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Me temo dos cosas a estas alturas: una es que le tengo mucha fe a la nueva
generación de muchachos jovenes que estan dentro de la ipuc en la actualidad,
siento sin duda que son los que de alguna manera podrían hacer algún tipo de
cambio en este aspecto teologal - si el conformismo no les gana y si la valentía a
pronunciarse les alcanza-, es decir, hay una generalidad de inconformismo frente a
tanta monotonía en las predicaciones que son casi predecibles en muchas
ocasiones, con tan poca Biblia dentro de sus sermones que a veces espanta, no se
sabe si es un predicador del evangelio o un coaching motivacional, por otro lado el
sentimentalismo casi psicológico que se le mete a las predicaciones a aterrador, es
como si los predicadores quisieran ver la gente llorando en los altares a cualquier
costo, no importa si tiene que recurrir a decir cosas que Dios nunca ha dicho o a
entrar al terreno del corazón con tal de llenar un altar y proclamar con ahínco que
Dios ha hablado cuando en realidad fue el ego de ser llamado un buen predicador el
que manipulo el ambiente para que todo saliera a su modo ( no en todos los casos
es asi) pero es innegable que esto sucede, y entiendo que no nos guste que se nos
diga este tipo de cosas pues se trata de algo sagrado para nosotros, pero alguien
tiene que decirlo, y nosotros debemos ser conscientes de esto. Como segundo
aspecto seguiré desde las periferias y desde donde me permita Dios, hablar o
escribir, acerca de esto que hemos venido tratando, tanto de lo importante de la
teología dentro de la denominación, como de la crítica sana y fundada de algunas
cuestiones con las que no hay presencia en la iglesia actualmente ( ámbito social,
pensamiento cristiano, defensa de la Vida, etc).