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Cuando decidimos ir a la playa, pensamos que sería un viaje tranquilo y relajante.

Pero
no contábamos con que todo saldría mal desde el principio. Primero, el coche se averió
en medio de la carretera, y tuvimos que esperar horas a que viniera la grúa. Luego, el
hotel que habíamos reservado resultó ser un tugurio infestado de cucarachas, y tuvimos
que buscar otro alojamiento a última hora. Después, el tiempo se puso feo, y no pudimos
disfrutar del sol ni del mar. Por si fuera poco, nos robaron las toallas, las gafas de sol y el
protector solar, y nos quedamos sin nada. Y para colmo, nos intoxicamos con unos
mejillones que comimos en un chiringuito, y pasamos el resto del viaje en el baño. Fue el
peor viaje de nuestra vida, pero al menos nos reímos mucho. Cuando decidimos ir a la
playa, pensamos que sería un viaje tranquilo y relajante. Pero no contábamos con que
todo saldría mal desde el principio. Primero, el coche se averió en medio de la carretera,
y tuvimos que esperar horas a que viniera la grúa. Luego, el hotel que habíamos
reservado resultó ser un tugurio infestado de cucarachas, y tuvimos que buscar otro
alojamiento a última hora. Después, el tiempo se puso feo, y no pudimos disfrutar del sol
ni del mar. Por si fuera poco, nos robaron las toallas, las gafas de sol y el protector solar,
y nos quedamos sin nada. Y para colmo, nos intoxicamos con unos mejillones que
comimos en un chiringuito, y pasamos el resto del viaje en el baño. Fue el peor viaje de
nuestra vida, pero al menos nos reímos mucho.

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