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I. Introducción
Presentación del pasaje bíblico de Juan 19:28-29 "Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo
estaba consumado, dijo para que se cumpliese la Escritura: Tengo sed. Había allí un vaso lleno de
vinagre; y ellos empapando en el hisopo una esponja de vinagre, se la acercaron a la boca."
Presentación del tema del sermón: cómo el ejemplo de Jesús en la cruz nos enseña a soportar las
dificultades y a confiar en la voluntad de Dios.
II. Jesús sufrió en la cruz por nosotros
Jesús cumplió la profecía de que daría su vida por nosotros (Isaías 53:12)
Nosotros también debemos cumplir las Escrituras en nuestras vidas (Mateo 5:17, 2 Timoteo 3:16-
17)
V. Jesús amó hasta el final
(Juan 4:10) Jesús y la mujer 3 salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. 4 Y le era necesario pasar por
Samaria. 7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Porque judíos y
samaritanos no se tratan entre sí. Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de
beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
Jesús no solo sufrió físicamente en la cruz, sino que también enfrentó el dolor emocional y
espiritual de ser traicionado, negado y abandonado por aquellos a quienes amaba. A pesar de todo esto,
Jesús perdonó a sus verdugos y demostró amor y compasión hasta su último aliento.
Jesús perdonó a sus verdugos: En Lucas 23:34, Jesús dijo: "Padre, perdónalos, porque no saben lo
que hacen". Esta es una muestra de amor y perdón incondicional, incluso hacia aquellos que le estaban
causando un gran dolor y sufrimiento. Jesús nos enseña que debemos amar y perdonar a nuestros
enemigos, tal como Él lo hizo.
Nosotros también debemos perdonar a quienes nuestros enemigos: En Mateo 5:44, Jesús nos
dice: "Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y
orad por los que os ultrajan y os persiguen". Es fácil amar y perdonar a aquellos que nos tratan bien, pero
Jesús nos desafía a amar incluso a aquellos que nos hacen daño. Si seguimos el ejemplo de Jesús, seremos
capaces de amar hasta el final, sin importar cuánto nos cueste.
VI. JESÚS ENTENDIÓ QUE SU SUFRIMIENTO TENÍA UN PROPÓSITO MAYOR
Jesús comprendió que su sufrimiento en la cruz no era en vano, sino que tenía un propósito mayor:
salvar a la humanidad del pecado y la muerte. Él sabía que su muerte sería el sacrificio final que
reconciliaría a la humanidad con Dios. En Juan 3:16, Jesús dice: "Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga
vida eterna". Este es el propósito mayor de la muerte de Jesús en la cruz: salvar a la humanidad del
pecado y la muerte y otorgarnos vida eterna.
Al igual que Jesús, también podemos comprender que nuestros sufrimientos tienen un propósito
mayor en nuestras vidas. Romanos 8:28 dice: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas
les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados". Nuestros sufrimientos y
dificultades pueden ayudarnos a crecer en nuestra fe y en nuestra relación con Dios. 2 Corintios 4:17
dice: Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y
eterno peso de gloria;
VII. JESÚS CONFIÓ EN LA VOLUNTAD DE DIOS
Jesús confió en la voluntad de Dios y se sometió a ella. Jesús se sometió a la voluntad de Dios en
todo momento, incluso en el momento más difícil de su vida en la cruz. En Lucas 22:42, Jesús oró: "Padre, si
quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya".
Como creyentes, también debemos confiar en la voluntad de Dios en nuestras vidas. Proverbios
3:5-6 dice: "Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en
todos tus caminos, y él enderezará tus veredas". Además, Romanos 12:1-2 nos llama a ofrecer nuestros
cuerpos como sacrificio vivo y a no conformarnos a este mundo, sino a renovar nuestra mente para
discernir la voluntad de Dios.
JESÚS NOS LLAMA A SEGUIR SU EJEMPLO.
En resumen, Jesús nos enseñó mucho más de lo que podemos imaginar a través de su sed en la
cruz. Él sufrió por nosotros, pidió ayuda cuando la necesitó, cumplió las Escrituras, amó hasta el final,
entendió que su sufrimiento tenía un propósito mayor, y confió en la voluntad de Dios. Siguiendo su
ejemplo, podemos soportar las dificultades, pedir ayuda cuando la necesitamos, cumplir las Escrituras,
amar y perdonar a nuestros enemigos, comprender que nuestros sufrimientos tienen un propósito
mayor, y confiar en la voluntad de Dios en nuestras vidas.
Llamado: A través de su sacrificio, Jesús abrió la puerta para que podamos tener una conexión
verdadera con Dios y encontrar la verdadera satisfacción en nuestra alma y corazón. No permitamos
que la sed nos domine y nos aleje del amor de Dios. Busquemos en Él la saciedad que anhelamos y
vivamos una vida plena y abundante en su presencia.El apóstol Pablo escribió en Efesios 5:14:
"Despierta, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo." El llamado de
Pablo es un llamado a la acción, a despertar de nuestro sueño espiritual y permitir que Cristo nos
ilumine.