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Empezamos con una pregunta: ¿debería estar la asignatura en el plan de estudios actual de
grado en filosofía? Evidentemente hay opiniones que diran que SI debería estar como
asignatura obligatoria sin ninguna duda. Frente a esta posición se propone que el tema de
"género" estuviera presente transversalmente en todas las demás asignaturas y no sólo en una
concreta. La mejor manera de estudiar cuestiones de género, según esta última posición, NO
es a través de una “tematización sustantivadora” (frase literal de Patricio) de la cuestión sino
más bien a través de varias asignaturas como la estética, la ética, etc.
Un autor del que hablará mucho en las clases, será Sigmund Freud. Se le caracteriza por su
frase famosa de que "las mujeres no pueden ser jueces pues carecen de super-ego".
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Asuntos que se tratarán en la asignatura:
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1. Feminismo filosófico y movimientos sociales
Esta es una pregunta “tronco”, es decir, a partir de ésta se derivan las siguientes:
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2. Feminismo y filosofía política
RESUMEN:
La filosofía política fue la primera en señalar los efectos reflexivos del feminismo como
movimiento social y como forma de pensamiento, y éste empieza a relacionarse con otros
movimientos sociales como el ecologismo y el pacifismo, más con el primero que con el
segundo. Esto se debe a que no todas las feministas han adoptado el pacifismo en todas sus
circunstancias, y es que no hay motivos para pensar que las mujeres, por el hecho de serlo,
deben proclamase como redentoras. De esta forma, es inadecuado el modo en el que el
llamado "feminismo cultural" articuló los significados de las llamadas "tres Marías: la Mujer,
la Paz y la Naturaleza". Este feminismo puede considerarse como un derivado del feminismo
radical de los años sesenta, cuya representante principal fue Shulamith Firestone. Es preciso
indicar la inestabilidad del feminismo radical americano debido a su radicalización de la ¡dea
de igualdad hasta el punto de proponer una neutralización de las diferencias sexuales
biológicas explotando las posibilidades de las nuevas tecnologías reproductivas. En este
contexto se distinguen dos modalidades de la cultura: la modalidad estética, que
correspondería al principio femenino; y la tecnología, propia del masculino. Esta bifurcación
firestoniana es explotada por el feminismo cultural, viéndose el feminismo como una cultura
que posee el principio de vida activador; una cultura biofílica, pacifista y ecologista, mientras
que el varón es vinculado con el principio de la muerte por el sentimiento de no producir vida
(inversión de la idea freudiana de la envidia del pene), lo que ha generado una cultura letal de
guerra, depredación de la naturaleza y opresión de "la Mujer". El feminismo cultural ha
podido converger así en alguna de sus orientaciones con lo que se ha llamado "lesbianismo
político": elección consciente de la homosexualidad al ser vista la heterosexualidad de la
mujer como forma de represión de ésta. Las críticas y reacciones al feminismo cultural no se
hicieron esperar, y se le ha recriminado que su estimación del "pensamiento maternal" (se
equiparan feminismo y pacifismo) es algo idealizado.
Como conclusión, podemos decir que el feminismo no surgió en los años sesenta, como a
veces parecen sugerir algunas voces, aunque en esta década cobra una potencia y unas
reflexiones características, muy condicionadas por la coyuntura histórica y un ambiente
ideológico muy peculiar. La primera oleada de feminismo tuvo lugar en la Revolución
Francesa, pues el feminismo es producto de ese complejo ideológico que es la Ilustración.
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3. Feminismo y multiculturalismo
RESUMEN:
Si los diversos universos culturales se presentan como paradigmas inconmensurables entre sí,
de modo que sus referentes de sentido se agotan en su propia autoreferencia y no cabe
interpelación desde horizonte normativo alguno, los derechos de las mujeres y los derechos
humanos aparecerán como algo únicamente propio de Occidente. Partiendo de aquí, no sería
posible rechazar prácticas como la mutilación genital femenina, pues de hacerlo se estaría
atentando contra el "multiculturalismo". Se ve a la mujer como un método de resistencia al
proceso de globalización, como pretendiendo que la esencia amenazada por los peligros de la
uniformidad que conlleva la globalización pudiera ser preservada. Pero como todo lo que los
grupos que tanto enfatizan su diversidad irreductible proyectan en las mujeres es lo mismo,
esto es alteridad y sumisión, y el resultado es que la feminidad guardiana de lo diferente
resulta ser lo mismo en todas partes. En este contexto, el feminismo solo podrá encontrar su
propia voz en el contexto de la variante multiculturalista como multiculturalismo crítico:
énfasis en la necesidad de una orientación normativa que nos ha llevado desde el mero
multiculturalismo a la necesidad de una cultura crítica, y se verá abocado a debatirse con sus
propios límites en su necesidad de confrontarse con los problemas que plantean nuestras
propias sociedades multiculturales y complejas.
La identidad femenina aparece como una identidad colonizada por el patriarcado enemigo de
la vida. El poder circula y fluye a través de canales configurados según el género:
jerárquicamente, pero de varones a varones. Simone de Beauvoir habla de una "dialéctica del
amo y del esclavo" donde las mujeres, por haber sido reducidas a reproductoras de la vida y
excluidas de las expediciones guerreras, se han visto condenadas al papel de la conciencia
servil. Ante esto, se apuesta porque las mujeres de las diversas culturas, en el proceso de su
emancipación, modulen de un modo acorde con sus experiencias los parámetros críticos en
que consiste en última instancia la Ilustración, de manera que quienes hayan sufrido más su
cara sórdida como razón instrumental se beneficien de su cara emancipatoria. Se trata de que,
en la medida en que lo masculino pretende encarnar lo genéricamente humano, se pueden
integrar la crítica feminista del androcentrismo con la crítica ecologista del antropocentrismo.
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4. Feminismo filosófico y pensamientos de la diferencia
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5. Existencialismo y feminismo (a partir de Simone de Beauvoir)
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6. Psicoanálisis y feminismo
RESUMEN:
Muchas de las teorías y críticas feministas han tomado como punto de partida el
psicoanálisis. Este concepto designa tanto a la práctica terapéutica y como al modelo teórico
descriptivo y explicativo de los mecanismos, procesos y fenómenos implicados en la vida
anímica humana, fundado por el neurólogo austríaco Sigmund Freud. Tras años de
experiencia clínica en el tratamiento de pacientes que presentaban neurosis, fobias y diversos
padecimientos psíquicos, Freud propuso la teoría de que los síntomas histéricos y neuróticos
tenían como causa núcleos traumáticos reprimidos en el inconsciente por ser moralmente
inaceptables para el Yo del sujeto. Postuló que estos núcleos patológicos consistían en "uno o
varios sucesos de precoz experiencia sexual, perteneciente a la más temprana infancia".
Volviendo a la relación entre feminismo y psicoanálisis, podemos decir que las discusiones
feministas acerca del psicoanálisis se deben al hecho de que Freud, por un lado, critica sus
propias explicaciones sobre la feminidad y, por otro lado, insiste en ellas. Una de sus tesis
principales es la afirmación de un monismo sexual en ambos sexos, hasta la pubertad
aproximadamente.
o En un primer momento, tanto niños como niñas tienen pene (analogía entre clítoris y pene).
Pero, entre los tres y cuatro años, el niño descubre la ausencia de pene en la niña, piensa que
ha sido castrada y el miedo de que a él le ocurra lo mismo es orientado hacia el padre,
respecto al cual se siente inferior y rivaliza con él (complejo de Edipo). No obstante, el niño
supera ese miedo y abandona el deseo hacia la madre, rechazando la rivalidad con el padre e
identificarse con este y con las normas sociales, construyéndose así lo que Freud denomina
"Superyó": parte que contrarresta al Ello (parte primitiva, desorganizada e innata de la
personalidad que representa nuestros impulsos, necesidades y deseos más elementales y, por
tanto, constituye el motor del pensamiento y del comportamiento) y representa los
pensamientos morales y éticos heredados de la cultura. Está formado por la «conciencia
moral», que se refiere a la capacidad para la autoevaluación y la autocrítica, y por el «ideal
del yo»: una autoimagen ideal que consta de conductas aprobadas y recompensadas. Vemos
así como la superación del complejo de castración acaba con el complejo de Edipo.
o En la niña ocurre lo contrario; cuando observa el pene del niño y observa la ausencia del
suyo se siente inferior y culpa a la madre de ello (envidia del pene). El amor de la niña hacia
la madre era un amor fálico, pues la niña espera de ella el pene y cuando descubre que no lo
tiene, rechaza a la madre y orienta su objeto amoroso hacia el padre porque el deseo del pene
es sustituido por el deseo de tener un hijo. Dice Freud que el deseo con el que la niña se
orienta hacia el padre es originalmente el de conseguir el pene que la madre le ha negado. El
complejo de castración lleva al complejo de Edipo. En definitiva, con este descubrimiento, la
niña rechaza su actividad fálica y acepta su feminidad, o lo que es lo mismo, su pasividad, y
al no superar por completo el complejo de Edipo, su "Superyó" es más débil que el del niño.
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Además, al cambiar de objeto amoroso, la niña experimenta otro cambio que el niño no sufre,
el cambio de la zona erógena: el clítoris (equivalente al pene en un primer momento) irá
perdiendo sensibilidad y será sustituido por la vagina como nueva y definitiva zona erógena.
Así pues, expuestos los argumentos de Freud, aparecen varias críticas a los mismos por parte
del feminismo que podemos agrupar en dos debates fundamentales:
1) AÑOS 20-30: algunas seguidoras de Freud, como Helen Deutsch, y analistas con ideas
contrarias respecto a la sexualidad femenina, como Melanie Klein. Tanto unas como otras
coinciden en el androcentrismo de Freud, que podemos llamar falocentrismo.
Simone de Beauvoir le critica que no se centre en explicar la feminidad en sí, sino que a
partir del desarrollo del niño explica el de la niña hacia su objetivo, que es la feminidad.
En referencia al complejo de castración, Klein defiende que no es el interés por tener un pene
lo que produce el rechazo hacia la madre, pues la niña desea el pene como objeto libidinal.
Esto supone que la niña entra en el complejo de Edipo a partir de componentes femeninos.
Karen Horney (neofreudiana) crítica el falocentrismo y defiende la ¡dea de que las diferencias
entre el hombre y la mujer no son producto de la biología humana, sino que deben su origen a
diversos factores culturales y sociales; toda civilización es una civilización masculina y las
teorías psicoanalistas de la feminidad son fantasías masculinas, de manera que la mujer no es
inferior sino que vive sujeta a una civilización masculina y por ello ha aceptado los deseos
del varón, sometiéndose a ser ese receptáculo de la fantasía masculina en contra de su
verdadera naturaleza. La ¡dea es que, igual que la maternidad supone una desventaja para la
mujer desde el punto de vista social, desde el punto de vista biológico la capacidad de
quedarse embaraza supone una superioridad fisiológica, y en el subconsciente del hombre se
refleja cierta envidia de esa superioridad (envidia de la maternidad). Horney critica además la
afirmación freudiana de que la vagina es desconocida por la niña en edad temprana, ya que el
conocimiento de la vagina y la masturbación de la misma aparece en ese periodo de tiempo.
Juliet Mitchel: 1. Afirma que esta teoría fue una de las claves para alcanzar el significado
oculto que hay detrás de las costumbres sociales; 2. Critica a las feministas contrarias a Freud
que lo que hacen en sus refutaciones en invertir la teoría freudiana; 3. Sostiene que las
feministas contrarias a Freud tergiversan las afirmaciones freudianas porque defiende que
Freud nunca pensó que el clítoris se convirtiera inmediatamente en algo fisiológicamente
insensibilizado. De hecho, su estimulación podría ser un proceso preparatorio para el
intercambio sexual, pero si todo el interés sexual está enfocado al clítoris esto explica que la
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vagina permaneciera anestesiada y no desearía la penetración del pene, por ello se debe
transferir la sensibilidad del clítoris a la vagina.
Nancy Chodorow defiende que la relación temprana entre el bebé y la madre es un hecho
fundamental que estructura la personalidad humana: la madre y el bebé forman una unidad de
la que tanto el niño como la niña tienen que emerger con una identidad propia. Así,
contrariamente a Freud, la masculinidad es un fenómeno secundario que aparece cuando los
niños superan la identificación con la madre, y las niñas no se sienten como hombres en un
primer momento.
Contrariamente también a Freud, que afirma que en la relación madre-bebé la primera tiene
un papel de objeto, no de sujeto, que debe satisfacer las necesidades de la criatura y, por
tanto, no existe como ser independiente, Jessica Benjamín defiende que el bebé tiene la
necesidad de ver a la madre como un sujeto autónomo que puede reconocerlo a él como
sujeto también.
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7. La teoría freudiana de la feminidad
RESUMEN:
Freud dedica parte de su obra a hablar de la feminidad que es, por decirlo de alguna manera,
el objetivo de la mujer desde la niñez y, para alcanzarla, la niña tendrá que pasar por una serie
de procesos en su desarrollo sexual que es condición necesaria para la feminidad. Aunque
habrá excepciones que harán que la niña no alcance una feminidad normal (homosexualidad).
Los acontecimientos clave de la teoría freudiana de la feminidad son el complejo de
castración y el complejo de Edipo (+ EXPLICACIÓN) que llevarán al cambio del objeto
amoroso de la niña y al cambio de la zona erógena.
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5. La identificación de la mujer con la madre muestra dos estratos: 1) anterior al complejo de
Edipo, reposa sobre la vinculación con la madre y la toma como modelo, de manera que la
felicidad del matrimonio no queda garantizada hasta que la mujer ha conseguido hacer de su
marido su hijo y actuar sobre él como una madre; 2) basado en el complejo de Edipo, quiere
apartara la madre sustituyéndola y situándose al lado del padre. El primer estrato será
decisivo
para el futuro porque con esta identificación adquirirá cualidades con las que luego cumplirá
su papel en la función sexual y sus funciones sociales.
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8. El complejo de Edipo y la diferencia sexual
RESUMEN:
Observamos así una relación entre el complejo de castración y el complejo de Edipo que
constituirá una diferencia importantísima entre ambos sexos, aunque el complejo de
castración será lo que conduzca a ambos al complejo de Edipo.
El complejo de Edipo es el núcleo de las neurosis, no en virtud de los deseos incestuosos que
refleja, sino en virtud de la represión de los mismos. El "hombre de los lobos" (paciente de
Freud que tenía fobia a los lobos porque volcaba su histeria en ellos) reveló el complejo de
Edipo invertido: el paciente osciló entre un deseo homosexual pasivo hacia su padre y una
identificación activa con él. Pero en el "hombre de los lobos" la homosexualidad fue
reprimida. De esta forma, tiene lugar un complejo de Edipo negativo (que también se da en la
niña): atracción sexual hacia el progenitor del mismo sexo y rechazo del progenitor del sexo
contrario. Este caso planteó a Freud la cuestión de la lucha sobre la adopción de una posición
masculina o femenina y dichas dudas serían importantes para sus esfuerzos por descifrar las
consecuencias psicológicas de la diferencia de sexos.
Para concluir, podemos decir que, en definitiva, lo que se deriva de esto es que la diferencia
de sexos es fundamental para el desarrollo del complejo de Edipo en ambos sexos.
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9. Feminismo e Ilustración (del texto de Celia Amorós)
RESUMEN:
Comenzamos apoyándonos en Amelia Valcárcel para hablar del feminismo como fruto no
querido del igualitarismo ilustrado. Al ser un producto precoz y una radicalización de la
Ilustración, el feminismo proporciona una perspectiva privilegiada de ésta en forma de crítica
de algunos de sus aspectos, y se constituye como un test de coherencia con sus propios
presupuestos. Hay una Ilustración misógina y patriarcal que arranca con Rousseau y se
prolonga hasta la Revolución Francesa y, en respuesta, podemos encontrar radicalizaciones
en literatura feminista y de mujeres para impugnar diferentes aspectos de la dominación
patriarcal. D'Alembert y Mary Wollstonecraft entre otros, polemizan con Rousseau poniendo
de manifiesto la intolerable incongruencia que suponía el apartar a las mujeres de la
educación y condenarlas a la heteronomía moral, en relación con los presupuestos de una
filosofía política que, como la suya, rechazaba por ilegitimo e indigno de ser soportado por
una criatura racional, el contrato de servidumbre. Desde la perspectiva del feminismo, la
Ilustración no solo representa la doble faz de razón instrumental y razón práctica
emancipatoria, sino también la de la coherencia y la incoherencia con sus propios predicados
universalistas a la hora de aplicarlos a las mujeres. La ¡dea de igualdad funciona por
abstracción y suele ocurrir que, cuando se construye por abstracción un ámbito de ¡guales con
respecto a alguna característica pactada de forma más o menos explícita, alguno de los grupos
que se ha quedado fuera impugne la operación. La impugnación se argumenta en base a dos
posiciones razonables: 1) o bien porque que los excluidos poseen también la característica en
virtud de la cual se estableció la relación; 2) o bien porque la característica en función de la
cual quedan fuera no era la adecuada para fundamentar su exclusión. En el primer caso, la
abstracción no es coherente al no mantener el mismo criterio en todos los casos para realzar
la misma característica pertinente, y esto fue lo que ocurrió con las mujeres y la ¡dea de
igualdad en la Revolución Francesa.
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