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Ejercicio 1. Realizar una investigación respecto a la ciudad de Nínive.

Nínive, fue la capital y ciudad más grande del Imperio neoasirio, el cual fue un imperio
Mesopotámico de la Edad de Hierro que existió entre 911 y 612 a.C. dentro de la actual Mosul
en Irak, descrita en el Libro de Jonás como «ciudad grande sobremanera, de tres días de
recorrido»

Se encuentra en la orilla oriental del Tigris, se extendía a lo largo de 5 kilómetros, con una anchura
media de 2 kilómetros, desde el río hasta las colinas del este. Toda esta área es, en la actualidad,
una inmensa zona de ruinas.

Esta ciudad asiria fue una de las cuatro capitales del imperio, junto a Assur, Dur Sharrukin y
Nimrud, y llegó a ser la más grande del mundo durante aproximadamente cincuenta años hasta
el año 612 a. C. cuando, después de un amargo período de guerra civil, fue saqueada por una
coalición de sus antiguos pueblos súbditos, incluidos los babilonios, medos, persas, escitas y
cimerios.

Nínive es mencionada como una ciudad con un templo dedicado a la diosa Ishtar que era
diosa asociada con la sexualidad; era diosa del amor y de la guerra, de la vida y de la fertilidad.

Situada en la confluencia de los ríos Tigris y Josr, Nínive fue un importante punto de paso de las
rutas comerciales que cruzaban el Tigris. Ocupaba una posición central en las rutas entre el
Mediterráneo y el Índico, uniendo así Oriente y Occidente, recibiendo influencias y riqueza de
muchos lugares. Llegó a convertirse en una de las más grandes ciudades de la antigüedad;
tenía como iconos leones a su entrada, que eran el símbolo con que se describía a sí misma en
aquellos años, por su fiereza y crueldad hacia sus enemigos. Nínive solía devorar una ciudad,
regresar con el botín y tratar cruelmente a los cautivos; prevalecía el asesinato, el saqueo, la
supresión y la violación de los débiles; prevalecía la guerra y toda clase de violencia física.”
Cuando los ejércitos asirios regresaban a Nínive con prisioneros a menudo los llevaban de un
lugar a otro, guiados por cuerdas fijas en ganchos que traspasaban la nariz o los labios. El rey de
Nínive a veces cegaba a sus cautivos por medio de horadarles los ojos con la punta de una
lanza. Otros prisioneros eran empalados o desollados vivos. Nínive era el corazón de una gran
máquina militar que despiadadamente pulverizaba a todo estado y pueblo más débil.

Con toda su ferocidad, Nínive era excepcionalmente religiosa. Había un panteón entero de
dioses, siendo muchos de ellos importados desde Babilonia. Los sacerdotes de Nínive no se
oponían de ninguna manera a la guerra. “El guerrear era el negocio de la nación,” y los
sacerdotes eran incesantes fomentadores de la guerra. Eran sustentados principalmente por los
despojos de la conquista.
Fue el rey Senaquerib el que hizo de Nínive una ciudad realmente magnífica. Diseñó amplias
calles y plazas y construyó el famoso «palacio sin rival», de unos 200 por 210 metros, cuya planta
ha sido reconstruida en gran parte. Este palacio tenía unas 80 habitaciones, muchas de ellas
repletas de bajorrelieves en sus paredes.

Algunas de las principales entradas estaban flanqueadas por toros alados con cabeza
humana. En ese tiempo el área total de Nínive ocupaba unos 7 km² y 15 grandes puertas
permitían el paso de sus murallas. Un elaborado sistema de 18 canales llevaba el agua desde
las colinas hasta Nínive. Se han encontrado también algunas partes de un magnífico acueducto
erigido por el mismo rey en Jerwan, a unos 40 km de distancia.

El esplendor de Nínive fue efímero. Alrededor del 633 a. C. el Imperio asirio empezó a dar
muestras de debilidad y los medos atacaron Nínive. Estos volvieron a atacar, esta vez junto a
Babilonia y Susa, en 625 a. C.

En 612 a. C., nuevamente, babilonios y medos se volvieron a aliar para el asalto de la ciudad. El
imperio asirio llegó a su final cuando babilonios y medos se repartieron sus provincias. La caída
de Nínive fue su ruina. Tan completa fue su ruina que pronto se olvidó el sitio mismo que había
ocupado

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