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Emmanuelis iter in castellam: el viaje de los

reyes de Portugal por Castilla en 14981


BEGOÑA ALONSO RUIZ
UNIVERSIDAD DE CANTABRIA

Resumen: En la primavera de 1498 los reyes de Portugal inician un viaje hacia el reino
vecino convertidos en príncipes herederos de las coronas de Castilla y Aragón. En este
trabajo se reconstruye el itinerario de este viaje, así como las fiestas y ceremonias cele-
bradas con motivo de su entrada en ciudades como Badajoz, Toledo o Zaragoza, con el
objeto de aportar luz sobre un viaje que no ha merecido atención para la historiografía
española en contraste con lo ocurrido para portuguesa que lo relaciona con aspectos tan
relevantes para el arte luso como la existencia de «reflujos» mudéjares en el país vecino y
con la estancia de Andrea Sansovino en Castilla, puede que formando parte de la comi-
tiva que acompañaba a los reyes.
Palabras clave: Manuel I, Isabel de Castilla, Toledo, Zaragoza, crónicas, cortes, ceremonias,
Felipe Mauros, Michel Sittow, Andrea Sansovino.

Abstract: In the spring of 1498 the kings of Portugal initiated a trip towards the neighbo-
ring kingdom turned in princes inheritors of the crowns of Castile and Aragon. In this
research I reconstructed the itinerary of this trip, as well as the ceremonies celebrated on
the occasion of their entry in cities as Badajoz, Toledo or Saragossa. The objetive is give
light on a trip that has not deserved attention for the Spanish historiography in contrast



1. Esta investigación se enmarca dentro del proyecto del Plan Nacional I+D+i «Arquitectura Tardogótica en la
Corona de Castilla: Trayectorias e Intercambios» (ref. HAR2011-25138).

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Las artes y la arquitectura del poder

with the happened for Portuguese that relates it to so relevant aspects for their art as the
existence of Mudejar «refluxes» in the neighboring country and to Andrea Sansovino’s
stay in Castile forming a part of the procession that was accompanying the kings.
Keywords: Manuel I, Isabel de Castilla, Toledo, Saragossa, chronicles, courts, ceremo-
nies, Felipe Mauros, Michel Sittow, Andrea Sansovino.

Las celebraciones por la boda del rey de Portugal y la princesa de Castilla en Valencia de
Alcántara (Cáceres) el último día de septiembre de 1497 parece que animaron los corazones
de los asistentes. Uno de ellos, Pedro Mártir de Anglería, escribía al respecto «Yo vi a la
reina Isabel rodeada de un coro de ninfas, como si fuese a celebrar el himeneo de su hija, y
con su presencia reanimó y alegró nuestros corazones, que desfallecían ya bajo el peso de
tan largas vigilias, de tantos trabajos, de tantos peligros»2. Parece que intuía que esa alegría
sería muy efímera; la noticia de la muerte del príncipe don Juan el 4 de octubre en Sala-
manca convirtió la fiesta en «plantos, lloros y lutos por el príncipe, todo en una semana»3.
Tras cinco meses de honras y exequias al difunto, los Reyes Católicos enviaron misivas a los
monarcas portugueses para que «viniesen como príncipes de Castilla para que fuesen reçe-
bidos e jurados por príncipes»4. Al tiempo, se enviaban las primeras cédulas convocando a
cortes en Toledo para el 14 de abril con el objeto de ser jurados como nuevos herederos por
las cortes castellanas5.



2. Azuar, Antonio, «Valencia de Alcántara por los Reyes Católicos. Boda Regia en 1497», Revista de Extremadura,
noviembre de 1904.
3. Bernaldez, Andres, Memorias del reinado de los Reyes Católicos, (Edición y estudio por Manuel Gómez-Moreno y Juan de
M. Carriazo), Madrid: Real Academia de la Historia, 1962, p. 379.
4. Id. p. 380.
5. Real Cédula de los Reyes Católicos convocando a Cortes en Toledo para jurar a la Princesa Doña Isabel y su marido
el Rey de Portugal, por muerte del Príncipe Don Juan. Alcalá de Henares 6 de marzo de 1498 (B.N. MSS/9554
(H.176R.-177V.) «Don Fernando e doña Isabel, por la gracia de Dios Rey e Reyna de Castilla de Leon de Aragón
(...) al Concejo Corregidor alcaldes... salud e gracia vien savedes como plugo a Dios nuestro Señor de llevar para
si al muy Illustre Principe Don Juan nuestro hijo primogenito heredero que avia de ser destos nuestros Reynos
e señorios: por lo qual quedo por nuestra hija primogenita e heredera destos nuestros Reynos y señorios para
después de los dias de mi la Reyna en defecto de varon la Serenisima Doña Isabel reyna de Portugal nuestra hija
mayor legitima; et porque segund las leyes e uso e costumbre destos nuestros Reynos usada e guardada en ellos los
Procuradores de las Cibdades e Villas dellos que suelen ser llamados a Cortes juntos en ellas han de recibir e jurar
al Hijo o Hija Primogenito y heredero de su padre o madre de cuia sucesion entrara por Principe y heredero para
después de los dias de aquel a quien ha de guardar y para que esto se faga los dichos vuestros Procuradores deven
ser llamados a Cortes y sobre esto mandamos dar para cos esta nuestra carta por la qual vos mandamos que luego
que vos fuere notificada por Gutierre Tello nuestro repostero de camas que para ello enbiamos juntos en vuestro
Concejo elijades e nombredes vuestros Procuradores de Cortes y les dedes y otorguedes vuestro poder bastante
para que parescan y se presenten ante Nos en la dicha Cibdad de Toledo a catorce dias del mes de abril deste
presente año de la data desta nuestra carta con el dicho vuestro poder para facer el dicho recivimiento e juramento
a la dicha Serenisima Reyna de Portugal nuestra Hija por Princesa e nuestra legitima heredera (...) et al Serenisimo
Rey de Portugal como et su legitimo marido (...)». Sobre el llamamiento, también Carretero Zamora, Juan Manuel,
Corpus documental de las Cortes de Castilla (1475-1517), Madrid, 1993, p. 63.

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Viaje hacia Toledo

En el país vecino, tras celebrar las cortes en Lisboa6, el rey portugués dejaba todo orde-
nado para la gobernanza del reino en manos de la doña Leonor –hermana del rey–, del
duque de Braganza, su sobrino, y el marqués de Villa Real. Los reyes partían de Lisboa en el
mes de marzo acompañados de poca gente «por el Rey e a Raynha de Castella lho mandarem
assi pedir, e tambem por se escusarem brigas, e debates antre Portugueses e Castelhanos»7.
Además de caballeros y personas principales del reino, les acompañaban oficiales miembros
de su casa «e muy singular capella de muytos, e bons cantores, e muy ricos ornamentos, e
todos muyto concertados, e pera isto escolhidos es as milores bestas de ginetes, e mulas que
podiao ser, e assi os atauios muyto ricos pera o tempo que era, porque hiao todos vestidos
de negro polla morte do Principe de Castella»8.
Por las cuentas reales castellanas y las crónicas de ambos reinos sabemos del itinerario
que siguió la comitiva regia (fig. 1). Desde 31 de marzo que partieron hasta llegar a Toledo
el 26 de abril se cita el paso por Setúbal, Evora, Badajoz, Mérida, Guadalupe, Caleruela, Ta-
lavera, Cebolla y Puente del Arzobispo9. El viaje se preparó en Lisboa; constan pagos a los
oficiales encargados de transportar la recámara de la reina a Toledo, labor que costó 15.000
maravedíes10. Los cronistas portugueses nos relatan los detalles del viaje. A media legua de
Elvas los recibía don Juan de Guzmán, duque de Medina Sidonia, seguido de trescientos
hombres a caballo que les acompañaron camino de Badajoz, incorporándose después a la
comitiva el duque de Alba don Fadrique de Toledo, Gómez de Figueroa conde de Feria y el
obispo de Plasencia, don Gutierre de Toledo11.
La primera celebración con motivo de la entrada de los nuevos herederos en una ciu-
dad se produjo en Badajoz; el marco urbano se engalanaba para convertirse en escenario
privilegiado de una ceremonia de origen bajomedieval que reunía a todos los poderes del
momento: los monarcas, los poderes urbanos, los grandes nobles, la iglesia y el pueblo. La



6. Sobre las cortes de Lisboa véase la crónica de Jeronimo Osorio, obispo del Algarve: Hieronymi Osorii, lusitani,
silvensis in Algarbiis Episcopi: De rebus Emmanuelis, Lusitaniae regis inuictissimi, virtute et auspicio ... gestis, libri duodecim.
Impreso en Colonia en 1586. Biblioteca Nacional, Madrid, U/8508. En viaje a Castilla en fols. 18 vto-21, que se
inicia con «Annus nati Christi 1498. Emmanuelis iter in Castellam».
7. Resende, Garcia de, «A entrada del Rey dom Manoel em Castella», Crónica de dom Joao II e miscelanea, (Ed. De 1545
y1554). Lisboa, 1973, p. 298.
8. Resende, García de, op. cit, 1973, p. 299.
9. Archivo General de Simancas, Casa y Sitios Reales (en adelante AGS, Cy SR). Leg. 47, fols. 250-251. Gastos en
traer la cámara de la princesa que tenía a su cargo Inés de Albornoz. Cit. en Prieto Cantero, A., Casa y descargo de los
Reyes Católicos, Valladolid, 1969, p.549.
10. Constan gastos por compras de zapatos, tela, guarnición del caballo de su alteza, unas escaleras de madera para
cabalgar, una silla jineta para el caballo de su alteza, por adornar las cabezadas del caballo, guarnición para las
angarillas, pagos a despenseros, reposteros, etc. AGS. C y SR, Leg. 47, fols. fol.229, 6 vto).
11. Resende describe que la comitiva castellana contaba com trompetas y ocho tambores «tudo de prata, e tres mil
marcos de prata laurados e seiscentos marcos Douro de seruiçio de sua mesa, que comia em en ouro, e outras
muytas grandes policias e abastanças». Resende, García de, op. cit., 1973, p. 300.

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ceremonia de entrada real reunía las características de rito político (como acto de sumisión
y lealtad del reino) y espectáculo, por lo que tenía una innegable carga simbólica de carácter
propagandístico, la plasmación del poder regio12. En este caso además, esta materialización
del poder real se teñía de una dimensión legitimadora, pues los monarcas avalaban con su
entrada la continuidad de la corona en sus herederos13. Los elementos que marcan este
lenguaje simbólico eran el palio (generalmente sostenido por los regidores de la ciudad y
con las armas reales bordadas en brocado dorado) y el color dorado de las vestimentas14.
En Badajoz esta ceremonia estuvo llena de celebraciones «leuados pelos gouernadores á
Se debaixo de hum paleo de brocado»15, con «muita gente e ceremonias»16 donde estaba
esperando el obispo con toda la clerecía. Acabada la oración fueron a dormir a «Teueriola»
que dista tres leguas de Badajoz y al día siguiente continuaron camino de Guadalupe para
pasar allí la Pascua17. El Domingo de Ramos se encontraban en Mérida. En Guadalupe
estaban el 15 de abril cuando consta el pago de dos imágenes «de nuestra señora de oro»
para la alcoba de la reina18. Fueron recibidos por los frailes con solemne procesión «todos
con ricas capas, e as cruzes, e reliquias do Monteiro, e hay ouuio os officios das Endoenças,
e Pascoa, e ao misterio fez muyto grandes esmollas»19. Siguiendo a Gois, la comitiva se iba
ampliando con la llegada del maestre de la Orden de Alcántara y otros señores, todos es-
forzados en agasajar a los reyes portugueses con todo tipo de comidas y pescados frescos.
Pasadas las fiestas partieron los reyes hacia Toledo tomando el camino del Puente del
Arzobispo20 y Talavera de la Reina, hasta llegar a cuatro leguas de la ciudad, donde estu-



12. Nieto Soria, J.M., Ceremonias de la realeza. Propaganda y legitimación en la Castilla Trastámara, Madrid: Nerea, 1993, pp.120
y ss. (Sobre el palio, p.195). También De Andrés Díaz, R, «Las entradas reales castellanas en los siglos XIV y XX,
según las crónicas de la época», En la España Medieval, nº 4, 1984, pp.48-62 y Fernández de Córdova Miralles, A.,
Casa y Corte de Isabel I (1474-1504). Ritos y ceremonias de una reina. Madrid, 2002, pp. 304 y ss.
13. Así lo habían hecho con la entrada en Burgos del príncipe Juan en mayo de 1483 o la entrada también en Burgos
en 1497 de don Juan y doña Margarita. «...con esta manera de actuar, la exaltación del soberano se estuviese
disolviendo en una exaltación de la dinastía con el objeto de asegurar la sucesión», cit. Fernández de Córdova
Miralles, A., op. cit., 2002, pp.307-308.
14. Existía un estricto orden en el uso del palio, ordenado por el monarca y empleado como privilegio. Véase Fernández
de Córdova Miralles, A., op. cit., 2002, pp.312-314. Veremos más adelante los problemas que ello plantea en
Zaragoza.
15. Gois, Damiâo de, Chronica do Sereníssimo Senhor Rei D. Manuel. 1566, (Edición de Rodrigo Antonio de Noronha e
Menezes, Lisboa, 1749), p. 29.
16. Resende, García de, op. cit., 1973, p. 300.
17. Bernaldez, Andrés, op. cit., 1962, p. 380.
18. Sumaban La cantidad de 1.268 maravedíes. El 13 de abril se compra otra imagen de plata dorada. AGS. C y SR,
leg. 47, fols. 226-35.
19. Resende, García de, op. cit., 1973, p. 301.
20. A su paso por Puente del Arzobispo, el cronista portugués recoge lo siguiente: «A ponte he de hum so arco,
tamanho, que passa o Tejo por elle, e dous arcos pequenos que estao em seco pera quando enche, e tem duas
grandes torres á entrada, e sahida da ponte, muyto fortes, e armadas com portas dalçapoes, e nellas seus alcaydes
mores, s hum Del Rey, e outro do Arcebispo de Toledo, cujo o lugarhe, e em chegando á torre a porta estaba
fechada, e abriose, e o alcayde mor veyo a beijar a mao a el Rey, e á Raynha, e entregoulhe as chaues da torre, e
yndo polla ponte a outra torre estaua também fechada, e abriosse, e fez o alcayde mor a mesma cerimônia, que por
me parecer cousa noua o escreui». Resende, García de, op. cit., 1973, pp. 301-302.

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vieron tres días hasta ordenar su entrada. Allí conocieron la muerte del rey Carlos VIII de
Francia en el castillo de Amboise «que fao hus dos magnificos paços de toda a França»21. Al
día siguiente de mañana, después de oir misa y comer, partieron para Toledo.

Cortes en Toledo

Antes de la entrada en la ciudad el 26 de abril, un grupo de caballeros portugueses


entre los que se encontraban el maestre de Santiago, don Álvaro y don Dionis, el conde de
Portalegre, don Juan de Meneses mayordomo mayor, don Juan de Sousa, don Juan Manuel
camarero mayor y don Fernando Martins Mascarenhas capitán, acudieron al encuentro del
rey Fernando que les esperaba a las puertas acompañado de 30.000 cabalgaduras22. El grupo
se fue abriendo paso entre el gentío hasta que el rey castellano llegó donde se encontraban
los reyes portugueses. Don Manuel vestía «hua touca posta á mourisca, e hum capuz de
contray, e hia em hum ginete grande ruço queimado á gineta»23. Cuenta Gois que don Fer-
nando tomó la mano izquierda de su hija, agarrando con la derecha la mano de don Manuel
y así comenzaron a caminar hasta que llegaron a la ciudad. Resende describe Toledo como
«muy fermosa cousa pera ver a muyta gente que nella auia, que de muytas partes hay viera
a ver este dia, e as ruas muytas dellas estauao toldadas de muytos panos ricos, e pollas pare-
des armadas de rica tapeçaria e muytos panos de brocado, e veludo, e outras muytas sedas»
después de alabar la belleza de las mujeres toledanas24. En la ciudad «foraon recibidos pelos
regedores, & leuados todos tres debaixo de hum paleo de brocado a Se, ja com tochas por
ser noite, onde os estaua sperando ho Arcebispo com toda ha clerecia. Acabada há oraçãon
tornaraon a subir a cauallo & na mesma ordem se foraon a seus aposentos»25, según Resende
ubicados en las casas de Garci Lasso de la Vega y de Pero López de Padilla «que partiram
huas com as outras, e se abriram»26. Existe, sin embargo, una referencia al alcázar en las
cuentas del viaje por las que sabemos que el 18 de mayo se pagaba por «sacar los cargos de
palaçio e los de la camara e los del alcaçar y cargarlos en las acemylas»27, en referencia a la
marcha de la comitiva regia de la ciudad. En realidad, estaba ocurriendo lo que ocurriría



21. Gois, Damiâo de, op. cit., 1749, p. 29.


22. Como cuenta Fernández de Córdoba, «uno de los acontecimientos capitales en la entrada del rey tiene lugar al
atravesar la muralla de la ciudad», Fernández de Córdova Miralles, A., op. cit. 2002, p.312.
23. Resende, García de, op. cit., 1973, p. 303. Cuando lleguen el 7 de mayo de 1502 don Felipe el Hermoso y doña
Juana a Toledo para ser jurados como herederos, Lalaing describirá la entrada en la ciudad, incluyendo el dato de
que el rey castellano estaba acompanhado de entre 5.000 y 6.000 cabalgaduras, mientras que en la entrada de 1498
se citan 30.000. Viajes de extranjeros por España y Portugal, t. I, p. 427.
24. Resende, García de, op. cit, 1973, p. 304.
25. Gois, Damiâo de, op. cit., 1749, p. 30.
26. Resende, García de, op. cit, 1973, p. 304. Sobre estas casas en la Calle real, véase la reconstrucción realizada por
Passini, J., «Topografía medieval de la casa toledana de los Lasso de la Vega en la parroquia de San Román»,
Hispania Sacra, LX, 121, enero-junio 2008, pp. 131-142.
27. AGS. C y SR, leg. 47. Fols. 226-35.

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con la visita y jura como herederos de doña Juana y don Felipe cuatro años más tarde: los
monarcas y los herederos residen en esa ocasión en las casas del marqués de Moya donde
«las habitaciones del archiduque y de la archiduquesa y dos o tres más estaban tapizadas de
paños de oro, ricamente bordados, la mayor parte de los cuales son del dicho marqués y los
otros de la reina», pero es el alcázar el escenario elegido para las cenas y celebraciones28. Las
crónicas portuguesas no coinciden en otro punto relacionado con el encuentro entre las dos
reinas: Gois refiere que la reina Isabel esperaba a su hija y su yerno «em uma varanda térrea
de lãs casas donde posaba», mientras que Resende escribe que «esperar a hua varanda terrea
á entrada dos paços muyto longe de seu aposentamento»29. Si coinciden los cronistas en
el afecto y la cortesía con que los suegros trataron a los jóvenes reyes. Éstos viajaron desde
Lisboa con unos papagallos, quizá como regalo para los monarcas casteLlanos30.
Volviendo a la ceremonia de llegada a Toledo31, ordenaron los monarcas casteLlanos que
al domingo siguiente a su entrada se hiciese el acto de juramento después de oir misa en la
catedral. Lo que ocurría ese 29 de abril (un día antes en la crónica de Resende) nos lo relata
con detalle, de nuevo, Damiao de Gois: «Dos paços ate ha Egreja leuantaraon de redea a
pè a El Rei Don Emanuel, ho Duque de Medina Cidonia a mano dereita, & ho Conde de
Feria a esquerda, & a Rainha doña Isabel sua molher, ho Condestable a mano directa, & o
Duque Dalua a esquerda. Aquelle dia dixe Missa em pontifical ho Arçobispo de Toledo Frei
Francisco Ximenes da Ordem de San Francisco da obseruancia, a qual os Reis estiueraon
ambos em huna cortina da banda do Euangelho, & dentro com elles dom George, & hás Ra-
inhas ambas da outra parte em sua cortina». Resende es más descriptivo al añadir que «Na
capella mayor junto com a cortina estaua hum grande estado alto com dorsel de brocado,
e cadeiras destado, ricamente concertado e alcatifado, em que os Reys e Raynhas se foram
assentar»; em outra parte de la capilla se sentaron em grandes bancos los procuradores de las
ciudades, los grandes y las personas principales sentadas em las gradas del altar mayor «que
tudo estaua muyto bem alcatifado e muytas almofadas pêra os grandes»32. Continúa Góis
que «Acabada ha Missa, el Rei dom Fernando tomou el Rei Don Emanuel seu genro pela
mano & há Raihna doña Isabel a Rainha dona Isabel sua filha, & hos leuaron ambos pêra
hum estrado que estaua na mesma capella, onde se assentaraon cada hum em sua cadeira,
ficando el Rei Don Emanuel, & há Rainha dua molher em médio dos Reis de Castella, &
logo da outra banda se assentaron hos procuradores do Regno em banquos, que pêra isso se
poseraon cada hum em sua precedência»33.



28. García Mercadal, J., Viajes de extranjeros por España y Portugal. Valladolid: Junta de Castilla y León, 1999, T.I, p. 428.
29. Resende, García de, op. cit., 1973, p. 305.
30. AGS, Cy SR. Leg.1. Fol. 86.
31. Puede seguirse el recibimiento hecho en 1502 a los herederos Juana y Felipe: Pascual Molina, J.F.:, «Lujo y exhibi-
ción pública: el arte al servicio del poder en las recepciones a doña Juana y don Felipe», Zalama, M.A. (Dir), Juana
I en Tordesillas: su mundo, su entorno, Valladolid, 2010, pp. 305-324.
32. Resende, García de, op. cit., 1973, p. 306. También Jerónimo Zurita refiere el viaje y la jura: Zurita, J., Historia del rey
Don Fernando el Católico. De las empresas, y ligas de Italia, 1580, Libro III, Cap. XX.
33. Gois, Damiâo de, op. cit., 1749, p. 31.

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La ceremonia de juramento fue sencilla pese a que para los cronistas portugueses «dura-
raon muito». Desde época de los primeros Trastámara se venía ensayando con un procedi-
miento ritual de juramento con los príncipes herederos que contemplaba al menos tres fases:
el acto litúrgico, el juramento y el homenaje34. En este caso, en las gradas del altar mayor y
después de una misa oficiada por Francisco Jiménez de Cisneros, obispo de Toledo, Diego
Hurtado de Mendoza, arzobispo de Sevilla y Patriarca de Alejandría, tomó juramento a los
reyes de Portugal sobre un misal y una cruz de oro de que guardarían todos los foros y usos
de Castilla, tras lo cual el Condestable trasladó el misal a los procuradores, que los juraron
como príncipes herederos35. Por el acta del juramento sabemos que hicieron pleito homenaje
besando la mano derecha «a los dichos príncipes nuestros señores como a príncipes de Cas-
tilla e de León» y «dixeron que fazían e finieron plito omenaje una e dos e tres veses, una e
dos e tres veses, una e dos e tres veses como cavalleros e omes hijosdalgo a fuero e costunbre
d´España en manos del dicho señor condestable que dellos lo recibió, y el dicho señor con-
destable por lo que a él toca e tocare en manos del dicho señor duque de medinasidonia que
dél lo resçebió que ternán, guardarán e cumplirán e farán tener, e guardar e cunplir a todo
su leal poder en todo e por todo lo de suso contenido e por ellos prometido e jurado»36.
Saliendo de la iglesia en comitiva, acompañados los reyes y los príncipes de los grandes y
caballeros, «estando a la puerta de la claustra de la yglesia mayor de la dicha çibdad que
es çerca del postigo de la capilla de Sant Pedro», recibieron a los procuradores de Toledo.
Este hecho mereció la atención de Gois, que recoge en su crónica el especial privilegio con-
cedido a los procuradores toledanos37. Presentes como testigos privilegiados del juramento
actuaron el obispo de Catania, nuncio papal y el embajador del rey de los romanos mosén
Gaspar de Lupiana, el embajador del rey de Nápoles, el embajador del duque de Venecia,
el embajador del duque de Milán, así como los portugueses don Diego de Silva, conde de
Portalegre, don Juan de Meneses, mayordomo mayor del rey de Portugal, y don Alonso
de Silva, clavero de Calatrava38. «A Igreja estaua a mais fermosa cousa que se podia dicer,
requissimamente armada, e muytas bandeyras reaes, e a gente era tanta que não cabia, e tan-
tos órgãos, charamellas, facabuxas, trompetas, atambores, e outros muytos estromentos, que
cuando acabaram de jurar juntamente tangeram»39. Tras todo ello, los reyes y los príncipes,



34. Nieto Soria, J.M., Ceremonias de la realeza. Propaganda y legitimación en la Castilla Trastámara. Madrid, 1993, pp. 35-45.
También Fernández de Córdova Miralles, A., op. cit., 2002, pp.373-374.
35. Se seguía el mismo procedimiento que en el juramento de don Juan como príncipe heredero de la corona castellana,
también en la catedral toledana «sobre vn libro misal» en 1480. Pulgar, Fernando del, Crónica de los Reyes Católicos,
(Ed. y estudio de Juan de Mata Carriazo), Vol. I, Granada, 2008, pp. 425 y ss.
36. El acta de juramento de los reyes portugueses como herederos de Castilla en Carretero Zamora, J.M., op. cit., 1993,
documento nº 15, pp. 73-76. El original en Real Academia de la Historia, 9/1784, fols.181r -183 vto.
37. Explica Gois que la razón de esta atención especial para con los toledanos es una antigua querella sobre precedencia
con los procuradores de Burgos.
38. Carretero Zamora, J.M., op. cit., 1993, p. 75.
39. Resende, García de, op. cit., 1973, p. 308.

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a pie, fueron a comer a las casas del arzobispo de Toledo que estaban junto a la catedral; los
reyes comieron en una mesa y las reinas en otra.
Los grandes de Castilla hacían su juramento días después; según el acta lo realizaron el
4, 10 y 13 de mayo en Toledo y el 29 de mayo en Alcalá de Henares; juraron sobre la cruz y
los santos evangelios que tomaron con sus manos derechas y cada uno hizo pleito homena-
je40. Estuvieron los reyes de Portugal en Toledo dieciocho días y acabado este tiempo partían
«con sus casas ordenadas e alguns aforrados»41.
La comitiva regia se dirigía a Zaragoza pasando por Chinchón donde les agasajaron los
marqueses de Moya, don Andrés Cabrera (tesorero mayor del rey) y doña Beatriz de Boba-
dilla, (privada de la reina). Resende describe la «grande e muy forte fortaleza que de nouo
tenian feita e huas muito boas casas de prazer de grandes agoas e pescarias, aposentamentos,
policias». Allí permanecieron cuatro días «onde foram milhor agasalhados, e com mais ri-
cos, e abastados concertos pera elle e todo los grandes que nunca vi, e me parece que hum
Rey nao podia mas fazer» 42.
La siguiente parada fue en Alcalá de Henares de donde continuaron hacia Guadalajara
«onde o Duque do Infantado tem seu assento, e as mais ricas casas de Espanha»43. Fueron
recibidos con palios y fiestas y se alojaron en «otras singulares casas do Duque que foram do
cardeal dom Pero Gonçaluez de Mendoça seu irmão, e estauam muyto bem concertadas»44.
El hecho de que el gran palacio aún no estuviese concluido en su totalidad, unido a la
enfermedad del duque que hubo jurar lealtad a los nuevos herederos desde su cama, proba-
blemente motivaron que la comitiva se alojase en las casas del cardenal, muerto años atrás.
Münzer había destacado de las casas del cardenal el mismo elemento destacado ahora por
el cronista portugués, el orden: «Yo he visto en Roma muchas [casas] de Cardenales, pero
ninguna tan cómoda ni tan bien ordenada como esta. (...) Tiene jardines con fuentes, y un



40. Carretero Zamora, J.M., op. cit., 1993, p. 75.


41. Resende, García de, op. cit., 1973, p. 308. Durante esta estancia las cuentas castellanas recogen pagos al platero
Hernando de Ballesteros para dotar la plata de la capilla de su alteza (6.000 maravedíes), además de gastos en
acémilas, lavanderas y un boticario que viaja con los reyes, clavos romanos dorados para la silla de calzas de
su alteza, guarniciones de las damas, angarillas de palo, y un «capon que fue menester para un retablo, dorar
candeleros y binajeras» AGS. C y SR, Leg. 47. Fols. 226-35.
42. Resende, García de, op. cit., 1973, p. 309. Añade «Que tinha nestas casas de prazer, e nas suas casas da villa, trinta
e três camas armadas, e aparentadas de pano douro, brocado, e muy ricas sedas, sem daquy abaixar. E alguas das
camas as mesmas camaras eram armadas todas do mesmo pano douro, brocados, sedas, e tam galantes borladas, e
entretalhadas, e tantas alcatifas entretalhadas, e borladas douro, e assi almofadas, que era cousa de muyto grande
espanto pero hum tam pequeno senhor, que verdadeiramente os feytos valiam tanto que o não ousaria escreuer,
e as outras casas somenos armadas de rica tapeçaria, tantas baixelas, banquetes, e outras policias, que seria muyto
escreuerse polo menudo, e era tanto, e tam ricas cousas, que se dezia que não podia ser senão que fossem da
Raynha». Doña Juana y Felipe el Hermoso también se alojarán en las casas de los marqueses cuando en 1502
vienen a Castilla para ser jurados.
43. Münzer, tras describir este fastuoso palacio en 1496, concluía «Este palacio, en fín, se ha hecho más para
ostentación que para utilidad», cit. García Mercadal, J., op. cit., 1999, vol.1, p. 383. Doña Juana y don Felipe
también lo visitaron en su viaje a Castilla en 1502.
44. Resende, García de, op. cit., 1973, p. 309.

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Begoña Alonso Ruiz - Emmanuelis iter in castellam

aviarium en el que hay tanta variedad de aves que excede toda ponderación. Acaso no habrá
en el mundo morada más deleitosa»45. Al igual que ocurrirá posteriormente con don Ma-
nuel, al viajero alemán le llaman la atención las galerías interiores y las exteriores hacia el
jardín: «Tiene un preciosísimo patio de dos galerías con una estancia y pequeñas cámaras
en cada uno de sus lados, decoradas con dorados artesonados de dibujos y colores diversos;
dos salas de verano que dan al jardín, con columnas de mármol y gran cantidad de oro en
sus aderezos»46.

En Aragón

La entrada en la Corona de Aragón se produjo por Calatayud, donde los reyes portugue-
ses fueron recibidos de nuevo con un palio bordado en esta ocasión con las armas de Castilla
y Portugal. Los acontecimientos se precipitaron en Zaragoza a donde llegaron el 1 de junio;
lo ocurrido lo podemos seguir a través de los cronistas casteLlanos y portugueses, así como
por las cuentas reales y por la documentación de la Seo; no se conservan sin embargo las
actas municipales de esa fecha47.
Antes de entrar en la ciudad, los herederos se alojaron junto a los reyes en el Palacio de
la Aljafería, «em huns singulares paços, e casas de prazer, que el rey hay tem fora da Cidade,
a que chaman aljoufaria»48. Era una construcción de mediados del siglo XI y desde entonces
cumplía las funciones de residencia de los monarcas aragoneses que lo reformaron y amplia-
ron. De hecho, en 1492 don Fernando había ordenado una nueva ampliación que ya estaba
realizada cuando en 1495 Münzer visitó el palacio. El viajero alemán describe el patio de nue-
va construcción «cuyo soportal hállase cubierto por un soberbio y áureo artesonado de in-
verosimil riqueza», además de grandes cámaras con artesonados dorados y finos colores que
«ofrecen deleitosa vista a quien los contempla»49. Destaca la tribuna cerca del techo «para
unas ciento cuatro personas, que como desde una atalaya, podían contemplar los juegos y



45. Antonio de Lalaing describe en 1502 asombrado sus pinturas, dorados y esmaltes, diciéndonos que «el jardín,
todo embaldosado, tiene a su alrededor galerías, una de las cuales está llena de pájaros. En medio hay una hermosa
fuente...» (García Mercadal, J., op. cit., 1999, vol.1, p. 456). Sobre las casas del cardenal en Guadalajara: Barrio
Gozalo, M., «El cardenal don Pedro González de Mendoza, obispo y mecenas , en Llamazares Rodríguez, F.
y Vizuete Mendoza, J.C. (Coords.), Arzobispos de Toledo, mecenas universitarios, Toledo: Universidad de Castilla –La
Mancha, 2004, pp. 177-211.
46. García Mercadal, J., op. cit., 1999, vol. I, p. 383.
47. Entre 1496 y 1501 no se conservan actas municipales. Agradecemos la ayuda dispensada al respecto por el
Archivo Municipal de Zaragoza. La documentación catedralicia nos fueron proporcionada por Javier Ibañez a
quien debemos todo nuestro agradecimiento.
48. Resende, García de, op. cit., 1973, p. 310. En este mismo lugar se alojarán doña Juana y su esposo en 1502 antes
de entrar a la ciudad. Cit. Morte García, C., «El viaje de los príncipes de Castilla y Aragón a Zaragoza en 1502»,
Zalama, M.A. (Dir), Juana I en Tordesillas: su mundo, su entorno. Valladolid, 2010, p. 46.
49. García Mercadal, J., op. cit., 1999, vol. I, p. 387.

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2545
Las artes y la arquitectura del poder

demás cosas que sucedían abajo»50. Allí, la tarde de su llegada los reyes recibieron la visita
del arzobispo de Zaragoza, don Hernando de Aragón, hijo del rey católico51, acompañado
de gobernadores y jurados para iniciar la comitiva de entrada en la ciudad.
El recibimiento en Zaragoza debió ser magnífico coincidiendo con la celebración de
la fiesta del Corpus Cristi52: a caballo los reyes entraron en la ciudad engalanada con las
banderas del reino, de la ciudad y de los oficios «que eran muytas e muyto boas, e com ellas
muytas trompetas, e atambores, e outros estromentos, e muyta insida gente do pouo, muyto
limpa e bem vestida»53. A la puerta de la ciudad, los regidores les recibieron con un palio
de brocado, como había sido habitual en cada entrada de este viaje y como se acostumbraba
a hacer a los herederos54. Con «muyto grande triunfo» fueron acompañados por las calles
de la ciudad «que estauam ricamente armadas»; en la plaza, igual que en Toledo, se había
construido un catafalco toldado «e armado de rica tapeçaria, e hum dorsel de brocado no
meyo» donde se sentaron los reyes. La ceremonia descrita por Resende deja claro el simbo-
lismo del catafalco en alto por encima de las banderas que se les iban mostrando y de los
hombres presentes. Después, fueron a la catedral, «que he pegada com os paços», donde les
esperaba toda la clerecía en procesión «ricamente vestidos, com suas cruzes, e hum Bispo em
pontifical com as reliquias na mao». Al entrar en la Seo bajo palio se produjo un problema
de «jurisdicción» al pelear los principales de la ciudad y los clérigos de la catedral por sos-
tener el palio. Acabada la oración fueron a alojarse en los palacios del arzobispo cercanos a
la Seo que «se corríam huas casa com otras»55.



50. Torres Balbás, L.: «El ambiente mudéjar en torno a la Reina Católica y el arte hispanomusulmán en España y
Berbería durante su reinado», Curso de conferencias sobre política africana de los Reyes Católicos, Madrid: Consejo Superior
de Investigaciones Científicas, 1951, p. 103.
51. Resende escribe sobre el arzobispo que «alguns deziam que com presumpcam de ser Inda Rey de Aragam, o qual
era Visorey em Çaragoça» (Resende, García de, op. cit., 1973, p. 310).
52. «Hízose gran recibimiento, y fiesta al rey don Manuel, y a la reina princesa su mujer en Zaragoza: y celebróse la
festividad del Corpus Christi, con la mayor pompa, y aparato que antes se hubiese hecho» (Zurita, Jerónimo de,
op. cit., 1580, Libro III, cap. xxIIII). En 1492, con motivo de la llegada de sus altezas, las celebraciones del Corpus
en Zaragoza se tuvieron que retrasar «dexando los gastos de aquéllas para la venida de sus altezas». Fernández de
Córdova Miralles, A., op. cit., 2002, p.309.
53. Resende, García de, op. cit., 1973, p. 310.
54. AGS. C y SR, Leg.10, Fols.242-59, expedientes a y b: Memorial acerca de los palios que en Castilla y Aragón se
daban a los príncipes herederos en vida de los reyes: «... y esta probado que a los prinçipes herederos en los reynos
de castilla y aragon se dan palios en sus entradas y rreçibimientos en vida de los rreyes y asi esta probado y pareçe
que como a los otros prinçipes se dieron palios en las cibdades de calatayud y çaragoça a la dicha rreyna y prinçesa
y esta probado que los tales palios son derecjos del caballerizo...». De hecho, el caballerizo de la reina de Portugal
Diego López de Ribadeneira, pide se le paguen los dos paños (palios) que se le tomaron de la entrada de dicha
princesa en Calatayud y Zaragoza; los tesoreros casteLlanos le remitieron al rey de Portugal. En el expediente i se
incluye una carta del Conde de Vilanova a los del Consejo de los descargos, diciendo que el palio que en Zaragoza
dieron a los reyes de Portugal le dono la princesa «a la Seo» y que se haga información acerca del de Calatayud,
también donado por ella.
55. Resende, García de, op. cit., 1973, p. 312.

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Begoña Alonso Ruiz - Emmanuelis iter in castellam

Al día siguiente, 2 de junio, debía producirse el juramento en las Cortes56 pero el asunto
se dilató mucho57; Resende cuenta que el rey Fernando fue a exponer su deseo de nombrar
heredera de ese reino a su hija Isabel (Fig. 2) en diversas ocasiones, encontrando la oposición
de ciudades como Barcelona y Valencia, que no jurarían sin conseguir nuevos privilegios.
Por su parte Zurita añade que «Mas hubo en esto gran altercación: así porque se entendió
que nunca en Aragón había sido jurada princesa, y hubo algunas sustituciones de los reyes
pasados que lo prohibían, como en el haber de jurar al rey don Manuel». Para resolver el
problema don Fernando pensó incluso en abandonar la ciudad, pero conocido esto por los
aragoneses, éstos hicieron entrar en Zaragoza 8.000 hombres armados58.
Estando así las cosas, se precipitó el fatídico final; Zurita escribe que «no permitió
Nuestro Señor, que fuese ella la primera, que había de ser jurada en este reino»59. La reina
de Portugal «andaua en días de parir, e bem pejada, e por su ama disposiçam andaua muy
temorizada de morrer, e como moler tam prudente, virtuosas, tam deuota, e tam amiga de
Deos como era ella, e pello receo que trazia, tinha seu testamento feyto, e muy virtuosa-
mente ordenado, e estaua de pouco confessada e comungada, e toda las cousas feytas tam
perfeytamente, quanto a hua singular persoa pertencia» que el 24 de agosto, día de San
Bartolomeo, tras dar a luz al príncipe don Miguel, con la consiguiente alegría en la ciudad
y en el reino60, moría a las pocas horas en brazos de su padre don Fernando.
Tras dejar ordenadas las mandas testamentarias de su esposa61, el rey don Manuel partió
para sus reinos el 8 de septiembre acompañado del Patriarca de Alejandría y otros muchos
señores. Cuenta el cronista que «por onde vinha era seruido e acatado como se fora Rey
de Castella». A su llegada a Aranda de Duero fue recibido y agasajado por el condestable



56. Zurita, Jerónimo de, op. cit., 1580, Libro III, cap. XX: «Antes que fuesen jurados, mandó el rey convocar cortes
generales a los aragoneses en la ciudad de Toledo, a veintiocho de abril, para veinticinco de mayo, que se celebrasen
en Zaragoza»; luego prorrogadas por el rey para el 2 de junio (Id. cap. XXIIII).
57. El 2 de junio comienzan las referencias a gastos en Zaragoza en las cuentas reales: gastos de acemilas, hilo de
aguja, por adornar los órganos que mando su alteza adornar 1.464 maravedíes, compras de varias manos de papel,
arreglos en el banco de la mesa que come su alteza, a Covarrubias bordador el 22 de junio 150.159 maravedíes,
por una luna para el espejo de su alteza, «por llevar los organos y los fuelles de las casa de que los adouo a palaçio»,
etc. En julio compra de más manos de papel, una colcha «por mandado de su alteza», once pares de zapatos para
las mujeres de la cámara de su alteza que tiene a cargo Ines de Albornoz. En agosto se arregla la caja de los fuelles
del órgano, hechuras de colcha, diversas limosnas, más manos de papel y compra de zapatos. AGS, C y SR, Leg.
47, fols. 226-35.
58. Resende, García de, op. cit., 1973, p. 312.
59. Zurita, Jerónimo de, op. cit., 1580, Libro III, cap. XXX.
60. Sobre las celebraciones con motivo del nacimiento de don Miguel y el duelo por la muerte de su madre, Diego
de Espes, «Historia ecclesiastica de la ciudad de Çaragoça desde la venida de Jesu Christo Señor y Redemptor
nuestro hasta el año de 1575\», Archivo de la Catedral de Zaragoza, (vol. II, ff. 724), cit. Ibáñez Fernández, J.,
Don Hernando de Aragón y los arzobispos zaragozanos de la Casa Real. Política artística (1458-1575), Zaragoza, 2000, vol. I, p.
149, nota nº 425.
61. AGS, C y SR- LEG. 1. Fols. 93-100. Nóminas en su mayoría firmadas el último día de agosto para pagar deudas
por gastos de la reina de Portugal (como pagos al Licenciado Vázquez «su físico») o por mandas testamentarias.
En fol. 93 b, el rey don Manuel ordena a Martín de Salinas que emplee toda la plata banca que ha recibido de Inés
de Albornoz, camarera de la difunta reina de Portugal, para cumplir sus deudas y cargos.

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2547
Las artes y la arquitectura del poder

y el duque de Alba que le acompañaría a su villa de Alba de Tormes, donde lo «agasalhou


grandemente, e com mais abastança, concertó, e policía, que se podía fazer». El viaje hasta
Portugal continuó por Ciudad Rodrigo, entrando en el reino vecino por Dalmeyda, y de ahí
a Lamego, Coimbra y otros lugares hasta llegar a Lisboa, donde fue recibido por la reina
Leonor y todos los grandes del reino tras seis meses de viaje por Castilla62.

Arte en la comitiva regia

Después de trazar el itinerario seguido por don Manuel y doña Isabel y de reconstruir
con ayuda de las crónicas las ceremonias de entrada en las ciudades y el acto de juramento
en Toledo, queda ahora ocuparse de las cuestiones artísticas vinculadas a este viaje. Debe
destacarse en primer lugar que es un viaje marcado por las circunstancias del luto; los reyes
portugueses deben acudir con una pequeña comitiva por expreso deseo de los reyes católi-
cos. Los cronistas apenas recogen los integrantes de esta pequeña corte: cantores y músicos
vestidos de negro, junto a ricos ornamentos y caballos engalanados con los mejores atavíos.
Las cuentas nos hablan también de pagos a despenseros, reposteros, bordadores. La recáma-
ra de la reina debía contener al menos un retablo (que luego se adereza), un órgano, peque-
ñas imágenes religiosas en oro y plata para su alcoba, un espejo... Tras su muerte parte de
estos bienes quedan en poder de la reina Isabel la Católica y serán inventariados en 150563.
Por ese inventario sabemos que además de lo referido por las cuentas anteriores, la reina de
Portugal contaba en su recámara con joyas, relicarios de oro, cuentas de ámbar, jarras, rosa-
rios, portacartas, cofrecillos, patenas, un arca de libros manuscritos y de molde en general
de temática religiosa (como varios con los sermones de San Agustín, un confesional del Tos-
tado, etc.), así como gran número de imágenes religiosas en tabla (un San Juan Bautista que
incluía la imagen del rey Fernando y el príncipe don Juan, una tabla de la Verónica, otra de
la Salutación, «un lienço de quando nuestra señora expiró», un lienzo de un Crucifijo, etc.),
en bulto (un San Sebastián de coral, ect.) y tablas de retablo (la tasación más alta fue para
dos tablas una de un Cristo y otra de Nuestra Señora «de medio cuerpo de tabla de roble
de Flandes», apreciadas en 8 ducados de oro). Muchas de estas tasaciones fueron realizadas



62. Resende, García de, op. cit., 1973, p .318. Zurita habla del paso por Medina del Campo: «El rey de Portugal dejó
por entonces el título de príncipe de Castilla, y Aragón: aunque el rey, y la reina siempre le honraban con él, todo el
tiempo que vivió el príncipe don Miguel: y antes que se llevase el cuerpo, era ya partido con los suyos: y fue camino
de Medina del Campo: adonde le salieron a recibir, para acompañarle, el patriarca, y el condestable, y el duque
de Alba: que quedaron por visoreyes, y gobernadores de Castilla: y de allí sin entrar en Medina, se fue a Alba de
Tormes, acompañándole el duque: y fuese a Ciudad Rodrigo: y por allí entró en su reino» (Zurita, Jerónimo de, op.
cit., 1580, Libro III, cap. XXX). Según Gois llega a Lisboa el 9 de octubre de 1498 (Gois, Damiâo de, op. cit., 1749,
p. 35).
63. Otra parte, en especial el oro y la plata, fue tasada y el ornamento se envió al monasterio de Monserrat. AGS, Cy
SR., Leg. 1, fol.104. Las arcas que quedaron en manos de la reina figuran en su inventario post mortem, véase:
Torre y del Cerro, A. de la, Testamentaría de Isabel la Católica, Barcelona, 1974, pp. 262-271.

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Begoña Alonso Ruiz - Emmanuelis iter in castellam

por Felipe Maurros Picardo, pintor e iluminador, que trabajaba desde 1496 al servicio de la
entonces princesa y la acompañará hasta su muerte64.
Otro artista presente en Zaragoza coincidiendo con la estancia de la corte es el pintor
Miguel Sittow, documentado en la ciudad el 15 de octubre de 149865. Consta entonces
firmando una escritura como «habitante de presente en la ciudat de Zaragoza», el mismo
día en que fue despedida la corte de la ciudad66. Sittow era desde 1492 el primer pintor de
la Casa de la Reina Isabel la Católica, realizando desde entonces su trabajo como pintor
de cámara especializado en los retratos que se intercambiaron para negociar las alianzas
matrimoniales de los hijos de los reyes. De hecho, parece que al menos hizo dos retratos de
la reina de Portugal67.
No consta, sin embargo, ninguna referencia a la cámara del rey de Portugal. Sobre él sa-
bemos por los cronistas de su especial indumentaria al entrar en Toledo con una toca puesta
a la morisca y un capuz de paño de Contray, adecuado para los lutos, evidenciando el deseo
de agradar a sus suegros casteLlanos. Pero apenas nada más. De su comitiva, las crónicas
resaltan algunos nombres como el del maestre de Santiago, don Álvaro y don Dionis, el
conde de Portalegre, don Juan de Meneses mayordomo mayor, don Juan de Sousa, don Juan
Manuel camarero mayor y don Fernando Martins Mascarenhas capitán, sin que en su caso
se haga ninguna referencia a oficios u objetos artísticos a lo largo de este viaje por Castilla
y Aragón68.
La historiografía portuguesa relaciona este viaje de don Manuel con dos cuestiones
relevantes: por un lado, la llegada a Castilla de Andrea Sansovino, y por otro, con el triunfo
del «gusto mudéjar» en Portugal.



64. Desde 1496 (coincidiendo con la estancia de la Corte en Burgos para los esponsales del príncipe don Juan) se
documenta a un pintor al servicio de la princesa: «felipe maurros picardo my yluminador» (en AGS, Cy SR, Leg.
1, fol. 26). Recibirá un salario anual de 15.000 maravedíes hasta la muerte de la princesa. A finales de agosto de
1498 los Reyes Católicos ordenan los pagos pendientes de la casa de la reina de Portugal, entre los que figura
«Felipe pintor diez mill maravedís» (AGS, Cy SR. Leg. 1, fol. 95). Domínguez Casas lo cita por primera vez al
servicio de la princesa en 1497. En octubre de 1499 consta ya al servicio de Isabel la Católica (Domínguez Casas,
R., Arte y etiqueta de los Reyes Católicos. Artistas, residencias, jardines y bosques, Madrid: Ed. Alpuerto, 1993, pp.127-28). Será
también el encargado de apreciar muchas de las obras de la Católica que se subastaron en almoneda en Toro en
1505 (Zalama, M.A., «La infructuosa venta en almoneda de las pinturas de Isabel la Católica», Boletín del Seminario
de Arte y Arqueología, Valladolid, LXXIV, 2008, p.51).
65. Morte García, C., «Artistas de la Corte de los Reyes Católicos en Zaragoza», Archivo Español de Arte,nº 280, 1997,
p. 427.
66. El dato de la marcha de la corte nos lo da Diego de Espes, «Historia ecclesiastica de la ciudad de Çaragoça desde
la venida de Jesu Christo Señor y Redemptor nuestro hasta el año de 1575\», Archivo de la Catedral de Zaragoza,
(vol. II, fol. 728).
67. Uno titulado «Retrato de una princesa» (Galería Cramer de La Haya) ha sido identificado como un retrato de
Isabel, pero consta «Ks» en el collar; el otro figura en el inventario de Margarita de Austria hecho en 1516. Ambos
retratos citados en Domínguez Casas, R., op. cit., 1993, pp. 120-123, que recoge los datos conocidos del pintor
estonio.
68. Moreira indica que formaban parte de esta comitiva también el príncipe Jorge y el humanista Cataldo Parisi.
Moreira, R., «Andrea Sansovino au Portugal (1492-1500)», Revue de l´Art, n.133, 2001-3, p. 37.

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2549
Las artes y la arquitectura del poder

La llegada de resabios mudéjares al espíritu y la ornamentación de las nuevas salas y los


jardines de palacios como el Pazo Real de Sintra (con evocadores nombres como «Sala dos
Árabes», Jardim de Lindaraya, etc) parece también estar en relación con este viaje69. Pero este
carácter mudéjar de la arquitectura manuelina no sólo se ha interpretado como una impor-
tación, sino también como un fenómeno paralelo al tardogótico castellano, una raíz común
ya resaltada por J.Mª Caamaño y Pedro Días70. Más allá de las interpretaciones, mocárabes,
azulejos y arcos de herradura son los elementos que identifican esta arquitectura «manuelina
mudéjar», elementos que pudo ver don Manuel en los techos de palacios nobles, comprobar
el empleo de azulejos en los arrimaderos de las paredes e incluso arcos de herradura como en
la Aljafería. La vía por la que todo ello llegó a plasmarse en obras como la galería de las Da-
mas del convento de San Francisco de Évora (Fig. 3), aún se nos escapa y estaría en relación
con el medio profesional encargado de materializarlas, posiblemente de origen castellano.
El otro problema tiene que ver con la vinculación de la llegada de Andrea Sansovino a
Castilla en 1498 y este viaje de don Manuel71. La presencia de Sansovino en Toledo está
documentada en julio de 1500, cuando se le pagan 3.750 maravedíes a un «maestro Andrés
Florentino» por una «muestra» para el retablo de la catedral72, siéndole atribuido–aunque
con matizaciones- el proyecto de tumba para el cardenal Mendoza73. No es este el lugar ni
es el objetivo del trabajo analizar esta atribución, sino aclarar la posible relación del viaje de
don Manuel con la llegada a Toledo de Sansovino, relación que -con la documentación que
hoy se conoce- apenas tiene fundamento. Por uno lado, no se documenta a Sansovino en
Toledo en 1498. Por otro, parece que en mayo de 1498 la tumba del cardenal ya estaba
en construcción y que de atribuirse algo al florentino sería en exclusividad su diseño (como
ya dijeran Justi y Pereda), pudiendo haberlo hecho también cuando regresó a Florencia en
1493 o en una de las múltiples embajadas diplomáticas entre ambas cortes desarrolladas



69. Por ejemplo Serrao, V., História da arte em Portugal. O Renascimento e o maneirismo. (1500-1620). Lisboa, 2001, p. 25 y
Dias, Pedro, «El arte manuelino», El Manuelino. El arte portugués en la época de los Descubrimientos, Lisboa: Electa, 2002, p.
25, quien escribe «...el rebrote mudéjar –como hemos de llamarlo– corresponde a una moda que por entonces se
estaba imponiendo en el reino de Castilla, especialmente en el círculo de la corte, y que los portugueses importamos
de allí. En Portugal, fue en obras regias de Sintra y Évora donde más se dejó sentir la influencia mudéjar, sobre todo
a partir del viaje que d. Manuel I hizo a España en 1498». Vergilio Correia, valoraba la corriente mudéjar del gótico
manuelino, también Reinaldo dos Santos, Lambert, Lozoya, Tavares Chicó. También sobre estas relaciones Álvarez
Villar, J., «Ecos hispánicos del Manuelino», pp. 79-95 y Caamaño, J. Mª, «Conexiones entre el hispanoflamenco
y el Manuelino», pp. 455-468, ambos en As relaçoes artísticas entre Portugal e Espanha na época dos Descobrimentos, Coimbra,
1987.
70. Además del ya citado, Caamaño, J.Mª, «El hispanoflamenco y el Manuelino», Boletín del Seminario de Arte y Arqueología,
Valladolid, 1965, pp. 15-21; Dias, P., A arquitectura manuelina, Porto, 1988, p. 31.
71. Fue Justi el que planteó la hipótesis de que Andrea habría llegado a Toledo en la comitiva de don Manuel en 1498:
Justi, K., «Don Pedro de Mendoza. Der Grosse Cardinal von Spanien», Miscellaneen aus drei Jahrhunderten spanischen
Kunstleben, Berlin, 1908 pp.43-66, traducido en Estudios del arte español, Madrid, s.f., pp.43-66. Cito por Pereda, F.:
«Andrea Sansovino en España. Algunos problemas», El Mediterráneo y el Arte Español, Actas del XI Congreso del C.E.H.A.,
(Valencia, septiembre 1996), Valencia, 1998, pp. 97-103.
72. Hunthey, H., Andrea Sansovino. Sculptor and Architect of the Italian Renaissance, Cambridge, Mass., 1935, p.41.
73. Sobre las variadas atribuciones de este sepulcro, véase Pereda, F., op. cit., 1998, p.101.

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2550
Begoña Alonso Ruiz - Emmanuelis iter in castellam

desde 1496 con motivo de las negociaciones matrimoniales para la boda de doña Isabel y
don Manuel celebrada en 1497.
Así, como escribía Andrés Bernáldez, los reyes de Portugal «anduvieron en la corte fasta
que, después, la muerte della los apartó»74.



74. Bernáldez, Andrés, op. cit., 1962, p. 380.

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2551
Las artes y la arquitectura del poder

Fig. 1. Itinerario del viaje de don Manuel I en 1498

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2552
Begoña Alonso Ruiz - Emmanuelis iter in castellam

Fig. 2. Retrato de la reina de Portugal, doña Isabel de Castilla. Dibujo de Valentín Carderera y Emile Beau
basado en un cuadro coetáneo que se conserva en el Museo Nacional de Madrid. París: Imp. Lemercier.
Colección Iconografía Española (BN, ER/3086 V. 2)

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2553
Las artes y la arquitectura del poder

Fig. 3. Galería de las Damas en el convento de San Francisco de Évora (Portugal)

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2554

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