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Andrés Segovia y la Danza castellana de Federico Moreno Torroba

Julio Gimeno

El siglo XX supuso para la guitarra un periodo de especial relevancia. Soplaban


nuevos vientos para la música que se ha venido en calificar como “clásica” y, en un
momento dado, la mirada del público, de los críticos, de los compositores, vino a fijarse
en un instrumento que en aquellos años ocupaba un espacio bastante marginal en ese
mundo. Hasta entonces, la música para guitarra básicamente había sido escrita por sus
propios intérpretes, que ejercían de eventuales compositores amateurs, pero ahora
también los “profesionales”, los compositores sinfónicos, quisieron volcar sus ideas en
un instrumento que —en palabras de Manuel de Falla— era especialmente apto para la
música moderna.1 Precisamente Manuel de Falla (1876-1946) fue el autor de la obra
para guitarra más emblemática de ese periodo: el Homenaje a Debussy, compuesto en
1920.
Andrés Segovia (Linares, 1893 – Madrid, 1987), el guitarrista más famoso del
siglo XX (que es lo mismo que decir el más famoso de todos los tiempos), siempre
reivindicó que la primera obra escrita para el instrumento por un compositor no
guitarrista fue la Danza castellana de Federico Moreno Torroba2 y que fue justamente
esta pieza la que estimuló “a Manuel de Falla a componer su bellísimo Homenaje y a
Turina, su espléndida Sevillana”.3
En los párrafos siguientes, pretendemos demostrar la inexactitud de esta
afirmación e intentaremos aclarar los detalles y circunstancias de la composición de la
Danza castellana.

Andrés Segovia y el nuevo repertorio de la guitarra


El inesperado protagonismo de la guitarra en el siglo XX ocasionó que los
intérpretes de la época se vieran de pronto inmersos en la responsabilidad de canalizar
ese renovado interés por la misma y, con frecuencia, colaboraron de forma estrecha con
los compositores para ayudarles a materializar en el instrumento unas concepciones
musicales más o menos abstractas. Esto es algo especialmente importante en la guitarra
que tan mal soporta la carencia de idiomatismo instrumental en las composiciones a ella
destinadas, como ya había apuntado Hector Berlioz (1803-1869) años atrás.4
Andrés Segovia tomó parte activa en la tarea de asesoramiento de aspectos de
digitación y otros similares a los compositores que se acercaron al instrumento de seis
cuerdas, si bien normalmente la limitó a un reducido número de autores, aquellos cuyas
obras mejor se adaptaban a su ideario musical y estético. Son los a veces conocidos
como “compositores segovianos”: Federico Moreno Torroba, Manuel M. Ponce,

1
Es un amigo de Falla, el musicólogo inglés John Brande Trend (1887-1958), quién pone esas palabras
en boca del gaditano. Véase, TREND, John B.: Manuel de Falla and Spanish Music. New York: Alfred A.
Knopf, 1929, p. 39.
2
Luego Moreno Torroba compondría dos piezas más y el conjunto pasó a llamarse Suite castellana, una
obra estructurada en tres movimientos: Fandanguillo, Arada y Danza.
3
SEGOVIA, Andrés: Mi mundo, la guitarra y yo. Texto castellano que sirvió de base a la autobiografía de
Segovia publicada en inglés. Vamos a hablar de este documento un poco más adelante. La obra
mencionada de Joaquín Turina (1882-1949), Sevillana, fue compuesta en 1923.
4
“La mayoría de los compositores que la emplean [se refiere a la guitarra] están tan lejos de conocerla
que le dan para tocar cosas de excesiva dificultad, sin sonoridad y sin efecto”. BERLIOZ, Hector. Grand
Traité d'Instrumentation et d'Orchestration modernes. París: Schonenberger, [1843], p. 83.

1
Joaquín Turina, Mario Castelnuovo-Tedesco, Alexandre Tansman y, hasta cierto punto,
Heitor Villa-Lobos y Joaquín Rodrigo.
La aportación de estos compositores al patrimonio musical de la guitarra, se
plasmó en un buen número de obras que vinieron a sumarse a lo que llegó a llamarse
“nuevo repertorio de la guitarra”. Segovia englobaría luego ese proceso en una especie
de plan maestro, concebido —según él— al principio de su carrera:

Desde mi juventud soñé con levantar a la guitarra del bajo nivel artístico en el
que se encontraba. Al comienzo, mis ideas eran vagas e imprecisas, pero al crecer en
años y hacerse mi afición más intensa y vehemente, mi decisión fue más firme y más
claras mis intenciones.

 Separar la guitarra del descuidado entretenimiento de tipo folklórico […].


Desde entonces he dedicado mi vida a cuatro tareas esenciales:

 Dotarla de un repertorio de calidad con trabajos de valor musical intrínseco,


procedentes de la pluma de compositores acostumbrados a escribir para
orquesta, piano, violín, etc. […].
 Hacer conocida la belleza de la guitarra entre el público de música selecta de
todo el mundo […].
 Influir en las autoridades de los conservatorios, academias y universidades para
incluir la guitarra en sus programas de estudio al mismo tiempo que el violín,
cello, piano, etc. […].5

Segovia presentó más veces este plan con una formulación parecida (añadiendo,
en ocasiones, un punto más) pero, como escribí en otro lugar, “sería interesante un
estudio más detallado de esos propósitos […] para intentar averiguar qué tienen de
consideraciones hechas a posteriori y qué de verdaderos proyectos”.6 De todos modos,
lo que sí es cierto es que ya en 1917 podemos comprobar la determinación de Segovia
en su compromiso con la guitarra, cuando este afirma en una entrevista:

Hay que dignificar la guitarra, en cuyas cuerdas duermen todas las armonías.
Yo voy evangelizándola, elevándola a la altura del arte verdadero. Soy un luchador en
este sentido.7

Del punto segundo de los cuatro “propósitos” de Segovia, señalados antes, punto
que es el que nos concierne en el aspecto que estamos tratando aquí, encontramos un
antecedente —aún en estado embrionario— en un artículo escrito por Rogelio del Villar
también en 1917:

[Segovia] tiene el proyecto de aumentar su repertorio vastísimo, con obras de


compositores españoles contemporáneos y con algunas composiciones suyas, que aún
no se decide a dar a conocer por una delicada modestia.8

A pesar de la calificación que da el periodista del repertorio de guitarra de


Segovia en esa época, como “vastísimo”, veremos —a continuación— que para el
guitarrista pronto resultó insuficiente, de manera que en su búsqueda de un nuevo

5
USILLOS, Carlos. Andrés Segovia. Bilbao: Ministerio de Educación y Ciencia, 1973, pp. 109-110.
6
GIMENO, Julio: “Un viaje sin destino: Andrés Segovia hacia el Concierto de Aranjuez”, en Javier
SUÁREZ-PAJARES (ed.): Joaquín Rodrigo, “Nombres propios de la guitarra” n. 8, Córdoba: La Posada,
2010, p. 130.
7
CALLEJÓN NAVAS, M. “Andrés Segovia”, El Regional (Málaga), 17-V-1917, p. 1.
8
VILLAR, Rogelio del: “Artistas españoles: Andrés Segovia”, La Ilustración Española y Americana, n.
10, 15-III-1917, p. 156.

2
repertorio a Segovia lo movieron también consideraciones de tipo práctico. En
determinados momentos, ese componente práctico seguramente pesó más que la tarea
“evangelizadora” que menciona el guitarrista. Pero antes de tratar este asunto, abramos
un breve paréntesis para dedicar unas líneas a los textos autobiográficos que escribió
Segovia.

Autobiografía de Segovia
En 1947, Segovia comenzó a publicar en la revista americana Guitar Review un
texto autobiográfico por capítulos, que tituló “La guitarra y yo”, del que vieron la luz
seis entregas, entre 1947 y 1961.9 Segovia publicó más artículos de carácter biográfico y
tenía también previsto publicar su autobiografía en cuatro volúmenes.10
Lamentablemente, solo vio la luz el primero de esos volúmenes que abarca veintisiete
años de su vida, desde su nacimiento (en 1893) a 1920. El primer volumen de la
autobiografía tuvo tres ediciones, dos en inglés (en 1976 y 1977) y una en japonés (en
1978).11 Segovia tuvo problemas con su editor y decidió publicar los siguientes
volúmenes proyectados de su autobiografía con una editorial diferente, la fundada por
William Monrow.12 Pero otras ocupaciones impidieron al guitarrista completar la tarea y
ninguno de esos nuevos volúmenes fue finalizado. De la segunda parte de su
autobiografía, Segovia dejó escritos algunos capítulos que se conservan en el Museo
Segovia de Linares.13

Primera gira de conciertos de Segovia por Sudamérica


En la versión castellana de su autobiografía, titulada —como ya hemos dicho—
Mi mundo, la guitarra y yo, Segovia cuenta cómo el violonchelista Gaspar Cassadó
(1897-1966) le presentó a su empresario Ernesto de Quesada (1886-1972), quien unos

9
La primera entrega en Guitar Review número 4 (Nueva York, 1947). De 1948 a 1949 se publicaron,
siempre en la misma revista, los capítulos 2 a 5. En 1952 el capítulo 6 y en 1961 el número 7. Las
primeras entregas estaban en versión bilingüe, castellano-inglés. La última solo en inglés con el título
“The Guitar and Myself”. Este texto autobiográfico de Segovia empieza con su nacimiento y finaliza con
un episodio ocurrido en Madrid en 1913.
10
“Referiré en cuatro libros, más voluminosos que luminosos, el camino recorrido desde mi mocedad”.
Así escribe el propio Segovia en el prólogo (él lo llama “Umbral”) del original de sus memorias en
castellano que con el título Mi mundo, la guitarra y yo se guardan en el Museo Segovia de Linares. Véase
también: PÉREZ-BUSTAMANTE DE MONASTERIO, Juan Antonio. Tras la huella de Andrés Segovia. Cádiz:
Universidad de Cádiz, 1990, pp. 188-189.
11
LÓPEZ POVEDA, Alberto: Andrés Segovia,vida y obra. Jaén: Universidad de Jaén, 2009, p. 956. En 1967
Segovia le contó a Miguel Fernández que “un editor de Nueva York” tenía compradas sus memorias
desde hacía once años (es decir, desde 1956) y que “incluso le había dado ya un anticipo” (FERNÁNDEZ,
Miguel: “Andrés Segovia en su casa de la Herradura: Salvador de Madariaga prologará las memorias del
guitarrista universal”, Eco de Canarias, 2 de noviembre de 1967). En efecto, en una carta a Salvador de
Madariaga de 29 de febrero de 1956 Segovia le explica que ha firmado un contrato con la editorial
estadounidense Harcourt, Brace & Company. Hasta 1959 hay un intercambio de cartas con Madariaga
sobre este tema ya que la hija de Madariaga, Nieves (1917-2003), estaba traduciendo el texto al inglés.
Por razones que desconocemos, el libro se publicaría finalmente en 1976 con la editorial McMillan de
Nueva York, traducido al inglés por W. F. O`Brien. Parece que también hubo algún intento de publicar el
libro en castellano. A partir de marzo de 1952 hubo un intercambio de cartas entre Segovia y Salvador de
Madariaga sobre la posible publicación de las memorias con la Editorial Sudamericana que dirigía
Antonio López Llausás (1888-1979). NERI DE CASO, Leopoldo: “Correspondencia entre Andrés Segovia y
Salvador de Madariaga”. Trabajo inédito. Agradezco a Leopoldo Neri que me haya hecho llegar una
copia de ese texto.
12
COOPER, Colin. “Andrés Segovia: Still on the Road”, Classical Guitar, vol. 1, n. 3, enero/febrero, 1983,
p. 14.
13
Agradezco a D. Alberto López Poveda que me haya permitido consultar los originales en castellano de
la primera y segunda parte de la autobiografía de Segovia.

3
años antes había fundado en Madrid una agencia de conciertos con el curioso nombre de
“Conciertos Daniel”.
Ernesto de Quesada había nacido en Cuba el 1 de noviembre de 1886. En 1905,
se trasladó a Estados Unidos donde estudió en la Universidad de Harvard y luego, en
1908, viajó a Berlín donde con 22 años fundó la “Konzertdirektion H. Daniel”. Parece
ser que el Heinrich Daniel, mencionado en el título de la sociedad, era un personaje
ficticio, un falso socio inventado por Quesada para ganarse la confianza de sus clientes
que podrían recelar de un empresario tan joven como él.14 Al comienzo de la I Guerra
Mundial, en 1914, Quesada se instaló en España donde estableció en Madrid la oficina
de Conciertos Daniel.
Por los datos que da Segovia, su encuentro con Quesada debió de tener lugar en
1917 ó 1918. Segovia explica que el empresario quiso que firmase un contrato de
exclusividad para varios años pero que él se negó y, a partir de ese momento y hasta la
retirada de Quesada de ese negocio (en 1956), ambos mantendrían una relación
profesional que Segovia calificaría como de libre asociación.15 Curiosamente, en
diciembre de 1919 se publicó en la prensa de Madrid que Ernesto de Quesada había
contratado a Segovia para que diese en el año 1920 una gira por Sudamérica.16 Para
extender su negocio a los países de América del Sur, Ernesto de Quesada se asoció con
el uruguayo Cirilo Grassi Díaz (1884-1971) fundando la agencia de conciertos Quesada
y Grassi.17
El 14 de mayo de 1920,18 Segovia se embarcó rumbo a Sudamérica y el 4 de
junio ofreció el primer concierto de su gira en el Salón La Argentina de Buenos Aires.
La gira se prolongó durante cuatro meses, hasta finales de septiembre, y fue un paso
decisivo en la carrera del guitarrista, pero también supuso para Segovia nuevos retos. En
efecto, un hijo de Quesada, Ernesto de Quesada Jr., nos explica cómo “en esos tiempos
los artistas debían retener «en dedos» y memoria muchos programas diferentes”.19 El
pianista José Iturbi, también representado por Quesada, tocó 159 composiciones
distintas y 33 obras orquestales en su temporada de presentación en México. En 1920 el
pianista Edouard Risler interpretó las 32 sonatas de Beethoven en diez conciertos. En su
gira mexicana el Cuarteto de Londres tocó los 16 cuartetos de ese mismo compositor...
¿Y Segovia? El guitarrista nos cuenta en su autobiografía que, para su primera gira
sudamericana, Cirilo Grassi, socio de Quesada, le exigió el envío de ocho programas
diferentes:
—¡Ocho programas! […] — ¿De dónde sacaré yo más de cien composiciones?
El repertorio utilizable de la guitarra apenas si alcanza a cubrir dos recitales.20

Y la verdad es que si examinamos los programas de los conciertos de Segovia,


desde finales de 1910 hasta ese momento, veremos que el grueso de su repertorio estaba
formado por obras de Sor y de Tárrega; por composiciones de Bach, de autores clásicos,
14
http://www.conciertosdaniel.com/Artistas/conciertosdaniel.htm (consultado el 6-VIII-2013).
15
SEGOVIA, Andrés: Mi mundo, la guitarra y yo, op. cit.
16
Véase, por ejemplo, La Correspondencia de España, de 19-XII-1919, p. 5. Antes, en junio de 1918,
Alfredo Cazabán en la revista jiennense Don Lope de Sosa ya había adelantado que Segovia “pronto
saldrá para América”. GIMENO, Julio: Andrés Segovia en la prensa diaria,
http://guitarra.artepulsado.com/foros/showthread.php?9939-Andr%E9s-Segovia-en-la-prensa-diaria
(consultado el 6-VIII-2013).
17
Libre Palabra (Buenos Aires), 14-IV-1920. GIMENO, Julio: Andrés Segovia en la prensa diaria, op. cit.
18
LÓPEZ POVEDA, Alberto: Andrés Segovia, op. cit. p. 152.
19
QUESADA Jr., Ernesto de: Ernesto de Quesada fundador de los conciertos Daniel.
http://www.conciertosdaniel.com/Noticias/Ernesto%20De%20Quesada%20Lopez%20Chaves.pdf
(consulta realizada el 6 de agosto de 2013).
20
SEGOVIA, Andrés: Mi mundo, la guitarra y yo, op. cit.

4
de Malats y de Albéniz, transcritas también por Tárrega y —a partir de su encuentro con
Miguel Llobet (1878-1938), a finales de 1915— por las transcripciones de música de
Granados y las armonizaciones de canciones catalanas llevadas a cabo por este discípulo
de Tárrega. Habrá que esperar hasta la siguiente gira sudamericana de Segovia, en la
segunda mitad de 1921, para encontrar una pieza del “nuevo repertorio” en sus
conciertos: la Danza castellana de Federico Moreno Torroba.21

Federico Moreno Torroba (1891-1982)22


Segovia conoció al compositor madrileño Federico Moreno Torroba
seguramente en 1918. Esto se deduce de lo que nos cuenta Segovia en su autobiografía,
donde dice que:

Federico Moreno Torroba, de quien la Orquesta Sinfónica, capitaneada por


Arbós, acababa de estrenar con éxito un poema, acaso La Ajorca de Oro, si no yerro, me
fue presentado con palabras muy elogiosas por el concertino Sr. Francés.23

El Sr. Francés debe de hacer referencia a Julio Francés Rodríguez (1869-1944),


concertino de la orquesta del Teatro Real y también de la Orquesta Sinfónica de Madrid
que dirigía Enrique Fernández Arbós (1863-1939). Precisamente, Julio Francés había
dirigido la Orquesta Sinfónica el 16 de junio de 1913, en el mismo ciclo de conciertos
en el que un día antes Segovia había ofrecido una de sus primeras actuaciones en
Madrid.24
Como vemos, Segovia dice que la obra interpretada por la Orquesta Sinfónica
podría ser La ajorca de oro, un poema musical compuesto por Moreno Torroba en
191725 y estrenado al año siguiente, el 13 de enero de 1918. Pero el estreno y las
interpretaciones sucesivas de esta obra, estuvieron a cargo no de la Sinfónica —como
afirma Segovia—, sino de la orquesta que dirigía Rafael Benedito Vives (1885-1963).
Sabemos que Segovia ya conocía al compositor madrileño en 1921, puesto que
ese año el guitarrista interpretó su Danza castellana en un concierto (ver más adelante).
Hay tres obras orquestales más de Moreno Torroba anteriores a 1921 y que por tanto
son candidatas a ser la obra ejecutada justo antes del encuentro de los dos músicos:
Zoraida (cuya primera audición en Madrid tuvo lugar el 26 de octubre de 1918),26
Capricho romántico (estrenada el 5 de enero de 1919) y Cuadros (estrenada el 19 de
diciembre de 1919). De las tres, la única obra que fue dirigida por Arbós al frente de la
21
Pueden consultarse las fechas y los programas de estos conciertos de Segovia en GIMENO, Julio: Los
conciertos de Andrés Segovia, http://guitarra.artepulsado.com/foros/showthread.php?21031-Los-
conciertos-de-Andr%E9s-Segovia (consultado el 6-VIII-2013).
22
Recientemente se ha publicado una nueva biografía de Moreno Torroba: AARON CLARK, Walter y
KRAUSE, William C.: Federico Moreno Torroba. A Musical Life in Three Acts. Nueva York: Oxford
University Press, 2013. Lamentablemente sus autores parece que no han tenido en cuenta la información
disponible en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España, por lo que elaboramos este
capítulo basándonos en nuestras propias investigaciones en los periódicos digitalizados en esa
Hemeroteca.
23
SEGOVIA, Andrés: Mi mundo, la guitarra y yo, op. cit.
24
Heraldo de Madrid, 13-VI-1913. GIMENO, Julio: Andrés Segovia en la prensa diaria, op. cit.
25
Moreno Torroba presentó La ajorca de oro a un concurso convocado en septiembre de 1917 por la
revista madrileña Música. El plazo de entrega de las obras finalizaba en octubre de 1917. En la revista de
ese mes vemos como se ha presentado al concurso la obra de Moreno Torroba.
26
El Siglo Futuro, 28-X-1918. En este periódico se nos informa de que la obra tuvo su estreno absoluto
“en la última época veraniega, por la misma [Orquesta] Sinfónica, en San Sebastián”. Agradezco a Josep
Mª Mangado haber llamado mi atención sobre esta noticia. Josep Mª Mangado ha tenido también la
amabilidad de enviarme un texto suyo inédito titulado: El encuentro de Federico Moreno Torroba y
Andrés Segovia.

5
Orquesta Sinfónica de Madrid —en consonancia con lo relatado por Segovia— fue
Zoraida,27 así que seguramente Segovia y Moreno Torroba se conocieron en Madrid en
una fecha cercana al 26 de octubre de 1918 o quizá algo antes si es que el guitarrista se
refiere al estreno absoluto de la obra en San Sebastián.28
Pero lo que a nosotros nos interesa ahora no es tanto cuándo se conocieron
Segovia y Moreno Torroba, sino cuándo compuso este último su Danza castellana.

La Danza castellana de Federico Moreno Torroba


El 11 de junio de 1921, en el transcurso de su segunda gira por Sudamérica,
Segovia interpretó la Danza castellana de Moreno Torroba en un concierto en el Teatro
Odeón de Buenos Aires. En el programa se especificaba que se trataba de un “estreno”.
Por tanto, su fecha de composición deberá de estar comprendida entre la segunda mitad
de 1918, cuando seguramente se conocieron Moreno Torroba y Segovia, y junio de
1921, cuando el guitarrista estrenó la obra en Buenos Aires. Como además Segovia
afirmaba que la Danza castellana fue escrita antes que el Homenaje a Debussy de Falla
(el manuscrito del Homenaje está fechado entre el 25 de julio y el 8 de agosto de 1920)
y en su autobiografía habla de la obra de Moreno Torroba justo antes de narrar su
embarque rumbo a Sudamérica (el 14 de mayo de 1920) para emprender su primera gira
por aquel continente, no es de extrañar que en un reciente artículo de Walter A. Clark y
William C. Krause se dé como fecha de composición de la Danza castellana los
primeros meses de 1920 o poco antes.29 Yo no estoy de acuerdo con esta datación, como
expondré a continuación.
Quizá nuestras dudas sobre la fecha de composición de esta obra se despejasen si
pudiésemos consultar el manuscrito autógrafo de la Danza castellana. Pero,
lamentablemente, por lo que yo sé, ese manuscrito no está localizado. Es posible que
resultase destruido durante el asalto al apartamento de Segovia en Barcelona, al inicio
de la Guerra Civil española, o quizá se extraviase en alguno de los numerosos cambios
de domicilio del guitarrista. Lo que sí se conserva es un manuscrito, de mano de
Segovia, con la versión que este realizó de la obra poco antes de su estreno. Ese
manuscrito está ahora, junto a otros diez autógrafos de Segovia, en la universidad de
Yale, tras la adquisición en 1995 del lote de partituras en una subasta. Con anterioridad,
los manuscritos se encontraban en posesión de la familia Quiroga de Barcelona.
Algunos de los manuscritos de la colección parecen estar relacionados con la
segunda gira sudamericana de Segovia, que tuvo lugar en los meses de mayo a
septiembre de 1921.30 En el caso concreto de la Danza castellana, en la portada del
manuscrito se lee “B[uenos]. Aires Junio XXI” (recordemos que la obra fue estrenada
en esa ciudad, el 11 de junio de 1921) y también “Transcrita y digitada por [firma de
Segovia]”. En la segunda página está la dedicatoria de Moreno Torroba: “A mi querido

27
Capricho romántico fue estrenado por Rafael Benedito y la orquesta que llevaba su nombre. Cuadros
por Bartolomé Pérez Casas al frente de la Orquesta Filarmónica de Madrid.
28
Ver nota 26. Según López Poveda (Andrés Segovia, op. cit. pp. 140-141), Segovia pasó los meses del
verano de 1918 en Bayona (Pontevedra) a donde viajó en coche con unos amigos, por lo que no hay que
descartar que pudiese trasladarse a San Sebastián y asistir al estreno de Zoraida.
29
AARON CLARK, Walter y KRAUSE, William C.: “Federico Moreno Torroba and Andrés Segovia in the
1920s: A Turning Point in Guitar History”, Soundboard, vol. 38, n. 3, 2012, p. 9.
30
Hay un Rondino de Kreisler, transcrito por Segovia el 3 de mayo de 1921, seis días antes de embarcarse
para Sudamérica, la Danza de Moreno Torroba, revisada durante la gira, y dos transcripciones más
elaboradas en el viaje de vuelta a España a bordo del buque Infanta Isabel, en noviembre de ese mismo
año. Véase, MANGAN, John: “Guitar Manuscripts at Yale: The Segovia Collection, Part I”, Guitar
Review, n. 104, winter 1996, pp. 1-14.

6
amigo A. S.”. En esa página también está la indicación “Digitada por [firma de Andrés
Segovia]”.31
A mí me llama la atención el momento escogido por Segovia para revisar la obra
de Moreno Torroba, justo en mitad de una gira de conciertos. Si Segovia tenía la
partitura desde hacía más de un año, como afirman algunos, bien podía haber
aprovechado para trabajar en ella las semanas que estuvo sin actuar justo después de su
primera gira por Sudamérica. En esos días, a finales de 1920, Segovia contraería
matrimonio con Adelaida Portillo (el 23 de diciembre) pero también debió de preparar
las nuevas obras que incorporó a su repertorio y que interpretó en sus conciertos de
enero de 1921 en Granada. En los programas de los cinco conciertos ofrecidos en la
ciudad andaluza, y en los que vinieron después en Madrid y Barcelona, hay varias obras
señaladas como “primera audición” o “primera vez”, pero se trata de piezas de Sor o de
transcripciones: ninguna de ellas está escrita directamente para la guitarra por un autor
contemporáneo. Precisamente en Madrid actuó Miguel Llobet en un concierto, el 8 de
marzo de 1921, en el que tocó por primera vez en la capital de España el Homenaje a
Debussy de Falla. Antes, Segovia había dado en el mismo escenario cuatro conciertos,
repartidos entre el 15 y el 27 de febrero. Javier Suárez-Pajares se pregunta en relación a
esos recitales de Segovia:

¿Dónde está la Danza que Moreno Torroba le había escrito original para
guitarra y que él clamaba ser anterior al Homenaje de Falla? Nos extraña mucho que, de
existir, no la programase en este clarísimo duelo de titanes organizado por los
Conciertos Daniel.32

La explicación más fácil a estas cuestiones sería que la obra de Moreno Torroba
se compuso después del Homenaje a Debussy de Falla, seguramente en una fecha
cercana a la del estreno de la Danza castellana en Buenos Aires, en junio de 1921.
Fijémonos que para datar esta última obra los investigadores se han basado en lo
que cuenta Segovia en su autobiografía (y en otros lugares), un relato que a veces apoya
y otras contradice el otro protagonista de esta historia: Federico Moreno Torroba. 33 Pero
si buscamos entre las declaraciones de ambos músicos, podemos encontrar también una
explicación alternativa a las vicisitudes narradas más arriba sobre la composición de la
Danza castellana.
El 14 de febrero de 1920, Segovia concede una entrevista a Rogelio del Villar y
le explica que:

Los músicos españoles se interesan por la guitarra y tengo prometidas obras de


Esplá, Falla, Turina y Villar. Cuando esas promesas se cumplan me daré el placer de
organizar un concierto español en el que Sors, Albéniz y Granados representarán el
ayer. Claro que será preciso estudiar otra afinación de la guitarra para que quepan en
ella las modalidades actuales. La afinación vigente, pautada en el canon de la
consonancia, ha de ensancharse para que las disonancias expresivas en que tanto abunda
la música de última hora, sean posibles de ejecutar.34

31
ATTADEMO, Luigi: “El repertorio de Andrés Segovia y las novedades de su archivo”, Roseta, n. 1.
Madrid: SEG, 2008, pp. 91-92.
32
SUÁREZ-PAJARES, Javier: “Aquellos años plateados. La guitarra en el entorno del 27”. La guitarra en la
historia, vol. 8. Córdoba: La Posada, 1997, p. 43.
33
Moreno Torroba llegó incluso a decir en una entrevista que la primera obra que escribió para Segovia
no fue la Danza castellana “sino un Preludio del cual perdí el manuscrito pero que él [Segovia] todavía
recuerda de memoria” (PONCE DE LEÓN, Griselda: “Incontro con Federico Moreno Torroba di Griselda
Ponce de León”, Il Fronimo, n. 24, julio 1978, p. 4).
34
VILLAR, Rogelio del: “Artistas españoles: Andrés Segovia”, La Esfera, 14-II-1920, p. 9.

7
Se supone que en esta fecha ya se habían encontrado Segovia y Moreno Torroba,
pero Segovia no dice nada de este último ¿Le habría pedido ya el guitarrista una obra al
compositor madrileño? No, si es cierto lo que nos dice Moreno Torroba en el discurso
que ofreció en el acto de ingreso de Segovia en la Real Academia de Bellas Artes de
San Fernando, el 8 de enero de 1978:

Ya hace, ¡ay!, bastantes años, de regreso de una de sus incontables giras por
Hispanoamérica, el artista [Segovia] expuso su idea de obtener obras directamente
escritas para guitarra, a don Ernesto Quesada, director y propietario de la inolvidable
organización “Conciertos Daniel”. Y fue éste quien me propuso presentarme a Segovia
para así iniciar mi colaboración con el ya genial guitarrista.35

Es decir, que Segovia y Moreno Torroba pudieron conocerse en 1918, pero —de
ser cierto lo que leemos arriba— fue Ernesto de Quesada quien le sugirió a Moreno
Torroba que hablase con Segovia para proponerle la realización de una obra, ya que el
maestro de Linares estaba buscando compositores que escribiesen para guitarra. Eso
sucedería después de la primera gira del guitarrista por Sudamérica. Tras esa gira,
encontramos a Segovia de nuevo en Madrid a finales de octubre de 1920.36 Luego
Moreno Torroba compondría la Danza castellana y se la haría llegar a Segovia antes de
que este la estrenase en su siguiente gira sudamericana. La fecha probable de
composición sería entonces los primeros meses de 1921 o, como muy temprano, finales
de 1920.
En definitiva, aunque el Homenaje a Debussy no fue la primera obra para el
instrumento escrita por un compositor no guitarrista en el siglo XX (algunos han tratado
ya este asunto),37 existen indicios substanciales de que el Homenaje de Falla fue
compuesto con anterioridad a la Danza castellana de Federico Moreno Torroba. Ya
hemos visto que Segovia afirmó lo contrario muchas veces, pero también hubo una
ocasión en la que hizo unas declaraciones que pueden encajar con esta hipótesis. En una
entrevista que se publicó en 1983, el guitarrista dijo que los primeros compositores que
atendieron su solicitud de escribir obras para él fueron Moreno Torroba y Turina, y que
eso sucedió “entre mi primera gira por Sudamérica y mi primera visita a París”,38 es
decir, entre finales de 1920 y marzo de 1924 (la primera obra de Turina para guitarra es
de 1923).39 La verdad es que hay testimonios de que el guitarrista actuó en la capital
francesa algunos años antes… pero eso es otra historia que habrá que contar algún día.

Sevilla, agosto de 2013

Agradecimientos
Quiero dejar constancia de mi agradecimiento a Alberto López Poveda,
Leopoldo Neri, Josep Mª Mangado y Luis Briso de Montiano. Este último ha revisado
el texto haciéndome valiosas sugerencias.

35
MORENO TORROBA, Federico. “Discurso de contestación” en La guitarra y yo. Madrid: Real Academia
de Bellas Artes de San Fernando, 1978, p. 32.
36
El 31 de octubre de 1920, el diario ABC publica una crónica que titula “Andrés Segovia en Madrid” y
en ella leemos: “De regreso de su triunfante «tournée» por América del Sur, se encuentra otra vez entre
nosotros el eximio artista [Segovia]”.
37
Por ejemplo, Angelo Gilardino (GILARDINO, Angelo: “Andrés Segovia y el repertorio de la guitarra del
siglo XX”, Roseta, n. 1. Madrid: SEG, 2008, pp. 58-67).
38
MILLS, John. “Segovia”, Guitar, vol. 11, n. 6 (enero, 1983), p. 26.
39
¿O quizá Segovia está hablando del inicio de esa gira sudamericana, en junio de 1920?

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