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Orígenes apellidos

Saavedra
Se trata de un apellido de origen gallego, procedente de las cercanías de Lugo, desde donde se habría
extendido a toda la península.
El origen de esta familia se ignora; fábulas fantásticas lo remontan a Hércules, Rómulo, Calígula, etc.,
pero informes más veraces inciden en admitir como tronco de esta antiquísima casa de Galicia a Don
Fernando o Ferrán de Saavedra, que vivió hacia 689 y fue fundador del Castillo de Eris, en el Coto de
Saavedra, perteneciente hoy en día al ayuntamiento de Begonte, en Lugo. Valiente y esforzado
guerrero, capitán del rey Don Pelayo, sus hijos sirvieron al rey Don Alfonso I, “el Católico”, y a Don Alfonso
II, “el Casto”. Fueron condes de la tierra de Miño y ricohombres de Alfonso III, “el Magno”.
Don Payo Fernández de Saavedra acompañó al rey Alfonso VI en 1085 en la conquista de Toledo. El apellido
se halló en la conquista de Jaén, Córdoba y Sevilla, donde caballeros de este linaje obtuvieron
repartimiento de tierras. Pertenecían a la Orden de la Banda, asistiendo en la batalla de Salado e
intervinieron en toda la guerra de Algeciras, alcanzando señaladas victorias en Tarifa, Antequera,
Archidona, Ronda y Gibraltar.
La antigüedad, poderío e importancia de este linaje quedan claramente reflejados en los datos
registrados en sus primeras generaciones, de los fundadores de sus ramas, que fueron Grandes de
España, famosos capitanes, prelados, caballeros de órdenes militares, académicos, juristas, políticos y
célebres escritores, todos ellos en los más altos cargos y en las más elevadas jerarquías nacionales del
Nuevo Mundo.
El título de Marqués de Saavedra fue concedido por Don Alfonso XII, el 23 de diciembre de 1875, a Don
Rafael de Imaz y Arias de Saavedra.
Sáinz
Sáinz es un apellido patronímico derivado del nombre propio Sancho (Sanctius), al igual que Sáenz, Sáez y
Sáiz, muy usado en la antigüedad, que ha tenido gran difusión en todas las regiones españolas y en países
iberoamericanos.
A su vez, el nombre Sancho deriva de Sauco, una de las más antiguas divinidades romanas del ciclo de
Júpiter. Con la llegada del cristianismo, fue considerado santus, es decir, aquel que es perfecto y está libre de
toda culpa.
Su origen se cita en las montañas de Santander, aunque también se encontraban solares de este linaje en
Vizcaya, La Rioja y Navarra.
Una familia apellidada Sáiz de Larramendi tuvo casa en Legaria, Navarra. Una familia se ubicó en Riaza,
Segovia, y probó su hidalguía en la Real Chancillería de Valladolid. Otra línea Sáiz radicó en Arévalo,
Ávila. También los Sáiz castellanos se establecieron en las poblaciones burgalesas de Miranda de Ebro,
Burgos, Arcos y Poza de la Sal.
Ante la Chancillería de Granada, probó su hidalguía Juan Sáiz de Trueba, de Selaya, Cantabria, vecino de
Guadix, en Granada (1832).

Salas
Es un apellido de origen judío. Provendría de la voz aramea Saalah y, según dicen, habría llegado a
España con los primeros exploradores judíos enviados por el rey Salomón, quienes habrían entrado por
Sanlúcar de Barrameda, Andalucía, fundando El Carambolo, la primera ciudad judía en España. Aquella
familia sefardí se habría convertido al cristianismo y la casa de Salas se habría asentado en la región de
Málaga. Desde allí, una parte se habría dirigido a Asturias, donde se habría fundado la ciudad de Salas,
llegando a formar parte de una jerarquía de reyes de Asturias.

Salazar
Se trata de un apellido toponímico de origen navarro, originado probablemente en la Edad Media, en el
Valle de Salazar, actual Navarra; también de forma independiente en Salazar, Burgos.
En el caso de Navarra, el nombre de Valle de Salazar podría ser un compuesto de Salha, que significa
casa, caserío o heredad en euskera, y zahar, que significa viejo, también en euskera, significando entonces:
casa vieja. Aunque también se sostiene que podría derivar de Sarats, que significa en euskera sauce.
En el caso de Burgos, la población de Salazar podría tener la misma etimología que la villa riojana de
Sajazarra, que aparece en 1075 en el cartulario de San Millán de la Cogolla como Saggazahar, un
compuesto de Sagga, derivado de Salia, nombre que los romanos dieron a un río y zahar, del euskera
viejo, significando: el río Saja viejo.
Según Lope García de Salazar, los Salazar descienden de uno de los godos escandinavos que supuestamente
desembarcaron en Santoña, Cantabria, en 740, para ayudar a los godos peninsulares, que se estableció
en el mencionado Salazar de Burgos.
Según otros historiadores, después de la invasión de la península por los sarracenos perseguidos por
Carlomagno, los nietos de Euron de Aquitania, Galindo de Salazar y su hermano Gastón, poblaron y fueron
señores del valle navarro de Salazar. El rey navarro y sus caballeros, envidiosos de sus riquezas y
poderío, los expulsaron del reino, quedándose con sus haciendas y castillos. Pasaron entonces a Castilla
y se establecieron cerca de Medina de Pomar, Burgos, en un lugar al que también llamaron Salazar.
Los Salazar de Vizcaya descienden de los de Burgos. La cuna de este linaje fue el Castillo de Muñatones,
en Muskiz, Vizcaya. Estos participaron en las guerras de bandos del lado oñacino; tuvieron casas en
Somorrostro, Gordejuela, Orduña, San Salvador del Valle, Bilbao y Portugalete.
Diversos linajes de este apellido probaron su nobleza e hidalguía en las órdenes de Santiago, Calatrava,
Alcántara, Montesa, Carlos III y San Juan de Jerusalén, en la Real Chancillería de Valladolid y en la Real
Compañía de Guardias Marinas.
Varias líneas de este apellido pasaron a diversos países de América.

Salcedo
Se trata de un apellido de origen vasco, que podría provenir de sarats, que significa sauce.
El fundador de este linaje fue Don Rubio Díaz de Asturias, descendiente de los Álvarez de Asturias, condes
de Noreña, descendientes de los reyes leoneses. Don Rubio habría abandonado Asturias por causa de
algunas discordias que tuvo con alguien de la familia, pasando a Bizkaia, en el s. XI. Fue conocido como
Don Flavio Rubio de Aranguti, Señor de Salcedo. Fue sucedido en el señorío por su hija Doña María de
Salcedo, que casó con Galindo Velásquez de Ayala, Señor de Ayala y bisnieto del infante Don Vela, hijo de
un rey de Aragón, fundador del Señorío de Ayala. Vinculados ambos señoríos, Don Rubio dispuso que
los descendientes de su hija llevaran el apellido Salcedo.
Don Lope Hurtado de Salcedo fue Señor de la casa fuerte y solar de los del linaje de la Plaza, entre los siglos
XV y XVI, contero de la real casa de la reina Juana, “la Loca”, gentilhombre de cámara del emperador
Carlos V, embajador en Saboya y Portugal y progenitor de los condes de Garciez, grandes de España.

Salinas
Se trata de un toponímico, procedente de poblaciones de su nombre, como la Villa de Salinas de Oro,
en Navarra; Salinas, en Alicante; Salinas de Añana, en Álava, Salinas de Pisuerga, en Palencia, etc. La
idea de salinas implica la presencia de lagunas saladas, aprovechadas para la extracción de sal.
Algunos citan como tronco de este linaje a un caballero romano llamado Marco Livio Salinator, que fue
cónsul en el año 219 a. C. y que venció, junto con Claudio Nerón, al cartaginés Asdrúbal, en la batalla de
Metauro. Este habría pasado a Hispania, dando origen al apellido en la península.
Hubo casas solares de este apellido en el País Vasco, Navarra, Aragón y Castilla. Desde estos lugares, se
habrían extendido por toda España.
De Aragón fue Guillermo Salinas, que pasó en el s. XIII a la conquista del reino moro de Valencia,
sirviendo al rey Jaime I de Aragón.
De Mondragón, Guipúzcoa, fue Don Plácido de Salinas, General de la Orden de San Benito y Abad del
Monasterio de Montserrat, en el s. XVI.
Otros Salinas castellanos, murcianos, extremeños y andaluces probaron su hidalguía ante las Reales
Chancillerías de Valladolid y de Granada. En la de Granada lo hicieron, entre otros: Juan de Salinas,
vecino de Las Cuevas de Cañatazor, Cuenca, en 1528; Rodrigo de Salinas Pineda, vecino de Sevilla, en
1608; y Carlos Salinas Moreno, vecino de Murcia, en 1773.
Jerónimo de Salinas fue uno de los conquistadores españoles del Nuevo Mundo; descubrió la Nueva
España con Cristóbal de Olid y tomó parte con Narváez en las tomas de Jalisco, Zacatula, Panuco y
Tiltepec, en México.

Sambrano
Sambrano sería una deformación de Zambrano, cuyo origen fue el municipio de Zambrana, en la provincia
de Álava, en el País Vasco, España, y significa cima escarpada. Según algunos historiadores, los topónimos
vasco-navarros con desinencia –ana designan antiguas villas romanas de carácter urbano. Según esta
hipótesis, el patrón de denominación de las villas estaría formado por el nombre propio de su
propietario original, seguido del sufijo –anus, que denota posesión, declinado en este caso como
acusativo femenino –ana. Zambrana es una de las localidades citadas como parte de este grupo de
topónimos. Dentro del término de Zambrana, se encontraron en 1981 algunos restos arqueológicos
datados en la época romana y en la alta Edad Media, lo que daría verosimilitud a esta hipótesis.
El primer Zambrano registrado aparece en Baeza, en 1227.
Los Zambrano pasaron a Flandes con el rey Carlos V de Alemania y I de España, y pasaron a Inglaterra
con el rey Felipe II, hijo de Carlos V de Alemania y I de España.

San Juan
Procede del nombre bíblico Juan, proveniente del hebreo Yehojanan, que significa Yahvé es benéfico, con
el agregado del adjetivo san, apócope de santo. Se puede encontrar también las variantes Sanjuan,
Santjuan, Santjoan, Sanjoan.
Berengario, Pedro y Bernardo de Santjoan, oriundos de Aragón, acompañaron al rey Don Jaime I en la
conquista de Mallorca y allí recibieron heredades como premio a sus servicios.
El apellido tuvo casa solar en Cataluña, en la villa de Montblanc, Tarragona, a la que perteneció
Raimundo de Santjoan, que sirvió al mencionado rey aragonés en la conquista del reino de Valencia.
Matías de Santjoan y de Alsina, Caballero del Principado de Catalunya, natural de Alaró de Mallorca,
Doctor en Derecho, asistió a las cortes catalanas de 1626 y 1640, y al Parlamento del año 1653.

San Martín
Se trata de un apellido de origen catalán, que hace referencia a un santo del s. XVI.
En Cataluña, Comunidad Valenciana y Baleares, se registra como Sanmartí; algunas familias lo escriben
como Sanmartín.
Tuvo casas solares en Navarra y Castilla. En Vizcaya, radicaron San Martín en Somorrostro y en las
Encartaciones. Lope García de Salazar hace referencia en sus Bienandanzas e Fortunas al linaje radicado en
Somorrostro, del que procedió la importante rama que creó nueva casa en la villa de Portugalete,
partido judicial de Valmaseda, cercana a Bilbao. También de Somorrostro era originario el fundador de
la casa San Martín en Ubeda, Jaén.
Muy principal fue la casa de San Martín radicada en la villa de Laredo; a ella pertenecía, a fines del s.
XVII y principios del s. XVIII, el capitán Diego de San Martín Ocina, marido de Doña Manuela Escata y
Ocina, ambos naturales de Laredo y padres de Martín San Martín y Ocina y Francisco San Martín Escata y
Ocina, Señor de la casa de Ocina, Caballero de la Orden de Calatrava, en la que se cruzó en 1666.
De la casa de Portugalete salió el progenitor de la familia San Martín en el Virreinato del Río de la Plata.
Andrés Sanmartín, destacado marino muerto en 1521, acompañó como piloto a Magallanes en su viaje al
estrecho que lleva su nombre, alcanzando gran reputación por sus profundos y extensos conocimientos
náuticos.
El apellido probó su nobleza en repetidas ocasiones antes las Reales Chancillerías de Valladolid y de
Granada.

Sanabria
Se trata de un apellido de origen castellano, de la comarca de Sanabria, en Zamora, comunidad
autónoma de Castilla y León.
Miembros de este apellido aparecen en las órdenes de Santiago (1640) y Calatrava (1790), así como en
las reales chancillerías de Valladolid (1585) y Granada.
Diego Alonso de Sanabria, Alcalde Mayor de la isla de Fuerteventura, era hijo de Juan Alonso de Sanabria y
de Mari López de Castro, vecinos de la villa de Palos, en el Ducado de Medina Sidonia. Casado con Isabel
de Aloya Melián de Bethencourt, fue padre de Juan Alonso de Sanabria, Maestre de Campo y Gobernador de
Fuerteventura, y de Cristóbal de Sanabria, que pasó a Puerto Rico, donde casó con una hermana del
obispo Don Rodrigo de la Bastida.
Esta familia descendía directamente de Men Rodríguez, Señor de la Puebla de Sanabria, en Galicia,
Mayordomo Mayor y favorito del rey Don Pedro I, “el Cruel”, y montero mayor del rey Don Fernando de
Aragón, alguno de cuyos vástagos acudió a la batalla de Baeza.

Sánchez
Se trata de un apellido patronímico; con la terminación castellan –ez, significa: hijo de Sancho.
Existieron reyes de Galicia, Asturias, Navarra y Aragón de nombre Sancho. Por consiguiente, sus hijos
fueron llamados Sánchez, nombres que siempre estaban ligados a un toponímico, por ejemplo: Sánchez de
Gres, siendo el toponímico Gres el que pasó a la historia como denominación de un linaje.
El nombre Sancho fue uno de los más usados en la antigüedad en la península ibérica. Fue traído por los
romanos con la forma primitiva Sauco, nombre de una de las más antiguas divinidades romanas: Sauco
era el dios garante del juramento.
El apellido se extendió rápidamente por toda la península en tiempos de la Reconquista, por lo que
hubo muchas y distintas casas apellidadas Sánchez, no emparentadas entre sí. Uno de los solares más
antiguos fue el que radicó en Cangas de Onís, en Asturias, fundado por Rodrigo Sánchez, de quien
afirman que descendieron Fortún Sánchez, ricohombre del rey Sancho I, en 960, y otros caballeros del
mismo patronímico.
Los Sánchez acompañaron a Jaime I de Aragón en la conquista de los reinos de Valencia y Murcia. El
apellido probó en repetidas ocasiones su nobleza e hidalguía ante las Reales Chancillerías de Valladolid y
Granada, ante los tribunales vascos, navarros, aragoneses y más, así como su ingreso en las órdenes
militares.
Sancho Sánchez fue, con el rey Don Pedro, el primero de este apellido que intervino en la conquista de
Barbastro, en el año 1100, y así es nombrado entre los ricohombres. Más tarde, en 1118, dos caballeros
llamados Lope Sánchez de Ogaure y Galindo Sánchez de Belchite, ricohombres, intervinieron en la conquista
de Zaragoza. En 1266, fue Justicia de Aragón Don Pedro Sánchez; se tiene por tradición que descendía de
un hijo bastardo del rey Don Sancho García de Aragón y Navarra, según la Crónica de Navarra, del año
880. Lope Sánchez está en 1137 con el príncipe Don Ramón Berenguer en la Concordia que hizo con el rey
de Castilla.

Sandoval
El apellido Sandoval es de origen locativo; es decir, fue tomado del lugar en donde vivía o era dueño de
tierras el fundador del linaje. En este caso, Sandoval deriva del nombre de un lugar llamado Sandoval,
localizado en el partido judicial de Villadiego, en la provincia de Burgos, y significa natural u oriundo de
Sandoval.
A su vez, deriva de las palabras latinas saltus-novalis, que significan tierra de pastura, barranco y tierra
cultivada por primera vez.
Diego Gómez de Sandoval fue uno de los caballeros más valerosos, prudentes y celebrados de su siglo.
Se crió en la Cámara del Infante Don Fernando, llamado “el de Antequera”, luego rey de Aragón. Don
Diego acompañó a dicho infante en la conquista de Antequera y de otras poblaciones andaluzas, y de él
obtuvo grandes mercedes, figurando entre ellas la cesión de las villas de Lerma, Burgos, y Saldaña,
Palencia, que eran del patrimonio del infante. Fue Mariscal, Canciller Mayor y Adelantado Mayor de
Castilla y General contra los valencianos, a los que venció en la guerra sobre el derecho de sucesión a la
Corona de Aragón. También prestó grandes servicios a Don Juan II de Castilla, y este monarca se los
premió, dándole la villa de Castrogeriz, Burgos, con el título de Conde de Castrogeriz, en 1426.
Gonzalo de Sandoval fue un militar español de principios de s. XVI, que participó en la conquista de
América.
Prudencio Sandoval fue un historiador y prelado nacido en Valladolid en 1560.
El apellido probó su nobleza numerosas veces y en diversos tiempos en las órdenes de Santiago,
Calatrava, Alcántara, Montesa y San Juan de Jerusalén, en las Reales Chancillerías de Valladolid y
Granada, y en a Real Compañía de Guardias Marinas.
Con la conquista del Nuevo Continente, el apellido habría pasado a América, distribuyéndose por todo
el territorio.

Santa Cruz
Es un apellido de origen castellano.
Álvaro Iñiguez de Santa Cruz, natural de Burgos, pasó a la ciudad de Almería, donde casó con Doña
Constanza Fajardo. Más tarde, dicho caballero, junto con su esposa y su hija Elvira, pasó a Murcia. Tuvo
también un hijo llamado Don Jerónimo de Santa Cruz.
Juan de Santa Cruz, licenciado en jurisprudencia, fue Teniente de Gobernador de Tenerife, en 1521.
Rodrigo de Santa Cruz y Cervellón fue capitán de Caballos Corazas y regidor de la isla de La Palma, donde
casó con Doña Constanza Beltrán.

Santana
El apellido Santana, también Santa Ana, es de origen gallego. Familias con este apellido tuvieron casa
solar en Limia, Orense, Galicia; desde allí y, sobre todo, en los primeros años de la Reconquista, se
extendió al resto de España, principalmente Castilla y Canarias, pasando también a América, sobre todo
a México y Argentina, desde los primeros años de la conquista y colonización del Nuevo Continente.
Tiene su origen en la Orden de los Caballeros de Santa Ana, que participaron en la reconquista de
Castilla. Las tierras conquistadas por los cristianos eran otorgadas a los valerosos caballeros que
participaban de dichas conquistas, quienes establecían el linaje familiar en los lugares otorgados.
Don Juan de Santana y Tapia fue un caballero muy conocido, Aposentador de Camino del rey Felipe IV de
España (se llamaba así al que acostumbraba a dar albergue o aposento a los viajeros).
El apellido aparece también en Portugal y en Italia.
El apellido se esparció en América debido, no solo a la conquista y colonización por parte de los
españoles, sino también por la antigua costumbre de apellidar a los esclavos con el apellido del amo.
Más tarde, se produjo la inmigración de españoles procedentes de las Islas Canarias durante la Guerra
Civil española. En las Islas Canarias, el apellido era común debido a que así se apellidaba a los niños
huérfanos o expósitos amparados en la Casa de Expósitos o el Hospicio de las Palmas de Gran Canaria o
Casa Cuna, que se encontraban bajo la advocación de Santa Ana, patrona de la isla de Gran Canaria. A
estos niños dados en adopción, abandonados por sus padres, se les llamó despectivamente “santaneros”.
Según los estudiosos, en la isla de Gran Canaria todos los que llevan hoy el apellido Santana o Santa Ana
descienden de aquellos santaneros, es decir, de hijos de padres desconocidos.
El 20 de septiembre de 1805, Carlos IV le concedió a Don José María de Moro y Pantoja el título de Conde
de Santa Ana.
El título de Marqués de Santa Ana fue concedido por la reina regente Doña María Cristina de Austria, en
nombre de Don Alfonso XIII, a Don Manuel María de Santa Ana y Rodríguez Camaleño.

Santuchos
Santutxo, en su forma original, se trata de un apellido vasco, originario de Guipúzcoa, diminutivo de
Sancho. En español, santucho es un vocablo de uso coloquial, que define a una persona exagerada en los actos
de devoción, mojigata, farisea, gazmoña, puritana e hipócrita, que aparenta ser devota y fervorosa; es sinónimo de
santurrón.
El apellido aparece en la campaña de Don Lope Díaz de Haro contra Sancho, “el Fuerte” de Navarra,
formando parte de las tropas que se apoderaron de varios castillos y poblaciones. Aparece también en
los hechos de la expedición del caballero navarro Don Pedro de Ursua, que salió de Lima en febrero de
1559, formando parte principal en la comandancia de las tropas que emprendieron la conquista de El
Dorado, hoy Minas Geraes.

Saracho
Del euskera Saratxo, proveniente del sustantivo sahats, sarats o saratx, que significa sauce, con el agregado
–so, -xo o –jo, que le da carácter de abundancia, expresa un lugar poblado de sauces: saucedal, de donde
también proviene Salcedo, Salceda, Sauceda o Saucera.
Cristóbal de Saracho y Ruiz de Somocurcio tuvo casa en Güeñes, Valmaseda. Este casó con Doña Úrsula
Martínez de Lejarza y la Puente, con quien fue padre de Francisco de Saracho y Martínez de Lejarza y este, a su
vez, padre de Francisco Lorenzo de Saracho y Galínez de San Pedro, bautizado en Güeñes el 9 de agosto de
1699.

Saravia
Saravia proviene de la lengua persa y significa granizo. Según algunos historiadores, este apellido procede
de la reina de Saba, fundiendo en él los términos Saba y Arabia, y habría entrado a España en tiempos del
rey Don Alfonso II de León, “el Casto”.
Otros sostienen que el apellido Saravia es de origen romano y que proviene de los caballeros godos que,
en ese entonces, se asociaban a los romanos para conducir el imperio.
Lo cierto es que la presencia de este apellido data de tiempos inmemoriales en las montañas de Burgos,
donde tienen repetidas casas solariegas, la primera de las cuales, tronco y raíz de las demás, es la que
está situada en el lugar de Jibaja, cerca de Rasines.
En las montañas de Burgos, entre otras casas notables, por su antigüedad, fortaleza, defensa y gran
representación, está la comúnmente llamada Torre y solar de Saravia, fundada en el Valle de Mena.
Una rama se estableció en la Villa de Espinosa de los Monteros, donde entroncó con las principales
familias, y sus miembros se encuentran anotados en los Padrones de Nobleza, habiendo desempeñado
los puestos más preeminentes.
De España habría pasado a América, con la conquista del Nuevo Continente.

Sarmiento
Del latín sarmentum, el término define al vástago de la vid, largo, delgado, flexible y nudoso, de donde brotan
las hojas, las tijeretas y los racimos.
Se trata de un apellido muy antiguo, procedente de la zona de las montañas de Castilla, que tuvo su
primitiva casa solar en León. Una rama pasó a Cuba y otra a las Islas Canarias.
Lope García de Salazar, en sus Bienandanzas e Fortunas, relata que, a raíz de la batalla de Alarcos, librada
por el ejército de Castilla contra los moros, el 19 de julio del año 1095, en los campos del lugar del
mismo nombre, recogió el rey castellano Don Alfonso VIII a muchos huérfanos de los caballeros que en
aquella batalla habían muerto, encargándose de su educación y cuidado. Entre los aludidos huérfanos
figuraba uno, de quien el rey dijo al serle presentado: “Buen sarmiento sería aquí para los moros”, frase que
habría dado origen al apellido Sarmiento, con que luego fue conocido. Sus descendientes, los hermanos
Diego Pérez de Sarmiento y Pedro Sarmiento, siguieron al señor de Vizcaya, Don Juan, “el Tuerto”, siendo,
como este, asesinados. De esos hermanos procedieron Pedro Ruiz y otro Diego Pérez Sarmiento, uno de los
cuales fue Adelantado de Castilla.
Otros historiadores sostienen que el origen de este apellido se basa en Don Pedro Ruiz, descendiente de
las casas de Villamayor y Salvadores quien, hallándose en la memorable batalla de las Navas de Tolosa,
en 1212, al frente de las tropas de Don Rodrigo Gómez de Trastámara, tuvo una feliz idea para acelerar la
derrota de los musulmanes: tomó unos haces de sarmientos y los fue distribuyendo entre cien caballeros
de los suyos, a los que ordenó que los prendieran fuego y luego los arrojasen a los víveres y pertrechos
del enemigo, lo que hizo que estos ardieran totalmente, con lo que consiguió acelerar la victoria de las
huestes cristianas. Este hecho hizo que, a partir de aquel día, todo el mundo le apodara como “el
Sarmiento”, y él acabó convirtiéndolo en su apellido, siendo el origen de este linaje.
El caballero Sarmiento hospedó en su casa al rey Alfonso X, “el Sabio” cuando se encontró en sus últimos
momentos y, en su alcoba, agonizando, fue cuando pronunció la célebre frase: “Sevilla no me ha dejado”,
convertida luego en lema del escudo menor del Ayuntamiento.
Diego Sarmiento fue caballero del rey Don Pedro I.
Otro Diego Sarmiento fue Conde de Salinas, en 1485.
Otro Diego Sarmiento fue clérigo en Sevilla y nombrado Obispo de Cuba, en 1547.
Antonio Sarmiento fue Comendador de Almagro de la Orden de Santiago, en 1615.
El apellido probó su nobleza en las distintas órdenes militares, así como también en la Real Maestranza
de Caballería de Sevilla, y estuvo presente en la conquista y posterior colonización de América.

Sayas
La palabra saya define a una prenda de vestir precedente a la falda femenina. Se trataba de una prenda de
hechura simple y amplia que, originalmente, fue llevada por hombres y mujeres a modo de túnica, una
pieza de tejido bastante larga y cerrada, con una abertura lateral en algunos modelos, que solía cubrir de
la cintura a los pies.
En el mismo contexto de la indumentaria antigua se encuentra la saya masculina medieval, el sayo (prenda
de vestir holgada y sin botones que cubría el cuerpo hasta la rodilla) y el sayal (prenda de vestir hecha
con sayal: una tela muy basta tejida de lana burda).
En el s. XIII en España la saya era una prenda común para hombres y mujeres, que podía llevarse por
encima de la camisa (en los círculos de la nobleza, pues las personas humildes llevaban una sola capa de
ropa). La saya medieval era una especie de túnica holgada que se plegaba a la cintura con un cinturón y
que en el caso de las mujeres solía ser más larga, llegando a cubrir los pies.
En el s. XV, se denominaba sayo al vestido enterizo llevado por los hombres y saya al de las mujeres.
Entre el s. XV y el s. XVI, se introduce en España un nuevo modelo de saya, llamado saya francesa, que
se caracteriza por sus mangas muy anchas y que necesitaba más tela que las sayas anteriores para su
confección. Era un vestido ceñido un poco por encima de la altura natural de la cintura, pero su cinta de
caderas era muy baja y caía en arco por delante.
En el s. XVI, la saya dio nombre a una lujosa y elegante prenda cortesana compuesta por un vestido en
dos piezas separadas, confeccionadas con la misma tela: un cuerpo y una falda con cola. Con el tiempo,
la saya pasó a designar únicamente a la falda.
En combinación con otras prendas, la saya forma parte del traje tradicional de diferentes regiones y
países. Por ejemplo, en las Islas Canarias, entre los siglos XVI y XIX, la saya fue el complemento
tradicional del manto en la vestimenta femenina, formando un conjunto que sube por la espalda hasta la
cabeza, recogiendo antiguas tradiciones indumentarias como la tapada española o la tapada limeña en
América.
Otra de las acepciones de la palabra saya es regalo en dinero que, en equivalencia de vestido, solían dar las
reinas a sus servidoras cuando estas se casaban. Evidentemente, el apellido tiene que haber tenido su origen
en algún aspecto relacionado con las definiciones de la palabra.
Etimológicamente hablando, saya provendría del latín vulgar sagia o sagea que, a su vez, vendrían del
latín sagum, que significa vestido militar exterior y ancho.
En su variante Zayas, el significado del término es caz del molino: canal para tomar el agua y conducirla a
donde es aprovechada.

Sepúlveda
El apellido es originario de la villa de Sepúlveda, en Segovia. Figuraba entre las más nobles y antiguas
familias de dicha villa, con enterramientos propios en la iglesia parroquial de Santiago. Sus miembros
desempeñaron durante muchos y sucesivos años los cargos de alguaciles mayores y regidores perpetuos
de Sepúlveda, así como otros de notoria distinción.
A fines del s. XV, pertenecía a la casa solar de este apellido en la villa de Sepúlveda y era vecino de ella
Martín Fernández de Sepúlveda, casado con Doña Isabel de Peñaranda, quienes fueron padres de: Antonio de
Sepúlveda, de quien fuera quinto nieto Antonio Ignacio Miñano y Sepúlveda, Caballero de la Orden de
Calatrava, Gentilhombre de Boca del Rey y Regidor de Segovia; Águeda Bautista de Sepúlveda, bisabuela
de Antonio Ruiz de Morales, Alguacil Mayor y Regidor perpetuo de Sepúlveda; y Antonia de Sepúlveda, que
contrajo matrimonio con el licenciado Álvaro Núñez Daza, abogado y poseedor del mayorazgo de su tío,
el bachiller Diego Daza.
Martín de Sepúlveda, veinticuatro de Sevilla y alcaide de Nodar, casó con Doña Juana Enríquez, hija de
Diego Enríquez de Guzmán, Comendador de los Santos en el Orden de Santiago, hijo de Diego Enríquez de
Noroña y nieto paterno del conde de Gijón y Noroña, Don Alonso, y de Doña Beatriz de Guzmán, hermana
del primer duque de Medina Sidonia.
La familia Sepúlveda de Portugal procede de los mencionados Martín de Sepúlveda y Doña Juana
Enríquez.

Serrano
Del latín serra, que significa sierra, se refiere a la persona que habita en una sierra o en un lugar que pertenece a
las serranías.
El apellido podría tener su origen en la antigua Roma, teniendo por tronco al caballero Martín González
Serrano, descendiente de Aulo Atilio Serrano, pretor de la Hispania Ulterior hacia el año 190 a. C.
También existen fuentes que dicen que el apellido tuvo su principal y primitivo solar en el reino de
León. En tiempos de Juana, “la Loca” y de su hijo, el emperador Carlos V, litigaron su hidalguía ante la
Real Chancillería de Valladolid, los hermanos Juan y Cristóbal Serrano, ganando real carta ejecutoria dada
por dicha chancillería, el 23 de septiembre de 1549. Estos hermanos pertenecían al pueblo y concejo de
Villafer, partido judicial de Valencia de Don Juan, provincia de León.
Varios caballeros de apellido Serrano probaron su nobleza para ingresar en las distintas órdenes
militares: Miguel Serrano Benavides y Pacheco, natural de Úbeda, en 1625; Francisco Serrano Rosales y
González-Dávila, natural de México, en 1635; Francisco Serrano de Tapia y Álvarez de Ledesma, natural de
Segovia, en 1642; Gaspar Serrano de San Juan y de Orbaneia Montero, natural de Navas, en 1667; Pedro
Serrano y Lope, natural de Villarroya, en 1701; José Serrano de Algora, natural de Madrid, en 1744, entre
otros.
Hubo también antiguas casas Serrano en el reino de Aragón, siendo muy principal la que radicó en la
ciudad de Calatayud, cuyas ramas se extendieron a las villas de Calcena y Undués Pintano. De estos
Serrano aragoneses salieron las ramas que pasaron a la vecina provincia de Lérida, levantando nuevas
casas en distintas poblaciones.

Setién
Se trata de un apellido de origen cántabro, de las montañas de Santander, en donde se encuentra un
lugar denominado Setién, perteneciente al municipio de Marina de Cudevo, partido judicial de Santoña.
Del solar sito en Espinosa de los Monteros, Burgos, desciende el Caballero de Alcántara Jerónimo de Villa
Setién y de la Lastra Zorrilla, nacido en Mentera, en 1653, que en 1695 ejercía de gobernador y capitán de
Jepusclusa, a 2 leguas de Puebla de los Ángeles, México.
Francisco Setién Abascal y Mendieta, nacido hacia 1650, llegó a Buenos Aires en la leva de Vergara de 1670.
Allí fue sargento del presidio. El 8 de noviembre de 1677 contrajo matrimonio con Agustina de Benavides
o Agustina Giménez de Paz, hija de Juan Giménez de Paz y de Catalina de Benavides, con quien fue padre de
tres hijas que casaron con importantes pobladores de la ciudad.

Silva
La palabra latina silva significa bosque, selva. Como apellido, es de origen portugués; desciende de un
pretor de Lusitania llamado Silvio, que vivió durante el imperio de Nerón. También es uno de los
apellidos gallegos más antiguos de España.
Se habría originado junto a la ciudad de Valença, donde se encuentra la Torre e Honra de Silva. Es el
apellido más presente en la onomástica portuguesa y en todos los países en donde se habla portugués, y
muy frecuente también en Galicia, así como también en los países colonizados por España y Portugal.
Hay quienes opinan que el apellido Silva desciende de Alderedo, príncipe godo que, en tiempos del rey
Don Ramiro I, tuvo la dignidad de Conde Palatino, del que desciende un ricohombre gallego, Gutierre de
Alderete, también conocido como Gutierre Alderete de Silva. Su hijo, Pelayo de Silva, se estableció en 1090
en Portugal.
En España, el apellido tuvo casas en Castilla y Aragón, y fundó dos grandes casas: la de Cifuentes y la de
Pastrana. Los de este último, por sucesivos entronques, están emparentados con casi todas las casas
nobles de España.
La rama portuguesa, al igual que la española, llevó a efecto grandes servicios a sus monarcas.
Muchos judíos, tanto en España como en Portugal, llevaron también este apellido, principalmente en
Galicia. Hubo muchos conversos así apellidados, perseguidos y víctimas de la Inquisición en ambos
países y también en América.
Los judíos expulsados de Portugal huyeron rumbo a Reino Unido y Alemania, así como también a
América del Sur.

Simoes
Se trata del patronímico de Simón (Simao), con origen en el norte de Portugal.
Aparece en el asalto al alcázar de Córdoba, el 29 de junio de 1236, como culminación de la campaña
que había comenzado por unas algaradas fronterizas y terminaron con la campaña del rey Fernando, “el
Santo”.
Aparece también en relación con los hechos de la guardia del duque de Feria que se encargó, junto al
duque de Saboya, de la defensa de las monjas en el saqueo de las tropas españolas en San Quintín, el 27
de agosto de 1557.

Solana
El apellido Solana proviene del latín solana, que significa terreno donde toca el sol o lugar expuesto al sol,
incluido por tanto en el grupo de nombres de accidentes geográficos.
Comparte origen, linaje e historia con los apellidos Solanes y Solanas. La existencia de apellidos derivados
se originó muchas veces para diferenciar a dos personas de un mismo linaje.
Se trata de un linaje valenciano, cuya antigüedad se remonta a los tiempos de la conquista por el rey Don
Jaime I de Aragón de la ciudad y reino de Valencia. Por aquellos tiempos, se hace mención de un tal
Bernardo Solana, que “con su valor y maña desmoronó al muralla de Burriana, contribuyendo su esfuerzo a que los
moros rindiesen la villa”. Este Bernardo Solana habría dejado descendientes en Valencia, que continuaron
allí el apellido, pasando más tarde a Cataluña y el País Vasco; existen también registros del apellido
Solana en Cantabria, específicamente en Espinosa de los Monteros, Burgos, Ampuero y Riotuerto.
En 1690, Carlos II concedió el título de Marqués de Solana a Don Gil Fadrique de Castejón y Andrade.
En 1850, Doña Isabel II concedió el título de Marqués de Solanas a Don Antonio de Urbistondo y Eguía,
capitán general de las Islas Filipinas.

Solla
Del latín solea, define a un pescado marino de forma plana y con una cierta semejanza al lenguado. También
define a una navaja o un puñal templado en veneno, que produce la muerte hasta en los caballos, y puede definir
a una lesión de un miembro por una quemadura.
Está relacionado con el apellido Solleiro; se trata de un apellido que tiene naturaleza de apodo. Hay quien
sostiene que la palabra solla puede derivar del verbo sollar, del latín soleare, que significaría colocar el suelo
en una casa. También hay quien sostiene que deriva de solear: poner al sol.
Se trata de un linaje muy antiguo; habría aparecido en la conquista de Lérida y Fraga, en 1149, y
Tortosa, en 1151, acompañando las tropas de los nobles que formaban el ejército de Ramón Berenguer
IV y que obtuvieron los mismos privilegios de los cruzados, según la bula de Eugenio III. Las referencias
de esta familia parecen precisarse con más frecuencia relacionadas con los hechos de Flandes,
acompañando la comitiva de Don Luis de Requesens al tomar el mando de los Tercios de Flandes y la
reordenación de los mismos.

Solórzano
También Solózano, se trata de un apellido castellano de origen toponímico, procedente de Solórzano, en
la antigua Merindad de Trasmiera, en la actual Comunidad de Cantabria, que fue tomado como
apellido.
Etimológicamente hablando, Solórzano viene del latín sub, que significa debajo, y de un topónimo
prerromano similar a Lorcio, en Burgos, aunque también hay quien sostiene que se debe a una influencia
de las palabras prerromanas campo o prado. Antiguamente, se llamaría Selórzeno.
Las antiguas crónicas señalan como progenitor de la más antigua de las familias Solórzano a Martín
Martínez de Solórzano, trasmerano, que levantó en Solórzano la casa-torre, primitivo solar de esta familia,
y que tomó el nombre del pueblo por apellido, quedando allí radicado. Lope García de Salazar señala que
el progenitor de esta familia procedía de un escudero natural de Ibos, llamado Ferrero, que se estableció
en Solórzano con su mujer, una rica señora del linaje de los Camino. Estos compraron un monasterio que
allí existía y tuvieron por hijo y sucesor a Ruy Martínez de Solórzano, que tomó el apellido del nombre de
aquel pueblo y adquirió buenas rentas. Este casó dos veces; la primera, con la Corata de Castro, que era
“mucho rica demasiadamente”, de la que no tuvo sucesión, y la segunda, con Doña Mayor de Salcedo, hija de
Ordoño de Zamudio, que le dio varios hijos que continuaron apellidándose Solórzano, así como sus
descendientes.
En 1618, Don Juan Fernando Mioño y Bravo de Hoyos y Solórzano Acebedo era Señor de la casa de Solórzano.
Ramas de las distintas casas de Solórzano pasaron, como conquistadores o repobladores, a ambas
Castillas, La Mancha y Andalucía, principalmente. Una rama de este linaje radicó en Nestares, del
ayuntamiento de Valle de Enmedio, y de ella fue Don Francisco de Solórzano y Bravo, nacido en Nestales,
en 1663, y caballero de Calatrava, en 1668.
También en Madrid moró otra rama de este apellido, a la que pertenecía, a mediados del s. XVI, Doña
Catalina de Solórzano y Vera, mujer del licenciado Hernando de Pereira, padres de Juan de Solórzano y Pereira,
que antepuso el apellido materno al paterno. Nació en Madrid y fue Consejero de Indias y de Castilla,
caballero de Santiago en 1640 y catedrático en Salamanca. El apellido también aparece en Málaga y en
Italia; una rama pasó a Canarias donde, al unirse con el apellido de Hoyo, se llamó Hoyo-Solórzano.
Los Solórzano probaron su hidalguía en repetidas ocasiones y a lo largo de varios siglos, en las Reales
Chancillerías de Valladolid y de Granada, así como su nobleza para ingresar en las antiguas órdenes
militares.

Sosa
Es un apellido de origen luso-castellano, con ramificaciones importantes en Extremadura y Castilla,
pero las casas más numerosas se encuentran en las Islas Canarias.
Se puede encontrar también la forma Sousa, procedente de Portugal, que enlazó descendientes de la
Casa Real de Portugal y, más tarde, con la realeza española, y la forma gallega Souza que son, en
realidad, las formas originales del apellido.
El primero de este linaje fue Egas Gomes de Sousa, un noble de origen visigodo que residió en lo que hoy
es Portugal y fue señor de las tierras de Sousa y Felgueiras, gobernador de Entre Douro e Minho y
capitán general, y venció en combate al rey de Túnez. Según algunas fuentes, este caballero sería
descendiente de Sisebuto de Coimbra,
hijo de Witiza, penúltimo rey de los godos y, por tanto, hijo del rey visigodo Égica.
De este linaje se conoce tres ramas. La primera es la rama de los Sosa (Sousa) de Toledo, que estuvieron
desde los tiempos de la Reconquista de esta ciudad y descienden del Conde Fernan Mendes de Sousa; estos
son los primeros en España y descienden, por línea varonil, del señor Egas Gomes de Sousa, emparentando
en sus inicios con la Casa de Toledo y la familia Vásquez de esta ciudad.
Las otras dos ramas descienden del rey Alfonso III de Portugal, por medio de sus hijos Alfonso Dionisio, que
casó con Maria Pais Ribeira, quien por la muerte de sus hermanos sin descendencia se convirtió en la 15º
señora y heredera de la Casa de Sousa, así como la de Aboim, y Martim Afonso, llamado Chichorro, hijo de
Madragana Ben Loandro, hija del alcaide de Faro, casado con Inés Lourenço de Sousa o Inés Lourenço Valadares
(1250), de quien descienden los Sousa de Arronches y Sousa de Prado, entre otras familias como los
Faria Blanc, Machado y Silveira Ramos.
En resumen, la Casa de los Sosa (Sousa) de Toledo sería de linaje paterno visigodo/godo/germánico por
ser, según se dice, descendiente del rey Witiza, mientras que la Casa de lo Sousa de Portugal sería de
linaje franco/germánico, por ser el rey Alfonso III de Portugal descendiente del rey Clodoveo I, por medio
de la Casa de Borgoña, y también descendiente de los godos por ser las esposas de Alfonso Dionisio y
Martin Alfonso Chichorro descendientes de Egas Gomes de Sousa.
Debido a un quiebre de varonía (extinción de descendientes varones) de los Sousa de Portugal, la
realeza portuguesa ordenó que los descendientes de Alfonso Dionisio y Martin Alfonso Chichorro
portaran este ilustre apellido con preferencia sobre el de la familia real de Portugal, para que este
apellido no se extinguiera.
Doña Juana de Sosa, nacida en México, en 1633, era hija del general Hernando de Souza, nacido en Vigo,
Galicia.
En el índice de los apellidos perteneciente a la Orden de Carlos III, se mencionan seis personas de
apellido Sosa. Se trata de Don José Sosa, Luis Sosa y Canseco, Doña Ma´ria Antonia Sosa y Puebla, María Sosa y
Tovar y Don José de sosa y Villapadierna.

Sotomayor
El término soto define a un terreno poblado de árboles y arbustos, generalmente ubicado a la orilla de un río;
con el agregado del adjetivo mayor, toma la característica de topónimo.
Se trata de un noble apellido gallego muy ilustre, para el cual existen diferentes posturas en cuanto a su
origen. Unos dicen que desciende de Sorrez Fernández, quien se halló en la batalla de Covadonga y casó
con Doña Teresa, hermana o sobrina del rey Don Pelayo. Un descendiente suyo, Men Paez Sorrez, pobló el
Valle de Soto y le llamó Sotomayor, denominación que sus descendientes tomaron por apellido
permanente en sustitución de Sorrez, que hasta entonces habían usado. Otros sostienen que el origen
sería Don Luis de Salazar y Castro, ricohombre que floreció en el reinado de Don Alfonso VII, en la primera
mitad del s. XII, quien pobló el Valle de Soto y lo llamó Sotomayor.
En Galicia, hay una parroquia y un lugar que llevan el nombre de Sotomayor; la primera, pertenece en
la actualidad al ayuntamiento de Taboada, partido judicial de Allariz, provincia de Orense; el segundo,
al partido judicial de Redondela, provincia de Pontevedra. Es muy probable que sea esta la zona en la
cual el Valle de Soto que pobló Men Paez de Sorrez estuviera ubicado.
Men Paez de Sorrez casó con Doña Inés Pérez de Ambía, convirtiéndose en padre de Payo Méndez de
Sotomayor, Señor de Sotomayor y marido de Doña Ermesenda Núñez Maldonado, y de Pedro Méndez de
Sotomayor, que fue padre de Garci Méndez de Sotomayor y de Payo Pérez de Sotomayor.
El apellido aparece en las fiestas llevadas a cabo en 1219 en los alrededores del monasterio de Huelgas,
en Burgos, con motivo de las celebraciones por armar caballero a Fernando III, hijo de Alfonso VIII y de
Doña Leonor de Plantagenet.
El rey Don Juan II concedió, el 31 de octubre de 1445, el señorío del castillo de Alconchel, en Badajoz, a
Don Gutierre de Sotomayor.
El título de Duque de Sotomayor fue concedido por Felipe V, el 25 de abril de 1703, a Don Fernando Álvarez
de Sotomayor y Lima, Marqués de Tenorio.
El título de Marqués de Sotomayor fue concedido por Carlos III, el 6 de febrero de 1774, a Don Francisco
Sánchez Pleités y Rosso, Marqués consorte de Villamagna.
El apellido probó repetidas veces su nobleza, en diversas épocas, en las órdenes de Santiago, Calatrava,
Alcántara y Montesa, en la Real Chancillería de Valladolid y en la Real Compañía de Guardias Marinas.

Suárez
Se trata de un apellido patronímico derivado del nombre propio Suero, también Suar, Xuero o Chuero,
muy comunes en la Edad Media, que derivó también en Xuárez y Juárez.
Existen diferentes teorías acerca del origen del nombre Suero. Hay quienes indican que proviene del
visigodo surahi, compuesto por sur = sur, y hari = ejército; es decir, que significa ejército del sur. Hay
quien sostiene que deriva del celta Surus, nombre de una divinidad de esta cultura que se llamó Sirona,
Dirona, Stirona o Tsirona, sobre la raíz ster, en latín stella: estrella. Hay quien opina que Suero proviene del
bajo latín Suerius, de sueor, como variante de sutor, que significa el que cose o el zapatero, del verbo suere:
coser, siendo sutor el artesano especializado en coser zapatos o zapatero remendón. Hay quien atribuye a
Suero un origen germánico, de sug-hari o sub-hari, Sugerius o Sudarius, que se traduce como el ejército del
sur o del sol. Y hay quien dice que Suero proviene de la palabra vasca zubero, que significa olmo.
La opinión más generalizada ubica el origen del apellido en Asturias, aunque luego se habría extendido
por Galicia, Castilla, Aragón, Andalucía y Portugal.
Gonzalo Suárez Rondón fue un conquistador español presumiblemente nacido en Málaga en el s. XVI, que
participó en varias campañas militares en Europa y África con el emperador Carlos V. En 1535 pasó a
América; se distinguió en las expediciones de Fernández de Lugo y Jiménez de Quesada.
Francisco Suárez fue un teólogo, filósofo y teórico político nacido en Granada, en 1548.
Don Cristóbal Suárez de Figueroa, nacido en Valladolid, en 1571, fue un escritor y enciclopedista español
del Siglo de Oro.
Don Lorenzo Suárez de Mendoza fue un administrador colonial español, virrey de Nueva España, donde
gobernó de 1580 a 1583.
Caballeros de este apellido probaron numerosas veces su nobleza en las órdenes de Santiago, Calatrava,
Alcántara, Carlos III y San Juan de Jerusalén, en las Reales Chancillerías de Valladolid y de Granada, y
en la Real Compañía de Guardias Marinas.

Fuentes consultadas: geneablogist.eu/fuentes

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