Está en la página 1de 6

Fisioterapia Geriátrica.

Envejecimiento y políticas públicas.

Actividad 2.

Alumno: Oswaldo Alfredo Hernández de la Rosa.

Aguascalientes, Ags. 15 de Septiembre 2022


Introducción

Las políticas públicas han de ser entendidas como el conjunto integrado y coherente de programas y
proyectos particulares.

A partir de los Planes Nacionales de desarrollo elaborados cada sexenio por los Gobiernos, los
diferentes sectores de la administración pública e instituciones, reciben “línea” para conseguir los
objetivos establecidos en cada plan, para lo cual adaptan y desarrollan sus programas
institucionales.

Se estima que en el mundo hay 605 millones de personas de más de 60 años. La proporción de
personas de edad seguirá aumentando durante las próximas décadas. Para el año 2025 se considera
que habrá 1.200 millones en todo el mundo y dos de cada tres vivirán en países en desarrollo.

La esperanza de vida de las mujeres en 2050 será de 83.6 años y de 79 años en hombres México se
ubica en el grupo de países con envejecimiento moderado. Asimismo, presenta una tasa de
fecundidad relativamente baja (entre 2.8 y 2.0 hijos por mujer) y un índice de envejecimiento que
oscila entre 23.2 por ciento y 36.9 por ciento.

Esto significa que en nuestro país el acelerado envejecimiento de la población es una realidad y es
el momento indicado para continuar con la creación de acciones que nos preparen para enfrentar
este nuevo panorama demográfico.

El reto del siglo XXI es asegurar una calidad de vida óptima para las personas de edad y retrasar la
aparición de discapacidades propias de la edad.
Seguridad Social

La Seguridad Social ha sido entendida como la manera en que el Estado tiene no sólo el deber, sino
la obligación de atender y proteger a la sociedad, en especial a los grupos vulnerables, dentro de los
que encontramos a las madres solteras, niños, discapacitados y personas envejecidas, catalogadas
por el Estado como personas mayores de 60 años de edad.

La seguridad social hace que los trabajadores y sus familias tengan acceso a la asistencia médica y
cuenten con protección contra la pérdida de ingresos, sea durante cortos períodos en caso de
desempleo, maternidad o enfermedad, sea durante períodos largos debido a la invalidez o a un
accidente del trabajo. Proporciona ingresos a las personas durante sus años de vejez.

La seguridad social puede contribuir a la cohesión social y al crecimiento y desarrollo general del
país mediante la mejora de las condiciones de vida, amortiguando los efectos de las
transformaciones estructurales y tecnológicas en las personas y, por tanto, sentando las bases para
un enfoque más positivo sobre la globalización.

La trayectoria de la Seguridad Social se ha desarrollado en México, pues resulta evidente que es una
construcción social reciente, apenas del siglo pasado. Fue durante la época posrevolucionaria que
emanaron las primeras formas de brindar Seguridad Social a los individuos en el país, de manera
que resulta importante distinguir diferentes acciones tomadas por el Estado Mexicano para hacer
posible la protección social de los individuos dentro del proceso histórico y que respondería a
diferentes contextos.
Fue así que las instituciones quedaron establecidas antes de la década de los setenta, sin embargo, la
evolución de las legislaciones laborales y de la sociedad misma, hicieron necesario que se realizara
en 1995 la Reforma a la Ley del Seguro Social (IMSS), ya que las condiciones socioeconómicas del
país, así como los manejos financieros de la institución lo requirieron. Entre estas principales
reformas se encuentra la incorporación del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), en donde cada
individuo que cotizaba al IMSS tenía una cuenta individual integrada por aportaciones tanto de los
trabajadores como de la institución para su fondo de pensiones y llevó a que el trabajador hiciera
uso y manejo de esta cuenta. Dicha reforma se aprobó y entró en vigencia el 1º de julio de 1997.

Por su parte, el ISSSTE tuvo una reforma que entró en vigencia 2007 y dio como resultado la
construcción del fondo de ahorro para el retiro, convirtiéndose entonces en una discusión entre
sindicatos, trabajadores y burócratas ante un México que envejecía y una Seguridad Social que se
fragmentaba.

La progresiva transformación del comportamiento demográfico de la especie humana ha sido un


factor fundamental para el actual paradigma dominante sobre el desarrollo mundial. La disminución
de los nacimientos, el combate contra la enfermedad y la muerte, así como la mayor extensión en el
tiempo de vida, han sido elementos de profunda transformación en el sentido que adquiere la
existencia humana.

A pesar del alto nivel de vida alcanzado, la transición demográfica de los países desarrollados ha
generado, entre otras situaciones, un histórico envejecimiento de su población que refleja relaciones
de dependencia generacional poco equilibradas, un déficit de población en edad de trabajar y una
demanda social insatisfecha por parte de los grupos de edad avanzada (en su mayoría femenina)
situación que parece amenazar la hegemonía económica y tecnológica de algunos países a nivel
global.

Algunas situaciones que aparecen cada vez con mayor claridad tienen que ver con:

a) El incremento de los pobres entre la población de la tercera edad.


b) El incremento cuantitativo de la demanda de servicios de salud.
c) La declinación de un sistema de soporte familiar de los ancianos originado entre otros factores
por una disminución de la fecundidad y con ello el tamaño de la familia.

Es necesario ver al envejecimiento demográfico como un fenómeno creciente que apunta sobre la
nuevas demandas sociales por parte de población en la tercera y cuarta edad. Aunque también
permite considerar el impacto que tiene la estructura y composición de las poblaciones sobre la
organización social, el papel de las instituciones, y la organización política y económica, en cuyo
contexto orientado a la globalización resulta crucial el grado de desarrollo social y económico
alcanzado previamente en cada país. Es sugerente, entonces a partir de la discusión sobre el
envejecimiento, integrar nuevas demandas al quehacer de las políticas sociales y deslindar la visión
competitiva de las prioridades sociales.

Durante este periodo, a la ciencia y técnica se les ha concedido el poder social y político para
modificar la vida social, en gran medida orientando a actuar sobre el ritmo de crecimiento natural.
Sin embargo, los efectos sociales y económicos de la transición epidemiológica a fin de siglo, son
uno de los principales intereses de los científicos sociales ligados con el estudio de la dinámica
demográfica y la salud. La situación ha justificado la preocupación mundial sobre la calidad de vida
de grupos envejecidos sobre todo en lo concerniente a la salud. Se ha planteado una transformación
del significado de enfermedad, pues se vuelve una condición permanente que trastoca el sentido del
sufrimiento humano, pero que transforma profundamente nuestra percepción de la vejez. Dimensión
cultural que se puede redefinir dependiendo de la organización económica e institucional de la
formación social.

La seguridad social, como área estratégica en el modelo de desarrollo hegemónico, ha significado


para los planeadores económicos un nicho sumamente poderoso para incentivar la productividad
económica general y el crecimiento a través de un mecanismo de ahorro obligatorio. Para otros, la
seguridad social también representa uno de las mecanismos institucionales más relevantes en la
distribución de la riqueza generada por la sociedad. Forma parte de la política social del Estado y en
ella se sostiene gran parte de la oferta de satisfactores de las necesidades elementales para sectores
importantes de la población, tanto porque la organización institucional es en sí misma generadora
de empleos, como por la cadena de prestaciones y servicios orientados al mantenimiento de la salud
(maternidad, planificación familiar, salud reproductiva, atención general, guarderías, cuidados
prolongados, etc…).

El sector salud, por su parte, ha sufrido una baja en la calidad de los servicios como consecuencia
de la disminución de sus recursos disponibles, es decir, las unidades médicas, las camas, el número
de médicos por millar de población cubierta en el Instituto Mexicano del Seguro Social e ISSSTE
cayeron entre 1980 y 1991, y aunque no se cuenta con información sobre la distribución y monto de
los recursos de la Secretaría de Salud se presume que los recursos per cápita tuvieron que haber
aumentado toda vez que sus servicios atienden principalmente a población no afiliada a otras
instituciones y no ligada al sector formal de la economía.

En ese contexto de franco deterioro para el sector salud, se planteó en 1994 una reforma a la Ley del
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) que sugirió
modificar la estructura de financiamiento del sistema de pensiones y la atención a la salud. Los
ramos reformados son: enfermedad y maternidad, pensiones, vejez y cesantía en edad avanzada y
para la invalidez y muerte. La idea de fondo es contrarrestar la crisis financiera del IMSS
modificando la contribución de los trabajadores, los patrones y el Estado, reduciendo el impuesto
sobre la nómina pero aumentando los fondos fiscales generales. Con éstos se busca garantizar la
viabilidad financiera de la seguridad social médica, pero adoptando una estrategia que proporcione
servicios esenciales de salud que sería "virtualmente universal" para la población urbana y con una
importante penetración en zonas rurales relativamente densas en población. Se trata de garantizar
que no se afectará adversamente a ningún trabajador, en especial, los de menores ingresos, pero se
intenta reducir la subdeclaración y coadyuvar al crecimiento del empleo y el salario.

Las instituciones públicas tendrán un papel fundamental en la configuración de la salud en el país,


en particular aquellas que atienden a población abierta. A corto plazo, la atención a la salud recaerá
en las clínicas y hospitales de la Secretaría de Salud que atiende a población sin afiliación
institucional y que carece de prestaciones en materia de salud. En general, se espera que los viejos
tengan dificultad para acceder a las instituciones públicas junto con una deficiente asignación de
los recursos financieros lo que provocará la persistencia de la mala calidad en los servicios,
situación que se intensifica en las localidades más pobres y los grupos marginados.

El surgimiento de enfermedades crónico-degenerativas entre la población envejecida, es un tema


que ha adquirido gran relevancia en el discurso de la salud pública de la región. Sin embargo, no se
han planteado metas de disminución del estado de postración de los individuos senescentes, así
como campañas a nivel masivo sobre la conducta nutricional. Algunos países desarrollados como
Japón se han propuesto algunas metas relacionadas. Además de valorar el papel de la educación
entre la población femenina como factor de arranque, hay que tener presente la visión de las
feministas, y la evidencia sobre el recargo de actividades hacia este segmento de la población. Para
ello también son necesarias campañas educativas que involucren a la población masculina en el
cuidado y apoyo de sus padres y abuelos.
Conclusiones

En México, la atención especializada para la población en edad avanzada recae en los médicos
generales. Existen en la actualidad pocos hospitales con personal especializado en geriatría y
gerontología, acceder a ellos implica pasar por una serie de requerimientos burocráticos que sólo es
posible tramitar si el anciano tiene condiciones funcionales aceptables o recursos familiares
disponibles que lo apoyen. Además, la mayoría de los hospitales se encuentran ubicados en el
Distrito Federal, resaltando con ello la enorme necesidad de promover infraestructura en las
entidades federativas donde el proceso de envejecimiento regional es más pronunciado.

Los problemas de salud en México están fundamentalmente relacionados con la interacción que
producen dos transiciones: la demográfica y la epidemiológica; observables en sus resultados en la
estructura por edad de la población y en la estructura de las enfermedades y causas de muerte,
donde se enfrenta una grave contradicción ya que seguimos arrastrando problemáticas de salud de
países jóvenes con tasas de mortalidad infantil altas y grandes diferencias entre entidades
federativas, con presencia significativa de enfermedades de tipo infeccioso, pero comenzamos a
experimentar en la vida cotidiana padecimientos crónicos que afectan fundamentalmente a las
generaciones viejas y que tienen mayor presencia en algunas zonas del país. Esta situación pone en
competencia la asignación de recursos para la atención de enfermedades e influencia claramente la
definición de políticas en esta materia.

Bibliografía

Martínez Martínez, V. (2018) El derecho de los adultos mayores a la seguridad social y la


pensión de vejez reducida. México. Revista de investigación en Derecho, Criminología y
Consultoría Jurídica.
Ávalos Pérez, R. (2005) Aproximaciones a las repercusiones en la unidad doméstica de la
pensión alimentaria para adultos mayores de 70 años residentes en el Distrito Federal.
México. Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.
Ronzón Hernández, Z. (2019) La seguridad social entre la población envejecida del
Estado de México: alcances y limitaciones de las políticas públicas. México. Universidad
Autónoma del Estado de México.
Camacho, Luis A. 1995. Evolución histórica del sistema de seguridad social en Uruguay.
Documento del Banco de Previsión Social, Uruguay.

También podría gustarte