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MATURANA Y NIETZSCHE: BIOLOGÍA CULTURAL Y CONSTRUCTIVISMO


MATURANA Y NIETZSCHE: BIOLOGÍA CULTURAL Y CONSTRUCTIVISMO

Article in Ciencias Psicológicas · October 2020

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Adolfo Vasquez Rocca


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Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 1

MATURANA Y NIETZSCHE: BIOLOGÍA CULTURAL Y CONSTRUCTIVISMO 1

Dr. Adolfo Vásquez Rocca

ESCUELA MATRÍZTICA – ESCUELA DE PSICOLOGÍA UNIVERSIDAD ANDRES BELLO

1 Biología del conocimiento [H. Maturana]; Perspectivismo → Nietzsche. Constructivismo → Paul Watzlawick.
De la voluntad de poder a la voluntad de ficción como postulado epistemológico en Nietzsche y Freud
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 2

LA EMOCIÓN EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA TEORÍA; CRÍTICA A LA PRETENSIÓN


DE OBJETIVIDAD EN EL CONOCIMIENTO 2 Y FUNDAMENTOS DE LA BIOLOGÍA DEL
CONOCIMIENTO

Emociones y Lenguaje en Educación y Política

Introducción:

“Todo sistema racional se funda en premisas o nociones fundamentales que uno acepta
como puntos de partida porque quiere hacerlo y con las cuales opera en su construcción.
Las distintas ideologías políticas también se fundan en premisas que uno acepta como
válidas y trata como evidentes puntos de partida porque quiere hacerlo. Y si uno esgrime
razones para justificar la adopción de esas premisas, el sistema racional que justifica esas
razones se funda en premisas aceptadas porque sí, porque uno consciente o
inconscientemente así lo quiere.”3

Maturana explica que hay dos tipos de discusiones entre las personas. Unas causadas por
desacuerdos que se resuelven con facilidad, como cuando uno dice que dos por dos es
igual a cinco y otro lo corrige diciéndole que dos por dos son cuatro. Uno acepta, tal vez
pide excusas por el error y no pasa nada. En discusiones así no pasa nada porque los
desacuerdos tienen un fundamento lógico al aplicar ciertas “premisas operacionales” que
las dos partes aceptan. Los desacuerdos basados en premisas fundamentales traen
emocionales porque los participantes en el desacuerdo viven su desacuerdo como
amenazas existenciales recíprocas.

Nosotros hablamos como si lo racional tuviese un fundamento trascendental que le da

2 MATURANA, Humberto, Emociones y Lenguaje en Educación y Política, . Ed. Dolmen Ensayo, 2001
3 “Nunca nos enojamos cuando el desacuerdo es sólo lógico, es decir, cuando el desacuerdo surge de un error al aplicar las coherencias
operacionales derivadas de premisas fundamentales aceptadas por las personas en desacuerdo. Pero hay otras discusiones en las
cuales nos enojamos y es el caso de todas las discusiones ideológicas; esto ocurre cuando la diferencia está en las premisas
fundamentales que cada uno tiene”.
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 3

validez universal independiente de lo que nosotros hacemos como seres vivos. Eso no es
así. Todo sistema racional se funda en premisas fundamentales aceptadas a priori,
aceptadas porque sí, aceptadas porque a uno le gustan, aceptadas porque uno las acepta
simplemente desde sus preferencias. Y eso es así en cualquier dominio, ya sea el de las
matemáticas, el de la física, el de la química, el de la economía, el de la filosofía, o el de la
literatura. Todo sistema racional se funda en premisas o nociones fundamentales que uno
acepta como puntos de partida porque quiere hacerlo y con las cuales opera en su
construcción.

Las distintas ideologías políticas también se fundan en premisas que uno acepta como
válidas y trata como evidentes de partida porque quiere hacerlo. Y si uno esgrime razones
para justificar la adopción de esas premisas, el sistema racional que justifica esas razones
se funda en premisas aceptadas porque sí, porque uno consciente o inconscientemente así
lo quiere.

Observen ustedes que existen dos tipos de discusiones entre las personas. Hay
discusiones, desacuerdos, que se resuelven sin que uno vaya más allá de ponerse
colorado. Si yo digo que dos por dos es igual a cinco y ustedes me dicen: “¡no hombre, no
es así! Mira, la multiplicación se hace de esta manera”, mostrándome cómo se constituye la
multiplicación, yo a lo más digo, “¡ah! de veras, tienes toda la razón, disculpa”. Si esto
ocurre, lo peor que me puede pasar es que me ponga colorado y tenga un poco de
vergüenza. También puede ser que no me importe nada, porque el desacuerdo no tiene
nada más que un fundamento lógico ya que sólo hubo un error al aplicar ciertas premisas o
ciertas reglas operacionales que yo y el otro aceptábamos. Nuestro desacuerdo era trivial;
pertenecía a la lógica.

Nunca nos enojamos cuando el desacuerdo es sólo lógico, es decir, cuando el desacuerdo
surge de un error al aplicar las coherencias operacionales derivadas de premisas
fundamentales aceptadas por todas las personas en desacuerdo. Pero hay otras
discusiones en las cuales nos enojamos (es el caso de todas las discusiones ideológicas);
esto ocurre cuando la diferencia está en las premisas fundamentales que cada uno tiene.
Esos desacuerdos siempre comportan una contrariedad emocional, un trastorno (me altero
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 4

→ alter-ego 'literalmente' me convierto en otro), porque los participantes en el desacuerdo


viven su desacuerdo como amenazas existenciales recíprocas.

Desacuerdos en las premisas fundamentales son situaciones que amenazan la vida ya que
el otro le niega a uno los fundamentos de su pensar y sus convicciones más sagradas –lo
que Rorty4 a denominado *Léxico último5 – Para evitar todo dogmatismo (integrista) e
intransigencia (política) se hace necesario percibir la contingencia de nuestro lenguaje de
deliberación moral, así como para evitar el etnocentrismo se requiere reconocer el carácter
puramente local de los usos y creencias de nuestra comunidad; esto es, convenir en que no
existe ningún metaléxico “trascendental”.6 Ello hace del “ironista” liberal –figura
paradigmática de la tolerancia y respeto mutuo– una persona incapaz de tomarse
demasiado en serio a sí misma “porque sabe que siempre los términos con que se describe
a sí misma están sujetos a cambio, porque sabe siempre de la contingencia y fragilidad de
sus léxicos últimos y, por tanto de su yo”.7

Por eso existen disputas que jamás se van a resolver en el plano en que se plantean. Por
ejemplo, la guerra en Irlanda del Norte no tiene solución a menos que un acto declarativo
saque a ambos bandos del espacio religioso donde, dentro de los fundamentos de una
creencia, niegan los fundamentos de la otra, y los lleve a un dominio de mutuo respeto. No
basta con que se reúnan a conversar los bandos oponentes desde la tolerancia al error del
otro. Si lo hacen así, terminarán peleándose, porque ambos bandos están defendiendo
sistemas que, aunque coherentes en sí, tienen premisas fundamentales diferentes que se
excluyen mutuamente, y que sus cultores aceptan o rechazan no desde la razón sino que
desde la emoción: las premisas fundamentales de una ideología o de una religión se

4 VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, Rorty: pragmatismo, ironismo liberal y solidaridad, En A Parte Rei – Revista de la Sociedad de
Estudios Filosóficos de Madrid– Nº 39 – 2005.
http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/vasquez39.pdf
5 Rorty entiende por “léxico último” aquel “conjunto de palabras que (los seres humanos) emplean para justificar sus acciones, sus
creencias y sus vidas” y aclara que “es último en el sentido de que si se proyecta una duda acerca de la importancia de esas palabras,
el usuario de éstas no dispone de recursos argumentativos que no sean –sino– circulares”. Un léxico último se compone de términos
como “Cristo”, “Inglaterra”, “La Revolución”, “El Libre Mercado”, etc. El ironista trata también a ciertos autores no como canales
anónimos que conducen a ciertas creencias, sino como emblemas o abreviaturas de determinados léxicos últimos y de sus filiaciones
afectivas. Es el caso de “Nietzsche”, “Friedman”, “Tomás de Aquino”, “Sade”, “Teresa de Calcuta” y de otros nombres que soportan
todo un imaginario de resonancias ideológicas. El Hegel más tardío se convirtió en el nombre de un léxico así, y Kierkegaard y Marx
se han convertido en nombres de otros tantos.
6 MAILLARD, Chantal, La Razón Estética, Ed. Alertes, Barcelona, 1998, p. 28.
7 RORTY, Richard, Contingencia, ironía y solidaridad, Ed. Paidós, Barcelona, 1996, p. 92
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 5

aceptan a priori y, por lo tanto, no tienen fundamento racional. Más aún, si uno llega a
proponer un argumento racional

Para escoger estas u otras premisas, reclamando para su sistema ideológico un


fundamento racional, uno lo hace ciego a lo dicho más arriba, esto es, lo hace ciego al
hecho de que las premisas fundamentales últimas que fundamentan la racionalidad del
argumento convincente las aceptamos a priori. Por esto, no podernos pretender una
justificación trascendente para nuestro actuar al decir: “esto es racional”. En este caso la
pretendida objetividad – acceso privilegiado a la realidad – que me permite ser más racional
que mi oponente, se convierte en un 'argumento (en rigor, una falacia) para obligar a que se
piense como uno, esto es, unidimensionalmente.

Lo humano se constituye así en el entrelazamiento de lo emocional con lo racional. Lo


racional se constituye en las coherencias operacionales de los sistemas argumentativos que
construimos en el lenguaje para defender o justificar nuestras acciones. Corrientemente
vivimos nuestros argumentos racionales sin hacer referencia a las emociones en que se
fundan, porque no sabemos que ellos y todas nuestras acciones tienen un fundamento
emocional, y creemos que tal condición sería una limitación a nuestro ser racional. Pero ¿es
el fundamento emocional de lo racional una limitación? No, muy por el contrario.

ONTOLOGÍA DE LAS EXPLICACIONES CIENTÍFICAS → DE LA VOLUNTAD DE PODER


A LA VOLUNTAD DE FICCIÓN COMO POSTULADO EPISTEMOLÓGICO

Objetividad y relaciones humanas.

1.- En la vida cotidiana, consciente o inconscientemente, nos movemos en los dos caminos
explicativos mencionados. En el momento en que uno se junta con personas que
pertenecen al dominio de aceptación mutua en que uno se mueve, como cuando uno se
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 6

reúne con sus amigos, uno opera en la no imposición de una “objetividad” -que de todos
modos sería ilusoria. . Esto es así porque en estos casos no importa lo que los otros opinen
o piensen, o los intereses que tengan, o si se mueven en dominios de coherencias de
acción diferentes a los de uno, uno los acepta sin duda alguna. En el camino explicativo del
pluralismo no hay verdad absoluta ni verdad relativa sino muchas verdades diferentes en
muchos dominios distintos. En este camino explicativo hay muchos dominios distintos de
realidad como distintos dominios explicativos de la experiencia fundados en distintas
coherencias operacionales y como tales, todos son legítimos en su origen, aunque no
iguales en su contenido, y no igualmente deseables para vivirlos. En el camino explicativo
de la objetividad entre paréntesis el que a uno le guste la física y al otro la biología, o el que
uno sea cristiano y el otro musulmán, no crea una dinámica de negación en la convivencia,
no excluye al otro.

2. ¿Qué es un argumento objetivo? Cuando queremos convencer a alguien presentamos


este argumento, pretendiendo que la realidad es universal y que esa realidad nosotros la
hemos aprehendido racionalmente. Si el otro persiste en sus argumentos, lo trataremos de
ilógico o de absurdo. Pero ¿cómo se conecta la razón con la realidad? ¿Nos permite la
razón acceder a la realidad?

La respuesta implícita o explícita que cada uno da a la pregunta acerca de la realidad


determina el modo de vida y con ello la aceptación o rechazo del otro.

En este ensayo abordaremos la pregunta de la realidad considerando al observador con


una entidad biológica. Sosteniendo que sólo se puede responder a esta pregunta siempre
que observación y conocimiento sean explicados como un fenómeno biológico generado a
través de la operación del observador como un ser vivo.

Análisis.

Entenderemos las representaciones desde la perspectiva Constructivista: como las


Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 7

construcciones simbólicas sobre la realidad que los seres humanos creamos desde y con el
lenguaje. Entendiendo el lenguaje no sólo como instrumento que hace pos

Entenderemos las representaciones desde la perspectiva Constructivista: como las


construcciones simbólicas sobre la realidad que los seres humanos creamos desde y con el
lenguaje. Entendiendo el lenguaje no sólo como instrumento que hace posible la
comunicación sino como fenómeno histórico y cultural dotado de valoraciones, de
prohibiciones y concesiones, de legitimaciones y descalificaciones que toman vida en el uso
y la recreación del mismo lenguaje.

Comunidad y Perspectivismo.

Hablamos de comunidad, pero ¿qué es una comunidad? Podemos mirar una comunidad
como una red de procesos, actos, encuentros, conductas, emociones, técnicas, que
configuran un sistema de relaciones, un modo de convivir que penetra todos los aspectos
del vivir de los niños.

En el origen de la humanidad, y en las tempranas culturas, no había educación como una


actividad especial en la vida de los niños que crecían dentro de la comunidad. Los niños
aprendían todas las prácticas y dimensiones relacionales de su vida como miembros de la
comunidad humana a la cual pertenecían, viviendo todas sus dimensiones en su vida diaria.

En nuestra cultura los niños viven separados de la comunidad a la cual se supone


pertenecen, pasando la mayor parte de su tiempo en el jardín infantil o en un lugar especial
para niños pequeños. Esto ocurre precisamente en el periodo de sus vidas en que debieran
estar creciendo como seres humanos bien integrados, socialmente conscientes y
ecológicamente alertas al participar en la vida de su comunidad. De ahí la importancia de
considerar en la planificación diaria la participación de los niños en actividades que los
hagan sentir parte de su comunidad, que la conozcan y la valoren.

La comunidad, con sus canchas, plazoletas, iglesias y consultorios, la televisión, la radio,


configuran en su conjunto una red de conversaciones que define cotidianamente lo
deseable y lo indeseable, lo hermoso y lo feo, lo aceptable y lo inaceptable, en el convivir de
la comunidad a la que los niños pertenecen. De manera que los niños aprenden la trama
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 8

emocional que se vive en la comunidad humana que les toca vivir simplemente al vivirla,
cualquiera que ésta sea.

La convivencia a que damos origen niños, padres y educadores en el espacio educacional


de nuestra cultura y comunidad, depende del punto de vista que tengamos de lo que es o
debiera ser la educación. Pero construimos nuestros puntos de vista influidos a su vez por
la perspectiva que nuestra cultura tiene acerca del conocimiento, la vida, la existencia,…

Decimos que la educación tiene que ver con el alma, la mente, el espíritu, es decir, con el
espacio relacional o psíquico que vivimos y que deseamos que vivan nuestros niños. Las
cosas particulares que nuestros niños puedan hacer en la vía de su realización es asunto de
conocimiento, aprendizaje y enseñanza. La educación tiene que ver con llegar a ser seres
humanos.

Es tarea nuestra hacer uso de la enseñanza como un medio para educar al niño en la
creación de los espacios de vida que lo llevarán a ser un ser humano responsable,
socialmente consciente, que se respeta a sí mismo y a los demás.

Lenguajes y Emociones. [Teorías de la Educación y Políticas culturales]

El lenguaje es un modo de vivir juntos en el flujo de las coordinaciones recurrentes de


nuestras acciones.

Es nuestra vida en el lenguaje lo que nos hace humanos. Dado el tipo particular de
primates bípedos que somos, el lenguaje nos hace humanos.

Hacemos cosas con nuestros cuerpos (incluyendo el sistema nervioso), y fluimos en el


lenguaje en nuestras interacciones diarias. La estructura de nuestros cuerpos cambian
según nuestro modo de fluir en el lenguaje (basta mirar la ampliación en el tamaño del
cerebro que significó el uso del lenguaje en nuestros primeros antepasados). Nada de lo
que hacemos en el lenguaje es irrelevante, porque nos transformamos en nuestros cuerpos
según lo que hacemos en el lenguaje, y hacemos en nuestro lenguaje según lo que se
transforma en nuestros cuerpos.
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 9

A medida que el niño aprende a usar el lenguaje, crea con otros diferentes modos de vida,
dado los diferentes hechos en los que participa; y llega a ser en su cuerpo según el uso del
lenguaje en el cual crece. Como resultado, cuando adulto, crea el mundo que vive como
una expansión del mundo que creó cuando niño.

Los seres humanos existimos también en el flujo de nuestras emociones. Cuando


distinguimos emociones en la vida diaria, distinguimos diferentes tipos de conductas
relacionales, y al fluir de una emoción a otra, cambiamos de ciertas conductas a otras.

Cuando se distingue una emoción en un niño, vemos en ella una dinámica corporal
(sistema nervioso incluido) que especifica lo que el niño puede o no puede hacer en
cualquier momento.

Por ejemplo: Amor: El amor es la emoción a través de la cual el otro aparece como un otro
legítimo en coexistencia con uno.

Agresión: La agresión es la emoción a través de la cual el otro es negado directa o


indirectamente como un legítimo otro en coexistencia con uno.

Indiferencia: La indiferencia es la emoción a través de la cual el otro no es visto como otro.


En la indiferencia, el otro no tiene presencia, y lo que le sucede a él o ella está fuera del
dominio de nuestras preocupaciones.

Los niños crecen como seres humanos entrelazando lenguaje y emociones en su vida
cotidiana. Entendemos por conversaciones al entrelazamiento continuo entre emociones
(dominios relacionales) y lenguaje (coordinaciones de conducta). Todo lo que los seres
humanos hacemos como tales, lo hacemos en conversaciones.

En la conversación con el niño, el niño se revela en todas sus dimensiones, transparenta su


mundo de intereses, sentimientos, necesidades, gustos, experiencias, y es a partir de estas
conversaciones desde donde empezamos a construir un espacio de aprendizaje mutuo.

La emoción cambia el lenguaje, pero a medida que mana el lenguaje, el lenguaje también
puede cambiar la emoción.
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 10

Cómo vivimos o qué modo de vida realizamos, depende de nuestra emocionalidad, no de


nuestra razón. La educación, en la medida que tiene que ver con la configuración del modo
de vida del niño que crece, es una tarea que tiene que ver con el espacio psíquico
emocional que el niño aprende a vivir en la casa, en el colegio, en la Universidad.

El modo de vivir que ahora vivimos está determinado por la emocionalidad, por el espacio
psíquico emocional que aprendimos a vivir desde niños, no por el conocimiento, o los tipos
de argumentos racionales que podamos haber acumulado a lo largo de nuestra vida. Ver
esto es crucial, lo central de la educación es la dinámica de llegar a ser humano, como
personas responsables, socialmente conscientes y que se respetan a sí mismas.

Los niños llegan a ser según sean las conversaciones en las cuales participan. En el fluir de
sus vidas no hay conversaciones triviales. En la medida en que los adultos entendamos
esto podremos dar paso a interacciones basadas en el respeto y la colaboración. Cualquier
niño que se sienta escuchado se dispone a la creatividad, aprende a escuchar, vive su
seguridad consciente de sus límites y fortalezas.

Decimos que las culturas son redes de conversaciones, con esto queremos decir, redes de
coordinaciones de haceres (prácticas) y emociones. Es la emocionalidad que se realiza en
la red la que configura su carácter, no las conductas particulares realizadas por sus
miembros.

Siempre vivimos en una cultura, somos miembros partícipes de una cultura. Conservamos
nuestra cultura al hacer lo que hacemos a través de nuestra participación en la red de
conversaciones que la constituye.

Emociones y Conocimiento.

Los seres humanos somos seres biológicamente amorosos como un rasgo de nuestra
historia evolutiva. El amor ha sido la emoción central conservada en la historia evolutiva que
nos dio origen desde hace unos cinco a seis millones de años atrás.
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 11

Los niños –también los adultos- se enferman cuando se les priva del amor como la emoción
fundamental en la cual transcurre su existencia relacional con otros y con ellos mismos. La
carencia afectiva produce niños con trastornos conductuales (ansiedad, agresividad, falta de
interés, desmotivación, inseguridad, tristeza, etc.).

El lenguaje, como rasgo cultural, junto con la amorosidad, como rasgo biológico,
constituyen el núcleo del modo de vida conservado generación tras generación, que nos
definió como seres humanos en nuestra historia evolutiva hace tres o más millones de años.

La biología del amor es la dinámica relacional que origina la calidad de lo humano en la


historia de nuestro linaje.

Cuando hablamos implicamos, evocamos o connotamos la biología del amor.

El amor es una emoción, es un modo de vivir juntos, un tipo de conductas relacionales en


los sistemas humanos. El amor se produce cuando en nuestra vida e interacción con otros,
el otro, no importa quién o qué sea, surge como otro legítimo en coexistencia con nosotros.
El amor (el amar) es la emoción que constituye y conserva la vida social.
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 12

DE LA VOLUNTAD DE FICCIÓN AL PATHOS DE LA VERDAD; APROXIMACIÓN


ESTÉTICO‐EPISTEMOLÓGICA A LA CONCEPCIÓN BIOLÓGICA DE LO LITERARIO

Inteligencia y Plasticidad.

1.- Se abordarán las bases del perspectivismo8 de Nietzsche, así como uno de sus
supuestos fundamentales: el carácter ficcional –o constructivista– de la realidad. De igual
forma se profundizará en la concepción antropológica según la cual el hombre es un animal
de ficciones, para el cual conocer es simplemente trabajar con su “metáfora favorita” [como
señala R. Rorty), con la explicación que (uno) prefiere, porque sí, porque le gusta
(Maturana). Siendo así la construcción de metáforas el instinto fundamental del hombre.
Asimismo, siguiendo a Nietzsche, se intentará demostrar el carácter ficticio de la noción de
sujeto, con las consecuencias epistemológicas que esta tesis comporta para el método
genealógico.

2.- Nietzsche afirma que la fuente original del lenguaje y del conocimiento no está en la
lógica sino en la imaginación. En la capacidad radical e innovadora que tiene la mente
humana de crear metáforas, enigmas y modelos. El edificio de la ciencia se alza sobre las
arenas movedizas de ese origen. Es aquí donde cabe preguntarse por el estatuto
epistemológico de “la verdad”, dónde ubicarla.

A la pregunta ¿qué es la verdad? Nietzsche ha contestado de modo original y brillante, con


alcances poéticos y metafóricos difíciles de precisar:

“¿Qué es entonces la verdad? Una hueste en movimiento de metáforas, metonimias,


antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido
realzadas, extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que después de un
prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes. Las verdades son

8 Aquí se sugiere revisar las relaciones con el constructivismo en: WATZLAWICK P. y KRIEG, P. (Compiladores) El ojo
del observador; contribuciones al constructivismo, Ed. Gedisa, Barcelona, 2000; en particular el Cap.11 donde
Humberto Maturana expone su “Ontología de las explicaciones científicas” y que en este escrito desarrollaremos con
particular atención.
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 13

ilusiones de las que se ha olvidado que lo son; metáforas que se han vuelto gastadas y sin
fuerza sensible, monedas que han perdido su troquelado y no son ahora ya consideradas
como monedas, sino como metal.”9

Estos supuestos dan la clave de la respuesta de Nietzsche a la pregunta por el impulso a la


verdad. El hombre es un animal social y ha adquirido el compromiso moral de “mentir
gregariamente”, pero con el tiempo y el uso inveterado “...se olvida [...] de su situación [...]
por tanto miente inconscientemente y en virtud de hábitos seculares y precisamente en
virtud de esta inconsciencia [...] de este olvido, adquiere el sentimiento de verdad.” 10

Nietzsche sostiene que la vida y la ciencia no son posibles sin concepciones falsas o
imaginarias (ficticias); y en esto sigue a Schopenhauer, y probablemente a Richard Wagner
en su doctrina de la “alucinación”11.

La verdad será por su parte –para Foucault– “esa especie de error que tiene a su favor el
no poder ser refutada, porque la larga cocción de la historia la ha vuelto inalterable.” 12

La verdad es un “invento”, un producto histórico, fruto de diversos avatares, luchas, azares


y errores. Es su historia –olvidada- lo que la constituye como verdad.

Esta necesidad de metáfora Nietzsche la lleva a todos los campos humanos, tanto los del
saber como los del lenguaje. Se convierte en un impulso fundamental del hombre del que
no se puede prescindir ni un instante aún cuando esté produciendo conceptos para la
ciencia. Sobre todo, esto se ve en la capacidad del hombre de hacer arte y de elaborar
mitos que:

“...continuamente muestran el afán de configurar el mundo existente del hombre despierto,


haciéndolo tan abigarradamente irregular, tan inconsecuente, tan inconexo, tan encantador
y eternamente nuevo, como lo es el mundo de los sueños.”13

9 NIETZSCHE, Friedrich, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral (1873); Madrid, Tecnos,1996..
10 VAIHINGER, Hans, “La voluntad de ilusión en Nietzsche”.
11 Ibid. p. 1
12 FOUCAULT, Michel. (1971): “Nietzsche, la généalogie, l’histoire”, en Dits et écrits
(vol. 2, 1970-1975), París : Gallimard, 2001, texto no 84, p. 139.
13 Ibid., p. 18
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 14

Nietzsche propone una lectura de la ciencia nueva como gaya ciencia14 imaginando que su
metaforología responde al problema del nihilismo, esto es introduciendo sentido en un
mundo caracterizado por la ausencia de éste. De este modo el sujeto moderno es develado
como “sombra” de Dios, que ocupa su lugar una vez muerto éste y que, desde su carácter
fundacional, se constituye en figura de la interioridad frente al mundo devenido objeto.

Así Nietzsche somete la mente a una terapia con la que podemos desembarazarnos del
viejo paradigma metafísico de la búsqueda obsesiva de la verdad, de la manía de acceder a
una realidad que nos condenaba a la irrealidad mientras no la pudiésemos capturar. Con
ellos nos podemos liberar del resbaladizo, por “irreal”, principio de realidad. Y abrirnos a la
“experiencia fabulizada de la realidad” 15. Y no en nombre de un nuevo fundamento más real
y verdadero, sino en la devolución de ese fundamento a su origen fabuloso. La “theoria”
lejos de estar lejos de la praxis es una praxis de fábula, una operación fantástica (de crear y
generar explicaciones –como señala señala Maturana).

Nietzsche muestra como el universo en que vivimos, ordenado, dotado de sentido


aparente, es una creación que hemos interpuesto entre nosotros mismos y un mundo real
que continúa su curso con total indiferencia hacia nuestros pensamientos, nuestros valores
o nuestros anhelos16. Pero lo que hace aún más singular a la tragedia, desde la perspectiva
de Nietzsche, es que el proceso mismo de revelar esta dolorosa verdad consuela de la
negativa, desesperada reacción consecuente. Se vislumbra que, en último término, no
diferimos del resto de la naturaleza, somos parte y fragmento de la misma, le pertenecemos
por completo. Queda en los espectadores, que al menos por un instante dejan de sentirse
escindidos del resto del universo, “el consuelo metafísico […] de que la vida, pese a todas
las cambiantes apariencias, está en el fondo de todo, inconmoviblemente poderosa y
placentera”17 y que su flujo constante, ciego, irracional, merece ser celebrado y admirado.

Para Nietzsche –como se ve– el único acceso a la realidad es el hermenéutico: sólo


mediante la interpretación hay conocimiento. Mediante las metáforas que imponemos al

14 NIETZSCHE, Friedrich , (1882) La gaya ciencia ( Die fröhliche Wissenschaft), Editorial EDAF, S.A., 2002, Madrid.
15 Esta expresión es usada a menudo por en Gianni Vattimo al comentar la “muerte de Dios”.
16 NEHAMAS, Alexander, (1985) Nietzsche. La vida como literatura, FDCE, Madrid, 2002, p. 64
17 Ibid.
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 15

mundo desde nuestra determinada situación, desde nuestra perspectiva, desde nuestra
circunstancia en el mundo, conocemos lo real, aunque, claro es, ya no se trate de un
conocimiento que pueda esperar una descripción unívocamente adecuada a lo real. Lo que
conocemos siempre está filtrado por nuestro lenguaje: el conocimiento no puede ser
independiente de los símbolos verbales que empleamos en su proceso para dotarle de una
estructura externa con el propósito de comunicarlo. La experiencia sensorial se convierte en
conocimiento mediante la continua generación de metáforas que ordenan esa experiencia.
Pero no de forma tal que uno dispusiera de una experiencia que constituyese el contenido
del conocimiento sobre el que habría que proyectar la red esquemática de las metáforas, las
cuales entonces vendrían a ser la forma del conocimiento. No, las metáforas no son un
adorno, una estilización sofisticada que otorgue belleza a la expresión de lo conocido, no
son el fruto de una elaboración consciente, el cual en último término podría ser transcrito a
un lenguaje neutro y objetivo que expresase científicamente sus contenidos. No, “las
metáforas no son un subproducto surrogado del conocimiento, son el conocimiento
mismo”18. Así, el conocimiento es una “invención” o “construcción” tras la cual hay algo
completamente distinto: un juego de instintos, impulsos, deseos, temor y voluntad de
apropiarse.

O como ha señalado Maturana: “Lo humano se constituye en el entrelazamiento de lo


emocional con lo racional. Lo racional se constituye en las coherencias operacionales de los
sistemas argumentativos que construimos en el lenguaje para defender o justificar nuestras
acciones”.19

Corrientemente vivimos nuestros argumentos racionales sin hacer referencia a las


emociones en que se fundan, porque no sabemos que ellos y todas nuestras acciones
tienen un fundamento emocional. Todo sistema racional se funda en premisas
fundamentales “aceptadas a priori”, aceptadas –como señala Maturana 20– porque sí,
aceptadas porque a uno le gustan, aceptadas porque uno las acepta simplemente desde
18 MARÍN, José A., “Nihilismo y Metáfora. la fabula imaginera de Vico y Nietzsche”, En Cuadernos sobre Vico,
5-6, 1995-1996, Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, ISBN 1130-7498, pp. 83-104
19 MATURANA, Humberto, Emociones y Lenguaje en Educación y Política, Ed. Dolmen Ensayo. 10ª Edición,
Santiago, 2001.
20 MATURANA, Humberto, Emociones y Lenguaje en Educación y Política, Ed. Dolmen Ensayo. 10ª Edición,
Santiago, 2001.
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 16

sus preferencias. Y eso es así en cualquier dominio, ya sea el de las matemáticas, el de la


física, el de la química, el de la economía, el de la filosofía, o el de la literatura. Todo sistema
racional se funda en premisas o nociones fundamentales que uno acepta como puntos de
partida porque quiere hacerlo y con las cuales opera en su construcción.

De modo tal que la idea de verdad es una especie de ficción y que todo lo que tenemos por
sólido y cierto en el mundo es, si se le examina con atención, accidental y contingente:
leyes, ideas, filosofías, religiones, todo –hasta nuestros particulares intereses vitales.

Ahora bien esta honestidad corre el riesgo de desembocar en un tipo de nihilismo


epistemológico, en la convicción de que no hay verdades. O que la verdad no se descubre,
sino se inventa.

Si examinamos el proceso de la formación del conocimiento y de los saberes disponibles


por los hombres, podemos llegar incluso a reexaminar el rol que durante mucho tiempo se
asignó a la filosofía con respecto a las demás ciencias, esto es, un rol privilegiado por la
supuesta pureza. desinterés y gratuidad adscrita a su “amor por el saber”, por el
conocimiento, y que sin embargo, a partir de todo lo planteado por Nietzsche acerca de la
compleja y larga historia subyacente al predominio alcanzado por uno u otro instinto de
verdad, bien cabe pensar que ese “amor” tenga una procedencia, un valor y un objetivo del
que ha sido aceptado por muchos.

“Yo no creo, por tanto, que un “instinto de conocimiento” sea el padre de la filosofía, sino
que, aquí como en otras partes, un instinto diferente se ha servido del conocimiento (¡y del
desconocimiento!) nada más que como de un instrumento. Pero quien examine los instintos
fundamentales del hombre con el propósito de saber hasta qué punto precisamente ellos
pueden haber actuado aquí como genios (o demonios o duendes -) inspiradores encontrará
que todos ellos han hecho ya alguna vez filosofía, - y que a cada uno de ellos le gustaría
mucho presentarse justo a sí mismo como finalidad última de la existencia y como legítimo
señor de todos los demás instintos. Pues todo instinto ambiciona dominar: y en cuanto tal
intenta filosofar”21.

21 NIETZSCHE, F., Más allá del bien y del mal, parágrafo 6, Alianza Editorial, Madrid, 1997.
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 17

Las intenciones morales han constituido en toda filosofía el auténtico germen vital del que
ha brotado el interés por conocer, explicar y dominar22. Nietzsche, como se ve, está en
condiciones de sostener que los instintos pueden intentar filosofar, si se consideramos que
el pensar es indisociable de los sentimientos y afectos, del querer y sentir que componen
las fuerzas de la voluntad. Y ésta, en tanto es voluntad de poder, tiene su ámbito de mayor y
más propio despliegue en las múltiples manifestaciones de ese fenómeno fundamental que
es la vida. Y porque ésta trasparece en todos los hombres, también ha de hacerlo en aquel
que filosofa, puesto que no por realizar esta tarea “privilegiada”, puede situarse al margen
de la vida. Por eso concluye ese parágrafo afirmando que “en el filósofo [...], nada,
absolutamente nada es impersonal”.

Con Nietzsche se inaugura un modo de interpretación del patrimonio cultural que requiere
un talante específico, una mirada que no se fija en el pasado para llevar a cabo el inventario
de los saberes ni exclusivamente en el futuro para convertirse en la búsqueda extraviada
del visionario, sino que consiste en el ejercicio de ese juego de visión retrospectiva y
proyectiva a la vez; en este caso, desde las creaciones del pasado hacia las que en el
instante están gestando el futuro, juego por el que una mirada creadora recupera en los
antiguos saberes las posibilidades de su propio valor y de su propia eficacia. A este
respecto, Derrida23 expone la conveniencia de elaborar una historia de la escritura
asumiendo la encarnadura del propio escritor en su obra, asumiendo que escribir es
escribir-se, a la vez interpretarse y constituirse en una tarea que compromete el sentido del
hombre mismo que la lleva a cabo.

Así Nietzsche al adoptar una postura etnológica hacia el el problema del conocimiento,
puede discernir cómo “circulan” las redes estratégicas de la verdad, esto es, qué poderes,
subordinaciones o legitimaciones se generan alrededor suyo. Se trata de la “economía
política” de la verdad, es decir la producción de discursos.24

22 MATURANA, Humberto, La objetividad un argumento para obligar, Ed. Dolmen, Santiago de Chile, 1997.
23 VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, “Nietszche y Derrida: De la voluntad de ilusión a la Mitología blanca” En Cuenta
y Razón del pensamiento actual (FUNDES) - Revista de la Fundación de Estudios Sociológicos de
MADRID. Nº 145 – 2007.
24 CANO, Germán, Nietzsche y la crítica de la modernidad, Editorial Biblioteca Nueva, S. L., Madrid, 2001, p.
307
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 18

Rorty [Contingencia, Ironía y Solidadridad]

1.- La idea de que la verdad, lo mismo que el mundo, está ahí afuera es legado de una
época en la cual se veía al mundo como la creación de un ser que tenía un lenguaje propio.
Si desistimos del intento de dar sentido a la idea de tal lenguaje no humano, no
incurriremos en la tentación de confundir la trivialidad de que el mundo puede hacer que
tengamos razón al creer que una proposición es verdadera, con la afinnación de que el
mundo, por su propia iniciativa, se descompone en trozos, con la forma de proposiciones,
llamados «hechos».

Cuando consideramos ejemplos de juegos del lenguaje alternativos --el léxico de la política
de la Atenas de la Antigüedad versus el de Jefferson, el léxico moral de san Pablo versus el
de Freud, la terminología de Newton versus la de Aristóteles, la lengua de Blake versus la
de Dryden-- , es difícil pensar que el mundo haga que uno de ellos sea mejor que el otro, o
que el mundo decida entre ellos. Cuando la noción de «descripción del mundo» se traslada
desde el nivel de las proposiciones reguladas por un criterio en el seno de un juego del
lenguaje, a los juegos del lenguaje como conjuntos, juegos entre los cuales no elegimos por
referencia a criterios, no puede darse ya un sentido claro a la idea de que el mundo decide
qué descripciones son verdaderas y cuáles son falsas. Resulta difícil pensar que el léxico
sea algo que está ya ahí afuera, en el mundo, a la espera de que lo descubramos. El
prestar atención (de la forma que lo hacen los cultivadores de la historia intelectual como
Thomas Kuhn y Quentin Skinner) a los léxicos en los que se formulan las proposiciones
antes que a las proposiciones consideradas individualmente, hace que caigamos en la
cuenta, por ejemplo, de que el hecho de que el léxico de Newton nos permita predecir el
mundo más fácilmente de lo que lo hace el de Aristóteles, no quiere decir que el mundo
hable newtonianamente.

2.- El mundo no habla. Sólo nosotros lo hacemos. El mundo, una vez que nos hemos
ajustado al programa de un lenguaje, puede hacer que sostengamos determinadas
creencias. Pero no puede proponernos un lenguaje para que nosotros lo hablemos. Sólo
otros seres humanos pueden hacerlo. No obstante, el hecho de advertir que el mundo no
nos dice cuáles son los juegos del lenguaje que debemos jugar, no debe llevarnos a afirmar
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 19

que es arbitraria la decisión acerca de cuál jugar, ni a decir que es la expresión de algo que
se halla en lo profundo de nosotros. La moraleja no es que los criterios objetivos para la
elección de un léxico deban ser reemplazados por criterios subjetivos, que haya que colocar
la voluntad o el sentimiento en el lugar de la razón. Es, más bien, que las nociones de
criterio y de elección (incluida la elección «arbitraria») dejan de tener sentido cuando se
trata del cambio de un juego del lenguaje a otro. Europa no decidió aceptar el lenguaje de la
poesía romántica, ni el de la política socialista, ni el de la mecánica galileana. Las
mutaciones de ese tipo no fueron un acto de la voluntad en mayor medida que el resultado
de una discusión. El caso fue, más bien, que Europa fue perdiendo poco a poco la
costumbre de emplear ciertas palabras y adquirió poco a poco la costumbre de emplear
otras. [CIS Rorty, pp. 26, Barcelona, 1991]

Como argumenta Kuhn en The Copernican Revolution, no fue sobre la base de


observaciones telescópicas o sobre la base de alguna otra cosa como decidimos que la
Tierra no era el centro del universo, que la conducta macroscópica podía explicarse a partir
del movimiento microestructural, y que la principal meta de la teorización científica debía ser
la predicción y el control. En lugar de eso, después de cien años de estéril confusión, los
europeos se sorprendieron a sí mismos hablando de una forma tal que daba por sentadas
esas tesis solapadas. Los cambios culturales de esa magnitud no resultan de la aplicación
de criterios (o de una «decisión arbitraria»), como tampoco resulta de la aplicación de
criterios o de actes gratuits el que los individuos se vuelvan teístas o ateos, o cambien de
cónyuge o de círculo de amistades. En tales cuestiones no debemos buscar criterios de
decisión en nosotros mismos, como tampoco debemos buscarlos en el mundo.

La tentación de buscar criterios es una especie de la tentación, más general, de pensar que
el mundo, o el ser humano, poseen una naturaleza intrínseca, una esencia. Es decir, es el
resultado de la tentación de privilegiar a uno de los muchos lenguajes en los que
habitualmente describimos el mundo, o nos describimos a nosotros mismos. Mientras
pensemos que existe alguna relación denominada «adecuación al mundo» o «expresión de
la naturaleza real del yo», que puedan poseer, o de las que puedan carecer, los léxicos
considerados como un todo, continuaremos la tradicional búsqueda filosófica de un criterio
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 20

que nos diga cuáles son los léxicos que tienen ese deseable rasgo. Pero si alguna vez
logramos reconciliarnos con la idea de que la realidad es, en su adecuada o
inadecuadamente por un léxico, es creado por el uso de un léxico, finalmente habremos
comprendido lo que había de verdad en la idea romántica de que la verdad es algo que se
hace más que algo que se encuentra. Lo que de verdadero tiene esa afirmación es,
precisamente, que los lenguajes son hechos, y no hallados, y que la verdad es una
propiedad de entidades língüísticas, de proposiciones.

Emociones y Lenguaje en Educación y Política. Dr. Humberto Maturana R. [Nexo]

Biología del Emocionar y constitución de lo humano. [H. Maturana]

A continuación se examinará la convergencia de la perspectiva desarrollada por el Dr.


Humberto Maturana –en su Biología del Emocionar 25– con los planteamientos de Sloterdijk
aquí expuestos.

En primer término Maturana sienta las bases del surgir de lo humano:

− Lo humano surge en la historia evolutiva que pertenecemos al surgir el lenguaje.

− Las distintas acciones humanas quedan definidas por la emoción que las sustenta y
que todo lo que hacemos lo hacemos desde una emoción.

− El darse cuenta de que los seres humanos existimos como tales en el


entrecruzamiento de muchas conversaciones en muchos dominios operacionales distintos
que configuran muchos dominios de realidades diferentes, es particularmente significativo
porque nos permite recuperar lo emocional como un ámbito fundamental de lo humano.

Ahora bien, aunque lo humano surge en la historia evolutiva que pertenecemos al surgir el
lenguaje, se constituye, de hecho, como tal en la conservación de un modo de vivir
particular en que el compartir alimentos, la colaboración de machos y hembras en la crianza
de los niños y el encuentro sensual individualizado recurrente, se dan en el entrelazamiento
del lenguajear y el emocionar que es el conversar. En otras palabras, todo quehacer

25 MATURANA, H. - BLOCH, S., Biología del Emocionar y Alba Emoting. Respiración y Emoción. Bailando juntos, Dolmen
Emociones, 1996, Santiago.
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 21

humano se da en el conversar, y en lo que el vivir de los seres humanos no se da en el


conversar no es quehacer humano. Así, al mismo tiempo, como todo quehacer humano se
da desde una emoción, nada humano ocurre fuera del entrelazamiento del lenguajear con el
emocionar, y, por lo tanto, lo humano se vive siempre desde una emoción, aún es el más
excelso y puro razonar.

Finalmente, el emocionar en cuya conservación se constituye lo humano al surgir el


lenguaje, se centra en el placer de la convivencia, en la aceptación del otro junto a uno, es
decir, en el amor, que es la emoción que constituye el espacio de acciones en el que
aceptamos al otro en la cercanía de la convivencia. El que el amor sea la emoción que
funda en el origen de lo humano el goce del conversar que nos caracteriza, hace que tanto
nuestro bienestar como nuestro sufrimiento dependan de nuestro conversar, y se originen y
terminen en él.

Las emociones fluyen continuamente, impregnando nuestro vivir, determinando todas


nuestras acciones y conductas, incluso nuestro razonar.

Así como el viento arrastra las nubes, una respiración específica produce una emoción
básica específica: alegría, tristeza, rabia, miedo, erotismo, ternura.

Las emociones se viven como dominios de conductas relacionales y constituyen el


fundamento de todo nuestro de todo nuestro quehacer. No sólo eso. Todo razonar ocurre
como un constructo coherente a partir de ciertas premisas o puntos de partida que se
aceptan a priori desde la emoción que se vive en el instante de razonar. Esto es, las
emociones no constituyen interferencias con nuestro ser racional, sino que le dan a nuestro
razonar sentido y significado relacional. Pero como fenómenos de nuestro ser biológico,
nuestro emocionar surge en nuestro fluir fisiológico en la relación, y se puede evocar desde
la modulación de la corporalidad, particularmente desde la modulación de los ritmos
respiratorios. Tal evocación permite darse cuenta del propio emocionar, e inspirar, en el
espectador, cierta emoción, como ocurre en la representación teatral. Las emociones
corresponden a disposiciones corporales; “el cuerpo ya no es el obstáculo que separa al
pensamiento de sí mismo”26. Su capacidad de metamorfosis y de vértigos fuerza a interrogar
26 DELEUZE, G., La imagen-tiempo, Estudios sobre cine 2, l985
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 22

por su régimen de signos, sus vibraciones y su morfo-fisiología como condiciones de


posibilidad de los gestos, los que nos imprimen y dotan no sólo de una posición ética, sino
también –y fundamentalmente– estética en la constitución de nuestra subjetividad. El vigor,
la elegancia, el heroísmo o el júbilo no sólo responden a un talante ético, sino que
originariamente son imágenes estéticas que proveen los cuerpos. Es así como Maturana
reflexiona sobre el emocionar y su evocación desde el respirar. Las emociones
corresponden a disposiciones corporales que especifican el dominio de acciones en que
se mueve un organismo. Las distintas acciones humanas quedan definidas por la emoción
que las sustenta y que todo lo que hacemos lo hacemos desde una emoción. Por esto,
aunque lo humano surge en la historia evolutiva que pertenecemos al surgir el lenguaje, se
constituye, de hecho, como tal en la conservación de un modo de vivir particular en que el
compartir alimentos, la colaboración de machos y hembras en la crianza de los niños y el
encuentro sensual individualizado recurrente, se dan en el entrelazamiento del lenguajear y
el emocionar que es el conversar27. Es así como el emocionar en cuya conservación se
constituye lo humano al surgir el lenguaje, se centra en el placer de la convivencia, en el
amor, que es la emoción que constituye el espacio de acciones en el que aceptamos al otro
en la cercanía de la convivencia. →

Ahora, el darse cuenta de que los seres humanos existimos como tales en el
entrecruzamiento de muchas conversaciones en muchos dominios operacionales distintos
que configuran muchos dominios de realidades diferentes, es particularmente significativo
porque nos permite recuperar lo emocional como un ámbito fundamental de lo humano.
Este punto es epistemológicamente relevante para evidenciar –desde una matriz biológica-
cultural disidente– “la fantasía de la cultura patriarcal a que pertenecemos en Occidente, y
que ahora parece expandirse por todos los ámbitos de la tierra, las emociones han sido
desvalorizadas en favor de la razón como si ésta pudiese existir con independencia o en
contraposición a ellas”.28

27 MATURANA, Humberto, Desde la Psicología a la Psicología, Cap. “Lenguaje y realidad; el origen de lo humano”, p. 96 –
106, Editorial Universitaria, Santiago, 2008. Conferencia organizada por la Sociedad DE Biología de Chile, 3 de
noviembre de 1988, Club de Providencia. Publicado originalmente en Arch. Biol. Med. Exp.,. No. 22, pp. 77-81, 1989.
28 MATURANA, Humberto, Desde la Psicología a la Psicología, Cap. “Lenguaje y realidad; el origen de lo
humano”, Editorial Universitaria, Santiago, 2008. p. 100
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 23

ANEXO:

AMOR Y JUEGO Fundamentos olvidado de lo humano p.83

El amor es la emoción, la disposición corporal dinámica que constituye en nosotros la


operacionalidad de las acciones de coexistencia en aceptación mutua en cualquier dominio
particular de relaciones con otros seres, humanos o no. La biología del amor es
fundamental en el desarrollo de todo ser humano individual. Los humanos como seres
racionales lenguajeantes, somos animales que pertenecemos a una historia evolutiva
centrada en la conservación de una manera de vivir en la biología del amor que hizo posible
el origen del lenguaje que nos caracteriza aún hoy día. Tal forma de vivir, la forma homínida
de vivir, se funda en la mutua aceptación en una coexistencia que está centrada en la
ternura y en la sensualidad de la caricia mutua, en la cercanía de una intimidad sexual
prolongada, en el compartir la comida, en la convivencia en grupos pequeños, y en la
cooperación del macho en el cuidado de los niños. Maturana y yo pensamos que el vivir en
el lenguaje pudo surgir en esa historia evolutiva debido a que la conservación de la forma
homínida de vivir constituyó de hecho la posibilidad operacional par que las coordinaciones
conductuales consensuales de un convivir prolongado e intimo en l sensualidad, la ternura y
la cooperación, se involucrasen recursivamente como coordinaciones de coordinaciones
conductuales consensuales, no sólo como un fenómeno ocasional, sino que como un modo
de vivir conservado de generación tras generación en el aprendizaje de ,los niños (ver
Maturana 1989 y 1990).

Matríztica: 'Ejes y perspectivas convergentes →Filosofía – Biología Cultural

BIOLOGÍA DEL EMOCIONAR Y ALBA EMOTING: Respiración y emoción: BAILANDO


JUNTOS: H. Maturana y Susana Bloch

Las emociones fluyen continuamente, impregnando nuestro vivir, determinando todas


nuestras acciones y conductas, incluso nuestro razonar.Así como el viento arrastra las
nubes, una respiración específica produce una emoción básica específica: alegría, tristeza,
rabia, miedo, erotismo, ternura. Sobre estos temas, dos científicos, amigos de toda una
vida, conversan libremente. Las emociones se viven como dominios de conductas
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 24

relacionales y constituyen el fundamento de todo nuestro de todo nuestro quehacer. No sólo


eso. Todo razonar ocurre como un constructo coherente a partir de ciertas premisas o
puntos de partida que se aceptan a priori desde la emoción que se vive en el instante de
razonar. Esto es, las emociones no constituyen interferencias con nuestro ser racional, sino
que le dan a nuestro razonar sentido y significado relacional. Pero como fenómenos de
nuestro ser biológico, nuestro emocionar surge en nuestro fluir fisiológico en la relación , y
se puede evocar desde la modulación de la corporalidad, particularmente desde la
modulación de los ritmos respiratorios. Tal evocación permite darse cuenta del propio
emocionar, e inspirar, en el espectador, cierta emoción, como ocurre en la representación
teatral. En este libro, Susana Bloch A. y Humberto Maturana R. , conversan sobre el
emocionar y su evocación desde el respirar. [En Desarrollo]

Dr. Adolfo Vásquez Rocca

BIBLIOGRAFÍA:

MATURANA, Humberto, Origen de lo Humano en la Biología de la intimidad. Ed. Instituto


de Terapia Cognitiva, Santiago.

− MATURANA, Humberto, Desde la Psicología a la Psicología, Cap. “Lenguaje y


realidad; el origen de lo humano”, p. 96 – 106, Editorial Universitaria, Santiago, 2008.
Conferencia organizada por la Sociedad DE Biología de Chile, 3 de noviembre de 1988,
Club de Providencia. Publicado originalmente en Arch. Biol. Med. Exp.,. No. 22, pp. 77-81,
1989.
- VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "Sloterdijk; Secretos bizarros de Freud, discretas
obsesiones telecomunicativas y primeras formaciones de psicología profunda
europea", En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad
Complutense de Madrid, NÓMADAS. 31 | Julio-Diciembre.2011 (I), pp. 339 - 368
http://www.ucm
Maturana y Nietzsche Ontología de las explicaciones científicas 25

− VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "Sloterdijk, Heidegger y Jean-Luc Nancy: Esferas,


arqueología de lo íntimo, morfología del espacio compartido e historia de la
fascinación de proximidad", En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y
Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, NÓMADAS. 32 - Julio-Diciembre. 2011
(II), pp. [100-139]
http://www.ucm.es/info/nomadas/32/adolfovasquezrocca.pdf
- VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo,, Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de
climatización, Colección Novatores, Nº 28, Editorial de la Institución Alfons el Magnànim
(IAM), Valencia, España, 2008. 221 páginas | I.S.B.N.: 978-84-7822-523-1
Adolfo Vásquez Rocca PHD
- VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, “NIETZSCHE: DE LA VOLUNTAD DE PODER A LA
VOLUNTAD DE FICCIÓN COMO POSTULADO EPISTEMOLÓGICO”, En Revista
NÓMADAS Nº 37 – 2012, pp. 41 – 53, Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos,
Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Arte –Universidad Central, Colombia.
http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4052835.pdf

− VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "NIETZSCHE: DE LA VOLUNTAD DE FICCIÓN AL


PATHOS DE LA VERDAD; APROXIMACIÓN ESTÉTICO‐EPISTEMOLÓGICA A LA
CONCEPCIÓN BIOLÓGICA DE LO LITERARIO", En EIKASIA, Revista de la Sociedad
Asturiana de Filosofía SAF, Nº 46 - Noviembre 2012 - ISSN 1885-5679 - Oviedo, España,
pp. 33 – 44.
http://www.revistadefilosofia.com/46-02.pdf

Dr. Adolfo Vásquez Rocca

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