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Resumen
Este artículo es traducción del primer capítulo del libro de Dorothy E. Smith,
Institutional Ethnography. A Sociology for People, 2005, publicado por AltaMira Press.2
Smith expone la evolución de su aporte en la corriente de la epistemología del punto
de vista de las mujeres y de la importancia de la categoría de experiencia. Junto con
estos conceptos y desde su investigación como socióloga, aclara lo que concibe como
las reglas de dominación.
De la obra de Smith hay una versión chilena de The everyday world as problematic: A
feminist sociology (1987) traducida con el título El mundo silenciado de las mujeres
que lamentablemente no es accesible en nuestro país. Consideramos que era
necesaria la traducción de alguna fuente de Smith, teórica y feminista que tanto ha
influido en la sociología y la teoría de género occidental.
Abstract
This article is a translation from the first chapter of “Institutional Ethnography. A
Sociology for People” by Dorothy E. Smith published in 2005 by Altamira Press a
division of Rowman & Littlefield Publishing Group. We are thankful for their permission
to translate it.
Smith expresses the effectiveness of her contributions to the branch of the
epistemology that deals with women’s standpoint and also the importance of the
category of experience. Together with these concepts and as a researcher in
Sociology, Smith also clarifies what she considers to be ruling relations. There is a
1
D.E. Smith es profesora emérita en el Departamento de Sociología y Estudios sobre la
equidad en educación en la Universidad de Toronto. Radicada en Canadá, nació en Inglaterra
en 1929. En su autobiografía define tres momentos importantes en su vida intelectual: el
primero en la Escuela de Economía de Londres cuando descubre su fascinación por la
sociología, el segundo durante un curso que toma en Berkeley sobre la fenomenología de
Maurice Merleau-Ponty y el tercero ligado al movimiento de mujeres que transforma su
conciencia en varios niveles, y que la lleva a transformar a la sociología.
2
Este material está protegido por copyright. Todos los derechos son reservados. Para permiso
de copia, distribución o reimpresión, por favor ponerse en contacto con la editorial: Rowman &
Littlefield Publishing Group. A ellos nuestro agradecimiento por el permiso de traducción al
castellano para Temas de Mujeres.
Punto de vista (standpoint) es un término tomado del lenguaje vernáculo, en gran parte
a través del pensamiento innovador de Harding y su crítica (1988) y se utiliza para
hacer nuevo trabajo discursivo. Harding identifica punto de vista en términos de
posicionamiento social del sujeto de conocimiento, de quien conoce y crea
conocimiento. Su propia obra posterior desarrolla una epistemología que depende de
una diversidad de posiciones de sujetos en los regímenes sociopolíticos- económicos
del colonialismo y del imperialismo. La versión de punto de vista con la que he
trabajado luego de adoptar el término de Harding (previamente escribí de
“perspectiva”, Smith 1974), es muy diferente. Difiere también del concepto de punto de
vista feminista propuesto por Nancy Harstock (1998) en que no identifica una
determinada posición social o categoría de posición en la sociedad (o economía
política)3 Más bien, mi noción de punto de vista de mujeres (en lugar de punto de vista
3
El interés de Hartsock es redefinir al materialismo histórico para que las experiencias de las
mujeres y sus intereses sean integrados. Para ella es de particular importancia el
reconocimiento adecuado de las formas de poder que el movimiento de mujeres denominó
“patriarcal”. La posición marginal de las mujeres estructurada como está alrededor del trabajo
asociado con la reproducción y la producción directa de la subsistencia, ubica a las mujeres de
manera particular en el modo de producción en general. Para ella, tomar un punto de vista
introduce una dimensión dentro del materialismo histórico descuidado por Marx y sus
sucesores. Ella diseña un punto de vista feminista que tiene un significado político específico.
Supongo que puede ser criticado de esencialista, pero si no nos referimos simplemente a
Norteamérica y a la clase media profesional norteamericana, es difícil negar que Hartsock está
caracterizando una realidad global para las mujeres. En Canadá un informe sobre un censo
reciente muestra que mientras la participación de las mujeres en la fuerza laboral paga se
incrementó sustancialmente sobre los treinta años pasados, “las mujeres permanecen teniendo
dos veces más probabilidades que los hombres de dedicar por lo menos 30 horas a la semana
de cocina y limpieza” (Andersen 2003, A7) y están más involucradas en el cuidado de los niños
que los varones, en particular el cuidado de los niños y niñas menores.
Mi experiencia cuando examino este tema como mujer, y actúo fuera y dentro del
movimiento de mujeres de ese tiempo, traigo a la mente un orden de relaciones
sociales que entran y pueden ser observadas en el mundo cotidiano de nuestra
experiencia pero no pueden ser exploradas completamente allí. Las relaciones
objetivadas de dominación coordinan múltiples mundos cotidianos locales en forma
trans- o fuera de lo local. La organización que fuera la matriz tanto de mis experiencias
como de mis reflexiones sobre ellas surgió de una trayectoria histórica de género y de
las relaciones de dominación.
El concepto de relaciones de dominación (D.E.Smith 1987, 1999) no se refiere a
modos de dominación sino a un nuevo y característico modo de organización de la
sociedad que adquirió relevancia durante la última parte del siglo diecinueve en
Europa y Norteamérica. Las relaciones de dominación son formas de conciencia y
organización objetivadas, en el sentido de que son constituidas externamente a las
personas y lugares particulares.
Las transformaciones que se aceleraron rápidamente en el pasaje del siglo diecinueve
al veinte, comenzaron mucho antes con la invención de los tipos móviles y las
posibilidades de acceso generalizado a las palabras más allá del lugar en que habían
sido dichas. La disponibilidad de la Biblia impresa en lengua vernácula y la posibilidad
de leerla sin mediación de los sacerdotes, transformó no sólo la substancia sino la
organización de la Cristiandad en Europa. Las declaraciones gubernamentales podían
ser duplicadas y distribuidas ampliamente de la misma manera. Surgió la prensa
escrita que confirió interés a las opiniones. La novela emergió como un género
4
El Emilio de Rousseau (1966) diseña un régimen educacional que propende a crear al sujeto
masculino autónomo de la sociedad civil. Su complemente es una mujer igualmente muy bien
entrenada pero no para la autonomía, su papel es ponerle freno a las necesidades del cuerpo
residuales del proyecto masculino. No debe nunca aparecer ante sí misma o como ella misma
en la zona de la sociedad que es preservada para Emilio.
5
Efectivamente, Weber es uno de los pocos sociólogos que teorizó sobre las organizaciones
para reconocer la relevancia de los textos y documentos en la burocracia.
“La pequeña ciudad,” escribe Veblen, “no es más lo que era antes”, un lugar donde
vivir en el que el hombre podía “mantener su participación en el control de sus asuntos
sin tener responsabilidades ante nadie por encima suyo, en la jerarquía de los
negocios” (155; ver también Mills 1951).
La apropiación progresiva de la organización y el control, la objetivación de la
conciencia en el sentido marxista del término, es también una expropiación de los tipos
de organización desarrollados por la gente en tanto individuos. El cambio de
organización de propiedad y control de capital surgió y quizás fue impulsado por
cambios de la misma clase en otras áreas institucionales. La gobernabilidad de las
ciudades comenzó a transformarse de formas de tutelaje a las de administraciones
burocráticas. La escuela pública se organizó a través del aparato administrativo de
distritos escolares y personal docente profesional o por profesores entrenados en la
universidad. Hablando en forma general, las profesiones adquirieron nueva
importancia como método de garantizar la capacitación, referencias y estándares de
práctica en los escenarios dispersos de práctica profesional (Collins 1979), Larson
1977, Noble 1977), un desarrollo de gran importancia en la geografía de
Norteamérica6.
Una dimensión importante de las relaciones de dominación es la que identifica Michel
Foucault (1970) en su concepción del discurso. Utilizó el término tratando de alejarse
del pensamiento de la historia tradicional de las ideas que interpretaba a las obras en
términos del pensamiento deliberado de sus autores. El concepto de discurso ubicó a
los sistemas de conocimiento y a la adquisición del conocimiento en forma
independiente de los individuos en particular. Más que rastrear continuidades e
influencias, dirigió su atención a los eventos discursivos, es decir a las declaraciones
reales, escritas o habladas, que suceden o han sucedido. (1972, 28) y a las formas
características de poder que el discurso representa. Otorga al discurso un orden previo
a cualquier momento de la producción de la declaración. Nunca se expresa realmente
6
El estudio de Harold Perkin (1989) acerca de la historia de la “sociedad profesional” en
Inglaterra desde 1880 hasta el presente, en mi opinión, sitúa un fenómeno paralelo al
surgimiento de lo que llamo “relaciones de dominación” en el contexto de Norteamérica. Sin
embargo, su estudio adopta a la clase social como su marco de referencia más importante,
enfocándose extensamente en la clase profesional, y en consecuencia no se centra en
aquellos aspectos de las relaciones de dominación que sitúan la objetivación de la organización
y la conciencia.
7
CBC es la abreviatura de Canadian Broadcasting Corporation, una estación transmisora de
radio y televisión financiada por el gobierno nacional [de Canadá]
En mi vida y en las vidas de muchas mujeres desde esos tempranos días del
movimiento de mujeres durante el período de 1960 a 1980, coexistieron las relaciones
sociales diferenciadas y los modos de subjetividad de la esfera doméstica con las del
8
(N de T) Del contexto del artículo no se infiere que estuvieran preocupadas en la educación
de las hijas. Es por eso que no siempre aclaro en femenino los términos relacionados con
“hijos”, “niños” que no tienen género en inglés.
9
Me refiero al notable estudio de Mary Douglas, Purity and Danger (1966)
10
Agradezco la revisión realizada por los traductores Nora Braschi y Eduardo Martinángelo.
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