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Relatos

Hiperbreves
Título: Relatos Hiperbreves
1ra Edición: Enero de 2021
ISBN: 978-958-8419-16-9

Comfenalco Quindío

Director administrativo:
José Fernando Móntes Salazar
Subdirector de educación:
Ariel Arias González
Coordinadora de Biblioteca:
Marisol Artunduaga Claros
Coordinación editorial:
Ariel Arias González
Marisol Artunduaga Claros
Cristian Andrés Ocampo T.
Diseño y diagramación:
Esteban Panesso Restrepo
Corrección de estilo:
Beatriz Isaza Jaramillo

Queda estrictamente prohibida la reproducción parcial


o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento,
sin autorización escrita de los titulares de la publicación,
bajo las sanciones establecidas en las leyes.
PRÓLOGO

Para Comfenalco Quindío ha sido siempre un motivo


de inmenso orgullo reconocer y visibilizar el talento
literario que existe en nuestro departamento y que
evidencia los grandes valores intelectuales, creativos,
estéticos y humanos que posee NUESTRA GENTE.

Por eso el área de Cultura y Bibliotecas tiene el


gusto de presentar en esta primera edición las obras
creadas por los ganadores y finalistas del Concurso
Departamental de Relatos Hiperbreves, que
fue realizado entre julio y septiembre del año 2019.
Esta versión compila los 56 mejores cuentos elegidos
por el jurado entre 562 que participaron, y que
corresponden a personas de todo el departamento.
Es oportuno resaltar la gran acogida del concurso y
el interés de los quindianos por la literatura.

Para nuestra entidad es gratificante saber que niños,


jóvenes y adultos se motivaron a responder ante
esta iniciativa de la Caja, que busca ser cómplice de
aquellos que poseen pasión por la escritura. Fue un
concurso abierto a todo público y de temática libre,
en el cual las personas pudieron proponer diversidad
de historias fantásticas, irónicas, melancólicas,
infantiles, urbanas, de suspenso, entre otras, que
generaron gran riqueza y pluralismo.

Aparte de su brevedad material, se trata de grandes


cuentos. Son originales, bien escritos y reflejan el
enorme talento de personas comunes y corrientes:
escritores anónimos, estudiantes, madres de familia,
profesores, ingenieros, jubilados, entre muchos
seres humanos, que tienen en común el amor por las
letras. Con ello alcanzamos también uno de nuestros
objetivos como organización: contribuir al desarrollo
cultural del departamento en el largo plazo,
generando espacios para que todas las personas,
independientemente de su origen social o lugar
de residencia, puedan expresar su punto de vista a
través de una manifestación artística.

Tres promotores de lectura y gestores culturales


llevaron a cabo una primera selección de 267 cuentos
para la lectura de los tres jurados. Al final, Bibiana
Bernal, Jaime Lopera y Umberto Senegal tuvieron
la difícil tarea de escoger a los ganadores en cada
categoría; la calidad de los cuentos participantes
mereció un alto elogio de los tres escritores. Ahora
ofrecemos a los lectores este libro para que conecten
con la energía creadora que palpita en el Quindío y
puedan disfrutar de los cuentos que tienen entre sus
manos. Seguramente encontrarán entre sus líneas
entretenimiento y, sobre todo, un alto valor literario.

José Fernando Montes Salazar


Director Administrativo, Comfenalco Quindío
ACTA DEL JURADO

Los escritores Jaime Lopera, Bibiana Bernal y


Umberto Senegal, en calidad de jurados del I
Concurso Departamental de Relatos Hiperbreves
Comfenalco Quindío, dejan constancia de que, luego
de leer y analizar los relatos participantes en las
tres categorías propuestas por el certamen, deciden
por unanimidad otorgar el primer premio en cada
categoría a los siguientes cuentos:

CATEGORÍA ADULTOS

La pasajera

CATEGORÍA JUVENIL

Alados

CATEGORÍA INFANTIL

Tejiendo la felicidad
Respecto a los tres relatos ganadores, cuentan con
la estructura y los elementos que definen tal forma
narrativa, además de belleza y riqueza literaria.
Igualmente, el jurado seleccionó 53 cuentos finalistas
que, junto con los tres mencionados, integrarán el
libro antológico del concurso.

En general, se encontró gran calidad e imaginación


en los textos evaluados. Felicitaciones a los niños,
jóvenes y adultos participantes y ganadores. El
jurado celebra la convocatoria y hace reconocimiento
especial a Comfenalco Quindío por esta iniciativa,
con el ánimo de continuarla y consolidarla en
muchas versiones, puesto que, con espacios como
este, se motiva y se permite a varias generaciones
aproximarse a la lectura, a la escritura, y al universo
de los libros y la literatura, que tanto pueden aportar
a la vida escolar, social y cultural.

Esta deliberación se dio el día 3 de octubre de 2019,


en la ciudad de Armenia.
ÍNDICE

10 CUENTOS GANADORES

11 La pasajera
12 Alados
13 Tejiendo la felicidad

14 CUENTOS FINALISTAS. CATEGORÍA ADULTOS

15 Solo
16 Se me partió el machete
17 Amor en la aldea
18 Raíces
19 La puta
20 Cazadores de arcoíris
21 Colapso
22 El rancho
23 Concurso
24 Ella
25 Circo
26 ¿Amigos?
27 Cumpleaños
28 La visita del alcalde
29 Fantasmas de papel
30 Entre el cristal
31 Pétalos náufragos
32 Al fondo a la derecha
33 Ángela
34 Fenomenología
35 Ladrón
36 Circo en el pueblo
37 Discordia por un trozo de pan
38 Delirio
39 Mutación
40 Abuelos
41 Tres estudios gramaticales para un microrrelato minimalista
42 Nefelibata
43 La reina del parque
44 ¿Mi casa o la suya?

45 CUENTOS FINALISTAS. CATEGORÍA JUVENIL

46 Un cielo rojizo
47 El acertijo
48 La dulce voz
49 Reminiscencia
50 Sonambulismo
51 El chico de cabello rizado
52 El diablo está en los detalles
53 Rosas para Amanda
54 El tablero
55 Mancha de sangre
56 Depresión con olor a cigarrillo
57 Sangre y obra
58 Mi primer día
59 El despertador
60 ¿Dónde está el televisor?

61 CUENTOS FINALISTAS. CATEGORÍA INFANTIL

62 Devorar el mundo
63 Sufrir
64 El espíritu de papá
65 Primera y última vez
66 Historia de una feminista
67 Mi Luna iluminada
68 Cometa paleta
69 Pero sigo aquí
CUENTOS
GANADORES

10
CATEGORÍA ADULTOS

La pasajera

La soñó sentada a su lado, susurrándole aquellos


números: 666. Al ir al centro de la ciudad, jugó los
números en billetes de azar. Agregó un cero para
obviar algún augurio fatídico. Al salir de la casa de
apuestas, una explosión cercana lo dejó aturdido.
Subió al primer bus urbano que descendió entre
ruinas. Se ubicó en la única silla disponible. La
mujer de al lado lo miró triste, notó su miedo y dolor.
Observó que ella sangraba, bajo su abrigo negro.

—¿Se nota verdad? Todos morimos. Usted también


tiene cara de muerto, dijo ella.

Carlos Fernando Gutiérrez Trujillo


53 años

11
CATEGORÍA JUVENIL

Alados

—¡Mira allá! —exclamó la chica que se encontraba al


borde del muro, a punto de caer.

—¡Elena, por favor baja! Aún podemos estar juntos


—dije mientras intentaba acercarme lentamente.

—¿Acaso no lo ves? Soy un hada.

—Elena, por favor… baja, ¿sí?

—Mmmm… hagamos un trato, ¿vale? Yo bajaré si


prometes creer en mí y no destruir mis alas.

—¿Y por qué no subes, mejor? Vamos, yo te sostendré.

Aquella noche, bajo el alba de la luna, dos cuerpos,


una misma tragedia en el fondo del cañón.

Samantha Buriticá Cañas


15 años

12
CATEGORÍA INFANTIL

Tejiendo la felicidad

En Uribía, municipio de la Guajira, Colombia, existía


una niña llamada Wanta, integrante de la cultura
Wayúu, distinguida por sus hermosos tejidos de
mochilas. Wanta un día quiso tejer no una mochila
más, sino que quiso tejer un perrito, lo hizo con
colores muy vivos: azul, verde claro, rosa y amarillo,
que era su color preferido por ser como el sol. Lo hizo
con mucho amor y lo rellenó con tan solo un poco de
arena, se durmió cansada, y al despertar, su perrito
estaba ladrando al lado de su chinchorro, lo llamó
Felicidad.

Juan José Ríos Pérez


11 años

13
CUENTOS
FINALISTAS

CATEGORÍA ADULTOS

14
Solo

Camila se adelantó a mí a sus veinte años. Repito la


melodía «…cómo poder aparentarlo si no lo puedo
ser…» venció los apegos y la fe de seres queridos;
ahora seré el suicidio número 33 que publiquen
los periódicos repitiendo acciones institucionales
estúpidas que no nos cambian de parecer; lo
fundamental es que nos sobreponemos a TODO, sin
escondernos en aparentes proyectos de vida exitosos.
Este valor de ver el otro ahí ya sin aliento y los demás
a medio luto preguntándose el porqué, ahora yo me
inventaré un mundo de paz más allá de este país de
mierda.

Martha Alexandra Garzón Gutiérrez


52 años

15
Se me partió el machete

Antes de que se despertara el alba, mi papa me


despertaba a mí, y mientras terminaba su chicote le
rogué que me prestara su nuevo machete; al fin lo
conseguí, y mientras cortaba la maleza apareció una
piedra improcedente, ¡se me partió el machete!

Recordé aquella lima oxidada puesta en el alfeizar,


que me ayudaría a disimular la punta partida.

Todo el día estuve afilando, desbastando y puliendo


hasta sacarme ampollas, y así conseguí un machete
casi intacto de manera artesanal, que mi viejo al
llegar no pudo desemejar, aunque nunca se explicó
por qué la funda era más grande.

Luis Alberto Ramírez Castellanos


26 años

16
Amor en la aldea

—¿Por qué me dejas? —preguntó ella.

Y el hombre, conmovido, dijo:

—Te extrañaré, negra.

Él se fue a explorar, ¡cuántas noches en vela!


Pensando en su negra y negándose a regresar de esta
desventura, sin nadie a quien besar.

«Solo ella me sabe acariciar, y solo ella me sabe


preparar la sambumbia que me gusta», pensaba el
negro, con sollozos.

Al fin él regreso, la buscó con afán; viéndola de lejos,


su corazón se sobresaltó, su estómago se apretó, y
con un abrazo, y muchos besos, el negro le prometió
nunca volver a alejarse de ella.

Luis Alberto Ramírez Castellanos


26 años

17
Raíces

La planicie se viste del amarillo otoñal de un guayacán


enamorado. Su savia pertenece a una palma de cera,
pero ella aún no se ha enterado. Para confesarle su
amor, pide a su emisario orejiamarillo le lleve un
presente: un gajo de sus ramas y una carta expresan
lo que su corazón siente.

Al regreso, un ramillete de semillas y una súplica ante


la posibilidad de morir: «Este amor está condenado
al fracaso a menos que ayudes a mi bosque a subsistir,
desde allá defiende esta tierra a mi lado. Aún en la
distancia, nada destruye dos corazones unificados».

César Fernando Duarte Cote


33 años

18
La puta

Conocía todos los bares y moteles de París, las esposas


la habían encontrado en la cama matrimonial, se
había acostado con el alcalde, incluso les quitaba la
virginidad a los estudiantes de sistemas, era tan puta
que ni el himen se le había roto.

Tatiana Buitrago Naranjo


19 años

19
Cazadores de arcoíris

Salieron hacia la hierba aún mojada por el rocío.


En silencio se acurrucaron a esperar a que saltaran
para agarrarlos con ambas manos. Nikolás fue el
primero en gritar: «¡Lo tengo!». Anna se acercó
con un frasquito de mayonesa donde depositaron a
su primer grillo de siete colores. A las 10:00 a. m.,
cuando las chispas del sol iluminaron el frasquito
multicolor, decidieron acostarse a contemplar sus
chapulines; de pronto, la lluvia los sorprendió y
supieron que debían soltarlos. Desde ese entonces el
arcoíris aparece después de la lluvia y es tan incierta
su ubicación como el salto de un grillo.

Katty León Zuluaga


36 años

20
Colapso

Y así, después de haber escrito un par de páginas,


de su lapicero empezó a salir tinta invisible... El
desteñido escritor estaba perdiendo la memoria.

Rodolfo Hincapié Mesa


49 años

21
El rancho

Por la vereda el Rancho del municipio de Altamira,


Huila, el abuelo Manuel, en medio de la soledad
saturada de recuerdos, caminaba cerca a la orilla del
río Suaza. Aprovechaba el atardecer para escribir
estrofas y leer al poeta Rafael Pombo.

Una tarde desafortunada, un vendaval que lo arrastró


varios metros le cambió la vida. No volvió a leer ni a
escribir. La naturaleza lo despojó de su sonrisa, uno
de sus escritos decía:

«Mirando el ocaso atardecer y el azul que se esconde


a lo lejos, camino lento hacia mi soledad, en busca de
recuerdos y una nueva vida».

Gilberto Zuleta Bedoya


68 años

22
Concurso

Huyo del escritor. La huida comenzó el día que


se enteró del concurso. Lo veía hacer y deshacer
borradores, pero no llegaba conmigo a ninguna parte.
Antes de dormir me llevaba a su subconsciente; allí
viví situaciones de pesadilla: crueldad, aberración,
sacrificio, odio, vergüenza, y cuantos caprichos se
apoderaban de su mente. Yo era un pobre personaje,
sin características físicas, ni emocionales. Ni siquiera
tenía nombre.

Por eso me declaro libre, me rebelo.

Voy a escribir que me llamo Don Nadie, y bajo


seudónimo participaré en el concurso.

¡Y vaya sorpresa para los dos si gano!

Luis Carlos Vélez Barrios


68 años

23
Ella

Nueve noches y el paisaje el mismo con su aparente


calma; pero el reflejo del ventanal delata los
movimientos de la ciudad blanca que no duerme;
los de blanco, a prueba de fe custodian esa prisión
voluntaria. La cordura parece perderse con el vital
rojo y cada gota llama a la eternidad. Ella sonríe;
la contemplo, la huelo, rodea en mi respiración,
descansa a mi lado, me cobija su frío y también su
paz... Se tomó su tiempo, se regocijó en mi regazo, y
luego de anclarme su fuerte mirada decidió que no
estaba preparada para irme con ella.

Ingrid Rodríguez Idrobo


39 años

24
Circo

Mientras el fuego devoraba todo, recordó sus


comienzos. Como otros, sus artistas y animales
sobrevivieron visitando pueblos perdidos en la
sierra, abandonados en la ciénaga o desaparecidos
en la selva. Luego vinieron las temporadas de
bonanza económica, cuando contrató al mago con
el truco asombroso de las rosas rojas. Sacaba una
de la chistera y con el movimiento danzante de sus
manos comenzaba a multiplicarlas hasta llenar
de flores el escenario. Lástima que aquella tarde,
durante su ensayo, hubiera confundido el rojo de su
rosa con la llama trémula que exhaló por última vez
el tragafuegos.

Enrique Álvaro González


63 años

25
¿Amigos?

—Su habitación es la doscientos tres. —Gracias.


—¿Él viene con usted? —Sí, es mi acompañante.
Ella no disimulaba su mirada coqueta.
—¿Le gusta?. —¿Quién?
—Mi compañero. —Sí. Amo sus grandes ojos miel.
—Es marihuanero.
No respondió.

Nunca le dije que yo lo inicié en el vicio, ni que


veníamos de la sierra, que allí cultivábamos la mata
maldita, que hacía tres días habíamos decidido dejar
todo atrás.

Hoy pasé por la veterinaria, vi un can de ojos color


miel y recordé a Cuscus, mi perro, mi amigo, mi
compañero que dejé en aquel hotel.

Teresita Betancourt Orozco


56 años

26
Cumpleaños

Margarita abrió sus pétalos y se vistió de primavera…


Eran las diez de la mañana cuando se transformó en
ángel y subió al cielo.

Jhon Henry Cardona Ramírez


49 años

27
La visita del alcalde

Existía un caserío tan olvidado por los gobernantes


de turno que sus pocos pobladores al abandono se
habían resignado.

Hasta que uno de ellos le dijo a otro:


—Debemos hacer algo, o moriremos.
—¿Y qué haremos? —preguntó este último.
—Anunciaremos que nos visitará el señor alcalde
—respondió el primero.

Tres días después, todos los moradores del caserío


aguardaban en la plaza; mas cuando todo parecía
una farsa, repentinamente apareció el alcalde.
¡El promotor de la iniciativa y su cómplice se
sorprendieron!, y sobre todo cuando el burgomaestre
les dijo: «¡Apenas supe de ustedes, quise conocerlos!».

Homer Rodney Díaz Corredor


50 años

28
Fantasmas de papel

En un litoral vivía un individuo de papel, y a juzgar


por sus miedos, se escondía del viento, del agua y del
fuego. Acabándose el día, sintió que debía enfrentarse
con su suerte; entonces se hizo a la mar en un navío
con dos remos. Adelantado, quiso volverse para
atrás; pero pensó: «De cualquier modo, moriré…».

Mar adentro, el viento sopló tan fuerte que una ola


impetuosa al navío embistió. ¡Este individuo moría,
sin salvación…! Hasta que el viento, la humedad
y el sol lo revivieron. Y, envalentonado, pregonó:
«¡Ignoro dónde estoy; pero soy libre!».

Homer Rodney Díaz Corredor


50 años

29
Entre el cristal

Cuando mamá se miró al espejo con su nueva peluca,


ingenuamente sonrió vanidosa. Seis meses después,
en la clínica, tarareaba un villancico, y dijo:

—¡Espero el milagro! —apretó mis manos y, sonriente,


cerró los ojos.

Transcurrieron diez años, el espejo recogió su rostro,


era él, impotente observó su color ahuyama; ¡cuatro
meses!, ¡qué coincidencia!, intensamente se aferró a
mi mano, sollozó:

—¿Estás lista? Entonces… ¡vamos!, —y avanzó con


mi último beso.

Olga, mi amiga, vive lo mismo; admiro su nuevo


look…, ciñe el lazo rosado en su cabeza; apacible
espera, mientras Benedetti narra La Tregua.

Myriam Zuleta Valencia


55 años

30
Pétalos náufragos

La casa era grande porque vivíamos muchos. Tenía


cinco habitaciones que compartíamos, corredores
llenos de verde, una cocina anchísima, donde
siempre olía a madera, un patio de tierra silencioso
como una orquesta, una sala rebosante de palabras y
un comedor que no descansaba.

Además, había un tanque que cada noche se llenaba


de flores que mi abuela recogía del jardín para
adornar los mesones. Esas flores que flotaban al
sereno dejaban olores tiernos y pétalos náufragos en
el agua que después sería usada para los primeros
baños del día. Por eso, creo yo, mi madre olía a flor.

Diego Alejandro Giraldo


24 años

31
Al fondo a la derecha

Adán y Eva acaban de conocerse en las redes sociales,


se citan y se encuentran en una cafetería del centro.
Piden néctar de manzana. Saben que no tienen
mucho tiempo, esto facilita la toma de decisiones. Se
van a un motel que está en las afueras del pueblo, El
Edén. Entre las dos cabelleras plateadas suman más
de cien años. Ya en la pieza de los espejos, hermosos,
rebosantes de vida, no sabrían decir cuál Dios los
ha convocado. Sienten que en el universo sólo están
ellos. Y por primera vez vuelven a ser eternos.

Jaime Alberto Castaño Mora


61 años

32
Ángela

A las diez de la noche, luego de disfrutar de un día


de campo, Ángela acompañó a Eloísa al cuarto de
huéspedes y se despidieron.

Una hora después, Eloísa sintió un relincho, corrió


hacia la ventana, vio a Ángela envuelta en una bata
blanca que ondeaba al galope de un caballo. ¿Para
dónde iba a aquella hora? Nerviosa, fue a su cuarto.
Llamó, nadie respondió. Abrió la puerta y con
asombro vio a su amiga dormida. Comprendió que el
miedo le había jugado una mala pasada.

Yolanda Jurado Rojas


64 años

33
Fenomenología

Me sentía prisionero en la pequeñez de este cuerpo. A


punto de reventar, como el delantal de La peluquera
de niños, de Evelio Rosero, por la fuerza de sus
carnes; en mi caso, por la exuberancia de mi espíritu.
Mi espíritu se volvió de ojos saltones, como los del
calamar gigante, para observar todo. Orejón, como
los duendes, para escuchar los sentimientos ocultos.
De brazos largos, como tentáculos de pulpo, para
abrazar el alma de quienes amaba.

Pero todo fue fatiga, irritabilidad, ronquidos, falta de


respiración. Mal de espíritu, me diagnosticaron.

Disparé, fue lo justo para vencer lo humano.

Nohora Cecilia Salazar Arbeláez


66 años

34
Ladrón

Los caprichos del príncipe heredero eran órdenes en


el castillo. Su vida cambió la tarde en que cabalgó por
el campo, vio los naranjales bordeando el camino y
quiso tomar la más jugosa. Preguntó por el dueño
del naranjal, y los vasallos respondieron: «Son suyas,
Majestad».

«Llévenme a una huerta ajena. Quiero experimentar


una emoción extraña», ordenó.

La cabalgata se prolongó; meses después llegó a un


rancho protegido por la sombra de un naranjo. De
repente saltó la cerca, tomó una naranja.

Tendido, con una bala en la pierna, vio el humo del


arcabuz asomado en la ventana.

Luis Carlos Vélez Barrios


68 años

35
Circo en el pueblo

En aquellos días nadie iba al viejo circo del pueblo,


con su carpa rota, perros desnutridos y payasos
tristes, hasta que el payaso Turbolini se inventó un
monólogo para relucir los chismes del pueblo. La
multitud volvió al circo.

Una noche Turbolini, pasado de copas, habló de


más, temas tales como los romances clandestinos
del teniente de policía, malos manejos de dinero del
alcalde, las borracheras del cura, entre otros; la turba
enfurecida se fue contra el payasito, que tuvo que
huir y a lo lejos ver la carpa del circo en llamas.

Julián Andrés Botache Beltrán


33 años

36
Discordia por un trozo de pan

Caía la tarde sobre el puente Caicedo. Un hombre


andrajoso salió por un hueco del caño. Se le veía
vociferar y palmotear acaloradamente como si
estuviera ebrio. A duras penas lograba sostenerse
en pie, y saltaba de un lado a otro como jugando
gambetas. Discutía por un trozo de pan que alguien
había tirado bajo el puente. Su contrincante no cedía
espacio y ambos lanzaban puñetazos al aire. Hasta
que, agotado, el mendigo abandonó su lucha cuando
el sol ya no producía sombra alguna.

Lilia Magdalena Osorio Mejía


62 años

37
Delirio

—Que no estoy loco —se repitió a sí mismo. Parecía


muy seguro, pues ya lo había conversado con la
figura que veía en el espejo, y ambos habían llegado a
la misma conclusión.

Laura Juliana Palacio Ramírez


22 años

38
Mutación

Tendido cara al suelo, Grr no hacía señas, ni su


boca gruñía, y los brazos colgaban sin fuerza. Arrg,
recordando que las fieras abandonan a los de la
manada que dejen de moverse, comparó con lo que
experimentaba al lado de su amigo y se supo diferente.
Grr no caminaba desde la lucha con la última fiera. Su
rostro no tenía color, ni sus ojos, brillo; pero no quiso
dejarlo ahí para que otros animales se lo comieran.
Entonces, confirmando su diferencia, comenzó a
enterrar a sus muertos, y el simio se hizo hombre.

Enrique Álvaro González


63 años

39
Abuelos

Gracias por asistir a mi cumpleaños 95, dijo el abuelo,


y contó esta historia. A los ocho años el abuelo me
trajo de la finca a la ciudad; la niebla impedía ver; por
senderos imposibles llegué agarrado a la cola de una
mula. Escuché del gusano negro gigante que salía con
oro de su enorme cueva. Fui hasta la entrada para
verlo: un solo ojo, echando candela y humo. Durante
una semana no salí, hasta cuando mi abuelo llegó con
la foto y me señaló con el dedo: mijito, esto se llama
tren.

Guillermo Salazar Jiménez


71 años

40
Tres estudios gramaticales para un
microrrelato minimalista

I
Punto final.

II
. Punto Final

III
Punto final
.

Nancy Ayala Tamayo


62 años

41
Nefelibata

Cualquier noche de insomnio oscura y silenciosa


comenzó a involucrarse en un onirismo desconocido.
Divagaba entre nubes recordando los sucesos que
habían marcado su existencia. Sentía que cada nube
escalada era un peldaño de su historia. El zapatazo
de su santa madrecita por haber llevado su libreta de
calificaciones más roja que pimentón.

Su primer beso escondido y sus consecuencias:


Alberto lo bautizaron, las lágrimas al conocer el mar,
un nevado, y su pequeñez ante el universo, su primer
baile, el amor, el desamor, el olvido, lo corta que es la
vida y el estrés de resumirla en cien palabras.

Orlando Mateus
67 años

42
La reina del parque

—Corré, Manolo, los tombos vienen.

Salió corriendo, tiró la cartera al río, había estado


sentada en la banca roja del parque esperando que
algún cliente al menos le ofreciera un cigarrillo.
Los paquetes que llevaba consigo no podía mirarlos
porque no tenía cómo pagarlos y estaba esperando
que llegaran por eso. Se le quebró un tacón, el tobillo
no respondió y quedó destrozada en la orilla de la
carretera antes de cruzar a casa de mamá Carlota, los
tombos la alcanzaron y con tres balas acabaron con la
reina del parque, mientras decían: Ahí tenés maricón
y periquero de mierda.

Bryan Leandro Hernández Arroyave


27 años

43
¿Mi casa o la suya?

Mi casa es un mundo de dinosaurios, carros miniatura,


tractores amarillos, rinocerontes verdes, títeres de
abejas rotos, patos chillones perseguidos por perros
con nombre de frutas, triciclos parqueados en la sala,
maníes atascados entre las hendijas de las baldosas,
medias nonas regadas en el bolsillo de una mochila o
un pantalón. Dentro de todo, lo más común es sentir
un dolor agudo seguido de un ¡ay! gritado cuando
alguna ficha de arma-todo se entierra sin querer en
un pie.

Natalia Beltrán Idárraga


26 años

44
CUENTOS
FINALISTAS

CATEGORÍA JUVENIL

45
Un cielo rojizo

Ella corría hacia el elevador para llegar al séptimo


piso, aún llevaba su oso de peluche y esa rica chupeta,
cuando vio que él metió esa llave en su cerradura…, el
cielo rojizo empezó a llorar sangre y la intermitencia
de las estrellas perdió su fulgor, en ese momento
empezó a sonar la quinta corneta en esta primera
semana de abril, pero sin alguien con quien sacar
sus demonios afuera…, ella se marchitó junto a los
guayacanes... a pesar de que aún no llegue el frío del
otoño.

Daniela Medina Brito


14 años

46
El acertijo

Por medio de Acertijo creí que podía llamar su


atención, pero siempre me quedé esperando a que
los descifrara. Llegó el día que prometimos vernos,
el lugar era el fondo del salón de arte. Acertijo me
puso un acertijo que quería que yo resolviera, él bien
sabía que no lo iba a descifrar. Aquí estoy, y creo que
Acertijo no me encontrará.

Natalia López Garibello


16 años

47
La dulce voz

Son las once de la noche, conduzco por las calles


oscuras. Estoy yendo con mi hija hacia nuestra casa.
La carretera está callada y el viento frío que entra por
mi ventana me hace estremecer un poco.

Siento que mi hija me toca el hombro y escucho su


dulce voz que me dice: —«Te amo, papi».

Lo más gracioso es que yo ya no tengo una hija.

Cristian David Dávila Otálvaro


15 años

48
Reminiscencia

En una tarde calurosa de agosto me puse a jugar con


la arena, que al contacto de mis pequeñas manos se
sentía suave y resbaladiza.

Su aroma me llevaba a viajar a los lugares más


recónditos de mi infancia. Me transportaba a la casa
de verano de mi abuela, donde tanto me divertía. De
pronto pensé en por qué no habíamos vuelto a ese
magnífico lugar.

Recuerdo que un fuerte grito me sacó de mi


ensoñación:

—¡DANIEL! ¿Qué estás haciendo? Esas son las


cenizas de tu abuela —dijo mi madre. Yo ya la había
esparcido por todo el patio.

Damara Soto Vélez


16 años

49
Sonambulismo

Un aroma putrefacto a sangre en descomposición


penetra tus fosas nasales. Abres lentamente tus ojos
mientras vuelves al estado de vigilia e inspeccionas
la habitación fugazmente; decides bajar de tu cama.
Bajo tus pies descalzos yace una mano y tus dedos
sienten la viscosidad del fluido color vino que la
cubre, te paralizas.

Arrastras hacia ti el cuerpo para poder verlo con


detalle, reconoces a tu vecino, quien tiene un cuchillo
carnicero (con el que cocinas usualmente) clavado
justo en el pecho.

Agarras el mango y reconoces inmediatamente


la sensación que experimentaste horas antes. De
inmediato piensas: ¡Mierda! Fui yo.

Isabela Caro Sorzano


15 años

50
El chico de cabello rizado

Estaba en la playa. Mi cabello se movía con el viento,


de repente veo la figura de alguien acercándose,
no podía distinguir quién era, solo podía ver a un
hombre alto, delgado y de cabello rizado, se acercó
a mí, pero no supe quién era, aquel chico me miraba
con amor, susurró algo que no entendí, dio la vuelta
y se alejó, estaba confundida ¿Quién era? Necesitaba
saber que quería, decidí alcanzarlo para hablar con
él, corrí hacia él, cuando al fin lo alcancé cogí su
mano, él se dio la vuelta, me miro directo a los ojos y
desapareció.

Natalia Trujillo Carrillo


18 años

51
El diablo está en los detalles

Al final de su vida, mientras Carlos esperaba sentado


en su habitación a que la muerte tocase la puerta, su
mente se dispuso a recordarle todos los problemas
que había tenido. Divagando entre pensamientos
comprendió que el malo siempre fue él, y ahora lo
entendía todo, pero ya era demasiado tarde.

Una lágrima que bajaba por su mejilla le reconstruyó


cada frase, mentira y humillación pronunciada por
sus labios, y sus impedidos oídos escucharon un
susurro tenue del viento que decía «el diablo está en
los detalles». Se quedó atónito, y fijó su mirada en la
perilla mientras se giraba.

Mauricio Morales Bautista


17 años

52
Rosas para Amanda

Amanda es la mujer más feliz del universo, pues


cada fin de semana recibe una rosa de la mano de
su amado. Durante mucho tiempo se ha sentido
completamente afortunada, llegando a pensar que es
envidiada por muchas otras, pero el domingo pasado
su enamorado no llegó. Ella lloró y rabió hasta más
no poder, gracias a que el abandono le rompió su
corazón, pero tiene que ser comprensiva, pues todo
fue culpa de las remodelaciones que le están haciendo
al camposanto.

Mauricio Morales Bautista


17 años

53
El tablero

La dama de blanco se movía de manera coordinada,


pues en la guerra las estrategias para salvar la vida
son vitales. De repente, un gran caballo negro saltó
por encima de ella y acabó con el soldado aliado que
la resguardaba, ahora se encontraba rodeada y sin
salida. Sus enemigos eran muchos y sus energías
eran pocas, la reina fue capturada y lloré al no poder
protegerla como me había indicado el rey. Decidí
partir al día siguiente ante mi fracaso, eso sí, después
de tirar por el suelo el tablero de ajedrez.

Dowin Andrés Osorio


14 años

54
Mancha de sangre

Aquella noche me acompañaba el humo del cigarrillo


y mi cuerpo cubierto de sangre.

Daisy, es mi nombre, el cual he manchado. Con qué


cara iba a mirar al sacerdote Rodrigo, al hombre
respetable, el que se hacía llamar mi padre, quién
diría que su hija fuera una... ¡No soy una asesina!,
aunque maté a Lerner, él me juraba amor eterno, él
me traiciono, él era homosexual.

De repente, escuché la voz de aquel policía que


rompió el silencio: «Baja de ahí», y en un abrir y
cerrar de ojos sentí como el viento rozaba mi cuerpo
desnudo mientras caía.

Xiomara Zuleta Vanegas


15 años

55
Depresión con olor a cigarrillo

Olor a cigarrillo, la oscuridad de la noche, un gato y


la estática del televisor son mis únicos compañeros,
esta habitación es un desastre, y pensar que hace
dos horas mi casa estaba llena de mujerzuelas que
en mi corta o larga existencia había conocido. Hay
vómito por todas partes, vidrios rotos y uno que otro
charco de sangre… viejo, mi madre me matará, eso
diría si ella siguiera viva, bueno, al fin y al cabo, sólo
soy un vago que no ha logrado nada con su patética
existencia, así que me asomaré al balcón y fumaré un
cigarro más.

Sara Sofía Álvarez García


15 años

56
Sangre y obra

Se miró de nuevo en el espejo, tenía las manos llenas


de óleo, de nuevo esa sensación extraña que le había
perseguido toda la vida, sintió su piel convertida en
lienzo, era su hora, hora de su gran obra y última.

Volvió al estudio con la idea en las venas, agarro todos


sus oleos, pinceles y navaja. Fue al baño, desgarró
su ropa, entró a la ducha, pintó cada pedazo de su
piel. Por fin se sintió arte, y como era su costumbre
destruir los lienzos, agarró su navaja. Su sangre y la
pintura nunca fueron tan parecidas.

Mariana Marín Andrade


17 años

57
Mi primer día

En medio de mis piernas chorreaba la sangre espesa


e intensamente roja. Corrí donde mamá casi muerta
del terror; al instante ella sonrió.

Gritando le dije:
—¿¡Qué me pasa!?

Me respondió entre risitas:


—Tu aborto funcionó.

Nikolás Mondragón Cabezas


15 años

58
El despertador

Me encantan estos momentos, estoy jugando con


mis amigos, junto a la pradera, apreciando el azul del
cielo, pero… ¿Qué es ese ruido? ¿Un arma? ¿Otra vez
han venido a invadir la finca?, creo que es hora de
levantarme.

Juan José Carranza Arcila


14 años

59
¿Dónde está el televisor?

La abuela Irene se había muerto en el baño del hotel.


Lo peor de todo es que estábamos en Ecuador, de
vacaciones con toda la familia, incluyendo al perro
Borolas. No teníamos un peso más. El servicio
fúnebre nos costaría una millonada de regreso. El
tío Gabriel nunca había tenido una idea tan lúcida,
pasarla en una caja de televisor, no había de otra.

Descansando con tristeza en un paradero de


Colombia, me acuerdo de la cara de todos al regresar,
primero fue: ¿dónde está el televisor?, después: ¡se
nos robaron el tele, se nos robaron a la abuela!

Estefanía Ramírez González


18 años

60
CUENTOS
FINALISTAS

CATEGORÍA INFANTIL

61
Devorar el mundo

En un lejano país existía un dragón que quería


viajar por todo el mundo, pero él no podía hacerlo
porque no tenía tarjeta de crédito y tampoco tenía
un candado para cerrar la puerta de su castillo. Un
día salió a tomar el sol y encontró una manzana con
forma de mapamundi, le dio vueltas y observó con
detalle todo lo que en ella había. Al cabo de un rato se
animó y se la comió.

Ángelo García Bedoya


8 años

62
Sufrir

Hicieron un corte en su cuello, la sangre empezó a


brotar, era color carmesí y espesa; al público parecía
gustarle, empezaron a gritar: ¡Matadle!, ¡matadle!,
pero él suplicaba para que pararan. Abrieron las
puertas y soltaron a las fieras, quienes por su parte
empezaron a morderlo, desgarrarlo y lastimarlo, el
joven daba chillidos de dolor, la audiencia parecía
estar satisfecha, y sin más soportar el chico forzó
hasta romper las cuerdas que lo tenían atado, intentó
tomar a una de las bestias con sus manos, pero un
fuerte disparo hizo que el muchacho se desplomara
sin volver a despertar.

Verónica Gutiérrez Cangrejo


13 años

63
El espíritu de papá

Santiago es un niño que vive junto a su madre en una


propiedad a las afueras de Filandia, Quindío, en un
hogar muy pobre y humilde, pero con mucho amor.

Santiago todos los días corría por el bosque junto con


un guatín parlante. Sí, así es, hablaba, nadie creía
el hecho de que este pequeño animal hablara, pues
era científicamente imposible. Pero su madre fue la
única persona que siempre creyó en él, pues decía
que ese guatín con el que siempre jugaba y hablaba
era el espíritu de su padre ya fallecido, que prometió
siempre cuidar de su hijo.

Sara Espinosa Serna


12 años

64
Primera y última vez

La vi esta mañana por primera vez. Tenía su cabello


reluciente como una estrella y en cada momento
que veía el sol me acordaba de ella, sus ojos eran
azules como el cielo y nunca creí estar nervioso al
encontrarme enfrente de ellos. Iba caminando feliz
y despreocupada con su hermano, la miré a su rostro
angelical y ella notó mi presencia. Se asustó, salió
corriendo, se cayó y la perseguí. Ella se levantó y
siguió avanzando, cruzó la calle, pero en ese momento
nunca creí que fuera la última vez que la volvería a
ver.

Valentina Cañas Parra


12 años

65
Historia de una feminista

Yo, 8 años; fue la primera vez que escuche algo


machista. Yo, 13 años; empiezo a comprender las
estupideces dichas en aquella época. Yo, 16 años; vi
un anuncio en Instagram «feminista». Yo, 18 años;
soy feminista. Yo, 20 años; entiendo la falta de
seguridad que tengo. Yo, 23 años; voy a una fiesta el
día de mi cumpleaños. Yo, 24 años; no estoy, fallecí,
díganle a mi madre que no les crea, grité, lloré, y aun
así me violaron y mataron.

Si hay una sometida, no hay ninguna libre (correr la


voz).

Laura Camila Villa Pacheco


12 años

66
Mi Luna iluminada

En un lugar muy cercano a mi corazón, vive mi Luna,


mi mascota de color dorado, a veces grande, a veces
pequeña, pero siempre iluminada.

Un día en clase me enseñaron las formas de la luna y


desde allí empecé a imaginar a mi mascota brillando
por su color. Formaba una luna nueva porque no se
veía cuando se escondía, luna llena cuando tomaba
su baño y quedaba redonda, cuarto menguante
cuando se hacía pequeña, y cuarto creciente medio
iluminada cuando hacia una travesura.

Al final, mi Luna está en mi corazón, grande o


pequeña, pero siempre iluminada.

Ana Sofía Gómez Coquies


7 años

67
Cometa paleta

Yo quiero una cometa bien calientita, bien fina, bien


liviana, que huela a limón, que vuele y revuele con
harta piola y en forma de limón, que el viento en el
andén la levante por encima del techo de mi casa y
llegue hasta el techo del edificio más alto, hasta que
se acabe mi hilo y salga volando la cometa hasta las
nubes, después hasta el cielo y salga del planeta tierra
y llegue a los cometas del universo y se quede allá,
mientras yo me chupo una paleta verde de limón.

Diego Alejandro Villa González


13 años

68
Pero sigo aquí

Siento mi cuerpo putrefacto, debería estar muerto,


pero sigo aquí.

Sara Cadavid Palacios


13 años

69

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