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La adoración que agrada a Dios.

Dios quiere todo de ti

Una mujer samaritana en cierta ocasión discutió con Jesús acerca del mejor
tiempo, lugar y estilo de adoración. Jesús le contestó que esos aspectos
eran irrelevantes. El lugar de adoración no es tan importante como por qué
adoramos y cuánto de nuestro ser le ofrecemos a Dios cuando lo hacemos.
JUAN 4:13-26

Hay una manera de adorar, buena o mala. La Biblia dice: «Así que nosotros,
que estamos recibiendo un reino inconmovible, seamos agradecidos.
Inspirados por esta gratitud, adoremos a Dios como a él le agrada, con
temor reverente» Hebreos 12:28

La adoración que agrada a Dios tiene cuatro características:

1. A Dios le agrada la adoración en verdad

La gente suele decir «Me gusta pensar en Dios como alguien que...» y
plantean la idea de un Dios a quien les gustaría adorar. Pero no podemos
simplemente crear nuestra propia imagen de Dios, la que nos resulta
cómoda y políticamente correcta, y adorarla. Eso es idolatria.

La adoración debe basarse en la verdad de las Escrituras, no en nuestra


opinión acerca de Dios. Jesús le dijo a la mujer samaritana: «Los
verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad,
porque así quiere el Padre que le adoren» Juan 4:23.

«Adorar en verdad» significa adorar a Dios como la Biblia verdaderamente


lo revela.
2. A Dios le agrada la adoración auténtica

VERSICULO 24

Cuando Jesús dijo que debemos «adorar en espíritu» no se refería al


Espíritu Santo sino a nuestro espíritu. Fuimos creados a imagen de Dios y,
por lo tanto, somos un espíritu que reside en un cuerpo, y él diseñó nuestro
espíritu para que pudiéramos comunicarnos con él. La adoración es la
respuesta de nuestro espíritu al Espíritu de Dios. La adoración que agrada a
Dios es profundamente emocional y doctrinal. Con nuestro corazón y
nuestra cabeza.

Cuando Jesús dijo: «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con
toda tu alma» quería decir que la adoración debe ser auténtica y sentida,
de corazón. No se trata sólo de decir las palabras correctas; debes creer en
lo que dices. ¡La alabanza que no brota del corazón no es alabanza! No
sirve de nada, es un insulto a Dios. Cuando adoramos, él mira más allá de
nuestras palabras, observando la actitud de nuestro corazón. La Escritura
afirma: «La gente se fija en las apariencias, pero yo, (el Señor) me fijo
en el corazón» 1 Samuel 16:7b.

Muchas personas confunden las emociones conmovedoras producidas por


la música con las estimuladas por el Espíritu, pero no son iguales. La
verdadera adoración ocurre cuando nuestro espíritu responde a Dios, no a
una melodía. En realidad, algunas canciones sentimentales e introspectivas
entorpecen la adoración porque de concentrarnos en Dios, pasamos a
enfocarnos en nuestros sentimientos. Cuando adoramos, el factor de mayor
distracción somos nosotros mismos: nuestros intereses y preocupaciones
acerca de la impresión que damos.

La Biblia menciona diversas formas de alabanza: La confesión, el canto, los


clamores, el estar de pie, el arrodillarse, el baile, el hacer ruidos de gozo, el
testimonio, la utilización de instrumentos musicales y el alzar las manos. El
mejor estilo de adoración es el que más auténticamente representa nuestro
amor a Dios, basado en el trasfondo y la personalidad que Dios nos dio.

Mi amigo Gary Thomas se dio cuenta de que muchos cristianos en lugar de


tener una amistad vibrante con Dios, parecen estancarse en la costumbre -
la adoración se convierte en una rutina satisfactoria- porque se obligan a
usar métodos devocionales o estilos de adoración que no se adaptan a la
unicidad con que Dios los creó. Gary se preguntó: «Si Dios con toda
intención nos creó a todos distintos, ¿por qué deberíamos amarlo de
la misma manera?».

Una cosa es cierta: No darás gloria a Dios intentando ser alguien que él
nunca se propuso que fueses. Dios quiere que seas tú mismo. El Padre
está «buscando personas que, cuando le adoren, sean sencillas y
sinceramente ellas mismas cuando se presenten a él». Juan 4:23.

3. A Dios le agrada la adoración reflexiva

El mandamiento de Jesús de «amar a Dios con toda tu mente» se repite


cuatro veces en el Nuevo Testamento. A Dios no le agrada que cantemos
himnos, oremos con apatía y exclamemos con indiferencia ¡Gloria a Dios!,
sin pensar en lo que hacemos, porque no se nos ocurre otra cosa que decir
en ese momento. Si no pensamos en lo que hacemos cuando adoramos, la
adoración no sirve.

4. A Dios le agrada la adoración práctica

La palabra de Dios afirma: «Les ruego que cada uno de ustedes, en


adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y
agradable a Dios» Romanos 12:1. ¿Por qué quiere Dios tu cuerpo? ¿Por
qué no dice «ofrezcan su espíritu?». Porque sin el cuerpo no podemos
hacer nada en este planeta.

En la eternidad recibiremos un cuerpo nuevo, mejorado, actualizado, pero


mientras estemos en la tierra, Dios dice: «¡Dame todo lo que tengas!». Él
solamente está siendo práctico en cuanto a la adoración. La verdadera
adoración se arraiga en la Palabra.

Dios no quiere una parte de tu vida. Pide todo tu corazón, toda tu alma,
toda tu mente, y todas tus fuerzas. A Dios no le interesan los
compromisos a medias, la obediencia parcial y las sobras de tu tiempo
y dinero. Quiere tu devoción plena, no pedacitos de tu vida.

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