Está en la página 1de 20

etnohistoria

antropología
andina

compiladores:

AMALIA CASTELLI
MARCIA KOTH DE PAREDES
MARIANA MOULD DE PEASE

SEGUNDA JORNADA DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA, ORGANIZADA


POR EL MUSEO NACIONAL DI HISTORIA Y CON EL AUSPICIO DE LA
COMISION PARA INTERCAMBIO EDUCATIVO ENTRE LOS ESTADOS
UNIDOS Y EL PERU, LLEVADA A CABO LOS DIAS 9, 10, 11 y 12 de ENERO
DE 1979.

Lima — 1981
Los artículos compilados en este libro fueron presentados como ponencia
s en la
Segunda Jornada del Musco Nacional de Historia, llevada a
cabo en enero de 1979 INDICE:

¡mtroducción; Amalia Castelli 15


chhg\m;
“ranklin Pease G.Y . 19

XIl vt Rostworowd de Des s, 3


iali los siglos XVI y

, PARCIALIDAD Y ETNIA.
Lima, mayo de 1981 ; Luis Millones. 49
© Edicign compilada por: Amalia Castelli, Marcia
Koth de Paredes y Mariana Mould de Pease.
2
Coordinación general de la edición: Carlos Matta Rojas
Diseño de cubierta: Raúl Ñaupas Paitin.
93
Impresión: Centro de Proyección Cristiana, Aguarico
586, Breña, Lima.
131
Impreso en ei Perú Printed in Peru
165
8 Etnohistoriay Antropologia Andina

“EL
FRONTERAS
AYLLUY SUS SOCIALES.
Introducción; Amalia Castelli. 163
Introduccion General
*O lartel.
e Ne Forseca 167

189

Sidadeyst cionolisanandinasgRediopdaicasoy: e/
saverde R. 215
_iui- El Museo Nacional de Historia ha organizado dos simposia aus-
lermo Cock C. para el Intercambio Educativo entre los
piciados por la Comisión
Estados Unidos y el Perú y ambos, de particular interés para los estu-
LA ARTICULACION ECONOMICA DEL AYLLU. diosos del área andina. En 1976 se realizó la Primera Jornada con el
Introducción; Franklin Pease G. Y, 257 tema de Encuentro de la Etnohistoria y la Antropología Andina. No
sólo se contó entonces con profesores, catedráticos y alumnos de las
Y Espacio Lupaqa: Algunas hipótesis de trabajo; Gabriel Mar-
tinez. Universidades de Lima sino que, gracias a la Fundación Ford se hicie-
263
ron presentes estudiosos de provincias, hecho importante para ampliar
La organización cconémica de la costa norte: Un andlisis el didlogo. Los temas abordados entonces Jueron los de “Organización
preliminar del período prehispánico tardio; Susan E. Ra- Económica”, “Sociedad y Poder” e “Ideología y Religión”.
mirez - Horton, 281
Para la Segunda Jornada del Museo Nacional de Historia se deci-
La posible articulación del ayllu a través de las Cofradías; dió centrar las discusiones y debates sobre algunos puntos específicos
Olinda Celestino y Albert Meyers. 299 y' se escogieron los de Avilu, Parcialidad y Etnia. La Jornada tuvo lugar
entre los días 9 al 12 de enero de 1979 - e igualmente se contó con el
auspicio de la Comisión Fulbright. Los organizadores fueron María
Rostworowski, Marcia Koth de Paredes, Femando Silva Santistevan,
Franklin Pease, Luis Millones, Enrique Mayer, Juan Ossio y Amalia
Castelli. Las sesiones se dividieron en cuatro reuniones de acuerdo a
los puntos escogidos, con la intención de enfocar las ponencias y las
discusiones posteriores en torno a ciertos aspectos especiales.
En las deliberaciones preparatorias se discutió sobre las nociones
de ayllu, parcialidad y etnía, considerando que éstas voces tienen
connotaciones confusas e imprecisas no sólo en la confrontación de las
crónicas v de las relaciones, sino también entre los estudiosos del siglo
XX, De ahí el interés por un encuentro en el cual se podía discutir am-
pliamente el tema. Naturalmente no se supone que en unas cuantas se-
siones se resolverian tan arduos problemas, pero al menos se iniciaba
10 Etnohistoria y Antropologia Andina Ingroduccion General - y

un debate, se analizaba en comin algunos pareceres y se sentaban las Agradecemos a todos los que ayudaron .a-I'¡¡ rct_¡l¡:af'iún vel é.\'ifu
posibilidades de futuros trabajos e investigaciones. Es importante lla- de esta Segunda Jornada. En especial a la ('o¡mfn)n F.u!br¡ghl_cn Ia_s per-
mar la atención de los estudiosos sobre las incógnitas que rodean el sonas de Marcia Koth de Paredes Directora Ejecutiva, Maria Luisa de
empleo y el contexto de dichas voces y mostrar las numerosas y ricas Saona y Mariana Mould de Pease, a los coordinadores, a los Ponentes
facetas que encierran tanto las nociones de avllu como las de parcia- y al público interesado que asistió a las reuniones.
lidad y de etnia.
El lector no encontrará en la publicación de los trabajos de la
Maria Rostworowski
Jornada una definición exacta de lo que es Y fue el avilu por la
sencilla Amalia Castelli
razón de que se debe replantear toda su problemática a la luz de un
mayor conocimiento del mundo andino, de sus concepios de
recipro-
cidad, de parentesco, de organización económica y de territorio
, Hay
una serie de hipótesis que deberán tenerse en cuenta donde se
observa
una preocupación constante por el problema territorial 1 donde
se su-
giere una aproximación más real con el tema que nos preocupa.
En la medida que los estudios cobren profundidad se percibir
án
nuevos problemas y nuevos horizontes, motivo por el cual
es imperativo
continuar la investigación. Estas reuniones son una excelen
te oportuni-
dad para debatir los distintos problemas ¥, se puede
abordar la investi-
gación de diversos ángulos con la seguridad de que
cada uno de ellos
brindará una perspectiva enriquecedora y diferent
e. Una conclusión
que sí se logra es la necesidad de revisar las ideas
sobre el ayllu de las
décadas pasadas, cuando se pensaba resueltas las interro
gantes princi-
pales, la necesidad de estudiar mejor la documentació
n que dispone-
mos nos podrian sugerir algunas soluciones a los
problemas que plan-
reamos.
Este volúmen que da cuenta de la Segunda Jornada del Musco
Nacional de Historia ofrece al lector interesado en
temas andinos las
ponencias presentadas en los cuatro simposia:
Ayllu, parcialidad y
Etnía: deslindes y aclaraciones: La Jurisdicción
del ayllu, parcialidad y
etnía; El ayllu y sus fronteras sociales » La articulación
económica del
ayllu. La diferencia que se observa en las ponencias v la
temática que
en ellas se desarrolla, nos muestran la necesidad que venimos
plantean-
do de revisar categorías que damos por resueltas y
buscar la informa-
ción que complemente aquellas lagunas que existe
en nuestro conoc
miento de la citada materia, La decisión de reunir
diferentes ponencias
en 4 simposia surgió de la preocupación constan
te de los coordinadores
que ven como necesario dar a conocer el trabajo
que investigadores au
estudiosos vienen realizando sobre el área andina,
12 Ewmohistoria y Antropolegía Ardina

NOTA DEL EDITOR:

La Comisión para el Intercambio Educativo


está integrada por las siguientes personas:
entre los Estados Unidos y el Perú Ayllu, parcialidad y etnia:
Caroline Meirs, Asregado Cultural a la Embajada de los Estados
Unidos. deslindes y aclaraciones
Mario Samamé Boggio, Presidente del Consejo Directivo INGEMMET,
Roberto Wakeham Dass 0, Arquitecto.
David Evans, Agregado Cultural Adjunto a la Embajada de los Es-
tados Unidos.
Adriana Flores de Saco, Directora del Programa Académico de Educación
de la Pontificia Universidad Carólica.
James Wroughton, Director del Instituto Lingiiistico de Verano.
James Plunkett, Director-Gerente de Exportaciones del Inca S.A,
Pedro Cateriano, Gerente de Relaciones Públicas de PerroPerú.

Al finalizar la Segunda Jornada del Museo Nacional de Historia se fundó, a inicia-


tiva del Dr. Silva Santistevan la Asociacion Peruana de Emohisto
ria cuyos miem-
bros fundadores son:

Miembro honorario + Luis E. Valcárcel,


Presidente María Rostworowski.
Vice- Presidente Fernando Silva Santistevan,
Tesorero Franklin Pea:
Secretario Amalia Castelli,
Votales Luis Millones.
Juan Ossio.
Edmundo Guillén Guillén,
Guillermo Cock.
INTRODUCCION

Amalia Castelli G.

cionar una problemática


El objetivo de esta reunión tiende asolu
trara que la defi-
surgida hace 80 años, cuando Heinrich Cunow encon
cierta similitud con el ayllu
nición de la marca germánica podía tener
andino; creando también la necesidad de establecer los alcances de las
de poder estatal y comunal. Mu-
relaciones de parentesco y autoridad, de
definir estas categorías y a pesar
chas han sido las intenciones de
interrogante.
ello, hoy continuamos ante la misma
stivo análisis de la docu-
Ciertamente, requerimos de un exhau
ella la información que junto
mentación temprana para obtener de
ser básicas para la precisión
con la que las crónicas ofrecieran, podrian
de estas categorías.
que en tomo a este tema se presentan
Dos son las ponencias
d, reflexiones sobre el caso de
para la publicación, “Ayllu y Parcialida
y “La Voz Parcialidad en su con-
los Collaguas”, de Franklin Pease G.Y.
María Rostworowski. En ambas
texto en los Siglos XVI y XVII” de
der el por qué y el para qué de la
notamos el incesante interés por enten
utilización de los términos citados.
emática que surge a partir
Mientras Franklin Pease analiza la probl
y parcialidad desde el siglo XVI
de la utilización de los términos ay/lu
términos estabilizados
hasta nuestros días, desde su utilización como
casi sin sentido; María Rostwo-
hasta su transformación en categorías
es que sobre estos términos
rowski presenta las diferentes definicion
Peruano en lo siglos XVI y XVII
aparecen aplicadas en el Virreinato
de hallar su equivalencia en el
según el uso de España y la posibilidad
quechua o aymara.
o una
Ayllu es un término que inicialmente parece haber tenid
comprensión por la menta-
significación más amplia, los efectos de su
y su respectiva aplicacion lo
lidad occidental junto con la traducción
16 Ayllu, parcialidad y etnia: deslindes y aclaraciones
Introducción 17

redujeron, como sostiene Pease, a la estructura administrativa colonial.


del Archivo General de Indias de Sevilla y del Archivo del British
A pesar de las continuas investigaciones en tono a la problemática
Museum, en la segunda ponenciz observamos que el término parcialidad
del ayllu, observamos que en la primera de las dos ponencias hay un
adquiere una connotación geográfica y suyi sería su equivalente que-
profundo interés por llamar la atención con respecto a la estructura
interna del ayllu. Territorio y comunidad son acepciones que con Juan chua, por lo que parcialidad correspondía a una mitad sociopolítica
de Matienzo, Cunow o Mommsen
de un curacazgo o de un señorío, que a su vez comprendía varios ayllus.
se refieren constantemente a la iden-
tificación de la categoría en cuestión. Se menciona también la idea de En Diego Gonzalez de Holguín y en Sarmiento de Gamboa se
José María Argiiedas sobre la supervivencia de antiguas formas de orga- aprecia cierta confusión al atribuir el mismo significado a ayllu y par-
nización comunal (república de españoles y de indios) basado en la cialidad, La ponente señala la voz quechua villca que aparece en Fray
organización toledana y se desarrolla la relación entre ayllu y cofradía Domingo de Santo Tomás como sinónimo de ayllu y cuyo significado
que estableciera Fernando Fuenzalida, así como la idea entre ayllu y sería linaje y la voz aimara hahta que Bertonio insiste en calificar como
comunidad que presentara José Matos. equivalente a casta, familia, ayllu y semilla.
En el caso de los Collaguas, Pease presenta diferentes relaciones Es posible, sugiere María Rostworowski que el uso del término
entre ayllu y territorio: ayllu en el Cuzco fuera anterior a la llegada de Manco. Esta voz perte-
a) — ayllurepartido en diferentes reducciones, necería a la Sierra cuzqueña y ayacuchana y que su uso se propagara al
b) — regiones compartidas por diferentes ayllus, establecerse cl Tawantinsuyu, de la misma manera como sucederia con
c) — reducciones a donde convergen gentes de regiones más lejanas otras voces regionales y que de la utilización que de ellas hicieran los
además de las propias del áreas, españoles, dependería en cierta manera su difusión y las variantes surgi-
das en algunos casos, surgiendo de esta manera las interrogantes plantea-
y hace incapié en las consideraciones relacionadas a ayllu y parcialidad das por la ponente y que aún permanecen sin resolver: Acaso ayllu
en diferentes documentos, como en los de Cajamarca (1540 y 1549) fue un término usado de manera general y con la misma noción en el
donde el criterio de averiguación es por curacas y parcialidades, no por territorio andino en tiempos pre-incaicos? ¡¿Cómo se define ayllu?
ayllus. En el de Huánuco (1562) donde las referencias son a provincias Avila (1966) se acerca a la solución del problema planteando la existen-
y repartimientos y en la visita toledana (1570) donde se pregunta di- cia de una agrupación familiar o de linaje y la procedencia común, lo
rectamente por parcialidades y ayllus. De ello se desprende una necesa- que permitía el uso de la tierra.
ria profundización en el tema para precisar cómo se estableció la cate-
La posesión de la tierra es parte de la problemática que gira en
goría ayllu en la documentación española y señalar su coexistencia o
tomo al ayllu, sin ser requisito indispensable para su existencia, sólo
diferenciación con el término parcialidad.
de esta manera se explica por ejemplo la existencia de ayllus de pesca-
El ponente hace referencias a las visitas toledanas de Chucuito dores y los ayllus de grupos que migren por diferentes razones, como
para señalar que ayllu quedó reducido (como categoría) a un grupo es el caso de los de Manco Cápac o los de los Yauyos, o también el
parental, mientras que parcialidad quedó establecido cómo régimen caso de los referidos a los artesanos (Rostworowski, 1977).
de
mitades.
De acuerdo a este análisis, la ponente sugiere una diferencia entre
. Al respecto hay cierta impresición con relación al término avilu, aylly y suyu, dándole a la primera categoria una definición vinculada
2s1 como su posterior identificacion con un sector de la parciali
dad, con parentesco y origen común y a la segunda un carácter sociopolitico
quedando por resolver la identificación entre ayllu—reducción relacionando la organización de bandos de grupos humanos (suyu-
y co-
munidad. parcialidad) que podrían llevarnos a pensar en Tawantinsuyu como idea
Del estudio que María Rostworowski hace de los diccionarios de unidad.
quechuas y aymaras así como de la investigación en la documentació
n
E
AYLLU Y PARCIALIDAD, REFLEXIONES SOBR
EL CASO DE COLL AGUA S

Franklin Pease G.Y.

algunos problemas co-


El presente texto quiere tracr a la discusión
términos como ayllu
nocidos que se derivan de Jas variantes sufridas por
mación
y parcialidad, teniendo en cuenta sobre todo que nuestra infor
términos fueron
ha ido ampliándose desde que en el siglo XVI ambos
podría decirse que, al
estabilizados, hasta un momento actual en que o.
categoría vacía de sentid
menos ayllu, se ha transformado casi en una
que con parcialidad y
Con variables, con ayllu ha ocurrido lo mismo
uso ha condenado a una
con etnía: de una parte son categorías que el
lo suficiente como
condición casi estática: de otra, su contenido varía
ha motivado esfuerzos
para aumentar la imprecisión (el caso de etnia
nueva delimitación del
interesantes a nivel tedrico. para reiniciar una
(1).
término y su entorno social, cfr. Barth ed. 1976)
deración de avllu y
Parte del problema puede estar en la consi
territorio, linaje, disposición
parcialidad como términos asociados con
todo ello, el ayllu juega final-
de bienes, status, etc., identificado con
(los “ayllus reales” y las
mente un papel en la distribución del poder
por ejemplo.
panaca, anotando la distinción que sobre ellos recordó,
la identificación del término
Zuidema). Hace ya tiempo que se aceptó
el siglo XIX); sin embargo,
con grupo de parentesco (en realidad desde

Stanford (“Native American Sta-


L Una reciente reunión en la Universidad de
st Policy, Histori cal Consci ousnes s of the Incas and the Az-
tes end Indiani
ias sobre las rel ciones en-
tees”, 6-9 de diciembre de 1978) incluyó ponenc en ellas pudo
del Tawantinsuy,
ue las unidades étnicas ante la presencia
do en la inves ¡ón andima
apreciarse el relieve que el tema va toman
20 Aylla, parcialided y ermia: dostindes y
aclaraciones
Reflexiones sobre el caso de Collaguas — 21

la traduc
u cion conce 'ptual operad
a desde el siglo XVI ot
ayllu diferentes contextos esfuerzos de antropólogos como Mayer, Isbell, Palomino, Zuidema, etc.,
bién la g ciints .
relacionados con la geneal
ogía,
én la “nación (entendida como en el siglo todos ellos del último decenio, parece necesario precisar que aún no se
XVI), término genérico ha logrado delimitar claramente la idea de territorio con relación al
Ayllu, y continúa usindose la acepción proporcionada por las reduccio-
nes toledanas, iniciada en el Gobierno del Perú de Juan de Matienzo
(1567), y que señalaba al ayllu (a la “comunidad”, al “pueblo de in-
dios”) un ámbito territorial determinado y circundante,
que delimita-
ba su derecho pero al mismo tiempo, limitaba su posibilidad de manejar
tierras fuera de ese perímetro señalado en las disposiciones administra-
tivas (3).Puede pensarse que de allí podría provenir la identificacion de
ayllu con comunidad, que se ha generalizado tanto, sin embargo podría
afirmarse también que dicha identificación es posterior.

En la década final del siglo pasado y usando este criterio, Cunow


estableció una identidad que hizo escuela: identificó el ay/hs con la
“*comunidad de aldca” ([1890] 1929) creyendo encontrar en la marca
germánica la explicación para comprender lo que los cronistas señalaban
como ayllus; generalizada la explicación. sirvié de base para que años
i - Ossio ha menci ionado (en después elaboraran una experiencia histórica autores como Castro Pozo
algunas de estas situacio la sesiói o Mariátegui. Se puede seguir el razonamiento de Cunow partiendo tan-
nes, amplia;
de parentesco, consid : o e
erando el avihi to de las ideas de Lewis Henry Morgan. como también por una precisa
referencia « Mommsen, pues Cunow llamaba marca (no Mommsen) a lo
que Mommsen llamó “Aldeas familias.- Dividíase en un principio el te-
rritorio romano en cierto número de circunscripciones pertenecientes
cada cual a una sola familia, y que se agrupaban entre sí para formar los
antiguos cantones o circunseripciones rurales (rribus risticas). Así se re-
fiere que la tribu Claudiana se constituyó por el establecimiento de la
Al igua
l que en 1970, puede
ción sufici iente sobre el afirmarse que se carece familia Claudia en las otillas del Anio; y se puede decir otro tanto, se-
aylhu Y su organiización de informa-
interna; sin olvida gún los nombres que llevan, de todas las tribus que ahora existen. Las
r los
denominaciones no se tomaban en aquellos tiempos de las localidades,
como veremos que se hace después para las aglomeraciones más recien-
2. Se ¢ disti
distngue
ingue enes Collaguas un

yán” y “Ca, yao”, ¡
i er nivel donde los
prim
ayllus “Collana”, “Pa.
tes, sino que reproducen el nombre de la familia...” (Mommsen [1856]
en cada mitad dede Jas cabe 1960: 264). a lo que puede añadirse “Así como la casa tiene su campo
= ;;::::;enl:: Lndm'duos cer: as, segúún Ulloa Mog
: hf Visitas de Collaguas olló s
_. dc. 'gdiv;ln}mnx:a quie Jos pmscn(nngzlli':i,;'idr::
re decir ciento (Bertoni
m ión decimal, enc o 1956:252) .
ontram
os otra, definida a partir de la
'PC, que en aymara quiere
decir medio (Bertonio 1956 pa. 3. Como consecuencia de esta delimitacion. a partir de la visita del virrey To-
Mus
de taipe patpataaca
c, compuestos por cin : 340)':“':1;3- ledo, apreciamos en Collaguas —y por qué no en otras zonas— testimonios
i cuenta individuos , .. (Cock 1978: notariales de vel de tierras de hombres andinos por estar ubicadas fuera
de la delimitación correspondiente a la reducción.
22 Ayllu, parcialidad y etnia: destindes y aclaraciones Reflexiones sobre el caso de Collaguas — 23

así también la aldea o casas de la comunidad tienen su territorio deter-


vechamiento para la economía real y a cvita: qvue f'uer:nl\ expl;l:i:f
minado; el cual, como más adelante veremos, se cultiva mucho tiempo ¿Y_ cómo los ‘_:nmn -
como
únicamente en beneficio de los encomenderos?
campo patrimonial, es decir, con arreglo a la ley de la comuni- y tomcl s
deros, a su vez, trataron de hacer frente a.es'm po_lmca
dad” (loc, cit.). Se entiende que estos criterios desarrollados sobre
experiencia europea influyeron en forma determinante en la interpreta-
la favor las instituciones montadas por la adm¡mslrac¡ól_'t, real P*:…:] al&l:xgsm
-
ción de Cunow del ayllu como una comunidad (aldea) rodeada de tacion de la masa de indios?” (Jbidem : 9). Co¡ycl&¡s¿¡on“der;;'a .-¡a;e:
un preocupación era, naturalmenteque , el “peso h¡sl-onco re1 q:xda u
campo de cultivo, tal como fueron construídas las reducciones en el la vi
si- prendía de las reducciones toledanas era detcl:mm;mle en
glo XVI. La confusión resultante es notoria y duradera, (Una nota mar-
comunidades andinas que llegaron al presente siglo.
ginal : Hace poco acaba de hacerse una reimpresión sin pie de imprenta
e:cc:
de los trabajos de Cunow editados hace muchos años por José Antonio Dos años después, Fernando Fuenzalida publicó u.n artículo
Encinas. Es posible ver cómo las ediciones de este tipo no cuidan cual, avanzaba en el sendero propuesto por Arguedas: la comnn; c':-¡
in-
indigena tenia un origen colonial y la estructura de palremcrsc:;;i u;
formar mejor al lector desprevenido de cuando y con que criterio
es- í ':no
cribió un autor, en este caso Cunow (4). el ayllu se transformaba en una estructura diferente —la co r::\
!m crlslm‘ mrd
aunaba las relaciones parentales a las rituales dentro de
‘TE:
No es el caso ahora hacer un análisis detallado de las
consecuen- también en proceso de aculturación 4duram': In‘ ‘colo‘r;;a (F‘{EZL
u—c:u]á ah:a.…n
cias de la identidad conceptual ayllu-marca-terrí!
oricxcomumdnd, ni [1970] 1976). Quedó establecida aquí una rc]am.on ay
tampoco de reiniciar la discusión sobre su validez; si, en 1976, José Matos rescata la relación ayliu-c omunida d, trayéndo l - m¡¡ls
cambio, de re-
cordar que esta identidad quedó establecida durant “dos fu-eron (al pmccer )lhssr ::mmo-
e las reducciones nueva discusión y señalando que

toledanas y que esta idea presidió las conclusiones de
la tesis doctoral importantes de constitucion de la comumf:\nd. En ungasomims
de José María Arguedas (1968), quien otro la evolución de los propios ayllus. crlrd —
afirmó que la “comunidad de nes y en
S
indígenas” contemporánea era una consecuencia de la colonización, condicionados a su vez por los enclaves mineros y porel “es::'
n
Arguedas buscó en viejas comunidades españolas
“supervivencias” de sistema de hacienda. Aparece claro que Iavr.n fie la rv:d\}ccl:al\ u‘tim;\s

muy antiguas formas de organización comun
al; y que el buen conoci- comin, pero no se puede soslayar que existieron rcg¡om.ls ent
.mw
miento de esas supervivencias y de sus fundamento
s históricos ilumina- Perú donde la hacienda no se desarrolló sino l'nrcfr.¡mcnlc, a m¡ln:ra
rían la historia y la realidad actual de la organi ?]í¡?¡lj¡zzi;nºl;¡¡n U
zación y funcionamiento fue importante y que no fueron alcanz¡fdns d;nz:¡c¡
de nuestras comunidades (andinas)... utonc y
(Arguedas 1968: 7); a ello se inistrativo colonial (...lo que permitió...
])u lc,ce::g
aunó la propuesta de que la separacion entre “repúb
lica de españoles” y ?ii::rrollo del ayllu que, sin embargo, no pud9 escapar %cólu;g;
“república de indios” como consecuencia de la (19“ d . s.ismm:;
política colonizadora nial convirtiéndose por vía propia en comunidad
pemitio. no sólo antagonismos y a la larga oposición las caracteristicasque Matos c‘fu:uenm! para tlo o —
de castas y clases, justamente,
sino (y ésta es una pregunta sustancial) “ ¿Qué
elementos de la orga- de la comunidad indí del
gena drea andina” se reflejan en el man ‘Jc e
_
nización de las comunidades de Castilla tomó,
principalmente Toledo, espacio fisico, bastante signiñca(ivq :f'pcs:¡r de la pgmlmn:aníl
e _
en su política de organizar las poblaciones de indios
con vistas a su apro- dación de que ha sido objeto”, condición que es equivalen
anticipa da por Matienz o, si se piensa e
toledana de reducción,
4. n nueva de este prob‘lc ma ;c(l]:i I
Las diferencias que pueden apreciars entre este texto de Mommsen y la ci- territorio continuo. Toda discusió
1a que aparece con el No, 1 en la edición on'cs cd ¿Ías
castellana de Las comun
aldea y de marca del Perú Antiguo (p. 53) se deben probableme idades de evidencia sobre la situación de los ayllus en las _reducc¡
e .
trata no de una
nte a que se
cita textual, sino adecuada por Cunow, en la traduc XVI, sobre los cambios producidos en la tenencia de la nc-rr?
Mommsen, muy de acuerdo con Fustel de Coulanges, plante
ción,
aba una forma
reducciones y de los ayllus de ellas a lo Ia¡rgo de las compojxclxon::ci
del mancj
evolutiva: en época posterior sucedía a la inversa:
los nombres de lugares se tierras iniciadas a fines del siglo XVI, y siempre a la luz
transforma ban en patrenómicos, simultáneo de distintos niveles ecológicos.
24 Avila, parcialidod y emia: destindos y acla
raciones
Reflexiones sobre el caso de Colluguas — 25

embargo, no se puede afirmar atn si el reparto del mismo en dife-


rentes reducciones se debió a una dispersión previa a las mismas o
ejemplos: al hecho que durante la Visita General del Virrey Toledo los mis-
a. En la visita a Yanqtfe Collagua mos pobladores andinos o sus curacas distribuyeron así a la pobla-
s (1591), se menciona varios
en que un ayllu está repa casos ción para no perder el acceso a distintas ecologías; si fuera así, la
rtido en diferentes redu
ejemplo, el caso del ayllu Pah ccio nes; tal, por visita estaría mencionando la multiplicidad de ecologías conocida
ana Collana Pataca, de Cop
oraque, como verticalidad (6). Las instrucciones mandadas hacer por el
virrey Toledo hablaban de reducir a la gente andina previa infor-
es el del ayllu Collana, tam mación que permitiera reunirla por “su parcialidad y ayllo”
bién de Coporzque (donde
curaca Pedro Quispe), con vive cl (Toledo [ 1570-75] 1924 : 133): teóricamente, debieron cumplir
ramificaciones en Tisco y
(Yanque Urinsaya [1591] en Sibayo los visitadores (Lope de Suazo para Collaguas) con reducir a la
1977; 273, 293 y 344). Se
ambos casos, de un solo trata )c,n gente de esa manera, la evidencia hoy conocida de las visitas poste-
ayllu distribuído en una
que reb'nsa el nivel amplia reg,íón riores (por ejemplo, la ya mencionada de 1591) parece guardar el
de una reducción; si no fuer
e un solo ayllu, no orden de la de Lope de Suazo en los años *70, cuyo padrón no
conocemos aún para Collaguas.
r.nenfo posterior —también
de Collaguas— deja tes Un segundo caso puede estar constituido por los pueblos ubicados
amb¡fq de difusión —o de timonio del
control— de un ayllu, bien en las márgenes del río Siguas (concretamente Hanca, Taya, Lluta,
condn?wnes coloniales: que bajo
“Don Alonso Con
dori, z.ion Juan Visjq Querque, Pitay), “que presentan como particularidad el ser com-
Francisco Cama y Lorenzo
Maque, naturales del pue partidos por las tres cabeceras (“cabeceras” coloniales de Colla-
ayllu C:{pa hanansaya... blo de Cu]lall‘il
parecemos ante V. Merced
y dezimos que‘ guas, es decir, reducciones principales de los tres repartimientos
noscnl_'na.mos a don Pedro Hanpi
a cobrar la tasa de los simarr de la provincia colonial: Yanque, Lari y Cabanaconde) y el ser
de Laricaxa y truxo de allá ones
la tasa de plata sesenta Y aparentemente habitados en forma temporal por diferentes ayllus
ensayados e entregaron a don Pedro
cinco pesos
Hilaguacha mandón y cobr que se turnan en la explotación de recursos que no se dan a orillas
qor de tasa de un ayllo a-
Capa y los dichos pesos del Colea...” (Cock 1978 : 99). Aquí no se trataría de estableci-
Sino quatro no mar eci ó más
pesos y seis tomines se entr
a a la tasa como pagados mientos permanentes ni, en consecuencia de ayllus estables, pero
Su Magestad. Otrosí tambié a
n enbiamos Por el Cuzco sí de “islas” o colonias compartidas por diferentes ayllus.
tasa de plata a Diego Fra a cobrar la
nco Yy Diego Ossa...” (Archi
de la Nación, Juicios de Residencia,
vo Gcnera‘l Se hace difícil aceptar que su manejo excluia totalmente toda
año 1610, Gonzalo Gó
de Herrera, leg. 21, cuad.
55, 1. 1264). ; =
:‘" estudiar a Jz?s curacas Cabe mencionar aquí una vez más la necesidad de buscar los protocolos de
de Collaguas se ha precisado los visitadores toledanos, que relaten más
4 io que se realiz el intercam- ajustadamente la forma como se
aba y la complementaried realizaron las reducciones finales, y ver si allí hay algún criterio que expli-
os diferentes ad que se buscaba entre
asentamientos del mis que algo más en torno a este problema. Los textos publicados de la visita
mo ayllu (Cock 1978);
sin
de Toledo (Cook ed. 1975) son sumamente sucintos y, al parecer, existe un
manuscrito más completo de la misma Tasa resumida en la época del virrey
era ('¡lrmm dentro del sect s Martín Hanco o Chuquian- Enríquez; lo que no se conoce es la existencia de más documentos de visita
T. or urinsay del corregimient
N la visita posterior ded 1617 o, tanto en como los existentes para Chucuito y que esperamos publicar pronto (Gu-
7727721 5,303, (cfr, - Ya Yauque ava T | 1591 tiérrez Florez y Ramirez Zegarra 1574, Ramirez Zesarra 1575: cfr. tam-
322 ,v376:LmquvHnll.ll bién los trozos publicados de
wu_ vu 1616:381)] ambos visitadoresen Historia y Cultura4, Li-
[ ] ma, 1970).
guas - 27
á E - , Reflexiones sobre el caso de Colla
26 Ayllu, parcialidad y etnia: deslindes y aclaraciones

hacerlas
ar inmediatas respuestas; para
_.
forma d ;:ap;zer:;:;x:equ,g/
i Ó se trataría de situaciones simi-
qge sólo algunas preguntas antes que busc n un largo tra-
las crónicas, que requiere
— ccion T d de Cochayuyo en | a costa de Arequipai dejaré voluntariamente de lado voy a remi tirm e en
sus afirmaciones,
ñadir qué si no se trata ra de establecimiento:
imi ; bajo que permita calibrar mejor y
de las visitas de 1540, de La Gasca
nentes, + no 10 generarían
gene tampoco víiinculos de reciprocidad, ia sino só cambio al contexto más limitado pista
rrogatorios y sus respuestas una
de redistribucion por los curacas. P A de Toledo, para buscar en los inte
a las crónicas por gusto, sino por-
dC;s]odge rc:íucr]:ióo;scs más lejanas, como por ejemplo, en Moquegua ¡nicial. No se trata aquí de marginar esta natu-
más posible) una búsqueda de
nn entre y 1714 el Libro de atrimonios que es más fácil (hasta, quizás, diacrónicamente.
Matri T (San Ignacio , seriables, incluso
; gente del valle del Colca ( Y: raleza en documentos más fácilmente sufrido ediciones
No debemos olvid ar, de otro lado que las crónicas han i-
de un desarrollo auténtico del posit
Tisco), además de otros procedentes de ámbitos
"de difeac i
dades
: del Lago Titicaca, , regiones
regi másá alejadas - casi siempre cuestionables, la falta os del pres ente ,
pero si — siglo pasado y de inici
cionadas
adas |con el Lago, ; como por ejemplo,
j vismo en el Perú de fines del e sus tarca s,
:
Larecaja). a
Generali el oriografía erudita que, entr
coadyuvó a privarnos de una hist y el
se explicita el ayllu de procedencia de los contrayentes. m s de las crónicas. La importancia
considerara las ediciones decorosa ediciones son más
visitas es reciente, y sus
- fu:¡¿l,º:];re;
El crn::: se.¿r:na d'e ayllus con “prolongaciones territoria- interés que han adquirido las
M a ‘ccnbp (pnme{ caso), del valle (segundo caso) ¢ cuidadas.
o por Espinoza (1967) para Ca-
— pl…¡íc:'¡" {lo caluma] (u.erccr caso): ciertamente que la En 1540, usando el texto publicad averiguar
m i ogxsmo} (verticalidad) hace comprender mejor explícitamente planteadas para
jamarca, las preguntas fueron ,
s cuidado, ¢ ansí a vos lo mandamos
vor curacas y parcialidades (“Ternei
dl i it n c,\btanhdos por zonas tan amplias y progresiva-
cada caci que, e el ál
hay en la tierra de
que sepaís las parcialidades que si a cada parci ali-
de control dcpéndífn Z'Í]“º;cº']ºa“;::::': - 5";8""]‘]‘“ N ere las asentaréis por
es el que más manda. E si las hubi rientos,
del
el curacas de la misma: ; sin embarg el cacique que las mandare” (Bar
mbargo deTesto, el hecho
e de en e ra dad con sus indios aparte con ente por defi ciencia
p;iddau;flgscl;; a_:'elrl]l:]s er)¡l las ¡slní puede darnos un mejor p¡.lc:tlz:¡d];
[1540]1967 ): aquí no se indicó ayllus, visiblem
s se hacen evi-
Es a …'¡Zeo cí dffinnfc:on del mantenimiento de la recipro- atorios de la misma, pues esto
de la visita y de los interrog n inicial de no
En hucy asf lslzfs , mencionada por Murra desde 1964;
dentes en la documentacio n posterior (7). Esta impresio
las
!4l aa e l]msneudcr-ne“al observar en la documentación tener algún sentido si consideramos
considerar a los ayllus podría solamente
o E ay [,):nm:; lc:]omas !'J-"-islas" de los ayllus administración que señalaban
del núcleo cédulas y provisiones de la a veces los “man-
o
E e bn o, cl_:¡_n:¡hs¡s de los libros matrimoniales
curacas, sus “pueblos” y sus dependientes, indicand
adjudica-
E e ebe pcmunr ver si se reproducen los criterios ndaria en estas provisiones de
dones”; los ayllus son cosa secu Gasc a (cfr.
n hasta los tiempos de La
ción de encomiendas que llega mien das
del
les. Caben preguntas cnl;;izspi;“:?c‘x‘:fi“”;de
1 para ver varios casos de enco
emds, sobre si”]i“im‘“s
el manejo —
económico Loredo 1958, o Barriga 1939-45, (154 9) se
o indcp::;i;\::,Ssasrlclnlcmem'e estd regido por los curacas principales, atorios de la visita posterior
de La Gasca). Entre los interrog de los
a ae o¡.)cmu.onahdnd, manejada a nivel de ayllu o criterio en diversos Jugares
y mantiene prácticamente el mism deba reco ger info rma-
relaciones de reciprocidad simétrica no están ausentes. que el visitador
7 Andes, no se indica expresamente “pu ebl os” e “inf or
sino sólo sobre
- Esta consit 1Ó me lleva nuevamente a una separación —jerar-
:]nts:zn;lcmu ción sobre ayllus y su composición, demá s indio s que
e principales o de los
- - yllu y parcialidad, ; que sól o puede ser resuelta al pare- ! maros héis si los dichos caciques : 55). El
(Serna y Espinoza [l54‘)] 1975
rn"““amlhia';:‘\)emc. puesto que se trataría de buscar el momcn!g
(la supiéredes e entendiéredes...”
i %u‘]qu? :fmbos términos adquirieron un significado delcr‘
Cfr, para Huamachuco, Espinoza 1974 . donde hay una sta de ayllus.
el léxico español del siglo XVI. . Para 1. pach acas .
Pa ello cabe haacer aunque identificados como
28 - Ayllu, parcialidad y etnia: destindes y aclaraciones Reflexiones sobre el caso de Collaguas — 29

doc_umcn¡o de Chinchaycocha, también de 1549, habla de “vos Linato detenidamente la forma como se hicieron estos, y de qué manera se han
car!que de‘l“ balle de Paucartambo e principales e
yndios del vuestros subdividido dentro y fuera de la administración), continúa con las par-
anl?¡elos… (Rostworowski 1975 : 81, passim); lo mismo
ocurre en la cialidades y finalmente “asentando distinta y apartadamente los indios
visita de Atico y Caravelí (Carbajal y Rodríguez [1549]
1977). - de cada parcialidad”; en tercer lugar, supone el texto toledano ubicar
. Fn' 1562, 1a visita de Huánuco, ampliament
e conocida, las huarangas y, el cuarto lugar, las pachacas (cosa aparente, como se ve
se refiere a
- prpvn:-ncxas y repartimientos”, y luego a “pueb en una lectura atenta, pues el texto distinguió primero parcialidad y
los” con”sl; principal e
indios”. Las preguntas más insistentes son aquí ayllu del curaca principal del repartimiento luego lo mismo con la
por la población plo
recursos, se interroga por el curaca de la provin huaranga y finalmente lo mismo con la pachaca; esto sugeriría una
cia (incluyendo en yl.l x
la parcialidad de los Quero, por cierto). jerarquización simultánea). Finalmente, se llega a “asentando todos los
-
indios que cada parcialidad tuviere en cada pueblo del repartimiento..
E_n(cambio, en la visita general de Francisco
de Toledo es cuando por manera que aunque las tengáis en diferentes pueblos, en la visita
Ia' edministración precisa más sus requerimientos
::;;i?i:;sg:olos ay]!us: Os inform?réi.s cuinta
al preguntar específi- han de ir asentados toda la dicha parcialidad junta”.
s parcialidades hay m:cud;x
— — szs %l:;:' cacnt!ue_s y principales son los que al presente Si consideramos que, en líneas generales (exceptuando en nuestros
rU
man- textos de Collaguas, 1591, toda información sobre huarancas y pacha-
has Pdlclfl!ldflfits. y comenzaréis la visita asentando
la. ¥ apmnfinrpemc los indios de cada parcia cas, que no figura) se han seguido después de Toledo estos lineamientos,
lidad... comenzando que se tiene sobre la relación existente entre
K?;: Icac¡¡(_¡ue principal estando el dicho cabe dudarsi la información
cacique y su mujer y todos sus
os, legítimos y bastardos, con sus nombres ayllus de un mismo ámbito, valle o reducción es correcta, mientras no
y edades; y después de sobre la forma cómo fueron hechas las
toldos cllos lodf)s los indios de su parcialida se tenga mayor información
d y avllo, por 1'…1 dichapcrdcn"
:'Uhl;z[ggslo)sl caiqul\{‘es d_º huarangas con sus {nujer reducciones. No estaría muy seguro si guardaron alguna relación cohe-
cs ¢ hijos e indios a ellos‘
p Io; ,',,;¡o¡ .“211.5¡23 ordc-n !os prm?lpu]cs de pachacas, rente con situaciones anteriores (salvo casos específicos, por ejemplo, el
asentando
T m ma,¡!:- cada parcialidad lum’"rc en cada pueblo área de Chucuito, donde Hyslop afirma que las reducciones toledanas se
del reparti-
v l, s ra que aunque los ?cngms en diferentes pueblos, hicieron sobre “reducciones” incas, 1976) si se recuerda que en los años
en la 80 del siglo XVI, cuando se redactaron las Relaciones Geográficas de
\an“c ir asentados toda la dicha parcialidad junta: y
orden 'ha_bc¡sdcír haciendo la dicha visita en todos por esta Indias había dudas de si las reducciones habían respetado los patrones
los pucbl.o; díl dict ;
rcpamm_¡cn m.._." (Toledo [1570-75] 1924: 133). antiguos de poblamiento y se señalaba que incluso habían dispersado
El texto su"icr;L ‘so
::n:mn Jerarquizacion, sí un ord.cnnmicmo poblaciones que estaban juntas y juntarido otras que estaban dispersas;
para la visita, qn:deb.er;¡
pararse con los padrones existentes, para Collag no siempre se logró mantener la vecindad a los antiguos emplazamientos:
uas por ejemplo
:-aur'lq uc sean pos}criorcs). en busca de establ “Y en la dicha visita (de Toledo) de los indios, se redujeron en pueblos
ecer mejorel ordenm::ic:fiu
pírl?r?f:;c?:nlísjf]?;gl;:;¡gr;ní?:…' en las partes que pareció más comodo a los visitadores, y parece serán
Ser puesta en duda rápidamente para el sustento de los
- ; o permanentes, por haber en ellos lo necesario
ia iceion, que más adefante precisa una
Íie;rgg:zfíºscíí;igíggí:en::;?:lgs y de indios (excluyendo, ciertamente, el acceso a otras ecologías...), puesto
huarangas...” (Ibídem 142),
s uier otro que algunos que fueron reducidos de dos leguas y de una legua, siempre
géne a i que
:::;ii) n revela la necesidad de realizar íngT:rL,: ii;;;?;fl;:-;r:;:':; se quejan, diciendo que en sus pueblos viejos tienen sus sementeras,
T como se estableció la categoría cllos dicen chácaros, y que les es de mucho trabajo illas a beneficiar”
ay/! E ió
ñola, y señalar su coexistencia o dgifcr:n
?i;Ilcuié:nc](?l ld]:’;'lcl?::]cigl::!mon a
(Monzón [1586] 1965: 238).
LJ. .do'c:¡mcmación toledana estableció de Asi, en las visitas toledanas conocidas, las de Chucuito por ejem-
esa manera un orden a grupo parental. mientras que parcialidad
sa en Jos repar
enerttimie
imienntos
tos (ello nos plo, ayllu quedó reducido
obliga a estudiar más fue establecida como régimen de mitades, en formas conocidas ya. Se
30 Ayllu, parcialidady etnia: deslindes y aclaraciones

requiere sin embargo un afinamiento en los criterios para buscar en


documentación pretoledana una mayor información; en esta búsqueda
de una precisión conceptual deben ayudarnos los ejemplos del tipo de
los mencionados, y también una compulsa con los textos de autores
como Polo de Ondegardo y Francisco Falcón, para precisar el sentido y
alcances que se dió al término; la publicación de las restantes visitas de
La Gasca será fundamental. La aclaración que se busca incide entonces
en el análisis del léxico y su empleo; ello hace necesaria aquí la ayuda
de los lingiiistas.
De la búsqueda realizada para esta aproximación no puedo menos
que reconocer la imprecisión inicial del término ayll, asi como su pos-
terior identificacion con un sector de la parcialidad (hanansaya o urin-
saya); lo que no queda claro es cómo se llegó en cada caso a la identifi-
cación entre ayllu, reducción y comunidad, éste es un problema
por
resolver,

Documentación

LORES, Pedro y Juan RAMIREZ ZEGARRA


1574 “Visita y tacha (sic) hecha de orden y por comisión del Virrey del
Perú don Francisco de Toledo de los Yndios de la provincia de Chu-
cuito que eran del patrimonio real”, A.G.I. Sevilla, Contaduría 1787
(versión paleográfica de Franklin Pease G.Y.).
ICHUÑA
1685-1714 — Libro de matrimonio de la parroquia de San lgnacio de Ichuña,
Ar-
chivo Parroquial de San Pedro, Tacna,
RAMIREZ ZEGARRA, Juan .
1575 “Información que hizo . . ., corregidor de la provincia de Chucui-
to.... delatassa que pagaron los yndios. . ... A.G.I. Contaduria
1787 (versión palcográfica de Franklin Pease G.Y ).
YANQUE URINSAYA
[1571) 1977 “Visita de. ", en Pease ed. 1977,
YANQUE HANANSAYA
1616 “Visita de.....”. Archivo Parroquial de Yanque,

BIBLIOGRAFIA

ALVAREZ, Angélica
1925 “Ayllu Ankcoccahua”, En: Revista Universitaria, NO 47, Cuzco.:
LA VOZ PARCIALIDAD EN SU CONTEXTO
EN LOS SIGLOS XVI Y XVII

Maria Rostworowski de Diez Canseco

La voz parcialidad ha sido ampliamente usada en los siglos XVI


y XVII en el Virreinato del Perú, y se hace preciso observar su significa-
do en España. luego su aplicación en el ámbito andino y por último en-
contrar la voz equivalente en idioma Quechua.
La expresión de parcialidad proviene de parcial y del latín pars,
partis, parte o sea lo relativo a una parte de un todo. Covarrubias en su
diccionario Tesoro de la Lengua Castellana o Española (Barcelona 1944
[16i1] encuentra que la palabra parcial equivale a parcialidad o sca el
que se arrima a una de las dos partes. Para él. la palabra parcialidad con-
tiene un concepto de algo que no es completo. que es dividido.
Según Gutiérrez Nieto, profesor y especialista en la historia del
medioevo español, la voz parcialidad significa: “Banda o Banderi-
lla y en lugar de vincularse a persona, apellido u voz. tiene el sentido de
un nexo topográfico referente a los que han nacido y son de la parro-
quia, ya sea de arriba o de abajo”.
En esta definición se entiende el concepto de lugar unido a una
clara división en dos mitades del habitat. En cuantoa la voz banda a la
que se refiere Gutiérrez Nieto,según el Diccionario de la Lengua Caste-
llana de la Real Academia Española, tiene varios sentidos y entre ellos
el de: “Parcialidad o número de gente que favorece y sigue al partido de
alguno”. y también un sentido geográfico de: “lado. dícese de algunas
cosas de la banda de acá del río, de la banda de allí del monte”.
Siempre según el mismo Diccionario banda o parcialidad es el número
de gente que favorece y sigue el partido de alguno.
La voz parcialidad en su contexto, siglos XVI y XWII 37
36 Ayllu, parcialidad y ctnia: deslindes y aclaraciones

llamó de Urinsaya que quiere decir: “cosa que sirve a


Siguiendo la aceptación de parcial como de una parte dentro de
lo bajo” (Rel. Geog. de Ind. 1881, Tomo II, pág. 38-
un todo y la indicación de arriba y de abajo, entendemos que era usual Pacajes).
en la peninsula hacer uso de emplazamientos geográficos que señalaban
un Jugar en relación a otros en distinta altura o nivel. De allí que no lla- y otra cita tomada de la Descripción General (del Corregimiento
y Pro-
mará la atención de los españoles el hecho de que. los Señoríos indige- vincia de Chayanta (British Museum M.S. Españoles, add. 17590, fol.
nas estuviesen divididos en dos mitades, ya sea de arriba o de abajo o de 31v-año 1746).
derecha e izquierda. “En cada repartimiento o pueblo ai dos parcialidades
de Indios la una de Anansaya y la otra de Urinsaya y
De acuerdo con este razonamiento el equivalente de paruahdad los govieman sus caciques governadores y demás sub-
en el idioma quechua sería el de suyu. Según el Léxi on de Fray Domin- alternos que tienen para el efecto.”
go de Santo Tomás:
En otra relación de los pueblos de la provincia de los Pacajes del año de
suvucunti, gui — - hacer partes dividiendo. 1619 dice:
suvo - parte assi diuisa.
“Tiene ochozientos y cinquenta y cinco yndios tribu-
tarios encomendados en don Xpobal Bela, la mitad
En cuanto al Diccionario de Diego González Holguín vemos que: que es la parcialidad de Urinsaya y la otra de los
Anansaya”.
Suvu - parcialidad
Hanan suyu - el de arriba. y más adelante hablando del pueblo de Caquiaviri anade:
Hurin suvu - el de abaxo. “tiene este dicho pueblo mil y quinientos y treze yn-
dios tributarios encomendados por parcialidades la
esta vez indica una percepción de un territorio o de una unidad dentro de Anansaya está encomendada en el marqués de Oro-
de una nación. También vemos; pesa y en Nuño de Romaní vezino de Guamangay la
Parcialidad de Urinsaya en el almirante Melchor He-
suyuchari - señalar gente por sus parcialidades para jue- rrera. . .” (British Muscum M.S. Add. 13992, fo. 23v
gos, escaramuzas o para ir al trabajo. repartimiento de Chucuito).

Otra prueba de lo expuesto es lo siguiente:


Diversas palabras a base de la voz suvu indican una variedad de concep-
1os como suyuchanacuni, el ponerse en renglera o en orden así en pic o “por parte de don Martín Cussi a don Martín Cari
caciques principales de las parcialidades de H\mnsayn
en sus asistentes para ordenarlos o siyuchani o suvuacarini poner a parte
y Anansaya de la dicha provincia de Chucuito.
cada ayllu o hacer alarde de guerra.
(AGI Audiencia de Lima 1625, año 1588).
El sentido de la palabra suvu que señalamos para traducir la voz
parcialidad está confirmada en numerosas citas como por ejemplo: Según Juan de Matienzo en:
“cada repartimiento o provincia hay dos parcialida-
“y lo primero que hizo el dicho Tupa Yupanqui fue des: una que se dice hanansaya y otra de hurinsaya.
nombrarles caciques y principales e hilacatas y divi- Cada parcialidad tiene un cacique principal que
dió los dichos indios en dos parcialidades o bandos. « manda a los prencepales e indios de su parcialidad, y
los unos llamó del bando de Anansaya, quiere decir no se entremete a mandar a los de la otra” (Matienzo
“cosa ques del bando de lo alto” y la otra parcialidad Paris-Lima 1967 [1567].
38 Avllu,parcialidad y ernia: destindes y aclaraciones La roz alidad en su vontexto, siglos XT y XI 39

La siguiente cita proviene de la región del Cuzco: “a esta parcialidad o banda o linaje llamó ayllu, ques
lo mismo que linaje” (cap. 14)
“Francisco Cruz, Lorenzo Arcopa y Fernando yana
indios principales y ordinarios del pueblo de Uricayos Las citas de Gonzalez Holguín y de Sarmiento de Gamboa muestran
partido de Carabaja a vos en nombre de la comunidad una confusión entre los españoles sobre las palabras ay/l y parcialidad,
de indios de dicho pueblo de las parcialidades de confusión que les llevaron a considerar a ambas partes como sinónimos,
Anansaya, Hurinsaya y asillo. . .* (Archivo Departa- cuando en realidad tenían un significado totalmente distinto.
mental del Cuzco - Real Audiendia, Leg. 2, cuad. 1,
años 1775-1797), - Si bien Sarmiento señala que la voz parcialidad indicaba un bando
y cita las mitades de Hanan y de Hurin. añade que eran también linajes
Fray Bernabé Cobo cuenta cómo durante las fiestas celebradas en el o ayllus, palabras que tienen otra aceptación en quechua. Para aumentar
Cuzco:
la confusión de los términos, encontramos que a veces la voz guaranga
“Sentábanse a comer a la larga en ringlera cada parcia- cuyo significado es el número mil, y fue empicada en la división de la
lidad de por sí, a una parte la de hanansaya y a otra población en cifras decimales, era también nombrada como sinónimo de
la de hurinsaya en frente una de otra como dos lineas parcialidad (Rel. Geog. de Indias 1881. Tomo 1. Dávila Briceño, pigs.
paralelas y brindaban los de la una a los de la otra”. 61-77).
(1956, Tomo 11, cap. VI, pág. 245)
Este enredo en las expresiones engendra una confusión y con el
Por último en unos documentos del valle de Jauja: fin de aclarar algo de nuestros conceptos. nos vemos obligados a con-
el cabildo de la provincia templar ciertos aspectos de la voz qvliu. Entrar en la revisión del voca-
deste valle intitulado
Xauxa de la parcialidad y nación llamados Ananguan- blo de manera exaustiva. escapa al presente trabajo; sólo nos limitare-
cas de los reynos del Perú. . .” (AGI - Audiencia de mos a consultar los diccionarios de idiomas nativos y a constatar la
Lima 121. año 1566). existencia de sinónimos regionales.

No tiene sentido aumentar el número de citas. lo importante es confir- Según Fray Domingo de Santo Tomás un:
mar lo indicado más arriba. es decir que la palabra parcialidad corres- “ayllu o villea era un linaje. generación o familia:
ponde a una mitad socio-política de un curacazgo o de un señorío. que ayllompi o ayllontin significaba a cada linaje: o de
a su vez comprendía a varios ayllus. linajes en linajes”.

Sin embargo no tardó en surgir una errónea interpretación de la Haremos notar que existía un equivalente de ayllu en el quechua de la
voz parcialidad. Diego Gonzalez Holguín (1952) en su vocabulario que- costa central enel témino villca. ¿Sería efectivamente una palabra se-
chua, dá a la palabra @/l el equivalente de parcialidad, genealogía, mejante o tendría también otra aceptación a la admitida comunmente
linaje de una nación. Igualmente Sarmiento de Gamboa en su Historia para la voz ayllu?
de los Incas (1940, cap. 11 - 1572 -) refiriéndose a los ayllus del Cuzco En las regiones donde se hablaba la lengua aymara usaban la voz
dice. hahta y según Bertonio sería casta, familia. ayllu. pero igualmente sig-
“a lo cual por el interés se movieron diez parcialida- nificaba semilla de las plantas, de los hombres y de los animales: por
des o ayllus que quiere decir entre estos bárbaros lina- último hathasitha significaba engendrar. No hay ninguna indicación de
je o Bando”. posesión de tierra en común. aunque puede que sea sobre entendido.
más adelante cuando menciona a los ayllus de Hanancuzcos y a los de Otra palibra que también contiene la idea de linaje y familia es la
Hurincuzcos dice: YO7 panaca: según el concenso de los cronistas una panaca se formaba
40 Ayllu, parcialidad y etnia: deslindes y aclaraciones La Ye parcialidad en su contexto, siglos XYI y XVI 41

con la descendencia de un Inca, descontando de ella al que tomaba la adyacente donde posiblemente tuvo origen el sistema decimal de la po-
mascapaicha. Sin embargo es posible de que las panacas existieran de blación. Esta sugerencia se desprende de un voluminoso e interesante
tiempo atrás y que, en cierto orden y concierto elegían de entre ellas juicio entre dos encomenderas de Cajamarca, y de la Visita del doctor
al inca reinante (Zuidema 1964 y 1972). Como hipótesis de trabajo Gregorio Gonzalez Cuenca a Huamachuco (AGI. Justicia 456, cuad
se puede sugerir que el grupo de Manco Capac usaba de dicha palabra año 1562): expedientes que se hallan en el Archivo General de Indias.
desde tiempos muy anteriores a su arribo al Cuzco. El término proviene
de pana-hermana dice el varón o prima hermana o segunda o de su tie- En otro trabajo. hemos hecho hincapié sobre la afirmación de los
rra o linaje o conocida (Gonzalez Holguín 1952). Dicho en otras
cronistas que sostenían de que fué el Inca Tupa Yupanqui el que deci-
dió aplicar a sus vastos dominios una estructura decimal. Es posible que
palabras este conjunto de gente que vagaba por el territorio en busca de
el soberano deseara romper con los moldes administrativos locales y or-
tierras fértiles donde asentarse, empleaba la palabra panaca para
denar el mundo andino a su antojo y convenien instituyendo padro-
designar a sus varios grupos de linajes.
nes decimales de población. Una de las ventajas del sistema de reunir a
Este término gozó, cuando el auge de los Incas, de un gran presti- los habitantes en centenares y miles era el tener una rápida evaluación
gio y de alto rango en la escala social del Tahuantinsuyu. En el Cuzco de la población masculina apta para el trabajo. Significaba el pronto
existieron otras panacas a las consabidas de la lista oficial proporciona- cálculo para poder levantar ejércitos regionales o enviar colonos a dis-
da por los cronistas. Sabemos de Sauasiray panaca, Cuzco panaca, Mas- tintas zonas (Rostworowski Mediciones y Computos en el Antiguo Pe-
ca panaca y de Iñaca panaca (1). De ser correcta nuestra hipótesis la voz rú - Cuadernos Prehispánicos No. 6, año 1978 - Valladolid).
avllu se empleaba en la región del Cuzco antiguo. anteriormente a la lle- En cuanto a la costa norte, es evidente que usaron de grupos de
gada de Manco a la región. parentescos pues en la documentación hay copiosa información sobre
Para seguir demostrando la existencia de nombres regionales para ellos. El problema radica en el hecho de que no conocemos las voces en
los gruposde parentesco que habitaban los diversos lugares y cuya co- idioma Muchic o Tallán. y es de esperar se encuentren un día en algún
existencia local se mantuvo a pesar del dominio inca. nombraremos la expediente. A falta de los términos regionales que, seguramente cayeron
voz pachaca. muy pronto en desuso debido a la dificil pronunciación de los idiomas
Esta palabra indica el número cien e igualmente era empleada en norteños, usaron en los expedientes de las voces de avllu, parcialidad,
los computos decimales de la población compuesta por tributarios ap- pachaca en una gran confusión y como sinónimos entre si. De lo que no
tos para el trabajo. Su origen como sinónimo de aylls fue posiblemente hay duda es de la existencia de tales grupos de parentela.
usado en la sierra norteña, en Cajamarca, Huamachuco y en la región De los ejemplos citados podemos decir cómo hipótesis de que. la
voz avllu perteneció a la sierra cuzqueña y ayacuchana y fue empleada
durante el Tahuantinsuyo
junto con otras palabras regionales (2).
nientos de Gamboa 1943, cap. 13; Molina el cuzqueño 1943: 32; para
Iñaca panaca ver Acosta 1940, libro 6, cap. 21, pás. 494: Cobo 1956, pús Es muy posible que los españoles contribuyeron a dar a la palabra
82-83: Sarmiento de Gamboa 1943, cap. 31; Morúa 1946,1ib. 1, cap. XV: avlle una mayor difusión en el mundo andino. como sucedió con un
Ms. Archivo del Colegio de Ciencias del Cuzco, leg, 8, cuaderno ?'
1713, Informaciones de Toledo-Levillier 1940. Tomo. 2, páz. 115. 2. Los términos regionales persistieron a pesarde la dominación cuzqueña no
Los cronistas arriba citados cuentan de que el Inca Pachacutec era oriundo sólo para la voz ayllu sino en otros muchos casos. Lo hemos comprobado
de Iñaea panaca y cuando en pleno poderío, reformó dicha panaca para for- en la medición, ver: Rostworow nes y Computosen el Antiguo
mar Hatun Ayllu o gran linaje. Sin embargo 2ún en 1713, en la Visita y Perú”. n: Cuadernos Prehispánicos NO 6. Universidad de Valladolid 1978.
Composición de tierras hecha en el Cuzco por el marqués de Valdelirios Otro ejemplo es la voz ehasquí cuyo sinónimo usado en el quechua de la
entre los linderos de otras panacas son mencionadas las tierras que posefa costa central era el de cachae o ñanenineha-mensajero (Fray Domingo de
Iñaca panaca y cran separadas de las de Hatun Aylhu, Santo Tomás, 1950).
42 Ayllu, parcialidad y emia: deslindes y aclaraciones La voz parcialidad en su contexto, siglos XUy XVIL - 43

número elevado de otras voces, ya fuesen ellas del idioma quechua, mu- les fuese permitido pescar en caletas que no fuesen las propias y señala-
chic o de otros lugares de América. Queda por investigar sí en las diver- das para dicho efecto.
sas regiones, las palabras locales tuvieron el mismo sentido o si experi-
Si bien mencionamos las tierras de los ayllus de los agricultores y
mentaron algunas variantes. Estas noticias muestran lo poco que sabe-
las playas de los pescadores, no sabemos acerca de los ayllus de artesa-
mos acerca de la palabra av/l y si fue empleada de manera general y
con la misma noción en todo el territorio andino en tiempos pre-incai- nos costeños, Quizá sus enseres necesarios para ejercer sus oficios como
cos.
los homos de los ceramistas, las /1avras de los plateros, los grandes ti-
najones de los fabricantes de chicha, todo ello además de sus secretos
Otra interrogante que vicne a añadirse a los demás problemas,es técnicos podian reemplazar los nexos de tierras y de playas.
la definición de lo que es un ayllu. Se dá por hecho de que uno de los
Estas lagunas en nuestros conocimientos sobre los grupos de arte-
requisitos principales era el gozo común de la posesión de tierras por
sanos costeños y las interrogantes en cuanto a nuestra noción de lo que
sus miembros. Es interesante la definición de la palabra avilu que señala
fue el zvllu en el contexto general andino, demuestra que aún falta una
el texto de Avila (1966. pág. 257). Según sus informantes:
mayor investigación sobre el particular.
“ayllo quiere decir un número de gente que tuvo ori- Para recapitular podemos decir que lo señalado más arriba explica
gen como si dixessemos Mendocas, Toledos. Y éste mejor la diferencia entre ayllu y suyu. El ayllu era una unidad de paren-
comunmente es un peñasco o una cumbre de un mon- tesco unida por un origen común y mitico. En cambio el suyu o parcia-
te, tiene su especial sacérdote y bien suele tener se- lidad indicaba las divisiones socio-políticas de los varios ayllus agrupa-
mentera y se hazen fiesta cada año. . ” dos en bandos. ello facilitaba la organización de los grupos humanos
mayor
De acuerdo a esta cita. los conceptos básicos reunidos en
el tér- El suyu o parcialidad tenía la función de seruna parte dentro de
mino aviliu son dos. El primero indica una agrupación famili
ar.o de lina- un todo, naturalmente no sólo podía indicar una división dual, sino una
jes. unida entre si por un nexo de parentesco; a sus
antepasados se les triparticion o una cuatripartición. un ejemplo del caso es la palabra Ta-
veneraba con el nombre de malqui y sus cuerpos se guardaban
cuidado- huantinsuyu.
samente. La segunda idea era el de la procedencia común, es decir el
haber salido de una misma pacarina que adoraban todos Las grandes regiones andinas eran designadas como Contisuyu.
juntos. Este Chinchaysuyu, Antisuyu y Collasuyu pero éstas demarcaciones no eran
linaje, familia o ayllu formado por personas de un mismo
origen disfru-
taban y gozaban de ciertas tierras. las únicas empleadas. también se decía Omasuyu a una región sureña
y Colesuyu a la zona que comprendia la región de Camaná, Moquegua,
El tema de la posesión de tierras por un ayllu es import
ante de Tarata, Tarapacá y Arica. (RAH. Madrid. 9-4664. f.6. Perú Obispados
analizar por que encontramos que no era un requisi
to indispensable. del Cuzco. año 1584, Memorias de las iglesias: Curatos, doctrinas y mi-
La cohesión de un ayllu no la formaba la propiedad de tal nistros).
o cual
tierra pués sabemos de ayllus que migraban de un lado
a otro del terri- Estas palabras muestran que el suyu no sólo servía para nombrar
torio de manera voluntaria u obligados por ciertas
circunstancias. Tal el las mitades o moitiés, sino también las grandes divisiones geográficas del
caso de Manco Capac que llegó al Cuzco con un grupo
de varios linajes, mundo andino. Aquíla palabra suyu comprende un sentido más amplio
9 el de los Yauyos que se instalaron en las serranias
de los valles de que la voz castellana de parcialidad pués está vinculada a grandes áreas
Lima y Lurín, para no citar más que estos dos
casos. territoriales. pero siempre conservaba su idea principal de ser una por-
Otro modelo, es el de los ayllus de pescadores. ción de un todo.
que no gozaban de
rras de cultivo: en su lugar poseian unas playas determ
inadas, sin que
44 Aylh, parcialidad v emía: deslindes y aclaraciones

Manuscritos citados.

- Archivo Musco Británico-Londres


Ms. Add. 13992

- Real Academia de la Historia. Madrid. (sigla usada RAH)


M.s 9-4664 año 1584

= Archivo General de Indias (sigla usada AGI)


Audiencia de Lima 1626-año 1588
Audiencia de Lima 121-año 1566
Justicia 456, cuaderno S-año 1562

- Archivo Departamental del Cuzco


Real Audiencia Legajo 2, cuaderno 1, años 1795-1797
Colegio de Ciencias del Cuzco, Jegajo 8, cuaderno 22, año 1713.

BIBLIOGRAFIA

ACOSTA, I'ray José de


1940 Historia Natural y moral de las Indias. Vondo de Cultura Económi-
México. [1550]
AVILA, Franciseo
1966 Dioses y Hombres de Huarochíri. Traducción de José María Argue-
das, Lima, [1598]
BERTONIO. Ludovico
1956 Vocabulario de la lengna Aymara. i:dición Uacsimilar. La Paz-Boli-
via. [1612]
COBO. Fray Bernabi
1956 Historia del Nuevo Mundo, Biblioteca de Autores Españoles. Mu-
drid. [1653]
COBARRUBIAS, Sebastián
1943 Tesoro de la Lengua Castellana o Española, ¿dic, de Martín de Ri-
quer S.A. Horta LE. Barcelona, [1611]
DAVILA BRICERO, Dicro
1881 Descripción + Relación de la Provincia de los Yauyos tode, Anan
Yauyos y Lorin Yauyos. [1586] Rel. Geog. de Indias, Tomo 1, Ma-
drid.
Diccionario de la Lengua Castellana
1884 Real Academia Española, X1 Edición. Madrid,

También podría gustarte