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Juan I de Inglaterra
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Juan I de Inglaterra
Jan tomb.jpg
Efigie de su tumba en la catedral de Worcester.
Rey de Inglaterra
6 de abril de 1199-18/19 de octubre de 1216
Predecesor Ricardo I
Sucesor Enrique III
[mostrar]Otros títulos
Información personal
Coronación 27 de mayo de 1199
Nacimiento 24 de diciembre de 1166
palacio de Beaumont, Oxford, Inglaterra
Fallecimiento 18/19 de octubre de 1216
(49 años)
castillo de Newark, Newark-on-Trent, Nottinghamshire, Inglaterra
Sepultura catedral de Worcester
Religión católico
Familia
Casa real Plantagenet/Anjoui
Padre Enrique II de Inglaterra
Madre Leonor de Aquitania
Consorte Isabel de Gloucester (matr. 1189; anul. 1199)
Isabel de Angulema (matr. 1200; viu. 1216)
Hijos Enrique III de Inglaterra
Ricardo de Cornualles
Juana de Inglaterra
Isabel de Inglaterra
Leonor de Inglaterra
Royal Arms of England (1198-1340).svg
Escudo de Juan I de Inglaterra
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Juan (24 de diciembre de 1166-19 de octubre de 1216), también conocido como Juan
sin Tierra (en anglonormando, Johan sans Terre; en inglés, John Lackland),5 fue rey
de Inglaterra desde 1199 hasta su muerte. Perdió el Ducado de Normandía y gran
parte de Aquitania ante Felipe II de Francia, lo que resultó en el colapso de la
mayor parte del llamado Imperio angevino y contribuyó al posterior crecimiento del
poder de la dinastía de los Capetos durante el siglo xiii. La revuelta de los
barones al final de su reinado condujo a la firma de la Carta Magna.

Siendo el más joven de los cinco hijos de Enrique II y Leonor de Aquitania, no se


esperaba que heredara territorios significativos desde el principio. Sin embargo,
después de la rebelión fallida de sus hermanos mayores entre 1173 y 1174, Juan se
convirtió en el hijo favorito de Enrique II. Fue nombrado señor de Irlanda en 1177
y recibió tierras en Inglaterra y en el continente europeo. Sus hermanos mayores —
Guillermo, Enrique y Godofredo— murieron jóvenes; cuando su hermano Ricardo fue
coronado rey en 1189, Juan era el presunto heredero del trono. Intentó
infructuosamente una rebelión contra los administradores reales de su hermano,
mientras este participaba en la tercera cruzada. A pesar de esto, después de que
Ricardo I muriera en 1199, fue proclamado rey de Inglaterra y en 1200 llegó a un
acuerdo con Felipe II para el reconocimiento de las posesiones inglesas en las
tierras continentales angevinas mediante la Paz de Le Goulet.

Cuando estalló nuevamente la guerra con Francia en 1202, Juan logró victorias al
inicio, pero la escasez de recursos militares y el trato dado a los nobles
normandos, bretones y angevinos provocaron el colapso del imperio en el norte de
Francia en 1204. Durante gran parte de la siguiente década el rey trató de
recuperar estas tierras, aumentó las rentas de la Corona, reformó su ejército y
reconstruyó alianzas continentales con enemigos de los franceses. Sus reformas
judiciales tuvieron un impacto duradero en el sistema del common law anglosajón,
además de proporcionar una fuente adicional de ingresos. Un pleito con el papa
Inocencio III condujo a la excomunión del rey inglés en 1209, una disputa
finalmente resuelta por el propio Juan en 1213. En 1214 Felipe II derrotó al rey
inglés y sus aliados en la batalla de Bouvines. A su regreso, muchos barones
ingleses se sublevaron, descontentos con su política fiscal y su trato a la nobleza
más poderosa de Inglaterra. Aunque tanto Juan como los barones acordaron la paz con
la Carta Magna de 1215, ninguna de las partes cumplió con las condiciones. La
guerra civil estalló poco después, con los barones ayudados por Luis VIII de
Francia. Pronto el conflicto llegó a un punto muerto. A fines de 1216 Juan murió de
disentería, contraída en una campaña en el este de Inglaterra. Su muerte apaciguó
las tensiones entre los partidarios reales, lo que permitió a los partidarios de su
hijo Enrique III continuar la guerra con nuevo impulso y vencer a los barones
rebeldes y Luis VIII al año siguiente.

Los cronistas contemporáneos fueron en su mayoría críticos con la actuación de Juan


como rey, tanto que su reinado ha sido desde entonces objeto de importantes debates
y revisiones por parte de los historiadores desde el siglo xvi en adelante. El
historiador Jim Bradbury resumió la opinión histórica actual de las cualidades
positivas de Juan y observó que ahora es considerado un «administrador diligente,
un hombre hábil y un general capaz».6 No obstante, los historiadores modernos
coinciden en que también tuvo muchos defectos como monarca; así, el historiador
Ralph Turner calificó como «rasgos desagradables, incluso peligrosos de su
personalidad» la mezquindad, el rencor y la crueldad.7 Estas cualidades negativas
sirvieron de inspiración para los escritores de ficción en la época victoriana y,
por esto, Juan sigue siendo un personaje recurrente de la cultura popular
occidental, principalmente como villano en películas e historias relacionadas con
las leyendas de Robin Hood.

Índice
1 Primeros años
1.1 Infancia y herencia angevina
1.2 Juventud
2 Reinado de Ricardo I
3 Ascenso al trono inglés
3.1 Llegada al poder
3.2 Paz de Le Goulet
3.3 Pérdida de Normandía
4 Gobierno
4.1 Realeza y administración real
4.2 Economía
4.3 Casa real e ira et malevolentia
4.4 Vida personal
5 Últimos años
5.1 Política continental
5.2 Escocia, Irlanda y Gales
5.3 Disputa con el papa
6 Derrota en Francia y la primera guerra de los Barones
6.1 Tensiones y descontento
6.2 Fracaso de la campaña francesa de 1214
6.3 Tensiones antes de la guerra y Carta Magna
6.4 Enfrentamiento con los barones
7 Muerte
8 Legado
8.1 Valoraciones historiográficas
8.2 Representaciones populares
9 Ancestros
10 Notas
11 Referencias
12 Bibliografía consultada
13 Enlaces externos
Primeros años
Infancia y herencia angevina
Artículo principal: Imperio angevino

El imperio continental angevino (en tonos rosados) a fines del s. xii.


Hijo de Enrique II de Inglaterra y Leonor de Aquitania, nació el 24 de diciembre de
1166.8 Su padre había heredado territorios importantes a lo largo de la costa
atlántica (Anjou, Normandía e Inglaterra) y expandió su imperio al conquistar
Bretaña.9 Se había casado con la poderosa Leonor de Aquitania, quien reinaba el
Ducado de Aquitania y tenía un débil reclamo sobre Toulouse y Auvernia en el sur de
Francia, además de haber sido esposa de Luis VII de Francia.9 El resultado fue el
Imperio angevino, llamado así por el título paterno de Enrique II (conde de Anjou)
y, más específicamente, su sede en Angers.ii Sin embargo, el imperio era
intrínsecamente frágil: aunque todas las tierras debían lealtad a Enrique II, cada
región tenía su propia identidad histórica, tradiciones y estructuras de
gobierno.1112 A medida que uno se desplazaba hacia el sur a través de Anjou y
Aquitania, la magnitud de la autoridad de Enrique II en las provincias disminuía
considerablemente, por lo que apenas se asemejaba al concepto moderno de imperio.
Algunos de los lazos tradicionales entre ciertas regiones del imperio —como
Normandía e Inglaterra— se fueron disolviendo lentamente con el tiempo.13 No estaba
claro qué pasaría con el imperio a la muerte de Enrique II. Aunque la costumbre de
la primogenitura —según la cual el hijo mayor heredaría las tierras de su padre— se
fue extendiendo lentamente por Europa, era menos popular entre los reyes normandos
de Inglaterra.14 La mayoría de los nobles creía que Enrique II dividiría el
imperio, otorgaría a cada hijo una porción sustancial y esperaría a que sus hijos
continuaran trabajando juntos como aliados después de su muerte.15 Para complicar
las cosas, gran parte del Imperio angevino era administrado por Enrique II en
calidad de vasallo del rey de Francia, que en ese momento era un miembro de la
línea rival de la casa de los Capetos. Enrique II con frecuencia se aliaba con el
emperador del Sacro Imperio contra Francia, lo que hacía a la relación feudal aún
más desafiante.16

Poco después de su nacimiento, Juan pasó del cuidado de su madre al de una nodriza,
una práctica tradicional en las familias nobles medievales.17 Leonor se dirigió a
Poitiers —capital de Aquitania— y envió a Juan y su hermana Juana al norte, hacia
la abadía de Fontevrault.18 Esto posiblemente se hizo con el objetivo de introducir
a su hijo más joven, sin herencia obvia, hacia una futura carrera eclesiástica.17
Leonor pasó los años siguientes conspirando contra su esposo Enrique II y ninguno
de los padres estuvo presente durante la infancia de Juan.17 Probablemente, al
igual que sus hermanos, tenía asignado un magisteriii mientras estuvo en
Fontevrault; más tarde recibió las enseñanzas de Ranulf de Glanvill, un importante
administrador inglés.1718 Pasó algún tiempo en la corte noble de su hermano mayor
Enrique, donde probablemente recibió instrucción en cacería y habilidades
militares.18

Juan medía alrededor de 5 pies 5 pulgadas (1.65 m) de altura, relativamente bajo de


estatura, con un «cuerpo poderoso, con el pecho en forma de barril» y cabello rojo
oscuro; según sus contemporáneos, lucía como un habitante más de Poitou.19
Disfrutaba de la lectura e, inusualmente durante este período, construyó una
biblioteca itinerante de libros.20 También le gustaban los juegos —en particular el
backgammon— y era un cazador entusiasta, demasiado para los estándares
medievales;2122 le encantaba la música, aunque no las canciones.22 Juan se volvió
un «conocedor de joyas», ya que tuvo una gran colección y se hizo famoso por su
ropa opulenta y, según los cronistas franceses, su afición al «mal vino».232224
Cuando creció tenía en ocasiones un carácter «simpático, ingenioso, generoso y
hospitalario», pero, en otros momentos, podría estar celoso, demasiado sensible y
propenso a ataques de ira, «mordiendo y mordisqueando los dedos» con furia.2526iv

Juventud

Enrique II y Leonor, padres de Juan, en su corte.


Durante los primeros años de Juan, Enrique II intentó resolver la cuestión de su
sucesión. Su hijo el joven Enrique había sido coronado rey de Inglaterra en 1170,
pero su padre no le dio ningún poder formal; también le prometió Normandía y Anjou
como parte de su futura herencia. Ricardo sería nombrado conde de Poitou con
autoridad sobre Aquitania, mientras que Godofredo se convertiría en duque de
Bretaña.2728 En este momento, parecía poco probable que Juan heredara tierras
importantes, tanto que su padre le apodó en broma lackland (lit., «sin tierra»).29

Enrique II quería asegurar las fronteras del sur de Aquitania y decidió desposar a
su hijo menor con Alais, hija y heredera de Humberto III de Saboya.30 Como parte de
este acuerdo, Juan recibiría la herencia futura de Saboya, Piamonte, Maurienne y
otras posesiones del conde saboyano.30 Prosiguiendo en la potencial alianza
matrimonial, Enrique II transfirió la autoridad de los castillos de Chinon, Loudun
y Mirebeau a nombre de su hijo, pero, como él tenía solo cinco años de edad,
continuaría controlándolos a propósitos prácticos.30 El joven Enrique se impresionó
con esto; debido a que todavía no se le había otorgado el control de ningún
castillo en su nuevo reino, estos eran efectivamente su futura propiedad y le
habían sido entregados sin consultar.30 Alais atravesó los Alpes y se unió a la
corte de Enrique II, pero murió antes de casarse con Juan, por lo que este una vez
más quedaba sin herencia.30

En 1173, sus hermanos mayores, con el respaldo de su madre, se rebelaron contra


Enrique II en la efímera rebelión de 1173-1174. Irritado cada vez más por su
posición subordinada a su padre y porque poco a poco se preocupaba más de que Juan
pudiera obtener tierras y castillos adicionales a su costa,2728 el joven Enrique
viajó a París y se alió con Luis VII.27 Enfadada por la persistente interferencia
de su marido en Aquitania, Leonor alentó a Ricardo y Godofredo a unirse a su
hermano Enrique en París.27 Enrique II triunfó sobre la coalición de sus hijos,
pero fue generoso con ellos en el acuerdo de paz firmado en Montlouis.30 El joven
rey Enrique podía viajar por Europa con su propio equipo de caballeros, a Ricardo
le devolvieron Aquitania, mientras que Godofredo pudo regresar a Bretaña; solo
Leonor fue encarcelada por su rol en la revuelta.31

Juan había pasado el conflicto viajando junto con su padre y recibió grandes
posesiones en el imperio como parte del acuerdo de Montlouis; de ahí en adelante,
la mayoría de los testigos lo consideraron como el hijo favorito de Enrique II,
aunque era el más distante en términos de la sucesión real.30 El rey comenzó a
buscar más tierras para su hijo, principalmente a expensas de varios nobles. En
1175 se apropió de las fincas del difunto conde de Cornualles y las dio a su
hijo.30 Al año siguiente, desheredó a las hermanas de Isabel de Gloucester —
contrario a las costumbres legales— y prometió a Juan como su nuevo consorte.32 En
1177, en el concilio de Oxford, Enrique II destituyó a William FitzAldelm en el
señorío de Irlanda y lo reemplazó con Juan (de diez años de edad).32

Ilustración del s. xiii de Enrique II y los hermanos de Juan, de izquierda a


derecha: Guillermo, Enrique, Ricardo, Matilde, Godofredo, Leonor, Juana y Juan.
El joven Enrique libró una breve guerra contra su hermano Ricardo en 1183 sobre el
dominio de Inglaterra, Normandía y Aquitania.32 Enrique II reaccionó en apoyo de
Ricardo; el joven Enrique murió de disentería al final de la campaña.32 Con su
principal heredero muerto, Enrique II reorganizó sus planes para la sucesión:
Ricardo sería el rey de Inglaterra, aunque sin ningún poder real hasta la muerte de
su padre; Godofredo retendría Bretaña; Juan recibiría el Ducado de Aquitania en
lugar de Ricardo, quien rechazó renunciar a ese territorio.32 Enrique II estaba
furioso y ordenó a Juan, con la ayuda de Godofredo, que marchara hacia el sur y
retomara el ducado por la fuerza.32 Ambos atacaron la ciudad de Poitiers y Ricardo
respondió atacando Bretaña.32 La guerra terminó en estancamiento y una tensa
reconciliación familiar en Inglaterra a fines de 1184.32

En 1185, Juan hizo su primera expedición a Irlanda, acompañado por 300 caballeros y
un equipo de administradores.33 Su padre había intentado que fuera proclamado
oficialmente rey de Irlanda, pero el papa Lucio III no estuvo de acuerdo.33 El
primer período de gobierno de Juan en Irlanda no fue fácil. Esta isla había sido
recientemente conquistada por las fuerzas anglonormandas y las tensiones aún
abundaban entre Enrique II, los nuevos colonos y los habitantes preexistentes.34
Juan ofendió infamemente a los gobernantes irlandeses locales burlándose de sus
largas barbas, no logró aliarse con los colonos anglonormandos, comenzó a perder
terreno militarmente contra los irlandeses y finalmente regresó a Inglaterra más
adelante ese año, pero echó la culpa de todo al virrey Hugh de Lacy.34

Los problemas entre la familia más amplia de Juan continuaron creciendo. Su hermano
mayor Godofredo murió durante un torneo en 1186, dejando un hijo póstumo, Arturo, y
una hija mayor, Leonor.35 La muerte de Godofredo llevó a Juan un poco más cerca del
trono de Inglaterra.35 La incertidumbre sobre lo que sucedería después de la muerte
de Enrique II siguió creciendo; Ricardo estaba ansioso por unirse a una nueva
cruzada, pero seguía preocupado de que mientras él estaba fuera su padre nombraría
sucesor a Juan.3637

Ricardo abrió las negociaciones sobre una potencial alianza con Felipe II en París
durante 1187 y, al año siguiente, rindió homenaje al rey francés a cambio de su
apoyo en una guerra contra Enrique II.38 Ricardo y Felipe II lucharon una campaña
conjunta contra el rey inglés y, en el verano de 1189, Enrique II hizo las paces,
por lo que Ricardo tenía garantizada la sucesión.37 Al principio, Juan se mantuvo
leal a su padre, pero cambió de bando una vez que parecía que Ricardo iba a ganar.
Enrique II murió poco después.37

Reinado de Ricardo I

Ricardo I (a la izquierda) y Felipe II en Acre durante la tercera cruzada.


Antes de ascender al trono en septiembre de 1189, Ricardo había declarado su
intención de unirse a la tercera cruzada.37 Se propuso a recaudar las enormes sumas
de dinero requeridas para esta expedición mediante la venta de tierras, títulos y
nombramientos e intentó asegurarse de que no se enfrentaría a una revuelta mientras
se encontraba lejos de su imperio.39 Juan obtuvo el título de conde de Mortain, se
casó con la acaudalada Isabel de Gloucester y recibió valiosas propiedades en
Lancaster y los condados de Cornualles, Derby, Devon, Dorset, Nottingham y
Somerset, todo con el objetivo de mantener su lealtad mientras su hermano estaba en
la cruzada.40 Ricardo I retuvo el control de los principales castillos en estos
condados, para evitar así que su hermano acumulara demasiado poder militar y
político y, por el momento, el rey nombró a Arturo I de Bretaña, de cuatro años,
como el heredero al trono.4142 A cambio, Juan prometió no visitar Inglaterra
durante los próximos tres años, por lo que en teoría le daría a Ricardo I el tiempo
adecuado para desarrollar una cruzada exitosa y regresar del Levante sin temor de
que su hermano se hiciese con el poder.43 Ricardo I confió la autoridad política en
Inglaterra —el puesto de lord justiciar o primer ministro— en manos del obispo Hugh
de Puiset y William Mandeville, conde de Essex, y nombró a William Longchamp,
obispo de Ely, su lord canciller.42 Mandeville murió de inmediato y Longchamp
asumió el cargo de lord justiciar junto con Puiset, lo que probaría ser una
asociación menos que satisfactoria.43 La reina madre Leonor convenció a Ricardo I
de permitir que Juan ingresara a Inglaterra en su ausencia.43
La situación política en Inglaterra comenzó a deteriorarse rápidamente. Longchamp
rehusó trabajar con Puiset y se hizo impopular entre la nobleza y el clero
ingleses.44 Juan explotó esta impopularidad para establecerse como un gobernante
alternativo con su propia corte real, sus propios lord justiciar, lord canciller y
otros puestos reales; por esto, se alegró cuando era presentado como un regente
alternativo y posiblemente el próximo rey.45 Estalló el conflicto armado entre Juan
y Longchamp y, en octubre de 1191, este último fue recluido en la Torre de Londres,
mientras el primero tenía bajo control la ciudad de Londres mediante promesas que
había hecho a los ciudadanos a cambio de su reconocimiento como presunto heredero
de Ricardo I.46 En este punto, Walter de Coutances, arzobispo de Ruan, regresó a
Inglaterra a restaurar el orden según instrucciones de Ricardo I.47 La posición de
Juan se vio socavada por la relativa popularidad de Walter y por la noticia de que
Ricardo I se había casado en su estadía en Chipre, lo que sugería la posibilidad de
que tuviera hijos y herederos legítimos.48

Juan en una cacería de ciervos.


La agitación política continuó. Juan sopesó una alianza con Felipe II, recién
regresado de la cruzada. Esperaba adquirir Normandía, Anjou y las otras tierras de
Francia en poder de Ricardo I a cambio de aliarse con el rey francés;48 también fue
persuadido de no buscar una alianza con su madre.48 Entretanto, Longchamp —quien
había abandonado Inglaterra después de la intervención de Walter— regresó al reino
y argumentó que fue destituido injustamente del cargo de lord justiciar.49 Juan
contuvo los reclamos de Longchamp y pidió que prometiera su apoyo en la
administración real, así como una reafirmación de su posición como heredero del
trono inglés.49 Como su hermano todavía no regresaba de la cruzada, decía que él
estaba muerto o perdido indefinidamente;49 de hecho, Ricardo I había sido capturado
en el camino hacia Inglaterra por el duque de Austria y fue entregado al emperador
teutón Enrique VI, quien lo liberaría por un rescate.49 Juan aprovechó la
oportunidad y se dirigió a París, donde formó una alianza con Felipe II. Aceptó
dejar a un lado a su esposa Isabel de Gloucester y casarse con la hermana del rey
francés, Adela, a cambio de su apoyo.50 Se originaron enfrentamientos militares en
Inglaterra entre las fuerzas leales a Ricardo I y las que fueron reunidas por
Juan.50 Su posición militar era débil y fue forzado aceptar una tregua; a
principios de 1194, el rey inglés finalmente regresó a Inglaterra y las tropas
restantes de Juan se rindieron.51 Se retiró a Normandía, donde Ricardo I finalmente
lo encontró más tarde ese año.51 Declaró que su hermano menor, a pesar de tener 27
años, era simplemente «un niño que tenía malvados consejeros» y le perdonó, pero le
quitó sus tierras con la excepción de Irlanda.52

Durante los años restantes del reinado de su hermano, Juan lo apoyó desde el
continente, al parecer con lealtad.53 La política de Ricardo I sobre el continente
consistía en intentar recuperar mediante campañas continuas y limitadas los
castillos que había perdido ante Felipe II durante la cruzada. Se alió con los
líderes de Flandes, Boulogne y el Sacro Imperio para presionar a Felipe II desde
Alemania.54 En 1195, Juan realizó con éxito un ataque repentino y asedió el
castillo de Évreux y posteriormente dirigió las defensas de Normandía contra Felipe
II.53 Al año siguiente, se apoderó de la ciudad de Gamaches, lideró un grupo de
ataque a 80 km de París y capturó al obispo de Beauvais.53 A cambio de estos
servicios, Ricardo I retiró su malevolentia (mala voluntad) hacia Juan, le restauró
el condado de Gloucestershire y su título de conde de Mortain.53

Ascenso al trono inglés


Llegada al poder

El torreón del castillo Gaillard; la pérdida de esta fortaleza sería devastadora


para la posición militar de Juan en Normandía.
Después de la muerte de Ricardo I el 6 de abril de 1199, hubo dos posibles
reclamantes del trono angevino: Juan, el único hijo sobreviviente de Enrique II, y
el joven Arturo I de Bretaña, quien tenía como argumento ser hijo de Godofredo,
hermano mayor de Juan.55 Aparentemente Ricardo I comenzó a reconocer a Juan como
heredero presunto en los años previos a su muerte, pero el asunto no estaba claro y
la ley medieval ofrecía poca orientación sobre cómo deberían decidirse los reclamos
en competencia.1456 Con la ley normanda que favorecía a Juan como el único hijo
sobreviviente de Enrique II y la ley angevina que favorecía a Arturo I como el
único descendiente del hijo mayor del difunto rey, el asunto rápidamente se
convirtió en un conflicto abierto.14 Juan recibió el apoyo de la mayor parte de la
nobleza inglesa y normanda y fue coronado en Westminster, con el respaldo de su
madre Leonor. El duque de Bretaña era apoyado por la mayoría de los nobles de su
territorio, Maine y Anjou y recibió el respaldo de Felipe II, quien permanecía
comprometido con la división de los territorios angevinos en el continente.57 Con
el ejército de Arturo I presionando desde el valle del Loira hacia Angers y las
fuerzas de Felipe II que se desplazaban por el valle hacia Tours, el imperio
continental de Juan estaba en peligro de ser partido en dos.58

La guerra en Normandía en ese momento estaba determinada por el potencial defensivo


de los castillos y los costos crecientes de la realización de campañas.59 Las
fronteras normandas tenían defensas naturales limitadas, pero estaban fuertemente
defendidas con fortalezas —como el castillo Gaillard— en puntos estratégicos,
construidas y mantenidas a un costo considerable.6061 Era difícil para un
comandante avanzar hasta un territorio nuevo sin haber asegurado sus líneas de
comunicación con la captura de estas fortificaciones, lo que ralentizaba el avance
de cualquier ataque.62 Los ejércitos de esa época se formaban a partir de tropas
feudales o mercenarias.63 Las levas feudales solo se podían imponer por un período
de tiempo fijo antes de que los guerreros regresaran a su país, lo que obligaba a
poner fin a una campaña; las tropas mercenarias —frecuentemente llamadas Brabançons
por el Ducado de Brabante, pero que en realidad eran reclutadas del norte de Europa
— podían operar todo el año y proporcionar al comandante opciones más estratégicas
para desarrollar una campaña, pero costaban mucho más que tropas feudales
equivalentes.64 Como resultado, los comandantes de esa época recurrían cada vez más
a un gran número de mercenarios.65

Después de su coronación, Juan se trasladó al sur de Francia con sus fuerzas


militares y adoptó una postura defensiva a lo largo de las fronteras del este y el
sur de Normandía.5566 Ambas partes se detuvieron para negociaciones esporádicas
antes de que comenzara la guerra; la posición de Juan era ya más fuerte gracias a
la confirmación de los condes Balduino IX de Flandes y Renaud de Boulogne, quienes
habían renovado las alianzas antifrancesas, acordadas previamente con Ricardo I.57
El poderoso noble angevino William des Roches fue persuadido para que cambiara al
bando inglés; de repente, la superioridad pareció alejarse de Felipe II y Arturo I
a favor de Juan.67 Ninguno de los dos bandos deseaba continuar el conflicto y, tras
una tregua papal, ambos líderes se reunieron en enero de 1200 para negociar
posibles términos de paz.67 Desde la perspectiva de Juan, lo que siguió representó
una oportunidad para consolidar el control sobre sus posesiones continentales y
producir una paz duradera con Felipe II en París. Los reyes de Francia e Inglaterra
negociaron el Tratado de Le Goulet de mayo de 1200; mediante este acuerdo, el
monarca francés reconoció a su par inglés como el legítimo heredero de Ricardo I
con respecto a sus posesiones francesas y abandonaba temporalmente los reclamos de
su cliente Arturo I, duque de Bretaña.68v A su vez, Juan abandonaba la política
anterior de su hermano de contener a Felipe II a través de alianzas con Flandes y
Boulogne y aceptó el derecho del rey francés como legítimo señor feudal de las
tierras de Juan en Francia.69 Esta política del rey inglés le valió el apodo
irrespetuoso de John Softsword («Juan Espada Suave») por algunos cronistas
ingleses, quienes contrastaron su comportamiento con su agresivo hermano Ricardo
I.70
Paz de Le Goulet

Efigie de la tumba de Isabel de Angulema, su segunda esposa, en la abadía de


Fontevraud.
Los efectos de este tratado solo duraron dos años; la guerra se reanudó en agosto
de 1200 a raíz de la decisión de Juan de contraer matrimonio con Isabel de
Angulema. Para volver a casarse primero tenía que abandonar a su primera esposa
Isabel, condesa de Gloucester; Juan consiguió esto argumentando que no había
logrado obtener el permiso papal necesario para casarse con ella en primer lugar;
por ser su primo legalmente no podía hacerlo sin tal autorización.68 No está claro
por qué Juan eligió casarse con Isabel de Angulema. Los cronistas contemporáneos
opinaron que él se había enamorado profundamente de ella y que pudo haber estado
motivado por el «deseo de una muchacha» aparentemente más bella o joven.68 Por otro
lado, las tierras de Angoumois que poseía Isabel eran estratégicamente vitales para
él: con el matrimonio, Juan estaba adquiriendo una ruta terrestre crucial entre
Poitou y Gascuña, lo que fortaleció significativamente su control sobre
Aquitania.71vi

Sin embargo, Isabel ya estaba comprometida con Hugo X de Lusignan, miembro de una
importante familia noble de Poitou y hermano del conde Raúl de Eu, quien poseía
tierras a lo largo de la delicada frontera oriental de Normandía.68 Justo cuando
Juan se lanzó para beneficiarse estratégicamente de su boda con Isabel, el
matrimonio ya amenazaba los intereses de los lusiñanos, cuyas propios dominios
proporcionaban una ruta clave para los bienes reales y las tropas que atravesaban
Aquitania.73 En lugar de negociar alguna forma de compensación, Juan trató a Hugo
«con desprecio», lo que resultó en una sublevación de Lusignan rápidamente
aplastada por el rey inglés, quien también intervino para reprimir a Raúl en
Normandía.71

Aunque Juan era conde de Poitou y, por tanto, el legítimo señor feudal de los
lusiñanos, estos podían legalmente apelar las acciones del rey inglés en Francia a
su propio señor feudal, Felipe II.71 Hugo hizo exactamente esto en 1201 y Felipe II
convocó a Juan para asistir a la corte en París en 1202 y citó el acuerdo de Le
Goulet para fortalecer su caso.71 Juan no estaba dispuesto a debilitar su autoridad
en el oeste de Francia de esta manera y sostuvo que no necesitaba asistir a la
corte de Felipe II debido a su estatus especial de duque de Normandía, por el que
estaba exento de la tradición feudal de ser llamado a la corte francesa.71 Felipe
II argumentó que estaba convocando a Juan no como el duque de Normandía, sino como
el conde de Poitou, que no tenía tal estatus especial.71 Cuando Juan insistió en no
ir, Felipe II declaró que el rey inglés había violado sus responsabilidades
feudales, reasignó sus territorios dentro de la Corona francesa a Arturo I —a
excepción de Normandía, que tomó para sí mismo— y declaró una nueva guerra contra
Juan.71

Pérdida de Normandía

Su exitosa campaña de 1202, que culminó en la victoria de la batalla de Mirebeau;


las flechas rojas indican el movimiento de las fuerzas de Juan, las azules las de
las fuerzas de Felipe II y las celestes las de los aliados bretones y lusiñanos del
rey francés.
Al principio, Juan adoptó una postura defensiva similar a la de 1199: evitó la
batalla abierta y defendió cuidadosamente sus castillos importantes.66 Sus
operaciones se volvieron más caóticas a medida que avanzaba la campaña y Felipe II
comenzó a progresar constantemente en el este.66 En julio, se dio cuenta de que las
fuerzas de Arturo I amenazaban a su madre, Leonor, en el castillo de Mirebeau.
Acompañado por William de Roches, su senescal en Anjou, Juan dirigió su ejército
mercenario rápidamente hacia el sur para protegerla.66 Sus fuerzas tomaron al duque
de Bretaña por sorpresa y capturaron a los líderes rebeldes en la batalla de
Mirebeau.66 Con su flanco sur debilitado, Felipe II se vio forzado a retirarse del
este y dirigirse hacia el sur para contener el ejército inglés.66

La posición de Juan en Francia se vio considerablemente fortalecida por la victoria


en Mirebeau, pero el trato que dio a sus nuevos prisioneros y su aliado, William de
Roches, rápidamente socavó estos logros. De Roches era un poderoso noble de Anjou,
pero Juan lo ignoró en gran medida, lo que era considerado una ofensa; también el
rey inglés mantuvo a los líderes rebeldes en condiciones tan precarias que murieron
veintidós.74 En aquel momento, la mayor parte de la nobleza regional estaba
estrechamente vinculada mediante parentesco y este comportamiento hacia sus
familiares se consideraba inaceptable.75 William de Roches y otros de los aliados
regionales en Anjou y Bretaña abandonaron al rey inglés en favor de Felipe II;
Bretaña se alzó en una nueva revuelta.75 La situación financiera de Juan era
frágil: si se toman en cuenta factores como los costos militares comparativos del
equipamiento bélico y los soldados, Felipe II disfrutaba de una ventaja
considerable, aunque no abrumadora, sobre los recursos de los ingleses.76777879vii

Otras deserciones de los aliados locales a comienzos de 1203 redujeron


constantemente la libertad de Juan para maniobrar en la región.75 Intentó convencer
al papa Inocencio III para que interviniera en el conflicto, pero los esfuerzos del
romano pontífice no tuvieron éxito.75 A medida que la situación empeoraba para el
rey inglés, aparentemente decidió matar a Arturo I, con el objetivo de eliminar a
su posible rival y quebrantar el movimiento rebelde en Bretaña.75 El duque de
Bretaña fue encarcelado inicialmente en Falaise y luego trasladado a Ruan. Después
de esto, su destino sigue siendo incierto, pero los historiadores modernos creen
que fue asesinado por el rey inglés.75 Los anales de la abadía de Margam sugieren
que «Juan había capturado a Arturo y lo había mantenido con vida en la cárcel
durante un tiempo en el castillo de Ruan [...] cuando Juan estaba borracho, mató a
Arturo con sus propias manos y ató una pesada piedra al cuerpo para arrojarla al
Sena».81viii Los rumores sobre la forma en que murió el duque de Bretaña redujeron
aún más el apoyo a Juan en la región.82 La hermana de Arturo I, Leonor, también
capturada en Mirebeau, estuvo recluida por el rey inglés durante muchos años,
aunque en condiciones relativamente buenas.82

La exitosa invasión de Felipe II en Normandía en 1204; las flechas azules indican


el movimiento de las fuerzas de Felipe II y en azul claro los aliados bretones del
rey francés.
A finales de 1203, Juan intentó liberar el castillo Gaillard que, aunque era
asediado por Felipe II, protegía el flanco oriental de Normandía.83 Trató de lanzar
una operación sincronizada que involucraba fuerzas terrestres y marítimas,
considerada por la mayoría de los historiadores modernos como imaginativa en su
concepción, pero demasiado compleja para que tropas de esa época la pudiesen haber
llevado a cabo.83 La operación de ayuda fue bloqueada por las fuerzas francesas,
por lo que el rey inglés regresó a Bretaña en un intento de alejar al monarca
francés del este de Normandía.83 Juan devastó con éxito gran parte de Bretaña, pero
no desvió el avance principal de Felipe II hacia el este de Normandía.83 Las
opiniones varían entre los historiadores en cuanto a la habilidad militar mostrada
por el rey inglés durante esta campaña y los investigadores más recientes
argumentan que su actuación fue aceptable, aunque no impresionante.68ix La
situación de Juan comenzó a deteriorarse rápidamente. La región fronteriza del este
de Normandía dio su apoyo a Felipe II y sus predecesores durante varios años,
mientras que la autoridad angevina en el sur estaba debilitada por el hecho de que
Ricardo I había regalado varios castillos importantes algunos años antes.87 Su uso
de mercenarios rutinarios en las regiones centrales también había consumido
rápidamente el apoyo restante en esta área, lo que preparó el escenario para un
repentino colapso del poder angevino.8889 Juan cruzó al otro lado del canal de la
Mancha en diciembre y envió órdenes para el establecimiento de una nueva línea
defensiva al oeste del castillo Gaillard,83 pero esta fortaleza cayó en marzo de
1204. Su madre Leonor murió al mes siguiente.83 Esto no solo era un golpe personal
para Juan, sino que amenazó con desenmarañar las grandes alianzas angevinas en el
sur de Francia.83 Felipe II se trasladó al sur, rodeó la nueva línea defensiva y se
adentró en el interior del ducado, enfrentando poca resistencia.83 Para agosto,
Felipe II había tomado Normandía y avanzado hacia el sur para ocupar Anjou y
Poitou.90 A partir de ese momento, el único territorio continental en manos
inglesas era el Ducado de Aquitania.91

Gobierno
Realeza y administración real

Los rollos de registros eran parte del sistema cada vez más sofisticado de gobierno
real durante el s. xiii.
La naturaleza del gobierno durante los monarcas angevinos ha sido pobremente
definida y sigue siendo incierta. Los predecesores de Juan habían gobernado usando
el principio de vis et voluntas («fuerza y voluntad»), según el cual podían tomar
decisiones ejecutivas y en ocasiones arbitrarias, con frecuencia justificadas sobre
la base de que el rey estaba por encima de la ley.92 Tanto Enrique II como Ricardo
I habían argumentado que los monarcas poseían la cualidad de «majestad divina»;
Juan continuó esta tendencia y reclamó un «estatus casi imperial» para sí mismo
como gobernante.92 Durante el siglo xii, se expresaron opiniones contrarias sobre
la naturaleza de la monarquía y muchos cronistas contemporáneos creían que los
soberanos debían gobernar de acuerdo con la costumbre y la ley y seguir el consejo
de los principales nobles del reino.92 Todavía no existía un modelo de lo que
debería suceder si un rey se negara a hacerlo.92 A pesar de su pretensión de tener
una autoridad única dentro de Inglaterra, Juan algunas veces justificaba sus
acciones sobre la base de que había celebrado un concilio con los barones.92 Los
historiadores modernos siguen divididos en cuanto a si él sufrió un caso de
«esquizofrenia real» a su llegada al trono o si sus acciones simplemente reflejaban
el modelo complejo de la monarquía angevina de principios del siglo xiii.9394

Juan heredó un sofisticado sistema administrativo en Inglaterra, con una variedad


de agentes que respondían a la casa real: la cancillería guardaba registros
escritos y comunicaciones; el tesoro y el fisco se ocupaban de los ingresos y los
gastos, respectivamente; se desplegaron varios jueces para impartir justicia en el
reino.95 Gracias a los esfuerzos de consejeros como Hubert Walter, esta tendencia
hacia una mejor conservación de registros continuó en el reinado de Juan.96 Al
igual que los reyes anteriores, manejó una corte peripatética o constantemente
itinerante, que viajaba por el reino y trataba asuntos tanto locales como
nacionales a medida que avanzaba.97 Juan era muy activo en la administración de
Inglaterra y participó en cada aspecto del gobierno.98 En parte seguía la tradición
de Enrique I y Enrique II, pero en el siglo xiii el volumen de trabajo
administrativo había aumentado enormemente, lo que ejercía mucha más presión sobre
un rey que deseaba gobernar con este estilo.98 Juan estuvo en Inglaterra por
períodos mucho más largos que sus predecesores, lo que hizo que su gobierno fuera
más personal que el de reyes anteriores, particularmente en áreas previamente
ignoradas como la frontera angloescocesa.9899

La administración de justicia era de especial importancia para él. Se habían


introducido al ordenamiento inglés varios procesos nuevos durante el reinado de
Enrique II, como la audiencia de novel disseisin —para recuperar tierras de cuyo
titular había sido usurpado o desposeído— y mort d'ancestor —cuando un individuo
afirmaba que el demandado había tomado una de sus propiedades absolutas después de
la muerte de uno de sus parientes—.100 Estos procesos implicaban que los tribunales
reales tuvieran un papel más significativo en los casos jurídicos locales, que
anteriormente solo habían sido tratados por lores regionales o locales.101 Juan
aumentó la profesionalidad de los sargentos y gobernadores civiles locales y amplió
el sistema de médicos forenses introducido por Hubert Walter en 1194, lo que creó
una nueva clase de forenses de municipio.102103 Trabajó arduamente para garantizar
que este sistema funcionase con los jueces que había designado, para lo que fomentó
los servicios de especialistas y expertos legales; también intervino personalmente
en algunos casos.104 Juan continuó revisando casos relativamente menores incluso
durante crisis militares.105 Visto positivamente, Lewis Warren consideró que
cumplió «su deber real de proporcionar justicia [...] con un celo y una dedicación
incansable al common law anglosajón».104 Visto de manera más crítica, el rey inglés
pudo haber estado motivado en aprovecharse del proceso legal real para aumentar las
tasas en lugar del deseo de impartir simple justicia; el sistema legal de Juan se
aplicaba solo a hombres libres, no a toda la población.102 Sin embargo, estos
cambios fueron populares entre muchos arrendatarios libres, quienes adquirieron un
sistema legal más confiable que podía eludir a los barones, contra quienes
frecuentemente se presentaban tales casos.106 Las reformas de Juan fueron menos
populares entre los barones, especialmente porque permanecieron sujetos a una
justicia real arbitraria y frecuentemente vengativa.106

Economía

Un penique de plata del reinado de Juan, entre los primeros en aparecer en Dublín.
Uno de sus principales desafíos era adquirir grandes sumas de dinero necesarias
para sus propuestas de reconquista de Normandía.107 Los reyes angevinos tenían tres
fuentes principales de ingresos disponibles, a saber, los ingresos de sus tierras
personales (dominios), el dinero recaudado a través de sus derechos como señor
feudal y los ingresos de la tributación. Los ingresos provenientes del dominio real
eran inflexibles y habían disminuido lentamente desde la conquista normanda. No
aliviaron la carga la venta de muchas propiedades reales de Ricardo I en 1189, por
lo que los impuestos jugaron un papel mucho menor en el ingreso real que en siglos
posteriores. Los reyes ingleses tenían amplios derechos feudales con lo que podían
generar más ingresos, como el sistema de escudaje, en el que el servicio militar
feudal se evitaba mediante un pago en efectivo al rey. Se obtuvieron ingresos de
las multas, tasas judiciales y venta de cartas y otros privilegios.108 Juan
intensificó sus esfuerzos por maximizar las fuentes posibles de ingresos, en la
medida en que ha sido descrito posteriormente como «avaro, mezquino, extorsivo y
con mentalidad monetaria».109 También usó la generación de ingresos como una forma
de ejercer control político sobre los barones: se podrían perdonar las deudas
contraídas por los partidarios favorecidos del rey, mientras que la recaudación de
los considerados enemigos se hizo más estricta.110

El resultado fue una secuencia de medidas financieras innovadoras pero


impopulares.x Juan impuso cobros de escudaje once veces en sus diecisiete años como
rey, en comparación con las once veces en total durante el reinado de los tres
monarcas precedentes.110 En muchos casos, estos eran recaudados en ausencia de una
campaña militar real, lo que iba en contra de la idea original de que el escudaje
era una alternativa al verdadero servicio militar.110 Se valió de su derecho de
exigir honorarios de liberación cuando se repartían las herencias y los castillos,
a veces cobrando enormes sumas más allá de la capacidad de pago de los barones.110
Sobre la base de la exitosa venta de nombramientos de gobernadores civiles en 1194,
inició una nueva ronda de designaciones; de esta manera, los nuevos titulares
recuperarían su inversión mediante mayores multas y sanciones, especialmente en los
bosques.112 Otra innovación de Ricardo I —el aumento de las tarifas a viudas que
deseaban permanecer solteras— se expandió durante el reinado de su hermano.112
Continuó la venta de cartas fundacionales para nuevas ciudades —como la ciudad
planificada de Liverpool—, que eran expendidas por los mercados del reino y en
Gascuña.113114xi El rey introdujo nuevos impuestos y extendió los ya existentes.
Los judíos, que tenían una situación vulnerable en la Inglaterra medieval, estaban
bajo la protección del rey, quien les cobraba cuantiosos impuestos; se extrajeron
alrededor de 44 000 libras de esa comunidad en la tallación de 1210, aunque gran
parte de esta pasó a los deudores cristianos de prestamistas judíos.112xii Juan
introdujo un nuevo impuesto sobre la renta y los bienes muebles en 1207 —en
realidad, una versión antigua de un impuesto sobre la renta moderno— que producía
60 000 libras; creó un nuevo conjunto de derechos de importación y exportación
percibidos directamente por la Corona.115 Encontró que estas medidas le permitían
recaudar más recursos mediante la confiscación de tierras de los barones que no
podían pagar o rehusaban hacerlo.116

Al comienzo de su reinado hubo un cambio repentino en los precios, ya que las malas
cosechas y la gran demanda de alimentos resultaban en precios mucho más altos de
los cereales y animales. Esta presión inflacionaria continuó durante el resto del
siglo xiii y tuvo consecuencias económicas a largo plazo en Inglaterra.117 Las
presiones sociales resultantes se complicaron por las explosiones deflacionarias
que provocaron las campañas militares del rey inglés.118 Era habitual en ese
momento que el rey recaudara impuestos en plata, que luego fundía en monedas
nuevas; estas monedas luego se guardaban en barriles y eran enviadas a los
castillos reales, para ser utilizadas en el contrato de mercenarios o para cubrir
otros gastos.119 Por ejemplo, en aquellos momentos en los que Juan se preparaba
para las campañas en Normandía se tuvieron que retirar grandes cantidades de plata
de la economía y almacenarlas durante meses, lo que provocaba involuntariamente
períodos en los que las monedas de plata eran simplemente difíciles de conseguir,
el crédito comercial dificultaba las compras y la presión deflacionaria dañaba la
economía. Los resultados fueron disturbios políticos.120 Juan intentó abordar
algunos de los problemas con la moneda inglesa en 1204 y 1205, al llevar a cabo una
reforma radical de la acuñación, lo que mejoró su calidad y consistencia.121

Casa real e ira et malevolentia

Ataviado con sus vestiduras reales en una miniatura de Historia Anglorum por Mateo
de París (c. s. xiii).
Su casa real comprendía varios grupos de seguidores. Un grupo eran los familiares
regis, los amigos inmediatos de Juan y los caballeros que viajaban con él. También
desempeñaron un papel importante en la organización y dirección de campañas
militares.122123 Otra sección de seguidores reales era la curia regis; estos
curiales eran los altos funcionarios y agentes del rey, esenciales para su gobierno
cotidiano.124 Ser miembro de estos círculos internos traía muchas ventajas, ya que
era más fácil obtener favores del rey, presentar demandas, casarse con una rica
heredera o recibir perdón de las deudas.125 En la época de Enrique II, estos cargos
eran ocupados por «hombres nuevos» en lugar de los rangos habituales de barones.
Esto se intensificó bajo el gobierno de Juan, con muchos nobles menores que
llegaban del continente para tomar posiciones en la corte; muchos eran líderes
mercenarios de Poitou.126 Entre estos hombres había soldados que llegarían a ser
infames en Inglaterra por su comportamiento incivilizado, como Falkes de Breauté,
Geard d'Athies, Engelard de Cigongé y Philip Marc.127 Según Ralph Turner, muchos
barones percibían a la casa del rey como una «camarilla estrecha que gozaba del
favor real a costa de los barones» y atendida por hombres de menor estatus.126

Esta tendencia del rey inglés a confiar en sus propios hombres, a expensas de los
barones de mayor antigüedad, se vio exacerbada por la tradición de ira et
malevolentia («ira y malevolencia») de los monarcas angevinos y la propia
personalidad de Juan.128 Desde Enrique II en adelante, la ira et malevolentia llegó
a describir el derecho del rey a expresar su enojo y desagrado ante ciertos barones
o clérigos, basándose en el concepto normando de malevoncia o «mala voluntad
real».65129 En el período normando, sufrir la mala voluntad del rey significaba
dificultades para obtener concesiones, honores o peticiones; Enrique II había
expresado infamemente su furia y mala voluntad contra Tomás Becket, lo que
finalmente resultó en la muerte de este último.65129 Juan ya tenía la capacidad
adicional de «paralizar a sus vasallos» en una escala significativa utilizando las
nuevas medidas económicas y judiciales, lo que hacía que la amenaza de ira real
fuese aún más grave.130

Sospechaba profundamente de los barones, particularmente aquellos con suficiente


poder y riqueza como para desafiarle.130 Numerosos barones fueron sometidos a la
malevolencia del rey, como William Marshal, famoso caballero y barón habitualmente
considerado como modelo de lealtad absoluta.131 El caso más indigno —que fue más
allá de lo que se consideraba aceptable en ese momento— fue el de William de
Braose, un poderoso marcher lord con tierras en Irlanda.1307 De Braose fue sometido
a demandas punitivas de dinero y, cuando rehusó pagar una gran suma de 40 000
marcos —equivalente a 26 666 libras en ese momento—,xiii su esposa y uno de sus
hijos fueron encarcelados por el rey inglés, lo que resultó en sus muertes.131132
De Braose falleció en el exilio en 1211 y sus nietos permanecieron en prisión hasta
1218.131132 Las sospechas y los celos de Juan demostraron que raramente disfrutaba
de buenas relaciones incluso con los principales barones leales.133

Vida personal
La vida personal de Juan afectó en gran medida su reinado. Los cronistas
contemporáneos afirmaban que era pecaminosamente lujurioso y carente de piedad.134
Era común que los reyes y nobles de la época tuvieran amantes, pero los cronistas
se quejaban de que las amantes de Juan eran nobles casadas, lo que se consideraba
inaceptable.134 Tuvo al menos cinco hijos con tales amantes durante su primer
matrimonio con Isabel de Gloucester y dos de esas amantes eran mujeres nobles.134
135 No obstante, el comportamiento de Juan después de su segundo matrimonio con
Isabel de Angulema es menos claro. Ninguno de sus hijos ilegítimos conocidos nació
después de que se volvió a casar y, a partir de ese momento, no existen pruebas
documentales reales de adulterio, aunque Juan ciertamente tuvo amigas en la corte
durante el resto de su reinado.135 En la actualidad, las acusaciones específicas en
su contra formuladas durante las revueltas de los barones se consideran inventadas
y con el propósito de justificar la sublevación; sin embargo, la mayoría de los
contemporáneos del rey inglés aparentemente tuvieron una opinión negativa de su
comportamiento sexual.134xiv

Ilustración del s. xiii de Juan y sus hijos legítimos: Enrique, Ricardo, Isabel,
Leonor y Juana.
El carácter de su segundo matrimonio con Isabel de Angulema es incierto. El rey
inglés se casó con ella cuando era relativamente joven: su fecha exacta de
nacimiento es desconocida y las estimaciones la sitúan entre quince años y, más
probablemente, hacia los nueve años de edad en el momento del matrimonio;137xv
incluso para los estándares de la época, Isabel estaba casada a una edad muy
joven.138 Juan no proporcionó una gran suma de dinero a la familia de su esposa y
no transfirió parte de los ingresos de sus tierras, en un comportamiento que el
historiador Nicholas Vincent describió como «francamente mezquino» con Isabel;139
también concluyó que la pareja no era particularmente «amistosa».140 Otros aspectos
de su matrimonio sugerirían una relación más cercana y positiva. Los cronistas
registraron que Juan tenía un «loco amor ciego» hacia Isabel y que mantuvo
relaciones conyugales con ella entre 1207 y 1215 aproximadamente; tuvieron cinco
hijos.68140 En contraste con Vincent, el historiador William Chester Jordan dedujo
que ambos formaban una «pareja amistosa» y que tuvieron un matrimonio exitoso según
los estándares del momento.141

La falta de convicción religiosa de Juan ya había sido notada por cronistas


contemporáneos e historiadores posteriores, con algunos sospechando que era, en el
mejor de los casos, impío o hasta ateo, un asunto serio en aquella época.142 Los
cronistas contemporáneos catalogaron extensamente sus diversos hábitos
antirreligiosos, como su falta de comunión, los comentarios blasfemos y las bromas
ingeniosas pero escandalosas sobre la doctrina de la Iglesia católica –entre estas,
bromas sobre la inverosimilitud de la Resurrección–. También comentaron sobre la
falta de donaciones caritativas a la Iglesia.143 El historiador Frank McLynn
argumentó que los primeros años del rey inglés en Fontevrault, en combinación con
su educación relativamente avanzada, pudieron haberlo apartado de la Iglesia.22
Otros historiadores han sido más cautelosos al interpretar este material y
señalaron que los cronistas también informaron sobre el interés personal de Juan en
la vida de Wulfstan de Worcester y su amistad con varios clérigos de alto rango,
especialmente Hugo de Lincoln, quien más tarde fue declarado santo.144 Los
registros financieros de una familia real normal indican participaba en las
festividades habituales y celebraciones piadosas, si bien en muchos registros se
demuestran las ofrendas de Juan a los pobres para expiar las reglas rutinarias y
orientaciones de la Iglesia católica.144145 El historiador Lewis Warren opinó que
los relatos de los cronistas eran objeto de considerables prejuicios y que el rey
inglés era, «al menos, convencionalmente devoto» y citó sus peregrinaciones e
interés en las escrituras y los comentarios religiosos.146

Últimos años
Política continental

Dibujo de Mateo de París de principios del s. xiii que muestra la guerra


contemporánea, como el uso de castillos, ballesteros y caballeros montados.
Durante el resto de su reinado se centró en recuperar Normandía.147 La evidencia
disponible sugiere que Juan no consideró la pérdida del ducado como un cambio
permanente en el poder de los Capetos.147 Estratégicamente, enfrentó varios
desafíos: Inglaterra tenía que asegurarse contra una posible invasión francesa, las
rutas marítimas a Burdeos tenían que reforzarse después de la pérdida de la ruta
terrestre a Aquitania y sus posesiones restantes en esta última debían protegerse
después de la muerte de su madre Leonor en abril de 1204.148 Su plan preferido era
emplear Poitou como base de operaciones, avanzar por el valle del Loira para
amenazar París, detener a las fuerzas francesas y romper las líneas internas de
comunicación de Felipe II antes de desembarcar una fuerza marítima en el ducado.148
Idealmente, este plan se beneficiaría con la apertura de un segundo frente en las
fronteras orientales de Felipe II con Flandes y Boulogne, una recreación de la
vieja estrategia de Ricardo I de ejercer presión desde Alemania.148 Todo esto
requeriría una gran cantidad de dinero y soldados.149

Pasó gran parte de 1205 asegurando Inglaterra contra una potencial invasión
francesa.147 Como medida de emergencia, recreó una versión del Assize of Arms de
1181 de Enrique II, con cada condado creando una estructura para movilizar levas
locales.147 Cuando la amenaza de la invasión se desvaneció, Juan reunió una gran
fuerza militar en Inglaterra destinada a Poitou y una flota con soldados bajo su
propio mando destinados a Normandía.149 Para lograr esto, reformó la contribución
feudal inglesa a sus campañas, creó un sistema más flexible bajo el cual solo un
caballero de cada diez sería movilizado, pero sería apoyado financieramente por los
otros nueve; los caballeros servirían por un período indefinido.149 Creó un equipo
de ingenieros para la guerra de asedio y una fuerza considerable de ballesteros
profesionales.150 El rey era apoyado por un grupo de destacados barones con
experiencia militar, como William Longespée, William Marshal, Roger de Lacy y,
hasta su caída en desgracia, el marcher lord William de Braose.150

Juan ya había empezado a preparar las tropas en el Canal antes de la pérdida de


Normandía y rápidamente desarrolló más capacidades marítimas después de su colapso.
La mayoría de estos barcos se ubicaban a lo largo de la Alianza de los Cinco
Puertos, pero Portsmouth también fue ampliado.151 A fines de 1204 tenía disponibles
alrededor de cincuenta galeras grandes y se construyeron otros cincuenta y cuatro
buques entre 1209 y 1212.147151 William de Wrotham fue nombrado «guardián de las
galeras», efectivamente el principal almirante de Juan.147 Wrotham era responsable
de coordinar las galeras del rey, las naves de los Cinco Puertos y forzó a los
buques mercantes en una sola flota operativa.147 Juan adoptó mejoras recientes en
el diseño de barcos, como nuevos buques de transporte grandes denominados buisses y
castillos de proa desprendibles para su uso en combate.151

William Marshal (a la izquierda), uno de los líderes militares más veteranos de


Juan.
Los disturbios de los barones en Inglaterra impidieron la salida de la expedición
planificada para 1205 y solo una fuerza más pequeña al mando de William Longespée
se desplegó en Poitou.149 En 1206, Juan partió hacia Poitou, pero se vio obligado a
desviarse hacia el sur para contrarrestar una amenaza en Gascuña por parte de
Alfonso VIII de Castilla.149 Después de una exitosa campaña contra el monarca
castellano, se dirigió al norte nuevamente y tomó la ciudad de Angers.149 Felipe II
se desplazó al sur para encontrarse con Juan; la campaña de ese año terminó en
punto muerto y se estableció una tregua de dos años entre los dos soberanos.152

Durante la tregua de 1206-1208, Juan se concentró en aumentar sus recursos


financieros y militares en preparación para otro intento de reconquistar
Normandía.153 Utilizó parte de este dinero para comprar nuevas alianzas en las
fronteras orientales de Felipe II, donde el crecimiento del poder de los Capetos
comenzaba a afectar a los vecinos de Francia.153 En 1212, había cerrado
exitosamente alianzas con su sobrino Otón IV, un aspirante a emperador en Alemania,
así como con los condes Renaud de Boulogne y Fernando de Flandes.153 Sus planes de
invasión para 1212 se pospusieron debido a nuevos disturbios de barones ingleses
sobre el servicio militar en Poitou.153 Felipe II tomó la iniciativa en 1213 y
envió al príncipe Luis, su hijo mayor, a ocupar Flandes con la intención de lanzar
una invasión a Inglaterra.153 Juan se vio forzado a posponer sus propios planes de
invasión para contrarrestar esta amenaza. Lanzó su nueva flota para atacar a los
franceses en el puerto de Damme.154 El ataque fue un éxito, ya que destruyó las
naves de Felipe II y las posibilidades de una invasión de Inglaterra ese año.154
Juan esperaba explotar esta ventaja al invadirse a fines de 1213, pero el
descontento de los barones volvió a demorar sus planes de invasión hasta principios
de 1214, en lo que fue su última campaña continental.154

Escocia, Irlanda y Gales

Juan con dos perros de caza (representación del s. xiii).


A fines del siglo xii y principios del xiii, estalló la disputa en la frontera y se
recrudecieron las relaciones políticas entre Inglaterra y Escocia; los reyes de
Escocia reclamaban regiones de lo que ahora es el norte de Inglaterra. El padre de
Juan, Enrique II, había obligado a Guillermo I de Escocia a jurarle lealtad en el
Tratado de Falaise en 1174.155 Esto había sido rescindido por Ricardo I a cambio de
una compensación financiera en 1189, pero la relación seguía siendo incómoda.156
Juan comenzó su reinado reafirmando su soberanía sobre los disputados condados del
norte y rechazó la solicitud de Guillermo I sobre el condado de Northumbria, pero
no intervino en Escocia y se centró en problemas continentales.157158 Ambos reyes
mantuvieron una relación amistosa, encontrándose en 1206 y 1207,159 hasta que en
1209 se rumoreó que Guillermo I intentaba aliarse con Felipe II de Francia.157160
Juan invadió Escocia y obligó al rey escocés a firmar el Tratado de Norham, que
daba al rey inglés el control de sus hijas y exigió un pago de 10 000 libras.157
Esto efectivamente paralizó el poder de Guillermo I en el norte de la frontera y,
en 1212, Juan tuvo que intervenir militarmente para apoyar al rey escocés contra
sus rivales internos.157xvi Sin embargo, el rey inglés no hizo ningún esfuerzo para
revitalizar el Tratado de Falaise y tanto Guillermo I como Alejandro II se
mantuvieron como reyes independientes, con el apoyo de Juan, sin deberle
lealtad.162

El rey inglés retuvo el título de señor de Irlanda durante su reinado. Recurrió a


ese país en busca de recursos para luchar en su guerra contra Felipe II en el
continente.163 El conflicto continuó en Irlanda entre los colonos anglonormandos y
los jefes indígenas irlandeses, con Juan manipulando ambos grupos para expandir su
riqueza y poder en el país.163 Durante el reinado de su hermano, había expandido
con éxito el tamaño de sus tierras en Irlanda y continuó con esta política después
de ascender al trono.164 En 1210, el rey llegó a Irlanda con un gran ejército que
aplastó la rebelión de los lores anglonormandos, reafirmó el control del país y
utilizó una nueva carta para ordenar el cumplimiento de las leyes y costumbres
inglesas en Irlanda.165 No trató de aplicar activamente esta carta sobre los reinos
nativos irlandeses, pero el historiador David Carpenter sospechó que pudo haberlo
hecho de no haber intervenido el conflicto de los barones en Inglaterra. Se
mantuvieron tensiones a fuego lento con los líderes irlandeses nativos incluso
después de que Juan regresara a Inglaterra.166167

El dominio real en Gales se aplicaba de manera desigual, con el país dividido entre
los marcher lord a lo largo de las fronteras, los territorios reales en
Pembrokeshire y los lores galeses nativos más independientes en el norte de Gales.
Juan se interesó mucho en Gales, tanto que se documentó, visitaba el territorio
cada año entre 1204 y 1211 y casó a su hija ilegítima Joan con el príncipe galés
Llywelyn ap Iorwerth.168 El rey inglés usó a los marcher lord y galeses nativos
para aumentar su propio territorio y poder, ya que alcanzó una secuencia de
acuerdos cada vez más determinantes, con el respaldado del poder militar real y los
gobernantes galeses.169 Ocurrió una importante expedición real para hacer cumplir
estos acuerdos en 1211, después de que Llywelyn intentó explotar la inestabilidad
causada por la destitución de William de Braose, mediante la sublevación galesa de
1211.170 Juan respondió con una exitosa invasión militar, en la que atacó el
interior de Gales. Llywelyn llegó a un acuerdo que incluía una expansión del poder
del rey inglés en gran parte del territorio, aunque solo de forma temporal.170

Disputa con el papa

El papa Inocencio III lo excomulgó en 1209.


Cuando el arzobispo de Canterbury, Hubert Walter, murió el 13 de julio de 1205,
Juan se vio involucrado en una disputa con el papa Inocencio III que conduciría a
su excomunión. Los reyes normandos y angevinos habían ejercido tradicionalmente un
gran poder sobre la Iglesia dentro de sus territorios. Sin embargo, a partir de los
años 1040, los sucesivos papas presentaron un mensaje de reforma que enfatizaba la
importancia de que la Iglesia «se gobierne de manera más coherente y jerárquica
desde el centro» y establecieron «su propia esfera de autoridad y jurisdicción,
separada e independiente de la del gobernante laico», en palabras del historiador
Richard Huscroft.171 Después de los años 1140, estos principios habían sido
ampliamente aceptados dentro de la Iglesia católica en Inglaterra, aunque con un
elemento de preocupación sobre la centralización de la autoridad en Roma.172173
Estos cambios pusieron en tela de juicio los derechos consuetudinarios de los jefes
laicos como Juan sobre los nombramientos eclesiásticos.172173 Según el historiador
Ralph Turner, el papa Inocencio III era un líder religioso «ambicioso y agresivo»,
insistente en sus derechos y responsabilidades dentro de la Iglesia católica.174

Juan quería que John de Gray, obispo de Norwich y uno de sus seguidores, fuera
nombrado arzobispo de Canterbury después de la muerte de Walter, pero el cabildo de
la catedral de Canterbury reclamaba el derecho exclusivo de elegir al sucesor de
Walter y favorecieron a Reginald, subprior del cabildo.175 Para complicar las
cosas, los obispos de la provincia de Canterbury también reclamaron el derecho de
nombrar al próximo arzobispo.175 El cabildo eligió secretamente a Reginald y viajó
a Roma para la confirmación; los obispos desafiaron el nombramiento y el asunto fue
llevado ante Inocencio III.176 Juan obligó al cabildo de Canterbury a cambiar su
apoyo a John de Gray y se envió un mensajero a Roma para informar al papado de la
nueva decisión.177 Inocencio III desautorizó tanto a Reginald como a John de Gray
y, en cambio, nombró a su propio candidato, Stephen Langton. Juan rechazó la
petición de Inocencio III de que aceptara el nombramiento de Langton, pero el
romano pontífice consagró a Langton de todos modos en junio de 1207.177

El rey inglés estaba indignado por lo que percibía como una abrogación de su
derecho consuetudinario como monarca para influir en las elecciones.177 Se quejaba
sobre la elección de Langton como individuo —ya que sentía que estaba demasiado
influenciado por la corte capeta en París— y sobre el proceso en su conjunto.178
Prohibió el ingreso de Langton a Inglaterra y se apoderó de las tierras del
arzobispado y otras posesiones papales.178 Inocencio III estableció una comisión
para tratar de convencer a Juan de cambiar de opinión, pero fue en vano. Después,
Inocencio III impuso un entredicho sobre Inglaterra en marzo de 1208, en el que
prohibía al clero realizar servicios religiosos, con la excepción de los bautizos
para los jóvenes y confesiones y absoluciones para los moribundos.179180

El castillo de Rochester era una de las muchas propiedades del controvertido


arzobispado de Canterbury y una importante fortificación en los últimos años de su
reinado.
Juan consideró al entredicho «el equivalente de una declaración de guerra papal»179
y respondió intentando castigar a Inocencio III personalmente y abrir una brecha
entre los clérigos ingleses que podrían apoyarlo y aquellos que se aliaban
firmemente con las autoridades de Roma.179 Se apoderó de las tierras de clérigos
que no estaban dispuestos a llevar a cabo los servicios religiosos, así como
aquellas propiedades vinculadas al propio Inocencio III; arrestó a las concubinas
ilícitas que muchos clérigos conservaban durante esa época y solo las liberó
después del pago de multas; tomó las tierras de los miembros de la Iglesia que
habían huido de Inglaterra y prometió protección para los clérigos dispuestos a
permanecer leales a él.179 En muchos casos, las instituciones negociaron por
separado condiciones para administrar sus propias propiedades y conservar los
productos de estas.181 Para 1209 la situación no mostraba signos de solución e
Inocencio III amenazó con excomulgar a Juan si no aceptaba el nombramiento de
Langton.182 Cuando esta amenaza falló, el papa excomulgó al rey inglés en noviembre
de 1209.182 Aunque teóricamente fue un golpe significativo para la legitimidad de
Juan, esto no pareció preocuparle.182 Dos de sus aliados cercanos —el emperador
teutón Otón IV y el conde Raimundo VI de Tolosa— ya habían sufrido el mismo castigo
y la importancia de la excomunión había sido, en cierto modo, devaluada.182 Juan
simplemente apretó sus medidas y acumuló sumas significativas de los ingresos de
las sedes y abadías vacantes: por ejemplo, una estimación de 1213 sugirió que la
Iglesia había perdido un estimado de 100 000 marcos (equivalentes a 66 666 libras
en ese momento) en pagos a la Corona.183 Las cifras oficiales sugieren que Juan se
apropió de alrededor del 14 % de los ingresos anuales de la Iglesia en
Inglaterra.184

Inocencio III dio algunas dispensas a medida que avanzaba la crisis.180 Se permitió
a las comunidades monásticas celebrar la misa en privado desde 1209 en adelante y,
a finales de 1212, se autorizó el viático para los moribundos.185 Las reglas sobre
los entierros y el acceso de los laicos a las iglesias fueron aparentemente
eludidas constantemente, al menos extraoficialmente.180 Aunque el entredicho era
una carga para gran parte de la población, no resultó en una rebelión contra Juan.
Sin embargo, en 1213 el rey inglés estaba cada vez más preocupado por una inminente
invasión francesa.186 Algunos cronistas contemporáneos indicaron que, en enero de
ese año, Felipe II de Francia había sido acusado de intentar deponer a Juan en
nombre del papado. Estas fuentes también sugirieron que Inocencio III tenía
preparadas cartas secretas en caso de que necesitase tomar el crédito si Felipe II
lograba invadir Inglaterra.187186

Debido a la creciente presión política, Juan finalmente negoció los términos para
una reconciliación y, en mayo de 1213, aceptó las condiciones papales para el
acatamiento en presencia del legado papal Pandulf Verraccio en la iglesia templaria
de Dover.186188 Como parte del trato, Juan ofreció someter el Reino de Inglaterra
al papado con un servicio feudal anual de 1000 marcos (equivalente a 666 libras en
ese momento): 700 marcos (466 libras) de Inglaterra y 300 marcos (200 libras) de
Irlanda, así como recompensar a la Iglesia por los ingresos perdidos durante la
crisis.186189 El acuerdo se formalizó en la Bulla Aurea, que produjo reacciones
diversas. Aunque algunos cronistas consideraron que Juan había sido humillado por
la sucesión de eventos, hubo poca reacción pública.190 Inocencio III se benefició
de la solución de un problema de larga data, pero el rey inglés probablemente ganó
más, ya que el papa se convirtió en su firme defensor por el resto del reinado y le
apoyó en asuntos de política tanto nacional como continental.191 Inocencio III
inmediatamente se volvió contra Felipe II, porque le solicitó que rechazara los
planes de invadir Inglaterra y exigió la paz.191 Juan pagó parte del dinero de la
compensación que había prometido a la Iglesia, pero suspendió los pagos a fines de
1214 y no depositó las dos terceras partes de la suma; aparentemente Inocencio III
omitió a conveniencia esta deuda por el bien de una relación más duradera.189

Derrota en Francia y la primera guerra de los Barones


Tensiones y descontento

La victoria francesa en la batalla de Bouvines condenó el plan de Juan de retomar


Normandía en 1214 y propició la primera guerra de los Barones.
Las tensiones con los barones habían crecido durante varios años, como lo demuestra
la revuelta de 1212 contra el rey inglés.192 Muchos de los barones descontentos
eran del norte de Inglaterra; esa facción con frecuencia era etiquetada por
contemporáneos e historiadores como «los norteños» (the Northerners). Los barones
del norte rara vez tenían intereses personales en el conflicto con Francia y muchos
de ellos debían grandes sumas de dinero al rey; la revuelta ha sido caracterizada
como «una rebelión de los deudores del rey».106193 Muchos de los miembros del
estamento militar se unieron a los rebeldes, particularmente aquellos a quienes
Juan había designado para funciones administrativas en Inglaterra; sus vínculos y
lealtades locales superaban la lealtad personal hacia él.194 También creció la
tensión en el norte de Gales, donde la oposición al tratado de 1211 entre Juan y
Llywelyn se estaba convirtiendo en un conflicto abierto.195 Para algunos, el
nombramiento de Peter des Roches como justiciar fue un factor importante, ya que
muchos barones lo consideraban un «extranjero desagradable».196 El fracaso de la
campaña militar francesa en 1214 fue probablemente lo que precipitó la rebelión de
los barones durante los últimos años de Juan; James Holt describió el camino a la
guerra civil como «directo, breve e inevitable» después de la derrota en
Bouvines.192193

Fracaso de la campaña francesa de 1214


En 1214, Juan comenzó su campaña final para reclamar Normandía en manos de Felipe
II. El rey inglés estaba optimista, ya que había logrado alianzas exitosas con el
emperador teutón Otón IV, Renaud de Boulogne y el conde Fernando de Flandes, estaba
disfrutando del favor papal y había logrado acumular fondos sustanciales para pagar
el despliegue de un ejército experimentado.197 No obstante, cuando se dirigió a
Poitou, en febrero de 1214, muchos barones rehusaron prestar el servicio militar;
los caballeros mercenarios tenían que llenar los huecos.198 El plan era dividir las
fuerzas de Felipe II avanzando desde el nordeste de Poitou hacia París, mientras
que Otón IV, Renaud y Fernando, apoyados por William Longespée, marchaban hacia el
sudoeste desde Flandes.198

La primera parte de la campaña tuvo buenos resultados, ya que Juan superaba a las
fuerzas comandadas por el príncipe Luis y, a fines de junio, retomó el condado de
Anjou.198199 Asedió el castillo de Roche-au-Moine, una fortaleza clave, lo que
forzó al delfín a luchar contra el ejército más grande del rey inglés.200 Los
nobles angevinos locales rechazaron avanzar con el rey; en desventaja, Juan se
retiró a La Rochelle.200 Poco después, Felipe II ganó la reñida batalla de Bouvines
en el norte contra Otón IV y otros aliados del monarca inglés, lo que puso fin a
sus esperanzas de retomar Normandía.201 Se firmó un acuerdo de paz en el que Juan
devolvió Anjou a Felipe II y pagó al rey francés una indemnización; la tregua tenía
una duración de seis años.201 El rey regresó a Inglaterra en octubre.201

Tensiones antes de la guerra y Carta Magna


Artículo principal: Carta Magna

Versión original de la Carta Magna, acordada por Juan y los barones en 1215.
A los pocos meses de su retorno, los barones rebeldes en el norte y este de
Inglaterra organizaron una resistencia a su gobierno.202 En enero de 1215, Juan
celebró un concilio en Londres para discutir reformas potenciales y publicitó
discusiones en Oxford entre sus agentes y los rebeldes durante la primavera.203
Aparentemente estaba alargando el asunto hasta que Inocencio III pudo enviar cartas
que le daban apoyo papal explícito. Esto era particularmente importante para el rey
inglés, pues se trataba de una forma de presionar a los barones, pero también como
una forma de controlar a Stephen Langton, arzobispo de Canterbury.204 Mientras
tanto, Juan comenzó a reclutar nuevas tropas mercenarias de Poitou, aunque algunas
fueron enviadas de regreso para evitar dar la impresión de que el rey inglés estaba
intensificando el conflicto.203 Anunció sus intenciones de convertirse en cruzado,
lo que le daba protección política adicional según la ley de la Iglesia
católica.205

Las cartas de apoyo del papa llegaron en abril, pero para entonces los barones
rebeldes se habían organizado. En mayo se congregaron en Northampton, renunciaron a
sus lazos feudales con Juan y nombraron a Robert FitzWalter su líder militar.206
Este autoproclamado «Ejército de Dios» marchó hacia Londres y tomó la capital,
Lincoln y Exeter.207 Los esfuerzos del rey inglés por parecer moderado y
conciliador habían tenido mucho éxito, pero una vez que los rebeldes tomaron
Londres atrajeron una nueva oleada de desertores de la facción realista.207 Juan
instruyó a Langton a organizar conversaciones de paz con los barones rebeldes.207

El 15 de junio de 1215, se encontró con los líderes rebeldes en el río Runnymede,


cerca del castillo de Windsor.207 Los esfuerzos de Langton en la mediación crearon
una carta que reflejaba el acuerdo de paz propuesto; más tarde, fue rebautizada
como Carta Magna («Gran Carta»).208 Esta iba más allá de simplemente abordar quejas
específicas de los barones y conformó una propuesta más amplia para la reforma
política, aunque se centraba en los derechos de los hombres libres, no de los
siervos ni fuerza de trabajo servil.209 Prometía protección de los derechos de la
Iglesia, protección contra el encarcelamiento ilegal, acceso a la justicia rápida,
a una nueva tributación únicamente con el consentimiento de los barones y
limitaciones de los escudajes y otros pagos feudales.210 Se crearía un consejo de
veinticinco barones para vigilar y asegurar la futura adhesión de Juan a la carta,
mientras que el ejército rebelde se retiraría y Londres sería entregada al rey
inglés.211

Ni Juan ni los barones rebeldes trataron seriamente de implementar el acuerdo de


paz.211 Los barones rebeldes sospechaban que el consejo de barones propuesto sería
inaceptable para el rey inglés y que desafiaría la legalidad de la carta;
incorporaron al consejo de barones con sus propios intransigentes y rehusaron
desmovilizar sus fuerzas o entregar Londres según lo acordado.212 A pesar de
prometer lo contrario, Juan apeló a Inocencio III por ayuda, ya que consideraba que
la carta comprometía los derechos del papa según el acuerdo de 1213 que le había
nombrado señor feudal.213 Forzado, Inocencio III declaró que la carta «no solo
[era] vergonzosa y denigrante, sino ilegal e injusta» y excomulgó a los barones
rebeldes.213 El fracaso del acuerdo condujo rápidamente a la primera guerra de los
Barones.213

Enfrentamiento con los barones


Artículo principal: Primera guerra de los Barones

Campaña de Juan de septiembre de 1215 a marzo de 1216.


Los rebeldes dieron el primer paso en la guerra, apoderándose del estratégico
castillo de Rochester, propiedad de Langton pero dejado casi sin protección por el
arzobispo.214 Juan estaba preparado para un conflicto. Había almacenado dinero para
pagar mercenarios y se había asegurado el apoyo de los poderosos marcher lord con
sus propias tropas feudales, como William Marshal y Ranulfo de Chester.215 Los
rebeldes carecían de experiencia en ingeniería de asedio o equipamiento pesado
necesario para atacar la red de castillos reales que aislaban a los barones
rebeldes del norte con los del sur.215216 La estrategia de Juan era aislar a los
barones rebeldes en Londres, proteger sus propias líneas de suministro a su fuente
de mercenarios en Flandes, evitar que los franceses desembarcaran en el sudeste y
después ganar la guerra a través del desgaste lento.214 Dejó de lidiar con la grave
situación de deterioro en el norte de Gales, donde Llywelyn encabezaba una rebelión
contra el acuerdo de 1211.217

La campaña de Juan comenzó bien. En noviembre, retomó el castillo de Rochester en


manos del barón rebelde William d'Aubigny en un sofisticado asalto. Un cronista
documentó que no había visto «un asedio tan duramente aplastado ni tan fuertemente
resistido», mientras que el historiador Reginald Brown lo describió como «una de
las mayores [operaciones de asedio] en Inglaterra hasta ese momento».218219 Una vez
que recuperó el sudeste, Juan separó sus fuerzas y envió a William Longespée a
retomar el lado norte de Londres y Anglia Oriental, mientras que él se dirigió al
norte hacia Nottingham para atacar las propiedades de los barones del norte.220
Ambas operaciones tuvieron éxito y la mayoría de los rebeldes restantes fueron
detenidos en Londres.220 En enero de 1216, Juan se enfrentó a Alejandro II de
Escocia, quien se había aliado con la causa rebelde,221 y recuperó territorios en
el norte de Inglaterra en una campaña rápida y avanzó hacia Edimburgo en un período
de diez días.221

Los barones rebeldes respondieron invitando al príncipe francés Luis para


dirigirlos: este tenía un reclamo del trono inglés en virtud de su matrimonio con
Blanca de Castilla, nieta de Enrique II.222 Probablemente Felipe II le haya
proporcionado apoyo privado, pero rehusó asistirlo públicamente ya que fue
excomulgado por Inocencio III por participar en la guerra contra Juan.222 La
llegada planificada del delfín a Inglaterra presentaba un problema significativo
para el rey inglés, porque traería consigo naves navales y máquinas de asedio
esenciales para la causa rebelde.223 Una vez controlado a Alejandro II, Juan se
desplazó al sur para enfrentar el desafío de la próxima invasión.221

El príncipe Luis intentó desembarcar en el sur de Inglaterra en mayo de 1216, pero


Juan reunió una fuerza naval para interceptarlo.220 Para infortunio del rey inglés,
su flota se dispersó por las malas tormentas y Luis arribó sin oposición en
Kent.220 Juan vaciló y decidió no atacarlo inmediatamente, ya sea por los riesgos
de una batalla inminente o por preocupaciones sobre la lealtad de sus propios
hombres.220 Luis y los barones rebeldes avanzaron hacia el oeste y el rey inglés se
retiró y pasó el verano reorganizando sus defensas en el resto del reino.224 Varios
de los miembros de su estamento militar desertaron a favor de los rebeldes, como su
medio hermano William Longespée. Hacia el final del verano, los rebeldes habían
recuperado el sudeste de Inglaterra y partes del norte.224

Muerte

Tumba de Juan en la catedral de Worcester.


En septiembre de 1216, Juan arrancó con un ataque vigoroso. Marchó desde los
Cotswolds, fingió una ofensiva para liberar el asediado castillo de Windsor y atacó
en dirección este los alrededores de Londres hasta Cambridge, para separar las
áreas controladas por los rebeldes en Lincolnshire y Anglia Oriental.224225 Desde
allí viajó hacia el norte en un intento por deshacer el asedio rebelde en Lincoln y
en dirección este hasta Lynn, probablemente para pedir más suministros del
continente.225 En Lynn, contrajo disentería, que finalmente resultaría fatal.225
Mientras tanto, Alejandro II invadió el norte de Inglaterra nuevamente, en agosto
ocupó Carlisle y luego marchó hacia el sur para rendir homenaje al príncipe Luis
por sus posesiones inglesas; Juan estuvo a punto de interceptar a Alejandro II en
el camino.224221225 Las tensiones entre el delfín y los barones ingleses comenzaron
a aumentar, lo que provocó una ola de deserciones, como William Longespée y el hijo
de William Marshal, quienes volvieron al bando de Juan.226225
El rey inglés regresó al oeste pero al parecer perdió una parte importante de su
tren de equipaje a lo largo del camino.227 Roger de Wendover proporcionó el
testimonio más gráfico de esto, en el que supuestamente las pertenencias del rey —
como las joyas de la Corona— se perdieron al cruzar uno de los estuarios de marea
que desembocan en el Wash y fueron engullidas por las arenas movedizas y los
remolinos.227 Los relatos del incidente varían considerablemente entre los diversos
cronistas y la ubicación exacta del incidente nunca se ha confirmado; las pérdidas
pudieron haber involucrado solo a algunos de sus caballos de carga.228223 Los
historiadores modernos afirmaron que, en octubre de 1216, Juan enfrentó un
«estancamiento», «una situación militar no comprometida por la derrota».229230

Su enfermedad empeoró y, para cuando llegó al castillo de Newark, no podía viajar


más; murió en la noche del 18 o 19 de octubre.8231 Numerosos relatos, probablemente
ficticios, circularon poco después de su muerte, como que lo mataron con cerveza
envenenada, ciruelas envenenadas o un «exceso de melocotones».232 Su cuerpo fue
escoltado al sur por una compañía de mercenarios y fue enterrado en la catedral de
Worcester frente al altar de Wulfstan.233234 Se erigió un nuevo sarcófago con una
efigie en 1232, en el cual sus restos descansan actualmente.235

Legado
A raíz de la muerte de Juan, William Marshal fue declarado protector de Enrique III
(de nueve años).234 La guerra civil continuó hasta las victorias realistas en las
batallas de Lincoln y Dover en 1217. Luis abandonó su reclamo del trono inglés y
firmó el Tratado de Lambeth.234 El acuerdo fallido de la Carta Magna fue resucitado
por la administración de Marshal y vuelto a emitir en una versión editada en 1217
como base para el futuro gobierno.236237 Enrique III continuó sus intentos de
reclamar Normandía y Anjou hasta 1259, pero las pérdidas continentales de Juan y el
consiguiente crecimiento del poder de los Capetos en el siglo xiii demostraron que
marcaban un «punto de inflexión en la historia europea».238

La primera esposa de Juan, Isabel, condesa de Gloucester, fue excarcelada en 1214;


se volvió a casar dos veces y murió en 1217. Su segunda esposa, Isabel de Angulema,
abandonó Inglaterra hacia su tierra natal poco después de la muerte del rey inglés;
se volvió una poderosa líder regional, pero también abandonó a los niños que había
tenido con Juan,239 quien había tenido cinco hijos legítimos. Su hijo mayor,
Enrique III, gobernó Inglaterra durante la mayoría del siglo xiii. Ricardo fue un
destacado líder europeo y, en última instancia, rey de romanos del Sacro Imperio
Romano Germánico.27 Juana fue reina de Escocia por su matrimonio con Alejandro
II.157 Isabel fue emperatriz teutona por su matrimonio con Federico II.240 Su hija
más joven, Leonor, se casó con el hijo de William Marshal, también llamado William,
y, más tarde, con el famoso rebelde inglés Simón IV de Montfort.241 Juan tuvo
varias amantes, aproximadamente ocho, con las que tuvo posiblemente nueve hijos:
Richard, Oliver, John, Geoffrey, Henry, Osbert Gifford, Eudes, Bartholomew y
probablemente Philip; dos o tres hijas: Joan, Maud y probablemente Isabel.242 De
estos, Joan se convirtió en la más famosa, pues se casó con el príncipe Llywelyn de
Gales.243

Valoraciones historiográficas

Mateo de París, uno de los primeros historiadores del reinado de Juan.


Las interpretaciones históricas han estado sujetas a cambios considerables a lo
largo de los años. Los cronistas medievales proporcionaron las primeras historias
contemporáneas o casi coetáneas del reinado de Juan. Un grupo de ellos fue el
primero en escribir sobre su vida o el momento del ascenso al trono, como Ricardo
de Devizes, Guillermo de Newburgh, Roger de Hoveden y Raúl de Diceto.244 Estos
historiadores generalmente no simpatizaban con el comportamiento de Juan durante el
gobierno de Ricardo, pero fueron un poco más positivos hacia los primeros años de
su reinado.245246 Los relatos confiables del período intermedio y posterior del
reinado de Juan son más limitados, con Gervasio de Canterbury y Raúl de Coggeshall
entre los principales; ninguno de ellos era positivo sobre su desempeño como
rey.247248 Gran parte de la reputación negativa posterior fue establecida por dos
cronistas que escribieron después de la muerte del rey inglés: Roger de Wendover y
Mateo de París, este último afirmó que Juan intentó convertirse al islam a cambio
de ayuda militar del gobernante almohade Muhammad an-Nasir. Los historiadores
modernos lo consideran una historia falsa.249

En el siglo xvi, los cambios políticos y religiosos alteraron la actitud de los


historiadores hacia Juan. Los cronistas de la era Tudor generalmente se inclinaban
a su favor, centrándose en la oposición al papado y la promoción de los derechos y
prerrogativas especiales de un rey. Los relatos revisionistas de John Foxe, William
Tyndale y Robert Barnes lo retrataron como un héroe protestante temprano; John Foxe
lo incluyó en su Libro de mártires.250 La Historie of Great Britaine (1632) de John
Speed elogió el «gran renombre» de Juan como rey y culpó a los cronistas medievales
por su mala reputación.246

El libro de los mártires de John Foxe, oficialmente titulado Hechos y monumentos,


que tenía una valoración positiva del reinado de Juan.
En la época victoriana del siglo xix, los historiadores estaban más inclinados a
recurrir a los juicios de los cronistas y a centrarse en la personalidad moral de
Juan. Por ejemplo, Kate Norgate argumentó que su caída no se debió al fracaso en la
guerra o la estrategia, sino a su «maldad casi sobrehumana», mientras que James
Ramsay culpó a Juan por sus antecedentes familiares y la cruel personalidad por su
perdición.251252 Los historiadores de la tradición whiggish, enfocados en
documentos como el Libro Domesday y la Carta Magna, concibieron un proceso
progresivo y universalista de desarrollo político y económico en Inglaterra durante
el período medieval.253254 Estos historiadores con frecuencia se inclinaban a
juzgar el reinado de Juan —en particular, su firma de la Carta Magna— como un paso
positivo en el desarrollo constitucional de Inglaterra, a pesar de los defectos del
propio rey.253254 Por ejemplo, Winston Churchill opinó que, «[c]uando se añade al
largo recuento, se verá que la nación británica y el mundo anglófono le deben mucho
más a los vicios de Juan que a las labores de los soberanos virtuosos».255

En los años 1940, comenzaron a surgir nuevas interpretaciones de su reinado,


basadas en la investigación de los registros contemporáneos, como los rollos de
cuentas, cartas, documentos judiciales y registros primarios similares.
Notablemente, un ensayo de Vivian Galbraith en 1945 propuso un «nuevo enfoque» para
entender al monarca.256257 El uso de los registros se combinó con un mayor
escepticismo sobre dos de los cronistas más pintorescos de su reinado —Roger de
Wendover y Mateo de París—.258 En muchos casos, los detalles proporcionados por
estos cronistas —ambos escritos después de la muerte de Juan— fueron cuestionados
por los historiadores modernos. 259 Las interpretaciones de la Carta Magna y el
papel de los barones rebeldes en 1215 han sido revisadas significativamente: aunque
el valor constitucional y simbólico de la Carta Magna para generaciones posteriores
es incuestionable, en el contexto del reinado de Juan la mayoría de los
historiadores lo consideran un acuerdo de paz fallido entre facciones de
«partisanos».260261 Ha habido un creciente debate sobre la naturaleza de sus
políticas irlandesas. Los especialistas en historia medieval irlandesa —como Sean
Duffy— han desafiado la narrativa convencional establecida por Lewis Warren, lo que
sugeriría que Irlanda era menos estable antes de 1216 de lo que se suponía
previamente.262

La mayoría de los historiadores de la actualidad, como los biógrafos recientes


Ralph Turner y Lewis Warren, argumentaron que Juan era un monarca ineficaz, pero
que sus fracasos fueron exagerados por los cronistas de los siglos xii y xiii.6 Jim
Bradbury sintetizó el consenso actual de que Juan era un «administrador trabajador,
un hombre hábil y un general capaz», aunque, como sugirió Turner, con «rasgos de
personalidad desagradables, incluso peligrosos», como la mezquindad, el rencor y la
crueldad.67 John Gillingham —autor de una biografía de Ricardo I— siguió esta línea
también, aunque lo considera un líder militar menos efectivo que la valoración de
Turner o Warren y lo describió como «uno de los peores reyes que ha gobernado
Inglaterra».263 Bradbury adoptó una postura moderada, pero indicó que en los
últimos años los historiadores modernos han sido excesivamente indulgentes con sus
numerosas fallas.264 El historiador popular Frank McLynn mantuvo una perspectiva
contrarrevisionista sobre Juan, con el argumento de que la reputación moderna del
rey inglés entre los historiadores es «bizarra» y que, como monarca, «falló casi
todas las [pruebas] que pueden establecerse legítimamente».265

Representaciones populares

The life and death of King John de William Shakespeare.


Durante la era Tudor surgieron obras teatrales basadas en su vida, que reflejaban
los relatos revisionistas de la época.250 La obra anónima The troublesome reign of
King John lo retrataba como un «mártir protoprotestante», similar al mostrado en la
pieza teatral de moralidad Kynge Johan de John Bale, en la que Juan intenta salvar
a Inglaterra de los «malvados agentes de la Iglesia romana».266267 Por el
contrario, The life and death of King John de Shakespeare, una obra relativamente
anticatólica que recurre a The troublesome reign para su material original, ofrece
una visión dual «más equilibrada de un monarca complejo como víctima
protoprotestante de las maquinaciones de Roma y como un gobernante débil y
egoístamente motivado».266268269 La obra The downfall and the death of Robert Earl
of Huntington de Anthony Munday retrató muchos de los rasgos negativos de Juan,
pero adoptó una interpretación positiva de sus actos contra la Iglesia católica, en
consonancia con las opiniones contemporáneas de los monarcas Tudor.270 A mediados
del siglo xvii, obras como King John and Matilda de Robert Davenport, basadas en
gran medida en las obras isabelinas anteriores, transferían el papel de campeones
protestantes a los barones y enfatizaban los aspectos tiránicos del comportamiento
del rey.271

En el siglo xix, las representaciones ficticias de su vida estuvieron fuertemente


influenciadas por el romance histórico Ivanhoe de Walter Scott, que presentaba «una
imagen casi totalmente desfavorable» de él; la pieza se basó en las historias
victorianas del período y en la obra de Shakespeare.272 Este trabajo de Scott
influyó en The merry adventures of Robin Hood, del escritor infantil Howard Pyle de
finales del siglo xix, que a su vez estableció a Juan como el villano principal
dentro de la narrativa tradicional de Robin Hood.273 Durante el siglo xx,
habitualmente aparecía representado en libros de ficción y películas junto a Robin
Hood. La interpretación de Sam De Grasse en la versión cinematográfica en blanco y
negro de 1922 lo muestra cometiendo numerosas atrocidades y actos de tortura.274
Claude Rains lo encarnó en la versión a color de 1938 junto a Errol Flynn,
iniciando la tendencia de describirlo como un «afeminado[, ...] arrogante y cobarde
que se queda en casa».275 El personaje de Juan actúa para resaltar las virtudes del
rey Ricardo o contrastar con el gobernador civil de Nottingham, que suele ser el
«villano de capa y espada» que se opone a Robin Hood.275 Por ejemplo, una versión
extrema de esta tendencia se puede ver en la versión de dibujos animados de Disney
de 1973, que representa a Juan, con la voz de Peter Ustinov, como un «león cobarde,
chupapulgares».276 Las obras populares que lo representan más allá de las leyendas
de Robin Hood —como la obra de James Goldman The Lion in Winter y adaptación al
cine ambientada en 1183— comúnmente lo presentan como un «amanerado alfeñique» —en
este caso, contrastado con el varonil Enrique II— o un tirano, como en el poema de
A. A. Milne para niños «King John's Christmas».277278

Ancestros
[mostrar]Ancestros de Juan I de Inglaterra
Notas
Los historiadores no han llegado a un consenso sobre el uso de los términos
«Plantagenet» y «angevino» con respecto a Enrique II y sus hijos. Algunos
consideran a Enrique II como el primer rey de la casa Plantagenet en Inglaterra;
otros se refieren a los reinados de Enrique II, Ricardo I y Juan I como la dinastía
angevina y consideran a Enrique III como el primer gobernante de la casa
Plantagenet.1234
El término Angevin Empire («Imperio angevino») fue acuñado siglos después, por la
historiadora victoriana Kate Norgate.10
El magister era un tutor encargado de la primera educación y de administrar a los
sirvientes de su hogar inmediato.
Enrique II también mordía y mordisqueaba sus dedos; la ira extrema fue considerada
por muchos historiadores como un rasgo de los reyes angevinos.2526
Sin embargo, el tratado ofreció a Arturo I ciertas protecciones como vasallo de
Juan.69
Angulema y Limoges eran condados con localización estratégica que tradicionalmente
habían ejercido un alto grado de autonomía. Formaron una ruta clave para las
comunicaciones entre Anjou y Gascuña. Muchos de los detalles que rodean a estos
condados durante este período son inciertos y están sujetos a debate histórico,
pero aparentemente tanto las dinastías inglesa como francesa intentaron influenciar
y construir alianzas con las familias importantes de la región durante muchos años
antes del estallido de tensiones en 1202.72
Esta interpretación ha sido cuestionada por John Gillingham, cuya opinión
minoritaria es que Ricardo —a diferencia de Juan— defendió con éxito a Normandía
con un nivel similar de recursos militares.80
Aunque los biógrafos modernos de Juan creen que él había matado a su rival Arturo
I, los detalles del reporte de la abadía de Margam son cuestionados; como señala
Frank McLynn, los monjes galeses «curiosamente [estaban] bien informados» sobre los
detalles del incidente en Francia.81
Dentro de las interpretaciones positivas de las habilidades militares de Juan en
la campaña, Kate Norgate sostuvo que el intento del rey inglés de liberar el
castillo Gaillard era una «obra maestra de ingenio»;84 Ralph Turner definió su
desempeño como un general «capaz»;68 Lewis Warren culpó a la incapacidad de Juan de
inspirar lealtad entre los nobles locales, en lugar de un simple fallo de habilidad
militar.85 Frank McLynn fue más condenatorio y describió los aspectos militares de
la campaña como un «fracaso desastroso».86
Su valoración como un genuino innovador en asuntos financieros, en lugar de
simplemente aprovechar la conveniencia, ha sido cuestionada. Por ejemplo, Frank
Barlow argumentó que estaba ejerciendo una política de conveniencia, no una reforma
genuina.111
Una consecuencia de esto fue la expansión del comercio del vino con el continente.
En 1203, los ciudadanos y comerciantes de Burdeos quedaron exentos del Grande
Coutume, el principal impuesto sobre sus exportaciones. A cambio, las regiones de
Burdeos, Bayona y Dax prometieron su apoyo contra de la Corona francesa. Los
puertos desbloqueados dieron a los comerciantes de Gascuña acceso abierto al
mercado del vino inglés por primera vez. El año siguiente, Juan concedió las mismas
exenciones a La Rochelle y Poitou.114
Las primeras cifras financieras medievales no tienen un equivalente contemporáneo
posible, debido a la función diferente del dinero en aquella economía.
Tanto el marco como la libra esterlina eran términos contables en esta época; un
marco equivalía alrededor de dos tercios de una libra.
La evidencia más notable para cualquier aventura posterior es una famosa entrada
en el registro de multas fechado en la Navidad de 1204, que involucraba a la esposa
de Hugh de Neville. Esta entrada indica que la esposa de Neville ofreció a Juan 200
pollos si ella podía pasar la noche con su esposo Hugh. Esto se interpretaba
convencionalmente como que ella estaba teniendo una aventura con el rey inglés,
pero en este caso deseaba tener relaciones sexuales con su marido en su lugar —por
tanto, una multa jocosa—. Una explicación alternativa es que estaba cansada de que
Hugh fuera enviado al servicio real y que la multa era una manera despreocupada de
convencer a Juan para que se asegurara de que su esposo permaneciera en la corte
por una noche. Nicholas Vincent atribuyó la idea original a una conversación
privada de James Holt.136
Estas estimaciones se basan en los relatos de cronistas, la fecha del matrimonio
de los padres de Isabel y la fecha de nacimiento de su primer hijo.137
El hijo de Guillermo I, Alejandro II, más tarde declaró que había sido prometido
en 1212 a la hija de Juan, Juana. Un estudio reciente consideró que la afirmación
de Alejandro II es poco confiable.157161
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