
moderno.” Las palabras que Goethe puso en la boca de Mefistófeles, - “Soy el espíritu
de la negación” – son aceptadas como una buena definición funcional de lo que es el
Diablo. Es considerado como de una manera meramente abstracta como el principio del
mal.
Pero el concepto más general que se tiene de Satanás es distinto al anterior. La
idea popular, aquella que prevalece entre las masas, puede reunirse a partir de las
representaciones gráficas que se hacen de él y que aparecen en los posters callejeros,
al igual que en las revistas ilustradas, y que aparecen en los escenarios; donde es
graficado como un monstruo grotesco de forma humana, con cuernos, pezuñas y una
cola bifurcada. Tal concepción es un insulto al intelecto de las personas y en
consecuencia, el Diablo ha llegado a ser tenido como un fantasma con el cual asustar a
los niños o como un sujeto adecuado para los chistes y bromas.
Personalidad de Satanás.
Unas treinta y cinco veces es llamado “El Diablo”, que significa “El Acusador” o
“Calumniador” – acusando a los santos delante de Dios y difamando o vituperando el
carácter de Dios ante los hombres. Cincuenta y dos veces es llamado “Satanás”, que
significa “Enemigo” o “Adversario.” Es el enemigo de Dios y el adversario de los hombres.
El nombre “Satanás” alude a su carácter: el adversario maligno de todo bien – en Dios o
en sus criaturas. “Diablo” se refiere a la forma en que lleva adelante sus designios
malvados: mediante calumnias mentirosas, falsas acusaciones, y difamaciones
perversas. Es denominado como “El Príncipe de este mundo” (Juan 14:30), lo cual define
su posición respecto a esta tierra. Es llamado “Beelzebú” (Mateo 12:27), poniéndolo
como cabeza de los demonios. Se lo menciona como “El Malo” (Mateo 13:19),
poniéndolo como el principio motor de toda maldad. Es titulado como “Apolión”, el
“Destructor” (Apocalipsis 9:11), que lo vincula a la Fosa del Abismo. Se nos menciona
como “El príncipe de la potestad del aire” (Efesios 2:2), lo cual señala su presente hogar
y la esfera de sus operaciones – cf. Efesios 6:12. Es denominado “Lucifer” que significa
“Lucero de la Mañana” (Isa. 14:12), un título que parece haberle pertenecido antes de su
apostasía. Es llamado “el dios de este siglo” (2 Corintios 4:4) ya que él es quien inspira
y dirige todas las falsas religiones. Es llamado “Mentiroso, y padre de mentira” (Juan
8:44), dado que es el opositor de la verdad desde el principio. Éstos y otros títulos que
se le dan a Satanás no tendrían sentido a no ser que sea un ser personal.
a) Inteligencia: Sus tentaciones son descritas como “las asechanzas del diablo”
(Efesios 6:11); mientras en Apocalipsis 2:24 leemos “las profundidades de
Satanás” (del griego, cosas profundas). Más adelante en Apocalipsis 12:9 es
denominado “el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás,
el cual engaña al mundo entero.” Engañar implica diseño, y el diseñar es producto
de una inteligencia, y la inteligencia es inherente a una persona (personalidad).
b) Memoria: En su conflicto con nuestro Señor cita pasajes del Antiguo Testamento
(Mateo 4:6). Una mera abstracción no podría hacer eso.
c) Conocimiento: En Apocalipsis 12:12 se nos dice que “el diablo ha descendido
a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.” Pero no puede decirse
“sabiendo” (de tener conocimiento) de algo que es impersonal.
d) Voluntad: “… y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de
él.” (2 Timoteo 2:26). “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana!
Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu
corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono,
y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte.” (Isa. 14:12-13). El
que Satanás posea una voluntad o poder de decisión, es una gran prueba del
hecho de que es un ser personal.
e) Carácter moral: Satanás es descrito como “engañador”, “mentiroso”, “homicida”,
“tentador”, todos términos que implican un carácter moral. – i.e., aquello que es
un deber u obligación, y donde lo malo y lo bueno puede predecirse.
f) Discurso o capacidad de habla: Es representado mientras habla con Dios (Job
1:9), discutiendo con nuestro Señor y “acusando” a los hermanos. Esta es una
indicación muy fuerte para demostrar que Satanás posee nuestras mismas
características.
g) Emociones: Deseaba poder zarandear a Pedro como a trigo (Lucas 22:31). Se
nos dice que la “soberbia” ha venido a ser la condenación del diablo (1 Timoteo
3:6). Mientras que en Apocalipsis 12:12 leemos “!Ay de los moradores de la tierra
y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que
tiene poco tiempo.” Y cosas tales como la soberbia y la ira no pueden aplicársele
a algo como la ley de la gravedad – son inherentes de una personalidad.
h) Habilidad organizativa y ejecutiva: “Después hubo una gran batalla en el cielo:
Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus
ángeles” (Ap.12:7), “Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su
prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la
tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla.” (Ap.20:7-8). Aquí
encontramos a Satanás reuniendo y ordenando a sus legiones para entrar en
guerra. Efesios 6:12 ofrece más que indicios para saber que él es el cabecilla de
las fuerzas graduadas y organizadas.
La historia de Satanás.
Como hemos visto, numerosas referencias bíblicas a Satanás, con toda una
diversidad de nombre, títulos y descripciones, perfilan las actividades del diablo desde el
principio hasta el final de los tiempos, pero las Escrituras narran muy pocos
acontecimientos históricos específicos en los que él haya estado implicado. Esos
escasos momentos lo retratan en oposición a Dios o centrado en imitarlo con
falsificaciones.
El origen de Satanás.
Estado original de Satanás. Ezequiel 28:12-15 describe a Satanás antes de su
caída. Disfrutaba de una posición exaltada en la presencia de Dios; el brillo del cielo lo
rodeaba (28:13). Se le llamó “elegido… querubín protector”, y disfrutaba la posición de
más alto honor ante Dios (28:14, 16). Isaías se refiere a este ángel supremo como “lucero
de la mañana, hijo de la aurora” (14:12, BLA). Después de hacerse el principal adversario
(heb. Satan) de Dios, nunca se le vuelve a llamar con esos títulos honorables. Pero en
el esplendor anterior a su caída estuvo lleno de sabiduría y belleza, e irreprochable (Ez.
28:12, 15).
Gran parte de la obra de Satanás está encubierta. Sin embargo, cuando el Señor
Jesús apareció, hizo salir a los demonios de sus escondites en las personas. Satanás y
sus secuaces demoníacos estuvieron ocupados con mayor intensidad durante el
ministerio terrenal de Cristo. Si miramos hacia adelante, sus maniobras irán de nuevo in
crescendo durante la septuagésima semana de Daniel, especialmente en la segunda
mitad. El resumen siguiente resalta las incursiones satánicas individuales a lo largo del
tiempo.
Antiguo Testamento. De los once acontecimientos veterotestamentarios, cuatro (el 36
por ciento) tratan de la creación de Satanás, de su caída moral, de su engaño a Eva y
de la maldición edénica. De las veinticinco ocasiones en total, en toda la Biblia, esas
cuatro del Antiguo Testamento y seis más en el Nuevo Testamento, aluden al comienzo
o al final de los tiempos (40 por ciento). Los acontecimientos veterotestamentarios
incluyen los siguientes:
1. La creación de Satanás: el principio de la creación (Neh. 9:6; Job 38:7; Sal. 148:2, 5;
Ez. 28:13, 15; Col. 1:16)
2. La caída moral de Satanás: la poscreación (Is. 14:12-13; Ap. 12:4)
3. El engaño a Eva: caída posmoral (Gn. 3:1-6; 2 Co. 11:1-3; 1 Ti. 2:14; Ap. 12:9; 20:2)
4. La maldición edénica: el posengaño (Gn. 3:15; Jn. 16:11; Ro. 16:20)
5. La acusación a Job: ca. 2250 a.C. (Job 1–2)
6. La disputa con Miguel: ca. 1405 a.C. (Jud. 9)
7. La provocación a David: ca. 975 a.C. (1 Cr. 21:1)
8. La mentira a Acab: ca. 853 a.C. (1 R. 22:1-40; 2 Cr. 18:1-34)
9. Influyó al rey de Babilonia: ca. 700–681 a.C. (Is. 14:12-14)
10. Influyó al rey de Tiro: ca. 590–570 a.C. (Ez. 28:12-17)
11. La acusación al sumo sacerdote: ca. 480–470 a.C. (Zac. 3:1-2)
Algunos han sugerido que el Salmo 82 está relacionado con la represión que Dios
hace del gobierno de Satanás o de los demonios. Sin embargo, parece mejor entender
que este salmo implica que Dios confronta a los gobernantes terrenales y humanos, por
(1) la naturaleza de los salmos; (2) su lenguaje, que se entiende de forma más natural
como humano; y (3) el uso que Cristo hace de Salmos 82:6 en Juan 10:34, que apunta
a los gobernantes humanos terrenales y no a seres espirituales. Nuevo Testamento. De
los catorce acontecimientos neotestamentarios, cinco tratan de la vida de Cristo desde
el nacimiento hasta la crucifixión, y seis describen el final de los tiempos, juntos suman
casi el 80 por ciento de las entradas del Nuevo Testamento. Los sucesos
neotestamentarios incluyen los siguientes:
1. El nacimiento de Cristo: ca. 5–4 a.C. (Ap. 12:4)
2. La tentación de Cristo: ca. 27–28 d.C. (Mt. 4:1-11; Mr. 1:12-13; Lc. 4:1-13)
3. Debilitó a una mujer: ca. 29–30 d.C. (Lc. 13:16)
4. Zarandeó a Pedro: ca. 30 d.C. (Lc. 22:31)
5. La deserción de Judas: ca. 30 d.C. (Lc. 22:3; Jn. 13:2, 27)
6. Influyó en la mentira de Ananías: ca. 31–32 d.C. (Hch. 5:3)
7. Estorbó a Pablo: ca. 51 d.C. (1 Ts. 2:18)
8. Aguijoneó a Pablo: ca. 55–56 d.C. (2 Co. 12:7)
9. Expulsión final del cielo: en la mitad de la septuagésima semana de Daniel (Ap. 12:7-
13)
10. Empoderamiento del anticristo y del falso profeta: en la mitad de la septuagésima
semana de Daniel (Ap. 13:2, 4)
11. Realización de falsas señales: en la segunda mitad de la septuagésima semana de
Daniel (Ap. 16:13-14)
12. Encarcelamiento milenial: reino milenial de Cristo (Ap. 20:1-3)
13. Batalla final: fin del reino milenial de Cristo (Ap. 20:7-9)
14. Juicio final: fin del reinado milenial de Cristo (Is. 27:1; Ap. 20:10)
Imita a Dios.
Satanás opera como incomparable experto del disfraz (gr. metasjematízo, 2 Co.
11:13-15). Hace que lo malo parezca bueno. Decora la conducta pecaminosa para que
parezca justa. Sus mentiras suenan atractivamente mejor que la verdad. Predica de
forma convincente la distorsión de que lo malo es bueno, y lo correcto es incorrecto.
Sigue siendo el mensajero de la oscuridad, aunque se hace pasar por un ángel de luz.
Proporciona un aspecto falsamente pulido de autenticidad a todo lo que es una imitación
espiritual.
El diablo sustituye las cosas santas que le brindan gloria eterna a Dios por otras
mundanas que les proporcionan a las personas un placer instantáneo. Camufla sus
mentiras diabólicas para que sean tan atractivas que los seres humanos rechacen la
verdad de Dios. Eleva los pensamientos respecto al “yo” hasta tal punto que las personas
llegan a adorar a la criatura en lugar de al Creador (Ro. 1:25).
Satanás remeda e imita las cosas santas y divinas mientras que, a la vez, sus
sustitutos baratos siguen siendo las cosas abominables del príncipe de las tinieblas.
Durante el período de la Reforma, los predicadores denominaban a Satanás “el simio de
Dios”, que remedaba a Dios disfrazando lo falso para que pareciera genuino, lo usaba
como señuelo para atraer a los pecadores a sí mismo y alejarlos de Dios.
Las principales falsificaciones de Satanás enumeradas en las Escrituras incluyen las
siguientes:
1. La Trinidad, como (1) dragón/Satanás (Ap. 13:4), (2) la bestia/el anticristo (Ap. 13:4),
y (3) el falso profeta (Ap. 13:11; cf. 16:13)
2. El reino, pero en realidad la “potestad de las tinieblas” (Col. 1:13)
3. Los ángeles (Mt. 25:41; 2 Co. 11:14; 12:7; Ap. 12:7)
4. El trono (Ap. 2:13)
5. Las iglesias (Ap. 2:9; 3:9)
6. La adoración (Ro. 1:25; Ap. 13:4)
7. Los obreros (2 Co. 11:13, 15)
8. Los cristos (Mt. 24:5, 24; Mr. 13:22; 1 Jn. 2:18, 22)
9. Los profetas (Mt. 7:15; 24:11, 24; Mr. 13:22; 2 P. 2:1)
10. Los apóstoles (2 Co. 11:13; Ap. 2:2)
11. Los maestros (2 P. 2:1)
12. Los creyentes (Mt. 13:38, 40; 2 Co. 11:26; Gá. 2:4)
13. El evangelio (Gá. 1:6-7)
14. La teología (1 Ti. 4:1)
15. Los misterios (2 Ts. 2:7; Ap. 2:24)
16. Los milagros (Mt. 7:21-23; 2 Ts. 2:9; Ap. 16:13-14)
17. La comunión (1 Co. 10:20-21)
El poder de Satanás.
Satanás posee el más alto poder de los seres creados, pero este no tiene ni punto
de comparación con el de Dios, quien es omnipotente (Jer. 32:17), omnisciente (Sal.
139:1-6), omnipresente (Sal. 139:7-10), inmutable (Sal. 102:27), soberano (1 Cr. 29:11-
12), eterno (Sal. 90:2), inmortal (1 Ti. 1:17), grande (Sal. 135:5) y autoexistente (Is. 44:6).
Satanás no posee ninguno de estos atributos, que pertenecen únicamente al Creador.
El poder de Satanás puede, al menos, ser igual al de Miguel el arcángel (Dn.
10:13, 21; 12:1; Jud. 9; Ap. 12:7). Ningún ser humano posee el poder sobrenatural que
le pertenece a Satanás. Es poderoso en el cielo (1 R. 22:19- 23; 2 Cr. 18:18-22; Job 1–
2; Zac. 3:1-5; Ap. 12:7) y en la tierra (Job 1:7; 1 P. 5:8).
Es evidente que Satanás elabora maquinaciones (gr. nóema, 2 Co. 2:11; 11:3).
Es un experto en tácticas (gr. methodeía, Ef. 6:11). Se destaca en engañar y entrampar
(gr. planáo, Ap. 12:9; 20:8; pagís, 1 Ti. 3:7; 2 Ti. 2:26). Satanás gobierna (gr. arjón) el
sistema pecaminoso de este mundo (Jn. 12:31; 14:30; 16:11; Ef. 6:12; Ap. 13:2, 4-5, 7).
Es, asimismo, el “príncipe de la potestad del aire”, es decir, el gobernante (gr. arjón)
sobre su ejército demoníaco (Mt. 25:41; Ap. 12:7, 9), que mora principalmente en la
esfera entre la tierra y el tercer cielo. Satanás acusa a los creyentes de forma constante
ante Dios, en el cielo (Ap. 12:10). Durante la segunda mitad de la septuagésima semana
de Daniel, prestará su poder al anticristo para que realice falsas señales y prodigios (2
Ts. 2:9-10), y también usará al falso profeta (Ap. 13:13-14) y a los demonios (Ap. 16:13-
14).
Satanás tiene el poder de la muerte, pero Cristo lo ha dejado impotente hacia los
creyentes en Cristo (He. 2:14). Satanás tiene la capacidad de engañar (2 Co. 11:3, 14-
15), pero Cristo lo ha dejado al descubierto (2 Co. 2:11) y ha destruido el efecto de su
obra (1 Jn. 3:8). Satanás tiene el poder de encarcelar a las personas (Ap. 2:10), pero la
Palabra de Dios no puede apresarse (2 Ti. 2:9); puede morar en una ciudad (Ap. 2:13),
pero solo Dios puede morar dentro del creyente (1 Jn. 4:4); puede hacer acusaciones
personales y difamar (Ap. 12:10), pero Cristo es el abogado del creyente, a la diestra de
Dios Padre (1 Jn. 2:1), e intercede de continuo por aquellos que creen (Ro. 8:33-34; He.
7:25). Ningún poder de Satanás, por grande que sea, apartará al verdadero creyente del
amor de Dios (Ro. 8:35-39). Satanás es fuerte (Lc. 11:21), pero Cristo lo es más (Lc.
11:22).
En ocasiones, Dios incluso limita el poder de Satanás (Job 1:6-12; 2:1-6). Cristo
rechazó su poder y su autoridad (Mt. 4:1-11) y sanó a los oprimidos por el diablo (Hch.
10:38). Pablo fue empoderado para esclarecer la mente de los incrédulos para que
pudieran convertirse “de la potestad de Satanás a Dios” (Hch. 26:18). Los creyentes
pueden vencer su poder (Stg. 4:7; 1 Jn. 2:13-14). En última instancia, el poder del diablo
será revocado permanentemente (1 Co. 15:24; Ap. 12:9-10; 20:1-3, 7-10).
Caída de Satanás.
La caída de Satanás se describe en Ezequiel 28 y en Isaías 14. Satanás fue
expulsado de la presencia de Dios por su pecado (Ez. 28:16). La razón de su caída fue
el orgullo, su corazón se enalteció por causa de su belleza y se corrompió su sabiduría
(28:17). La declaración indica que Satanás debió tener un rango de muchísima altura
que lo condujo a sentir orgullo. Isaías 14:12-14 describe en mayor detalle el pecado.
Las cinco veces que habla en primera persona sobre lo que haría enfatizan su pecado
(14:13-14). Deseaba entrar a la misma presencia de Dios y usurpar el trono de Dios por
encima de los otros ángeles. Quería ser semejante al “Altísimo”. Por esa razón Dios lo
arrojó del cielo.
Responsabilidad moral de Satanás.
Satanás es una persona moralmente responsable ante Dios (Job 1:7). No tiene
libertad ilimitada, está subordinado y restringido por Dios.
Juicio de Satanás
Satanás cayó de su posición original exaltada. Satanás, como querubín elegido,
se llevó con él a un ejército de ángeles, posiblemente un tercio de ellos, cuando fue
arrojado del cielo (Ez. 28:16-17; Ap. 12:4).
La derrota final de Satanás se dictaminó en el Edén.
Dios le dijo a Satanás que tendría una victoria pequeña (“tú le morderás el talón”),
pero Cristo tendría la victoria grande por medio de la cruz (“te aplastará la cabeza”, Gn.
3:15, NVI).
Satanás quedó impotente debido a la cruz.
Cristo se hizo parte de la humanidad y con su muerte sustitutiva derrotó a Satanás,
haciéndolo con ello impotente en la vida del creyente. Tenía el poder de la muerte sobre
las personas, pero ese poder se destruyó con Cristo (He. 2:14).
Satanás será expulsado del cielo en la tribulación.
La expulsión del cielo (Ap. 12:13) es un acto de juicio y se refiere probablemente
al cielo de las estrellas, conocido también como el segundo cielo (no la presencia de
Dios).
Satanás será atado en el abismo por mil años.
Cuando Cristo regrese en triunfo, Satanás será atado y arrojado al abismo por mil
años; ya no será capaz de engañar a nadie en la tierra durante el milenio (Ap. 20:2-3).
Finalmente, Satanás será arrojado al lago de fuego.
Al final del milenio Satanás será liberado y ahí engañará a muchas personas,
liderará una rebelión contra Dios, será derrotado y finalmente arrojado al lago de fuego
por toda la eternidad (Ap. 20:7-10).
Origen de los demonios.
Hay varias teorías sobre el origen de los demonios. Los cristianos deben
evaluarlas todas a la luz de la Biblia.
a) Espíritus de personas malvadas ya muertas.
Éste era el punto de vista de Filón, Josefo, algunos escritores cristianos de antaño
y de los antiguos griegos. Según las Escrituras, esta teoría es falsa, porque las personas
malas están en el infierno desde que murieron (Lc. 16:23).
b) Espíritus de una raza pre-adánica.
Tal teoría tiene su base en la “teoría de la brecha” de una creación original en
Génesis 1:1, la rebelión y caída de esa raza originalmente creada entre Génesis 1:1 y
1:2 y el caos resultante. Génesis 1:3 describe la recreación. La creación original, la
humanidad que cayó, es ahora la que compone los demonios. El problema con esta
perspectiva es que depende de una creación de la humanidad anterior a Génesis 1 y 2,
y no hay evidencia bíblica para ello. Más aún, Romanos 5:12 deja claro que fue a través
de Adán, y no de alguna criatura anterior, que comenzaron las condiciones de pecado y
muerte en el cosmos.
c) Descendientes de ángeles y mujeres.
Esta teoría se basa en la sugerencia de que los “hijos de Dios” en Génesis 6:2
eran ángeles que vinieron a la tierra, tuvieron relaciones con “las hijas de los hombres” y
produjeron una descendencia resultante en los nefilim (Gn. 6:4), que eran demonios.
Esta teoría presenta varios problemas. La sugerencia de que “hijos de Dios” se refiera a
los ángeles no es tan fuerte; no era una unión sexual poco natural, pues la frase “tomaron
para sí mujeres” se refiere a una relación matrimonial, nunca a un acto de relación sexual
ilícita.[17] Además, nada indica que los nefilim fueran demonios; más bien,
probablemente fueron “valientes” o “varones de renombre”.
d) Ángeles caídos no encarcelados.
Éste es el punto de vista preferible y la sostienen Hodge, Strong, Morgan,
Gaebelein, Unger y otros. Enseña que cuando Lucifer se rebeló contra Dios, cayó de su
lugar prominente y se llevó con él a un ejército de ángeles de menor rango. Lucifer, ahora
llamado Satanás, es el “príncipe de los demonios” (Mt. 12:24). Mateo 25:41 también se
refiere a “el diablo y sus ángeles”, lo cual podría hacer referencia a sus demonios; lo
mismo sucede en Apocalipsis 12:7, donde se menciona al “dragón y sus ángeles”.
Las Escrituras indican que hay dos grupos de ángeles caídos. Un grupo son los
demonios que están libres y activos en el mundo. El otro son los ángeles que están
atados y encarcelados. De algunos se dice que están encarcelados en el tártaro
(traducido “infierno” en 2 P. 2:4) por causa de algún pecado enorme (hay quienes lo
relacionan con Génesis 6 y su sugerencia de que “los hijos de Dios” eran ángeles). Judas
6 se puede referir al mismo encarcelamiento. Otro grupo de ángeles caídos está
confinado en el abismo (Lc. 8:31; Ap. 9:2). “Aparentemente eran demasiado depravados
y perniciosos como para permitírseles deambular por la tierra”.[19] Apocalipsis 9 indica
que estos demonios serán liberados durante la tribulación para afligir a quienes no
tengan el sello de Cristo en su frente (Ap. 9:3-11).
Bibliografía:
Teología Sistemática un estudio profundo de la doctrina Bíblica.
John MacArthur y Richard Mayhue, Editorial Portavoz .
Satanás y su evangelio.
Arthur Walkington Pink.