Está en la página 1de 53

1

Trabajo de Fin de Grado

Facultad de Filosofía

EL AMOR EN LAS CARTAS INÉDITAS DE MARÍA ZAMBRANO A GREGORIO

DEL CAMPO

Autora: Ana María Esteban Pinto

Tutora: Inmaculada Murcia Serrano

Año académico: 2022-2023

Sevilla, 19/20 de julio de 2023


2

Se puede hablar directamente con el corazón. La mayoría de las culturas ancestrales lo sabe.

Es posible conservar nuestro corazón como si fuera un buen amigo. Hoy en día, estamos tan

ocupados con nuestros asuntos y pensamientos cotidianos que hemos perdido el arte

fundamental de dedicar tiempo a conversar con nuestro corazón.

Jack Kornfield.
3

Resumen

Este trabajo de fin de grado trata sobre un análisis de las cartas inéditas de María

Zambrano a Gregorio del Campo y exploraremos los aspectos de su filosofía que aparecen en

estas correspondencias, tomándolas como primera manifestación de ideas, conceptos y

relaciones que serán de vital importancia en sus años de madurez filosófica.

En el primer apartado tratamos el lado teórico del trabajo en término de tiempo,

religiosidad, el cuerpo y el amor que nos servirá como base para el segundo bloque. Exploro

temas presentes en las cartas como el amor ausente, conflictos entre deber moral y emocional,

la capacidad trascendente del amor y la relación entre el cuerpo y la mística.

En el segundo bloque nos adentramos directamente en las cartas y defiendo la tesis

que aquí propongo: las cartas con Gregorio del Campo como fuente bibliográfica fiable a la

hora de conocer los primeros brotes filosóficos de María Zambrano.

Palabras clave: metáfora, cartas, amor, vitalismo y mística

Summary

This final degree Project deals with an analysis of the unpublished letters from María

Zambrano to Gregorio del Campo and we will explore the aspects of her philosophy that

appear in these correspondences, taking them as the first manifestation of ideas, concepts and

relationships that will be of vital importance in his years of philosophical maturity.

In the first section we deal with the theoretical side of the work in terms of time,

religiousness, the body and love that will serve as the basis for the second block. I explore

themes present in the letters such as absent love, conflicts between moral and emotional duty,

the trascendent capacity of love and the relationship between the body and mysticism.
4

In the second block w ego directly into the letters and I defend the thesis that I

propose here: the letters with Gregorio del Campoas a reliable bibliographical source when it

comes to knowing the first philosophical outbreaks of María Zambrano.

Keywords: metaphor, letters, love, vitalism and mysticism.


5

ÍNDICE

BLOQUE I: La filosofía del amor en la obra de María Zambrano……………………………7

1. Cartas de amor y filosofía: el viaje íntimo de María Zambrano………………………7

2. Una mirada a su filosofía del amor…………………………………………………..10

a. El destierro del amor y lo divino: reflexiones de María

Zambrano………………………………………………………………….…10

b. Resquicios de lo divino en autores modernos………………………………..11

c. Tensiones entre religiosidad y sufrimiento en las correspondencias de María

Zambrano…………………………………………………………………….15

3. Tiempo kairológico y el despertar del amor en la filosofía de María Zambrano…….15

4. Influencias filosóficas en su concepción del amor: filosofía del amor de Ortega……18

5. Amor más allá de la polis: influencia griega en Zambrano en su filosofía…………..22

6. Amor como acontecimiento: acercamiento a la filosofía de Zambrano en Claude

Romano………………………………………………………………………………23

7. Amor y razón poética………………………………………………………………...26

BLOQUE II: Las cartas inéditas de María Zambrano con Gregorio del Campo…………….29

1. Contexto: la vida de Zambrano en sus primeros años………………………………..29

2. El amor ausente: reflexiones desde sus cartas………………………………………..31

3. Coincidencias y divergencias: la proto filosofía del amor…………………………...34

a. Vitalismo y la búsqueda de la verdad………………………………………...36

b. Gregorio como símbolo de la moralidad: conflicto entre deber moral y

emocional en las cartas……………………………………………………….37

c. Experiencia del engaño amoroso y la trascendencia del amor……………….39

d. Más que unas cartas de amor…………………………………………………41


6

i. Cuerpo y mística: mirada carnal del amor……………………………41

ii. Analogías con el pensamiento de Simone Weil: para el exilio político y

desarraigo existencial, búsqueda del amor…………………………45

4. Conclusiones…………………………………………………………………………48

BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………...………….52
7

BLOQUE I. La filosofía del amor en la obra de María Zambrano

1. Cartas de amor y filosofía: el viaje íntimo de María Zambrano

Veo pertinente comenzar este trabajo poniendo en contexto el momento en el que

estas cartas fueron escritas. María Zambrano comenzó su noviazgo con Gregorio del Campo

con tan solo 17 años en el año 1921 y duró hasta el año 1928. En estas cartas, antes de

escribir Horizonte del liberalismo, su primera obra, y mucho antes de que su concepto de

razón poética madurase, la autora comparte con su amado sus inquietudes, deseos,

reflexiones y meditaciones, dudas y certezas acerca de la vida, el amor, la muerte y la

filosofía. Desde muy joven tenía una sensibilidad que nunca se ha negado a mostrar en toda

su potencialidad, así que nos serviremos de su honestidad para tratar las cartas que le enviaba

a del Campo como un cajón de semillas que luego la malagueña sembró en sus diferentes

obras y creció su famoso concepto de razón poética, su concepción del amor, el papel que

tiene en la vida y la metáfora del corazón como una de las mejores metáforas creadas por

nuestra autora para explicar y dar cuenta del significado del amor.

La dificultad principal que ha tenido el amor para desenvolverse en su total extensión

en estos años de historia de la filosofía es la poca capacidad de las mentes racionales de abrir

su campo vital, lo que ha hecho que confundamos el amor con los sentimientos, con los

instintos, con lo trascendente, con la felicidad… en definitiva, con lo meramente consciente o

con lo meramente inconsciente. De la misma forma que Jesucristo es Dios encarnado, el amor

es la palabra encarnada. El amor alumbra la libertad real y no la libertad que se define desde

la filosofía política y moral. La libertad cubre todo el espacio de lo real y solamente a través

del amor podemos verlo.

Es de vital importancia tratar el amor desde la filosofía. La gran mayoría de filósofos

lo han olvidado presos de una razón instrumental y deshumanizante que ansía un


8

conocimiento fijo y estable más que saber adecuarse ella misma al fluir de la vida y la

existencia. Marion en las primeras líneas de su obra cumbre (2005) lo expresa con bastante

claridad:

“Actualmente la filosofía ya no dice nada del amor, o muy poco. Además, es mejor

ese silencio, de tanto que lo maltrata o lo traiciona cuando se arriesga a hablar de él.

Casi podría dudarse que los filósofos lo experimenten, si no adivináramos que más

bien temen no decir nada sobre él. Y con razón, porque saben mejor que nadie que ya

no disponemos de las palabras para decirlo, ni de los conceptos para pensarlo, ni de

las fuerzas para celebrarlo”.

Nuestra autora fue una de las pocas personas que se atrevió a ponerle palabras a lo

indecible, a indagar en su sensibilidad para toda una bibliografía llena de metáforas y juegos

de palabras que quieren llamar al amor, se sirve de ella para indagar en las profundidades de

su vida, su mente y sus entrañas y crear una filosofía que ponga al amor en el sitio que le

corresponde. Lo que no hablamos ni escribimos es olvidado. Lo que no pensamos, no

sentimos y no sufrimos es olvidado. Zambrano narra en sus escritos:

El escritor quiere decir el secreto; lo que no puede decirse con la voz por ser,

demasiado verdad; las grandes verdades no suelen decirse hablando. La verdad de lo

que pasa en el secreto seno del tiempo, es el silencio de las vidas, y que no puede decirse.

“Hay cosas que no pueden decirse” y es cierto. Pero esto que no puede decirse, es lo que se

tiene que escribir. (Zambrano, 1989, p. 33)

Siguiendo con Marion, este afirma que la filosofía es etimológicamente amor por la

filosofía, antes de querer saber debe aprender a amar para posteriormente amar saber. La

superioridad del conocimiento científico u objetivo en filosofía se debe al olvido de su

origen, centrándose demasiado en su objeto de estudio, como un enamorado que está tan
9

ocupado estudiando virtudes y defectos, puntos a favor y en contra de su amada que de

amarla por sí misma. Olvida que el saber parte del amor, de la búsqueda de lo amado. Incluso

muchos filósofos crean sus sistemas filosóficos y colocan al amor entre los instintos más

bajos del hombre, como causa de la mayoría de los males de la humanidad, causa de suicidio

y locura. Un ejemplo de ello es Schopenhauer ya que tiene una visión del amor íntimamente

relacionado con la biología, como veremos de manera más extendida en el apartado 2. d. d.

En la siguiente cita vemos un ligero esbozo de su pensamiento:

“Quiebra los vínculos más sólidos y elige por víctimas ya la vida o la salud, ya

la riqueza, la alcurnia o la felicidad; que hace del hombre honrado un hombre sin

honor, del fiel un traidor, y que parece ser así como un demonio que se esfuerza en

trastornarlo todo, en embrollarlo todo, en destruirlo todo, entonces estamos prontos a

exclamar: ¿Por qué tanto ruido? ¿Por qué esos esfuerzos, esos arrebatos, esas

ansiedades y esa miseria? Pues no se trata más que de una cosa muy sencilla; sólo se

trata, de que cada macho se ayunte con su hembra”. (Schopenhauer, 2000, 9)

Elena Morilla dice que “el amor llora su lugar arrebatado… el amor no tiene lugar

para expresarse”1. Es normal que los filósofos hayan dejado fuera al amor, algunos mientras

estaban en su búsqueda han observado que no se encuentra por ningún sitio y han terminado

por afirmar que el amor es un conjunto de reacciones químicas del cerebro que ha

permanecido en la especie porque ayudaba a nuestra supervivencia. Esto no es falso, pero no

es todo lo que es el amor. Si se deja fuera lo irracional, lo inconsciente, lo oculto, lo oscuro…

al fin y al cabo, lo divino, no hallaremos lugar en el que el amor pueda expresarse. El lugar se

encuentra gracias a la razón poética. Pero de ello hablaremos más adelante.

1
Esta cita aparece en un artículo de Morilla llamado “La voz del amado que llama… tras los pasos del amor en
la prosa de María Zambrano” publicado en 2003 gracias a la Universidad de Málaga.
10

2. Una mirada a su filosofía del amor

a. El destierro del amor y lo divino: reflexiones de María Zambrano

Zambrano habla de un reflejo del destierro que ha sufrido el amor en la historia: los

poetas mantenían el amor al margen de la ciudad y de la ley. Hoy en día el amor no está

prohibido, pero es penalizado socialmente de muchas maneras. Esto es lo que le ocurre a

María con Gregorio, se siente una poeta viviendo en la periferia de su ciudad, de su amado.

De la misma forma se sentirá años después en el exilio. Cuando nos alejamos del

amor nos alejamos de nuestra ley, de lo que engendra vida y le da un sentido a la misma a la

vez que se encarga de regular la vida exterior e interior del ser humano a través de otorgarnos

libertad sin libertinaje y necesidad sin esclavitud. Como dato a añadir, Zambrano habla de

esto en la metáfora del agua, en el cauce que guía al río y el río que mantiene siempre

cambiante y viva la tierra cuando tuvo una capacidad simbólica muy desarrollada.

Un ejemplo del destierro de lo divino es cuando expone como ejemplos que los dioses

griegos no pertenecían a la divinidad ya que su esencia es descubierta por la filosofía. Esto

fue fruto del proceso de secularización de la filosofía y el pensamiento. Como reflejo de ello

tenemos la eliminación del mito como explicación del mundo, se reemplaza el simbolismo y

la representación por una explicación sistemática y solo basada en la razón.

También para la autora, la teoría cartesiana no es más que el ser humano visto como

ser con conciencia, como una máquina que realiza demostraciones inferenciales y lógicas de

la demostración de Dios, del mundo y del yo. Estas demostraciones y argumentos deben ser

sometidos a un método de razonamiento (dudar de todo hasta encontrar certezas claras y

seguras) y alejarse de toda subjetividad individual.


11

He de destacar que no hay mejor forma de reflejar el pensamiento cartesiano que en la

figura de Gregorio del Campo. Representa en las cartas una figura que destaca por su rigidez

mental, su falta de conexión con lo sentimental y demasiado orientado hacia el deber y no

hacia el amor, lo intangible y lo espiritual.

En virtud de la teoría de Descartes, la Modernidad continuó con su legado. La libertad

de conciencia (libertad y autonomía del yo) es la libertad que más daño ha hecho a la hora del

intento del ser humano para acceder a lo divino desde la filosofía. Esto ocurre porque la

libertad de conciencia no deja espacio para el amor, el ser humano se sabe independiente y

autosuficiente sin necesidad de algo más allá de sí mismo, ya sea una realidad que lo

trasciende o a otro ser humano.

Nos alejamos del amor en el humanismo o en los idealismos porque tiene un ideal de

hombre cuyo ser está despojado del amor. El destierro del amor y de la poesía se ve reflejado

en la justificación realista de un ideal de hombre perteneciente a varias épocas que venera al

ser humano como centro de todo. Para nuestra autora el humanismo sería una especie de

estafa porque delimita al ser humano y sus necesidades en nombre de la libertad. Dejaré una

cita para que quede reflejado esta idea en palabras de Zambrano:

“[…] el humanismo de hoy es la exaltación de una cierta idea del hombre que ni

siquiera se presenta como idea, sino como simple realidad: renuncia del hombre a sí

mismo, a su ilimitación aceptación de sí mismo como escueta realidad psicológico-

biológica; su afianzamiento en cosa, una cosa que tiene unas determinadas

necesidades, todas justificadas y justificables”. (Zambrano, 1973, pp 157-158)

b. Resquicios de lo divino en autores modernos

El hombre desde el inicio de los tiempos ha presenciado algo divino. Aunque

hayamos dicho antes que Descartes y los idealistas hayan olvidado el amor y lo divino, como
12

estos aspectos son intrínsecamente humanos, aparecen de forma difuminada en su

pensamiento, llamándolos por otros nombres. Para los griegos de la Grecia Clásica eran sus

dioses, para Descartes el conocimiento y para Hegel la historia. El ser humano no necesita

desprenderse de su parte no sagrada ni lo ha hecho nunca.

De esto habla Mircea Eliade en Lo sagrado y lo profano. En este libro Eliade afirma

que el hombre moderno por excelencia es arreligioso, pero en mi opinión es más bien

antirreligioso. La religión actualmente es la diana de todas las flechas que velan por los

derechos de las mujeres y los derechos humanos en general. A los ojos de la sociedad, la

religión es un conjunto de creencias y prácticas más propias del hombre medieval que del

hombre independizado, del hombre que es capaz de conseguir las mayores conquistas como

la comunicación globalizada, la construcción de enormes ciudades, la creación de riquezas

millonarias… todo ello gracias a su esfuerzo y confianza en sí mismo.

Es cierto que el hombre ha ganado independencia, pero esto no debe alejarnos de la

existencia de algo superior a nosotros, a nuestro espacio y capacidad de control. El ciclo de

nuestro año, de nuestras fiestas, nuestros grupos y formas de relacionarnos tienen un origen

sagrado. Necesitamos de la estructura cíclica de lo sagrado para poder funcionar

adecuadamente. No podemos permitirnos ganar libertad ilimitada a cambio de eliminar lo

sagrado de nuestra percepción de lo humano, esto debe actuar de fuerza reguladora de la vida.

No necesariamente debemos de creer en algún dios, únicamente debemos atender a nuestra

historia y cómo funcionamos para creer en la existencia de algo trascendente a nosotros.

María Zambrano hace referencia indirecta a Hegel. Afirma que cree haber superado

todas las cuestiones sin responder a nivel filosófico tras superar la creencia en la divinidad,

que en él es una revelación de lo humano. “El individuo es la máscara del logos” (Zambrano,

1973, p. 14), la realidad es lo que él percibe y expresa. Hegel diviniza al ser humano como
13

agente de un proceso divino, él es el que está al mando de los hijos de lo divino, el hombre

del idealismo es portador del conocimiento divino y se toma a lo divino como lo revelado, él.

Lo divino nunca desaparece del mundo porque es anterior a él.

No hay un solo filósofo que no haya hablado de lo divino, negar lo divino también es

ponerlo en algún lugar. Entonces, aquí el misterio queda ocultado para siempre y la

revelación es sinónima de historia. Zambrano no admitiría en su filosofía que lo divino

quedase ocultado por categorizar la realidad misma cono revelación ya que esto sería negar el

movimiento inherente que tiene la historia y, sobre todo y gracias al cual existe el

movimiento engendrador, el amor.

Pero, de una forma y otra, siempre hemos tendido a divinizar (independientemente de

si estas tendencias son ateas o religiosas). En esto consiste la tragedia humana: el “no poder

vivir sin dioses” (Zambrano, 1973, 14) como realidad distinta y superior a nuestra condición.

En el caso de Grecia, Descartes y Hegel vemos cómo características propiamente humanas

como la reflexión, el conocimiento y la historia son las consideradas divinas. Hay una deidad

en el fondo de la cuestión primordial del ser humano que se hace forma en los dioses de las

religiones o en términos de lo absoluto en el pensamiento ateo.

Lo que Zambrano tiene claro es que bajo estas visiones difícilmente podremos ser

verdaderamente conscientes y experimentar lo divino porque siempre aparecen como

negatividad. Perdemos la riqueza y la complejidad llevándonos a una comprensión limitada,

además de llevarnos a una limitación a la hora de reconocer la religiosidad en todas sus

formas.

Si intentamos aplicar lo divino a los esquemas de conocimiento, mente y mundo que

tenemos actualmente, todo lo que no quepa en estos parámetros no será considerado como lo

divino. Y es que lo divino trasciende a todo lo relacionado con la racionalidad, todo lo que se
14

pueda esquematizar y tenga en su estructura compartimentos cerrados y mente rígida. Para

Zambrano a medida que surge lo divino va naciendo lo humano, son dos esferas que se

interponen, superponen y se mueven constantemente. Necesitamos tener una mentalidad muy

abierta, tolerancia a lo ambiguo y resiliencia cognitiva. De lo contrario, será muy complicado

poder adentrarnos en los significados más profundos de lo que dice nuestra autora sobre el

amor.

Cuando negamos el amor, o negamos el valor de la música y de la poesía, ejercemos

violencia sobre la vida, la historia y sobre nosotros mismos. Y, como ya hemos comentado en

apartados anteriores, esto es lo que se ha hecho a lo largo de la historia. En la filosofía

posterior a Platón ni siquiera se le da un lugar, el predominio del racionalismo fue eclipsando

el trato del amor en filosofía, así como el cuerpo, la intuición y todo lo relacionado con lo

simbólico y la subjetividad, temas que son de vital importancia en el pensamiento de María

Zambrano.

Zambrano tiene un fuerte componente místico y sitúa el origen de esta violencia en el

mito de la caverna, cuando nos alejamos de la fascinación de lo inmediato para separarnos del

mundo y buscar una unidad que no nos presta su presencia, un ser oculto que debemos de

buscar en nosotros mismos en lugar de hallarlo en el mundo. Cuando negamos el

advenimiento del amor ejercemos el mismo tipo de violencia, negamos algo que ha creado en

nosotros admiración, interés y curiosidad. Digamos que el dejarse impregnar por el

acontecimiento es para Zambrano lo que hace el poeta: quedarse en las heterogeneidades,

perderse en ellas, dejar que le afecten. Solo a partir de la admiración puede surgir el amor por

el conocimiento y no el deseo de posesión de este.


15

c. Tensiones entre religiosidad y sufrimiento en la correspondencia de María

Zambrano

El destierro del amor puede verse en las cartas en la forma de conflicto entre

religiosidad y sufrimiento del cuerpo y mente que circulaba por la vida de nuestra autora en

estos tiempos. Podemos ver fragmentos que desarrolla su relación con lo religioso-sagrado.

La recuperación de los dioses es algo que desarrolló en sus años posteriores, en esta época de

su vida la única relación que tenía con lo divino era bastante escueta y siempre relacionada

con el sufrimiento:

“Y es que en mí, religiosidad va unido a dolor e inquietud, sólo siento a Dios en el

sufrimiento y en la duda […] sólo lo he visto cierto en momentos del más vivo dolor o

de la desesperación de las cosas del mundo” (Zambrano, 2012, 145).

En esta cita de la carta XXXII vincula el desprecio por el cuerpo y su desvinculación

de él con su experiencia de la religiosidad en este momento de su vida. La mística aparecerá

como una respuesta a este conflicto porque la percibe como lo que hará que la vivencia y

experiencia del cuerpo pase a formar parte del amor, de su desenvolvimiento completo y en

su plena manifestación. El cuerpo nos permite vivir experiencias que nos relacionan con

Dios, nuestra relación con lo divino a través del cuerpo no debe de partir solo del sufrimiento

y gracias al amor nos permitirá experimentar la comunión con lo divino. El dolor nos encierra

frente a la otredad, no toleramos la trascendencia de nuestros límites individuales. Acaba

llegando a la conclusión de que no puede relacionar la experiencia del cuerpo con el

sufrimiento, pero no se verá reflejado en estas cartas sino en sus obras posteriores.

3. Tiempos kairológicos y el despertar del amor en la filosofía de María Zambrano

Zambrano no tiene una concepción del tiempo lineal ni equitativo. El tiempo

kairológico es el tiempo en el que se desarrolla todo su pensamiento. Con ello alude a un


16

origen coincidente con el despertar. Cuando sucede el despertar, un cambio de estado de

cosas o de contexto, es una vuelta al origen, una vuelta a la emanación de sentido. El carácter

significativo de los acontecimientos es el que marca el ritmo del tiempo y este es circular. En

este instante de despertar se nos da la manifestación de la preexistencia del amor. “El

despertar es la reiteración del nacer en el amor preexistente” (Zambrano, 2004, ¿).

Cuando se da la expresión del amor originario se da sin imagen, sin conceptualización

e individualización concreta. No se delimita en un término ni debe hacerse porque no tiene

nombre. La diferenciación no se da por un concepto arbitrario, la realidad se forma y genera

en actos de habla pero a la misma vez en el lenguaje se encubre al ser, se le oculta y este se

oscurece.

En el origen del amor, en la fuente de la vida, opera solamente en el sentir y no en el

racionalizar, no en el conceptualizar. El racionalizar a Dios igual que el amor nos lleva a un

estado de violencia y opresión en el que no los diferenciamos de nosotros mismos. Hablamos

y actuamos “en nombre de” como si hubieran conceptos absolutos pero esto para Zambrano

es una contrariedad: lo absoluto excede lo concreto del concepto.

“Una concepción que nos atañe y que nos guarda, que nos vigila y que nos asiste

desde antes, desde un principio” (Zambrano, 2004, ?). El amor en su origen tenía relación

con la fuente de la vida, espacio en el que se es pura posibilidad y la identificación es

orgánica y no violenta a través de imponer el yo. Aquí el amor es pura aurora, pura luz que

impacta con las tinieblas y que no es Sol patriarca y dueño del mundo. Esto hace que

Zambrano identifique al amor como un Dios, no como los dioses humanizados que el hombre

ha creado como ansia de lo sagrado sino como dioses anteriores al mundo.

En estas cartas Zambrano ve al Dios castigador y cruel en esta etapa de su vida, por lo

que en su proceso histórico habría también una etapa en el que el Dios de Amor fuera de esta
17

forma de la misma manera en que lo era en la vida cotidiana. “¡y qué martirio debía ser el

querer así! se explica que el pobre fraile quisiera ver a Dios en las criaturas y preguntarse a

los árboles y a los ríos por él” (Zambrano, 2012, 168) dice entre lamentos.

El Sol patriarca tendría años más tarde el nombre de Francisco Franco. Veo analogías

de esto último con la idea de un ser supremo a la sociedad que gobierne el mundo, motivo por

el cual Zambrano era defensora de los ideales republicanos y participó activamente en España

hasta que la exiliaron.

Cuando el amor se hace concepto se le quiere asemejar en la teoría con la libertad. Sin

embargo, no es libre sino que se convierte en cárcel y algo difuso porque no se conoce al

completo por la razón. Se impone su propio yo y se define a sí misma frente al resto de

estados de cosas del mundo y se separa de ellas. Es un jugar a ser sí mismo, a limitarse y a ser

libre pero se está oprimiendo al ser a través de oprimir su propio nacimiento, ya que si se

desliga de su nacimiento se impone un tiempo que por su propia naturaleza no le pertenece.

Un tiempo en el que todo ha de delimitarse para existir, pero el amor antes de ser límite era

pura posibilidad, pura potencia y expansión de vida en el tiempo kairológico.

A través del sentir se puede volver a abrir el nacimiento del amor, un traslucirse algo

de lo originario del amor en el tiempo kairos, el dejarse llevar por el amor y vaciarme de mí

mismo. Acabar con toda la finalidad y el instrumentalismo de la Modernidad a través de la

vivencia de este nacer para acontecer una muerte que le precederá al despertar que revelará

de manera más clara el amor. En el cuidado es donde se termina la individualidad que

permitía al sujeto ser, se recupera lo olvidado por siglos de tradición filosófica sistematizada

artificialmente. Esto sería la reforma de la filosofía española para Zambrano como escribe en

Horizonte del liberalismo.


18

Si queremos entender el pensamiento de Zambrano al completo no basta con leer una

sola obra sino que tenemos que tener un conocimiento básico de lo que se dice en toda su

bibliografía porque, si no, podemos tender a afirmar que para Zambrano el amor pasional, lo

corporal y lo sentimental tiene más peso del que en realidad tiene. A veces llega a una visión

del amor más carnal de lo que es, por algunas afirmaciones. La fuerza con la que afirma las

cosas, además de que así es su manera de expresar sus ideas, es a causa del papel que ha

tenido lo emocional en el tema del amor como algo que queda eliminado totalmente o como

el único aspecto que tiene el amor. Quizás era necesaria esta fuerza para poder calar en las

mentes de sus lectores y romper con las ideas erróneas que tenían sobre el amor por autores

como Schopenhauer.

En mi opinión, y esto es meramente por cuestiones técnicas, no por la calidad de su

obra, esto ensombrece en ocasiones demasiado los textos. Vemos que María Zambrano

siempre ha pecado de ello cuando afirma que, lejos de que esto le desespere, comprende que

“a la par que avanza en lo ideal, le seguirá lo real como la sombra al cuerpo y así aunque

siempre sea peor de lo que en acciones y sentimientos corrientes que lo que mi alma en

momentos privilegiados sea capaz de concebir, mejoraré y no perderé ni con mucho, el

tiempo” (Zambrano, 2012, 160-161). En contraposición a esto, también este carácter tan

particular y especial de nuestra autora embellece sus metáforas, tan fundamentales para

comprender sus ideas como para cualquier autor entender de gramática. La tarea del discípulo

es, según el ser discípulo de Zambrano, aprovechar lo que se oye para decir más de ello.

4. Influencias filosóficas en su concepción del amor: filosofía del amor de Ortega

La filosofía de Ortega es la mayor de las influencias de Zambrano y en temas de amor

no iba a ser menos. Este autor nos dice que el amor no muere, el que nace de lo más profundo

de las entrañas solamente puede verse privado de su necesaria nutrición, pero su fondo no

morirá.
19

“La persona que amó se sigue sintiendo absolutamente adscrita a la amada […] Este

es el síntoma supremo del verdadero amor: estar al lado de lo amado, en un contacto y

proximidad más profundos que los espaciales” (Ortega, 2009, 31).

Para Ortega el amor es la forma que tiene el ser humano de superar el individualismo

que impera porque trasciende el egoísmo y la envidia. No se trata del mero enamoramiento

porque no es un deseo de lo otro únicamente. Se desea porque se ama y no al revés. El

enamoramiento es sentirse encantado con alguna perfección del amado, no porque sea

propiamente perfecto sino porque destaca frente al resto de otros del mundo en algo. En el

amor se entremezcla nuestro instinto sexual pero no se basa solo en esto. Podríamos decir que

la perfección que encontraba Zambrano en Gregorio era la firmeza, la conciencia del deber

tan sólida que tenía y su capacidad para mantenerse implacable. Gregorio era una persona

muy fría y distante pero Zambrano deja ver en las cartas que en ocasiones se quitaba la

coraza con ella y mostraba su lado más sensible:

“antes parecías más seco, más espiritualizado. Ahora, no es que no lo estés, pero se

advierte en ti una cosa distinta. Se te notan ganicas de vivir y de estar contento, de

gozar a tu manera”. (Zambrano, 2012, 119)

Como dice Ortega en su obra Estudios sobre el amor (2009) se vuelve una “actividad

sentimental, ese cálido y afirmativo interés nuestro en otro ser por él mismo, puede

indiferentemente dirigirse a una persona femenina, a un trozo de tierra (patria), a una clase de

ejercicio humano: el deporte, la ciencia, etc” (Ortega, 40). Zambrano no solamente amaba a

Gregorio sino que también amaba profundamente a España, la filosofía, a su padre Blas

Zambrano y su hermana Araceli, a Dios, etc.

Ortega y Zambrano compartían el objetivo común de acabar con la individualidad

imperante en las conciencias españolas. Como miembros de la Escuela de Madrid en la


20

década de 1920 compartían la defensa del pensamiento crítico en un ambiente en el que la

tradición era asumida sin reflexión ni crítica. Todo ello con vistas a desarrollar una nueva

filosofía que pudiera contribuir a una transformación de España debido a la situación de crisis

y atraso soco-cultural que sufría. Querían elevarla al nivel europeo pero al mismo tiempo

rescatar toda la riqueza del pensamiento español y darle el lugar que se merece en la historia

general.

Zambrano tiene una visión del amor menos individualista que Ortega. Su maestro

defendía una visión más autónoma del amor, resalta la aceptación plena del otro y el carácter

histórico del amor. Zambrano se aleja de esto y ve el amor como algo que tiene que ver con el

exilio, el alejamiento del otro. El amor es un desplazamiento del ser, nos desprendemos de

nuestra realidad individual para ponerla entre interrogantes y abrirnos al ser amado en

búsqueda de la trascendencia.

El amor nos sumerge en un mundo simbólico en el que los gestos adquieren una serie

de significados que hacen que traspasen la dimensión normal de las cosas, las convenciones

sociales y permite una conexión íntima con el amado. Nos permite conectar con algo más allá

de lo terrenal y rompe con la realidad cotidiana. Nos desconectamos del mundo que nos rodea

habitualmente y pasamos a formar parte del mundo simbólico, de las fantasías y de la

imaginación. En este plano podemos trascender como personas.

Sin embargo, para Ortega el amor es una forma de expresión que difiere según las

épocas, no amamos igual en un contexto que otro ni amamos de la misma forma a una

persona o a otra porque reconocemos la singularidad del otro e influye en nuestro entorno. Es

un movimiento de fuera hacia dentro, el exterior influye en lo interior mientras que en nuestra

autora es al revés, el amor hace un movimiento desde dentro hacia fuera modificando nuestra

realidad y nuestras vidas.


21

Zambrano tenía algunas características divergentes dentro de esta escuela porque se

interesaba profundamente por la dimensión poética y mística de la realidad, al contrario de su

maestro. Abogaba por una reforma del panorama español a través de un aspecto del

conocimiento que ha estado siempre en él pero que lleva siglos perdido: la poesía. Esta es una

vía más profunda y directa a la realidad, pero también volátil, se desvanece con facilidad así

que necesita de un cauce que la guíe, un soporte estructural que sepa llevarla y ese es la

razón. Expresaba ideas con una lucidez brillante a través de metáforas y simbolismos de

temas como Dios, la justicia, la libertad, el amor, la naturaleza, la identidad o el exilio, de los

cuales hablaremos de algunos a continuación.

La influencia de Ortega en Zambrano es manifiesta. la visión de que el amor es un

encuentro con el otro y con uno mismo, nos sirve para acercarnos cada vez más a la plenitud.

Ortega destaca la reciprocidad del amor, en una relación de amor debe de haber una relación

de iguales en el que ambos se reconozcan mutuamente y trasciendan juntos. Zambrano en

cambio no se centra tanto en este aspecto, sino que se centra más en las posibilidades mismas

del amor. No lo relaciona tanto con el amado sino con su propia experiencia y vivencia del

amor, en cómo la propia experiencia del amor es en sí misma un agente de trascendencia sin

necesidad de que exista la reciprocidad.

En definitiva, el enfoque de Ortega es existencialista y el de Zambrano es más

poético-místico. Por este motivo la experiencia del amor no afecta a la concepción del tiempo

porque no ocurre en un tiempo diferente al normal, al tiempo cuantificable y medible, ya que

el amor es un conjunto de experiencias, razones y emociones que suceden en el presente.

Mientras, Zambrano apuesta por un amor que abarque los tres horizontes temporales: el

pasado, el presente y el futuro.


22

5. Amor más allá de la polis: influencia griega en Zambrano en su filosofía de la aurora

La concepción de la sociedad y las relaciones humanas que defendía la Escuela de

Madrid tiene similitudes con el concepto de polis griega, de cómo el amor por la filosofía

unía en el ágora a pensadores y ciudadanos para poder impregnare de la revelación del amor.

El contacto entre los ciudadanos más allá de una relación de utilidad o aprovechamiento de

los recursos del otro era la base para que la sociedad prosperase. La Escuela de Madrid

abogaba por una cohesión más humana de la población. También defendían unos valores que

defendiesen la unidad del país a través de la no separación entre tradición y renovación. Todo

esto tenía el objetivo de mantener la esencia de España pero reformando los aspectos de la

misma que hacía que se estuviese fragmentando cada vez más. Para Zambrano el pegamento

que unirá a la sociedad será el amor.

Esto no es lo mismo que la visión más cercana al helenismo de los autores griegos,

Aristóteles, que afirma que la polis es un lugar de encuentro que beneficia la salud de la

sociedad, aunque también esto se pueda utilizar para fines perversos, mientras que el

pensamiento de Zambrano se acerca más a una exploración profunda de la sociedad más allá

de sus dimensiones político-sociales; el movimiento natural humano es moverse de dentro

hacia fuera y no de fuera hacia dentro, amor como pegamento social y no como resultado de

unir la sociedad gracias a la filosofía.

Apoya la idea de que el amor conlleva sufrimiento. Todo lo natural, lo orgánico, lo

relacionado con la vida conlleva dolor y sufrimiento porque ilumina una faceta escondida de

la realidad, que ha quedado en el olvido. Pero esto es el punto de partida del

redescubrimiento, su pensamiento siempre está orientado más a la luz que a las tinieblas,

hacia el desvelamiento de lo oculto para luego poder crear una nueva visión de la realidad,

del mundo y de la verdad que sea más amplia que la anterior. Esto conlleva sufrimiento pero

también la plenitud del alma, sin el dolor el amor no podría tener capacidad de trascender.
23

La idea de que el amor conlleve sufrimiento es algo que se puede ver en la tragedia

griega. El dolor de los protagonistas (Ayax, Antígona…) sirve a los espectadores como

medio de expiación de los malos valores, sentimientos y acciones de la sociedad en su

conjunto y regula la actividad y psique humana. Algo así pasa con el sufrimiento en el amor

para Zambrano en estas cartas, el padecer es medio para la trascendencia.

También la necesidad de unidad en el ser humano se ve tanto en la filosofía griega como en la

filosofía de la aurora. El amor en su origen era unidad y el objetivo de su pensamiento es

alcanzarla. Quiere mediante la experiencia del amor originario que podamos alcanzar el no

sentir la soledad sino todo lo contrario, la continua presencia de algo que no para de cambiar

pero que permite que engendre en nuestra vida la fuerza y el camino para mover la vida. Esto

no lo he sacado de una obra en concreto sino que es redactado por mí tras leer varios

textos relacionados con el tema.

Este sacrifico no llama al Dios de Amor porque no tiene un lugar en el que reposar

después de la revelación. El amado permanece como un bloque inaccesible de amor, así que

este se estanca. No se puede mantener una visión del amor de Zambrano en el que no exista

el movimiento en esferas propiamente humanas. El ser humano se diferencia de los seres

inertes en la capacidad de trascender y para ello no puede haber una vivencia lineal, dentro de

lo común, de este. Como dice en “lo que la gente entiende por normalidad es la vulgaridad

perfecta y el materialismo más estúpido” (Zambrano, 2012, 102).

6. Amor como acontecimiento: acercamiento a la filosofía de Zambrano en Claude

Romano

El progreso histórico es divino según la filosofía zambraniana y la ignorancia de esto

ha hecho que el amor quede siempre en las afueras. Pero como todo proceso divino, este
24

transitar de la historia tiene carácter de revelación. Todos los siglos pasados fueron necesarios

por su mismo carácter para el acontecer del amor, por ello son justificables.

En mi opinión el acontecimiento de Claude Romano tiene mucho que ver con el amor

con la visión de nuestra filósofa malagueña. Antes hemos citado una carta en la que

Zambrano menciona una frase de Santa Teresa de Jesús. Si el amor no se da como

acontecimiento, sin dos soportes ontológicos, sin que sea un ser que tenga dos brazos que

acoja a los dos sujetos en lugar de a uno, no se da verdaderamente el amor en su plenitud de

origen sino que se da bajo otros nombres y otras capas que no le pertenecen. Y esto da lugar a

que uno se encuentre viviendo fuera de su propia vida, porque todas las estructuras

ontológicas se desmoronan si no está el amor para que con su llama lo haga flexible y sin su

fuerza y constancia que hagan que prospere.

“Tengo ganas, muchas ganicas de vivir contigo viéndote, porque sin vierte ya vivo

contigo, para hacer cosas y sentirnos bien, para vivir en suma a nuestro gusto, verás

nene qué felices vamos a ser; lo seremos en cuando tú quieras, que sí querrás ¡claro!

Porque yo no puedo estar en mejor disposición.

¡Qué pena, querido, qué pena! Tener que vivir en “la vida”, en la vida de los

demás se entiende, porque yo puedo decir ahora como Sta. Teresa “que vivo

fuera de mí”. […]

¡y qué martirio debía ser el querer así! se explica que el pobre fraile quisiera

ver a Dios en las criaturas y preguntarse a los árboles y a los ríos por él. […]

¡Qué pena, querido mío, qué pena, tener que decirte estas cosas (¿cosas?) con

“palabras” y por añadidura con una pluma y un papel. Esto no se debía decir

más q. con el lenguaje puro y elocuente del alma: con el silencio, y el


25

recogimiento de todo lo q. sirva para lo exterior, aún la voz y la lengua para

decir te quiero, porque todas las palabras sobran en esos momentos. ¿Por qué

habrá q. vivir fuera de uno?

¿Y por qué tener inteligencia, y percepción, y sentidos… di ¿por qué?”.

(Zambrano, 2012, 168)

Y si no se da el amor la historia no puede avanzar, por ello la revelación que supone

cualquier manifestación de amor tiene carácter de movimiento proveniente del motor inmóvil

de Aristóteles, pero siendo este tergiversado por las lianas de la razón. El acontecimiento abre

el mundo, este está ahí fuera de manera objetiva pero en la medida en la que se nos abre a

través de un acontecimiento podemos decir que se abre “mi mundo” distinto radicalmente del

mundo del otro. El mundo se articula en virtud de este acontecimiento y de la forma en la que

llega al corazón del viniente, o en este caso, de los vinientes (en terminología de Romano).

En el amor el centro del amante es la persona amada. Para ambas personas se articula igual

puesto que el amor es un constante intercambio entre los dos soportes que lo acogen y el

amor no sería acontecimiento sin ellos dos. Podríamos decir que el amor como verdadero

acontecimiento es cuando es correspondido; el resto es o bien admiración o bien desamor,

infortunio y desdicha, en el caso de Zambrano.

Una de las causas de desdicha es cuando en algunas cartas, con fragmentos parecidos

al que vamos a mencionar ahora, reflejan la falta de libertad que Zambrano tenía en la

relación con Gregorio:

Tu eres demasiado exigente nenico mío, quizá sin pretenderlo, tal vez sin darte cuenta

me has constreñido un poco, me has ajustado las cuentas demasiado estrechas; déjame que

viva, nenín, que vuele por todas las cosas de la vida, que de todas ellas sacaré jugo para

quererte; ¿qué importan los enamoramientos” parciales -entiendes en qué sentido? No


26

pensarás que es de mujer a hombre -y hay algo más grato que los ratos de descanso casero, de

paz de hogar, que tras de un viage?. (Zambrano, 2012, pp 165-166)

7. Amor y razón poética

La razón poética es el modelo de razón que propone María Zambrano y se simbolizan

en la figura del filósofo y del poeta. El filósofo sigue un método hasta hallar lo que está

buscando y se nos aparece el hombre como sujeto universal mientras que en la poesía se nos

aparece como concreto y halla algo que no estaba buscando a través de la gracia, por

inspiración, revelación o por encuentro en la vida. El poeta no es la figura del amor como

podríamos llegar a pensar a causa de las múltiples representaciones culturales del poeta

enloquecido por el amor. Uno de los símbolos del amor es la unión de estas dos

personalidades a la vez representadas en la razón poética. El medio que tiene la razón poética

para llegar a lo humano es el amor, cuando este ama puede acceder a una capacidad de

trascendencia que es imposible si el hombre no amara a nadie ni a nada.

En la siguiente cita intenta comunicarle a Gregorio algo que nos servirá para

comprender los primeros brotes del papel del amor en la razón poética:

Hay que romper con esta vida cobarde y gris: a vivir hemos venido y esa es nuestra

misión creo yo, antes que otra. Quizás nuestro orgullo nos haya llevado a creer alguna

vez q. hemos venido a realizar algún soñado ideal de perfección moral, a desarrollar

prácticamente grandes principios, pero no hay duda de que “primero vivir, después…

pensar y lo demás”. (Zambrano, 2012, 78)

Gregorio representa en esta compilación de correspondencias la mente racional con la

que Zambrano quería acabar, busca en sus años de madurez su origen para desintegrarlo y

situar el origen de las cosas donde le pertenecen. Eran muy diferentes en este aspecto y esto

causó una gran frustración en ella porque veía su amor constantemente sofocado, como un
27

bosque en llamas que continuamente le obligan a apagarlo. Los pasajes en los que sufre y

expresa su dolor son casi tan dolorosos para el lector que puede sentir el silencio que hay al

otro lado de las correspondencias.

“Porque tu alma, querido, es muy diferente a la mía. Anoche me hablaba mi padre de

la diferencia en la Religión entre dogmáticos y místicos. Los 1º como es natural, son

los que han hecho los dogmas, almas secas y rígidas, aunque austeras; puras como tú

dirías, pero ¡ay! en su misma austeridad y pureza llevan su castigo, que es la

incomprensión y la falta de amor. A esas perteneces tú”. (Zambrano, 2012, 82)

El papel del amor es hacernos dar cuenta de la razón poética, el amor es su llamada a

nosotros. Vivir con una mente racional es vivir sin amor, vivir en negación, las llamas se

deben encender pero están apagadas por el deber. El sentido del derecho y la libertad van

ligados al fluir en el que el amor mueve todo a la misma vez que este lo redirige. Pero no

podemos definir la libertad bajo unos términos que dejen fuera al amor. Unos se tienen que

ayudar a otros a avanzar como dos piernas ayudando a andar a un hombre.

De esto Zambrano se dio cuenta años más tarde porque hay muchos apartados en los

que no o define así. Aún no había hablado propiamente del conocimiento de la sombra pero

había hablado de un dolor inexpresable, que no se puede compartir sino que solo puede

sentirse en la propia carne. Esto podría ser el primer indicio que ella vio de lo divino, lo que

solo se puede ser visto en una primera mirada y está entre lo humano y lo sagrado.

A partir de lo que siente Zambrano en estos años se dará cuenta que hay algo que no

entra en los límites del deber moral que tanto defendía Gregorio. Empezará a distanciarse de

estos ideales dentro de la propia relación y causará su separación final. A partir de estos años

Zambrano comienza a guiar su pensamiento hacia un pensamiento más integral, donde los

contrarios como el alma y el cuerpo no son enemigos en continua guerra sino que abogaba
28

por una combinación entre ambos que permitiera el desarrollo pleno y libre del espíritu

humano. Esto no fue más que el comienzo para la vida académica y espiritual de nuestra

pensadora.
29

BLOQUE II. Las cartas inéditas de María Zambrano con Gregorio del Campo

1. Contexto: la vida de Zambrano en sus primeros años

Vamos a hacer un breve recorrido por la vida de nuestra autora para conocer la

situación vital que atravesaba por aquel entonces. Porque, más que en ningún otro autor,

conocer la vida es conocer la filosofía y viceversa, existe una coherencia y una

correspondencia perfecta entre el ámbito personal y profesional de Zambrano y no concibo

entender su pensamiento sin entender sus inquietudes y problemas mundanos. Ella misma lo

afirma, como dice Juan Carlos Marset en su obra María Zambrano. I. Los años de formación,

en la siguiente frase: “Yo no he escrito nada que no hubiera vivido, que no me haya sucedido

previamente”.

En su adolescencia Zambrano vive su amor adolescente con total intensidad aún

cuando fue un amor muy tormentoso y ambivalente en su vida. En 1921 comienza a estudiar

Filosofía, aunque ella quería dedicarse a la música, cosa que su padre, Blas Zambrano, con

quien mantenía una relación muy cercana repleta de cariño y admiración, no veía adecuado y

prefería que estudiara Filosofía, su misma vocación. Cosa que posteriormente la alegró

mucho cuando leyó a Bergson porque penetró en ella la idea de que “era posible rescatar la

música perdida, pues él, Bergson, la hacía al mismo tiempo que hacía filosofía, hacía música

con su pensamiento” (Ortega Muñoz, 2006, p. 41), impresiones que, como veremos más

adelante, permanecen en su concepción del amor y aparece en algunas de sus cartas como

reflejo del primer movimiento de estas ideas en su mente.

Gregorio del Campo es descrito por sus familiares y amigos como una persona

comprometida socialmente, para la que el deber estaba por encima de todo lo demás, que

proporcionaba la cultura a los más desfavorecidos. La propia Zambrano lo describe así en

multitud de veces en sus caras. Es algo que siempre admiró de él porque ella, siempre tan
30

volátil, amante de la libertad, viviendo siempre en otro mundo, adoraba que su “maridito”

fuera una persona de raíces fuertes, siempre con los pies en la tierra y comprometido con la

responsabilidad y el bien hacer.

“Yo me represento tu almita y tu cariño como una roca enorme de granito que a nadie,

ni a nada se rinde ¡así tu q. de nadie te compadeces, ni nunca te rebajas a tener

contacto con nadie! sola y áspera tu almita, seca ¡qué será cuando se conmueva de

cariño, qué pasará en esa roca de granito cuando te hayas sentido enternecido con tu

chonflica!”. (Zambrano, 2012, p. 118)

Por otra parte, este carácter frío y despegado de emoción fue uno de los principales

motivos de tormento de Zambrano, ya que hacía que su sensibilidad fuera condenada al

olvido. En estas palabras, que escribió tras la muerte de su hijo pocas semanas después de

nacer, notamos cómo Zambrano lamenta profundamente cómo Gregorio la desatiende y cómo

siente el amor en lugar de cómo lugar de dicha y consuelo, espacio donde su sufrimiento

puede encontrar sentido, lo siente como la mayor de las condenas:

“no te quiero decir si aún tarda tu ansiada y esperada y reesperada carta quince o

veinte días, pues nada, que cuando venga ya me habré muerto, que será en definitiva

lo que tú desees y lo que sucederá […] ¡Qué razón tenía Rubén Darío- «Dichoso el

árbol que es apenas sensitivo – y más la piedra dura porque esa ya no siente»”.

(Zambrano, 2012, pp 105-107)

Esto tuvo en su vida el impacto suficiente para que ahondara tan dentro de ella que

reaccionó en sus entrañas contra eso: surge el nacimiento de lo que posteriormente será la

metáfora del corazón.


31

2. El amor ausente: reflexiones desde sus cartas

En este punto, ya tenemos bastante información de lo que Zambrano se refiere con el

amor. Ocuparía mucho más que este montón de páginas hablar sobre el amor, pero debemos

ir a lo concreto y no seguir hablando sin hechos efectivas del amor zambraninao, porque

como toda persona vitalista, debemos adentrarnos de lleno en la vida para poder comprender

en su más completa unidad a los conceptos.

El amor cuando le da la mano al cuerpo arde, revifica toda la vida; todo lo físico, todo

lo relacionado con lo meramente humano siente que alcanza el infinito, trasciende. Digamos

que para Zambrano el cuerpo es un vehículo que lleva a lo espiritual y lo absoluto. No

aparece esta idea en ningún momento en las cartas. El cuerpo de la Zambrano de 17 años no

era más que fuente de sufrimiento a causa de que padecía dolencias y enfermedades

constantemente (en el ámbito material) y poseía por naturaleza un alma inquieta, en constante

preocupación por las cuestiones que le rodeaban y le atravesaban directamente (en el ámbito

espiritual).

El amor aquí se ha hecho efectivo solamente por ausencia y no por presencia y, como

han demostrado algunos fragmentos de los aquí expuestos anteriormente. En esta relación

Zambrano no conoció al amor por presencia, por lo que en estas cartas vemos solamente lo

que en su etapa de juventud a la autora le llegó como amor. Es una de las etapas que fueron

necesarias en un largo proceso hasta llegar al concepto de amor que finalmente reflejó en sus

obras principales como El hombre y lo divno. Vemos en sus cartas la mitad de su concepto de

amor, lo que se llegó a manifestar con Gregorio: amor como juego, la obra de Eros y

Afrodita, la superficialidad del amor es una etapa necesaria en su descubrimiento hasta que

llega un punto en el que se vuelve un juego cruel para uno de los que ama. El amor es un

reflejo de lo que nosotros amamos y el corazón de Zambrano estaba constantemente en

silencio y en soledad.
32

“Precisamente por falta de fe en lo heroico, en lo super-humano, creo en lo normal, en

lo humano. Por temor a carme desde la altura, voy por el llano” (Zambrano, 2012,

123).

Todas las personas evolucionamos, hacemos afirmaciones que luego serían

impensables para nosotros y negamos lo que en un futuro condenadamente aparecerá como

dice el refrán español “Nunca digas de esta agua no beberé”. Si la Zambrano de El hombre y

lo divino leyera estas líneas se lamentaría de su propia situación.

El amor en estas cartas es el vivo reflejo del amor en su ausencia pero prolongado más

de su esperanza de vida y se ha atrofiado, se ha oscurecido y no entra luz por ningún rasguño

porque, como le dice en una correspondencia a Gregorio, “queremos suplir la realidad con la

imaginación y eso es imposible” (Zambrano, 2012, 167).

El amor, como si fuera un organismo vivo, debe de ir variando y funcionando en sus

diversas formas: mientras una se apaga, otra se enciende y esta acaba iluminando

irremediablemente a la otra. La ausencia del amado debe iluminarse con la presencia como

dos polos opuestos pero necesarios y complementarios. Sin uno, el otro se perpetúa más de lo

necesario y el corazón acaba tirando hacia abajo por la fuerza de gravedad, como se ve en la

angustia con la que se siente que está escrita esta carta.

“Y no podrá este corazón ascender hasta la superficie de estas aguas que parecen no

tenerla, si no se ha encendido en él, por él, dentro y fuera de él a un mismo tiempo,

una centella única, la que prende la luz indivisible que se hace en la oscuridad,

haciendo de este corazón algo así como su lámpara”. (Zambrano, 2004, pp 70-71)

El peso del corazón se siente como “un dolor suave, como una herida hecha por algo

espiritual” (Zambrano, 2012, 169). Zambrano defiende esta ausencia como promesa y
33

garantía de crear un amor a largo plazo, un amor que no se rinde ante los movimientos

sísmicos que proviene de las cosas materiales y que trabaja en ellas para que el amor perdure

en el tiempo. Pero su alma queda desamparada, el brazo más sensible del amor no es capaz de

sostener nada por sí mismo al igual que el brazo más racional tampoco puede.

“Tuve fe en que sería el nuestro un amor (casi me avergüenza decir esta palabra:

amor, a ti; estás tan lejos de demostrármelo! que casi me parece ridículo) que

renovándose según las épocas persistiera siempre como algo vivo y en perpetua

creación, pero ya bien veo que si este “plan” tuyo sigue va a ser cosa completamente

muerta, pues ya empiezo a sentir ese frío en el alma que es señal de soledad”.

(Zambrano, 2012, 143)

Cuando el corazón pesa nada puede hacer el intelecto porque es su mismo exceso el

que la está provocando, se manifiesta como potencia de algo que es imposible que pueda

convertirse en acto. Lo que impediría que siguiera empujando hacia abajo es algo que las

personas enamoradas lo saben, algo que anida en el fondo de sus entrañas, o al menos

Zambrano sabía identificarlo muy bien cuando dice que su alma le reclama “un ambiente de

intimidad y de sosiego, de recogimiento ¡y estar contigo así, queriéndonos y calladicos, sin

hablar, sin ocuparnos de nada “de la vida”!” (Zambrano, 2012, 167). Esto es, se necesita una

revivificación del espíritu, que la vida vuelva a penetrar en lo cotidiano de la materialidad.

Zambrano con 17 años no sentía mucha libertad: su novio estaba lejos de ella y tenía

que mantener a un padre que corría el riesgo de suicidarse. El sentido del deber y la

responsabilidad, de hacer las cosas bien hechas, se le hizo y siempre se le ha hecho

demasiado corto. La rigidez mental por imposición de principios morales es tan perjudicial

para la filosofía como la volatilidad de ideas sin un sustento sólido.


34

En numerosas cartas recalca esto, se aferra a este carácter intelectual y rígido y su

justificación es que se está aferrando al amor que siente por Gregorio. Por suerte, no tarda en

darse cuenta de que por su amor a Gregorio está intentando encajar en unos moldes que no le

corresponden porque su sentido del amor, la libertad y la emoción son mucho más amplios e

integrales que los de su amado. No puede evitar sentir un profundo desamparo a lo largo de la

relación debido a esta distancia inabarcable entre ambos.

“Lo mejor es que tú, el “super-hombre” pues no te importa nada de estas cosas.

Si sufro… pues me aguanto, no? si me hieres en fibras delicadas, pues… lo mismo…

y así te consideras, se conoce, encima de esas cosas, como si las hubieras superado,

no? tú te revistes de una coraza de indiferencia y a vivir”. (Zambrano, 2012, 77)

3. Coincidencias y divergencias: la proto filosofía del amor

Una de las herencias que vemos de estas cartas en la obra de Zambrano es en su libro

El hombre y lo divino. Este es el más importante de su vida como filósofa porque es la

culminación final de sus reflexiones sobre muchísimos aspectos como la poesía, el

conocimiento y la esencia del ser humano. Aparecen interconectados a través del lenguaje

poético y metafórico tan característico de nuestra autora. Nos vamos a centrar en el bloque III

llamado Los procesos de lo divino, concretamente en el capítulo Para una historia del amor.

En resumen, la autora explora el amor desde una perspectiva profunda, se remonta a

los orígenes del amor en la cosmogonía griega y examina las distintas formas que ha ido

adquiriendo el amor hasta llegar a la división final que sufrió: la pasión trágica (eros

pasional) y la filosofía. Esto sucedió cuando los hombres dejaron de convivir con los dioses y

crearon una versión humanizada de ellos para que pudiesen convivir con ellos en la Tierra. El

amor perdió su carácter trascendente cuando la revelación perdió su sentido porque ya no


35

había nada oculto ni ajeno al hombre. El último representante del amor como unidad

engendradora es Platón que, aunque expulsase en su teoría política a los poetas de la ciudad y

con ello se diera un nacimiento de la filosofía violento y desgarrado de la poesía, en su visión

de amor aún podemos ver un concepto unitario.

Sigue hablando de los conceptos de necesidad (inexorabilidad de las necesidades) y

libertad (ilimitación metafísica) en lo humano como determinantes invariables a lo largo de la

historia y cómo el amor actúa de mediador entre ellas para finalmente hablar del amor en la

vida humana. Estos conceptos aparecen desarrollados en El hombre y lo divino, en el capítulo

Para una historia del amor pero en las cartas aún no aparece demasiado desarrollado. La

fuerza perlocutiva en cualquier pasaje que encontremos es arrollador, aquí podemos encontrar

una intuición de esta idea que, estando presente en su interior desde tan joven, nunca

desechará sino que la afinará y la definirá filosóficamente. En este caso la expone en relación

con sus constantes reproches a Gregorio por su insensibilidad y desapego:

“Ese recogimiento tuyo, como base, como terreno donde edificar es estupendo, no hay

peligro no, de que el edificio se venga al suelo! pero no hay que olvidarse tampoco de

que si bien las cosas blandas se disuelven, las demasiado duras pueden morir de

desecamiento y de falta de aire y de jugo” (Zambrano, 2012, 173).

El recogimiento del que habla se refiere a la inaccesibilidad emocional de Gregorio,

su distanciamiento para con ella. Esto hace que sea complicado el sufrimiento, por lo que su

capacidad de trascender es también complicada o más bien nula. Para Zambrano la necesidad

de apego es una necesidad básica del ser humano y si esta no se cumple sufrimos aún más

que si su causa fuera el amor pero desde el silencio, desde la angustia silenciosa que supone

el huir de lo que amamos por miedo.


36

La nostalgia que siente Zambrano por un acercamiento espiritual surge a raíz de lo

que dirá posteriormente en su obra cumbre, es decir, debido a la nostalgia que tenemos

enraizados los humanos por alcanzar el inicio del amor perdido, la nostalgia por recuperar el

origen del amor. De ello no habla en absoluto en sus primeras cartas aunque es evidente el

aire taciturno y nostálgico que la envuelve debido a las carencias y sufrimientos que padece.

Cuando años más tarde vivencie la necesidad de apego con el otro desarrollará estas ideas

como contrapartida a lo que vivió en estos años.

a. Vitalismo y la búsqueda de la verdad

Nos vamos a detener un poco más en los apartados que consideramos más importantes

a la hora de hacer una relación significativa con el contenido de las cartas con Gregorio. En

un primer lugar vemos el vitalismo de Zambrano de forma muy explícita. Como hemos

comentado anteriormente, en su adolescencia ya se le aparecían en su mente ideas con una

claridad que le servirán de guía en sus años posteriores para desarrollar su pensamiento

filosófico. En El hombre y lo divino declara que “el ser humano no cambiará nunca

íntimamente en virtud de las ideas si no son la cifra de su anhelo; si no corresponden a la

situación en que se encuentra, se le tornarán, por el contrario, en obstáculo, en letra muerta o

en simples manías obsesivas” (Zambrano, 1973, 275). Esto lo aplicará durante toda su vida,

no hay palabra de nuestra autora que no nazca en un primer momento de una inquietud

personal o de una vivencia suya y gracias a ello podemos ver muchas pinceladas en las cartas

de lo que posteriormente ella hablará en sus años de madurez. Sus ideas sobre el amor

siempre estarán condicionadas por sus experiencias románticas y, ¿qué hay que marque más a

un ser humano que su primera relación amorosa?.

De manera análoga, en una de sus cartas le dice a Gregorio que “la verdad, a esa

verdad q. tú buscas en algo fijo y estable, esa no se halla fuera de nosotros como es natural
37

creer, por el contrario la verdad se halla dentro de nosotros” (Zambrano, 2012, 56). La

segunda parte de esta frase seguirá presente en todo su pensamiento pero ya no buscará una

verdad fija, algo que sea eternamente cierto y verdadero sino que admitirá que existen

múltiples caras y versiones de la verdad.

“Y lo que ya no puedo soportar es el “relativismo” de la vida social, yo quiero algo

absoluto, definitivo, tiendo hacia ello irremisiblemente, no sé moverme en la

atmósfera de lo relativo y convencional” (Zambrano, 2012, 209).

Zambrano no defiende el relativismo, esta cita de sus cartas corroboran que desde

nunca se vio llamada por esta idea de considerar que no existen verdades absolutas. Defiende

que existen verdades pero más que fijas son verdades cósmicas y primordiales que subyacen

en el fondo de los tiempos. Estas verdades son la base de toda su red metafórica, son

diferentes maneras de hablar de estas verdades y estas fluyen a lo largo de la historia tomando

diferentes formas, palabras, ideas, figuras y símbolos. Esto demuestra, una vez más, lo que en

este trabajo queremos demostrar que es el carácter iniciático en cuanto al pensamiento de

Zambrano que tienen estas cartas.

b. Gregorio como símbolo de la moralidad: conflicto entre deber moral y

emocional en las cartas

Como hemos mencionado en algunas ocasiones en este trabajo, el amor en la

Modernidad tiene una triple existencia. Cuando el amor se adentra en la vida humana y se

adapta a esta y existe en buena parte junto a la moral, el amor se ajusta a las normas y leyes

éticas para que pueda este adaptarse a la sociedad y la moralidad actual. Esto lo vio por

primera vez en la personalidad de Gregorio. Era un hombre con una concepción del deber y

del compromiso muy fuerte. Esto producía en la joven Zambrano numerosas contradicciones

y conflictos en ella misma y con su cónyuge:


38

“Decíamos que lo ideal sería que las personas se guiaran sólo por la conciencia y en el

caso particular de dos personas unidas, marchando así no tenían nada que ayudarse

mutuamente, ni q. perdonarse tampoco, puesto q. las dos cumplían con su deber, ¿no?

Pero luego decías tú que a ti siempre te funcionaba esa conciencia y a pesar de ello no

tenías bastante, puesto que el mandato de esa voz interior no te señala más q. lo que

debes hacer, pero aparte te falta una ayuda, un apoyo, algo ¿no? Al menos a mí eso

me parece”. (Zambrano, 2012, 55)

Continúa diciendo a Gregorio que necesita “tener fe en algo que te dé ánimos para

seguir y ese algo deberías hallarlo en mí” (Zambrano, 2012, 56). Quería que, siendo Gregorio

de alma tan fría e impenetrable, que encontrase en ella un motivo para abrir su conciencia al

mundo de las emociones inmorales e imperfectas. El amor no puede estar siempre apegado a

lo moral, pierde su capacidad de trascendencia y se confunde con la solidaridad o el

compromiso. El amor de Zambrano tiene más que ver con una fuerza implacable que mueve

el mundo, que con una imposición social que haga el mundo un lugar mejor.

El amor mejora el mundo porque es el movimiento que desvía los pecados. Redirige

la psique humana hacia un motivo, un motivo que late tan fuerte y tan adentro que no puede

difuminarse en obediencia como sí puede hacerlo el deber moral. Podríamos diferenciar el

deber moral del amor en que este primero puede imponerse, puede una persona a otra

obligarla a llevar a cabo cierto ideal moral aunque no sea compartido, en cambio, el amor no

puede confundirse. A veces no sabemos definirlo, pero según Zambrano esto no es necesario

(como sí es necesario definir mediante el lenguaje la ética) porque pertenece originalmente a

otros tiempos, por lo que a veces cuesta definirlo.

“Y yo veía una cosa bellísima y fuerte en nuestro amor, porque tu austeridad era guía

y sostén para mi alma siempre sedienta, sólo sedienta de amor, y esta mi cualidad te
39

serviría a ti para dulcificarte y hacerte más humano. Yo soñaba con nuestras mutuas

excelsitudes y defectos hacer un edificio tan gigantesco que como la antigua torre de

Babel nos sirviera para escalar el cielo”. (Zambrano, 2012, 83)

Mediante metáforas es la mejor manera que encuentra la autora para expresar el amor,

difícilmente podemos expresar sentimientos amorosos con un lenguaje previamente

elaborado para este mismo fin. No existe un leguaje del amor sino que el lenguaje debe saber

referenciar al amor. Esta bellísima declaración de intenciones en la relación no se llevó a

cabo tal y como quería. Jamás la hizo sentir de esta manera, nunca se hizo de manera efectiva

el amor con Gregorio porque su ausencia y poca implicación anulaban completamente

cualquier intento de acercamiento hacia él. Pero es un ejemplo hermoso de una expresión del

amor en lenguaje de Zambrano.

c. Experiencia del engaño amoroso y la trascendencia del amor

En cambio, no podremos decir nunca que nada de esto tuviese que ver con el amor. El

desengaño forma parte de la naturaleza dinámica del amor, nos sirve para tener una

conciencia más amplia sobre él y que este impregne nuestra vida con más fuerza y más

profundamente.

“Y el engaño es, por otra parte, ilusorio, pues aquello que se ha amado, lo que en

verdad se amaba cuando se amaba, es verdad; es la verdad, aunque no esté

enteramente realizada” (Zambrano, 1973, 274). El amor sin trascendencia se convierte

en rutina, el fuego que se apaga. La desilusión y la traición son tan necesarias en el

amor como lo es la ternura. Zambrano solo obtuvo en esta relación experiencia de lo

primero y por ello el cuerpo se le volvía algo insoportable y fuente de torturas.


40

La vivencia de los aspectos negativos del amor son tan importantes como la sensación

de plenitud y fogosidad para que el ser humano no se quede estancado en lo políticamente

correcto, ideal moderno del que debemos de desprendernos para poder conocer el amor. La

moral moderna está impregnada de ideales inalcanzables para el hombre como la autonomía

individual porque vivimos en una sociedad de extremos. O somos completamente

independientes y autosuficientes o dependemos emocionalmente del otro. Esto es una grave

confusión que desde el pensamiento de Zambrano ya podemos percibirla: “Pues ser hombre

es estar hijo, es pesar, pesar sobre algo. El amor consigue no una disminución, sino una

desaparición de esa gravedad que cuando él no existe es sustento de la moral, condición de

los que viven moralmente, sólo moralmente” (Zambrano, 1973, 276). No es difícil darnos

cuenta que Zambrano está pensando en Gregorio al escribir estas palabras y recuerda cuando

le dedicaba estas crudas palabras:

“Puede que algún día tu alma se desmorone falta de sombra y agua, falta de la

cohesión que da la armonía sublime del amor. Como caminante q. habiendo

encontrado un manantial de agua limpia y fresca no quiso beberla porque salía y se

filtraba de entre unas peñas, y cae muerto de resecación, así puede q. te ocurra algún

día; pero entonces querido no te quejes de no haber encontrado agua en tu camino”.

(Zambrano, 2012, 85).

¿Pero de qué armonía sublime del amor habla Zambrano si hemos dicho que el amor

está escindido en dos realidades? Anterior a su división el amor estaba unido armoniosamente

antes de la aparición de lo humano y a esta unión siempre sentirá una nostalgia y una

voluntad de encontrar el camino de vuelta, en lo que se basará casi toda su trayectoria

intelectual. En la cita anterior se entrevé que menciona un símbolo que será muy recurrido no

solamente en las cartas sino en sus obras posteriores: el agua.


41

La idea del amor como mediador entre la libertad y la necesidad aparece ya en su

adolescencia con una claridad intuitiva. En la carta XL expresa: ¿No te parece que debe haber

en todo mucha libertad, libertad sí para todo, menos para el crimen, y llamo crimen a todo lo

que ofenda a alguna idea fundamental reguladora de la vida? (Zambrano, 2012, 165).

Otro aspecto que se ve es en el concepto de amor que hay en Filosofía y poesía.

d. Más que unas cartas de amor

i. Cuerpo y mística: mirada carnal del amor

“Y la mujer es —y más que individual específicamente— lo que el hombre quiere que

sea. ¡Y qué pena, lo que habéis querido los hombres q. sean las mujeres, lo que os ha

gustado en ellas! esta tarde lo veía bien claro mientras proyectaban una película

imbécil —“El Pobre Valbuena”— quizás más que nunca: no es más que la carne, el

puro instinto lo que acerca en casi todos los casos el hombre a la mujer ¡qué pena!

¿qué es una mujer ante los ojos carnales del hombre, más que un puro objeto material,

una estatua de carne, más apreciada por carne que por estatua, porque aun la

admiración de la belleza es algo noble ¡qué pena! Y eso es por lo q. los hombres se

enamoran, por lo que los hombres han hecho locuras: y así se explica luego ese gran

desprecio por la mujer, fundado no en lo que ella es, pues esos hombres no se

preocupan de lo que una mujer lleve dentro, sino desprecio por lo que valen, no por su

valor real, sino por lo que representan para un hombre que no mire en ellas más q. la

carne”. (Zambrano, 2012, 189)

El cuerpo para Zambrano es otra vía más necesaria para que el amor se realice. En

cambio, el cuerpo ha servido más como objeto de consumo y para la satisfacción de placeres,

o más bien de pulsiones al estilo freudiano, más que como un medio de expresión y creación

de amor. En estos años Zambrano no concebía el cuerpo como lo pensará años más tarde, en
42

estas cartas es uno de los temas que más se puede ver la evolución. El amor debe de estar

imbuido por la razón para poder elevarlos de la mera materialidad y sensualidad.

Para este cambio es importante tener en cuenta el origen del amor. El amor nació para

poder adaptar aquello de lo que no podemos hablar a la razón para que esta pueda ser su

cauce. Sin el amor, el cuerpo está muerto porque no hay ninguna fuerza divina que lo impulse

o porque sea impulsado por fuerzas pecaminosas como la envidia.

El cuerpo no puede ser el único medio que tenga el amor para propagarse en el ser

humano, a este hay que infundirle razón porque sino se vuelve un amor vulgar y material. El

amor se trata de conocer estos impulsos de estatus bajo para poder hacer un movimiento que

los eleve. Si siempre tuviésemos a nuestro alcance los sentimientos y las intenciones más

puras “entonces, trabajo, lucha, purificación, redención, serían palabras huecas y sin sentido.

Nuestra marcha sobre la tierra se funda precisamente en que hay mal, en que hay instintos

bajos que espiritualizar, que redimir; nuestra labor es esa: elevar lo inferior” (Zambrano,

2012, 65).

La sabiduría de los místicos es el remedio contra la división radical que existe en la

sociedad y la cultura entre cuerpo y alma. En las cartas Zambrano alza la vida, lo corpóreo, lo

carnal y lo puramente físico, mientras que en otras caras realza la faceta espiritual del amor y

los valores más elevados. Esto no es contradictorio sino que son ambos necesarios para poder

llevar a buen puerto el amor, para poder acceder a él en su plenitud. Sin embargo se decanta

más por los valores elevados y puros que surgen fruto de redimir el cuerpo, que por

establecer una relación entre el amor y el cuerpo de tal forma que el cuerpo no quede

relegado únicamente a algo que debemos de controlar o castigar constantemente para

elevarnos.
43

El problema entre del Campo y Zambrano es el abismo que existe entre ellos en

cuanto que él sigue anclado a las categorías morales mientras que ella permanece siempre con

la mente abierta a más aspectos además del ético. En las cartas se vislumbra una solución

propuesta por Zambrano ante este problema que les sobreviene, que lamentablemente no

pudo tener una resolución efectiva pero que influyó mucho en la filosofía de la autora. Esta

solución se basaba en impregnar la rigidez mental de los valores y el deber moral de ternura,

y la espiritualidad y trascendencia de corporalidad.

Esto lo veremos sobre todo en sus últimas cartas ya que a medida que Zambrano va

madurando también llega a una visión más unitaria en su pensamiento. Comienza las cartas

hablando de muchos temas diferentes que desarrollará con mucha más profundidad. La

inquietud ante la situación española, su relación problemática con el cuerpo, su insatisfacción

y sensación de vacío con respecto al amor… se irán materializando en metáforas y relaciones

entre conceptos que crearán toda una red simbólica que conecta todo su mundo de aurora.

Siguiendo con la joven Zambrano, sentía mucha veneración por lo racional por ser

látigo para los sentimientos envueltos en caos, lo que hizo que encontrada mucha admiración

por Gregorio. “Es cosa muy cierta q. el sometimiento a algo racional es cosa que tranquiliza

la conciencia y aplaca los humores revueltos. Años más tarde dirá que la razón no debe ser el

castigo del cuerpo sino el cauce mediante el que este fluya. Pero la capacidad de desarrollar

metáforas estaba siempre relacionada con el padecer, como muestra aquí y en muchas otras

ocasiones en sus correspondencias: “Mi apasionamiento me lleva casi a rebajarme, por lo

menos, a rebajarme en comparación a lo que las demás hacen” (Zambrano, 2012, 262).

En esto influyó mucho su situación de desamparo crónica por su no satisfacción de

una necesidad humana básica como es el sentir pertenencia y encuentro con el otro, las
44

cuales, si no se satisfacen porque el hombre se aleja de lo divino, su metáfora principal y

central en toda su red de símbolos.

“Puede que algún día tu alma se desmorone falta de sombra y agua, falta de la

cohesión que da la armonía sublime del amor. Como caminante q. habiendo

encontrado un manantial de agua limpia y fresca no quiso beberla porque salía y se

filtraba de entre unas peñas, y cae muerto de resecación, así puede q. te ocurra algún

día; pero entonces querido no te quejes de no haber encontrado agua en tu camino”.

(Zambrano, 2012, 85)

Por esto a veces se ve que en algunas ocasiones Zambrano desprecia el cuerpo y todo

lo que tenga que ver con lo más mundano y material del amor. En la siguiente cita al

principio Zambrano muestra una gran ilusión y buena disposición, echa en falta a Gregorio

aunque este está presente en su vida de manera espiritual. Conforme pasa el tiempo, los

meses y los años, se muestra una fuerte dualidad entre el pensamiento de Zambrano y el de

años después: el desprecio por el dolor y el sufrimiento que viene cargado con el amor y la

capacidad trascendente de que puede tener el amor por alguien pese a la ausencia chocarán

durante su vida hasta que en su obra El hombre y lo divino sintetizará sus metáforas

principales, llegando a una idea más cercana a la capacidad trascendente del dolor que a la

del desprecio por el sufrimiento.

Zambrano en sus años posteriores apuesta por una filosofía del amor que combine la

ausencia y la presencia del amado. Tanto una como otra son necesarias e inevitables en la

experiencia del amor, pero está claro que no puede estancarse en una de ellas. En obras como

Filosofía y poesía, El hombre y lo divino, Persona y democracia y Claros del bosque vemos

la idea de amor de Zambrano desarrollada en diferentes contextos y relacionada con

diferentes aspectos (política, vida social, con lo divino y lo trascendente…) con un desarrollo
45

un poco más sistemático (dentro de lo sistemático que nos pueda parecer o no de nuestra

autora que, si indagamos, vemos que lo es a pesar de lo profundamente relacionados que

están todos los temas) y veremos que el amor descrito en las cartas es un concepto de amor

muy poco desarrollado para la complejidad que adquiere en esta obra.

ii. Analogías con el pensamiento de Simone Weil: para el exilio político y

desarraigo existencial, búsqueda del amor

El exilio es uno de los símbolos más utilizados por nuestra autora para referirse a la

dificultad del ser humano cuando se siente desarraigado, y para hablar de ello vamos a hablar

primero de Simone Weil. Filósofa, activista política y mística que perteneció a la Resistencia

en la Segunda Guerra Mundial nacida en la misma época de Zambrano.

Aunque no tuvieron contacto directo entre ellas, sí que ambas hablan de conceptos

que son bastante parecidos, salvando las distancias de sus tan diferentes contextos sociales,

una en Francia y otra en España. No se puede ocultar que ambas tenían una visión del

conocimiento muy vivencial, solamente querían hablar de lo que propiamente habían vivido.

Simone Weil decide que quiere encarnarse y decide voluntariamente trabajar en dos fábricas.

A partir de este momento desarrolla su filosofía política en torno a la opresión del trabajo en

cadena y ofrece un camino para una reforma del modelo de trabajo asalariado.

El pensamiento político de Weil está muy relacionado con el concepto de desarraigo.

El ser humano tiene necesidades física y necesidades del alma y una de ellas es la necesidad

de arraigo: pertenecer a una comunidad con un pasado común, un idioma, una tierra o una

religión. Existen muchas fuentes de desarraigo en la sociedad y es contagioso.

El desarraigo en Simone Weil está relacionado con las relaciones de producción de la

era industrial, es un pensamiento en el fondo político mientras que el concepto de exilio del
46

que habla Zambrano contiene en sí muchos aspectos diferentes, todos entrelazados e

interconectados de forma admirable. Va más allá de la dimensión política de exilio y lo

define como un aspecto que ataca a la trascendencia y la existencia del ser humano al

completo.

El exilio es una metáfora que se refiere a muchas formas de exilio como el exilio de la

patria propia, la necesidad de encontrar una conexión con lo divino… En la época de

Zambrano no se podía desterrar físicamente a un grupo de personas ni a una persona en

concreto porque va contra los derechos del hombre moderno. Pero, una vez más, la

modernidad tiene sus lagunas. El exilio ha seguido practicándose pero ha tenido otras vías

para realizarse más sutiles pero igual de efectivas. Existen factores subjetivos que no tienen

por qué tener relación con el significado de exilio que es más común utilizar, la vivencia

exílica va más allá.

El exilio es una metáfora de alienación que experimenta el individuo en situaciones

injustas o represivas lo que conlleva el destierro físico y emocional. Es la consecuencia

necesaria de defender los valores que uno considera dignos frente a los valores del Estado y

esto sucede gracias al amor. El exilio es una oportunidad para poder acercarnos a partir del

alejamiento, una vía que parte del sufrimiento pero que podemos darle la vuelta para

trascender.

“Ninguna víctima de sacrificio, y más aún si está movida por el amor, puede dejar de

pasar por losinfiernos. Ello sucede así, en esta tierra donde, sin abandonarla, el dado al

amor ha de pasar por todo: por los infiernos de la soledad, del delirio, por el fuego,

para acabar dando esa luz que sólo en el corazón se enciende, que sólo por el corazón

se enciende. Parece que la condición sea el descender a los abismos para ascender,

atravesando todas las regiones donde el amor es el elemento, por así decirlo, de la
47

trascendencia humana, primeramente fecundado; seguidamente, si persiste, creador.

Creador de vida, de luz, de conciencia”. (Zambrano, 2019, ?)

En el amor es necesario el paso por las mayores desgracias de la vida para que

posteriormente pueda ser el motor que mueve todas nuestras acciones, para que sea la guía de

la vida propia. Aunque la llevase a la muerte, el amor para el que había nacido Antígona es

necesario porque es inevitable, Antígona no podría haber actuado de otra manera porque esta

acción le relevó una nueva ley diferente de la ley que domina la sociedad: “Y al realizar ella

su sacrificio con la lucidez que le descubre la Nueva Ley, que es también la más remota y

sagrada, la Ley sin más, llega hasta allí donde una humana sociedad exista” (Zambrano,

2019, ?)

En numerosos fragmentos de las cartas se puede ver el reflejo del dolor que la autora

sintió en su relación con Gregorio del Campo debido al abandono emocional y luego físico

que sufrió por su parte. La ausencia de amor hizo que el exilio se manifestase en relación con

su cuerpo, este solo le causa sufrimiento y siente rechazo por él, lo que lleva a nuestra autora

a sentirse exiliada de sí misma. Gregorio es también símbolo del exilio, exiliado del amor. Es

lo que hace que Zambrano se sienta retirada y aislada, pero también lo que hará que desde la

desposesión se eleve y trascienda esta condición para dar paso a realidades que el mismo

exilio había desplazado.

Igual que para Simone Weil, para María Zambrano la experiencia vivencial es la base

de su pensamiento y comparten la visión de que el arraigo es una necesidad fundamental del

ser humano. Mientras que Simone Weil lo vincula con las relaciones de producción

Zambrano lo relaciona con una sensación profunda de destierro que puede avasallarnos en

diferentes aspectos como el político o el personal. El amor en este caso juega el papel de
48

fuerza que nos impulsa a remediar esta limitación. Creo que ambas visiones, lejos de ser

excluyentes, son profundamente enriquecedoras la una para la otra.

Hay que destacar sobre todo que para Zambrano el exilio no es algo completamente

negativo. Es algo que siempre ha estado presente en la vida del ser humano y siempre estará,

por lo que tenemos que tomarlo como referencia para crear una nueva vida, ganar lucidez y

adquirir la verdad. Aquí vemos el carácter cristiano del pensamiento de Zambrano, el ser

humano tiene en su ser la condición de exiliado tal y como el creyente siempre se sabe

expulsado del paraíso. De la misma forma, su capacidad de elevarse de sus propias

condiciones proviene de su desgracia y su sufrimiento.

4. Conclusiones

Estoy escribiendo este apartado a medida que he ido escribiendo este trabajo porque a

medida que avanzo en él me enriquezco todavía más de nuestra filosofa malagueña. Nunca se

deja de conocer a Zambrano, aunque leamos varias veces un mismo texto esta vuelve a

aparecer en sus miles de formas. Esto es lo que verdaderamente pasa cuando un pensamiento

y unas palabras te llegan tan hondo. Considero a María Zambrano como una de las

intelectuales del siglo XX más importantes por su originalidad en sus conceptos, su manera

de relacionar ideas que, siendo estas de una brillantez, de esplendor completamente

arrolladores y novedosos en la historia del pensamiento. Es la filósofa en el ámbito español

que hizo de la distinción cuerpo-alma un recuerdo, desaparece completamente del mapa

mental de sus lectores y ojalá este grupo sea cada vez más amplio.

Cuando me topé con estas cartas, descubrí que más que ser una representación vital

del amor de la pensadora, era un reflejo de las primeras etapas de su pensamiento en cuanto a
49

lo que amor se refiere pero abarca muchos otros temas. Al comienzo todas sus ideas estaban

entremezcladas, en una sola carta habla de muchos temas que años después vemos más

desarrollados en su filosofía en toda su obra, aunque ha sido fiel a sus orígenes como

escritora y en cada texto escrito aparecen muchos temas relacionados entre sí. Es como una

bola de ideas que con los años se ha ido despegando y plegando en diferentes formas y

tomando diferentes estructuras.

Sus palabras tienen una forma muy compleja, manifiesta innumerables perspectivas y

significados y cada vez que me vuelvo a ellas encuentro nuevas conexiones que enriquecen

su comprensión. Esta capacidad que diferencia tanto a Zambrano de otros autores es lo que la

hace una de las pensadoras más importantes del siglo XX.

Zambrano nos presenta una visión holística de la naturaleza humana. Esto es un

problema para algunas ramas de la filosofía como la filosofía de la mente o la antropología

filosófica, podemos encontrar aportaciones muy interesantes en el pensamiento de Zambrano.

Esta visión conecta con la idea de que no hay nada en la vida y en la realidad que no esté

interconectado con otros elementos, el exterior y el interior son ámbitos que se relacionan

constantemente de tal forma que no existen de forma aislada.

Este es un aspecto de su pensamiento que surge en sus años de madurez, una visión de

ser humano surge tras años de formación, estudio y trabajo en filosofía. En las cartas que

tratamos en este trabajo no se ve esta idea en todo su esplendor pero podemos ver un reflejo

de las primeras etapas de su visión en cuanto al amor y, además, sobre otros temas de gran

importancia en su mundo simbólico.

Entre los temas que aparecen en las cartas vemos que habla de la libertad, la

trascendencia, el conocimiento… cuyos términos y significados se entrelazan creando una red

que anticipa y asienta las bases para el desarrollo posterior de su pensamiento y obra
50

filosófica completa. Como ejemplo tenemos la vivencia del rechazo que sentía por Gregorio

por su excesiva implicación con los valores morales. Esto le sirvió para posteriormente

desarrollar un pensamiento sobre el amor que difiera del simple deber y necesidad humana de

seguir lo que consideramos correcto. El amor va más allá de lo correcto y lo erróneo, es la

fuerza que impulsa a la vida, empapa la existencia y evita la resequedad del alma.

La concepción del tiempo que se deriva de su visión del amor es que el tiempo no es

lineal ni equitativo. El amor trasciende el tiempo cronológico, este abarca lo que podemos

medir, contabilizar y agrupar en categorías. El origen del amor se encuentra en un espacio

atemporal que es anterior al tiempo cronológico y de ahí que tenga el carácter trascendente.

El amor es un Dios primigenio, un Dios anterior a los dioses humanizados, dioses que hemos

creado a partir de los antiguos para acercarnos a lo divino. En estas cartas Dios era el

correspondiente al Antiguo Testamento, reflejo del amor en su etapa de juventud. Aunque el

amor en su madurez filosófica florece como un Dios benevolente y bueno, que ilumina la

oscuridad del alma y abre el camino de la esperanza y lo divino.

En el universo poético de Zambrano el amor tiene el papel del faro que alumbra toda

la red de conceptos, guiando los pasos por los que la vida anda. Gracias a esto, revela la

existencia humana y la esencia misma del vivir. La poesía es imprescindible para que el amor

exprese su voz de forma más auténtica, para que se revele en su totalidad. Es necesario para

poder descubrir la conexión sagrada y lo divino de la vida. La presencia del amor es

intangible pero es vital para explorar, filosofar y descubrir el trasfondo último recordándonos

que en el amor encontramos el sentido y el horizonte.

La lectura de estas cartas permite captar la evolución y madurez de Zambrano a lo

largo del tiempo. Si bien en un principio “todo era caos”, con el paso de los años cada

término fue tomando la posición que le pertenece y se fue conectando con mayor claridad con
51

los demás. Es fascinante observar cómo el pensamiento va tomando forma desde unas cartas

hasta la formulación detallada de sus obras posteriores y esa es, al fin y al cabo, la magia y lo

especial de cada autor.


52

BIBLIOGRAFÍA

 Eliade, M. (1998). Lo sagrado y lo profano. Paidos Ibérica.


 Fandiño Muñoz, L. (2009). La metáfora del corazón centro del poder creativo en
María Zambrano.
https://ru.dgb.unam.mx/bitstream/DGB_UNAM/TES01000651706/3/0651706_A1.pd
f
 Fernández Martorell, C. (2020). Amor y mística en la razón poética de María
Zambrano. Cuadernos salmantinos de Filosofía, 47, 503-521.
https://doi.org/10.36576/
 .132200
 Fernández Navas, D. (2022). Las cartas de María Zambrano a Gregorio de Campo:
Hacia un místico amor binocular. En V. Raga Rosaleny y M Bermúdez Vázquez
(Eds.), Filosofía, método y otros prismas: historia y actualidad de los problemas
filosóficos (pp. 160-175). Dykinson. Filosofía, método y otros prismas: historia y
actualidad de los problemas filosóficos - Dialnet (unirioja.es)
 Marion, J. L. (2005). El fenómeno saturado. El cuenco de plata.
https://kupdf.net/download/jean-luc-marion-el-fenomeno-
erotico_59a03191dc0d60a80618496e_pdf
 Marset, J. C. (2004). María Zambrano. I. Los primeros años de formación. Fundación
José Manuel Lara.
 Millán Gómez, I. (2017). La persona y el amor en la vida humana. Antígona: Revista
de la Fundación María Zambrano, (6), 60-70.
 Morilla Serrada, E. (2003). La voz del amado que llama… tras los pasos del amor en
la prosa de María Zambrano. Analecta Malacitana electrónica. Morilla (uma.es)
 Ortega Muñoz, J. F. (2006). Biografía de María Zambrano. Editorial ARGUVAL.
 Ortega y Gasset, J. (2009). Estudios sobre el amor. Alianza Editorial.
 Parente, L. (2013). María Zambrano: “Una música oscura, temblorosa… que se llamó
amor”. En J. L. Mora García, M. C. Lara, O. Barroso Fernández, E. Trapanese y X.
Agenjo Bullón (Eds.), Filosofías del sur (pp. 449-468). Universidad de Granada.
fichero.do (larramendi.es)
 Sánchez-Gey Venegas, J. (2017). El lenguaje del cuerpo y razón de amor en María
Zambrano. Daimon. Revista Internacional de Filosofía, 555-562.
https://doi.org/10.6018/daimon/269081
 Schopenhauer, A. (2000). El amor, las mujeres y la muerte. Elaleph.com
http://juango.es/files/El-amor,-las-mujeres-y-la-muerte.pdf
 Zambrano Alarcón, M. (1973). El hombre y lo divino. Fondo de cultura económica.
 Zambrano Alarcón, M. (2004). Claros del bosque. Espasa.
 Zambrano Alarcón M. (Ed. M. F. Santiago Bolaños). (2012). Cartas inéditas (a
Gregorio del Campo). Linteo.
 Zambrano Alarcón M. (2019). Hacia un saber sobre el alma. Alianza Editorial.
 Zambrano Alarcón M. (2009). Filosofía y poesía. Fondo de cultura económica de
España.
53

 Zambrano Alarcón M. (2021). Delirio y destino. Alianza Editorial.

También podría gustarte