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LUIS PARDO, DE BANDOLERO A HÉROE POPULAR

Telmo Luis Pardo Novoa, nació en Chiquián, capital de la provincia de Bolognesi (Ancash -
Perú), el 19 de Agosto de 1874, descendiente de una familia de abolengo, hijo primogénito de
don Pedro Pardo Zorrilla hacendado de Pancal, subprefecto de la provincia de Cajatambo y de
doña Paula Novoa. Desde su corta edad, puso en práctica los valores inculcados en el seno
familiar, el amor hacia los desposeídos era su prioridad, mostrábase generoso con todos y
nada codicioso ni egoista, solía ser solidario, compartía lo que tenía, secundaba a los
menesterosos y obraba con calidad humana. Sus primeros años de estudio lo realizó en su
tierra natal Chiquián y posteriormente viajó a la ciudad de Lima para seguir estudios
secundarios en el colegio Nuestra Señora de Guadalupe.

A los 11 años de edad quedó huérfano, su padre falleció producto de una venganza política, el
gobierno de ese entonces encubrió el delito, Asume la tutela su abuelo paterno, conocido
como el “Demonio de los Andes” por sus diversas incursiones y expediciones de lucha por su
Patria. Apoyó en todo momento al “Brujo de los Andes” Andrés Avelino Cáceres cuando arribó
a CHIQUIAN después de la derrota de la Batalla de Huamachuco. Ya mayor de edad, asume la
administración de la hacienda de Pancal, el cambio es notorio a diferencia de los grandes
terratenientes que explotaban a sus criados, él hace cumplir los derechos de igualdad,
retribuyendo su trabajo. Los días de descanso solía reunir a sus trabajadores para enseñarles a
leer y escribir, orientaba reglas de urbanidad, como la puntualidad, orden y limpieza, de lo
contrario no permitía que ingresen al círculo de estudio, todos eran tratados con el mismo celo
e interés de un verdadero padre, en las fiestas hacía partícipe de su alegría a los demás, sean
familiares, amigos o criados.

LUIS PARDO, multifacético, locuaz en su conversación, amante de la lectura, músico,


compositor, audaz, excelente jinete, fabulosa puntería con las armas, coleccionista de rifles,
carabinas y escopetas, en las fiestas patronales se lucía como el mejor torero. Era elegante,
temperamental, voluble en el amor, correcto, de rostro casi perfecto, lucia sombrero jipijapa a
la pedrada, pañuelo en el cuello, poncho chiquiano de lana de alpaca, polainas de cuero hasta
la rodilla, correa ancha de cuero con diversos bolsillos donde llevaba libras esterlinas, siempre
portaba su arma de fuego para defenderse de sus enemigos y de aquellos que usaban su
nombre para asaltar a ganaderos y terratenientes, su amigo inseparable fue su caballo
“Duque” color lucma.

A los 17 años contrajo matrimonio con Julia Ramírez, mujer de armas tomar y virtuosa del
arpa, con quien no tubo descendencia, el amor de ambos se desvaneció y posteriormente a los
25 o 26 años se enamoró de Zoila Tapia una joven de belleza silvestre, a la que raptó y amó
con delirio. Zoila murió de sobreparto y a ella está dedicada "El Canto de Luis Pardo", conocido
como la “ Andarita”. Luís Pardo buscó la justicia social, se reveló contra los abusos, las
injusticias que se cometían contra el pueblo, en esa época reinaba la dominación, la
explotación del hombre por el hombre, la marginación y la exclusión de parte de los
hacendados, ganaderos y dueños de las minas, fue un libertador de la opresión. No tomaba los
bienes de los ricos hacendados en forma furtiva, sino de manera directa y pública para
satisfacer las necesidades de los pobres; es decir, les daba lo que en realidad les pertenecía. En
muchas ocasiones pagó su deuda días después a los comerciantes y ganaderos honrados. Es un
personaje histórico y legendario que ha trascendido en el tiempo por sus hazañas, anécdotas y
contribución hacia los mas necesitados, se ganó el apoyo y cariño del pueblo, que vieron en él
a un protector de pobres y desamparados, un aguerrido y valiente chiquiano que ofrendó su
vida en busca de una causa: la “justicia social”. Realizó un corto viaje a Chile, en octubre del
1906, por las múltiples acusaciones y persecuciones que se le atribuía. En su lejanía ocurrieron
crímenes, robos y vandalismos.

El 5 de enero de 1909 a los 34 años de edad, Luís Pardo termina airoso con su vida, como los
caballeros indomables tras una larga lucha lanzándose al rio Tingo, cuyo puente hoy lleva su
nombre, cerca del pueblo de Cajacay - Bolognesi (Ancash - Perú), al verse atrapado en una
emboscada de implacable cacería con aproximadamente 200 hombres, entre gendarmes y
terratenientes, es acribillado injustamente. Sus restos yacen en el cementerio de Chiquián en
cuya tumba destaca una escultura labrada en duro granito que representa a una mujer que
simboliza la caridad.

Compilación: Winston W. Guillén Giraldo

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