Está en la página 1de 2

Texto adaptado con fines académicos:

https://elpais.com/cultura/2017/01/24/actualidad/1485260806_441468.html

Así se fabrica una canción pop de éxito


Un libro revela la magia de los productores para convertir en ‘hits’ temas de famosos
cantantes

En realidad todo empezó con la banda sueca Ace of Base. “All that she wants is another
baby...”, entona el estribillo, e inmediatamente quedas enganchado. Por supuesto, no es
la primera canción de la historia de la música que a base de repeticiones se te ha
incrustado en el cerebro, pero es, sin duda, la que marca el inicio de esta historia, la de La
fábrica de canciones (Reservoir Books), escrita por John Seabrook.

Y la historia dice así: en 1992, la industria musical, en plena necesidad de transformación,


cambió completamente gracias a un equipo de productores suecos, encabezados por
Denniz Pop y su (inicialmente) ayudante Max Martin. Su primer gran hit para Ace of Base,
ingeniería sueca del primer nivel, se hizo en un pequeño estudio en Estocolmo y les valió
más de dos millones de copias entre Estados Unidos y Reino Unido. A base de
repeticiones, ganchos musicales en el lugar adecuado y el suficiente pop azucarado, el
estudio Cheiron, donde ambos trabajaban, se convirtió en la fábrica de grandes éxitos
imparable que lo modificó todo.

Pronto, las discográficas estadounidenses que llevaban a bandas necesitadas de un primer


éxito que les hiciera triunfar entre los jóvenes, llamaron a su puerta.

Frase melódica

“Entré en esta historia porque lo primero que me sorprendió es que la música que
escuchamos ahora está completamente construida para engancharte”, explica Seabrook.
“Indagué quién las hace, quién las orquesta y me encontré con Max Martin y, en su
origen, con Denniz Pop. Estos productores suecos incorporaron los “hooks”, una frase
melódica condensada, que antes ya existía pero ahora tiene muchas más capas que te
retienen ahí. Es música que se diferencia de la canción autoral anterior, más larga, con
inicio, estribillo y final. Estos éxitos están hechos para nuestro nuevo milenio, en el que
tenemos mucha menos capacidad de atención”.

El currículo de Denniz Pop —que falleció prematuramente en 1995— y especialmente el


de Max Martin son incomparables. Quit Playing Games (with My Heart) y I want it that
way, para Backstreet Boys, Baby one more time, I did it again, para Britney Spears, I kissed
a girl y California Gurls, para Katie Perry; We are never ever going back together, I knew
you were trouble, Shake it off, para Taylor Swift, y muchos otros para Demi Lovato, Justin
Timberlake, Kelly Clarkson, Pink, Ariana Grande o The Weeknd. Si hay un éxito pop en los
últimos 20 años, es más que posible que sea de Martin.

Aun así, casi nadie fuera de la industria lo dice. Sus nombres figuran como coautores en
todas las canciones, alguna que otra estrella les dedica los premios que reciben, pero
permanecen en la sombra. “Se quiere mantener la mística de los noventa, en la que el
músico de rock era también el autor de la melodía. No se miente directamente, pero se
hace creer que Rihanna o Katie Perry escriben sus canciones, en vez de un sueco de
mediana edad.”, explica Seabrook.

El libro indaga en la historia de la industria musical para buscar el origen de esos hits, se
puede asegurar que nadie ha durado tanto en el negocio como Martin. Sim embargo, lo
que más llama la atención es que “los suecos no tienen esa necesidad de éxito, no les
importa permanecer en la sombra”, explica Seabrook.

El libro incide en la ciencia pero también en el lado oscuro del éxito. Desde los usureros
managers de boybands, al acoso sexual a las estrellas, nadie sale indemne de una fábrica
de éxitos. “Se trata de una industria increíblemente sexista, en la que no hay mujeres
productoras. Las cantantes son chicas muy jóvenes, inicialmente sin poder. Cuando un
tipo que ronda los cuarenta puede lograr que seas una estrella o un fracaso más, su poder
es inconmensurable. Ahí es cuando se dan casos como el de Dr Luke, acusado de acoso
sexual y violación por Ke$ha”, agrega Seabrook.

En cualquier caso, poder analizar los éxitos contemporáneos matemáticamente, a la


sueca, permite a Seabrook vaticinar el futuro de los éxitos. “El auge de la música dance y
el hip hop induce a artistas de ambas esferas a trabajar juntos. DJ Snake con Justin Bieber,
Miley Cyrus con Mike Will Made It... se trata de un nuevo tipo de canción que cambia las
reglas del juego, rompe con los géneros tradicionales” , explica.

Tras cuatro años de investigación, este periodista de The New Yorker, fanático de la
música, admite cierta desilusión. "Hay cosas que preferiría no haber descubierto. Por
ejemplo, para grabar una canción, un artista puede estar repitiendo una frase
incesantemente durante cuarenta tomas para conseguir ese resultado perfecto. Le resta
esa magia mística de la composición de canciones", ríe Seabrook.

La matemática sueca no es, evidentemente, algo que siempre resulte emocionante.

También podría gustarte