CAMPAÑA DIOCESANA Y PROVINCIAL DE PROMOCIÓN DEL PGP: MES DE LA BIBLIA

CAMPAÑA DIOCESANA Y PROVINCIAL DE

PROMOCIÓN DEL PGP

«SEPTIEMBRE 2019: MES DE LA BIBLIA »

Hacia el encuentro de Jesucristo redentor,
bajo la mirada amorosa de Santa María de
Guadalupe * 2031-2033

Ficha 6. Adoración: En torno a la mesa de la Palabra

y de la Eucaristía

1. Segmento 3) Pidamos al Señor que nunca 6) Danos esa alegría que es un

introductorio
1.1 Monición inicial
1) Mon: Estamos de camino a la
celebración del 2° milenio de la
muerte y resurrección del Señor
Jesús. Nuestros Obispos en el
Proyecto Global de Pastoral
2031-2033 nos han dicho:
Cada vez que el Espíritu nos
convoca como asamblea para
escuchar la Palabra y para
comer la carne y beber la
sangre de Jesucristo,
anunciamos su Muerte y
Resurrección redentora hasta
que su Reino sea consumado
en el Padre. […] El misterio de
la Redención se hace
constantemente presente
entonces en la Eucaristía,
misterio de auto-donación que
genera comunión, impulso
para el peregrinar en el
mundo y anticipación del
banquete final PGP 144().
2) Este es el mes de la Biblia. En
todas las Iglesias Católicas, junto
al altar está un ambón desde
donde se proclama la Palabra. El
altar es la mesa del banquete
Eucarístico, el ambón es la mesa
de la Palabra. Desde el altar el
Señor nos nutre con su Cuerpo y
Su Sangre, desde el ambón nos
alimenta con su Palabra.
nos falte el pan de la Palabra y de
la Eucaristía. Adorémosle con la
mente y el corazón.
4) Con las Palabras que San Pedro
pronunció cantemos:
1.2 Exposición y Canto 1
SEÑOR, ¿A QUIÉN IREMOS?
TÚ TIENES PALABRAS DE
VIDA.
NOSOTROS HEMOS CREÍDO,
QUE TÚ ERES EL HIJO DE
DIOS.
Pues si Yo he bajado del cielo
no es para hacer mi voluntad,
sino la voluntad de mi Padre,
que es dar al mundo la vida.
Soy el pan vivo que del cielo baja,
el que come este pan por siempre
vive; / pues el pan que daré es mi
carne, / que da la vida al mundo.
El que viene al banquete de mi
cuerpo / en mi vive y yo vivo en él;
brotará en él la vida eterna
y lo resucitaré.
1.3 Oración ante el
Santísimo
Cf. Verbum Domini 123
5) T: Señor Dios, tu Palabra crea
comunión y es fuente de alegría.
Una alegría profunda que brota
del corazón mismo de tu vida
trinitaria y que nos comunicas en
tu Hijo.
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don inefable que el mundo no
puede dar. Podríamos organizar
fiestas, pero no tener alegría.
7) Tu Palabra nos dice que la
alegría es fruto de tu Espíritu
Santo (cf. Ga 5,22), que nos
permite entrar en tu Palabra y
hacer que esa Palabra divina entre
en nosotros trayendo frutos de
vida eterna.
8) Señor Jesucristo, adoramos tu
cuerpo, tu sangre y tu palabra.
Danos siempre este alimento que
nos lleva a la vida eterna.
Concédenos tener siempre
hambre de ellas. Amén.
9) G: Oremos para que
escuchando la Palabra del Señor
las familias anuncien la Buena
Nueva y sigan fielmente a Cristo.
Digamos juntos.
10) T: Tu profeta Isaías escuchó
tu Palabra: «¿a quién enviaré?
¿quién irá de parte nuestra?»
(6,8). Tu apóstol Pablo
preguntaba a los Católicos
Romanos: «Pero ¿cómo
invocarán a aquel en quien no
han creído? ¿Cómo creerán en
aquel a quien no han oído?
¿Cómo oirán sin que se les
predique? Y ¿cómo predicarán si
no son enviados? Como dice la
Escritura: = ¡Cuán hermosos los
pies de los que anuncian el bien!»
(Rom 10,14-15). Padre, llama a
nuestra familia para ser discípulos
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de Cristo y envíala a llevar el
mensaje de salvación a las familias
que en el tedio de la vida han
perdido la alegría, la esperanza y
el diálogo. Que tu Palabra los libre
del mal que hay en el mundo y los
santifique en la verdad. Que el
Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
derramada para nuestra salvación,
purifique a los padres y a los hijos
de sus pecados para que sean
Iglesia Doméstica donde se viva la
caridad, la misericordia y la paz.
Amén.
2. Segmento: La
Palabra de Dios
2.1 La Palabra de Dios
11) G: Leeremos varios versículos
en los que Jesús nos recuerda la
importancia de su Palabra en la
vida de sus discípulos. Lo haremos
a manera de letanía.
G: En el principio existía la
Palabra y la Palabra estaba con
Dios,
T: y la Palabra era Dios. (Jn 1,1)
G: La Palabra era la luz verdadera
T: que ilumina a todo hombre
que viene a este mundo. (Jn 1,9)
G: Y la Palabra se hizo carne,
T: y puso su Morada entre
nosotros (Jn 1,14).
G: Dijo María: «He aquí la esclava
del Señor;
T: hágase en mí según tu
palabra.» (Lc 1,38)
G: Un día te anunciaron: «Tu
madre y tus hermanos están ahí
fuera y quieren verte.» (Lc 8,20)
T: Pero tú respondiste: «Mi
madre y mis hermanos son
aquellos que oyen la Palabra de
Dios y la cumplen.» (Lc 8,21)
G: Alzó la voz una mujer de entre
la gente, y dijo: «¡Dichoso el seno
que te llevó y los pechos que te
criaron!» (Lc 11,27)
T: Pero tú dijiste: «Dichosos más
bien los que oyen la Palabra de
Dios y la guardan» (Lc 11,28)
G: El que escucha mi Palabra y
cree en el que me ha enviado,
T: tiene vida eterna y no incurre
en juicio, sino que ha pasado de la
muerte a la vida. (Jn 5,24)
G: «Si se mantienen en mi
Palabra,
T: serán verdaderamente mis
discípulos (Jn 8,31)
G: El que es de Dios,
T: escucha las palabras de Dios;
(Jn 8,47)
G: En verdad, en verdad les digo:
si alguno guarda mi Palabra,
T: no verá la muerte jamás.» (Jn
8,51)
G: Si alguno oye mis palabras y no
las guarda, yo no le juzgo,
T: porque no he venido para
juzgar al mundo, sino para salvar
al mundo. (Jn 12,47)
G: El que me rechaza y no recibe
mis palabras, ya tiene quien le
juzgue:
T: la Palabra que yo he hablado,
ésa le juzgará el último día; (Jn
12,48)
G: Jesús le respondió: «Si alguno
me ama, guardará mi Palabra,
T: y mi Padre le amará, y
vendremos a él, y haremos
morada en él. (Jn 14,23)
G: El que no me ama
T: no guarda mis palabras (Jn
14,24)
G: Y la palabra que escuchan no
es mía,
T: sino del Padre que me ha
enviado. (Jn 14,24)
3. Segmento: La
Palabra de la Iglesia
3.1 Verbum Domini 54/1
12) L1: Lo que se afirma
genéricamente de la relación entre
Palabra y sacramentos, se ahonda
cuando nos referimos a la
celebración eucarística. Además,
la íntima unidad entre Palabra y
Eucaristía está arraigada en el
testimonio bíblico (cf. Jn 6; Lc24),
confirmada por los Padres de la
Iglesia y reafirmada por el
20
Concilio Vaticano II.[191] A este
respecto, podemos pensar en el
gran discurso de Jesús sobre el
pan de vida en la sinagoga de
Cafarnaúm (cf. Jn 6,22-69), en
cuyo trasfondo se percibe la
comparación entre Moisés y
Jesús, entre quien habló cara a
cara con Dios (cf. Ex 33,11) y
quien revela a Dios (cf. Jn 1,18).
En efecto, el discurso sobre el pan
se refiere al don de Dios que
Moisés obtuvo para su pueblo con
el maná en el desierto y que, en
realidad, es la Torá, la Palabra de
Dios que da vida (cf. Sal 119; Pr
9,5). Jesús lleva a cumplimiento
en sí mismo la antigua figura: «El
pan de Dios es el que baja del cielo
y da la vida al mundo... Yo soy el
pan de vida» (Jn 6,33-35). Aquí,
«la Ley se ha hecho Persona. En el
encuentro con Jesús nos
alimentamos, por así decirlo, del
Dios vivo, comemos realmente el
“pan del cielo”».[192] El Prólogo
de Juan se profundiza en el
discurso de Cafarnaúm: si en el
primero el Logos de Dios se hace
carne, en el segundo es «pan»
para la vida del mundo (cf. Jn
6,51), haciendo alusión de este
modo a la entrega que Jesús hará
de sí mismo en el misterio de la
cruz, confirmada por la
afirmación sobre su sangre que se
da a «beber» (cf. Jn 6,53). De este
modo, en el misterio de la
Eucaristía se muestra cuál es el
verdadero maná, el auténtico pan
del cielo: es el Logos de Dios que
se ha hecho carne, que se ha
entregado a sí mismo por nosotros
en el misterio pascual.
3.2 Canto
SEÑOR, ¿A QUIÉN IREMOS?
TÚ TIENES PALABRAS DE
VIDA.
NOSOTROS HEMOS CREÍDO,
QUE TÚ ERES EL HIJO DE
DIOS.
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No es Moisés quien os dio pan del
cielo; / es mi Padre quien da pan
verdadero,
porque el pan de Dios baja del
cielo: / y da la vida al mundo.
Soy el pan que os da la vida
eterna; / el que viene a mí no
tendrá hambre;
el que viene a mí no tendrá sed.
Así ha hablado Jesús.
3.3 Verbum Domini 54/2
13) L2: El relato de Lucas sobre
los discípulos de Emaús nos
permite una reflexión ulterior
sobre la unión entre la escucha de
la Palabra y el partir el pan (cf.
Lc24,13-35). Jesús salió a su
encuentro el día siguiente al
sábado, escuchó las
manifestaciones de su esperanza
decepcionada y, haciéndose su
compañero de camino, «les
explicó lo que se refería a él en
toda la Escritura» (24,27). Junto
con este caminante que se
muestra tan inesperadamente
familiar a sus vidas, los dos
discípulos comienzan a mirar de
un modo nuevo las Escrituras. Lo
que había ocurrido en aquellos
días ya no aparece como un
fracaso, sino como cumplimiento
y nuevo comienzo. Sin embargo,
tampoco estas palabras les
parecen aún suficientes a los dos
discípulos. El Evangelio de Lucas
nos dice que sólo cuando Jesús
tomó el pan, pronunció la
bendición, lo partió y se lo dio, «se
les abrieron los ojos y lo
reconocieron» (24,31), mientras
que antes «sus ojos no eran
capaces de reconocerlo» (24,16).
La presencia de Jesús, primero
con las palabras y después con el
gesto de partir el pan, hizo posible
que los discípulos lo reconocieran,
y que pudieran revivir de un modo
nuevo lo que antes habían
experimentado con él: «¿No ardía
nuestro corazón mientras nos
hablaba por el camino y nos
explicaba las Escrituras?» (24,32).
3.4 Canto: Peregrino de
Emaús
1. ¿Qué llevabas conversando?
me dijiste, buen amigo
y me detuve asombrado a la vera
del camino
¿No sabes lo que ha pasado ayer
en Jerusalén
de Jesús de Nazareth, a quien
clavaron en cruz?
Por eso me vuelvo triste a mi
aldea de Emaús.
POR LA CALZADA DE EMAÚS
UN PEREGRINO IBA CONMIGO
NO LE CONOCÍ AL CAMINAR
AHORA SÍ, EN LA FRACCIÓN
DEL PAN.
3. ¡Oh tardíos corazones que
ignoráis a los profetas!
En la ley ya se anunció que el
Mesías padecería
y por llegar a su gloria escogiera
la aflicción.
En la tarde de aquel día, yo sentí
que con Jesús
nuestro corazón ardía a la vista de
Emaús.
4. Hizo señas de seguir más allá de
nuestra aldea / y la luz del sol
poniente pareció que se muriera:
Quédate, forastero, ponte a la
mesa y bendice / y al destello de
tu luz, en la bendición del pan /
mis ojos conocerán al amigo de
Emaús.
3.5 La Palabra de la
Iglesia
Latinoamericana (1)
Documento de Aparecida 247
14) L3: Encontramos a Jesús en
la Sagrada Escritura, leída en la
Iglesia. La Sagrada Escritura,
“Palabra de Dios escrita por
inspiración del Espíritu Santo”, es,
con la Tradición, fuente de vida
para la Iglesia y alma de su acción
evangelizadora. Desconocer la
21
Escritura es desconocer a
Jesucristo y renunciar a
anunciarlo. De aquí la invitación
de Benedicto XVI: “[…] Es
condición indispensable el
conocimiento profundo y vivencial
de la Palabra de Dios. Por esto,
hay que educar al pueblo en la
lectura y la meditación de la
Palabra: que ella se convierta en
su alimento para que, por propia
experiencia, vea que las palabras
de Jesús son espíritu y vida (cf. Jn
6,63). De lo contrario, ¿cómo van
a anunciar un mensaje cuyo
contenido y espíritu no conocen a
fondo? Hemos de fundamentar
nuestro compromiso misionero y
toda nuestra vida en la roca de la
Palabra de Dios”
3.6 Canto: Tu Palabra
me da vida
TU PALABRA ME DA VIDA
CONFÍO EN TI SEÑOR
TU PALABRA ES ETERNA
EN ELLA ESPERARÉ.
Postrada en el polvo está mi alma
devuélvame la vida tu palabra.
Mi alma está llena de tristeza
Consuélame, Señor, con tus
promesas.
Este es mi consuelo en la tristeza
sentir que tu palabra me da vida.
Por las noches me acuerdo de tu
nombre
recorriendo tu camino dame vida.
3.7 La Palabra de la
Iglesia
Latinoamericana (2)
Documento de Aparecida 251
15) La Eucaristía es el lugar
privilegiado del encuentro del
discípulo con Jesucristo. Con este
Sacramento, Jesús nos atrae hacia
sí y nos hace entrar en su
dinamismo hacia Dios y hacia el
prójimo. Hay un estrecho vínculo
entre las tres dimensiones de la
vocación cristiana: creer, celebrar
y vivir el misterio de Jesucristo, de
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tal modo que la existencia
cristiana adquiera
verdaderamente una forma
eucarística. En cada Eucaristía, los
cristianos celebran y asumen el
Misterio Pascual, participando en
él. Por tanto, los fieles deben vivir
su fe en la centralidad del Misterio
Pascual de Cristo a través de la
Eucaristía, de modo que toda su
vida sea cada vez más vida
eucarística. La Eucaristía, fuente
inagotable de la vocación cristiana
es, al mismo tiempo, fuente
inextinguible del impulso
misionero. Allí, el Espíritu Santo
fortalece la identidad del discípulo
y despierta en él la decidida
voluntad de anunciar con audacia
a los demás lo que ha escuchado y
vivido.
3.8 Canto: Tengo que
gritar
Antes que te formaras
dentro del vientre de tu madre
antes que tú nacieras
te conocía y te consagré.
Para ser mi profeta
de las naciones yo te elegí
irás donde te envíe
y lo que te mande proclamarás.
TENGO QUE GRITAR,
TENGO QUE ARRIESGAR,
AY DE MÍ SI NO LO HAGO
CÓMO ESCAPAR DE TI, CÓMO
NO HABLAR
SI TU VOZ ME QUEMA
DENTRO.
TENGO QUE ANDAR,
TENGO QUE LUCHAR
AY DE MÍ SI NO LO HAGO
CÓMO ESCAPAR DE TI, CÓMO
NO HABLAR
SI TU VOZ ME QUEMA
DENTRO.
No temas arriesgarte
porque contigo Yo estaré,
no temas anunciarme
porque en tu boca yo hablaré.
Te encargo hoy mi pueblo
para arrancar y derribar
para edificar, construirás y
plantarás.
3.9 La Palabra de los
Obispos de México
Proyecto Global de Pastoral
2031-2033, 111
16) No podemos cansarnos de
repetir que Él es nuestra verdad y
la verdad que tenemos para
comunicar al México de hoy. ¡Hay
que volver a Jesús! ¡Hay que
conocerlo como si fuera la primera
vez que oímos hablar de Él! ¡Hay
que recuperar sus palabras como
buenas y como nuevas! Hay que
redescubrir la pasión que envolvió
a aquellos primeros hombres que
lo escucharon y que
transformaron sus vidas por Él; en
sus palabras vivas y frescas,
encontraron un tesoro por el que
todo lo demás podía ser dejado a
un lado.
4. Segmento final
4.1 Canto: Eternamente
cantaré e incensación
L. y M. Federico Carranza
Eternamente cantaré
las alabanzas del Señor
Cantamos ¡Santo!,
cantamos ¡Santo!
Cantamos ¡Santo, Señor!
Tú eres digno, tú eres digno.
Tú eres digno, Señor.
¡Oh Aleluya! ¡oh aleluya!
¡oh aleluya al Rey!
4.2 Bendición y oración
Cf. Verbum Domini 55
17) T: Señor, la Palabra de tu
Padre leída y anunciada por la
Iglesia en la liturgia conduce, por
decirlo así, a tu sacrificio de la
alianza y al banquete de la gracia,
es decir, a la Eucaristía, como a su
fin propio.
18) Permítenos escuchar tu
Palabra y vivir la Eucaristía, pues
ambas se pertenecen tan
22
íntimamente que no se puede
comprender la una sin la otra: la
Palabra de Dios se hace
sacramentalmente carne en el
acontecimiento eucarístico. La
Eucaristía nos ayuda a entender la
Sagrada Escritura, así como la
Sagrada Escritura, a su vez,
ilumina y explica el misterio
eucarístico.
19) Ayúdanos a reconocer tu
presencia real en la Eucaristía,
para que la comprensión de la
Escritura no quede incompleta.
Por eso, honramos con una misma
veneración, aunque no con el
mismo culto, la Palabra de Dios y
el misterio eucarístico y queremos
siempre celebrar el tu misterio
pascual, reuniéndonos para leer
“lo que se refiere a ti en toda la
Escritura” (Lc24,27) y haciendo
cercana a nosotros la obra de
salvación por medio de tu
memoria y de los sacramentos»
(cf. VD, 55). Amén.
4.3 Reserva y Canto:
Santo
Santo, Santo, Santo
dicen los querubines
Santo, Santo, Santo es nuestro
Rey Yahveh,
Santo, Santo, Santo es el que nos
redime.
- Porque mi Dios es Santo,
la tierra llena de su gloria es (2x)
CIELO Y TIERRA PASARÁN,
MAS SU PALABRA NO PASARÁ.
(2X)
NO, NO, NO PASARÁ (2X)
Estamos pidiendo este
avivamiento, estamos pidiendo
que baje el poder. (2x)
El poder del Padre, el poder del
Hijo, el poder del Santo Espíritu
también. (2x)
CIELO Y TIERRA PASARÁN,
MAS SU PALABRA NO PASARÁ.
(2X)
NO, NO, NO PASARÁ (2X)