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1.

¿En qué contexto histórico se desarrolla la novela y de qué forma se ve este


reflejado en los acontecimientos que tienen lugar en la historia?

Conocemos la fecha exacta en la que escribió el libro, plena II República, en un Madrid central
convulso que vivía con estupor un tiempo de cambios y conatos revolucionarios. Si bien la
novela retrata con sensibilidad las condiciones de trabajo de una serie de personajes que
trabajan en una céntrica cafetería madrileña, hay pistas que nos pueden situar con más
exactitud en un periodo determinado.

Cuando se produce la “escaramuza” que obliga a echar las persianas del local abajo (página 94
edición Hoja de Lata), una clienta que permanecía dentro del local dice algo así como
“¿Cuándo va a acabar el gobierno con toda esa canalla de bolcheviques?”. Esta referencia al
gobierno nos inclina a pensar que se encontraban bajo la legislatura del gobierno derechista
que encabezó Alejandro Lerroux, aunque estas fechas no concuerdan con la escritura del libro,
que tiene lugar durante 1932 y principios de 1933.

En la página 105 de la edición que hemos trabajado, al hijo del italiano Faziello, al que
presentan como un personaje italiano de ideas “avanzadas” que preconizaba el “derecho a
huelga”, deja claro que su ideología le hace huir de un lugar a otro, lo cual nos situaría en la
Italia de la dictadura fascista de Mussolini. En la página 176 nos narran que muere a causa de
un encuentro con “esbirros de Mussolini”, para dejarlo más evidente aún.

En la página 121 se relata un mitin celebrado en un sindicato de “mozos de restaurante”,


durante cuyo transcurso fue suprimido y hubo detenciones relacionadas con que se estaban
tratando asuntos que eran ofensivos “para el régimen”, otro argumento más en favor del
retroceso de libertades que supuso el gobierno derechista de Lerroux.

2. ¿Qué referencias se hacen a la iglesia a lo largo de la novela y qué actitudes se


adoptan ante ella como institución?
Hay un pasaje interesante que revela el doble rasero de la iglesia y de las personas religiosas
en la época, al referirse a las “señoras de la Junta”, en alusión a un grupo religioso que
ayudaba a los más desfavorecidos y que, en esta ocasión, llenaron una casa con almanaques
fervorosos que indicaban los días del ayuno. Como el ayuno era algo obligatorio en aquella
casa, por la necesidad, el marido arrancó todos los almanaques y la congregación dejó de
ayudar a la familia, alegando que también habían descubierto que este señor leía libros
“prohibidos”. A continuación, menciona la historia de una familia que tenían una funeraria y
eran protestantes. Como no se les veía por la iglesia, preguntaron el por qué y, al dar esta
familia sus explicaciones, dejaron de recibir “encargos”.

Una de las mujeres que conforman el elenco de trabajadoras de la pastelería, Paca, está muy
apegada a la iglesia y, en consecuencia, sufre con las confiscaciones de bienes, la expulsión de
jesuitas, según narra la autora. También, hay una alusión a la religión en el discurso que realiza
la sindicalista en la página 199 “La religión nos embrutece, nos hace supersticiosas e
ignorantes”, toda una declaración de principios.

En la página 202 resuena con fuerza la voz de la autora, cuando presenta la tragedia que atañe
a dos de sus protagonistas: Laurita, muerta a consecuencia de un aborto; Marta, que acabó de
meretriz. En ambos casos, la autora señala a la iglesia y la religión como cortadora de alas en
las mujeres. “Si Laurita hubiera poseído una cultura media, no hubiese estado dominada por
prejuicios seculares de la religión y la tradición; hubiera procedido de forma muy distinta” (…)
“También el caso de Marta atañe a la responsabilidad social, a la religión, que hace mujeres
tímidas, lloronas e indefensas para la idea renovadora”.

3. ¿En qué pasajes, y de qué forma, aparece reflejado el debate sobre la mujer
nueva o la emancipación de la mujer, sobre todo de la trabajadora?

Podemos señalar varios, comenzando por un pasaje que alude a Rusia, un país donde “las
mujeres no andan meses y meses de un lado para otro con un periódico debajo del brazo,
buscando un mísero mendrugo”, haciendo referencia a que la mujer ya se ha realizado dentro
de la sociedad soviética.

También hay una reflexión a cerca de Marta quien, después de ser despedida, “se echa a la
mala vida”. Laurita piensa que “todo es preferible” a esa situación de las obreras que no tienen
claro el futuro, que no pueden “mirar el porvenir de frente”. La propia Marta, en un encuentro
con Matilde, se excusa diciendo que, antes de casadas, hay mujeres que deciden vivir su vida a
su manera (en alusión al oficio que desempeña) y que, después, van aun médico, se arreglan lo
que tengan mal y hacen su vida de casadas sin mayor problema. Quizá esta expresión sea tan
reveladora como palabras que denotan emancipación de la mujer, y aún hoy día resultasen
chocantes. En el mismo párrafo, la protagonista que interviene dice “Pero tampoco es “eso”;
tampoco Marta está en el camino cierto de la libertad, de la emancipación”.

El hecho de que Laurita decida abortar, en connivencia con su novio, ya es síntoma de cierta
liberación de la mujer, sin ese yugo moral que las obligaba antaño a tener los hijos como una
gracia divina más. La respuesta del médico que la trata después del aborto, apuntaría en esa
línea tradicional, al asegurar que el abortista podría seguir cometiendo “crímenes” si no se le
denunciaba.

En la página 199 hay todo un alegato a esa emancipación de la mujer cuando una sindicalista
les habla para que se unan a la lucha y expone una serie de razones en las que abomina de la
consideración que se había tenido hasta entonces de la mujer y apuesta por un papel de
mayor importancia, decisión y presenta en la realidad en que viven.

El alegato final de la autora apela directamente a una “mujer nueva” para concluir la novela
preguntándose “¿cuándo será oída su voz?

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