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Homilía en video. (Para el envió de misioneros laicos, que van de misiones en semana santa).

Año par, 2020.


Mayo
13 de mayo
V semana de Pascua:
miércoles.
Lecturas: Misas y oraciones por diversas
Primera lectura: Hch 15;1-6 necesidades:
Salmo responsorial: Salmo 121; 1-5 I. Por la santa Iglesia:
Proclamación: 18.- Para la evangelización de los pueblos.
Evangelio: Del Evangelio de Jn 13, 16-20. Opción A:
Plegaria eucarística, del ordinario del tiempo.
Queridos hermanos.
En la primera lectura se nos habla: Que, por aquellos días, la Iglesia primitiva había crecido
mucho por la predicación de los apóstoles, y se fue asentando más con el paso de los tiempos,
hasta llegar a nuestros días, como una comunidad de salvación para todos los bautizados. Juan
Pablo II, presentaba a las iglesias bíblicas de Jerusalén y Antioquía como modelos: Iglesia
Misionera, donde la misión era sentida como «responsabilidad de la iglesia local» (RM 27). Pero
hoy, se ha desvanecido el número de bautizados, por el mal ejemplo de algunos que no siguen
verdaderamente a Cristo. Es por eso, que hoy Dios nos envia.

Hay que denotar, que en el evangelio se sigue esta misma dinámica. Dios, envia a su Hijo al
mundo, para después, sus discípulos fueran enviados como testigos del misterio de Dios, en el
hijo, Jesús.

Nos dice un documento de la Iglesia (EN 7ª) que Jesús es el primer misionero, pues Él
experimentaba profundamente ya en su vida, su Misterio de enviado (Jn 11,42):

Todo el ser de Cristo Jesús, toda su vivencia y su actuación pueden calificarse de unción y misión: «Todos los
aspectos de su Misterio -la misma Encarnación, los milagros, las enseñanzas, la convocación de sus discípulos,
el envío de los Doce, la cruz y la resurrección, la continuidad de su presencia en medio de los suyos- forman
parte de su actividad evangelizadora (E N 6 b).

También nos lo dice hoy el evangelio: el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el que me
recibe, recibe al que me envió. En las sagradas Escrituras aparecen las palabras, apóstol o
enviado, atribuidos a Cristo; de ahí se muestra, la misión; pues él, nos envia.

No se puede entender solo ese término, misión, como definición, si no se toma en cuenta a quien
envia: en este caso, Dios, («Envió Dios a su Hijo único para darnos la vida» (1 Jn 4,9)) y su
enviado Jesús, aquel que envió, su Espíritu para que nos ungiera, como a sus discípulos. Por eso
también la misión de Jesús es llamada, misión del Espíritu. De ahí su misión cobra significado.

También nos habla el evangelio de la importancia del servicio: Jesús sirve a sus discípulos, y
quiere que ellos lleguen a ser grandes en él. Aquel que se engrandece, no podrá dar ejemplo de
servicio, y de testimonio. El testimonio nos une a Cristo, y es aquel, por el que se obra la caridad.
Es, por eso que nosotros pedimos en estos tiempos de semana santa, que se nos infunda, de
dones necesarios, para dar ese testimonio.

Que la misión de aquellos que parten en semana santa sea fructífera y atraiga a más personas
generosas a dar sus vidas en el servicio a los hermanos que no conocen a Dios. Y así como Jesús
estuvo deseoso de compartir su Misterio, su ser, su Misión, a sus discípulos. Así ustedes
compartan su vida, su misión y su misterio con gran alegría.
«Así como tú me enviaste al mundo, así yo también los envío al mundo» (Jn 17,18).
Antífona de entrada: Cf. Sal 66, 2-3

Que Dios tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros y tenga misericordia; para
que conozcamos en la tierra tu camino, todos los pueblos tu salvación.
Oración colecta:
OH, Dios,
que enviaste al mundo a tu Hijo como luz verdadera,
derrama el Espíritu prometido
para que siembre continuamente la semilla de la verdad
en el corazón de los hombres
y suscite en ellos la respuesta de la fe,
para que todos,
renacidos a una nueva vida
por medio del bautismo,
lleguen a formar parte de tu único pueblo.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración sobre las ofrendas


MIRA, Señor, el rostro de tu Cristo,
que se entregó a la muerte para redimirnos a todos,
a fin de que, por su mediación,
sea glorificado tu nombre en las naciones,
desde donde sale el sol hasta el ocaso,
y se ofrezca en todo el mundo
un sacrificio a tu majestad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio Pascual III.


V/. El Señor esté con vosotros. R/.
V/. Levantemos el corazón. R/.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/.
EN verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca exaltarte en este tiempo glorioso
en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.

Porque él no cesa de ofrecerse por nosotros,


intercediendo continuamente ante ti;
inmolado, ya no vuelve a morir;
sacrificado, vive para siempre.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual,
el mundo entero se desborda de alegría,
y también los coros celestiales,
los ángeles y los arcángeles,
cantan el himno de tu gloria diciendo sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.


Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

Antífona de comunión: Cf. Mt 28, 20.


Enseñad a todos los pueblos a guardar todo lo que os he mandado, dice el Señor. Sabed que yo
estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos.

Oración después de la comunión


ALIMENTADOS por estos dones
de nuestra redención,
te suplicamos, Señor,
que, con este auxilio de salvación eterna,
progrese siempre la fe verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Homilía por video:
 Duración 4 a 6 minutos
 Presentación
 Volumen y entonación
 Manejo de Ideas centrales e ideas secundarias
 Creatividad
 Expresión corporal

Especificar Lecturas Bíblicas y Esquema de Oraciones del Misal Romano.

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