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EMULACIÓN MALVA. (Morum Aemulari).

Por: María Alejandra Moreno.

El activismo feminista ha sido un tema muy recurrente en estos últimos siglos, la lucha por la

equidad de género aún sigue en pie ya que el estado aún no cumple con las exigencias que este

movimiento manifiesta (hablando específicamente de la situación latinoamericana), una lucha

incansable para llegar a estos objetivos donde se respete la integridad de la mujer, se le reconozca

no solo como personas oprimidas únicamente por ser un individuo proletario sino que se entienda

que la discriminación por su identidad de género es una realidad que aún afecta a este grupo, que

no necesariamente la mujer debe estar en un papel sumiso y obediente frente al ,hombre sino que

tiene la libertad de poder saberse capaz de realizar otras actividades y explorarse a ella misma. La

manera en que se aborda todo esto en el campo artístico es muy variada, el performance es una de

las soluciones plásticas más recurrentes en la actualidad y la utilización de conceptos e imágenes

abstractas para hablar de ello; sin embargo, la problemática de la reproducción y entendimiento

de la obra es una cuestión política y social más amplia y compleja, para el ciudadano de a pie no

es fácil entender la reflexión que se proyecta a través de herramientas que solo los especializados

en esta área logran entender a profundidad, así ignorando completamente el factor comunitario

que envuelve estas causas. Si vemos la historia de las luchas sociales nos daremos cuenta que la

publicidad ha sido parte fundamental para el triunfo de los movimientos populares, usando

pancartas y carteles dentro de las protestas para explicar las razones del descontento ciudadano y

exponiendo justificaciones para las acciones a tomar por parte de los oprimidos sin dar lugar a

eufemismos, intentando ser lo más explícito y concreto posible para que el mensaje llegue sin o

casi sin ninguna alteración de la idea inicial.


La problemática a tratar aquí encapsula todo lo hablado en el párrafo anterior, la reivindicación

de la mujer en el siglo XXI y cómo podemos transmitir esta ideología de manera que todos los

sectores y comunidades tengan las herramientas para poder entenderlo, todo esto a partir de la

incomprensión que representa el arte moderno para las clases medias-bajas (las clases

vulneradas) dada la burbuja de privilegios en la que está encerrado el concepto de “artistas” con

la dinámica de producir solamente para las galerías y exposiciones dentro de este mismo sistema

sin eliminar estos límites para incluir al espectador que no tiene un estudio específico en estos

temas sociales y culturales que, irónicamente, los incluyen específicamente a ellos.

La publicidad de los años 50´s contiene uno de los tipos de ilustración más icónicas y

reconocibles de la historia de la propaganda gracias a la tipografía y la manera de dibujar a las

mujeres protagonistas de estos carteles, donde se mostraban a estas últimas en ambientes

hogareños, ajustándose al canon de belleza y mostrándose sumisas y obedientes frente a “las

obligaciones propias de la mujer”, así promocionando un estereotipo no solo de apariencia sino

de comportamiento. Como menciona Agustín Villena en su investigación: “El afiche, ya sea

comercial o político constituye una representación del tipo de sociedad que se está gestando”, en

ese momento era algo común (y sin embargo inaceptable) que la imagen de la mujer se viera

reducida de tal manera, cosificándolas y volviéndolas un producto más que está aliado al sistema

consumista y patriarcal que a día de hoy sigue vigente; una parte de la culpa de que estos dibujos

se hagan de esta manera fue la existencia de las “Pin-Up Girls” durante la Segunda Guerra

Mundial (1940-1945) las cuales eran chicas delgadas y rubias que ofrecían shows para los

soldados americanos que prestaban su servicio en esta guerra, llamando la atención y

distrayéndolos un poco de la situación que estaban enfrentando, pasaron a ser un modelo de

“belleza y picardía” femenina, la razón de utilizar esta era de la publicidad como base para la
creación de los carteles hechos por este proyecto es la reinterpretación y el cuestionamiento de

estas imágenes, darles otro sentido y hacer precisamente una emulación de los mismos. Además,

estos carteles resumen todos los componentes de gráfica que se han usado, por ejemplo, la

tipografía gruesa y en bloque (en algunos casos adornada con letra cursiva para agregarle

“feminidad” a lo presentado) y una imagen que represente lo dicho en lo escrito en el papel, en

este estilo no predomina ni la imagen ni el texto, ambas cosas están balanceadas para que no se

pierda ningún detalle del mensaje a dar.

El uso de pocos colores o directamente ser monocromático tiene su razón: en las luchas

estudiantiles y donde normalmente no reciben ningún tipo de financiamiento más allá de los

fondos que recolecten entre el mismo grupo es necesario ahorrar en gastos innecesarios como lo

es pintura y papel de alta calidad, pero ¿por qué innecesario? Porque dentro de esta corriente o

técnica no es relevante la imagen estética o la presentación de los carteles siempre y cuando el

mensaje llegue a la comunidad (esta sea o no parte del movimiento), por ejemplo, durante las

elecciones presidenciales estadounidenses donde Obama era uno de los candidatos un grupo de

estudiantes hicieron pancartas a favor de él, con materiales lo más baratos posibles, con papel

craft y pintura diluida, a comparación de sus contrincantes republicanos que usaban los

materiales de mejor calidad gracias a que el capital que poseían era mucho mayor, dándole así un

impulso de discurso a la campaña de Obama, pues la materialidad de su propaganda va más

ligada al pueblo que era el objetivo de toda su trayectoria política. En los afiches de “Emulación

malva” utilizamos papel de libretas escolares y un único color: el morado, ya que este color ha

representado la lucha feminista al ser el resultado de los colores azul y rosado (los cromas que

estereotípicamente se le asignan a estos dos géneros) haciendo así una alegoría a la igualdad de
los sexos, y también dándole significado a partir de los materiales usados como se explicó

anteriormente.

Representar a personajes fuera del canon de poder también es un elemento visual fuerte, ver a las

amas de casas fuera del contexto tranquilo y supuestamente pacífico en el que viven para, desde

allí, comenzar a transmitir un mensaje de lucha y poder puede resultar conmovedor.

La reproducción de la obra es lo más fundamental, por como lo hemos dicho antes el aspecto no

es lo trascendental sino el mensaje que este expresa. Por eso se tiene proyectado que estos

carteles se hagan en serigrafía para una mayor facilidad a la hora de producir en masa y que

además los costos de producción no sean tan elevados…

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