Las antinomias entre unitarios y federales en Argentina: un
desafío a superar.
Las antinomias entre unitarios y federales en Argentina: un
desafío a superar
Ignacio Zubizarreta
https://doi.org/10.4000/nuevomundo.8682
Resumen | Índice | Texto | Bibliografía | Notas | Cita |
Citado por | Autor
RESÚMENES
FRANCÉSINGLÉSESPAÑOL
Una de las críticas más frecuentes e importantes que se ha
dirigido a la historiografía latinoamericana se refiere a su
inclinación a trasponer los debates políticos actuales a los
análisis históricos en el sentido estricto del término. Un claro
ejemplo de esta tendencia se refleja en las diferentes
interpretaciones que los historiadores han dado sobre las dos
facciones políticas argentinas más importantes del siglo XIX
: los unitarios -centralistas- y los federales. Durante la mayor
parte del siglo XX , una corriente historiográfica liberal se
opuso a otra de corte nacionalista, lo que derivó en el
establecimiento de modelos antagónicos que contribuyeron
en gran medida a empobrecer el análisis del proceso
histórico en cuestión. En los últimos años, varios
historiadores han intentado superar las antinomias existentes,
aunque, en algunos casos, a costa de crear otras antinomias.
En este artículo pretendemos demostrar cómo las diferentes
interpretaciones conservan –de una manera u otra y a pesar
de sus disparidades– algunos de los defectos que critican. Al
mismo tiempo, intentamos resaltar el alto grado de
complejidad histórica de esta discusión a través del examen
de ciertos ejemplos que deseamos discutir para enriquecer la
controversia historiográfica presentada.
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ENTRADAS DE ÍNDICE
Palabras clave :facciones , modelos unitarios , federales ,
antagónicos , historiografía
Palabras clave:facciones , unitarios , modelos antagónicos ,
federales , historiografía
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1La manía de engrandecer a los hombres, oscurecer a los
demás, no es nada nuevo en la producción historiográfica,
que influye en las ideologías del momento, rechaza la
creación de “modelos típicos” que entrañen antagónicamente
o todos los valores positivos, o todos los negativos. Para el
caso de la historia argentina del siglo XIX, dichos arquetipos
interpretativos sintetizan momentos, facciones, épocas y
corrientes de pensamiento. Sobra la marca de nuestra
pequeña divulgación e intención de diluirla y hasta ese punto
puede ser necesaria la historia para fortalecer, justificar o
legitimar las diferentes normativas políticas, pero
pretendemos entender cuáles pueden ser los problemas
metodológicos que surgen de aceptar a priori de los modelos
antiteticos.
2Si entendemos la historia como un problema, como
tenemos que resolverlo, optamos por prescribir algunos de
nuestros fundamentos, debemos, sin duda alguna,
replantarnos nuevamente toda una serie de conceptos y
definiciones que parecen encarnados en el imaginario del
historiador. Para el caso que me compere, trataré de mostrar
cómo los rótulos de unitarios y federales han ido variando en
el itinerario historiográfico para intentar conservar su valor
antitético, y por ende, su practicidad y simplicidad
explicativa. Para evitar que existan estados unitarios y
federales, se pretende descubrir un mayor grado de
complejidad en la distinción de los actores de facciones
existentes que no necesariamente tienen que ver con los
modelos propuestos por la historiografía. En un primer
momento, intentamos mostrar cómo se produjo esta
variación, a lo largo del desarrollo historiográfico, los
valores que subyacen a las rotaciones que distinguen a las
unidades de las federales, para, en un segundo momento,
explicar por qué nuestros modelos continúan Ser
insatisfactorios en su función explicativa.
3Nuestro debemos regresar a la primera mitad del siglo Sin
duda alguna, Juan Manuel de Rosas, gobernador federal de
Buenos Aires y quien dominó de facto la política de la
Confederación Argentina durante unos 20 años, fue decisivo
en su intención de exculpar jurídicamente las discrepancias
de las bandas en cuestión. La doble amenaza
sobredimensionada con lo que mantiene toda la dictadura, la
segregación interna y la invasión externa, es el motivo que
justifica tanto la política discursiva de su gobierno como sus
mecanismos informales de coerción. La necesidad de
conformarse a un ideal único del enemigo se define, a través
de los medios de comunicación -tanto en los registros del
“culto” como del “popular”-, una imagen unitaria que ayude
a mantener la estructura de una dialéctica del amigo.
/enemigo. Para el historiador Jorge Myers, desde la
cosmovisión rosista, el unitarismo representa la imagen del
conspirador, el cual se definió, siguiendo a dicho autor, a
través de tres características esenciales: formaba parte de
una tendencia aristocratizante y cosmopolita que fácilmente
podría vincularse con potencias Extranjeras para fine
conspirativos. 3 Poseía una tendencia casi natural hacia la
revolución y la propagación del desorden, y ultimamente,
ostentaba un alto grado de irracionalidad (de allí el epiteto
de “locos” o “salvajes” unitarios), lo que provocaba su
moralidad tanto perversa como antirreligiosa. Por debajo de
la rotación de fuego “unitario”, con el tiempo, se denominó a
todos los enemigos de Rosas.
4Paralelamente, desde el exilio, Sarmiento logró cristalizar
el pensamiento de los enemigos del rosismo en su
construcción del arquetipo federal claramente retratado en El
Facundo . Reconocemos nuestras distinciones que
realizamos en nuestra visión dicotómica entre las trinomias
campo-federalismo-barbarie, ciudad-unitarismo-civilización.
Para poder conservar estos recibos de las unidades, se
almacenan en un mundo de valores que se escriben para
formar la parte activa. A su vez, era plenamente consciente
de la necesidad de Rosas de mantener discursivamente un
tipo ideal de enemigo que pudiera concentrar todo lo
negativo. En este sentimiento, Sarmiento aduce que: “El
epiteto unitario ya de ser el distintivo de un partido, y pasa a
expresar todo lo que es execrado: los asesinos de Quiroga
son unitarios; Rodríguez es unitario; Cullen, unitario; Santa
Cruz, quien trabajó para establecer la Confederación
Peruano-Liviana, Unitaria. Es admirable la paz que ha
demostrado Rosas en fijar el sentido de ciertas palabras y el
tesón de repetirlas” 4
5Alberdi, otro explorador del antirrosista que partió al
exilio, y mentor intelectual de la constitución nacional,
planteó en el diccionario una visión completamente distinta
a la que nos encontramos al analizarlo. Aunque, tanto él
como Sarmiento compartían la sensación de perder a otra
generación; Tu juventud y tus ideas crean algún contenido
entre las características principales, permisos, etc., y puedes
analizar “desde afuera”, con el objeto principal. Sin
embargo, Alberdi tiene una posición separada de la de
Sarmiento, tal vez la siguiente:
“La división entre hombres de ciudad y hombres de campo
es falsa, no existe; Es una reminiscencia de los estudios de
Niebuhr sobre la historia temprana de los romaníes. Rosas
no ha dominado con gauchos, sino con la ciudad. Las
unidades principales eran hombres del campamento, cuentos
como Martín Rodríguez, los Ramos, los Miguens, los Díaz
Vélez; En cambio, los hombres de Rosas, los Anchorenas,
los Medranos, los Dorregos, los Aranas, se educaron en las
ciudades. La mazorca no estaba compuesta de gauchos. La
única subdivisión que admite el hombre hispanoamericano
es un hombre de costa y un hombre del vecino Mediterráneo.
Esta división es real y profunda”. 5
6Es el hecho de que Alberdi no puede advertir que uno de
los principales factores en el poder de las rosas son los
colorados del país, de origen neto rural, o que los unitarios
más influyentes de diez años de origen, educación y dura
política completamente urbana. No podemos aún reconocer
la observancia de nuestro gran autor de distinguir una
realidad fundamental que subyace a las ideologías, e incluye
la dialéctica del campo-ciudad, ahí que imponen los
regionalismos, las enormes distancias entre las ciudades, y
las diferencias históricas que se articulan antagónicamente. .
Luego de Caseros, la batalla que terminó con el régimen
ruso en 1852, sigue una interpretación liberal de la historia,
que fue comandada por el polifacético Bartolomé Mitre,
retrata al federalismo de forma tal que aunque matizada en
algunos casos, seguirá rigiendo prácticamente sin oposición
hasta los primeros años del siglo XX. Para Mitre, el
federalismo fue sostenido por los caudillos, donde:
“convertían en fuerza propia las pasiones de las multitudes
que estimulaban, obraban en armonía con un estado social
semi-bárbaro, persiguiendo un objectivo alcance de la
inteligencia de las masas, y combatiendo el sublime ideal de
la libertad en el orden y de la unidad. nacional disciplinada
que no entendieron, eran verdaderas entidades de una
democracia bárbara en su estado rudimentario, con
aspiraciones a la independencia individual y local.” 6
7La disputa ha surgido de un estudioso de Mitre Adolfo
Saldías, quien tiene una interpretación relativamente
moderna en parte de las acciones políticas de la Federación
Rusa en su Historia clásica de la Confederación Argentina .
Profundizando esta misma tendencia, en un contexto de
crisis del positivismo y de auge del nacionalismo, se fue
gestando el “revisionismo histórico”, movimiento
historiográfico que invierte los binomios sarmientinos en
aras de lastigar al modelo liberal que imperaba en un
momento que. 7 Analizado exhaustivamente por
historiadores como Tulio Halperin Donghi o Diana
Quattrocchi, en esta oportunidad nos interesa resaltar la
continuidad de su visión hacia el unitarismo en relación con
el discurso color de rosa previamente analizado. 8 En
palabras de uno de los iniciadores del movimiento, Ramón
Doll, los unitarios “no tienen otra razón que evadidos físicos
y espirituales del país [y se caracterizaban por…] la ausencia
de ideales legítimamente nacionalistas”. 9 En esencia, parte
de una cultura “desordenada” y desinteresada por la realidad
del país, lo que llevó a otras personas a la desesperación; De
esta forma, Doll reproducirá las mismas críticas que han sido
realizadas, en su momento, por el grupo unitario. En el
período de la guerra, el revisionismo explorará explicaciones
más integrales, como por ejemplo, como señala Scalabrini
Ortiz en su Política británica en el Río de la Plata como
vincula, como clave leninista, el unitarismo con la oligarquía
entre empresarios y colaboradores del Imperio Británico. .
10
8Las interpretaciones históricas de la izquierda nacionalista
de los años 1970, tanto como la actual corriente de autores
no académicos que lideran la taquilla de ventas en librerías,
se nutren del revisionismo como fuente predilecta en su
lectura y descubrimiento del pasado. 11 Es destacar que
estas obras alcanzan alto impacto en el gran público,
reforzando una visión parcial y maniquea de los hechos
históricos. Por otros medios, la historiografía liberal,
hereditaria del legado mitrista, aunque en paulatina perdió de
su influencia historiográfica, supo reflejar una mirada
benévola hacia el unitarismo colgante durante todo el siglo
XX, minetras conservó una postura más crítica y rigurosa
hacia el federalismo, sobre todo de corte rosista. 12
9 Estas tendencias están claramente desapareciendo por el
dominio de la producción historiográfica, por su influencia,
por los clásicos de consulta histórica, o por los manuales
eruditos, impregnados de gran poder en los imaginarios
colectivos, por la gran cantidad de historiadores han sido
seducidos por su fuerza. interpretativo. Entre estas grandes
posturas, desde los medios del siglo pasado a la actualidad,
hemos elaborado algunas interpretaciones que difieren
parcial o totalmente de las antedichas. Si aprendes,
profundizas y completas tu contenido, por otros motivos, ya
no tendrás que preocuparte por ello y actualizarlo con
nuevos binomios que solucionarán por completo el arduo
problema que tienes que anticipar para comprender el
problema en cuestión.
10El historiador Sergio Bagú, en El Plan Económico del
Grupo Rivadaviano , nos ofrece una fundamentación
marxista que se caracteriza por identificarse con los
integrantes del grupo Rivadaviano –precursores directos del
unitarismo- como los iniciadores de una burguesía nacional,
de progreso y desinterés, que luchan contra un federalismo
naciente que representa a los sectores ganaderos ligados al
comercio británico. 13 Si verdaderamente original es el
poder explicativo del modelo Bagú; Las antinomias, aunque
rejuvenecidas, mantienen un ferte anacronismo en su
interpretación, tal vez demasiado centrado en los aspectos
económicos del proceso. En cambio, Enrique Barba, en su
caso de Unitarismo, Federalismo, Rosismo , justifica el
registro histórico del siglo XIX como la síntesis de una larga
disputa entre provincias y porteños. 14 El unitarismo o
federalismo son sólo las diferentes regiones que los
porteños, desde Rivadavia hasta Rosas, deben utilizar para
ocultar sus principales intereses y preservar el predominio de
su región. En este caso, las antinomias del regionalismo, tal
como la costumbre anticipada por Alberdi, son las que
prevalecen. Sin embargo, nos alegra comprender que
tenemos un gran número de gobiernos unitarios y federales
en el interior del país cuando, según Barba, algunos de los
principales dirigentes de alguna manera también se ven
favorecidos indiscriminadamente a los intereses de nuestros
invitados.
11Con la intención de preservar una continuidad entre la
ruptura independiente y su etapa posterior, Jorge Myers
llamó a una visión más actual, mientras el período
continuaba como un proyecto unitario posterior, de
reformismo ilustrado, porque le permitía definir al grupo
como un largo -Término agrupación de movimientos
políticos del “borbonismo rioplatense”. 15 Como se puede
ver, el federalismo rojo constituye, según el autor, un
sistema de gobierno autoritario basado en un elaborado
discurso republicano de gobierno por el cual supo asentar las
bases de su legitimidad. 16 Sin embargo, si bien el análisis
que realiza Myers es sumamente profundo, nos queda la
duda sobre si la llana y lisa calificación de borbonismo cabe
al grupo rivadaviano, pues las influencias recibidas por parte
del utilitarismo ingles, y de otros pensadores europeos
contemporáneos, Más razones dificultan la aplicación de las
dos ruedas. Señalamos también la relación que puede existir
entre un discurso republicano rojo, mucho más teórico, y las
prácticas políticas planteadas por el mismo régimen, que no
se alejan mucho de la idea de origen romano.
12---------------------------------------
13En este breve trabajo se pretende demostrar cómo la
mayor parte de las interpretaciones que se basan en el tema
de los unitarios y conservadores federales, ponderando las
variables que se pueden observar a lo largo del tiempo,
tienen en común un hecho distintivo: su explicación
explicativa basada en en la parte de atrás están los conceptos
claros, precisos, cerrados y lo que se contraponen. La
inconsistencia de estos modelos y la simplicidad de algunas
de nuestras propuestas me llevaron a una variedad de
preguntas, que fueron confirmadas y profundizadas a medida
avanza el investigativo trabajo sur la facción unitaria que me
encuentro realizando.
14La primera cuestión cuestionadora es que no debe
centrarse en cómo distinguir un unitario de un federal, sino,
ante todo, cómo distinguir un unitario de un no unitario,
cómo diferenciar un federal de un no federal. Aunque
parezca demasiado evidente dicho proceder, de este modo,
se evita caer en la trampa de considerar que un unitario es el
negativo del federal y viceversa. Si se mantiene el criterio
con antelación, pronto se comprobará que se confirma la
evidencia de la posible explicación de los modelos
antagónicos, tanto por el unitarismo como por el federalismo
advertimos un amplio abanico de personalidades diferentes
que en ocasiones se ajustan a unas pocas. núcleos; Además,
actuaron de manera independiente y los que cabe
caracterizada pormenorizadamente. Por ejemplo, no
pertenecemos a la misma categoría de un unitario como Juan
Ignacio Gorriti, que representa la voz del interior, y planta
un unitarismo pactista, con el perfil de un unitario como
Julián Segundo de Agüero, más acorde con el Ideas de
predominio porteño. Tampoco, el perfil del caudillo federal
del interior condice con las líneas de las doctrinas federales
más urbanas. En mi maestría pudo ver cómo, desde el exilio,
una nueva generación de jóvenes unitarios prioriza un
acercamiento a los federales doctrinarios con la intención de
diluir las fronteras entre facciones, si alguna vez y cuando
mantuviesen además de sus propuestas, lineamientos
constitucionalistas. De este modo, la antiirrosis es mucho
más variada, incluso antes de la aparición de la romántica
generación del 37, y no se constituye sólo, como deben
crearse las rosas, sólo por unidad. En el estudio
prosopográfico que descubrí me di cuenta de lo difícil que
era distinguir qué líneas corresponden a los hilos del
unitarismo y qué parámetros conviene definir. Se observa,
en la tractectoria de algunos actores, una actividad política
dentro de abas antagonicas facciones, como el caso de
Cayetano Artayeta, quien fuera edecán del líder federal
Manuel Dorrego antes de plegarse à la revolución unitaria
del 1 de diciembre de 1828. ver, en En otros casos,
observamos cómo varios hombres de armas pertenecen a los
generales unitarios Juan Lavalle, Gregorio Aráoz de La
Madrid o José María Paz, porque estaban acostumbrados a
obedecer nuestras órdenes de los batallones
independentistas. Motivo que necesariamente presupone
necesariamente comulgar con una ideología específica, sino
albergar una lealtad personal hacia un líder militar
carismático. En otros casos, en el interior del país, algunas
familias son reivindicadas por el unitarismo, por el
federalismo, porque sus tradicionales rivales se involucran a
la contra, demostrando que el labil puede ser los motivos que
anteceden a la incorporación a una banda política.
15En resumen, como adelantamos en la introducción, no
pretendemos ni pretendemos demostrar que no existan
diferencias claras entre unitarios y federales, o inclusive, que
no podamos establecerlas con base en sus modelos
explicativos. Sin embargo, si bien considera que es
fundamental el hecho de reflexionar-reinventar los
conceptos y definiciones, para lograrlo, seben tener en
cuenta las principales complejidades que presentan los
antiguos binomios para problematizar de un modo distinto.
De esta manera, evitar la reproducción de viejos
antagonismos que reflejan modelos oscuros y antitéticos. Es
mi sentimiento que los invito a reflexionar sobre los usos y
beneficios de, como lo anuncia el título de la presente tabla
redonda, “recomponente” la historia política de América
Latina, y no se logrará de otra forma que no se cuestionando
la funcionalidad de Las categorías pasadas, reinventándolas
o cambiando sus contenidos.
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NOTAS
1 Quién ascenderá al apoyo ALBAN (Becas de Alto Nivel para
América Latina) así como a la Universidad Nacional 3 de Febrero.
2 Este artículo forma parte del artículo “Antinomias obsoletas: la
elusividad de los conceptos políticos en el Río de la Plata en la primera
mitad del siglo XIX. » presentado en colaboración con Gabriel Entin para
la Mesa Redonda: Historia(s) política(s) en América Latina: ¿una historia
fragmentada que necesita ser recompuesta? », realizado en la Universidad
de París I –Sorbona-, el 13 de junio de 2007.
3 Myers, Jorge. Orden y Virtud, el Discurso Republicano en el
Régimen Rosista . Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmes, 1995.
4 Sarmiento, Domingo F. Facundo . Buenos Aires: Altamira, 2001, p.
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5 Alberdi, Juan Bautista. Conceptos básicos . Buenos Aires: Plus Ultra,
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6 Mitre, Bartolomé, Historia de Belgrano y de la Independencia
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7 SALDÍAS, Adolfo. Historia de la Confederación Argentina , (3
vols.). Buenos Aires: CLIO, 1975
8 Halperín Donghi, T. El revisionismo histórico argentino como visión
decadentista de la historia nacional . Buenos Aires: Siglo XXI, 2005 y
Quattrocchi-Woisson, Diana. Los Males de la memoria, Historia y política
en la Argentina . Buenos Aires: Emecé, 1995.
9 Doll, Ramón en: Quattrocchi-Woisson, Diana. Los Males de la
memoria, Historia y política en la Argentina , p. 90.
10 Scalabrini Ortiz, Raúl. Política británica en el Río de la Plata .
Buenos Aires: Fernández Blanco Editor, 1957.
11 Para el primer ejemplo, véanse las diversas obras de Rodolfo
Puiggros; para el segundo, las diversas interpretaciones de la historia
argentina que hicieron Felipe Pigna, Pacho O'Donnel, José Ignacio García
Hamilton o el mediático periodista Jorge Lanata, entre otros.
12 Dentro del corredor liberal se encuentra entre algunos de los
historiadores más reconocidos de la Academia Nacional de la Historia,
entre otros, Ricardo Rojas, Ricardo Levene, Ricardo Piccirilli, Carlos
Segreti, etc.
13 Bagú, Sergio. El Plan Económico del Grupo Rivadaviano (1811-
1827), su sentimiento y sus contradicciones, sus proyectos sociales, sus
enemigos, con sección documental . Santa Fe: Universidad Nacional del
Litoral, 1966, p. 43.
14 Barba, Enrique M. Unitarismo, Federalismo, Rosismo . Buenos
Aires: Biblioteca Básica Argentina, 1994.
15 Myers, Jorge. Identidades porteñas. El discurso ilustrado por la
nación y el papel de la empresa: El Argos de Buenos Aires, 1821-1825,
en: Alonso, Paula (comp.) Construcciones impresas, panfletos, diarios y
revistas en la formación de los estados nacionales en Latinoamérica ,
1820-1920 . México: FCE.
16 Myers, Jorge. Orden y Virtud.
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Ignacio Zubizarreta , “Las antinomias entre unitarios y federales en
Argentina: un desafío a superar. " , Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En
línea], Debates, publicado en línea el 22 de septiembre de 2007 ,
consultado el 14 de diciembre de 2023 . URL : Asimismo, nos relajamos en los vínculos que surgieron entre los notables,
http://journals.openedition.org/nuevomundo/8682; DOI : los caudillos intermediarios y los colonos de una buena campaña que se
https://doi.org/10.4000/nuevomundo.8682
Unitarios en la Campaña bonaerense: Vínculos y construcción política en
un territorio adversario, 1820-1829
Ignacio Zubizarreta
https://doi.org/10.4000/nuevomundo.64583
Resumen | Índice | Plano | Notas del autor | Texto | Notas | Cita | Autor
RESÚMENES
ESPAÑOLINGLÉS
A lo largo de este artículo se pretende explorar la relación que existió
entre los líderes de la facción unitaria y los habitantes del campo
bonaerense durante los años en los que ostentaron el poder. Por un tiempo,
porque creemos que tratamos un tema que ha estado descuidada
considerando que siempre ha habido un predominio indiscutible del
federalismo rojo dentro de esta misma geográfica. Por tanto, suponemos
que el unitarismo va a aceptar la aceptación entre grandes sectores de la
población –campesinos, pulperos, peones rurales, etc.– que, colaborando
de múltiples formas, coadyuvaron en la construcción del Estado precario
como es ahora, para resistir las embestidas de las fuerzas de Juan Manuel
de Rosas. Por ello, reflexionamos sobre la colaboración estratégica y
material de los pobladores rurales de manera unitaria y creamos un
análisis de la “guerra de opinión” política que establecen estas palabras.
transformó, a partir de la década de 1820, en un actor de extraordinaria
relevancia política.
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ENTRADAS DE ÍNDICE
Palabras clave:Unitarios , federalistas , guerra civil , vínculos sociales ,
área rural de Buenos Aires
Palabras clave:Unitarios , federales , guerra civil , vínculos sociales ,
campaña bonaerense
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PLAN
Introducción
Información general sobre el buen campo.
Colaboración estratégica y material en la causa unitaria
La guerra de opinión entre sectores rurales
Vínculos, básculas y construcción faccional.
Conclusión
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NOTAS DEL AUTOR
Este artículo consiste en una versión abreviada de un capítulo de mi
investigación doctoral defendida en la Universidad Libre de Berlín y
dirigida por el Prof. Dr. Stefan Rinke. El fruto de este trabajo se puede
encontrar en Ignacio Zubizarreta. Los Unitarios. Faccionalismo, prácticas,
construcción identitaria y vínculos de una agrupación política
decimonónica, 1820-1852 . Sttutgart, Verlag Hans-Dieter Heinz,
colección Historamericana, vol. 30, 2012
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Introducción
1En el año 1810, Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la
Plata, pasó al dominio español, inicialmente de manera solitaria,
manteniendo la lealtad del rey Fernando VII –en custodia– al grupo de
criollos que ostentaba el control de la ciudad. El Cabildo optó por destituir
al virrey Cisneros y crear un gobierno autónomo. Esto no es así, es un
fenómeno local, todavía se llama Revolución de Mayo. A partir de este
momento inicial de autogobierno, las tendencias comenzaron a diferir: una
proclive a permitir una participación activa de los pueblos del interior;
Además, que aún añoraba el rol dominante que había tenido como vieja
capital virreinal, pretendía dominar des de Buenos Aires, y sin disputa, el
nuevo escenario político que asomaba. Los primeros hechos políticos en el
ámbito regional son considerados como “morenistas” y “saavedristas”. La
cartilla, porteñocéntrica, sigue al abogado Mariano Moreno, de tendencia
jacobina; el segundo, más tolerante con el interior, al presidente de la
Primera Junta y líder militar Cornelio Saavedra; Siempre somos muy
cuidadosos, extremadamente personales y nunca revisamos los detalles
que tienden a seguir a acuerdos políticos posteriores.
1 Para profundizar más en este período, recomendamos: Geneviève
Verdo. Independencia argentina (...)
2Los primeros años de la Revolución de Mayo son como corolario de
los proyectos políticos más ambiciosos en la región rioplatense: el
Directorio, centralista y con sede en Buenos Aires pero con apoyo en
algunos de los pueblos del interior; Se opuso a la Liga de los Pueblos
Libres, con mayor influencia en la región del Litoral y liderada por el
oriental José Gervasio Artigas, de clara tendencia federalista. Las guerras
que infringieron algunas de estas tendencias –pero otras razones que
eclipsaron la relación– las debilitaron hasta el punto de desaparecer. 1 A
partir de 1820 los distintos pueblos que antiguamente constituyeron el
Virreinato del Río de la Plata, y la mayoría de ellos que también
participaron en las fugaces Provincias Unidas, quedaron en plena
autonomía de sus funciones político-administrativas, cada uno de ellos
regido por un gobernador . Buenos Aires proclamó al frente de su
gobierno militar y anterior a Martín Rodríguez, quien en 1821 fue
nombrado Ministro de Gobierno de Bernardino Rivadavia, un liberal y
admirador de la cultura europea que inició una profunda serie de reformas
administrativas con el fin de la modernización de la reciente estructura
estatal. , despojándola de sus resabios coloniales. Se formó un grupo de
entusiastas que poco a poco empezó a constituir la base de la posterior
facción unitaria. La historiografía de la tildaría se basa en el apelativo de
“grupo rivadaviano” o “Partido del Orden”; Sin embargo, en el contexto
de la época, fue llamado “Partido Ministerial” por el peso político que
custodiaba a los ministros, Rivadavia principalmente. Se trata de un grupo
humano, a través de conexiones interpersonales que se crearon durante el
Congreso Constituyente (1824-1827) promovido en colaboración con
otras provincias, compuesto donde estas voces llegaron a designarse como
un partido unitario. Quienes han actuado en el cargo político durante todos
estos años han conocido sus constituciones federales.
3En 1826, en circunstancias muy especiales, Rivadavia asumió la
presidencia de la “Nación Arjentina” por el ex Congreso Constituyente. El
desplome de su gestión gubernamental y la escasa simpatía de quienes se
van a las provincias –sumado al rechazo de la promulgada constitución
centralista– provocaron su pronta renuncia, lo que facilitó el acceso al
poder de los federales, no sólo en Buenos Aires, sino en varios otros
puntos. Por esta razón, las disputas entre otras facciones desembocaron en
una guerra civil (1826-1831), donde los oponentes en Rivadavia fueron
quienes mejor pelearon. En 1829 el conocido federal Juan Manuel de
Rosas llegó a su primer gobierno en la Provincia de Buenos Aires para
venir al general unitario Juan Lavalle quien anteriormente tenía la facultad
de expensar al federal Manuel Dorrego, y había vencido y fusilado al final
de su mandato. vida 1828. Lavalle gobernó la provincia por un corto
tiempo, pero en este tiempo la guerra civil entre unitarios y federales era
muy intensa. Rosas, una vez en el gobierno, se serviía discursivamente de
la supuesta peligrosidad de sus antagonistas, los unitarios, para hacerse de
un excesivo control del poder. El clima bélico y la presión que aún
pervive son buena parte del derribo del grupo en el camino del exilio.
Desde el exterior, durante esos 20 años, promovió todo tipo de actividades
conspirativas para robarle a los Rosas, que contaba con la autoridad
formal del gobernador de Buenos Aires –y encargado de las relaciones
exteriores de la Confederación–. –, registró Domeñar de manera paulatina
e informal en todo el país.
2 AGN, Comisión clasificadora de unitarios y federales , 1831, Sala X,
leg. 26–6–5.
3 Jorge Gelman, “Unitarios y federales. Política de control y
construcción de identidades en la cartilla g (...)
4En 1829 la facción unitaria -con su líder Juan Lavalle- fue destituida
por el gobierno federal, encabezado por Juan Manuel de Rosas. Los
principales componentes del primer movimiento político fueron, en la
mayoría de los casos, de reciente creación en Uruguay, y comenzaron a
seguir estrategias para recuperar la influencia perdida. Empero, cualquier
expedición unitaria organizada desde el exterior puede adjudicarse sin el
apoyo fundamental de sus habitantes aquende el Plata y contaban con los
medios suficientes para ayudarlos. Es por ello que en 1831 Rosas, como
gobernador de la provincia de Buenos Aires, ordenó a los juzgados de Paz
del campo bonaerense realizar un levantamiento de los orígenes, fortuna,
profesión, pero también de toda la filiación política de sus habitantes. . 2
Los resultados de la “Comisión clasificadora de unitarios y federales”, tal
como fue concebida como iniciativa, constituyeron la base para elaborar el
presente estudio a través de nuestra intención de reconstruir la actividad
de los opositores al régimen rosista en el interior de la bonaerense.
territorio. Si bien los parámetros de clasificación utilizados en una lista de
trascendencias políticas, sabíamos por los actores que eran sumamente
parciales, podían albergar varias cuestiones cuestionadoras, en un estudio
seleccionado de las mismas fuentes del historiador Jorge Gelman
constataron que había motivos para desconfiar. Las calificaciones que los
federales elaboraron sobre sí mismos –exceso de halagos y
recomendaciones ante el gobernador–, pero las efectuadas sobre los
unitarios fueron más confiables. 3 Además, el análisis de experiencias que
se regenera a partir de las fuentes que sirven de base a nuestro nuevo
artículo debe estar muy bien preparado no sólo para la manifestación
política intencional, sino también para la visión parcial y fragmentada que
surgió de la década de 1820 según clasificación. Desde motivos tan vagos
como no apoyar formalmente a la Federación, hasta otros tros algo más
tangible como en el caso de Juan Rafael Oromi, vecino de Exaltación de
la Cruz, quien cuando debía aportar caballos algo ejército federal,
escondió a los gordos y presentó los inútiles. , A través del listado de
ciudades podemos reconstruir una cadena de actividades, acuerdos y
vínculos entre los pueblos del campo, que poco a poco iremos volviendo a
la dirección de la facción unitaria.
5A través del examinaón de un entrainmado de redes y altas,
intentaremos analizar cómo se fueron tejiendo estas relaciones, en las que
participaron notables de pueblo, antiguos alcaldes, jueces de paz, o
grandes estancieros, que actuaron de nexo entre la cúpula unitaria y las
poblaciones rurales. Existe la opinión generalizada de que la campaña es
un alojamiento exclusivo del dominio rosista. Sin embargo, algunas de
nuestras obras más recientes van en contra de esta generalidad y servimos
como bibliografía de referencia en esta sección, ocupando lineal nuestra
posición en la continuidad de esta breve historiografía. Vengamos a crear
un panorama general del buen paisaje en el preciso momento en que
transcurrieron las acciones que analizamos. Esto significa que el análisis
que fue sustentado temporalmente por el surgimiento de las fuentes –y
haciendo hincapié en la actuación de los habitantes de la campaña
considerados “unitarios”–, desde el gobierno de Rivadavia tiene el primer
mandato de Rosas. Nos introducimos en la colaboración estratégica y
material de los habitantes rurales en la modalidad centralista, para pasar el
análisis de la guerra de opinión política. Finalmente, y antes de concluir,
nos relajamos en algunas observaciones sobre los vínculos que surgieron
entre los notables, los líderes intermediarios y los pobladores de una
buena campaña que se transformó, a partir de la década de 1820, en un
actor político ineludible.
Información general sobre el buen campo.
4 Para Juan Carlos Garavaglia: si en los noventa del XVIII años, la
producción agropecuaria ocupó u (...)
5 Juan Carlos Garavaglia, “ Ambitos, vínculos y cuerpos. La campaña
bonaerense de vieja colonización”, (...)
6 Raúl O. Fradkin (ed.), ¿Y el pueblo dónde está? Buenos Aires:
Prometeo, 2009.
7 D. Villar, (ed), JF Jiménez y S. RATTO, Relaciones interétnicas en el
sur bonaerense 1810–1830 . B (...)
8 A excepción de algunas obras de Raúl Fradkin que permiten
comprender la politización de (...)
6La campaña bonaerense tiene el centro de diversos estudios que han
pretendido analizar diferentes aspectos. Si durante la época colonial los
principales comerciantes de Buenos Aires comenzaron a comerciar y
exportar productos minerales del Alto Perú, a partir de la emancipación de
España el país rápidamente se transformó en la principal fuente de
actividad económica de la capital. 4 En el desarrollo de esta zona también
colaboró –además de su puerto– con el que Buenos Aires se ubica en la
provincia de mayor potencia entre sus matrices, pero también tiene un
desarrollo económico que la posiciona en Argentina entre sus naciones
más que en cualquier otro lugar del país. el mundo.siglo XIX y principios
del XX. Meritos como estos, que ne podrían pasarse fácilmente
desapercibidos, llevados a que la historia del ámbito rural pampeano haya
sido cuidadosamente estudiada. Debemos reconocer que la mayor parte de
estos empleos han comenzado a considerar el campo como una fabulosa
fuente de arroz. Debajo de estos aspectos, los temas más analizados por la
prolífica historia económica se concentrarán en la producción de las
pequeñas empresas, el comercio internacional, el capital, la mano de obra
y los diversos accesos a la tenencia de la tierra. Más allá de que hay
trabajos más recientes, hemos demostrado que la vida social y la
sociabilidad rural son más dinámicas y fluidas de lo que pensamos 5 , que
los sectores subordinados logran identidad y participación digna de
relación 6 , y que el estudio de las fronteras agrarias ha incorporado los
testimonios de los pueblos indígenas 7 , se podría asegurar que para el
período que nos encontramos explorando existe escasa literatura sobre la
politización de una región que, sin embargo, siempre aportó su
significativa cuota de colaboración –en recursos económicos Pero también
en los hombres de armas – apoya las características principales en el
poder. 8 ¿Fue, acaso, la campaña, una mera extensión en materia política
de los sucesos que se dearrollaban en la ciudad? Probablemente no, y sin
embargo, el comportamiento de algunos de nuestros habitantes es
característico.
9 Números de rutas relativas a estas labores rurales, ver, por ejemplo, las
explicaciones a (...)
 10 Como se evidencia claramente en los estudios demográficos de:
César A. Gracia Belsunce, Buenos (...)
7¿Cuál era el estado del campamento durante la década de 1820?
Durante este tiempo volvemos a la vaguada de las fincas, se decide por los
grandes propietarios que utilizarán las extensas tierras de forma para la
industria ganadera. Este es el último paso, progresivamente mejorado en
términos de raza, sirviendo a varias propuestas: es la carne en la ciudad,
pero al mismo tiempo, la aprobación de las distintas partes del animal
promueve la exportación de cuero, sebo y ensalada de carne. o tasajo
(procedente de las famosas ensaladas y vendido principalmente a los
países esclavistas como Cuba o Brasil). 9 Las estancias –administradas
por sus propietarios, los hacendados– eran por lo general establecimientos
agropecuarios de enormes extensiones, de límites a veces inciertos, y que
concentraban la principal parte de son riqueza ganadera en las zonas de
aguadas y ríos. Las pasturas eran naturales pues el cultivo de forrajes no
se contraba defundido aún. El sistema existente se puede simplificar
porque se puede adaptar mejor a la menor probabilidad de que en el país
se coloque la parte inferior de la mano. Pesando las constantes relaciones
que reflejan una pérdida de la Pampa, la población del campo es
pronunciada, constante, y siempre de la mano con la expansión del frente
por la costa y por el oeste. 10
Colaboración estratégica y material en la causa unitaria
11 Pilar González Bernaldo, “ El ascenso de 1829, el imaginario social y
sus implicaciones políticas (...)
8Sobre la temática más puntual que analizamos, existen pocos trabajos
recientes con los cuales poder cojargo, sin embargo, resultan de
inestimable valor para entender la coyuntura. 11 Al inicio de este apartado
nos referimos, para ejemplificar un concepto, a la “mala” conducta de un
unitario en el tiempo del régimen rosista de esconder los caballos gordos y
presentarlos inútiles. Aunque una simple mirada puede resultar en el
ejemplo, por otro lado, hay miles de referencias y recuerdos de épocas que
dejan a los caballos -o caballadas- como el elemento más valioso con el
que contamos en un ejército. No por casualidad, la mayoría de quejas que
se descubren en las noticias están directamente relacionadas con el precio
del equino. Ejemplos de denuncias son repetidos por la mayoría: “juntar”,
“prestar” o “auxiliar” con tropillas de caballos al ejército unitario, sean
propios o de vecinos (inclusive, a veces, exigidos por medio de la
violencia), presentar malas cabalgaduras –o directamente negarlas–
cuando el ejército federal lo solicitaba, etc.
12 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Pergamino,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
13 Ibídem.
9Una de las acusaciones más comunes que utilizamos para describir una
unidad consiste en tildarlo de “bombero”, o “bombear”. Esto significa que
podrán infiltrarse en las tropas de enemigos como si partieran de ellos,
podrán obtener información y estarán expuestos a la posibilidad de
pérdida. Se cometió otra acusación citada en las fuentes, y asociada a la
anterior, como se comprobó en el caso de Ventura Pérez, originario de
Pergamino, ordenó bombarderos para observar al ejército federal . 12 El
riesgo era enorme cuando el “bombero” no tenía confianza. Pérez depositó
la misión en Gregorio Cañete, quien pasándose al federalismo se presentó
a Pascual Echagüe –ministro y oficial del ejército de Estanislao López,
gobernador de Santa Fe y aliado de Rosas– e instruyéndolo en los
pormenores de su comisión y en su regreso continuando aparentando.
servicios en la causa de los accidentes […] . 13 De esta forma, el falso
beneficio o la baja remuneración por la misión de espionaje pueden
provocar que los “bombarderos” actúen en sentido contrario a lo que
afirman, lo que ocurre con cierta frecuencia.
14 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de San Nicolás
de los Arroyos, 1831, Sala X, l (...)
15 Carta de Juan Antonio Sarachaga a Juan Manuel de Rosas, 4 de
octubre de 1830, AGN, Gobierno de Córd (...)
16 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Arrecifes,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
17 Carta de Juan Antonio Sarachaga a Juan Manuel de Rosas, 4 de
octubre de 1830, AGN, Gobierno de Córd (...)
18 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Pergamino,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
19 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Luján,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
20 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Flores,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
10La comunicación o incomunicación con otras provincias, alias o
enemigos, también se transforma en algo de orden vital. Dondequiera que
la promoción o el intento de interrumpir o interceptar, según el caso, dará
lugar a un proceso judicial en el más alto grado contra las propuestas
federales. Faustino Fernández fue retirado de la lista de quienes mantenían
su comunicación con la provincia de Córdoba 14 , y así lo decidió el
gobierno de General Paz. Por ese entonces, la situación particular de los
cordobeses residentes en la provincia de Buenos Aires era muy delicada.
Juan Antonio Sárachaga, representante de Córdoba en la capital porteña,
se quejaba ante Rosas por la expatriación de tantos ciudadanos de esta
provincia que diariamente presentan a este gobierno expulsados de aquella
capital sin forma alguna de proceso . 15 Algunos cordobeses, como
Dalmacio Vélez Sársfield –padre del Código Civil Argentino–, así en
Arrecifes, cuando el panorama se volvió opuesto a Córdoba . 16 José
Antuñía, del mismo origen, intentó escapar de la Banda Oriental, pero fue
capturado y arrestado por el gobierno rojo, a pesar de los calurosos
reclamos para registrar su libertad efectuada por el mismo Saráchaga. 17
También hay ejemplos como el de Pedro José Echegaray, quien tiene una
parte de hombres venetados viajando y cabalgando a su costa con el fin de
interceptar comunicaciones y conocer a los desertores que suceden en
Santa Fe, provincia ligada al federalismo porteño y países vecinos con
él. .. Se encontró solicitado el partido de Pergamino, cuyo patrimonio fue
adquirido, y que no tuvo recurso para financiar el partido. 18 Otros que
también trabajaron incansablemente con el objeto de impedir el
engrandecimiento del enemigo por parte de Matías Colman. En la zona de
Luján emitimos bandos de lugares públicos a los que siguió la reunión de
las milicias del Exmo. Sr. Gob. D. Estanislao López, quien se presentó a
Lavalle cuando éste ingresó a Caseros . 19 Manolo Rico, de Flores,
también aprobó su buen pase con la propuesta de invitar a los Federales a
sumarse al equipo de Lavalle de sus invitaciones . 20
21 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Pilar, 1831,
Sala X, leg. 26–6–5.
22 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Flores,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
23 Domingo F. Sarmiento, Facundo , Buenos Aires: Altamira, 2001.
Capítulo III: Asociación. La Pulpería, (...)
24 Debido a la importancia social de la pulpería, se ha escrito con
información suficiente y válida. Aquí cito (...)
11Por lo tanto, compre o encargue armas y distribúyalas entre los
hospitales según la causa, y esto también se hará con frecuencia. Requiere
contactos importantes para asegurar que las armas estén en su lugar,
además de los costos de envío, por lo que hay que tener manos confiables,
y así poder comprarlas y distribuirlas. Otra forma de colaborar con la
causa unitaria en la campaña puede consistir en señalar la ubicación de
una reunión federal, como lo hizo Ceferino Piñeiro con el coronel Zenón
Videla, quien al ser notificado procedió a reprimirla. 21 Algo interpretó de
manera similar a Eustaquio Bofonge, pues él fue el que indicó a Olavarría
[famoso coronel del ejército unitario] los federales que debía priser . La
información de que disponía Eustaquio fue privilegiada, en su labor como
dueño de una máquina de pulpa, donde practicaba juegos y vagos
masculinos , era un ambiente ideal para registrar testimonios de primera
mano. 22 La pulpería, además del almacen del que vende comida, era el
centro predilecto de la sociabilidad rural y la mediocridad de excelencia
en la que llevaba todos los rumores; allí, según Domingo F. Sarmiento, se
dan y adquirieron las noticias 23 , primicias, e informaciones, tanto del
orden militar, como político y social. 24 Entendemos que el caso de
Eustaquio no parece deberse a que una porción importante de la pulpa se
identifique con la facción unitaria.
25 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Ensenada,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
26 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Exaltación
de la Cruz, 1831, Sala X, leg. 2 (...)
27 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Luján,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
12Existieron, aún, otras tantas formas de colaboración por la facción. El
constante movimiento que exige actuar en un vasto espacio como el
terreno de operaciones de la buena campaña, obligaba a permanecer en
diferentes puntos de la provincia. En épocas de verano quizás tengas que
destapar el cielo, pero en épocas de frío necesitas un mejor cobijo. Alojar,
o incluido en esconder a perseguido unitario, en el marco del rosismo, fue
signo de complicidad, como se observó en el caso de Sinforiano Huertas,
quien no fue el único que arropó a Benigno Canedo, enviado por
Bonifacio Gallardo –abogado y diputado constituyente – para asciende al
pueblo de Ensenada, aunque además, a escondidas de Luis Álvarez, sabía
que era un unitario que podía pasar a la Banda Oriental. 25 También
existía la posibilidad de trasladar la “casa” como centro de reuniones. Juan
Manuel Cabral, de La Exaltación de la Cruz, la virtud del gusto, y este
mismo lugar se leían después del motín militar todos los papeles de las
operaciones de los sublevados y de allí pasaban amanos de otros
calificados unitarios . 26 En Luján, León Córdoba no sólo no quiso prestar
caballadas a las fuerzas de Quiroga, sino que su casa es la reunión de
todos los unitarios . 27 Ejemplos del estilo repiten a montones.
28 Una de las mejores explicaciones de la funcionalidad y uso de una
batería tal y como hablamos (...)
13Por tanto, hay una extensión del territorio, cabe señalar la dificultad
existente para transitar sin desplazamientos extra, y la importante función
que respetan los bancos. Sabemos que tenemos más información sobre la
superficie que transita, pero debemos evitar enviar accidentes geográficos
más escabrosos, o incluso rastrear aguas y pastos para los caballos. Tiene
un reconocimiento completo del área de la superficie, lo que te permite
encontrar enemigos analizando áreas, restaurantes de comida y niebla. No
hay manera de que puedas prescribir tu trabajo. Era el topógrafo más
completo […] el único mapa que lleva un general para dirigir los
movimientos de su campaña . 28 En muchos casos, su profesionalismo fue
notable y sirvió indistintamente a la variedad de banderas políticas por una
justa remuneración. Además, está incrustado en un sector, como su Pedro
Gutiérrez, del partido de Monsalvo, que por decisión personal sólo cuenta
con la ayuda del ejército de Lavalle. Sin embargo, el mayor sacrificio que
se puede ofrecer de una forma consiste en mantener el cuerpo y la vida del
servicio de guerra. Los hombres de las condiciones más humildes tienen
grandes terratenientes, no con celulosa ni con lavadoras. ¿Qué los llevó
tan osada participación?
La guerra de opinión entre sectores rurales
29 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de San Nicolás
de los Arroyos, 1831, Sala X, l (...)
30 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de San Nicolás
de los Arroyos, 1831, Sala X, l (...)
31 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Magdalena,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
32 Publicación periódica de tendencia unitaria a cargo de Manuel
Bonifacio Gallardo. Félix Wienberg, E (...)
14A partir de esto, analizamos la relación con la “guerra de opinión” y
las ideas, aspectos mediatos que contemplan el incentivo no material de
los actores. La ideología, con sus derivados, ecos o simplificaciones,
puede constituir un factor determinante en la medida que alimenta el
material palpable. En San Nicolás de los Arroyos existía un grupo de
unitarios de diversas variedades, y de todas clases de estados , en los
cuales los jornaleros más populares, pero también empleaban enemigos,
además de reuniones de pulperías aconsejan a los incautos sigan el sistema
unitario . Además de proselitizar el trabajo, sus propios para ser a los
enemigos de la causa en toda clase de servicios, y muy en particular de
changeos algunos de ellos, y otros por el río, como baqueanos de las
costas, todos asisten en esta ciudad. y algunos en la clase de sargentos,
cabos y soldados de milicias de infantería activas . 29 De las fuentes que
surgen constantemente, el temor de que tenían los federales ante la
posibilidad de que las ideas de unidad se parcieran entre los más pobres ,
los incautos y los gauchos , en otras palabras, en el ámbito social donde
creían tener su mayor influjo. Como si, en la línea de un sistema vertical,
culpara a Manuel Fénis, de Quilmes, de uno de los que se alegró por la
instalación del acabado Dorrego , aun así, porque vivió en los malos
ejemplos de sus criados y peones, Es perjudicial que se permita venir a la
fiesta . 30 A Juan Miguens, miembro de una de las familias más populares
de toda la provincia, con familias en diferentes localidades y una de las de
la próspera zona de la Magdalena, se le considera muy influyente en este
destino y generalmente se dice que Será el caso del móvil que decide
muchos de los vehículos de este partido por el sistema de unidades . 31 A
otro acaudalado unitario, Antonio Ballester, de considerable fortuna, dos
chacras y una casa , nadie se le acusa de perseguir federales, si no también
de seguir abusando a los hombres de pocas luces con el temor para que no
tomen las armas contra de El valle . Pero, una vez, envió los papeles del
pampero a los vecinos para alucinarlos . La distribución de Ballester no
incluía publicaciones periódicas unitarias al servicio de la causa de
Lavalle. A diferencia de la mayor parte de la marca centralista, El
Pampero 32 se caracteriza por tener un lenguaje sencillo y popular, y
pretende incentivar propuestas del tipo de la publicación y distribución al
medio rural. En su primer número, somos responsables de nuestros
propósitos principales:
33 El Pampero, 20 de enero de 1829, Museo Mitre, 21.6.4.
no escribimos al pueblo en grandes teorías, ni cobijamos la escuela de
profundas enseñanzas, no: es para tiempos más sosegadas […] El estilo
está siempre en poder de todos, porque está escrito para todos los del
pueblo: Escribimos para lo que arribemos siempre y cuando tenga una
organización práctica, y está escrito principalmente para este campamento
para que puedas empezar fácilmente… 33
34 Por otro, Garavaglia, aunque analizando en un número de casos
reducido, descubrió que par la m (...)
35 En particular, a través del sistema educativo de Lancaster. Ver:
Benito Ignacio Núñez, Noticias su (...)
36 José V. Bustamante, “La escuela rural. Del Catón al arado.”, en:
Carlos A. Mayo (ed.), La casa, la (...)
37 Carlos Mayo aseguró que la mayoría de sabían pulperos , aunque
rudimentariamente, leer, escribir (...)
38 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de San
Vicente, 1831, Sala X, leg. 26–6–5.
15Sin embargo, ¿qué es lo que, en un entorno rural de considerable
analito, podemos dispersar esas ideas que “alucinan”? Es muy difícil
determinar la fiabilidad de la fuente con la que trabaja. En la mayoría de
los casos, se debe informar a las comisiones si los censos están escritos y
escritos. Se observó que las unidades eran alfabetizadas con mucha más
frecuencia que las federales: más del 70%, encontramos nuestros cálculos
en las listas, continuaron con estas cifras. En total, hay que considerar las
unidades que provienen del entorno urbano –una porción muy
significativa–, por lo que la lectura y la escritura serán más habituales. Si
estas son las grandes cosas que hemos hecho con el negocio de vender el
menú -en medio de una pulpa-, la situación es que, si bien es necesario,
exigimos ciertas prácticas contables y notariales, esto no resultará en
ninguna resultados. 34 No podemos desconcertar que, tan bien sufrieron
una merma en la asignación de recursos muy considerables con El
advenimiento de rosas, las escuelas de primeras letras estuvieron presentes
y concurridas en los diferentes pueblos de la Campaña bonaerese des de
tiempos virrein gestión rivadaviana. 35 Si conocemos bien las habilidades
de quienes tienen más experiencia en estas instituciones educativas, no
podemos incluir ya a la gran cantidad de pulperos, jornaleros, capataces,
panaderos, etc. 36 Es legítimo, entonces, suponer que un porcentaje muy
alto de unitarios hacendados o pulperos 37 sabían leer, aunque tal vez con
desigual facilidad. Sin embargo, Antonio Gallardo, porteño de estancia y
grand fortuna […] complacía en hacer leer y tener los papeles públicos
anárquicos que en aquellos días se publicaban . 38 De esto, se puede
deducir que entre quienes no se familiarizan con las grafías, hay personas
interesadas en la lectura, en círculos, pulperías y otras manifestaciones de
sociabilidad rural.
39 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Guardia de
Luján, 1831, Sala X, leg. 26–6–5
dieciséisExiste una verdadera competencia por prevalecer en la opinión
de los sectores rurales subordinados, lo cual es fundamental para cualquier
causa. Los unitarios, en muchos casos, pretenden influir y manipular
distintos sectores de su control y utilidad. Por ejemplo, Gregorio Iramain,
estanciero de considerable fortuna, procedía de Santiago del Estero y
ejercía influencia entre las provincias. Había realizado reuniones de
armas, y al inicio del gobierno rosista lamentaba en ellas por la disgracia
que la provincia estuviese gobernada por gauchos con perjuicio de los
hombres que podían ilustrarla . 39 Esta es la expresión final de nuestra
pauta de que es posible que los sectores subalternos estén dispuestos a
dejarse convencer a través de un lenguaje sincero y simplificado, aunque
sin embargo es posible preservar las rudimentarias líneas ideológicas –
aunque representativas– de las aspiraciones unitarias. Se supone también
que Iramain se expresó como ante los hombres que vivían en el campo,
advirtiendo que había un motivo para depositar en el poder de los más
ilustrados y marginar a los “gauchos”, tensión que podría ser embargada
en la obra literaria – gauchesca de Hilario Ascasubi. Frecuentemente
nuestras notas altas con expresiones que resaltan con la intención
manifiesta (la prensa también las reproducía una y otra vez) de
desprestigiar a los federales por su falta de idoneidad: Dorrego era un
“pícaro” que había hecho “confusiones”, Rosas un simple “gaucho”, etc.
Los unitarios pretenden demostrar, incluso en el ámbito de la campaña,
que se encuentran más aptos para tener un gobierno mejor e “ilustrado”,
pues en esa parte consiste parte de su capital político. ¿Era, sin embargo,
donde los hombres del campamento están a salvo? Es muy difícil de
cortar.
40 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Quilmes,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
41 Recomendamos al respecto: Marcela Ternavasio, La Revolución del
voto. Política y Elecciones en Buen (...)
17Félix Frías volvió a mirar a su santiagueño en la campiña bonaerense.
Padre del homónimo y futuro estadista, tenía por objeto enganchar gente .
En tiempos electorales recibimos las papeletas que favorecen al gobierno
federal, para que no circulemos y votamos para que votemos a favor de
Estados Unidos . 40 Las eleccionarias no escapaban a la lógica de su
tiempo. 41 No por el hecho de que Frías positera estancias, chacras,
considerable fortuna y hasta un saladero, dejaba de promover el voto
unitario por medios irregulares, e inclusive pagando por él. Su situación
económica no se traduce en resultados suficientes, así que le rogamos que
prescriba a sus clientes al final de sus elecciones, pero también plantee las
reclamaciones esenciales para que se motiven por otras vías.
42 Para ver aldetalle la tarea de dichos funcionarios: Ley de 24 de
diciembre de 1821, Registro Ofici (...)
43 Oreste Carlos Casanello, “De subditos a ciudadanos. Los
bonaerenses pobladores rurales entre el ant (...)
18También es vital, a la hora de votar, los tribunales del país, que estén
familiarizados con sus potenciales electores. Desde su posición de
preeminencia –heredada, en parte, de su antecesor colonial y alcalde de
hermandad– controlaban casi en su totalidad el proceso electoral de la
campaña. 42 Es válido recordar la importancia que tienen tanto los hijos
de los hijos como los hijos notables que tienen largos datos y que están
perdidos para las familias de los pueblos antiguos (las redes sociales que
generalmente surgen de los hijos de los hijos), en estos momentos no es el
único que controla la elección electoral, sino de reclutar votado. 43
Vínculos, básculas y construcción faccional.
44 Ver: Vicente Osvaldo Cutolo, Nuevo Diccionario Biográfico
Argentino (1750–1930) . Buenos Aires: Editar (...)
45 Carta de Juan Manuel de Rosas a Manuel García, Hacienda San
Martín, 16 de octubre de 1826. En: Corr (...)
19Entre los notables del campo, hubo algunos que se perdieron más que
otros. Sirvieron, como vemos las siguientes acciones, de nexo entre las
zonas y poblaciones rurales en las que hay figuras de referencia, y las
autoridades gubernamentales de la capital. Si decidimos optar por un
ejemplo paradigmático, nos relajamos un momento en el estamento de
Zenón Videla que, ante enemigos de Rosas, hemos aprendido a construir
una impresionante carrera política en las líneas unitarias. 44 En 1826
observábamos, a través de una carta que los Rosa envidiaban a Manuel
García –gobier ministro de Gregorio de Las Heras-, como el futuro
gobernador bonaerense se alejaba de Videla, notable competidor por el
dominio de la campaña bonaerense. Rosas le escribió a García pidiéndole
buscarse medios en asegurar el nombramiento de juez de paz de Monte, de
modo que no siendo el actual don Vicente González, tampoco lo sea don
Zenón Videla, o el mayordomo de este, don Vicente Terán . 45 Luego, le
explica los recibos que lo llevan a ese pedido, y neja deja de volver a
encargarle encarecidamente dicho favor. Deducimos no sólo la manifiesta
enemistad entre abas figuras de primer orden en el ámbito rural
bonaerense, sino también, la importancia de que revestía el juez de paz
como aliado político –autoridad jurídica y policial de la campaña–, y las
dificultades propias de padecerlo como antagonista.
46 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de San Miguel
del Monte, 1831, Sala X, leg. 26 (...)
20Además de su considerable fortuna, fuimos nosotros quienes
encontramos a Videla como el incansable perseguidor de los federales y el
enemigo general del pueblo . Fue comandante de las divisiones de Lavalle
y colaboró con su proponente financiero, desempeñando diversos cargos.
Además, fue asesinado por Manuel Pirán, quien hizo las paces con
Lavalle, quien participó personalmente en la guerrilla comandada por
Videla. El número de contactos fue mucho mayor, pero nadie se comunicó
directamente con Lavalle, si no con afectados de otros partidos de la
provincia. Sin embargo, la zona principal de nuestro dominio estaba
ubicada en Monte, donde continuamos con la incansable colaboración de
Marcelino Basualdo, quien compartió y confió en Videla , y otros
informantes como José Pintos, Mario Santas, Carlos Goldriz –de gran
influencia en estos países–, Anselmo Segura y su más reciente asistente,
Vicente Terán, citado por Rosas. 46
47 John Murray Forbes, Once años en Buenos Aires, 1820–1831 .
Buenos Aires: Emecé, 1956, p. 519.
48 Ibídem , pág. 583.
49 Ver su número en: AGN, Lista de unitarios embargados por el
gobierno rosista, Sala X, pierna (...)
21Sin embargo, en marzo de 1829 los tropos del coronel Federico
Rauch fueron derribados en Vizcacheras y fueron la marca del regreso de
las fuerzas unitarias de la extensa campaña bonaerense. Y entonces, el
mismo Videla pasó a manos de Rosas, su antiguo antagonista. 47 Sin
embargo, en la libertad de Lavalle de exiliarse definitivamente en la
Banda Oriental, no hay razón suficiente para considerarlo como un medio
para volver a sus propiedades rurales, estableciéndose, temporalmente, en
su residencia porteña. Sin embargo, todas las estampas encontraron la
tranquilidad que anhelaba, pues: algunos de los elementos más exaltados
de la población, armados de simulacros y otros medios de destrucción,
atacan las casas de varios conocidos unitarios, especialmente las de los
generales Rodríguez y Soler; del Señor Videla, del Dr. don Valentín
Gómez y del Señor Fragueiro . 48 Si perdí más que nada, mi participación
activa por parte de la banda centralista llevó al régimen rojo a embargar
nuestras propiedades, dejándolo en la ruina más absoluta. 49
50 En las listas quedó registrado en menos de 27 minutos de paz que
sigue el criterio de la comisión (...)
51 Jorge Gelman, “Crisis y reconstrucción del orden en el campo
bonaerense. Estado y sociedad y (...)
52 Es notable, en este sentimiento, el avance que logró en ese tiempo el
estado en los mecanismos de control (...)
22Hombres como Videla, que los hubo en cantidad aunque tal vez con
más modestas fojas de servicios en la esfera pública y en la política rural,
no dejaron de configurar una inmensa red de poder en la campaña que
respondía al unitarismo, brindando recursos y colaboración efectiva. Más
diversidad en la India. Es un tema de este poco estudiante, se trata de los
“caudillos” o líderes rurales unitarios que, en algunos casos, está arropado
por un poder institucional enorme y similar a varios nombres, y que
responde a los designios que emanaban del Copa asentada en Buenos
Aires. Sin dudas, Zenón Videla pudo emcarnar el ejemplo más completo y
paradigmático de las formas de acumulación de poder de que fue
investido, por su triple condición de estanciero, militar y legislador. Se
trata de una vasta red que, entre otras cosas, al parecer, está compuesta por
varias piezas de personas que han sido incluidas en las jefaturas de los
partidos del país. 50 La mayoría de ellos habían sido escogidos por su
impronta previa en sus respectivas localidades. A partir de 1821, mediante
el establecimiento de los tribunales de paz, se logró mantener un aparato
estatal ampliado, eficiente y capaz de responder a las iniciativas del
gobierno central de Buenos Aires . 51 Es claro que los unitarios tienen una
relación fluida con los hombres del campo, principalmente con sus
notabilidades, donde se les permite avanzar en un proceso paulatino de
construcción institucional y dominio por parte de un proceso completo de
conformación y centralización. 52 Detengámonos en este aspecto, para
profundizar radicalmente en los lazos que existen entre los notables del
ámbito rural y los principales hombres del unitarismo.
53 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Arrecifes,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
54 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Pergamino,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
55 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Pilar, 1831,
Sala X, leg. 26–6–5.
56 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Morón,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
57 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de La
Matanza, 1831, Sala X, leg. 26–6–5.
23Un grupo particular de la élite unitaria cosechó vínculos con la
campaña, al asociarse a esta área por distintos motivos. Unos, en la
condición de las embarcaciones, otros, del ejército, al participar en las
diversas misiones que se realizan para avanzar o proteger la frontera
fronteriza con los nativos. Desde fines de 1828, los Irigidos de Buenos
Aires, los satélites de Lavalle, durante su difícil gobierno, reprodujeron en
cada localidad un predominio en pequeña escala. Se escribe
constantemente con nuestros líderes, se fortalece la autoridad local, se
rechaza rápidamente, se une a pequeños grupos, se organizan guerrillas.
Luis Saavedra, médico de Arrecifes, conoció a mi amigo Acha 53 -
notable líder del ejército unitario - y así tuvo noticias de Diego de la
Fuente, amigo íntimo y sociópata de mi amigo, quien también era el
antiguarante de la paz de Pergamino. 54 Severino y Mateo Piñiero, de
Pilar, habían mantenido siempre íntima amistad y comunicación con el
coronel Pico –otro reconocido militar-. 55 Francisco Villanueva,
acaudalado estanciero, escribía periódicamente con el general Rodríguez –
ex gobernador y unitario-, ofreciéndole comida. Benito Rivas, de Morón,
tuvo la oportunidad de mantenerse en su partido gracias a la intervención
de su amigo Miguel Díaz Vélez –ministro de Lavalle– quien le informó de
todo lo que ocurría en el partido 56 respecto a los movimientos de los
federales. Otros unitarios se encontraron vengativos de la elite por parte
de sus familiares, como en el caso de Ildefonso Ramos Mejía, quien era
pariente de Lavalle, con relaciones íntimas con la familia, casado con su
vida política, María Antonia Segurola Mejía, unitaria empecinada . 57
24Podemos asegurar que cada localidad de la campaña cuenta con una
vasta red de sociabilidades y solidaridad dirigida por nuestros
corresponsales destacados. La verticalidad de las relaciones –con las
respectivas directivas que emanan de las cabezas– comienza desde la
nuca. Según el momento, esto significa, en diferentes juegos de escaladas,
una estructura que puede ser ordenada por hombres de la altura de
Rodríguez o Rivadavia y sus ministros, o de Lavalle y sus consejeros,
pasando a un sector más abocado a la campaña, pero formato parte del
ciclo exclusivo: coroneles como Federico Rauch, Ramón Estomba,
Francisco Pico, el mismo Videla, tan número uno y otras vez en las
fuentes. También, del número de estamentos que tienen propiedades en el
campo, y viviendas en la ciudad, sienten sus voces (algunos de ellos
inclusive en la misma Sala de Representantes). Estos últimos hombres
constituyen el nexo con los notables y familiares departamentales.
Conclusión
58 Ricardo Salvatore mostró cómo había surgido el “aparato” de
represión roja, sobre todo, para (...)
25A fines de 1829, la aventura de Lavalle y su secuela cristalizaron el
asentimiento político de Juan Manuel de Rosas. Algunos unitarios
seguramente saldrán a la calle, intentaremos adaptarnos a las nuevas
circunstancias. Paulatinamente, ora de la ciudad, ora de la Banda Oriental,
fueron regresando a la campaña gran parte de los habían buscado
refugiados en las las de Lavalle. Gran parte del harían con temor,
encontrando sus cultivos abandonados, su ganado expoliado y su morada
saqueada. Poco a poco iremos reparando los dañados con un perfil bajo y
aprenderemos a relacionarnos con las autoridades federales. Además,
como José María Lorenzo, que fue denunciado por los unitarios en su casa
, comenzamos a unir los fragmentos de una manera que no los teníamos
destruidos del todo, si no los teníamos en estado latente. Por tanto, la
máquina de represión rosa ha comenzado a activarse. 58
26Sin objeción, años antes, algunos de los unitarios de la campaña
habían sido jueces de paz en tiempos de Rivadavia; los hubo capitanes de
milicia, administradores de correos, alcaldes de la hermandad, maestros,
pulperos, comerciantes y hasta médicos y eclesiásticos: un mundo amplio,
demasiado extenso para que pasara despercibido. Cada uno colaboró a su
modo, a latura de las circunstancias y sus posibilidades. Los apoyos que
recibieron el bando centralista en la campaña no fueron nada
despreciables. Si bien las fuentes que hemos explorado no son
contemporáneas del proceso que analizamos, si nuestro permite situarnos
desde de un punto de mira desde el que podemos, con ciertos reparos,
extraer algunas conclusiones. Lo principal entre ellos es que permitimos
visualizar un mundo en el campo que, aunque polarizado entre el plano
social y político, tiene muchos más adeptos al unitarismo que ciertas
historias comunes de historiografía nos permiten suponer. Muchos de los
estudios recientes que reconocen la dificultad de registrar el predominio
en el campo –que antes era impensable– no sólo muestran la debilidad de
su régimen, que puede explicarse por múltiples razones, sino también
indirectamente por la presencia de nuestros enemigos, los unitarios.
Encabezado de pagina
NOTAS
1 Para profundizar más en este período, recomendamos: Geneviève
Verdo. Independencia argentina entre ciudades y nación, 1808–18 21.
París: Publicaciones de la Sorbona, 2006.
2 AGN, Comisión clasificadora de unitarios y federales , 1831, Sala X,
leg. 26–6–5.
3 Jorge Gelman, “Unitarios y federales. Control político y construcción
de identidades en el primer gobierno de Rosas”, Anuario IEHS, 19,
Tandil, 2004.
4 Por Juan Carlos Garavaglia: si en los nuevos años del XVIII, la
producción agrícola ocupaba un papel subordinado al capital comercial
urbano, en los primeros años del que marca el paso . En: Pastores y
labradores de Buenos Aires, una historia agraria de la campaña
bonaerense 1700–1830. Buenos Aries: Ediciones de la Flor, 1999, p. 369.
5 Juan Carlos Garavaglia, “ Ambitos, vínculos y cuerpos. La campaña
bonaerense de vieja colonización”, en: Historia de la Vida Privada en la
Argentina , Tomo I, País Antiguo de la Colonia a 1870. Buenos Aires:
Taurus, 1999.
6 Raúl O. Fradkin (ed.), ¿Y el pueblo dónde está? Buenos Aires:
Prometeo, 2009.
7 D. Villar, (ed), JF Jiménez y S. RATTO, Relaciones interétnicas en el
sur bonaerense 1810–1830 . Bahía Blanca: Universidad Nacional del Sur–
Universidad del Centro, 1998.
8 Con la excepción de algunos trabajos de Raúl Fradkin que nos
permiten entender la politización del campo bueno pero se centran en
sectores federales y antiunitarios. Ver del autor: “ Tumultos en la pampa,
una exploración de las formas de acción colectiva de la población rural de
Buenos Aires durante la década de 1820” , en: IX Jornadas Interescuelas ,
Departamento de Historia, Córdoba, septiembre 2003 y “Bandolerismo y
politización de la población rural de Buenos Aires tras la crisis de la
independencia (1815–1830)”, en: Nuevo Mundo Mundos Nuevos , 2005,
en línea, disponible en: http://nuevomundo.revues.org/document309.html
9 Numerosos viajeros relatan con asombro estos trabajos rurales, ver,
por ejemplo, las explicaciones al respecto de: William Mac Cann, Viaje a
caballo por las provincias argentinas . Traducción al inglés José Luis
Busaniche. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes:
http://213.0.4.19/servlet/SirveObras/01349464211026380755802/index.ht
m
10 Así se precisa de manera evidente en los estudios demográficos de:
César A. Gracia Belsunce, Buenos Aires, 1800–1830 . Tomo I. Buenos
Aires: Compañía Impresora, 1976, p. 154.
11 Pilar González Bernaldo, “ El levantamiento de 1829, el imaginario
social y sus implicancias políticas en un conflicto social” , en: Anuario
IEHS , 2, 1987. Jorge Gelman, “Unitarios y federales. Control político y
construcción de identidades en el primer gobierno de Rosas”, Anuario
IEHS, 19, Tandil, 2004, p. 361. Raúl O. Fradkin, Historia de una
montonera. Bandolerismo y caudillismo en Buenos Aires, 1826 . Buenos
Aires: Siglo XXI, 2006.
12 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Pergamino,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
13 Ibídem.
14 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de San Nicolás
de los Arroyos, 1831, Sala X, leg. 26–6–5.
15 Carta de Juan Antonio Sarachaga a Juan Manuel de Rosas, 4 de
octubre de 1830, AGN, Gobierno de Córdoba, SX, 5–4–2, 5–4–1
16 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Arrecifes,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
17 Carta de Juan Antonio Sarachaga a Juan Manuel de Rosas, 4 de
octubre de 1830, AGN, Gobierno de Córdoba, SX, 5–4–2, 5–4–1
18 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Pergamino,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
19 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Luján,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.20 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de
Paz, Partido de Flores, 1831, Sala X, leg. 26–6–5.
21 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Pilar, 1831,
Sala X, leg. 26–6–5.
22 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Flores,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
23 Domingo F. Sarmiento, Facundo , Buenos Aires: Altamira, 2001.
Capítulo III: Asociación. La Pulpería, pág. 50.
24 Debido a la importancia social de la pulpería, se ha escrito con
información suficiente y válida. Citamos como más recomendables los
siguientes: Carlos Alberto Mayo, (comp.) Pulperos y pulperías, 1740–
1830 . Mar del Plata: UNMP, 1997.
25 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Ensenada,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
26 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Exaltación
de la Cruz, 1831, Sala X, leg. 26–6–5.
27 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Luján,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
28 Una de las mejores explicaciones de la funcionalidad y uso de una
batería se puede encontrar en: Domingo F. Sarmiento, Facundo . Buenos
Aires: Altamira, 2001, p. 50.
29 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de San Nicolás
de los Arroyos, 1831, Sala X, leg. 26–6–5.
30 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de San Nicolás
de los Arroyos, 1831, Sala X, leg. 26–6–5.
31 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Magdalena,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
32 Publicación periódica de tendencia unitaria a cargo de Manuel
Bonifacio Gallardo. Félix Wienberg, El Periodismo (1810–1852) .
Apartado de la Nueva Historia de la Nación Argentina. Tomo VI–Tercera
Parte: La configuración de la República independiente 1810–c. 1914.
Buenos Aires: Planeta, 2001, pág. 466.
33 El Pampero, 20 de enero de 1829, Museo Mitre, 21.6.4.
34 Por otro año, Garavaglia, aunque calculando en un número de casos
reducido, descubrió que para la misma poca, en el partido de Areco un
14% de los estratos sociales más bajos sabía leer y escribir, cifra nada
despreciable. Ver: Juan Carlos Garavaglia, “El juzgado de Areco colgante
el Rosismo (1830–1852)”, en: Raúl Fradkin; Mariana Canedo y José
Mateo, Tierra, población y relaciones sociales en el campo bonaerense
(siglo XVIII y XIX) . Mar del Plata: Universidad Nacional de Mar del
Plata, 1999, p. 222.
 35 En particular, a través del sistema educativo de Lancaster. Ver:
Benito Ignacio Núñez, Noticias históricas, políticas y estadísticas de las
Provincias Unidas del Río de la Plata . Londres: Ackermann, 1825, pág.
30. Más específicamente sobre el método Lancaster introducido por Diego
Thomson, e impulsado por Rivadavia, ver: Mariano Narodowski, “La
expansión del sistema lancasteriano en Iberoamerica. El caso de Buenos
Aires”, en: Anuario IEHS , Tandil, n. 9, 1994.
36 José V. Bustamante, “La escuela rural. Del Catón al arado.”, en:
Carlos A. Mayo (ed.), La casa, la dieta, la pulpería, la escuela (1770–
1870) . Buenos Aires: Biblos, 2000, p. 150.
37 Carlos Mayo aseguró que la mayoría de sabían pulperos , aunque
rudimentariamente, leer, escribir y contar . Ver del autor: Pulperos y
pulperías, 1740–1830 . Mar del Plata: UNMP, 1997, p. 126.
38 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de San
Vicente, 1831, Sala X, leg. 26–6–5.
39 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Guardia de
Luján, 1831, Sala X, leg. 26–6–5.
40 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Quilmes,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
41 Recomendamos al respecto: Marcela Ternavasio, La Revolución del
voto. Política y Elecciones en Buenos Aires. 1810–1852. Buenos Aires:
Siglo XXI, 2002.
42 Para ver aldetalle la tarea de dichos funcionarios: Ley de 24 de
diciembre de 1821, Registro Oficial n. 22, t. Yo, el arte. 9, decretado por
el Honorable Consejo de Representantes de la provincia, en: Manual para
los Jueces de Paz de Campaña . Buenos Aires: Imprenta de
Independencia, 1825.
43 Oreste Carlos Casanello, “De subditos a ciudadanos. Los buenos
pobladores rurales entre el antiguo régimen y la modernidad”. En: Boletín
del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani .
Tercera serie, núm. 11, primer semestre de 1995, págs. 113–139.
44 Ver: Vicente Osvaldo Cutolo, Nuevo Diccionario Biográfico
Argentino (1750–1930) . Buenos Aires: Editorial Elche, 1985, también:
Juan Manuel Beruti. Memorias Curiosas . Buenos Aires: Emecé, 2001. p.
305, ver: Acuerdos de la Honorable Junta de Representantes de la
provincia de Buenos Aires, 1820–1821. Por Ricardo Levene, tomo II. La
Plata: Publicaciones del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos
Aires, 1933.
45 Carta de Juan Manuel de Rosas a Manuel García, Hacienda San
Martín, 16 de octubre de 1826. En: Correspondencia Diplomática, AGN,
Sala VII, leg. 1.6.5.
46 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de San Miguel
del Monte, 1831, Sala X, leg. 26–6–5.
47 John Murray Forbes, Once años en Buenos Aires, 1820–1831 .
Buenos Aires: Emecé, 1956, p. 519.
48 Ibídem , pág. 583.
49 Ver su número en: AGN, Lista de unitarios embargados por el
gobierno rosista, Sala X, leg. 17–4–3, o –1294–. Es posible que su familia
recupere algunas familias estables, quizás vivió con María Sandalia Dorna
y se originó con la familia de Videla Dorna – Zenón, quienes se
caracterizan por tener grandes propiedades en el partido del Monte, en
cuya inclusividad actualmente existe una localidad llamada Videla Dorna.
50 En las listas figuraba en menos de 27 juegos de las personas que
según el criterio de la comisión clasificadora participaban activamente en
defensa del aspecto unitario. Para más información sobre los juegos de la
gente de esta época, ver: BLONDEL, JJM Almanaque político y de
comercio de la ciudad de Buenos Ayres correspondiente al año de 1826.
Buenos Aires: Ediciones de la Flor, 1968, págs. 290–291.
51 Jorge Gelman, “Crisis y reconstrucción del orden en el campo
bonaerense. Estado y sociedad en la primera mitad del siglo XIX.” En:
Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio
Ravignani” , Tercera serie, núm. 21, I semestre de 2000, pág. 11.
52 Es notable, en este sentido, el avance que logró en ese tiempo el
estado en los mecanismos de control social del ámbito rural. Ver: María
Barral y Raúl Fradkin, “Los pueblos y la construcción de las estructuras
de poder institucional en la campaña bonaerense (1785–1836)”. En:
Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio
Ravignani” , Tercera serie, núm. 27, I semestre de 2005, pág. 40.
53 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Arrecifes,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
54 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Pergamino,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
55 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Pilar, 1831,
Sala X, leg. 26–6–5.
56 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de Morón,
1831, Sala X, leg. 26–6–5.
57 AGN, Lista de Unitarios según Jueces de Paz, Partido de La
Matanza, 1831, Sala X, leg. 26–6–5.
58 Ricardo Salvatore demuestra cómo el “aparato” de represión rosista
había agido, sobre todo, para elegir a los hombres de la campaña. En
opinión de Rosas, perdió el sentido de autoridad que le hizo escuchar el
período unitario anárquico. Para más información ver del autor: Paysanos
errantes, orden estatal y experiencia subalterna en Buenos Aires durante la
era Rosas . Londres: Duke University Press, 2003.
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PARA CITAR ESTE ARTÍCULO
referencia electrónica
Ignacio Zubizarreta , “ Unitarios en la campaña bonaerense: vínculos y
construcción política en un territorio adverso, 1820-1829 ” , Nuevo
Mundo Mundos Nuevos [Online], Debates, publicado en línea el 14 de
diciembre de 2012 , consultado el 14 de diciembre de 2023 . URL :
http://journals.openedition.org/nuevomundo/64583; DOI :
https://doi.org/10.4000/nuevomundo.64583
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AUTOR
Ignacio Zubizarreta
Universidad Nacional de Tres de Febrero/CONICET-Universidad de
Buenos Aires, ignzubizarreta@gmail.com
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XVI al XXI , Lima, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica
del Perú, 2009, 356 p. [Texto completo]
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Gelman, Jorge, Rosas bajo fuego. Los franceses, Lavalle y la rebelión de
los estancieros , Buenos Aires, Sudamericana, 2009, 218 p. [Texto
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Geneviève Verdo, Independencia argentina entre ciudades y nación
(1808-1821) , París, Publicaciones de la Sorbona, 2006, 477 p. [Texto
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