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LA HISTORIA DE COMPLICIDAD ENTRE JORDAN Y TRUMAN (waterboy de los Utah

Jazz en el 1996)
SALT LAKE CITY, en una mesa dentro de una habitación oscura en el antiguo Delta Center,
Michael Jordan yacía de espaldas, vistiendo sólo sus shorts de North Carolina y una camiseta
blanca. Era el quinto partido de las finales de 1997. El estado de salud de Jordan en ese momento
no era el ideal para disputar un partido de ese calibre. Todos recuerdan aquel partido como el Flu
Game.
Preston Truman, 23 años después, recuerda estar solo junto a Jordan en esa habitación mientras
le administraban líquidos por vía intravenosa. Se desarrolló una conexión especial entre Jordan y
el aguador de los Jazz esa noche.
Jordan le dio unas entradas que tenía para el partido y le encargó que se las entregara a uno de
los miembros del staff de los Bulls. Tras coger las entradas, Truman se armó de valor y le
preguntó:
"Oye, Michael, ¿qué harás con tus zapatillas después del partido?"- Jordan le miró y le dijo,
"¿Los quieres?". Truman superado por la emoción del momento contestó, "Sería un honor para
mí". Justo al salir de la habitación, Jordan le gritó: "Serán tuyas".
A Truman nunca se le pasó por la cabeza que esas zapatillas se venderían algún día por más de
$100,000. El adolescente nunca pensó en las posibles consecuencias de aquel momento.
Simplemente saboreó el privilegio de pasar tiempo dentro del vestuario de los Bulls mientras
Chip Schaefer y los médicos del equipo discutían si Jordan estaba en condiciones de jugar aquel
fundamental quinto partido.
"No había muchas personas allí ... Me tenía que pellizcar para creer que todo era cierto '', dijo
Truman." Todavía no puedo creer que en esas circunstancias encontrara el valor de pedirle a
Michael Jordan sus zapatillas ".
Requirió de valor pero también de cierto grado de complicidad que ambos personajes empezaron
a fraguar meses antes. Concretamente seis meses antes, cuando los Bulls visitaron el estado de
Utah con motivo del partido correspondiente a la regular season que debían disputar frente a los
Jazz.
Aquel 23 de noviembre de 1996, Chip Schaefer, head athletic trainer de los Bulls, estaba
intentando conseguir un poco de puré de manzana a Jordan para untar con unas galletas Graham,
que solía ingerir antes de cada partido. Pero en la expedición de los Bulls se habían quedado sin
existencias de dicho puré.
Jordan miró al tímido muchacho que trabajaba como aguador y se dirigió a él, adelantándose a
las intenciones de aquel adolescente, 'Si no consigo mi puré de manzana, no obtendrás tus
autógrafos después del partido'. En aquel vestuario había como más de 100 objetos encima de
una mesa para que Michael los firmara '', dijo Truman. "Salí corriendo con la intención de
conseguir el puré de manzana para Jordan, antes de que saliera del vestuario para su rutina pre
partido".
Truman, en su primera temporada como recogepelotas y aguador, esperaba tanto la visita de
Jordan esa temporada que se perdió un crucero familiar para estar ese día trabajando en el Delta
Center. Jordan contaba con aquel muchacho para que le consiguiera su puré de manzana antes de
45 minutos. Preston recorrió a la carrera todo el pabellón buscando una cocina. Después de una
búsqueda frenética, encontró un bote gigante de puré de manzana en un armario y regresó al
vestuario de los Bulls. Lo dejó frente a Jordan, que parecía impresionado por la diligencia del
muchacho.
"Extendió la compota de manzana sobre las galletas Graham, se las comió y dijo: 'Lo lograste'",
dijo Truman. "Me preguntó mi nombre y dijo: 'Muchas gracias'. ''
Los Jazz infringieron a los Bulls una de sus 13 derrotas en la temporada regular. Jordan estaba de
mal humor después del partido. Pasó de largo junto a la mesa de recuerdos sin firmar nada, pero
se detuvo cuando vio a Truman. Hizo una seña al chico para que se acercara.
"Me preguntó si tenía algo que firmar y tenía un cromo en mi bolsillo '', dijo Truman." Lo firmó,
sonrió y dijo: 'Te veré en junio' ".
Seis meses después, Truman le dio la bienvenida a Jordan de regreso a Utah con sus galletas
favoritas y puré de manzana esperando en la casilla de su vestuario antes del primero de los tres
partidos de la final que debían disputar en el Delta Center. Conmovido por el gesto, Jordan
alegró la noche de Truman recordando su nombre de pila. Aunque trabajaba para los Jazz,
Truman iba a ayudar en todo lo posible a Jordan para que se sintiera cómodo y centrado en el
partido.
Unos días más tarde, desde su lugar de trabajo frente al banquillo de los Bulls durante el quinto
partido, Truman pudo ver cuánto estaba sufriendo Jordan por los efectos de la intoxicación
alimentaria.
"Estaba a dos metros de distancia", dijo Truman.
Vio todas las compresas de hielo que le aplicaban y escuchó la respuesta de Jordan cuando un
médico del equipo de los Bulls trató de decirle que se tomara un descanso: "(F**k) ¡no!" Truman
fue el muchacho que le entregó una toalla cuando, exhausto, se desplomó en los brazos de
Scottie Pippen después de acertar un tiro crucial en la victoria de los Bulls por 90-88, uno de los
esfuerzos más memorables de Jordan anotando 38 puntos en unas condiciones deplorables.
"Fue algo épico. me sentí como si estuviera al lado de Babe Ruth cuando conectó aquel home
run '', dijo Truman." Luego me puse nervioso porque sabía que el vestuario estaría lleno de otras
personas que también querían sus zapatillas''.
Truman llevó a cabo sus tareas post partido mientras no perdía de vista las zapatillas de Jordan.
El 23 de los Bulls fue el último en vestirse, todavía ingiriendo líquidos por vía intravenosa,
cuando John Ligmanowski recogió sus zapatillas. Todavía tenían los calcetines de Jordan dentro.
"Michael le dijo, 'Déjalo. Esas son para el muchacho'", dijo señalando a Truman. El muchacho
no salía de su asombro al comprobar que Jordan recordaba la conversación que habían tenido. La
noche mejoró para él cuando tentando a su suerte, le pidió una fotografía.
"Su guardaespaldas tomó mi cámara y comenzó a tomar fotos", dijo Truman. "Michael se puso
de pie firmó las zapatillas y dijo: 'Lo hiciste bien hoy'.
"Metí las zapatillas en mi bolsa y volví al trabajo".
Truman recibió una oferta de un coleccionista unos años después, le ofreció $11,000 en efectivo.
Por mucho que Truman necesitaba el dinero en ese momento, lo rechazó.
"Fue una decisión difícil"
Las zapatillas estuvieron en una caja de seguridad en un banco del condado de Davis durante 16
años hasta que un amigo le sugirió a Truman que estudiara la opción de subastarlas. Truman
quería compartir su historia y obtener de paso unas ganancias. Después, tenía otro par de
zapatillas que el propio Jordan le dio en las finales de 1998. Por aquel entonces, como director de
ventas de una compañía de telefonía móvil de Salt Lake City pensó que con dos hijas creciendo,
el dinero podría ayudarles en el futuro.
"Así que llamé a Grey Flannel Auctions y después de pedirme que le enviara una fotografía, me
devolvió la llamada después de un minuto", dijo Truman. "Dos días después, estaba en un avión
rumbo al estado de Utah. Cuando vio el par de zapatillas dijeron, 'Dios, esto es increíble'. ''
El subastador autenticó los zapatos por las marcas de desgaste y estimó que podrían alcanzar
hasta 40.000 dólares. Para sorpresa de todos, en diciembre de 2013, aquel par de Air Jordan 12
negras y rojas que se usaron durante el "Flu Game" recibió 15 ofertas y se vendió por $104,765.
Truman no supo nada sobre el comprador anónimo, excepto que la puja venía del "extranjero".
Con el dinero obtenido en la subasta, Truman pagó algunas deudas e ingresó el resto en un fondo
universitario para sus hijos, evitó malgastar ese dinero. Hoy en día todavía conduce un Acura
2006.
"El dinero cambió mi vida pero, no me hizo perder la cabeza", dijo Truman. "Es bueno tenerlo".
Casi tan bueno como los recuerdos que le traían la procedencia del mismo.

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