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NOVENA AL DIVINO NIÑO JESÚS

Tercer día de la Novena


Por la señal de la Santa Cruz...
Acto de Contrición:
Jesús, mi Señor y Redentor. Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me
pesa de todo corazón porque con ellos ofendí a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a
pecar, y confío en que por Tu infinita misericordia y por los méritos de tu Santa Infancia, me has de
conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA
¡Oh Divino Niño Jesús! Confiando en tu infinita misericordia y bondad, quiero hacer esta novena para
presentarte con sencillez mis necesidades espirituales y materiales.
Cuando vivías entre los hombres, conversabas con tu Padre Celestial, en actitud confiada de
adoración, alabanza, gratitud y petición. Así quiero que sea mi oración, especialmente en estos días
de la novena.
Tú eres nuestro intercesor ante el Padre; Tú pediste por las necesidades de los hombres. Hoy te
presento mis propias necesidades. Me acojo también a la intercesión de María, Madre tuya y también
mi madre, para que, como Ella, me des fortaleza para aceptar y hacer siempre tu voluntad. Amén.
CONSIDERACIÓN PARA CADA DÍA:
DÍA TERCERO:
AMOR DEL NIÑO JESÚS A SU MADRE SANTÍSIMA
Del evangelio según San Juan
“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María
Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre:
«Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el
discípulo la acogió en su casa”. Palabra del Señor.
Después del amor a su eterno Padre, es María, su Madre, el más ardiente y tierno amor del Niño
Jesús, el dulce objeto de sus eternas complacencias. Ella es la virginal doncella que desde siempre
eligió para madre suya, colmada desde el primer instante de su ser natural con la plenitud de todos
sus dones y gracias divinas. Es la "llena de gracia", porque está llamada a ser la Madre purísima del
Verbo Encarnado. Por tanto, si queremos agradar al Divino Niño Jesús, amemos y honremos a María.
¡Oh mi amado Jesús Niño! graba en mi alma la semejanza con tu querida Madre, y concédeme la
gracia de encomendarme siempre a Ella y de amarla con los mismos sentimientos filiales de tu divino
corazón. Amén.
Padre nuestro, avemaría y Gloria
OREMOS
Haz Señor,
que sepamos reconocer la divinidad de tu Hijo
en la humildad de su Encarnación,
y confesar su omnipotencia
en la debilidad de su infancia,
para que, siguiéndolo con sencillez de corazón,
acojamos como niños tu Reino,
y consigamos el premio prometido a los humildes.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que por ser Dios, vive y reina contigo,
en la unidad del Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
Gozos
Dulce Jesús mío,
mi niño adorado
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!

¡Llave de David
que abre al desterrado
las cerradas puertas
del regio palacio!
¡Sácanos. Oh Niño
con tu blanca mano,
de la cárcel triste
que labró el pecado!

¡Oh, lumbre de Oriente,


sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas
tu esplendor veamos!

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS


Acuérdate, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras
para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los meritos
de mi infancia y nada te será negado”. Lleno de confianza en Ti, ¡oh Jesús!, que eres la misma
verdad, vengo a presentarte mis necesidades.
Ayúdame a llevar una auténtica vida cristiana, para conseguir una eternidad feliz. Por los méritos
infinitos de tu encarnación y de tu infancia, concédeme la gracia que te estoy pidiendo (aquí se
expresa el favor que se quiere alcanzar). Me entrego a ti, oh Niño Omnipotente, seguro de que
escucharás mi súplica y me fortalecerás en la esperanza. Amén.

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